domingo, 1 de diciembre de 2019

De nuevo la importancia de comprender el concepto de «partido» en el siglo XXI; Equipo de Bitácora (M-L), 2019


«Ya analizamos las causas de la degeneración del Partido Comunista de España (marxista-leninista) durante los años 80. Véase el capítulo: «El PCE (m-l)... de querer ser un «partido bolchevique» a emular a un «partido menchevique» (1986-1992)».

El origen del nuevo PCE (m-l) de 2006

Tras la disolución oficial del PCE (m-l) en 1992, diversos grupos y líderes que no nos engañemos, habían sido los causantes de la degeneración del partido desde mediados de los 80 fueron entablando relaciones a finales del siglo XX para dar pie a un nuevo proyecto:

«El 10 de febrero de 2002 se han reunido en Madrid representantes de la Organización Comunista de Octubre, de la Juventud Comunista del País Valenciano, Dissidencies y la O.C. 27 de septiembre, a objeto de dar cumplimiento al acuerdo de avanzar hacia la unidad de las organizaciones comunistas». (La Chispa; Órgano del Comité Estatal de las Organizaciones Comunistas (CEOC), junio, 2002)


Según diversos testigos, algunos de los elementos inocentes de varias de las organizaciones del Comité Estatal de Organizaciones Comunistas (CEOC) que daría pie luego a refundar el PCE (m-l), plantearon ciertas discordias a resolver. Uno. Se exigía realizar una autocrítica de lo que había sido el PCE (m-l) y su fracaso, cosa que el grupo de Raúl Marco nunca hizo. Dos. Se negaban a aceptar la entrada de grupos como el PCPE como proponía el grupo de Raúl Marco, ya que era un partido revisionista brezhnevista que jamás había renegado de sus orígenes. 

Según cuenta otro oportunista, el Pepe Avilés, el grupo de Raúl Marco aunque en principio reconoció estos puntos, luego los rechazó, y muchos cesaron en tal reclamación bajo la estúpida presión de «no romper el espíritu de unidad del partido». La refundación, fue en palabras de algunos un cómico «congreso de aplausos», donde no se hizo ninguna autocritica del pasado. El triunfo total del grupo de Marco es palpable por dos razones. Primero basta observar que el nombre del periódico del nuevo PCE (m-l) era Octubre, el nombre su propia organización, ninguneando al resto de grupos. Segundo, el nuevo PCE (m-l) trató de acercarse de nuevo intento de acercarse al PCPE, justo como Raúl Marco había intentado a finales de los 80.

Sin duda había que ser muy cándido para replantearse plantearse fundar un nuevo partido o refundar un PCE (m-l) revolucionario bajo los mismos individuos que le habían llevado a la ruina, mucho más dejándose chantajear con la acusación de «divisores» del movimiento obrero sino aceptaban tales despropósitos. Pero buenos estamos hablando de gente como Avilés, que como buen maoísta, siempre ha puesto por encima de lo ideológico la unidad formal, tratando luego que la lucha de líneas le diese el poder con el tiempo, aunque esta vez no fue así para él y tuvo que huir de nuevo y cobijarse en una parodia que representa el republicanismo burgués como REM.

Raúl Marco siempre ha hablado mucho de los «traidores» sin principios y «liquidacionistas» del grupo de Chivite que le apartaron de la dirección del viejo PCE (m-l) en 1991, pero nunca ha hecho una radiografía completa de las razones por las que el PCE (m-l) descendió hasta ser un partido marginal a finales de los 80, ni habla de las distorsiones ideológicas que en conjunto con Chivite introdujo en el partido durante 1986-1991: rehabilitando al castrismo o loando a líderes socialdemócratas como Tierno Galván antes criticados fuertemente, colaborando con renegados como Lorenzo Peña que habían insultado al partido, aliándose con la dirección del PCPE hasta el punto de conformar una coalición electoral con este grupo marginal revisionista en 1989, apoyando a Ramiz Alia a cada paso durante años, llegando hasta el punto vergonzoso de publicitar sus reformas ultraliberales de 1990 … y podríamos seguir. 

Los «planteamientos unitarios, sin apriorismos»

Lo curioso es que con esas acciones y estas nuevas tesis del grupo Octubre –que exoneraban al revisionismo de su responsabilidad–, él mismo estaba sosteniendo la bandera del liquidacionismo, ayudando a mantener el estado de confusión en que se había sumido el movimiento marxista-leninista.

La forma en que se planteaba todo daba a entender que era una repetición de los mimos errores. Lo primero que llama la atención sobre el concepto de partido de estos líderes, son las teorías claudicadoras y conciliadoras hacia el revisionismo, en especial del grupo Octubre, que estaba dirigido por Raúl Marco. En sus memorias cita un boletín de su organización:

«Las circunstancias nos exigen encontrar y saber aplicar medidas para desarrollar la lucha contra la reacción, la burguesía y el imperialismo. (...) La búsqueda de terrenos o planteamientos unitarios, sin apriorismos... es urgente». (Raúl Marco; Ráfagas y retazos de la historia del PCE (m-l) y el FRAP, 2018)


Este discurso es el mismo que a principios de los 90 entonaron todos los oportunistas en coro. Si observamos el declive y degeneración del Partido Comunista de Brasil (PCdoB), observaremos que su Secretario General repetía en la línea de Raúl Marco un discurso similar:

«Si hacemos una síntesis, concluimos que las fuerzas que están organizadas contra el revisionismo están débilmente desarrolladas. (...) También han cometido errores. Hoy en día, tenemos que enfrentar el problema de la unidad del movimiento obrero desde otro ángulo. Estamos en un período de transición. (...) debemos aprender a actuar a favor de la unidad de los trabajadores del mundo. No sería correcto adoptar las posiciones anteriores sin considerar los cambios que tuvieron lugar. Sufrimos una derrota histórica. Deberíamos encontrar las medidas concretas a través de las cuales podamos construir la unidad del proletariado. (...) Frente a la nueva situación –la desaparición del socialimperialismo soviético–, los partidos que habían seguido al PCUS han estado haciendo ciertas reevaluaciones en lo que respecta a los aspectos ideológicos. ¿Cómo deberíamos lidiar con esta pregunta? (...) No podemos hablar de la unidad de la clase obrera sin considerar que los partidos que siguieron al PCUS incluyen muchos grupos de militantes que no podemos acusar indiscriminadamente de oportunismo. (...) Creemos que deberíamos buscar contactos con esos partidos». (João Amazonas; Por la unidad del movimiento comunista, 11 de febrero de 1992)

Bajo tales excusas se rehabilitó a los partidos que habían apoyado al revisionismo soviético y se propuso la unidad con ellos alegando que no podía considerarse oportunistas porque habían reflexionado sobre ciertas cosas –en realidad ninguno de estos grupos hizo ninguna autocrítica apreciable ni en esa época ni en el futuro–, y de ahí se pasó también a rehabilitar a muchos gobiernos revisionistas –Cuba, Corea del Norte, China–. Obviamente esto no hizo que el PCdoB avanzase en influencia o militancia, se convirtió definitivamente en un apéndice del Partido del Trabajadores (PT) de Lula.

Como dijimos:

«Cuando Lenin planteaba la discusión para fijar su línea y programa político jamás lo hizo con la idea de unir bajo él y su partido a todas las corrientes reinantes, sino para pulir y demarcar las líneas divisorias entre marxismo por un lado, y el revisionismo del marxismo –fuera este para acabar en el premarxismo, el anarquismo, el liberalismo o el reformismo–». (Equipo de Bitácora (M-L); Diferencias entre unidad entre marxista-leninistas y la unión ecléctica de pretendidos o simpatizantes de dicha doctrina, 2013)

Esto queda bastante claro mirando cualquiera de sus obras:


«Como hemos dicho, la unidad ideológica de los socialdemócratas rusos está aún por crear, y para ello es, en nuestra opinión, necesario tener una discusión abierta y global de las cuestiones fundamentales de principios y tácticas planteadas por los «economistas», bernsteinianos y «críticos» de hoy en día. Antes de que podamos unir, y con el fin de que podamos unirnos, debemos en primer lugar, trazar líneas firmes y definidas de demarcación. De lo contrario, nuestra unidad será puramente ficticia, la cual ocultará la confusión reinante, por ello es necesario aglutinarnos para su eliminación radical. Es comprensible, por tanto, que no tenemos la intención de hacer nuestra publicación un mero almacén de diversos puntos de vista. Por el contrario, vamos a llevar a cabo esta labor en el espíritu de la tendencia estrictamente definida anteriormente. Esta tendencia puede ser expresada por la palabra marxismo, y no hace falta añadir que defendemos el desarrollo coherente de las ideas de Marx y Engels y enfáticamente rechazamos las equivocadas, imprecisas, y oportunistas «correcciones» que Eduard Bernstein, Peter Struve, y muchos otros han puesto de moda». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Declaración del Consejo de Redacción de Iskra, 1900)


Por ello, cuando se rechaza tal visión, se incurre en que:


«A la hora de crear un partido político, el deseo que nace en una persona o grupo de querer alzar la bandera de la dichosa «unión» con otros elementos que tienen evidentes contradicciones ideológicas, normalmente va unido al deseo de aglutinar en un mismo seno a personas que aceptan su discurso sin hacer preguntas ni poner peros, y utilizar a estos aduladores o sentimentalistas para imponer sobre otros grupos e individuos su línea general bajo la bandera de la unidad, ello pese a ser conscientes de las discrepancias existentes no están resueltas pero bajo la falsa creencia de que la cantidad hace la fuerza, lo que finalmente, y hablando de un partido, crearía una camarilla sobre el partido, pero jamás una unidad. También, podría ocurrir que se rebajen las exigencias mínimas para que los oportunistas acepten formalmente una misma línea, lo que crearía una organización ecléctica abierta a cualquier elemento, pero crearía contradicciones irresolubles en lo ideológico.


En ambos casos expresados de ejecución oportunista de un partido, la organización debido a su eclecticismo nadará en un mar de contradicciones donde muchas veces no se pondrán sus miembros de acuerdo tanto en objetivos cercanos; como tomar el poder –por ver diferentes maneras de ejecutar la acción, ver diferentes fuerzas motrices o aliados–, como en los objetivos lejanos; como implantar el socialismo –por ver diferentes tipos de socialismo o medios para llegar a este–. Lo mismo que estamos diciendo para el partido, podría decirse para cualquier tipo de coordinación que pretenda realizarse: de tales intentos saldrían las mismas consecuencias a causa de su electicismo ideológico». (Equipo de Bitácora (M-L); Diferencias entre unidad entre marxista-leninistas y la unión ecléctica de pretendidos o simpatizantes de dicha doctrina, 2013)


Ahí radica la importancia de demarcar seriamente las limitaciones de las doctrinas del revisionismo moderno como paradigma a tomar en nuestro pensamiento, aunque sean sólo esbozos:

«Una actitud «tolerante» hacia dichas desviaciones teóricas hace que lograr la genuina bolchevización sea algo imposible. El dominio de la teoría del leninismo es esencial para lograr el éxito de la bolchevización de los partidos». (Internacional Comunista; Tesis sobre la bolchevización de los partidos comunistas adoptadas en el Vº Pleno de la Comisión Ejecutiva del Comité Central de la IC, 1925) 


La visión ecléctica y «tolerante» hacia otras organizaciones maoístas y jruschovistas, ha llevado al PCE (m-l) desde su fundación a crear alianzas oportunistas, y a plantear unificaciones con estos grupos. Esto se verá mejor en el capítulo: «¿No se ha aprendido nada del desastre de las alianzas oportunistas y de los intentos de fusionarse con otros revisionistas?». 

 «Ninguna organización tiene la verdad absoluta»

«Años antes, en pleno debate con otros partidos, afirmamos, y hoy, años después, mantenemos que: «Ningún partido puede pretender seriamente tener todas las verdades, la verdad absoluta. Esa actitud conlleva un empecinamiento nefasto y hasta reaccionario». (Raúl Marco; Ráfagas y retazos de la historia del PCE (m-l) y el FRAP, 2018)

Si tomamos al marxismo-leninismo como una ciencia, la famosa idea revisionista que mantiene Raúl Marco sobre que «Ningún partido puede pretender seriamente tener todas las verdades, la verdad absoluta», reafirma un relativismo sobre la comprensión del marxismo, sobre su conocimiento sobre muchas cuestiones de peso. Esto supone plantear indirectamente la necia idea de que los diferentes grupos revisionistas de hoy, estarían en capacidad de estar en posesión de la verdad objetiva sobre «algunas» cuestiones fundamentales desde una óptica marxista, lo cual es una broma de mal gusto, no solo porque el revisionismo de estas organizaciones se base precisamente en la distorsión del marxismo, sino porque en los pocos puntos donde las direcciones revisionistas aciertan a plantear una cuestión desde los axiomas marxistas, lo hacen sin un conocimiento profundo del tema, por seguidismo a los clásicos o terceros, cuando no por mero azar, lo cual tampoco es válido para asumir el puesto de vanguardia, porque no hay una mínima comprensión global de los pilares básicos de la doctrina, y por ende, del mundo que les rodea. Mucho más ridícula es plantear esta presunta «comprensión del marxismo» de los grupos revisionistas con el ridículo nivel de formación de dichos líderes, que normalmente resuelven su posición sobre diversos temas por lo que diga la mayoría del mundillo revisionista, sin preocuparse de investigar y fundamentar sus posiciones, cuando no creando nuevas teorías a cual más esperpéntica. Se entiende entonces, que:


«La dialéctica como ya explicaba Hegel– comprende el elemento del relativismo, de la negación, del escepticismo, pero no se reduce al relativismo. La dialéctica materialista de Marx y Engels comprende ciertamente el relativismo, pero no se reduce a él, es decir, reconoce la relatividad de todos nuestros conocimientos, no en el sentido de la negación de la verdad objetiva, sino en el sentido de la condicionalidad histórica de los límites de la aproximación de nuestros conocimientos a esta verdad. (...) En realidad, el único planteamiento teóricamente justo de la cuestión del relativismo es el hecho por la dialéctica materialista de Marx y de Engels, y el desconocer ésta conducirá indefectiblemente del relativismo al idealismo filosófico». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Materialismo y empiriocriticismo, 1908)


Por consiguiente, los líderes del PCE (m-l) deberían reconocer su total desconocimiento del materialismo dialéctico e histórico como para asumir la tarea de aspirar a ser vanguardia del movimiento proletario. Deberían confesar como ya hicieran otros jefes revisionistas como Anguita, que hace tiempo que no aspiran al comunismo, sino a un humanismo de rostro socialdemócrata.


Ante los que acusan de tal visión de tomar al marxismo como ciencia como una «postura dogmática», dejemos que Lenin responda nuevo:


«Bogdánov escribe y subraya: «El marxismo consecuente no admite una tal dogmática y una tal estática «como son las verdades eternas (Empiriomonismo, libro III, pág. IX). Esto es un embrollo. Si el mundo es como piensan los marxistas la materia en movimiento y desarrollo perpetuos, que es reflejada por la conciencia humana en desarrollo, ¿qué tiene que hacer aquí la «estática»? No se trata, en modo alguno, de la esencia inmutable de las cosas, ni se trata de una conciencia inmutable, sino de la correspondencia entre la conciencia que refleja la naturaleza y la naturaleza reflejada por la conciencia. En esta cuestión y solamente en esta cuestión, el término «dogmática» tiene un característico sabor filosófico especial: es la palabreja preferida de los idealistas y agnósticos contra los materialistas». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Materialismo y empiriocriticismo, 1908)


Todos los revisionistas hablan del partido comunista, pero todos portan una caricatura del mismo

Pensamos que junto con la tendencia a rebajar las exigencias ideológicas del partido, existe otro problema fundamental. Hoy, estamos acostumbrados a que los revisionistas utilicen la palabra «partido» con mucha soltura, pero no tienen ni idea de lo que eso significa. Las características de una organización revisionista distan bastante de lo que concebimos los marxista-leninistas:

«Los marxista-leninistas a diferencia de los oportunistas, tenemos que tener siempre claro que solo podemos hablar de unidad en base a principios ideológicos, si los marxistas olvidamos tal axioma a la hora de reclutar militantes o de entablar relaciones con otras organizaciones, si hablan sin más de «unidad» ignorando o plegándose a conceptos, teorías y prácticas revisionistas, se naufragará de inmediato como ocurre con RC en un mar de compadrazgo, sentimentalismo y seguidismo sobre diversos movimientos revisionistas, que destruirán su credibilidad, y más importante aún; se estará contribuyendo a seguir dando cancha y alimentar el revisionismo. (...) No construir el partido marxista-leninista sobre el centralismo democrático, es animar a que la organización sea usurpada por sentimentalistas, oportunistas o provocadores. (...) Una de las tácticas históricas de los revisionistas para negar el centralismo democrático, y sus normas, ha sido este mismo fenómeno de evasión de responsabilidades de la dirección bajo la excusa de que es «exceso de democracia» e incluso una «desviación burócrata» con el fin de evitar rendir cuentas regularmente a la militancia para que pueda ser criticada. (...) Si el liderazgo no rinde cuentas, ni desde la aletargada militancia se piden responsabilidades, la degeneración y el colapso de la organización llega por sí solo. Esto lo estamos viendo día a día en este tipo de organizaciones. (...) Lo primero es que el carácter de miembros que reclutan dista bastante de ser miembros de la clase obrera ni que alberguen su moral. Lo segundo es que no hay un criterio selectivo a la hora de reclutar miembros sino que se recluta para engordar las filas. Y tercero que los miembros de la organización no dedican todo su tiempo a cuestiones de la lucha de clases sino a idioteces como hacer memes y postureo en redes sociales, a irse de fiesta, montar broncas y demás fenómenos comunes en la vida de gente de este tipo. (...) ¿Realiza dicha organización algún tipo de política de masas en frentes? ¡Sí, por supuesto! Participan en aquellos «frentes de masas» donde solo militan sus propios militantes (¿?). (...) Básicamente a que cada Comité Regional, e incluso dentro de ellos, cada célula «barra para su parcela», es un reflejo del individualismo pequeño burgués, muchas veces estas organizaciones de un partido actúan como los círculos de organizaciones no partidistas que compiten entre sí, la vocación de sus líderes por buscar reconocimiento e independencia de las directrices superiores con las que no concuerdan recuerda al espíritu de las sectas políticas. Bajo esta estructura gremial, la constitución del partido comunista como tal es imposible. (...) Siempre hemos criticado esas actitudes triunfalistas de creer que por tener unas pocas células con militantes y unos pocos simpatizantes se puede autocalificar a la organización como partido o se puede considerar que es una organización con influencias y consolidada, ya que esta forma de pensar irreal lleva a la autocomplacencia y a mundos de fantasía, cuando la propia realidad de medios materiales y humanos te dice que sigue habiendo mucho trabajo que hacer. Siempre se ha de partir de la realidad y a partir de ahí ir proponiéndose objetivos realistas, «no poner el carro delante de los caballos», cuando una organización por motivos de orgullo se niega a reconocer su debilidad y a aceptar humildemente los puntos en que deben mejorar, de ahí salen estos ejemplos como la creación de células fantasma o endebles destinadas a fracasar». (Equipo de Bitácora (M-L); Antología sobre Reconstrucción Comunista y su podredumbre oportunista, 25 de septiembre de 2017)

El perfil medio de los militantes

Estas descripciones hacen bastante justicia al PCE (m-l) de la actualidad, pero no podemos aplicar todos los epítetos a dos organizaciones tan dispares como RC y el PCE (m-l), sobre todo en el tema de la militancia. Y es que el perfil en que se fija cada dirección para reclutar «savia nueva» y para mantener su chiringuito a flote, es bien distinto. Mientras desde RC se fijan en jóvenes lumpenizados o de clase alta que buscan una nueva y excitante aventura ideológica; desde el PCE (m-l) explotan las siglas del mismo y la historia antifranquista que arrastra, por tanto, en este el perfil suele responder a la intención de atraer a viejos exmilitantes del PCE (m-l) o republicanos de avanzada edad, a familiares jóvenes seducidos por la épica historia real o ficticia de sus familiares. Sin olvidar la agitación en los frentes republicanos donde tratan de engatusar a personas de edad prematura, y aunque puede que la juventud en este actual PCE (m-l) no ocupe un rol tan determinante como en otras organizaciones como RC o el propio PCE (r), no ha sido una capa que haya sido descuidada en sus objetivos:

«Y sobre todo, y más importante [recibimos el apoyo], entre sectores de la juventud, de esa juventud que se incorporaba a la lucha y que veía en el CEOC la plasmación de sus inquietudes y anhelos». (Raúl Marco; Ráfagas y retazos de la historia del PCE (m-l) y el FRAP, 2018)


Pero como ocurre en todas las relaciones revisionistas partido-juventudes, la dirección ha tenido dificultad de dominar a rama. En 2014 sin ir más lejos sufrieron una escisión proveniente de sus juventudes, entre otras cosas denunciaban la «fuerte presión a toda la militancia para tener dedicación plena al espacio Republicanos», considerándolo una «apuesta reformista e interclasista» que «bien podía haber sido capaz de conectar con las aspiraciones inmediatas de amplios sectores de las clases populares», parece ser que «por su aplicación burocrática y alejada de los movimientos de masas –sindicatos, mareas, 15M, marchas de la dignidad, PAH–» jamás llegó a nada. Entre el oportunismo de la dirección se citaba el hecho de que «a través de Republicanos», el frente creado por el PCE (m-l), se «ha tratado de hacer alianzas con organizaciones políticas marginales o anecdóticas por un lado, o simplemente lunáticas como las negociaciones para las elecciones europeas con la candidatura del juez Elpidio Silva». Esto como es normal, condujo a «un absoluto malestar entre toda la militancia y especialmente en la JCE (m-l)», pero «los órganos de máxima dirección del Partido no abrieron un debate democrático en el conjunto de la organización», sancionando, difamando y demás. Véase la Resolución del Congreso Extraordinario de las Juventudes Comunistas de España (marxista-leninista) de 2014.

Más bien, si algo contrasta en la actual militancia del PCE (m-l) es el abismo existente entre militantes en edad de jubilación y jóvenes menores que apenas sobrepasan la veintena, eso ilustra lo lejos que están de ser un partido comunista apto.

Como hemos dicho siempre, la disparidad de perfiles y rasgos en cada grupo revisionista siempre será así, cada corrientese centra en unos rasgos que le benefician. Más ejemplos: el viejo PCE (r) se basaba en perfiles semianarquistas y de grupos nacionalistas, el PCPE o el PCOE siempre han buscado en grupos afines al viejo revisionismo prosoviético, y el actual PCE busca dentro de grupos afines al socialismo del siglo XXI, tercermundistas varios en definitiva, más feministas y ecologistas. Obviamente según avanza el tiempo, caen algunos regímenes en el poder y por otro lado desaparecen ciertos partidos revisionistas que jamás llegaron a tomar el poder, van surgiendo nuevas corrientes ideológicas y se fundan nuevos partidos mientras gira la rueda centrífuga del revisionismo, que parece que cada día quebranta más y más la confusión ideológica y organizativa general. Todo esto es normal, porque recordemos, el revisionismo nace y vive de la división, es la traición a los marxista-leninistas basado siempre en un pensamiento pseudocientífico y subjetivo, fenómenos como el arribismo o el personalismo, es tan solo el perejil de todas estas situaciones de traición y división, y responde generalmente a las propias condiciones sociales degeneradas de estos líderes. En España, podemos ver como al final casi todos estos grupos han hecho piña en el apoyo a corrientes revisionistas chavismo, juche, castrismo, también se prestan a ser propagandistas pagados o no del imperialismo ruso, chino y otros, pero esta unidad es a la vez una lucha recrudecida por tratar de captar a perfiles afines en un mercado con varios competidores.

El viejo PCE (m-l) decía, no sin razón, sobre la característica social de los militantes de una organización revisionista como el PCE carrillista de aquel entonces:

«La entrada multitudinaria en el partido revisionista de intelectuales pertenecientes a las clases acaudaladas –abogados, literatos, artistas, ingenieros, médicos, catedráticos, etc. así como de industriales, comerciantes, altos funcionarios e incluso algunos financieros y terratenientes– ha abierto al equipo de Carrillo las puertas de la «alta sociedad» española». (…) Como se ve, los métodos «nuevos» de organización –que, en efecto carecían de precedentes en los partidos comunistas pero que, en cambio tenían muchos precedentes en los partidos socialdemócratas–, estaban, en realidad destinados a meter en el partido intelectuales burgueses, carentes de sentido proletario de organización y de disciplina». (Partido Comunista de España (marxista-leninista); Adulteraciones del equipo de Santiago Carrillo, 2ª edición, 1967)

¿Pero por qué necesitan los líderes oportunistas un partido de este tipo? Porque garantiza la domesticación del partido:

«Una de las razones es que en él tienen cabida, pasando más desapercibidos, los vicios burgueses de la pandilla revisionista encastillada en la dirección, tales como el envanecimiento, el compadrazgo, la placidez, la rutina, la falta de empuje y dinamismo, la desligazón de las auténticas masas explotadas –sobre todo de las capas más pobres de la población trabajadora–, el espíritu de comodidad, el descuido por un trabajo ideológico serio, el individualismo y las rencillas personales. Con semejante «partidos de masas» sin lucha interna contra los vicios y las aberraciones ideológicas, sin depuración de los elementos oportunistas, sin una selección rigurosa de nuevos militantes, a lo que se va es a una amalgama socialdemócrata». (Partido Comunista de España (marxista-leninista); Adulteraciones del equipo de Santiago Carrillo, 2ª edición, 1967)

En realidad si miramos las descripciones que hacía el PCE (m-l) de los rasgos del PCE de Carrillo-Ibárruri de los años 70, veremos los mismos rasgos que empezarían a caracterizar al propio PCE (m-l) de finales de los 80 tras la muerte de Elena Ódena y la total libertad de poder para Marco-Chivite. Esto lo pudimos observar en la degeneración del mismo en el capítulo: «El PCE (m-l)... de querer ser un «partido bolchevique» a emular a un «partido menchevique».

Este cuadro se puede ajustar muy bien al actual PCE (m-l) refundado por Raúl Marco en 2006: un partido burocratizado, donde reina el formalismo, donde no se aplica el más mínimo aspecto democrático, lleno de líderes de avanzada edad, de profesiones liberales, sin conexión con los problemas reales de las masas trabajadoras, repitiendo una y otra vez eslóganes y tácticas que nada tienen que ver, que han dado ya variados y sonados fracasos.

Aunque el número de dinosaurios revisionistas en la cúpula del partido es sin duda muy alto, no hay que despreciar el rol que puede ejercer en ciertas capas juveniles con poca formación que se dejan deslumbrar por el halo que estos señores propagan de sí mismos de «dilatada y abnegada militancia», creyendo los jóvenes más necios «estar reconstruyendo el antiguo PCE (m-l) y su gloria» si se afilian a él. Sobre estos elementos es donde más se debe incidir, ya que su debilidad es manifiesta, y están a tiempo de ser recuperados, pero eso depende de la personalidad de cada sujeto, su tolerancia a la crítica y demás. ¿Por qué decimos esto? Seamos claros, si los viejos exmilitantes del PCE (m-l) no se dieron cuenta de la traición de Raúl Marco y Blanco Chivite en los 80, y todavía hoy siguen en sus trece justificando a uno u otro bando bajo un manto de sentimentalismo barato, ¿qué cabe esperar de gente así en su senectud? Es obvio entonces, que los jóvenes de estos partidos sí tienen más posibilidades de madurar que los viejos revisionistas que llevan décadas siendo amigos y encubridores de los líderes revisionistas.  

Los actuales militantes del PCE (m-l) desconocen la historia de sus siglas

Cuando un partido es revolucionario, comprende que es imposible desengañar a los trabajadores bajo la influencia del revisionismo y la ideología burguesa en general sin promover debidamente la publicación y popularización de los documentos del partido:

«Se plantea con más fuerza que nunca una tarea que incumbe a todo el partido, a todos los militantes y también a nuestros amigos y simpatizantes. Esta tarea es la de propagar y difundir amplísimamente nuestra línea política, nuestro programa y nuestros estatutos entre la clase obrera, el campesinado y las amplias masas populares, los trabajadores manuales e intelectuales. No se trata de difundirlos de manera mecánica, sino todo lo contrario. Se trata de que cada célula y cada comité del partido, emprenda a todos los niveles, tras haberlo discutido y planificado colectivamente, campañas de propaganda y difusión, organizando mítines, reuniones, discusiones con los obreros, los vecinos de los barrios, los jóvenes en las universidades y en las escuelas, las mujeres, los jornaleros y campesinos pobres, en fin, con todos los sectores del pueblo interesados en la revolución y en el socialismo. (...) Sólo sobre la base de una labor de propaganda y de agitación seria, basada en la explicación y la difusión de nuestra política y nuestros principios, es posible llevar al mismo tiempo, simultáneamente, una labor eficaz de reclutamiento y también lograr ampliar el círculo de simpatizantes y amigos del Partido». (Elena Ódena; Difundamos ampliamente nuestra línea política y nuestro programa, 1978)

Algo que ha permitido durante años tapar las diferencias entre el viejo (m-l) de 1964-1985 y el PCE (m-l) actual ha sido el ocultamiento deliberado del material del primero. Esto ya fue denunciado por nosotros: «Sobre la adquisición de las obras de Elena Ódena» de 2016.

¿Cómo es posible que desde 2006 hasta nuestra denuncia pública de estos hechos en 2016, el PCE (m-l) no publicase las principales obras del partido y Ódena durante esos años? La razón es muy sencilla. Estos cabecillas aplican la máxima cobarde de muchos revisionistas: «Cuanto menos documentos se publiquen en público menos podrán criticarnos». Con ello se pretendía no hacer autocrítica de los errores del pasado, pintar aquellos años como idílicos. También entiéndase que para la militancia hubiera supuesto un trauma darse cuenta de que el PCE (m-l) antiguo criticaba duramente a quienes ahora son sus aliados –jruschovistas y maoístas–. Esto hubiera significado que alguno que otro militante tuviese dudas e incluso piede explicaciones a la dirección. Para la dirección liberar este material supone pegarse un tiro en el pie, dar armas a sus enemigos. Pero a la vez, esta política cobarde solo lleva al autoaislamiento, a que solo se acerque al partido por motivos de siglas y postureo folclórico, no por el convencimiento de que la línea histórica y presente sea meritoria.

Todos, absolutamente todos los congresos del PCE (m-l): el de 1973, 1979, 1984, 1988 y 1991 –con excepción del de 1977 que era público– han tenido que ser obtenidos por el Equipo de Bitácora (M-L) gracias al archivo personal de viejos militantes, investigaciones o consultas a archivos externos, y no gracias a los supuestos jefes y herederos del PCE (m-l) que todavía pretenden llevar sus siglas o reivindicar su legado pero que se niegan a poner accesible todo su material histórico.

La ridiculez de profetizar la próxima «crisis sin precedentes» del sistema

Otro rasgo definitorio de los charlatanes es su profetización de crisis y colapso del sistema imperante.

El PCE (r) en una de sus falsas profecías, dijo:

«Pero en contra de lo que dicen los voceros de los monopolistas, ésta no es una crisis cíclica más, sino la última del capitalismo, porque ya no tiene ninguna posibilidad de recuperación, sino que se irá agravando y pudriendo e irá generando una lucha de clases cada vez más aguda que necesariamente acabará en la revolución socialista». (Partido Comunista de España (Reconstituido); Declaración del Comité Central del PCE (r), 1984)

Una de las razones por las que ya nadie toma en serio el comunismo, es porque sus adulteradores proclaman tesis similares en su nombre. 

El PCE (m-l) planteaba hace poco en su último congreso que estamos ante:

«El régimen surgido de la transición hecha para evitar una ruptura revolucionaria con el franquismo, se descompone a ojos vista. En medio de una crisis imperialista sin precedentes». (Partido Comunista de España (marxista-leninista); Informe general, 2019)

Nuestros caricaturescos reconstitucionalistas, se sumaban al coro de profetas del revisionismo que anunciaban el fin del sistema tal y como lo conocemos:

«Otra vez, España se hunde. El orden constitucional de 1978, sobre el que las clases poseedoras de este país fijaron un renovado y democrático reparto de la explotación de los oprimidos, ya no resulta ni útil ni satisfactorio para sus progenitores. El Estado español viene enfrentando, desde la institución de su actual Carta Magna, un proceso de reconstrucción, descomposición y ruptura que presiente hoy sus días finales». (Revista Aurora; Revista por la Reconstitución del Comunismo, Nº0, 2020)

¡He aquí un clásico de la palabrería que hace que nadie tome en serio a los «comunistas»! ¿Cuántas veces hemos oído de los grupos y partidos pregonar que «el régimen del 78 se descompone», que «nos enfrentamos a una crisis sin precedentes»? Nos faltarían dedos de las manos y los pies para contarlas. Bien, y si tales condiciones se han dado una y otra vez, y España ni siquiera ha salido del bipartidismo político, ¿qué demuestra eso? ¿Su inutilidad? ¿Su exageración? ¿Ambas?

Uno de los rasgos históricos del trotskismo, fue profetizar eventos políticos catastróficos que nunca sucedieron. 

No nos explayaremos más en este punto ya que fue ampliamente criticado en el documento del PCE (r): «La creencia que en la etapa imperialista cualquier crisis es la tumba del capitalismo» de 2017.

Seguramente más de un militante ahora se haya quedado reflexionando sobre estas verdades evidentes, ¿pero cómo reaccionan los líderes de estos partidos ante la crítica externa?:

«Es más, cuando los revisionistas solamente responden a las críticas externas con rumorología y acusaciones sin pruebas pretendiendo ignorar la montaña de críticas argumentadas de sus rivales, al final los simpatizantes y militantes de la propia organización dudan de la capacidad de sus líderes, de sus debilidades en el debate, es entonces cuando su halo mitificado de líderes infalibles sufre una brecha, y al tiempo cae por sí solo. Poco a poco se van dando cuenta que para la dirección no es importante solventar los errores de la organización que se denuncian y se van acumulando, sino que todo es un teatro donde lo importante es la apariencia, para que el show, la farsa continúe pase lo que pase, para que los jefes siempre puedan seguir aprovechándose del rédito que sacan a esta estafa que han montado. Cuando este punto de inflexión ocurre –y tarde o temprano siempre ocurre entre los más avanzados–, algunos elementos empiezan a ver que las críticas externas no son tan descabelladas, y cuando finalmente abandonan la organización, son conscientes de que lo que advirtieron en su momento tanto las críticas internas como externas eran del todo razonables, arrepintiéndose de no haberlas hecho caso antes». (Equipo de Bitácora (M-L); Antología sobre Reconstrucción Comunista y su podredumbre oportunista, 25 de septiembre de 2017)

El chovinismo y el revisionismo como referencias históricas en la cuestión nacional

«Se puede hablar de un patriotismo popular, ligado a las luchas de las clases dominadas frente a las clases dominantes, o a las luchas a favor de la soberanía nacional. En el caso de España, hay un patriotismo republicano que defendieron José Díaz, Dolores Ibarruri, Juan Negrín, Azaña, y tantos otros, frente al fascismo». (Carlos Hermida; El ascenso del fascismo y las tareas de los comunistas, 2019)

Cuando en 2006 se refundó el PCE (m-l) bajo la dirección del infame Raúl Marco, sus posturas sobre la cuestión nacional cambiaron. Ahora yendo en contra del viejo PCE (m-l) y la mayoría de sus publicaciones, una sección del partido reconocía que España era un Estado plurinacional, como se podía en el artículo de J.P Galindo y Clemen A.; «Analfabetismo teórico del socialchovinismo» de 2019. Pero a la vez en ese mismo artículo se reivindicaban figuras y programas políticos chovinistas que precisamente van en contra de ese espíritu. Leyendo a los revisionistas modernos sobre historia, uno se da cuenta de su devoción a los mitos. Esto les hace reivindicar cosas contrapuestas.  Además, el fraccionalismo en este tipo de partidos permite ver una cara y su contraria en diferentes artículos, como ocurre también con la postura frente al feminismo.

El republicanismo abstracto pequeño burgués no les podía llevar sino hacia una mitificación de las figuras del republicanismo, y con ello sus tendencias chovinistas… así vemos que toman como ejemplo de la línea a seguir sobre la cuestión nacional la postura del Presidente del Consejo de Ministros de la II República, Juan Negrín López, jefe del ala «centrista» del PSOE:

«Incluso en los agónicos estertores de la defensa republicana el PCE logró incluir en la última oferta de pacificación del país hecha por el Presidente del Gobierno, Juan Negrín, en sus famosos «Trece Puntos» publicados el 30 de abril de 1938 las «Libertades regionales sin menoscabo de la unidad española» –punto 5– pero como sabemos, esas esperanzas eran vanas y el funesto golpe Casado vino a terminar con cualquier posibilidad de resistencia republicana frente al fascismo]». (J.P Galindo y Clemen A.; Analfabetismo teórico del socialchovinismo, 2019)

¿Sí? ¿Este es vuestro modelo idílico? Adelante, valientes, repasemos a vuestro héroe:

«Zugaragoitia, de nuevo, pone en boca de Negrín unas frases pronunciadas a finales de julio de 1938, recién iniciada la Batalla del Ebro, que representan una auténtica declaración de principios sobre el hecho nacional catalán: «Negrín: No estoy haciendo la guerra contra Franco para que nos retoñe en Barcelona un separatismo estúpido y pueblerino. De ninguna manera. Estoy haciendo la guerra por España y para España. Por su grandeza y para su grandeza. Se equivocan gravemente los que otra cosa supongan. No hay más que una nación: ¡España!». (Pelai Pagés y Blanch; Cataluña en guerra y en revolución (1936-1939), 2007)

Togliatti, que como sabemos por sus memorias no era sospechoso de simpatizar con las organizaciones catalanas, ni siquiera con el PSUC ni menos con Comorera, en un informe confidencial, reportaba a Moscú:

«Negrín estaba dominado por los prejuicios y los errores de la socialdemocracia. No comprendía el problema nacional, e incluso cuando tomaba medidas acertadas e indispensables –centralización de la industria de guerra y la hacienda nacional en manos del gobierno de la República, etc.– su falta de táctica y en ocasiones su brutalidad, unidas a la falta de tacto y a la brutalidad de sus funcionarios, herían el sentimiento nacional de los catalanes». (Palmiro Togliatti; Informe, 21 de mayo de 1939)

Manuel Azaña, Presidente de la II República, un republicano de izquierdas burgués, recogía sobre el pensamiento del Dr. Negrín en sus memorias:

«Negrín: Aguirre no puede resistir que se hable de España. En Barcelona afectan no pronunciar siquiera su nombre. Yo no he sido nunca lo que llaman españolista ni patriotero. Pero ante estas cosas, me indigno. Y si esas gentes van a descuartizar a España, prefiero a Franco. Con él ya nos entenderíamos nosotros, o nuestros hijos o quien fuere. Pero esos hombres son inaguantables. Acabarían por dar la razón a Franco. Y mientras, venga a pedir dinero, y más dinero». (Manuel Azaña; Memorias, 1939)

¡¿Esto es para el actual PCE (m-l) el ejemplo a seguir?! ¿El preferir el triunfo del fascismo a que la «patria se descuartice»? ¿Este es el patriotismo e internacionalismo de esta gente? Más bien es el paradigma a imitar para los nacionalistas castellanos, para los republicanos unitarios que denunciaba Pi y Margall. No para los comunistas… que son profundamente internacionalistas y jamás proclamarían tales infamias. 

Mismo podría decirse del cobarde y claudicador de Azaña. Véase el capítulo: «El republicanismo abstracto como bandera reconocible del oportunismo de nuestra época».

Esa postura del actual PCE (m-l) no es sino otra prueba más de que hace años que él y sus palmeros se convirtieron en vulgares republicanos pequeño burgueses que lo mismo reivindican a Elena Ódena y José Díaz, que lo mismo te reivindican sin criticismo alguno a Negrín, Azaña, Uribe, Modesto, Ibárruri, Líster, un eclecticismo atroz que rompe con la herencia más revolucionaria del viejo PCE (m-l) de 1964-1985. Véase el capítulo: «El rescate de las figuras progresistas vs la mitificación y promoción de figuras revisionistas en el ámbito nacional».

A vueltas con el concepto de «colonia» y el «monarco-fascismo» para España

Se podría pensar que los autodenominados herederos del Partido Comunista de España (marxista-leninista) hubieran de aprender algo sustancial de los errores del antiguo PCE (m-l) de 1964-1992, pero nada más lejos de la realidad.

Dentro del PCE (m-l) existe toda una serie de grupos, líneas, y teorías opuestas que solo ratifica el caos ideológico interno. Como ya vimos en la cuestión de género o republicana, el partido permite que desde sus medios oficiales se diga una cosa y la contraria.

Esto es una consecuencia de una cúpula que no procura crear, debatir, aprobar y popularizar una línea ideológica clara entre todos sus militantes, exigiendo la sumisión de la minoría a la mayoría, extrañamente se permite todo tipo de desatinos públicos y privados porque les paraliza el miedo de provocar abandonos entre los que están disconformes; hablando claro… se permite todo este circo de payasos porque se prefiere tener a mediocres, individualistas y rebeldes en su seno que arriesgarse a disminuir las ya de por sí raquíticas filas de su organización. Debido al listón tan bajo en lo ideológico, es también la triste consecuencia de que los jefes piensen de verdad que las contradicciones existentes no son tan graves, que no pasa nada por dar manga ancha a las células para contradecir a los organismos superiores si con eso se asegura la paz interna, que da lo mismo que las teorías y consignas entre células de dos regiones sean antagónicas. Parece ser que no se dan cuenta que su partido parezca ser el ejército de Pancho Villa hace que sea imposible imprimir entre las masas la autoridad y seriedad que un partido comunista necesita. Lo gracioso es que cuando finalmente una escisión se produce en el seno del partido, de repente achacan a dicha escisión errores reales y fictios de la organización, como parece que ahora ha hecho el PCE (m-l) con su escisión de Murcia, pero no realizan una autocrítica de como ha sido posible que durante meses hayan hecho lo que les venía en gana. Es definitiva, todo esto supone que estamos ante la marca de la casa de la socialdemocracia como dijo Stalin:

«Puede decirse sin exageración que la historia de nuestro partido es la historia de la lucha de las contradicciones en su seno, la historia de la superación de esas contradicciones y del fortalecimiento gradual de nuestro partido sobre la base de la superación de esas contradicciones. (...) Las contradicciones, sólo pueden ser superadas mediante la lucha, por unos u otros métodos de la lucha que conduce a un determinado objetivo. Se puede y se debe llegar a toda clase de acuerdos con los que piensan de otro modo dentro del partido, cuando se tratan de cuestiones de la política diaria, de cuestiones de carácter puramente práctico. Pero si esas cuestiones van ligadas a discrepancias de principio, ningún acuerdo, ninguna línea intermedia» puede salvar la situación. No hay ni puede haber línea «intermedia» en las cuestiones de principio. El trabajo del partido debe basarse en unos principios o en otros. La linea «intermedia» en cuestiones de principio es la alinea de la confusión, la «línea» de velar las discreparías, la «línea» de la degeneración ideológica del partido, la «línea» de la muerte ideológica del partido. (...) ¿Cómo viven y se desarrollan hoy día los partidos socialdemócratas de Occidente? ¿Hay dentro de ellos contradicciones, discrepancias de principio? Claro que sí. ¿Sacan a la superficie esas contradicciones y tratan de superarlas honrada y abiertamente? ¡Claro que no! La labor práctica de la socialdemocracia consiste en hacer de sus conferencias y congresos una vacía mascarada de bonanza de relumbrón, encubriendo y velando celosamente las discprencias internas. Pero eso no puede llevar más que a la confusión y al empobrecimiento ideológico del partido». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Una vez más sobre las desviaciones socialdemócratas en nuestro partido; Discurso en el Pleno ampliado del CC de la Internacional Comunista, 1926)

En la cuestión de la caracterización del Estado y de la economía española pasa algo similar.

El PCE (m-l) de Murcia decía hasta hace muy poco:

«Desde 1953 mantiene a nuestro país como colonia del imperialismo yanqui». (Federación de Republicanos (RPS) de Murcia; Discurso, 14 de abril de 2019)

Este tipo de declaraciones son las que precisamente utilizaban los enemigos del antiguo PCE (m-l) para criticarlo cuando utilizaba esa acepción, ya que no era correcta entonces ni lo es ahora para calificar el estatus político de España. Esto lo explicamos anteriormente en el primer capítulo del documento presente: «Los comienzos del PCE (m-l) en la España franquista».

Solo repetiremos que en aquella época era una equivocación tal acepción, pero era más bien un error terminológico ya que en la exposición de los análisis del PCE (m-l) de los años 60 sobre la estructura político-económica de España se dejaba claro que España era lo que se ha venido llamando una semicolonia o neocolonia del imperialismo estadounidense, en mitad de un proceso de alta monopolización interna, que a su vez consolidaba a España como un «imperialismo menor», el cual además aún mantenía colonias. 

Para algunos como hemos explicado en otras ocasiones, este estatus parece algo difícil de comprender, pero no es la primera vez ni será la última que ocurra fenómenos parecidos. Véase nuestro documento: «Las perlas antileninistas del economista burgués Manuel Shuterland» de 2018.

Por ejemplo, la Francia de la posguerra, era en 1947 un imperio colonial y neocolonial venido a menos, con una creciente dependencia económica, política e incluso militar del imperialismo estadounidense, pero esa pérdida de poder en el panorama internacional no significaba que la burguesía francesa se hubiera vuelto más sensata ni más civilizada, por eso no tenían sentido ni justificación las teorizaciones y vacilaciones derechistas de Thorez en cuestiones como la cuestión colonial y nacional, la lucha por evitar una nueva guerra mundial, etc.

En el caso del PCE (m-l) la insistencia a utilizar dicha terminología inexactamente, de que España era una colonia, daba armas para ridiculizar a quienes lo usaban, por lo que se decidió retirar dicha expresión de sus tribunas. Una que hoy se recupera sin razón desde el nuevo y artificial PCE (m-l), siendo de nuevo motivo de escarnio de algo que se presumía superado.

En relación al tema catalán, pudimos ver en redes sociales, el siguiente comentario del actual y artificial PCE (m-l) de Raúl Marco:

«Repudiamos cualquier nacionalismo, pero debemos estar unidos contra cualquier estado fascista que lo reprime –como el Zar en la época de Lenin que llevó a cabo un proceso democrático-burgués–. Sería del más estilo reaccionario apoyar y dar justificación a la violencia y represión de la monarquía, cualquier acción que se cometa bajo intereses del pueblo y la nación». (Partido Comunista de España (marxista-leninista) de Cataluña; Comentario, 27 de noviembre de 2018)

He aquí como la monarquía parlamentaria de la España de 2018 es comparada con la autocracia del zar de Rusia del siglo XX.

Primero, aclarar:

«Uno de los puntos favoritos de los falsos ilustrados en fascismo, es ver fascismo en cada acto de represión, como si la represión no fuera inherente a cualquier Estado democrático-burgués. (...) Determinados sectores operan dentro de la lógica esquemática y superficial de que toda represión es igual a fascismo. Esto es una idea adoptada desde círculos anarquistas y thälmannianos que difiere por completo de la realidad. (…) Seamos claros, en un régimen democrático-burgués se reprimen comunistas, se cierra su prensa, se prohíben sus mítines, se ilegalizan sus partidos y organizaciones de masas, se encarcelan, se torturan y se asesinan a sus militantes o simpatizantes si así la burguesía lo cree necesario; aunque por supuesto, en un régimen «parlamentario demócrata-burgués» la profundidad de esos rasgos represivos dependerán de que individuos adquieran el poder, como lo administren, y que proporción del poder poseen. Recuérdese que la burguesía no requiere del fascismo para ser asesina, coercitiva, violenta, represiva, etc.; negar esto no solo es negar el carácter de las democracias burguesas del siglo XIX, sino el de las democracias burguesas del siglo XX, y la actualidad política diaria. (...) En realidad en un Estado democrático-burgués el orden represivo no se aplica solo a los verdaderos comunistas sino contra todo revolucionario o pretendido revolucionario. Se ha de hacer un esfuerzo para comprender que igual que existen autodenominados comunistas que no saben identificar a su enemigo, existen anticomunistas que tampoco saben identificar a sus verdaderos enemigos. Del mismo modo y dicho en términos más amplios: las clases explotadoras y todos sus miembros al estar educados en una filosofía idealista, aceptan que toda persona o grupo autodenominado anticapitalista lo es, y no entienden –o a veces les sale más rentable no molestarse en reflexionar en ello– el hecho de que para que un grupo o individuo sea comunista no basta con que se diga, sino que es algo que debe ser contrastado en la práctica. Pero ha de entenderse que muchos explotadores –demócratas burgueses o fascistas– prefieren barrer con escoba de hierro todo lo que se diga anticapitalista y así guardarse las espaldas, aunque muchos de los que se lleven por delante no sean peligrosos para su régimen e incluso de saberlos manejar les sean hasta de utilidad. He ahí porque los burgueses más inteligentes prefieren valerse de estos elementos e infiltrarse en sus grupos, manejándolos a su gusto para sus fines. Añadir que se ha demostrado históricamente que el haber sufrido una represión directa, bien sea cierre de locales, retención ilegal, tortura, e incluso asesinato de militantes, no significa que las posiciones políticas del sujeto o del grupo sean acertadas, correctas». (Equipo de Bitácora (M-L); Estudio histórico sobre los bandazos políticos oportunistas del PCE (r) y las prácticas terroristas de los GRAPO, 2017)

No nos molestaremos demasiado en volver un tema que fue ampliamente abordado en el documento de arriba. 

Simplemente nos resulta curiosa la ignorancia de algunos. Como resultado del caos ideológico y fraccional, algunas voces del actual PCE (m-l) repiten que España es un Estado fascista. Parecen no conocer o desprecian abiertamente que el PCE (m-l) de los 80 se vio obligado a rectificar las nefastas teorías que antes aseguraban que en España seguía siendo un país fascista y no podía dejar de serlo. Véase el capítulo: «Dogmatismo metafísico en el PCE (m-l) al no apreciar la posibilidad de que la burguesía transite del fascismo a la democracia burguesa».

En 2018, los restos de la fracción de Raúl Marco vuelven al galope con las mismas tesis que en estos más de 40 años se han encargado de demostrar erróneas.

Hace muy poco, en el aniversario de la II República vimos como, por supuesto, hubo loas para dicho régimen republicano del 1931-1936, pero ninguna crítica, ni lección a extraer. Esto se refleja más en su eslogan: «La república es el futuro, la república es el cambio». Y ahí queda todo. Una prueba del oportunismo y las limitaciones que sufren que les han condenado hasta ser tal caricatura. Véase el capítulo: «El republicanismo abstracto como bandera reconocible del oportunismo de nuestra época».

Pero lo más curioso fue que desde su plataforma frentista, un joven representante decía:

«Debemos señalar que el fascismo ostenta el poder en nuestro país desde la derrota militar del 1 de abril de 1939, con la instauración de la dictadura franquista, cuya continuación se encuentra en la actual monarquía. Por lo tanto el fascismo no se ha encarnado en uno o tres partidos, ni solo en las diversas opciones nazi-fascistas que actúan con impunidad en nuestro país. El fascismo está encarnado en nuestra monarquía, en sus cuerpos represivos. (...) Y en definitiva en el aparato estatal, intacto, desde hace 40 años». (Federación de Republicanos (RPS) de Murcia; Discurso, 14 de abril de 2019)

Denominar sin más que Partido Popular, Ciudadanos y Vox son fascistas, es de una miopía severa y muy peligrosa. Significa volver a la desviación thälmanniana de que «Todos los partidos burgueses son fascistas» como Wilhelm Pieck denunció en su informe al VIIº Internacional Comunista en 1935.

En otro punto del discurso, el pensamiento se hace patente, cuando se pide:

«Deshacerse de las garras del monarco-fascismo». (Federación de Republicanos (RPS) de Murcia; Discurso, 14 de abril de 2019)

Al joven militante que pronunció este discurso, se le puede perdonar en parte el desatino de dar un discurso tan irreal como estúpido. Pero desde luego a las «viejas glorias», a los «veteranos», a los que se llenan la boca de hablar de «militancia contra el franquismo y el revisionismo», se le debería caer la cara de vergüenza por ofrecer este nivel paupérrimo de análisis, que insistimos, no es la primera vez que lo hacen ni ha sido patrimonio exclusivo de la célula de Murcia. A este chico le decimos lo mismo que en su día le dijimos a otro joven –bueno no tan jóvencito– que también era tan efusivo como torpe: Pablo Hasél, el cual defendía tesis similar pero desde la óptica del Partido Comunista de España (Reconstituido). A este militante murciano y a toda la cúpula del PCE (m-l) le decimos lo mismo… 

Si España es «igual de fascista» que en la época de Franco… ¿por qué el antiguo PCE (m-l), sus ramas y muchas otras organizaciones políticas antifascistas fueron –aunque tardíamente– legalizadas en los 80? ¿Cómo es posible que legalizasen al principal grupo político que estaba ligado al FRAP, cuyos miembros fueron procesos por la Ley de Terrorismo vigente? ¿Cómo se entiende que se otorgasen amnistías políticas incluso hacia militantes condenados por delitos de sangre que incluso habían participado en atentados indiscriminados? 

Si todavía vivimos en un régimen fascista, ¿a cuento de que nos encontremos con plataformas online como la página del refundado PCE (m-l) o la página de su plataforma frentista Republicanos, donde sus ideólogos publican sus impresiones y artículos con todo tipo de proclamas contra lo que ellos llaman el «monarco-fascismo»? ¿Cómo pueden disfrutar de la libertad para mostrar su corrupción o hacer apología de derrocarlo? Nadie creería que esto pudiese ocurrir en países donde realmente vetan el acceso a internet o a ciertas páginas como ocurre en China, Vietnam, Polonia, Lituania, Nicaragua, Cuba o donde ciertas webs de apología autodenominada comunista son prohibidas e incluso el individuo es multado, pierde su trabajo o es detenido por ello. Si las cosas fuesen como dicen, no debería existir ningún sitio público con apología de ese grupo ni de muchos otros que criticasen aunque fuese un poco a ese «monarco-fascismo», en teoría no deberían existir páginas que permitiesen una sola publicación de un partido ilegalizado ni de ninún grupo antifascista.  Mucho menos se permitiría la libre difusión y apología en redes sociales y cuentas personales de grupos condenados por terrorismo como ETA o GRAPO, pero así sucede. Simplemente estamos mostrando que viven en un mundo irreal que les quita cualquier credibilidad.

¿Cómo es posible que el propio Raúl Marco y comparsa den charlas en sitios públicos, incluso en recintos universitarios anunciados a viva voz en la calle e internet? En cualquier país verdaderamente fascista no se le permitiría el uso público o privado de ningún recinto a nadie no ya que se autodenomine comunista sino que simplemente vaya a hablar mal del gobierno. En un país fascista esta célula estudiantil antifascista sería desmontada en cuanto asomase la cabeza, sus responsables serían buscados para ser encarcelados o como mínimo expulsados de la universidad.

¡¿Cómo es posible que si vivimos en un fascismo más o menos encubierto como todas las organizaciones revisionistas que así lo aseguran, tengan en cambio a todos sus seguidores en sus redes sociales personales publicando sus simpatías políticas y destapando abiertamente su militancia, revelando datos sensibles sobre su organización y vínculos?! ¡O hay un fascismo de pacotilla o hay unos comunistas de pacotilla!

Si estuviéramos inmersos en un país fascista la persecución a los comunistas y a cualquier miembro progresista y antifascista sería ser el pan de cada día, no les permitirían ni ver la luz del sol ni mostrar sus símbolos. Solo los estúpidos o los necios banalizan el fascismo. Pero esta represión no es el caso de este grupo decrépito ni por asomo, ni tampoco ocurre sobre otros grupos revisionistas como PCOE o PCE (r) que reclaman lo mismo, y es así porque simplemente el Estado burgués les considera un reducto marginal, indoloro, conocedor de su reformismo y su debilidad de sobra. Es más, debido a la falta de seguridad de esta gente, todos se hacen notar en redes sociales –siendo el máximum de ejemplo en la «clandestinidad»–, por lo que en su mayoría están identificados y bien controlados en caso de cualquier problema para el régimen burgués. Por ello en la absoluta mayoría de los casos el Estado les seguir con su folclore de secta. En el fondo los elementos más inteligentes de la burguesía son conscientes que con este tipo de comunistas y la imagen que dan ante las masas, la revolución quedará aplazada hasta las calendas griegas.

Nuestros revisionistas modernos y su actitud liberal en materia de seguridad es casi suicida

Si algo es característico de todos estos grupos revisionistas sean del tipo que sean, es su nula preparación en materia de seguridad. Paradojicamente suelen ser partidos que se autodenominan «perseguidos por el Estado» –aunque muchos de ellos los únicos litigios legales que tienen es por cuestiones de terrorismo, peleas callejeras o venganzas frente a competidores revisionistas–. Muchos incluso declaran que viven en «países fascistas» o en un periodo de «aguda fascitización». En el PCE (m-l) como veremos después, se barajan tesis de este tipo, pero a la vez, acostumbran a publicitar la vida política y personal de sus militantes, algo que solo hacen los que se toman la política como un pasatiempo más, o quien no es consciente de las posibles consecuencias para ellos, camaradas, familiares, y amigos.

¿Y cómo enfrentan dichos peligros? ¿Cómo se cubren las espaldas ante un teórico Estado fascista? Pongamos un ejemplo largo, pero muy instructivo de la idiotez de este tipo de líderes:

«En su momento fuimos testigos en 2016 de aquellas entrevistas en medios de comunicación como Diario Vice en donde aparecía Roberto Vaquero –ya sin el alias de Juan Mesana– junto a su camarilla donde en el documental se confesaba el lugar donde habitualmente se reunía el Comité Central –un kebab madrileño–, lo que ya nos indica lo en serio que se tomaban esta cuestión de la salvaguardia de la seguridad de la organización y sus militantes. (...) Otra cuestión que influyó en la cuestión de la seguridad de Reconstrucción Comunista (RC) es la cultura del pandillerismo que mantenían y mantienen respecto a otros colectivos o elementos individuales que se oponen a su organización, de hecho ha sido y sigue siendo una práctica fundamental de este grupo. Esta cultura degenerada siempre ha estado muy presente en RC a causa de la notable influencia de la subcultura skinhead en sus filas en general y en particular en sus líderes. (...) Como decíamos, esta actitud gangsteril ha hecho que quedaran al descubierto y llamaran la atención en exceso. De ahí que en medios de comunicación burgueses viésemos constantemente noticias. (...) El nivel de concienciación en RC sobre la profesionalización de los cuadros y guardar al partido de problemas innecesarios era tal, que en 2014 llegaron a subir en la web de la célula de Mallorca –actualmente inactiva–  varias fotos de los grafitis realizados con las siglas del partido como puede verse en su [post], y para más inri, entre esas fotos se registraba la agresión a una sede de Izquierda Unida (IU) como puede verse en esta foto [aquí]. ¡¿Se puede ser más descuidado e imbécil?! Graciosamente, Reconstrucción Comunista no tiene un solo material refutando la deriva política de IU. Para ellos el revisionismo solamente se combate a golpe de pintura. El dispositivo de seguridad de Reconstrucción Comunista (RC) siempre ha brillado por su ausencia, no solamente ha fallado en la salvaguardia de la privacidad de la información de los militantes –requisito para que se considere un partido marxista-leninista de verdad–, sino que dentro de la organización, se cultivó la tendencia de promover el «postureo» y la fanfarronería de las andaduras del partido y de la vida privada, la permisión del gamberrismo –varios miembros de la cúpula de la organización han sido procesados por agresiones incluso con arma blanca– y el pandillerismo –con la fundación por Vaquero de bandas de este perfil como «Frontovik» como puede verse [aquí], ha de saberse que las fotografías han sido pixeladas por nosotros a petición de algunos ex militantes–. (...) Ellos argumentan que la no publicación de sus documentos es debido ¡«a cuestiones de seguridad»!, algo bastante estúpido ya que mientras afirman esto son conocidos por colgar fotos de su «Comité Central» en su página oficial, e incluso por actos como subir las fotos de sus actos «políticos» con banderas y a cara descubierta a las respectivas redes sociales personales de cada integrante, con los que pueden ser identificados fácilmente sus cabecillas y militantes, por lo tanto la privacidad de sus militantes es nula, y sus excusas bastante malas. Además, ¿qué «riesgo a la seguridad» supone para una organización publicar su programa económico o su análisis de la economía internacional actual –o cualquier otra cuestión que un partido debe tocar–? Ninguno, por lo que todo esto son excusas para justificar su inoperancia en cuestiones de peso». (Equipo de Bitácora (M-L); Antología sobre Reconstrucción Comunista y su podredumbre oportunista, 25 de septiembre de 2017)

Así actúan también los restos del PCE (r), el PCOE, PCPE, el actual PCE (m-l) y muchos otros grupúculos en lo referente a materia de seguridad. Actuando así en una democracia burguesa, nos imaginamos fácilmente lo que durarían si verdaderamente viviesen en un país fascista. Y es que en pleno siglo XXI, con las tácticas de espionaje y control existentes, dichos partidos «comunistas» nos acostumbran subiendo fotos de sus militantes y dirigentes a sus propias redes sociales, haciéndole el trabajo a los servicios de información registrando todos y cada uno de sus movimientos. No confundamos la evidente falta de experiencia que puede experimentar cualquier comunista sobre estos temas, lo cual es un pecado normal, con el directo cretinismo y aventurerismo que practican estas gentes.

¿Qué significa esto? Que no han salido aún de las formas de organización de la vieja socialdemocracia, aunque más bien lo que indica es la poca seriedad que tienen como revolucionarios, siendo comunistas de postín. 


Todo partido que se toma a broma la cuestión de la seguridad, estará vigilado y controlado fácilmente, si en algún momento suponen un problema solo tendrán que tirar de archivo para detener y suprimir a toda su cúpula en un abrir y cerrar de ojos. Enver Hoxha criticaba así a muchos partidos pseudomarxistas que fueron desapareciendo no solo por desviaciones ideológicas como su conciliación con el maoísmo, sino también por adoptar unas formas de seguridad irrisorias:


«Estos partidos fueron formados y desarrollos, por así decirlo, en completa legalidad. (...) Por ejemplo, muchos de ellos no hicieron ningún esfuerzo para obtener un profundo conocimiento sobre el rol principal del partido como el destacamento de vanguardia de la clase obrera y de las principales dificultades que encontrarían en su lucha y trabajo bajo las salvajes condiciones de opresión y explotación del régimen capitalista, un régimen hostil, en primer lugar, para los marxistas-leninistas. (...) Así en el ámbito de la organización, algunos de estos nuevos partidos marxista-leninistas que se separaron de los partidos revisionistas, se organizaron, por decirlo así, en las mismas formas legales que los partidos revisionistas y socialdemócratas, así la entera opinión política e ideológica del país no podía fallar en ejercer una influencia dentro de sus filas. Hasta a día de hoy, hay miembros de estos partidos que piensan que ellos pueden militar en las formas legales como comunistas marxista-leninistas sin que ser molestados por el capitalismo y sin sufrir su aparato de represión. En estas circunstancias, entonces, difícilmente se puede decir que allí existe ese núcleo sólido tan fuerte como para poder estar en condiciones de ilegalidad, siendo capaz de resistir un ataque repentino de la reacción, ataque que seguramente se realizará contra el partido. (...) En resumen, algunos de estos partidos marxista-leninistas se diluyeron debido a que no tenían una educada compresión de su papel en la revolución, porque no se organizaron para una feroz lucha contra la reacción organizada y armada y los partidos revisionistas y socialdemócratas, los cuales tienen gran experiencia y numerosos medios para combatir a cualquier oponente que emerge, para lucha y socavar su trabajo, como las herramientas del capital que son». (Enver Hoxha; El movimiento marxista-leninista y la crisis mundial del capitalismo, agosto de 1979)

Un ex militante del PCE (m-l) quejándose de la parsimonia actual de los supuestos comunistas y de sus dirigentes frente a la cuestión de seguridad, comentaba que Elena Ódena siempre advirtió de lo peligroso de esas tendencias para los revolucionarios:

«Recuerdo que en la IIIº Conferencia del PCE (m-l) de 1982, por iniciativa del Comité Central con Elena a la cabeza, una de las iniciativas fue que todos los camaradas que estuvieran cumpliendo el servicio militar deberán reengancharse. La que marcaba las pautas era Elena Ódena... recuerdo en una breve conversación que nos comentó aquello de que entre menos camaradas se conocieran públicamente mejor. Lo de darse a conocer en exceso iba porque un día llegará el momento de un enfrentamiento más agudo, y claro si nos conocen a todos, pronto caeremos todos. Es de primero de seguridad para un revolucionario, pero algunos no lo entienden aún». (Comentarios y reflexiones de R. a Bitácora (M-L), 2019)

Esto no debe de ser comentado. Cualquiera que haya leído algo de la historia de los bolcheviques sabrá esto.

Por su esencia ecléctica, el nuevo PCE (m-l) está condenado a sufrir tendencias centrífugas en su seno

A finales de 2019 sufrieron otra escisión en la región de Murcia. Este grupo combinaba ramalazos derechistas con otros izquierdistas. 

En su documento: «En respuesta a la carta del Secretariado» del 9 de diciembre de 2019 denunciaba correctamente aspectos como el «centralismo burocrático» de la dirección, que la «que la política del partido a este respecto se ha basado en abrir indiscriminadamente las puertas de la misma». 

Sobre la juventud este grupo demostraba el oportunismo de su región y el de todo el partido: «Así mismo, entendemos la necesidad de tener, respecto a los jóvenes, cierta flexibilidad, dejarles margen en cuestiones que les afectan como tales: modas, algunas formas de «indisciplina» o «pasotismo», posiciones en ocasiones impulsivas, etc. Todo esto también lo tenemos en Murcia». Suponemos que este liberalismo «del todo vale» en la cuestión de la juventud es el mismo que se refleja y hace que en el arte no tengan sensibilidad alguna por el buen gusto, de ahí que sus militantes publiquen libremente todo tipo de arte horripilante que espanta a las masas. 

Denunciando el eclecticismo de la dirección y sus secciones de propaganda, el grupo murciano decía: «donde solo echando un vistazo podemos ver como el resto de cuentas hacen exhibición de posiciones alejadas a las del partido: movimientos interclasistas, reivindicación de figuras no comunistas como comunistas, propaganda del PCE (r) o muestras de apoyo a revisionistas que han combatido en conflictos junto a x imperialismo».

Por otro lado, aceptaban que en el último congreso «el Informe General, LP, Programa y Estatutos son correctos y van en sintonía con la política marxista-leninista», atacando a aquellos contra aquellos que iban en contra de la política de buscar una «República Popular y Federativa» y reclamaban que las tareas de la revolución son socialistas. 

Al contactar con nosotros uno de los jefes de la escisión con un miembro de nuestro grupo, tuvimos la ocasión de exponer detalladamente sus breves puntos correctos y sus enormes debilidades. Subrayamos que decir que el PCE (m-l) «lleva 55 años defendiendo el PCE ml» como proclamaban ellos, es ignorar o no comprender la política hacia la derecha que se dio a partir de 1986 –que hemos demostrado en anteriores capítulos»–. Este sujeto nos comentó: «Estoy de acuerdo en las desviaciones que experimentaron a partir de la muerte de Elena Odena y de la de rehabilitación de los oportunistas y que diferentes líderes lo «achacaban a desviaciones personales». ¿Por qué entonces su grupo de escisión proclama que la línea de los distintos grupos que han portado las siglas del PCE (m-l) durante 1986-2019 ha sido totalmente correcta? No nos dio explicación alguna. Este sujeto rechazó debatir cuestiones ideológicas porque en sus palabras: «Tenemos un proyecto político», lo que traducido quiere significa que se tenía miedo al debate y a las verdades que le estábamos exponiendo. Veremos a donde llega la nueva aventura quijotesca. Junto al derechismo que heredan de su antigua organización, también arrastran desviaciones izquierdistas por las que el PCE (m-l) se hizo notar en esta región, proclamando en las redes sociales que «España es un país monarco-fascista» y una «colonia del imperialismo», dos cuestiones que significa volver a los errores ya superados por el partido en los 60 y 70. En congreso sabemos que en el último congreso del PCE (m-l) de 2019 había opiniones de todo tipo sobre la caracterización del Estado, sobre el juche, sobre el feminismo asi como otras cuestiones. Está completamente podrido por el liberalismo de fracciones. Este nuevo grupo no deja de ser otro grupo folclórico sin una autocrítica real de los errores de la organización, y que se aleja de los méritos que una vez tuvo el PCE (m-l) en su época más gloriosa.

Estamos seguros que esta no será la última escisión en el PCE (m-l) según las informaciones que tenemos. La forma en la que acaban varias de sus escisiones y las posturas políticas que adoptan totalmente equivocadas, no significa que la dirección del PCE (m-l) sea mejor, sino que sus escisiones son producto de lucha de egos y divergencias ideológicas en su mayoría no antagónicas.

Esto también cuenta para partidos y reductos como el PCE (m-l) actual. Como decimos siempre, la «honestidad» se demuestra ante las críticas bien argumentadas y documentadas, sean voces de dentro o fuera. Y este mismo documento, será leído con interés por los interesados en formarse y en mucho menor medida por los recalcitrantes revisionistas que seguramente adoptarán la táctica del avestruz; el documento caerá sobre los jefes, militancia y simpatizantes con la misma contundencia que cayeron otros documentos como el del PCE (r) o RC: a la gente que dudaba le servirá para que los defectos y dudas cuadren finalmente, les animará para renegar de estos farsantes, avanzar en su formación ideológica, y posiblemente buscar una militancia más adecuada.

[Nota: Poco después de la publicación de este documento, recibimos una Carta de Cese de militancia del Partido Comunista de España (marxista-leninista) en Elche. Deserción de esta agrupación revisionista que no fue la única, pues tuvo eco en otros territorios, confirmándose nuestros pronósticos]». (Equipo de Bitácora (M-L); Ensayo sobre el auge y caída del Partido Comunista de España (marxista-leninista), 2019)

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Las secciones anteriores referidas a los problemas fraccionales serían:

El estudio sobre los problemas y desviaciones en la concepción militar serían:



Los evidentes errores en la línea y programa serían:



El miedo del PCE (m-l) a exponer al público las divergencias con otros partidos; Equipo de Bitácora (M-L), 2019

El seguidismo, formalismo y doctrinarismo hacia mitos aún no refutados en el PCE (m-l) [Vietnam]; Equipo de Bitácora (M-L), 2019


La falta de investigaciones históricas sobre el movimiento obrero nacional e internacional en el PCE (m-l); Equipo de Bitácora (M-L), 2019


Conatos en el PCE (m-l) de indiferencia en la posición sobre la cultura y la necesidad de imprimirle un sello de clase; Equipo de Bitácora (M-L), 2019

La progresiva degeneración del PCE (m-l):



De la oposición al apoyo del PCE (m-l) a la Comunidad Económica Europea –actual Unión Europea–; Equipo de Bitácora (M-L), 2019

Los 90 y el enamoramiento con el «socialismo de mercado»; Equipo de Bitácora (M-L), 2019


El actual PCE (m-l) revisionista:

De nuevo la importancia del concepto de «partido» en el siglo XXI; Equipo de Bitácora (M-L), 2019


La tendencia a centrar los esfuerzos en la canonizada Asamblea Constituyente como reflejo del legalismo burgués; Equipo de Bitácora (M-L), 2019


El rescate de las figuras progresistas vs la mitificación y promoción de figuras revisionistas en el ámbito nacional; Equipo de Bitácora (M-L), 2019


¿No se ha aprendido nada del desastre de las alianzas oportunistas y de los intentos de fusionarse con otros revisionistas?; Equipo de Bitácora (M-L), 2020


La antigua lucha sin cuartel contra el revisionismo internacional no tiene nada que ver con el actual PCE (m-l); Equipo de Bitácora (M-L), 2020


«Comunistas» subiéndose al carro de moda: el feminismo; Equipo de Bitácora (M-L), 2020


El republicanismo abstracto como bandera reconocible del oportunismo de nuestra época; Equipo de Bitácora (M-L), 2020

Elena Ódena sobre el falso internacionalismo de los oportunistas alemanes Koch y Eggers; Equipo de Bitácora (M-L), 2019

Carta de Cese de militancia del Partido Comunista de España (marxista-leninista) en Elche; 2020

Réplicas sobre algunas distorsiones de la historia del PCE (m-l):


Respondiendo a algunos comentarios del renegado Lorenzo Peña sobre Elena Ódena y el PCE (m-l); Equipo de Bitácora (M-L), 2020

Lecciones de cara al futuro:

Conclusiones sobre la degeneración del PCE (m-l) y las lecciones a extraer por los revolucionarios; Equipo de Bitácora (M-L), 2020

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