«Engels dejó patente su preocupación por la tendencia entre los supuestos militantes del socialismo científico de sobredimensionar cualquier movimiento político a la categoría de revolución, en especial los revolucionarios latinos:
«Nosotros, los socialistas de Europa Occidental, no deberíamos picar tan fácilmente el anzuelo como los felás egipcios o... todos los latinos. ¡Cosa rara! Los revolucionarios latinos se quejan de haber hecho siempre las revoluciones en provecho de otros... por la simple razón de que se dejan deslumbrar siempre por la palabra «revolución». (Friedrich Engels; Carta a Eduard Bernstein, 22 de febrero de 1882)
Se sabe de sobra que esto era consecuencia de un oportunismo y/o de una falta de formación ideológica seria.
Hoy parece que esta tendencia no se ha superado, y bajo la hegemonía del revisionismo, es una plaga a nivel mundial.
Los revolucionarios albaneses dirían en su momento dirían:
«La polémica contra los renegados sobre los principios del marxismo-leninismo de uno u otro país no es una injerencia en los asuntos internos, ni supone provocar la escisión en la unidad, sino que supone el camino abierto de la lucha de clases para la exposición del revisionismo, para la defensa del marxismo-leninismo y el fortalecimiento del internacionalismo proletario. Esto ayuda a los comunistas y revolucionarios a distinguir la verdad de la falsedad, ya que se actúa de manera abierta y se llama a las cosas por su nombre. La polémica abierta no deja a los revisionistas un solo momento en paz e impide la realización de su trabajo traicionero. (...) Los partidos marxistas-leninistas llevan en la teoría y la práctica de una lucha aguda e implacable para el fortalecimiento del internacionalismo proletario, contra cualquier distorsión revisionista. Sólo de esta manera, basada en el marxismo-leninismo, la causa de la clase obrera, la revolución y el socialismo puede ser llevada a la victoria». (Leonora Simo; El internacionalismo proletario se fortalecerá en la lucha contra las concepciones y prácticas revisionistas, 1978)
Haremos una breve comparativa entre el internacionalismo proletario del PCE (m-l) de 1964-1985 con el PCE (m-l) refundado en 2006.
a) El PCE (m-l) de 1964-1985 y su concepto de internacionalismo proletario
En el antiguo Partido Comunista de España (marxista-leninista) intentó ser siempre consecuente con la salvaguardia de los principios del marxismo-leninismo y ejerció la crítica a todo tipo de revisionismo internacional, fuese cual fuese el pelaje.
«Nosotros, los socialistas de Europa Occidental, no deberíamos picar tan fácilmente el anzuelo como los felás egipcios o... todos los latinos. ¡Cosa rara! Los revolucionarios latinos se quejan de haber hecho siempre las revoluciones en provecho de otros... por la simple razón de que se dejan deslumbrar siempre por la palabra «revolución». (Friedrich Engels; Carta a Eduard Bernstein, 22 de febrero de 1882)
Se sabe de sobra que esto era consecuencia de un oportunismo y/o de una falta de formación ideológica seria.
Hoy parece que esta tendencia no se ha superado, y bajo la hegemonía del revisionismo, es una plaga a nivel mundial.
«La polémica contra los renegados sobre los principios del marxismo-leninismo de uno u otro país no es una injerencia en los asuntos internos, ni supone provocar la escisión en la unidad, sino que supone el camino abierto de la lucha de clases para la exposición del revisionismo, para la defensa del marxismo-leninismo y el fortalecimiento del internacionalismo proletario. Esto ayuda a los comunistas y revolucionarios a distinguir la verdad de la falsedad, ya que se actúa de manera abierta y se llama a las cosas por su nombre. La polémica abierta no deja a los revisionistas un solo momento en paz e impide la realización de su trabajo traicionero. (...) Los partidos marxistas-leninistas llevan en la teoría y la práctica de una lucha aguda e implacable para el fortalecimiento del internacionalismo proletario, contra cualquier distorsión revisionista. Sólo de esta manera, basada en el marxismo-leninismo, la causa de la clase obrera, la revolución y el socialismo puede ser llevada a la victoria». (Leonora Simo; El internacionalismo proletario se fortalecerá en la lucha contra las concepciones y prácticas revisionistas, 1978)
Haremos una breve comparativa entre el internacionalismo proletario del PCE (m-l) de 1964-1985 con el PCE (m-l) refundado en 2006.
a) El PCE (m-l) de 1964-1985 y su concepto de internacionalismo proletario
En el antiguo Partido Comunista de España (marxista-leninista) intentó ser siempre consecuente con la salvaguardia de los principios del marxismo-leninismo y ejerció la crítica a todo tipo de revisionismo internacional, fuese cual fuese el pelaje.
Es de resaltar su crítica durante décadas al revisionismo soviético:
«Planteaba también Jruschov, en su vergonzoso informe, la posibilidad de la transición pacífica al socialismo por vía parlamentaria, pronunciándose contra toda forma de lucha revolucionaria, aduciendo falsos argumentos acerca de los cambios intervenidos desde la Revolución de Octubre, que justificarían el abandono de uno de los principios esenciales –y prácticamente inalterables– del marxismo-leninismo; a saber, de la necesidad de la violencia para derrocar el poder capitalista y acabar con el imperialismo agresivo. Fue también en el XX Congreso del PCUS donde se definió la llamada «coexistencia pacífica», traicionando el espíritu leninista de la misma, y convirtiéndola en «línea general» de la política exterior de los países socialistas y del movimiento comunista mundial, lo que significaba, en esencia, la cooperación de clases en escala internacional, el capitulacionismo ante el imperialismo y la traición al internacionalismo proletario. Bajo cubierta de la llamada «lucha contra el culto de la personalidad», Jruschov proponía, en esencia, adjudicarse carta blanca para justificar por adelantado los ataques contra los verdaderos marxista-leninistas, con objeto de que payasos y charlatanes como él, pudieran actuar y adquirir autoridad como dirigentes y ejercer su influencia en los partidos hermanos. (...) Jruschov, que pretendió enterrar el prestigio de Stalin y los principios revolucionarios del socialismo científico, abrió en el XX Congreso el foso en el que él mismo ha sido ya enterrado políticamente y en el que igualmente serán enterrados sus sucesores y todos los revisionistas contemporáneos que les apoyan, entre los que se encuentra en primerísima fila Santiago Carrillo». (Elena Ódena; Febrero de 1956: Celebración del XX Congreso del PCUS, 1966)
Inclusive en la crítica de la política exterior del revisionismo de Jruschov-Brézhnev:
«Para justificar su vil política de dominación y explotación de los pueblos más débiles, los socialimperialistas rusos han formulado una serie de «teorías» que coinciden en lo fundamental con los planteamientos de los imperialistas yanquis. Por ejemplo, los socialimperialistas rusos pretenden que los pueblos deben colocarse bajo el ala protectora del potencial militar ruso y aceptar la noción de «soberanía nacional limitada» y la repartición del trabajo, dejando los aspectos más complejos del desarrollo económico, tecnológico y científico a los países más fuertes y avanzados, para utilizar de manera más «racional» los recursos naturales, las riquezas y las materias primas». (Elena Ódena; La política socialimperialista de la URSS un peligro para todos los pueblos, 1973)
También el PCE (m-l) se batió contra el castro-guevarismo, que no solo era una variante revisionista más, sino que tenía el pronunciado rasgo de conciliar con casi cualquier variante revisionista:
«Esta comprensión anarquista de «como hacer la revolución», de sus fuerzas motrices, este pragmatismo y desprecio por los conocimientos teóricos, precisamente serían los rasgos que convierten a Guevara en una figura atractiva y de dimensiones internacionales en mano de las figuras anarquistas, trotskistas, maoístas y demás corrientes salidas del «mayo del 68». Ello hace que sea un referente idóneo para los pequeño burgueses y sus diferentes corrientes políticas que ven en sus conceptos y acciones un modelo de justificación. (...) En general el guevarismo por sus propias particularidades ideológicas eclécticas, ha inspirado toda una suerte de movimientos políticos con influencia guevarista de infinitas variables: (1) guerrillas rurales cuyo núcleo central era el guevarismo, (2) guerrillas urbanas cuyo núcleo central era el guevarismo, (3) partidos brézhnevistas-guevaristas, (4) organizaciones trotskistas-guevaristas, (5) las bandas armadas tercermundistas-guevaristas, (6) las bandas armadas nacionalistas-guevaristas, (7) los partidos no alienados-guevaristas, (8) los autodenominados partidos «marxista-leninistas» que en realidad son expresiones guevaristas-maoístas, (9) los eurocomunistas-guevaristas y (10) desde hace unos años los movimientos guevaristas-socialistas del siglo XXI. Todos estos grupos se aprovechan de uno u otro concepto de Guevara para apropiárselo, cuando no directamente se basan en unos conceptos reales de Guevara y alteran otros para tal fin de obtener las simpatías del mito. Muchos grupos comparten gran parte de los rasgos específicos del otro así que podrían meterse en las otras subramas del guevarismo. Como ejemplo de los primeros grupos tenemos al EGP en Argentina o el ELN en Colombia; como segundo ejemplo tendríamos a los Tupamaros en Uruguay, el ALN en Brasil o el FPMR de Chile; como tercer ejemplo tendríamos al PCV en Venezuela en los 60 o el actual PCPE en España; como cuarto ejemplo al al PRT-ERP en Argentina, IA en España o el MIR en Chile; como quinto ejemplo a las RAF en Alemania, las Fuerzas Populares 25 de Abril en Portugal o las Brigadas Rojas en Italia; como sexto ejemplo a ETA en Euskadi; como séptimo ejemplo al FSLN en Nicaragua; como octavo ejemplo al PRML en Argentina, a RC y el PCE(r) en España o al PC (Acción Proletaria) en Chile; como noveno ejemplo al PCE en España o el PCI en su día en Italia; como décimo ejemplo al PSUV y el PCV en Venezuela o el PCCE en Argentina». (Equipo de Bitácora (M-L); ¿Por qué no puede considerarse al «Ché» Guevara como marxista-leninista? He aquí las razones, 2017)
«Esta comprensión anarquista de «como hacer la revolución», de sus fuerzas motrices, este pragmatismo y desprecio por los conocimientos teóricos, precisamente serían los rasgos que convierten a Guevara en una figura atractiva y de dimensiones internacionales en mano de las figuras anarquistas, trotskistas, maoístas y demás corrientes salidas del «mayo del 68». Ello hace que sea un referente idóneo para los pequeño burgueses y sus diferentes corrientes políticas que ven en sus conceptos y acciones un modelo de justificación. (...) En general el guevarismo por sus propias particularidades ideológicas eclécticas, ha inspirado toda una suerte de movimientos políticos con influencia guevarista de infinitas variables: (1) guerrillas rurales cuyo núcleo central era el guevarismo, (2) guerrillas urbanas cuyo núcleo central era el guevarismo, (3) partidos brézhnevistas-guevaristas, (4) organizaciones trotskistas-guevaristas, (5) las bandas armadas tercermundistas-guevaristas, (6) las bandas armadas nacionalistas-guevaristas, (7) los partidos no alienados-guevaristas, (8) los autodenominados partidos «marxista-leninistas» que en realidad son expresiones guevaristas-maoístas, (9) los eurocomunistas-guevaristas y (10) desde hace unos años los movimientos guevaristas-socialistas del siglo XXI. Todos estos grupos se aprovechan de uno u otro concepto de Guevara para apropiárselo, cuando no directamente se basan en unos conceptos reales de Guevara y alteran otros para tal fin de obtener las simpatías del mito. Muchos grupos comparten gran parte de los rasgos específicos del otro así que podrían meterse en las otras subramas del guevarismo. Como ejemplo de los primeros grupos tenemos al EGP en Argentina o el ELN en Colombia; como segundo ejemplo tendríamos a los Tupamaros en Uruguay, el ALN en Brasil o el FPMR de Chile; como tercer ejemplo tendríamos al PCV en Venezuela en los 60 o el actual PCPE en España; como cuarto ejemplo al al PRT-ERP en Argentina, IA en España o el MIR en Chile; como quinto ejemplo a las RAF en Alemania, las Fuerzas Populares 25 de Abril en Portugal o las Brigadas Rojas en Italia; como sexto ejemplo a ETA en Euskadi; como séptimo ejemplo al FSLN en Nicaragua; como octavo ejemplo al PRML en Argentina, a RC y el PCE(r) en España o al PC (Acción Proletaria) en Chile; como noveno ejemplo al PCE en España o el PCI en su día en Italia; como décimo ejemplo al PSUV y el PCV en Venezuela o el PCCE en Argentina». (Equipo de Bitácora (M-L); ¿Por qué no puede considerarse al «Ché» Guevara como marxista-leninista? He aquí las razones, 2017)
Esto es algo que la propia Elena Ódena constató:
«Por ejemplo, no sólo en España, sino en muchos otros países, los superizquierdistas trotskistas, castristas, guevaristas, etc., no mantienen una línea de demarcación con las organizaciones y partidos revisionistas, y colaboran con ellas y mantienen sobre muchos problemas enfoques, posiciones y actividades análogas». (Elena Ódena; La lucha contra el revisionismo y el oportunismo en la nueva situación internacional, 1974)
«Por ejemplo, no sólo en España, sino en muchos otros países, los superizquierdistas trotskistas, castristas, guevaristas, etc., no mantienen una línea de demarcación con las organizaciones y partidos revisionistas, y colaboran con ellas y mantienen sobre muchos problemas enfoques, posiciones y actividades análogas». (Elena Ódena; La lucha contra el revisionismo y el oportunismo en la nueva situación internacional, 1974)
El PCE (m-l) en conjunto destapó la línea centrista y demagógica del castrismo a su llegada al poder, que pronto se tornó abiertamente jruschovista sin miramiento alguno:
«El revisionismo jruschovista ha constituido una plaga en el movimiento comunista internacional. Ha infeccionado profundamente a la mayoría de los partidos que integran dicho movimiento. La polémica pública, desencadenada en un principio por Jruschov y sus secuaces ha venido a ser muy provechosa para los marxista-leninistas, pues ha despertado su vigilancia contra toda manifestación de revisionismo, en tanto que en los años precedentes al comienzo de la polémica esta vigilancia se encontraba dormida.
En esa situación no podían por menos de surgir, en la lucha entre el revisionismo moderno y el marxismo-leninismo numerosas actitudes centristas, eclécticas y neutrales. Es típico, en este sentido, el caso de Fidel Castro, revolucionario pequeño burgués, que se pasó, en un momento de radicalización, a posiciones comunistas de palabra. Fidel Castro en la polémica sobre la línea general del movimiento comunista internacional adoptó en principio una posición de no «alineamiento» que, de hecho, se ha traducido en una capitulación ante el chantaje revisionista soviético. (…) El propugnar esa posición de neutralidad ideológica equivale a desarmarse en el terreno de la lucha de principios. Y el abandono de esa lucha conduce, tarde o temprano, a la degeneración revisionista. Sin una lucha encarnizada, implacable, contra el revisionismo jruschovista, tanto en el plano nacional como internacional, no es posible a ningún partido ni organización revolucionaria mantenerse firme en la lucha contra el imperialismo y contra la reacción interna. Es también errónea la creencia de aquellos que piensan que esta lucha puede llevarse a cabo suavemente, sin violencias verbales. Los comunistas deben decir siempre la verdad, llamando al pan pan y al vino vino. El único nombre que debe dársele a la traición es el de traición». (Partido Comunista de España (marxista-leninista); Adulteraciones del equipo de Santiago Carrillo, 2ª edición, 1967)
Del artículo: «Cuba endeudada con el socialimperialismo soviético y el imperialismo occidental», se decía con razón:
«La deuda exterior cubana se eleva a unos 3.000 millones de dólares (…) Contraída con diversos bancos de países imperialistas occidentales y con los de la URSS y países del CAME. (…) Desde el mes de marzo pasado, están teniendo negociaciones entre el gobierno de Fidel Castro y un comité de bancos occidentales, coordinados por un banco francés, para aplazar los plazos y renegociar la deuda. El montaje de los créditos que se están renegociando, asciende a 800 millones de dólares, de los 400 corresponden a bancos de Francia, Alemania, Japón, España y otros países occidentales y otros 400 a bancos de la URSS y países del CAME. (…) Lo que se deduce de todo ello: 1) El carácter de la economía cubana de capitalismo de Estado, con algunas apariencias socialistas, endeudada con los países revisionistas y occidentales, que sufre una crisis capitalista y una dominación imperialista, por parte de la URSS principalmente, lo que conduce a la explotación y al empobrecimiento de los trabajadores cubanos y a graves desequilibrios en el desarrollo económico –orientado a la producción de azúcar y otras materias primas–. 2) El carácter imperialista de la URSS que, como en este caso utiliza los créditos y la exportación de capitales para someter a los países dependientes como Cuba, imponiendo las mismas condiciones y llevando a cabo la misma actuación que el capital financiero occidental. 3) Este endeudamiento se acompaña de presiones políticas, por parte de los países imperialistas, para llevar a cabo su expansionismo en Centroamérica. El endeudamiento cubano es uno de los que explican la actuación del régimen de Fidel Castro en Centroamérica, como peón del socialimperialismo soviético, al mismo tiempo que apoya iniciativas como la de Contadora, instigada por el imperialismo yanqui y apadrinada por los gobiernos de países europeos como España. Igualmente el envío de mercenarios cubanos donde lo necesita el expansionismo soviético, como en África, concretamente en Angola, Eritrea y Etiopía entre otros. Esto confirma que solamente la independencia económica, política y militar de las dos superpotencias imperialistas, pueden asegurar la soberanía nacional y la construcción del socialismo, tras la revolución. Evidentemente este no es el caso de la Cuba revisionista». (Vanguardia Obrera; Nº 442, 1983)
Respecto al revisionismo chino o maoísmo, no nos repetiremos pues se abordó debidamente en el capítulo: «El PCE (m-l) y su tardía desmaoización» de 2020.
Elena Ódena criticó fuertemente sus teorías como la de los tres mundos:
«Tampoco existe, como fuerza independiente, ese supuesto «tercer mundo» del que hablan los revisionistas chinos refiriéndose a los países menos desarrollados, sino que todos ellos, de uno u otro modo, se encuentran dentro de un sistema socioeconómico, o bien imperialista, neocolonizados por el imperialismo yanqui o por una de las otras potencias imperialistas de Europa, o bien bajo el dominio socio-económico, en uno u otro grado, de la Unión Soviética. Nosotros comunistas, si bien debemos explotar esas contradicciones entre los distintos bloques y entre las potencias imperialistas en beneficio de nuestra lucha revolucionaria, no debemos sin embargo centrar nuestra atención en torno a ellas, ya que lo fundamental en estos momentos es desarrollar la acumulación de fuerzas revolucionarias, fomentar la lucha de nuestra clase obrera y de nuestro pueblo, reforzar y desarrollar el partido marxista-leninista, y preparar la revolución». (Elena Ódena; El imperialismo y nuestra lucha actual, 1982)
Destapando el seguidismo de los partidos maoístas que apoyaban esta fórmula diría:
«No es casual que la burguesía y todos los enemigos de la revolución dediquen tantas energías y esfuerzos en atacar y ocultar al partido, en montar grupos con enga¬ñosas etiquetas «revolucionarias» para desviar a la clase obrera de su verdadero partido y de las perspectivas de la revolución, con el fin de encerrar a las masas trabajadoras que buscan el camino de la revolución, en callejones sin salida. Tales ejemplos son, concretamente en España, organizaciones como la jesuítica y tercermundista ORT, el trotsko-revisionista PTE, por no mencionar más que a dos arquetipos de tales grupos». (Elena Ódena; La revolución socialista, única perspectiva para la clase obrera y el pueblo trabajo, 1978)
Denunciando pues, que el tercermundismo era una teoría cocinada en las calderas imperialistas y recogida por los dirigentes chinos que negaba la lucha clases con el único fin de convertir a China en una superpotencia a base de alianzas interburguesas que embellecen a los gobernantes de los países capitalistas:
«Y además, ¿en qué consiste la llamada «cuestión energética»? Los revisionistas chinos, hoy pro-estadounidenses hasta la médula, pretenden convencernos de que se trata de una «victoria del tercer mundo contra el primero», tesis ésta muy del agrado de las grandes compañías petroleras que jamás se hubieran imaginado que algún día su escandaloso enriquecimiento a costa de los pueblos hubiera encontrado una justificación «tercermundista» fabricada por los gobernantes chinos. (...) Existe hoy una tercera potencia aspirante a superpotencia, cuyos dirigentes han convertido a su vez a China en un Estado socialchovinista, rabiosamente nacionalista». (Elena Ódena; Iº Conferencia antiimperialista de los pueblos de España, 15 de diciembre de 1979)
Pero no solamente se criticó al tercermundismo, sino que la crítica se hizo extensible a toda la doctrina maoísta como se observa en el IIIº Congreso del PCE (m-l) de 1979.
El PCE (m-l) compartía la revista «Teoría y práctica» con el Movimiento de Acción Popular Marxista-Leninista (MAP-ML) de Nicaragua. El viejo PCE (m-l) apoyaba con determinación la lucha de los marxista-leninistas nicaragüenses como se ve en los distintos artículos. Para quien no conozca de este partido:
«El Movimiento de Acción Popular Marxista-Leninista (MAP-ML) no se andaba con remilgos a la hora de criticar la política de los falsos revolucionarios –como debía ser–, y eso como era normal tendría su respuesta –que entre sus formas entraba la represión–. Y es que mientras el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) pactaba con la burguesía y sus agrupaciones el futuro Estado burgués nicaragüense; el mismo desarrolló ya desde los primeros días de gobierno una persecución y encarcelamiento de los revolucionarios marxistas-leninistas del MAP-ML. (...) A la brutal represión se le añadió la censura y cierre de su medio de comunicación, el periódico «El Pueblo» –el director de este diario, Melvin Wallace Simpson, se convirtió en el «primer preso político» en el post somocismo, le fueron negadas todas las garantías jurídicas, y se le incomunicó con paradero desconocido–. También se procedió a la ilegalización de organizaciones sindicales ligadas al mismo MAP-ML, es el caso del Frente Obrero. Esta ley marcial aplicada al MAP-ML nunca se aplicó a la burguesía y sus tribunas, ni siquiera en los momentos más álgidos de la guerra contrarrevolucionaria. Esto nos deja ver claramente que el FSLN veía como enemigo a batir a la única organización que hacía un planteamiento de clase proletario y revolucionario en lo referente a las tareas apremiantes y futuras a resolver por la revolución triunfante». (Equipo de Bitácora (M-L); ¿Qué fue de la «Revolución Popular Sandinista»?: Un análisis de la historia del FSLN y sus procesos, 19 de julio del 2015)
El artículo: «Organizar la solidaridad internacionalista con Nicaragua y el MAP-ML» comentaba excelentemente sobre la solidaridad internacional:
«Es evidente que el carácter de nuestra solidaridad no puede ser «neutro». Tal «neutralidad» no existe, ni puede existir mientras existan intereses contrapuestos de las distintas clases sociales que pugnan políticamente en Nicaragua. (…) Apoyamos particularmente al MAP/ML, partido que defiende los intereses de la clase obrera, que asume posiciones consecuentes antiimperialistas y que trata por hacer avanzar la lucha revolucionaria sobre la base de principios marxista-leninistas». (Vanguardia Obrera; Nº 513, 1985)
Destacable fue la lucha del PCE (m-l) en aquella época contra el trotskismo. Algunos folletos como «Las posiciones políticas y organizativas de los fraccionalistas trotskistas» de 1965 o «¿Marxismo-leninismo o trotskismo?» de 1969 ejemplifican bien la lucha del PCE (m-l) contra el trotskismo de aquel entonces, téngase en cuenta que en estos documentos todavía se nota la influencia del maoísmo en la organización. Los grupos principalmente dominados por el trotskismo, por sus características intrínsecas de libertad de fracciones y sus tácticas de realizar «entrismo» en otras organizaciones de mayor influencia y la libertad, tarde o temprano caían en la conciliación con otros «revisionismos mayores», dejándose asombrar por su gran poder e influencia. F. Guadarrama en su artículo: «Los trotskistas, quintacolumna del revisionismo carrillista», criticaba que:
«El espíritu conciliador y el seguidismo respecto al revisionismo, son características fundamentales del trotskismo; así vemos como los distintos grupúsculos trotskistas en España siguen rindiendo culto permanente al grupo de Carrillo y van a su zaga en sus planteamientos». (Vanguardia Obrera; Nº79, 1973)
«El espíritu conciliador y el seguidismo respecto al revisionismo, son características fundamentales del trotskismo; así vemos como los distintos grupúsculos trotskistas en España siguen rindiendo culto permanente al grupo de Carrillo y van a su zaga en sus planteamientos». (Vanguardia Obrera; Nº79, 1973)
Tanto las organizaciones que se autodenominaban propiamente trotskistas, como otros grupos eclécticos que mantenían el trotskismo como auxiliar ideológico, bajo estas tesis y acciones vendieron su autonomía como organización en estos años, consiguiente finalmente el disolverse o integrándose definitivamente en el PCE/PSOE. Esto demostraba que el trotskismo, con sus teorías ajenas al marxismo en el tema organizativo e ideológico, era sinónimo de renuncia a la hegemonía del proletariado y su organización.
El trotskismo, como ocurre actualmente en otros lugares con algunos grupos eclécticos, a veces no aparece bajo tal bandera, sino que se muestra en una mezcolanza entre trotskismo con elementos del castrismo-guevarismo, del maoísmo, de la socialdemocracia clásica y demás, como era el caso del grupo Organización Comunista de España (Bandera Roja).
También vemos el mismo panorama en el llamado Partido Comunista Internacional, por sus siglas PC(I), que más tarde daría pie al tercermundista Partido del Trabajo de España (PTE) de 1979 que a su vez acabaría en posiciones abiertamente socialdemócratas, reintegrándose en el PCE y PSOE a mediados de los 80:
También vemos el mismo panorama en el llamado Partido Comunista Internacional, por sus siglas PC(I), que más tarde daría pie al tercermundista Partido del Trabajo de España (PTE) de 1979 que a su vez acabaría en posiciones abiertamente socialdemócratas, reintegrándose en el PCE y PSOE a mediados de los 80:
«El Partido Comunista Internacional» –anteriormente, «Unidad»–. Es un grupo surgido en 1967 como un desgajamiento de la base del Partido revisionista [de Carrillo], primero en Cataluña y después extendido a otras zonas. Camufla y oculta su idolología trotskista –pese a la cual ataca abiertamente a Stalin– y mezcla el trotskismo con una adoración ciega al castrismo». (Partido Comunista de España (marxista-leninista); Cuadernos marxista-leninistas, suplemento a «Revolución Española»; ¿Marxismo-leninismo o trotskismo?, 1969)
Las tesis del trotskismo internacional también harían mella en grupos como el Movimiento Comunista de España (MCE). En especial es de reseñar la denuncia de la mala comprensión en las alianzas del trotskismo, negando el papel específico del campesinado y teniendo en cambio una inclinación por la «violencia revolucionaria» basada sobre todo en un terrorismo individual, lo que es de un franco aventurerismo:
«Pretender luchar seriamente contra la dictadura franquista y sus aliados yanquis sin movilizar a todas las fuerzas objetivamente revolucionarias y de importancia cualitativa y cuantitativa decisiva –como es concretamente el campesinado–, es puro aventurerismo. (...) Ahora bien, si bien los trotskistas no niegan abiertamente la necesidad de la revolución violenta, e incluso en algunos casos pretenden propugnarla, en sus absurdos esquemas no entra en modo alguno la cuestión de la movilización de las masas para la lucha armada y la guerra popular. De ahí su actitud hostil a la formación de un verdadero frente revolucionarlo y patriota basado en la alianza obrero-campesina y de las demás fuerzas populares y trabajadoras. Tal es el caso del llamado Partido Comunista Internacional de innegable tendencia trotskista». (Partido Comunista de España (marxista-leninista); Cuadernos marxista-leninistas, suplemento a «Revolución Española»; Contra la dictadura fascista y la dominación yanqui; Forjemos el Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP), 1971)
Lo mismo puede decirse del grupo Organización Comunista de España (Bandera Roja).
Todo esto ya se vio en el capítulo: «La forma y el contenido de las críticas hacia los adversarios políticos» de 2020.
Lo mismo puede decirse del grupo Organización Comunista de España (Bandera Roja).
Todo esto ya se vio en el capítulo: «La forma y el contenido de las críticas hacia los adversarios políticos» de 2020.
En cambio, a la muerte de Elena Ódena en 1985, el PCE (m-l) liderado por Raúl Marco ha sido y es condescendiente con todo tipo de revisionismos que antiguamente se combatían desde el partido. La línea de demarcación en lo internacional entre marxistas y oportunistas fue borrada de un plumazo, en lo interno y externo.
b) El PCE (m-l) de 2006-actualidad y su concepto de internacionalismo proletario
El PCE (m-l) actual de Raúl Marco refundado en 2006, en sus artículos ha rehabilitado al antiguo revisionismo soviético, alemán y cubano. Ellos, más allá de sus particularidades, profundamente jruschovistas en su esencia.
Enver Hoxha ya advirtió sobre este tipo de distorsiones, advirtiendo que:
«Un auténtico partido marxista-leninista se caracteriza por su actitud firme y resuelta hacia el revisionismo moderno, hacia el jruschovismo, el titoismo, el pensamiento Mao Zedong, el eurocomunismo, etc. Trazar una clara línea de demarcación en esta cuestión es de gran importancia de principios. Si un partido permite que en sus filas aniden ilusiones, tales como que: «en la Unión Soviética, independientemente de la ideología jruschovista, se está construyendo el socialismo», que en la dirección del Partido Comunista de la Unión Soviética existen «burócratas», pero también existen «revolucionarios y marxistas-leninistas», entonces, quiérase o no, ese partido ya no se mantiene en posiciones marxistas-leninistas, se ha apartado de la estrategia y de la táctica revolucionarias, y, aunque no de manera abierta, de manera indirecta se habrá transformado en un partido filosoviético, por más que de palabra pueda estar en contra de las tesis del XXº Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética y el jruschovismo. La experiencia revolucionaria ha confirmado que no se puede combatir el jruschovismo si no se combate al mismo tiempo la política hegemonista, chovinista y socialimperialista que siguen los dirigentes de la actual Unión Soviética capitalista e imperialista». (Enver Hoxha; Eurocomunismo es anticomunismo, 1980)
En un artículo del Comité Central del Partido Comunista Revolucionario de Brasil (PCRB) titulado «Revolución Cubana: ¡50 años de independencia y democracia para los trabajadores!», parece ser que fue del agrado del PCE (m-l) y fue reproducido en su órgano de expresión «Octubre». Allí leemos como en su prensa se calificó de «campo socialista» al bloque de países y zonas de influencias de la antigua URSS socialimperialista:
El PCE (m-l) actual de Raúl Marco refundado en 2006, en sus artículos ha rehabilitado al antiguo revisionismo soviético, alemán y cubano. Ellos, más allá de sus particularidades, profundamente jruschovistas en su esencia.
Enver Hoxha ya advirtió sobre este tipo de distorsiones, advirtiendo que:
«Un auténtico partido marxista-leninista se caracteriza por su actitud firme y resuelta hacia el revisionismo moderno, hacia el jruschovismo, el titoismo, el pensamiento Mao Zedong, el eurocomunismo, etc. Trazar una clara línea de demarcación en esta cuestión es de gran importancia de principios. Si un partido permite que en sus filas aniden ilusiones, tales como que: «en la Unión Soviética, independientemente de la ideología jruschovista, se está construyendo el socialismo», que en la dirección del Partido Comunista de la Unión Soviética existen «burócratas», pero también existen «revolucionarios y marxistas-leninistas», entonces, quiérase o no, ese partido ya no se mantiene en posiciones marxistas-leninistas, se ha apartado de la estrategia y de la táctica revolucionarias, y, aunque no de manera abierta, de manera indirecta se habrá transformado en un partido filosoviético, por más que de palabra pueda estar en contra de las tesis del XXº Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética y el jruschovismo. La experiencia revolucionaria ha confirmado que no se puede combatir el jruschovismo si no se combate al mismo tiempo la política hegemonista, chovinista y socialimperialista que siguen los dirigentes de la actual Unión Soviética capitalista e imperialista». (Enver Hoxha; Eurocomunismo es anticomunismo, 1980)
En un artículo del Comité Central del Partido Comunista Revolucionario de Brasil (PCRB) titulado «Revolución Cubana: ¡50 años de independencia y democracia para los trabajadores!», parece ser que fue del agrado del PCE (m-l) y fue reproducido en su órgano de expresión «Octubre». Allí leemos como en su prensa se calificó de «campo socialista» al bloque de países y zonas de influencias de la antigua URSS socialimperialista:
«La dirección declaró el carácter socialista de la revolución y el pueblo de Cuba conquistó su verdadera independencia. Inmediatamente los EEUU declararon el bloqueo económico. El pueblo cubano compensó esta medida estableciendo relaciones comerciales de nuevo tipo con el bloque socialista, al unirse al Consejo de Asistencia Económica Mutua (CAME)». (Octubre; Órgano de expresión del PCE (m-l); Nº23, 2009)
Todos los partidos oportunistas, incluido los maoístas, pese a su verborrea sobre la lucha contra el revisionismo, rehabilitaron al revisionismo soviético con este tipo de teorías que justificaban a la dirección soviética del PCUS como internacionalista e incluso socialista. Esto puede verse en el Movimiento Comunista de España (MCE), o en el también ultraoportunista Paritdo Comunista de España (Reconstituido) que llegó no solo a apoyar a la URSS de Brézhnev sino también la Perestroika de Gorbachov. Raúl Marco, ensuciaría las siglas del PCE (m-l) rehabilitando vergonzosamente a una corriente contra la que precisamente el PCE (m-l) nació combatiendo.
¿Pero qué supuso en realidad para Cuba la integración en el CAME manejado por los socialimperialistas soviéticos?:
«El precio del renovado apoyo soviético fue una cierta descentralización de la toma de decisiones económicas y la introducción de una gama limitada de los mecanismos de mercado. Desde el comienzo de los años setenta, los dirigentes cubanos trataron de reformar las estructuras económicas y políticas de Cuba para dar cabida al nuevo modelo. (...) Las reformas que siguieron en la primera mitad de la década los setenta en Cuba iban en consonancia con la línea de la Unión Soviética, bajo la cooperación de numerosos asesores soviéticos se reestructuraron los organismos y empresas económicas de Cuba. Una Comisión soviético-cubana se creó en diciembre de 1970 para coordinar el uso de la ayuda soviética, y dos años más tarde, Cuba se convirtió en un miembro de pleno del mercado común del bloque soviético, el CAME –Consejo de Ayuda Mutua Económica–. Un nuevo sistema de gestión económica se estableció progresivamente en los años setenta, y estaba en pleno funcionamiento a finales de la década. Se introdujeron un cierto grado de responsabilidad financiera, la rentabilidad, así como la introducción de una amplia gama de incentivos materiales. (...) Fidel Castro no fue parco en sus ataques a la excesiva centralización en la planificación económica, a los administradores de la empresa se les dio mayor poder de toma de decisiones a nivel de las empresas individuales». (Sebastian Balfour; Castro, 1990)
En los años 80 Raúl Marco rehabilitó el castro-guevarismo siguiendo los pasos de otros partidos que iban degenerando, y que además, aprovechando este giro procubano se granjeó la confianza de intelectuales, pequeño burgueses y algunos viejos exmilitantes que se habían separado del PCE (m-l) y que ya naufragaban por el socialdemocratismo y simpatizaban con el tercermundismo. Véase el capítulo: «El PCE (m-l) y la rehabilitación de corrientes y elementos revisionistas superados: el castrismo y el sandinismo» de 2020.
«Entre tanto, según lo he dicho más arriba, Raúl Marco impulsó la creación del colectivo comunista Octubre, que publicaba un boletín con esa misma denominación y con el que colaboré durante unos años. En ese periódico salieron, entre 1991 y 1993, mis artículos. (…) En 2006 el colectivo Octubre y otras organizaciones se funden en una nueva entidad, que retoma el nombre «PCEml», aunque teniendo como órgano precisamente Octubre para marcar así la continuidad con el mencionado colectivo, a su vez emanado de la última escisión del viejo PCEml, la de 1991. Por mi parte, sin compartir necesariamente sus ideas, he deseado y sigo deseando éxitos a ese nuevo PCEml. Al margen de los dogmas, podemos converger en bastantes cosas: la bandera tricolor y la República; la defensa del socialismo cubano y del proceso de transformación social venezolano». (Lorenzo Peña; Amarga juventud: Un ensayo de egohistoria, 2010)
Este es el caso también de gente como Carlos Hermida que pese a su aura de historiador comunista realmente es conocido por sus odas históricas al revisionismo del siglo XX en sus documentos.
Gran parte de los pequeños articulillos del actual PCE (m-l) versan en una lacayuna propaganda hacia el revisionismo cubano:
«Joan Sureda: Cuba consideramos que es el punto de lanza antiimperialista y anticapitalista». (Entrevista realizada en el XI encuentro Estatal de Solidaridad con Cuba; Publicado en Cubainformación TV, 2010)
Con ello como no pueden negar, están siguiendo el ejemplo de infinidad de partidos revisionistas contemporáneos sin personalidad alguna:
«Joan Sureda: Defensa en Cuba es una plataforma de 80 o 90 grupos, asociaciones políticas, sindicatos. (…) En esta plataforma hay distintas sensibilidades pero con un mínimo denominador: el antiimperialismo y el anticapitalismo. (…) La participación del partido en estos encuentros es sobretodo reunirse con asociaciones afines. Hay partidos políticos comunistas aparte del nuestro como el Partido Comunista de los Pueblos de España o el Partido Comunista de España y asociaciones afines a ambos, y el diálogo con nosotros es básico». (Entrevista realizada en el XI encuentro Estatal de Solidaridad con Cuba; Publicado en Cubainformación TV, 2010)
En el PCE (m-l) de 1990-1992 y de 2006-2016 se atreven a hablar de socialismo en Cuba como hemos visto en sus publicaciones. Recientemente afirman que el «restablecimiento de relaciones» cubano-estadounidenses es un triunfo de los Castro, exactamente igual que la burda propaganda gubernamental cubana:
«La reanudación de las relaciones diplomáticas es un hecho muy importante para ambos pueblos, pero eso no significa que Estados Unidos haya renunciado al objetivo de acabar con la revolución socialista. (...) El PCE (m-l), que siempre ha denunciado la injerencia estadounidense y ha mostrado su solidaridad con la revolución cubana, se congratula de esta victoria del pueblo cubano, que es la victoria de todos los pueblos del mundo que luchan contra el imperialismo». (Partido Comunista de España (marxista-leninista); Nº78, Cuba una derrota del imperialismo estadounidense, 2015)
Esto tiene el mismo sentido que cuando las entrevistas de Nixon y Mao eran recibidas por los maoístas más fanáticos del mundo como «una evidencia del triunfo de la política del Gran Timonel, y del fracaso del imperialismo yankee». Una ridiculez más.
La actual dirección del PCE (m-l) aprovechó la muerte del revisionista Fidel Castro para agradecer al gobierno cubano por ser «ejemplo a seguir para los pueblos de América Latina» y haber «recuperado la soberanía nacional»:
«El Partido Comunista de España (marxista-leninista) lamenta profundamente la muerte de Fidel Castro y expresa su solidaridad con el gobierno y el pueblo cubanos en estos momentos difíciles y dolorosos. (...) Fidel Castro será siempre recordado como el hombre, el dirigente y el revolucionario que, con el sacrificio y el esfuerzo de todo el pueblo cubano, recuperó para su país la dignidad y la soberanía nacional. (...) Un ejemplo a seguir para los pueblos de América Latina y del resto de continentes». (Partido Comunista de España (marxista-leninista); Comunicado sobre la muerte del compañero Fidel Castro, 26 de noviembre de 2016)
Primero. ¿Podemos hablar de socialismo en Cuba bajo un sistema económico como el suyo?:
«Hoy la defensa del revisionismo cubano deja en ridículo todavía más a sus tristes defensores. Los dominados por el falso mito de la «Cuba socialista» nos intentan argumentar que las reformas en Cuba, entre ellas la implementación del «cuentapropista», la «autogestión» o la masiva entrada de capital extranjero en la economía son reformas «dentro del marco del socialismo» y reformas necesarias. (...) Los planteamientos sobre la búsqueda de la «rentabilidad económica» o la «descentralización» en la economía, son eslóganes que ya llevan presentando los economistas cubanos desde ni se sabe, y que ni siquiera se diferencian formalmente de los argumentos del revisionismo soviético o chino cuando han introducido reformas económicas similares. Estos eslóganes en realidad ya habían sido puestos en práctica muchas décadas antes, cuando las reformas económicas cubanas de los setenta fueron al son de las introducidas en la Unión Soviética de Leonid Brézhnev. (...) La Habana estuvo adherida –sin fisuras– a las teorías económicas y política económica desarrollada por el jruschovismo-brézhnevismo –sus teorías hoy prevalecen en el Partido Comunista de Cuba y no sólo en el ámbito económico–». (Equipo de Bitácora (M-L); El revisionismo del «socialismo del siglo XXI», 2013)
Segundo. ¿Ha sido Fidel Castro un antiimperialista en el que fijarse?:
«Cuando [Fidel] habla de la posibilidad de nuevas guerras, el dirigente cubano comenta que existen dos bloques más o menos diferenciados al que hace mención –Rusia y China de una parte, y Estados Unidos y la Unión Europea de la otra–, ambos con sus respectivos países lacayos y aliados, pero no es verdad lo que quiere hacernos creer que solo un bloque imperialista –el estadounidense– supone una amenaza contra los pueblos para su independencia estatal, para su soberanía económica y una amenaza para la paz mundial. Los países líderes de estos bloques no albergan contradicciones antagónicas entre un bloque imperialista y otro antiimperialista, sino que se trata de contradicciones interimperialistas entre bloques imperialistas competidores. Aunque como decimos tampoco es que el líder cubano haya mostrado alguna vez tener los conocimientos teóricos como para saber discernir tal cuestión. Fidel Castro en el siglo pasado fue el gramófono del socialimperialismo soviético al que estaba ligado económicamente cuando éste se encontraba en pugna contra el otro bloque imperialista liderado por los Estados Unidos; y ahora lo es de los países imperialistas a los que está atado igualmente, no deberíamos molestarnos en saber si Fidel Castro realmente se da cuenta o no del carácter imperialista de los países a los que hace propaganda, sino que nos basta con el hecho de que comete tal felonía. Además, el mensaje de los revisionistas cubanos significa una arenga al proletariado mundial al basar sus esperanzas de mantener la paz en la dirección de las clases burguesas de los países imperialistas competidores del imperialismo estadounidense, algo erróneo a todas luces. (...) ¿Para más inri, alguien ha visto acaso a Castro u otro representante del gobierno cubano condenar los lineamientos ideológicos antimarxistas del revisionismo moderno del llamado «socialismo del siglo XXI», que además son países inundados por las multinacionales y los proyectos con potencias imperialistas? Nadie». (Equipo de Bitácora (M-L); Crítica a la última broma de Fidel Castro en el 70 aniversario de la victoria soviética sobre el fascismo, 9 de mayo de 2015)
¿Es permisible decir que Cuba es antiimperialista o una neocolonia más del engranaje imperialista?:
«Desde finales de los 80 Cuba permitió la entrada de capital extranjero para equilibrar su balanza comercial deficitaria, en base a esto ha ido reformando su ley de inversiones en 1995 y más adelante. Actualmente si bien no está neocolonizada por el capital estadounidense, sí lo está por otros imperialismos. (...) Muchos de los admiradores del modelo cubano, argumentaban que esto era algo temporal, que en cuanto se repusiera de la crisis económica que se arrastraba de los 90 y cuando el modelo se actualizara, en Cuba paulatinamente se iría eliminando la presencia de compañías imperialistas. Pero actualmente no solo se ha mantenido sino que se ha profundizado la tendencia hacia la promoción de la «inversión extranjera» para «alcanzar el crecimiento requerido». (...) Los revisionistas cubanos dependen tanto de la inversión extranjera para cubrir las pérdidas de su desastroso modelo económico que se han llegado a definir en los documentos referidos al VIIº Congreso a la inversión extranjera como parte esencial para el desarrollo del país y en particular de los sectores estratégicos. (...) Se ha tratado de promover intentos de renegociación de las deudas –que alcanza a cerca del 30% del PIB– y de la consecución de nuevos créditos en «mejores condiciones». (Equipo de Bitácora (M-L); Reflexiones sobre el VIIº Congreso del Partido «Comunista» de Cuba y su línea económica, 13 de agosto de 2016)
El actual PCE (m-l) lejos de apoyar los análisis del antiguo PCE (m-l) o de su aliado el Partido Comunista de Alemania/Marxista-Leninista, en sus últimas publicaciones ha publicado toda una serie de retahílas para justificar al extinto régimen revisionista de la Alemania Oriental o también conocida como República Democrática Alemana (RDA). En su artículo «Mito y realidad de la caída del Muro de Berlín», un nostálgico del revisionismo soviético Marcial Tardón nos dice desde las tribunas de «Octubre»:
«En un contexto internacional de creciente tensión entre el bloque capitalista y el socialista, la RDA adopta una postura defensiva con la construcción del muro para salvaguardar su integridad territorial y proteger los avances económicos y sociales que había conseguido en su territorio. (…)El muro, llamado «Muro de Protección Antifascista» por la antigua RDA y «Muro de la Vergüenza» por occidente, fue uno de los elementos más importantes e identificativos de la guerra fría entre EEUU y la desaparecida Unión Soviética». (Octubre; Órgano de expresión del PCE (m-l); Nº130, 2019)
Esto era faltar a la verdad por razones obvias, los marxista-leninistas no apoyaban ni a dicho régimen ni la construcción del muro:
«Después de todo, en la jerga oficial lo llaman el «muro de protección antifascista». Pero, ¿Pero desde cuando la construcción de un Estado socialista de un muro puede frenar las intervenciones imperialistas, o protegerle de los espías o las actividades subversivas? ¿Acaso la Unión Soviética antes socialista tuvo un muro para protegerse de la Alemania nazi?
En 1961, la RDA ya no era un país socialista. La construcción del muro no era como una prueba de la postura antifascista y antiimperialista de los peces gordos de Partido Socialista Unificado de Alemania (PSUA) y sus señores de Moscú. Más bien era la prueba de que la República Democrática Alemana (RDA), el ex primer Estado socialista en suelo alemán había virado, degenerado, hacia un gobierno de represión revisionista. ¡El muro era una traición al socialismo, una traición a la nación!
Los obreros y los campesinos huían del presunto «gobierno de los obreros y campesinos». ¿Por qué? ¿Debido a que habían tenido suficiente del socialismo como la propaganda occidental anunciaba? No, los miles y decenas de miles que se marcharon de la RDA a finales de los 50 y principios de los años 60 no eran personas enemigas del socialismo. Los capitalistas y los gerifaltes nazis ya habían huido mucho antes, es decir, cuando vieron que en la clase obrera de la RDA había conseguido el poder político, que el socialismo se estaba erigiendo.
Ahora, sin embargo, había además de la pequeña burguesía, los obreros y campesinos de Alemania del Este se marchaban por miles y decenas de miles de sus hogares. Muchos de ellos se dieron cuenta, aunque no siempre consciente del todo, de la degeneración que había sufrido la RDA». (Ernst Aust; ¡Abajo el muro!; En el 15 aniversario del muro de la vergüenza en Berlín, agosto de 1976)
Lo que para el PCE (m-l) actual y revisionista, la RDA era una economía de resultados ejemplares gracias presuntamente al:
«Patrimonio, erigido gracias a la socialización de los medios de producción, había permitido avances sociales inexistentes en la RFA ni en la mayoría de estados actuales». (Octubre; Órgano de expresión del PCE (m-l); Nº130, 2019)
Era evidente que para los marxista-leninistas alemanes en cambio, la economía de la RDA al basarse en las ideas jruschovistas de finales de los años 50, las leyes capitalistas operaban como en cualquier otro país occidental, con resultados desastrosos:
«Con la degeneración revisionista y la restauración del capitalismo, en la República Democrática Alemana (RDA) gradualmente se vuelven a sentir las viejas lacras del capitalismo que cada vez se alimentan más en este sistema. Por lo tanto. La RDA está sujeta a las leyes anárquicas de los métodos de producción capitalista, con sus inevitables crisis, conflictos y contradicciones de la que la nueva burguesía no puede escapar. Esto se siente ciertamente entre la clase obrera de la RDA. Ella es consciente del hecho de que las empresas y gestión están en manos de la nueva burguesía y sus amos socialimperialistas y que ya no están bajo las manos de los trabajadores, saben muy bien que la «propiedad pública» se ha convertido en una frase engañosa y vacía. Los trabajadores están sometidos al mismo panorama que los trabajadores de los demás países capitalistas. (...) La codicia por las máximas ganancias y el deseo de enriquecerse cada vez más a expensas de las masas trabajadoras se ha convertido en el rasgo característico de la burguesía de la Alemania del Este. Ha introducido todas las formas posibles para aumentar este beneficio y enriquecimiento. Como propietaria de los medios de producción, ella controla todo, comenzando con la venta de los productos. (…) Como resultado de la brutal explotación por parte de la nueva burguesía y el socialimperialismo soviético, la situación de la clase obrera y las clases trabajadoras de la RDA se ha deteriorado en los últimos años. La inflación, viejo mal inevitable de la sociedad capitalista, se ha desarrollado en la RDA como se ve en el incremento de los precios en los principales bienes de consumo importantes, que, aunque siempre intenten disimularlo cada vez pesa más entre las personas trabajadoras. También los alquileres y otros gastos han aumentado, y las conquistas sociales una vez logradas en el socialismo, se han destruido, a menos que se hayan convertido en políticas sociales capitalistas». (Ernst Aust; Informe sobre las actividades del Comité Central en el IIIº Congreso del Partido Comunista de Alemania/Marxista-Leninista, diciembre de 1976)
El sector estatal, lejos de ser un ejemplo de «economía socialista», era el núcleo donde se condensaban las fuentes de las crecientes diferencias de clase del capitalismo de la RDA:
«El alto grado del sector monopolista de Estado no causa el fin de la competencia entre los nuevos capitalistas. Dentro de la nueva burguesía monopolista tiene lugar una lucha constante por acceder a posiciones de poder y por tanto a mayor parte de las ganancias y a mayor control sobre los medios de producción. De ahí que entre las líneas de las diferentes empresas se ve el incremento de una competencia cada vez más feroz. El ingreso entre los nuevos capitalistas de la RDA es de hasta 10:1 respecto a los salarios de los trabajadores. Ellos tienen sus vías para acceder al dinero y los productos occidentales, sus propios hostales de primera clase y sus casas de reposo. Ellos además viven en villas de lujo, tienen sus chalets en áreas preferentes de áreas protegidas, operan bajo sus propios clubes, que no permiten el paso a la gente trabajadora, pueden ir a Occidente, sus hijos están en una educación preferente, etc». (Partido Comunista de Alemania/Marxista-Leninista; Programa, 1978)
Es bastante triste, que personas que se autoproclaman dirigentes del movimiento comunista, todavía no sean capaces de entender los lineamientos económicos más básicos, no hayan comprendido un libro clásico como es la obra de Stalin «Problemas económicos de la URSS» de 1952, donde se explican las leyes fundamentales del socialismo y del capitalismo, que no comprendan después de todos estos años, el viraje que supuso para la URSS y muchos otros países la llegada del jruschovismo, sus ideas y reformas económicas:
«Todas las grandes y pequeñas reformas económicas a partir de 1953 estaban encaminadas a restaurar las leyes de producción capitalistas: todas las «nuevas» teorías económicas estaban encaminadas a hacer pasar como marxista-leninistas las teorías que años antes se combatieron en el mundo comunista. Es decir, por ejemplo: las tesis de Voznesensky o Yaroshenko basadas en la promoción de la «ley del valor» como rectora en todas las esferas de producción y distribución; basar los planes en torno a los caprichos espontáneos del mercado; la «descentralización económica»; la «autonomía y rentabilidad de las empresas»; la «predominancia del estimulo material al estimulo moral»; la «venta de los medios de producción en las cooperativas»; negar el carácter objetivo de las leyes de la economía política para satisfacer objetivos políticos subjetivos y un sinfín de tesis similares. (...) Stalin en su obra: «Problemas económicos del socialismo en la Unión Soviética» de 1952 se lanzaba en implacable lucha contra las tesis revisionistas del soviético Voznesensky en el interior, a la vez que era una lucha al exterior contra las teorizaciones de Tito en Yugoslavia; ya que ambos autores recuperaban las tesis de Bujarin en la economía, tesis que precisamente Stalin ya había refutado en los años 30. Vale decir además que Stalin criticó en varias reuniones de los años 50 el insuficiente nivel en general de formación de los cuadros comunistas incluyendo teóricos y economistas, y no solamente aludía esta situación a los países donde los comunistas no estaban en el poder y tenían poca influencia, sino que se refería en particular a los países donde los partidos comunistas ejercían el poder, incluyendo a la Unión Soviética. (...) Stalin tenía pues razón de combatir como enemigos a los que, presentándose como autoridades teóricas autorizadas del marxismo-leninismo, carecían de una preparación teórica válida mientras caían en claros errores antimarxistas y se mostraban incapaces de comprender y corregir sus errores. A la muerte de Stalin, en marzo de 1953, se dieron a toda prisa una serie de reformas económicas, muchas de ellas se implementaron incluso antes de la coronación oficial de Jruschov como líder indiscutible de la lucha de poder entre corrientes revisionistas. Veamos un ejemplo de algunas de ellas. (...) Las tesis que Stalin combate en su libro de 1952: «Problemas económicos del socialismo en la Unión Soviética», ¡son las tesis que Jruschov y cía. introdujeron! La reforma de Kosygin de 1965 trajo nuevas teorías y prácticas o institucionalizó algunas que se habían venido practicando desde los años de Jruschov como plantear la rentabilidad por encima de todo, dar mayor autonomía a las empresas, o dar el poder a los directores de empresa de manejar los fondos a su antojo e incluso despedir trabajadores». (Equipo de Bitácora (M-L); Algunas cuestiones económicas sobre la restauración del capitalismo en la Unión Soviética y su carácter socialimperialista, 2016)
Durante el artículo del PCE (m-l) se trata de destacar las bondades del régimen de la RDA y explicar su «contexto internacional complicado», pero le recordemos que la Albania de Enver Hoxha tuvo un contexto mucho más difícil y aún así no vendió su ideología ni su soberanía política a Jruschov como sí hicieron los dirigentes alemanes. En dicho artículo se trata de recoger el testigo de los partidos prosoviéticos que en España vendían tales ideas y que todavía lo hacen. Es curioso que el PCE (m-l) no mencione en ningún momento el carácter capitalista y revisionista del régimen de la RDA, causa final de su propia dependencia del imperialismo y el socialimperialismo, que precipitó a finales de los 80 su propia autodestrucción. Tampoco se menciona la abierta persecución, encarcelamiento, torturas y asesinatos que el régimen de Ulbricht/Honecker infligió a los disidentes del partido primero, y a los militantes del PCA/ML después, silenciando su crítica revolucionaria a su oportunismo. Esta cuestión es solo un ejemplo más de lo poco que tiene que ver el actual PCE (m-l) de Raúl Marco respecto al antiguo. Si el lector quiere saber más, le recomendamos nuestra obra: «Recopilación de citas de Ernst Aust sobre la cuestión alemana y sobre el revisionismo alemán» de 2016.
El actual PCE (m-l) lejos de apoyar los análisis del antiguo PCE (m-l) o de su aliado el Partido Comunista de Alemania/Marxista-Leninista, en sus últimas publicaciones ha publicado toda una serie de retahílas para justificar al extinto régimen revisionista de la Alemania Oriental o también conocida como República Democrática Alemana (RDA). En su artículo «Mito y realidad de la caída del Muro de Berlín», un nostálgico del revisionismo soviético Marcial Tardón nos dice desde las tribunas de «Octubre»:
«En un contexto internacional de creciente tensión entre el bloque capitalista y el socialista, la RDA adopta una postura defensiva con la construcción del muro para salvaguardar su integridad territorial y proteger los avances económicos y sociales que había conseguido en su territorio. (…)El muro, llamado «Muro de Protección Antifascista» por la antigua RDA y «Muro de la Vergüenza» por occidente, fue uno de los elementos más importantes e identificativos de la guerra fría entre EEUU y la desaparecida Unión Soviética». (Octubre; Órgano de expresión del PCE (m-l); Nº130, 2019)
Esto era faltar a la verdad por razones obvias, los marxista-leninistas no apoyaban ni a dicho régimen ni la construcción del muro:
«Después de todo, en la jerga oficial lo llaman el «muro de protección antifascista». Pero, ¿Pero desde cuando la construcción de un Estado socialista de un muro puede frenar las intervenciones imperialistas, o protegerle de los espías o las actividades subversivas? ¿Acaso la Unión Soviética antes socialista tuvo un muro para protegerse de la Alemania nazi?
En 1961, la RDA ya no era un país socialista. La construcción del muro no era como una prueba de la postura antifascista y antiimperialista de los peces gordos de Partido Socialista Unificado de Alemania (PSUA) y sus señores de Moscú. Más bien era la prueba de que la República Democrática Alemana (RDA), el ex primer Estado socialista en suelo alemán había virado, degenerado, hacia un gobierno de represión revisionista. ¡El muro era una traición al socialismo, una traición a la nación!
Los obreros y los campesinos huían del presunto «gobierno de los obreros y campesinos». ¿Por qué? ¿Debido a que habían tenido suficiente del socialismo como la propaganda occidental anunciaba? No, los miles y decenas de miles que se marcharon de la RDA a finales de los 50 y principios de los años 60 no eran personas enemigas del socialismo. Los capitalistas y los gerifaltes nazis ya habían huido mucho antes, es decir, cuando vieron que en la clase obrera de la RDA había conseguido el poder político, que el socialismo se estaba erigiendo.
Ahora, sin embargo, había además de la pequeña burguesía, los obreros y campesinos de Alemania del Este se marchaban por miles y decenas de miles de sus hogares. Muchos de ellos se dieron cuenta, aunque no siempre consciente del todo, de la degeneración que había sufrido la RDA». (Ernst Aust; ¡Abajo el muro!; En el 15 aniversario del muro de la vergüenza en Berlín, agosto de 1976)
Lo que para el PCE (m-l) actual y revisionista, la RDA era una economía de resultados ejemplares gracias presuntamente al:
«Patrimonio, erigido gracias a la socialización de los medios de producción, había permitido avances sociales inexistentes en la RFA ni en la mayoría de estados actuales». (Octubre; Órgano de expresión del PCE (m-l); Nº130, 2019)
Era evidente que para los marxista-leninistas alemanes en cambio, la economía de la RDA al basarse en las ideas jruschovistas de finales de los años 50, las leyes capitalistas operaban como en cualquier otro país occidental, con resultados desastrosos:
«Con la degeneración revisionista y la restauración del capitalismo, en la República Democrática Alemana (RDA) gradualmente se vuelven a sentir las viejas lacras del capitalismo que cada vez se alimentan más en este sistema. Por lo tanto. La RDA está sujeta a las leyes anárquicas de los métodos de producción capitalista, con sus inevitables crisis, conflictos y contradicciones de la que la nueva burguesía no puede escapar. Esto se siente ciertamente entre la clase obrera de la RDA. Ella es consciente del hecho de que las empresas y gestión están en manos de la nueva burguesía y sus amos socialimperialistas y que ya no están bajo las manos de los trabajadores, saben muy bien que la «propiedad pública» se ha convertido en una frase engañosa y vacía. Los trabajadores están sometidos al mismo panorama que los trabajadores de los demás países capitalistas. (...) La codicia por las máximas ganancias y el deseo de enriquecerse cada vez más a expensas de las masas trabajadoras se ha convertido en el rasgo característico de la burguesía de la Alemania del Este. Ha introducido todas las formas posibles para aumentar este beneficio y enriquecimiento. Como propietaria de los medios de producción, ella controla todo, comenzando con la venta de los productos. (…) Como resultado de la brutal explotación por parte de la nueva burguesía y el socialimperialismo soviético, la situación de la clase obrera y las clases trabajadoras de la RDA se ha deteriorado en los últimos años. La inflación, viejo mal inevitable de la sociedad capitalista, se ha desarrollado en la RDA como se ve en el incremento de los precios en los principales bienes de consumo importantes, que, aunque siempre intenten disimularlo cada vez pesa más entre las personas trabajadoras. También los alquileres y otros gastos han aumentado, y las conquistas sociales una vez logradas en el socialismo, se han destruido, a menos que se hayan convertido en políticas sociales capitalistas». (Ernst Aust; Informe sobre las actividades del Comité Central en el IIIº Congreso del Partido Comunista de Alemania/Marxista-Leninista, diciembre de 1976)
El sector estatal, lejos de ser un ejemplo de «economía socialista», era el núcleo donde se condensaban las fuentes de las crecientes diferencias de clase del capitalismo de la RDA:
«El alto grado del sector monopolista de Estado no causa el fin de la competencia entre los nuevos capitalistas. Dentro de la nueva burguesía monopolista tiene lugar una lucha constante por acceder a posiciones de poder y por tanto a mayor parte de las ganancias y a mayor control sobre los medios de producción. De ahí que entre las líneas de las diferentes empresas se ve el incremento de una competencia cada vez más feroz. El ingreso entre los nuevos capitalistas de la RDA es de hasta 10:1 respecto a los salarios de los trabajadores. Ellos tienen sus vías para acceder al dinero y los productos occidentales, sus propios hostales de primera clase y sus casas de reposo. Ellos además viven en villas de lujo, tienen sus chalets en áreas preferentes de áreas protegidas, operan bajo sus propios clubes, que no permiten el paso a la gente trabajadora, pueden ir a Occidente, sus hijos están en una educación preferente, etc». (Partido Comunista de Alemania/Marxista-Leninista; Programa, 1978)
Es bastante triste, que personas que se autoproclaman dirigentes del movimiento comunista, todavía no sean capaces de entender los lineamientos económicos más básicos, no hayan comprendido un libro clásico como es la obra de Stalin «Problemas económicos de la URSS» de 1952, donde se explican las leyes fundamentales del socialismo y del capitalismo, que no comprendan después de todos estos años, el viraje que supuso para la URSS y muchos otros países la llegada del jruschovismo, sus ideas y reformas económicas:
«Todas las grandes y pequeñas reformas económicas a partir de 1953 estaban encaminadas a restaurar las leyes de producción capitalistas: todas las «nuevas» teorías económicas estaban encaminadas a hacer pasar como marxista-leninistas las teorías que años antes se combatieron en el mundo comunista. Es decir, por ejemplo: las tesis de Voznesensky o Yaroshenko basadas en la promoción de la «ley del valor» como rectora en todas las esferas de producción y distribución; basar los planes en torno a los caprichos espontáneos del mercado; la «descentralización económica»; la «autonomía y rentabilidad de las empresas»; la «predominancia del estimulo material al estimulo moral»; la «venta de los medios de producción en las cooperativas»; negar el carácter objetivo de las leyes de la economía política para satisfacer objetivos políticos subjetivos y un sinfín de tesis similares. (...) Stalin en su obra: «Problemas económicos del socialismo en la Unión Soviética» de 1952 se lanzaba en implacable lucha contra las tesis revisionistas del soviético Voznesensky en el interior, a la vez que era una lucha al exterior contra las teorizaciones de Tito en Yugoslavia; ya que ambos autores recuperaban las tesis de Bujarin en la economía, tesis que precisamente Stalin ya había refutado en los años 30. Vale decir además que Stalin criticó en varias reuniones de los años 50 el insuficiente nivel en general de formación de los cuadros comunistas incluyendo teóricos y economistas, y no solamente aludía esta situación a los países donde los comunistas no estaban en el poder y tenían poca influencia, sino que se refería en particular a los países donde los partidos comunistas ejercían el poder, incluyendo a la Unión Soviética. (...) Stalin tenía pues razón de combatir como enemigos a los que, presentándose como autoridades teóricas autorizadas del marxismo-leninismo, carecían de una preparación teórica válida mientras caían en claros errores antimarxistas y se mostraban incapaces de comprender y corregir sus errores. A la muerte de Stalin, en marzo de 1953, se dieron a toda prisa una serie de reformas económicas, muchas de ellas se implementaron incluso antes de la coronación oficial de Jruschov como líder indiscutible de la lucha de poder entre corrientes revisionistas. Veamos un ejemplo de algunas de ellas. (...) Las tesis que Stalin combate en su libro de 1952: «Problemas económicos del socialismo en la Unión Soviética», ¡son las tesis que Jruschov y cía. introdujeron! La reforma de Kosygin de 1965 trajo nuevas teorías y prácticas o institucionalizó algunas que se habían venido practicando desde los años de Jruschov como plantear la rentabilidad por encima de todo, dar mayor autonomía a las empresas, o dar el poder a los directores de empresa de manejar los fondos a su antojo e incluso despedir trabajadores». (Equipo de Bitácora (M-L); Algunas cuestiones económicas sobre la restauración del capitalismo en la Unión Soviética y su carácter socialimperialista, 2016)
Durante el artículo del PCE (m-l) se trata de destacar las bondades del régimen de la RDA y explicar su «contexto internacional complicado», pero le recordemos que la Albania de Enver Hoxha tuvo un contexto mucho más difícil y aún así no vendió su ideología ni su soberanía política a Jruschov como sí hicieron los dirigentes alemanes. En dicho artículo se trata de recoger el testigo de los partidos prosoviéticos que en España vendían tales ideas y que todavía lo hacen. Es curioso que el PCE (m-l) no mencione en ningún momento el carácter capitalista y revisionista del régimen de la RDA, causa final de su propia dependencia del imperialismo y el socialimperialismo, que precipitó a finales de los 80 su propia autodestrucción. Tampoco se menciona la abierta persecución, encarcelamiento, torturas y asesinatos que el régimen de Ulbricht/Honecker infligió a los disidentes del partido primero, y a los militantes del PCA/ML después, silenciando su crítica revolucionaria a su oportunismo. Esta cuestión es solo un ejemplo más de lo poco que tiene que ver el actual PCE (m-l) de Raúl Marco respecto al antiguo. Si el lector quiere saber más, le recomendamos nuestra obra: «Recopilación de citas de Ernst Aust sobre la cuestión alemana y sobre el revisionismo alemán» de 2016.
Mismas «rectificaciones» en el discurso han ido sucediendo sobre países que el antiguo PCE (m-l) criticaba antiguamente en «Vanguardia Obrera» durante los 80.
Como ya dijimos, a finales de los 80 la dirección del PCE (m-l) iniciaría un acercamiento hacia el gobierno sandinista y empezaría a poner en dudas el criticismo de los marxista-leninitas nicaragüenses. Véase el capítulo: «El PCE (m-l) y la rehabilitación de corrientes y elementos revisionistas superados: el castrismo y el sandinismo» de 2020.
Como ya dijimos, a finales de los 80 la dirección del PCE (m-l) iniciaría un acercamiento hacia el gobierno sandinista y empezaría a poner en dudas el criticismo de los marxista-leninitas nicaragüenses. Véase el capítulo: «El PCE (m-l) y la rehabilitación de corrientes y elementos revisionistas superados: el castrismo y el sandinismo» de 2020.
El tiempo le dio la razón a los marxista-leninistas nicaragüenses y al resto de revolucionarios del exterior críticos con la deriva del gobierno del FSLN, en cambio dejó en cueros a los demagogos como Daniel Ortega o Raúl Marco. Pero a éste último le dio igual. En un artículo titulado «Manifiesto mundial a favor de la Nicaragua Sandinista», la dirección del PCE (m-l) ha seguido traicionando su pasado y apoyando su nuevo rumbo revisionista al apoyar al FSLN. Tras su vuelta al poder vía electoral se soltaron epítetos del todo vergonzantes:
«El gobierno antiimperialista de Daniel Ortega. (...) La política del presidente Daniel Ortega de lucha contra la pobreza, por la justicia social y la soberanía nacional». (Octubre; Órgano de expresión del PCE (m-l); Nº24, Manifiesto mundial a favor de la Nicaragua Sandinista, 2009)
¿Antiimperialista alguien como Ortega que dirige el país según le dicta el FMI? ¿Alcanzando niveles de corrupción, nepotismo y pobreza tremebundos? Es un gobierno que se basa en:
«La idea de que «la inversión extranjera genera trabajo y desarrollo para el país». (...) El pensamiento de que «el país se puede y debe apoyarse en organismos capitalistas internacionales como el FMI para regular su economía»: desde la vuelta del FSLN al gobierno de Nicaragua el Fondo Monetario Internacional (FMI) no ha reducido su influencia en la economía nicaragüense alentada durante los gobiernos neoliberales, de hecho esta sigue girando en torno a las exigencias de esa institución. (...) Según Wealth-X, en 2013 el patrimonio del conjunto de la clase burguesa nicaragüense ha crecido en un 20%, al tiempo que el número de supermillonarios ha pasado de 180 a 190 –un 4% más desde el 2012– tomando en consideración que los que reciben este apelativo tienen de patrimonio activo 26 millones de dólares o más; no incluye el patrimonio pasivo como obras de arte, vivienda, etc. Pero agreguemos otros datos, según FIDEG el 42,7% de la población se encuentra inmerso en la pobreza y el 7,6 % bajo el flagelo de la extrema pobreza –que viven con menos de un dólar al día–. Esto arroja una verdad incontrovertible, y es que el conjunto de la fuerza productiva del país y el resultado de ese trabajo, el plus valor, sigue siendo usurpado por la clase dominante en detrimento de las mayorías, o lo que es lo mismo, hay un marco político-económico que permite esa parasitaria usurpación». (Equipo de Bitácora (M-L); ¿Qué fue de la «Revolución Popular Sandinista»?: Un análisis de la historia del FSLN y sus procesos, 19 de julio del 2015)
Leer estos epítetos de Raúl Marco sobre el gobierno de Daniel Ortega en momentos en que Nicaragua y sus trabajadores han sufrido una de las mayores crisis políticas y sociales, con unos niveles de brutalidad y represión contra el pueblo solo comparable a las peores etapas del somocismo, es ruin en un modo incalificable.
De nuevo se ve la catadura oportunista de Raúl Marco, que dice combatir las expresiones del posmodernismo, el «ciudadanismo» y el «socialismo del siglo XXI» en España como Podemos, en cambio apoya a sus aliados y referentes. ¡¡¡Es más, la mistificación que hace el PCE (m-l) de la Nicaragua de los ochenta no se diferencia nada de la propaganda a favor del FSLN que hacen los socialdemócratas-trotskizantes de Izquierda Anticapitalista (IA) ahora integrados en Podemos!!! Véase la obra de IA: «Revolución Sandinista». Y todo eso en un momento en que el pueblo nicaragüense sufre unas medidas neoliberales y represión brutal del ortegismo como ya hemos dicho.
En realidad, el apoyo del actual PCE (m-l) a Cuba, Venezuela o Nicaragua, no es sino una consecuencia de lo que ya denunciaban los marxista-leninistas de los ochenta: tercermundismo, uno que seguía y sigue estando muy presente en los análisis internacionales de los pseudomarxistas:
«El repudio a la teoría y la práctica «tercermundista» tiene vigencia en la actualidad y debe ayudar a comprender cabalmente que la lucha contra el imperialismo no se reduce solo al combate contra las superpotencias, sino que apunta también contra la naturaleza agresiva y rapaz de los otros países imperialistas. En la actualidad situación internacional podemos comprobar que muchos estados que se liberaron del yugo colonial fortalecen y amplían sus vínculos de todo tipo con el imperialismo, a través de los más variados mecanismos. La burguesía en el poder en dichos países, precisamente por ser aliada del imperialismo es enemiga del proletariado y del movimiento revolucionario. Por eso, la lucha contra el imperialismo está indisolublemente ligada al combate contra las clases dominantes en el interior del país. Es sabido que la burguesía proimperialista utiliza diversos organismos internacionales y fórmulas políticas como el «Movimiento de los Países No Alineados», los «Países del Tercer Mundo», «la unidad nacional», el «nuevo orden económico», el diálogo Norte-Sur», etc., por medio de los cuales propagaba la falsa teoría burguesía de la armonía entre explotadores y explotados, entre opresores y oprimidos, así como la que la burguesía tercermundista coincide con los intereses del proletariado y los pueblos. En este aspecto se identifican los revisionistas y los socialdemócratas en su tarea de obstaculizar la acción revolucionaria.
El llamamiento indiscriminado a los diversos países y dentro de ellos a los pueblos, a unirse con sus opresores en el «más amplio frente único» contra la política de agresión y guerra, y en defensa de la paz mundial, es falso y contrarrevolucionario.
El proletariado y sus partidos apoyamos los movimientos de liberación nacional, las luchas democráticas y antiimperialistas. Está claro que sólo cuando esas luchas cuentan con una clara dirección proletaria, adquieren un verdadero contenido revolucionario y conducen al socialismo». (Documento de Quito firmado en la reunión multilateral de partidos marxista-leninistas, 1985)
Por supuesto: siendo procubanos y a su vez hablar de una lucha coherente del actual PCE (m-l) contra el trotskismo, es expresar una tontería a todas luces:
«Para algunos otros, la lucha contra el trotskismo presupone –lo reconozcan en la teoría o no– la única lucha ideológica contra el revisionismo –como demuestra su praxis–, suelen ignorar e incluso condenar la lucha del resto de marxista-leninistas contra otras corrientes revisionistas que no sea el trotskismo. Y de hecho se llega a la estupidez extrema de criticar al trotskismo, sus tesis, autores y movimientos, cuando como ya decíamos, dichos elementos a la vez apoyan a corrientes, figuras y regímenes enormemente influenciados por el trotskismo, a veces incluso reconocidos como fuentes teóricas de revisionismos como: el yugoslavo, chino, cubano, soviético, eurocomunista, el «socialismo del siglo XXI». De ahí que por ejemplo que veamos a los hooligans del revisionismo cubano hablar contra el trotskismo e incluso insultar las opiniones y posiciones marxista-leninistas bajo calificaciones de que «es una opinión trotskista», cuando lo cierto es que el único trotskismo que se practica es el de «su» régimen cubano el cual es conocido por recibir y publicitar a autores trotskistas como Eduardo Galeano, Santiago Alba Rico, Marta Harnecker, Atilio Borón, Néstor Kohan, Ignacio Ramonet o Celia Hart; llegando al extremo de financiar abiertamente al trotskismo y sus representantes como hace la editorial Ciencias Políticas, que publica libros de análisis trotskistas con introducciones de Alan Wood. Aunque de hecho nos resulta menos extraño cuando vemos a trotskistas en el gobierno cubano: es el caso del ex ministro de cultura cubano Abiel Prieto. O que en España el grupo trotskista por antonomasia Izquierda Anticapitalista hable de la «dinámica anti-imperialista, y el carácter nacional, popular, socialista de la revolución de 1959». (Equipo de Bitácora (M-L); Sobre el falso antitrotskismo, 3 de enero de 2017)
En una de las ponencias para buscar la unidad con los maoístas de Unión Proletaria (UP), éstos publicaron las impresiones que los líderes PCE (m-l) les dieron respecto a Cuba y Corea del Norte:
«Los dirigentes del PCE (m-l) brindan su solidaridad antiimperialista a la República de Cuba –tal vez debido a que en España el movimiento de apoyo a Cuba es particularmente fuerte, a que compartimos una lengua y una historia, etc.–, pero evitan generalmente darle un carácter proletario, socialista. De Vietnam o Laos, ni siquiera hablan». (Unión Proletaria; El PCE (m-l) y la unidad de los comunistas, 21 de septiembre de 2011)
¿Cómo puede ser que un partido marxista-leninista no tenga un posicionamiento ante países revisionistas como Laos y sobre todo del archifamoso Vietnam? Recordemos que el antiguo PCE (m-l) de la época de Elena Ódena acabaría exponiendo debidamente el revisionismo vietnamita. Véase el capítulo: «El seguidismo, formalismo y doctrinarismo hacia los mitos aún no refutados» de 2020.
¿Cómo puede entonces que el actual PCE (m-l) viendo los resultados de la política de los revisionistas vietnamitas, le haga el juego a esta variante del maoísmo? Solo hay una explicación: cobardía o contagio ante la hegemonía revisionista. Y no es la única ocasión en que se postula así hacia otros regímenes del revisionismo contemporáneo:
¿Cómo puede entonces que el actual PCE (m-l) viendo los resultados de la política de los revisionistas vietnamitas, le haga el juego a esta variante del maoísmo? Solo hay una explicación: cobardía o contagio ante la hegemonía revisionista. Y no es la única ocasión en que se postula así hacia otros regímenes del revisionismo contemporáneo:
«En cuanto a la R.P.D. de Corea, [los líderes del PCE (m-l)] dicen que nunca la han criticado públicamente «para no perjudicar de cierta manera, a un país que se opone al imperialismo, que lucha por mantener su independencia, que está rodeado por países enemigos, que trata de crear buenas condiciones de vida para el pueblo, que desarrolla la educación, la sanidad, etc. No sólo no lo hemos criticado públicamente, sino que públicamente lo hemos defendido y lo seguimos haciendo. (…) Mas esta justa posición no puede llevarnos a ignorar las posiciones ideológicas de ese partido, a juicio nuestro erróneas». (Unión Proletaria; El PCE (m-l) y la unidad de los comunistas, 21 de septiembre de 2011)
Desde luego estas declaraciones de los dirigentes del PCE (m-l) a sus amigos maoístas no pueden ser más estúpidas, solamente cabe en la mente de un oportunista-revisionista decir que no se critica a un país revisionista porque «puede perjudicarle»:
«Algunos vacilantes-oportunistas que se dicen «marxista-leninistas» reclaman piedad y compasión para los regímenes burgueses y capitalistas de carácter revisionista como podrían ser Cuba, Vietnam, China, Corea del Norte, y un largo etc., piden a los marxista-leninistas y sus partidos que se apiaden de condenar en sus escritos a estos gobiernos, a estos líderes, a estos partidos. Aquí encontramos una serie de personajes y teorías que evidencian el antimarxismo de estos variopintos abogados de los regímenes revisionistas: 1) Los que dicen que no hay que atacar estos regímenes ya que según ellos pese a su revisionismo actual son países socialistas; es decir, son aquellos que creen que pese a ser líderes revisionistas, tener un partido revisionista, se puede construir el socialismo como antaño decían los pro revisionismo soviético en los 70 u 80; 2) Los que dicen que no hay que atacar a estos regímenes porque son una alternativa al «capitalismo clásico» y que más bien habría que apoyarlos con ahínco. Si siguiéramos este hilo de pensamiento habría que apoyar también al «modelo escandinavo», al «socialismo del siglo XXI», o a otros movimientos reformistas o anarquistas que también son alternativa del capitalismo más «asesino» –por así decirlo– como podría ser el neoliberalismo, ¿dónde acabaría el apoyo a estos modelos, en el último estadio de modelo económico capitalista más reaccionario? ¿El corporativismo fascista? ¿El resto serían «aprovechables» y «merecedores de apoyo»? 3) Los que dicen que no hay que atacarlos porque son bastiones antiimperialistas. No obstante, en su línea de pensamiento antiimperialista borran el contenido de clase, niegan que el verdadero antiimperialismo sólo puede ser ejercido por la clase obrera en el poder, desde el punto de vista marxista-leninista que sabe que el genuino antiimperialismo de un Estado va unido y sólo puede ser garantizado a través de la revolución social que es la revolución proletaria, y además, en tal afirmación, ignoran, como si nada, la evidencia de que estos regímenes en el mejor de los casos luchan contra un imperialismo u varios, pero están ligados a otro o a muchos otros, y muchas veces, cambian de un bloque imperialista a otro según convenga a la camarilla burguesa-pequeñoburguesa que detenta el poder; 4) Los que dicen que sería un golpe para el movimiento marxista-leninista la caída dominó de estos regímenes; craso error, jamás puede ser perjudicial para la ideología y objetivos marxista-leninistas la caída de gobiernos burgueses capitalistas, que entre su política, economía y cultura trabajaban por perpetuar el revisionismo. Al revés, estos gobernantes que se esfuerzan por disfrazar sus ideas burguesas-capitalistas bajo ropajes proletarios-marxistas, logrando con sus acciones desacreditar al verdadero comunismo; por el contrario, cuanto más tiempo sigan existiendo estas sedes mundiales del revisionismo más tiempo, más herramientas y más recursos tendrán para propagar el ideario revisionista-burgués a nivel local e internacional, y por lo tanto más difícil se hará a los marxista-leninistas rechazar estas mistificaciones que han sido inculcadas en las masas trabajadoras de su país y de otros países, clichés que como hemos afirmado y demostrado, han sido inoculados como si fueran inherentes a la teoría y práctica del marxismo-leninismo». (Equipo de Bitácora (M-L); El revisionismo coreano: desde sus raíces maoístas hasta la institucionalización del «pensamiento Juche», 2015)
¿Cómo puede ser que un pretendido partido marxista-leninista apoye a los países del «socialismo del siglo XXI» como «países socialistas» o en «vías al socialismo»? ¿Cómo se puede quejar el actual PCE (m-l) del PCE y su herencia eurocomunista y apoyar estos engendros revisionistas? En su artículo: «Venezuela: la derrota del referéndum aclara el camino al socialismo» se comenta:
«Los acuerdos de cooperación firmados con Cuba muy recientemente, son un ejemplo de iniciativas que no sólo contribuyen a fortalecer la posición venezolana frente a las presiones exteriores, sino que ciertamente podrían facilitar el camino a la revolución socialista y su expansión sudamericana». (Octubre; Órgano de expresión del PCE (m-l); Nº13, 2008)
«Los acuerdos de cooperación firmados con Cuba muy recientemente, son un ejemplo de iniciativas que no sólo contribuyen a fortalecer la posición venezolana frente a las presiones exteriores, sino que ciertamente podrían facilitar el camino a la revolución socialista y su expansión sudamericana». (Octubre; Órgano de expresión del PCE (m-l); Nº13, 2008)
¿Qué son en realidad los países del «socialismo del siglo XXI» en lo económico?:
«Ciertos ideólogos encuadrados dentro del «socialismo del siglo XXI», y en el caso del nicaragüense, utilizan tesis de varios revisionismos –como el chino, yugoslavo o el eurocomunista– para engañar a las masas populares en cuanto a la economía. Citemos las concepciones más comunes 1) Los que defienden que el capitalismo de Estado es igual a socialismo: entendamos que la mera nacionalización de empresas, o de un tanto por ciento de las mismas, no significa crear el sector socialista. En esas empresas estatales continúan rigiendo las relaciones de producción capitalistas, y en el caso de las mixtas –parte sector estatal y parte sector burgués o privado– es peor aún, en ellas sigue existiendo una apropiación por parte del empresario aunque un tanto por ciento de la empresa ahora sea estatal debido a que ha sido recuperada para el Estado; en estos casos el Estado siguen reportando grandes rentas extras al ex propietario o propietarios privados por tal operación; o lo que es lo mismo, hay continuidad en la apropiación parasitaria del plus valor. 2) También se recurre a tesis del revisionismo yugoslavo, quién a su vez copió en su día las tesis del anarco-sindicalismo para convencer a las masas que la propiedad estatal es una forma «indirecta de la propiedad colectiva», ergo dicen que la forma directa sería la autogestión empresarial, la cual reniega abiertamente de cualquier plan centralizado a escala nacional y no hace distinción entre las clases trabajadoras, negando una vez más el papel protagónico a la clase obrera. 3) Se recupera la teoría del anarquismo, luego copiada por el revisionismo estadounidense y el revisionismo chino –añádase su variante vietnamita–, y actualmente en auge entre el revisionismo cubano: de que existe un capitalismo bueno, o sea el capitalismo no monopolista, de pequeñas y medianas empresas, a partir de ahí los ideólogos y defensores del «socialismo del siglo XXI» se pierden en la búsqueda de un capitalismo «productivo». 4) De igual modo, los seguidores del «socialismo del siglo XXI» copian otro modelo del revisionismo yugoslavo, chino o cubano en lo concerniente al capital extranjero. Por ejemplo en la creación de empresas mixtas con capital de los países imperialistas, estos aluden que al tener el 51% de la empresa, no se incurre en una explotación de los obreros de la empresa, estupidez donde las haya, porque gran parte del esfuerzo del obrero no es puesto a disposición del presunto Estado socialista y este se reporta directamente al imperialismo como beneficio, sin contar con el hecho de que el imperialismo está obteniendo superganancias desde el mismo momento en que invierte su capital exportado en un país con unos costos de producción mucho más baratos en comparación a los existentes en el propio país. 5) La idea general del liberalismo y del neoliberalismo, que debido a la «globalización», países del tipo como Nicaragua, solo pueden aspirar a «luchar respetando el juego» del sistema capitalista y que solo pueden regular su economía en base a los contratos, pactos y concesiones a los organismos internacionales, que de otro modo estarían condenados a la ruina económica». (Equipo de Bitácora (M-L); ¿Qué fue de la «Revolución Popular Sandinista»?: Un análisis de la historia del FSLN y sus procesos, 19 de julio del 2015)
¿Es acaso la unidad de los países «socialismo del siglo XXI» y otros gobiernos latinoamericanos una unión antiimperialista regional?:
«[Se] habla de «repartición de las riquezas» y «nuevo orden económico» sin darle un carácter de clase, sin un carácter marxista-leninista, meramente abstracto como si se pudiera hacer bajo regímenes capitalistas liberales, neoliberales, o los de «democracia protagónica» del «socialismo del siglo XXI» –todos ellos expresiones de una democracia burguesa y sus mecanismos–. Estos revisionistas hablan como si por ejemplo el monopolio de la industria o los avances tecnológicos se cedieran entre países capitalistas los cuales precisamente compiten y especulan con tal industria y con tales patentes tecnológicas, demuestran con ello que no entiende el carácter de la sociedad en que vivimos, el imperialismo, fase superior del capitalismo, y que los países capitalistas evolucionan en base a la voracidad de sus sistemas que no da lugar a repartimiento de riquezas sino al monopolio, búsqueda de mercados, mera supervivencia a base del pisoteo de la competencia». (Equipo de Bitácora (M-L); Algunas reflexiones sobre los discursos en la VII Cumbre de las Américas, 24 de abril de 2015)
Sobre Venezuela, el PCE (m-l) ha publicado varios artículos acríticos con el socialismo del siglo XXI. En su artículo: «Venezuela: la derrota del referéndum aclara el camino al socialismo» de 2008 ya pronosticaban, en base a sus deseos voluntaristas, ¡que el régimen chavista iba a abandonar las limitaciones del «socialismo del siglo XXI» y enrolarse en el socialismo del marxismo!
«Son muy numerosas las voces que. (…) Señalan la necesidad de llevar a cabo una dura autocritica. (…) Ya sea por la forma de llevar a cabo la campaña del sí, ya respeto al curso seguido por la propia revolución venezolana. (…) Señalar las contradicciones que aquejan al movimiento bolivariano y obligarlo a abandonar las frases rimbombantes del socialismo del siglo XXI, para pasar a analizar sus propios logros y defectos, a pronunciarse claramente respecto a la construcción socialista, y a definir el sujeto, las alianzas, las tácticas y las estrategias consecuentes con ese objetivo». (Octubre; Órgano de expresión del PCE (m-l); Nº13, 2008)
Esto suponía para el PCE (m-l): se tenía ilusiones de que el reformismo venezolano y sus aliados, llegasen mediante una epifanía o una dura reflexión que nunca ha solido ejercer, hacia conclusiones revolucionarias. Todo esto, sin ni siquiera un partido comunista que marcase el camino a dicha autocrítica. Soñar es gratis, desde luego...
En la senda ideológica de su internacional la CIPOML. Por ejemplo, el PC (m-l) de Colombia en su artículo: «¡Viva el proceso revolucionario del pueblo venezolano!», denunciaba la obvia injerencia del imperialismo, tema en el cual centran siempre su discurso cuando hablan de un régimen de este tipo, pero en ningún lugar se señalaba el falso antiimperialismo del gobierno local, ni por supuesto, se instaba a que la clase obrera venezolana se organice y mantenga una postura independiente tanto de la burguesía de «izquierda» chavista como de la burguesía de derecha «tradicional». Solo arenga, a base de fe, a que:
«Nuestro partido y toda la CIPOML han llamado a los patriotas, a los revolucionarios, a los internacionalistas a respaldar la profundización del proceso revolucionario venezolano». (Partido Comunista de España (marxista-leninista); pceml.info, 14 de febrero de 2015)
Aunque no pertenecen a la misma rama revisionista, estas declaraciones del PC (m-l) de Colombia que aquí reproduce sin atisbo de vergüenza el PCE (m-l)… son un calco exacto de las posiciones que lleva décadas manteniendo el revisionista Partido Comunista de Venezuela (PCV), lo cual es una tomadura de pelo en toda regla:
«3) No se puede profundizar ninguna revolución de ningún tipo –antimonopolística, antifeudal, antifascista, anticolonial o socialista– si no se comprende los desarrollos históricos de nuestra época, eso incluye conocer y dominar la teoría leninista del imperialismo como fase superior del capitalismo, y cuando hablamos de comprensión significa albergar una comprensión total de sus puntos cardinales –y no una visión de imperialismo de la época medieval o esclavista como hacen muchos de los actuales revisionistas modernos–. Reducir el imperialismo a su forma de dominación colonial con presencia militar de ocupación y con sus agresiones militares e ignorar la forma de dominación neocolonial –forma de dominación fundamental del imperialismo tras la Segunda Guerra Mundial– como es la exportación de capitales, es ser un ignorante y un pseudomarxista. Saber en qué época estamos es el nudo gordiano para determinar la estrategia y táctica de cualquier partido que se diga comunista marxista-leninista.
4) No puede realizarse una pretendida profundización del proceso «revolucionario» porque este movimiento jamás ha tenido el cariz revolucionario que pintan los revisionistas venezolanos: el movimiento del chavismo jamás salido de los marcos del sistema capitalista y burgués con todo lo que eso incluye en su caso particular: continuación del sistema parlamentarista burgués, promoción y defensa de la propiedad privada nacional y extranjera, no solución de la dependencia de los imperialismos extranjeros, y reforzamiento de la cultura revisionista, es decir burguesa.
Por último añadir que el Partido Comunista de Venezuela pese a sus peroratas no puede liderar ningún proceso en su país –de carácter antifeudal, antineocolonial, antiimperialista, ni mucho menos socialista– debido en lo fundamental a que:
5) El Partido Comunista de Venezuela que lleva desde 1998 hablando de «profundizar» el proceso «bolivariano-chavista» para abrir la «vía», «crear las condiciones» o la «perspectiva» para el socialismo. Plantear que un trabajo político de reforma del actual sistema abriría la perspectiva del socialismo desde las entrañas de un régimen demócrata-burgués venezolano es lo más burdo que se podría escuchar de un supuesto partido comunista, es togliattismo en estado puro, sobre todo cuando varios de sus dirigentes lo han afirmado diciendo que se debe respetar la legalidad burguesa de la constitución de 1999 –como también hace el chavismo al hablar de construir su «socialismo del siglo XXI»–. Pero bueno podríamos creer tales pamplinas de «crear la perspectiva socialista» si de verdad actuaran como comunistas y estuvieran trabajando para «crear una próxima perspectiva socialista» –esto es, preparar a las masas en un espíritu revolucionario de toma de poder, establecimiento de la dictadura del proletariado para iniciar la construcción económica del socialismo–, pero señores es imposible crear la «vía», «crear las condiciones» o la «perspectiva» al socialismo cuando el factor subjetivo del partido camina hacia evita criticar TODAS las teorizaciones y prácticas fundamentales del «socialismo del siglo XXI»; con lo que lejos de pasar a crear tal profundización revolucionaria, se sujeta entre las masas trabajadoras el misticismo acerca del actual gobierno revisionista y su carácter, se crean ilusiones parlamentaristas sobre la toma de poder, ilusiones sobre la Constitución y su carácter burgués, distorsiones sobre la propiedad capitalista haciéndola pasar como socialista, etc. Eso nos lleva al siguiente punto». (Equipo de Bitácora (M-L); Un recuento a las innumerables desviaciones del Partido Comunista de Venezuela, 2016)
Los revisionistas que apoyan abiertamente o de forma «crítica» el proceso chavista y otros procesos del ya fracasado socialismo del siglo XXI, normalmente se olvidan de dos cosas: primero, exponer las causas que hacen a Venezuela un falso antiimperialismo y que el régimen económicamente hablando no tenga salida, y segundo, explicar a los trabajadores las mentiras que tanto el chavismo como la oposición de la derecha tradicional utilizan:
-Las causas reales de la permanente crisis político-económica venezolana; Equipo de Bitácora (M-L), 2018.
-Unas aclaraciones sobre la crisis política en Venezuela; Equipo de Bitácora (M-L), 2018.
El patetismo del actual PCE (m-l) ha llegado hasta tomar a SYRIZA como referencia de lucha antimonopólica, antiimperialista, ¡¡¡y hasta de partido de referencia marxista!!!:
Sobre Venezuela, el PCE (m-l) ha publicado varios artículos acríticos con el socialismo del siglo XXI. En su artículo: «Venezuela: la derrota del referéndum aclara el camino al socialismo» de 2008 ya pronosticaban, en base a sus deseos voluntaristas, ¡que el régimen chavista iba a abandonar las limitaciones del «socialismo del siglo XXI» y enrolarse en el socialismo del marxismo!
«Son muy numerosas las voces que. (…) Señalan la necesidad de llevar a cabo una dura autocritica. (…) Ya sea por la forma de llevar a cabo la campaña del sí, ya respeto al curso seguido por la propia revolución venezolana. (…) Señalar las contradicciones que aquejan al movimiento bolivariano y obligarlo a abandonar las frases rimbombantes del socialismo del siglo XXI, para pasar a analizar sus propios logros y defectos, a pronunciarse claramente respecto a la construcción socialista, y a definir el sujeto, las alianzas, las tácticas y las estrategias consecuentes con ese objetivo». (Octubre; Órgano de expresión del PCE (m-l); Nº13, 2008)
Esto suponía para el PCE (m-l): se tenía ilusiones de que el reformismo venezolano y sus aliados, llegasen mediante una epifanía o una dura reflexión que nunca ha solido ejercer, hacia conclusiones revolucionarias. Todo esto, sin ni siquiera un partido comunista que marcase el camino a dicha autocrítica. Soñar es gratis, desde luego...
En la senda ideológica de su internacional la CIPOML. Por ejemplo, el PC (m-l) de Colombia en su artículo: «¡Viva el proceso revolucionario del pueblo venezolano!», denunciaba la obvia injerencia del imperialismo, tema en el cual centran siempre su discurso cuando hablan de un régimen de este tipo, pero en ningún lugar se señalaba el falso antiimperialismo del gobierno local, ni por supuesto, se instaba a que la clase obrera venezolana se organice y mantenga una postura independiente tanto de la burguesía de «izquierda» chavista como de la burguesía de derecha «tradicional». Solo arenga, a base de fe, a que:
«Nuestro partido y toda la CIPOML han llamado a los patriotas, a los revolucionarios, a los internacionalistas a respaldar la profundización del proceso revolucionario venezolano». (Partido Comunista de España (marxista-leninista); pceml.info, 14 de febrero de 2015)
Aunque no pertenecen a la misma rama revisionista, estas declaraciones del PC (m-l) de Colombia que aquí reproduce sin atisbo de vergüenza el PCE (m-l)… son un calco exacto de las posiciones que lleva décadas manteniendo el revisionista Partido Comunista de Venezuela (PCV), lo cual es una tomadura de pelo en toda regla:
«3) No se puede profundizar ninguna revolución de ningún tipo –antimonopolística, antifeudal, antifascista, anticolonial o socialista– si no se comprende los desarrollos históricos de nuestra época, eso incluye conocer y dominar la teoría leninista del imperialismo como fase superior del capitalismo, y cuando hablamos de comprensión significa albergar una comprensión total de sus puntos cardinales –y no una visión de imperialismo de la época medieval o esclavista como hacen muchos de los actuales revisionistas modernos–. Reducir el imperialismo a su forma de dominación colonial con presencia militar de ocupación y con sus agresiones militares e ignorar la forma de dominación neocolonial –forma de dominación fundamental del imperialismo tras la Segunda Guerra Mundial– como es la exportación de capitales, es ser un ignorante y un pseudomarxista. Saber en qué época estamos es el nudo gordiano para determinar la estrategia y táctica de cualquier partido que se diga comunista marxista-leninista.
4) No puede realizarse una pretendida profundización del proceso «revolucionario» porque este movimiento jamás ha tenido el cariz revolucionario que pintan los revisionistas venezolanos: el movimiento del chavismo jamás salido de los marcos del sistema capitalista y burgués con todo lo que eso incluye en su caso particular: continuación del sistema parlamentarista burgués, promoción y defensa de la propiedad privada nacional y extranjera, no solución de la dependencia de los imperialismos extranjeros, y reforzamiento de la cultura revisionista, es decir burguesa.
Por último añadir que el Partido Comunista de Venezuela pese a sus peroratas no puede liderar ningún proceso en su país –de carácter antifeudal, antineocolonial, antiimperialista, ni mucho menos socialista– debido en lo fundamental a que:
5) El Partido Comunista de Venezuela que lleva desde 1998 hablando de «profundizar» el proceso «bolivariano-chavista» para abrir la «vía», «crear las condiciones» o la «perspectiva» para el socialismo. Plantear que un trabajo político de reforma del actual sistema abriría la perspectiva del socialismo desde las entrañas de un régimen demócrata-burgués venezolano es lo más burdo que se podría escuchar de un supuesto partido comunista, es togliattismo en estado puro, sobre todo cuando varios de sus dirigentes lo han afirmado diciendo que se debe respetar la legalidad burguesa de la constitución de 1999 –como también hace el chavismo al hablar de construir su «socialismo del siglo XXI»–. Pero bueno podríamos creer tales pamplinas de «crear la perspectiva socialista» si de verdad actuaran como comunistas y estuvieran trabajando para «crear una próxima perspectiva socialista» –esto es, preparar a las masas en un espíritu revolucionario de toma de poder, establecimiento de la dictadura del proletariado para iniciar la construcción económica del socialismo–, pero señores es imposible crear la «vía», «crear las condiciones» o la «perspectiva» al socialismo cuando el factor subjetivo del partido camina hacia evita criticar TODAS las teorizaciones y prácticas fundamentales del «socialismo del siglo XXI»; con lo que lejos de pasar a crear tal profundización revolucionaria, se sujeta entre las masas trabajadoras el misticismo acerca del actual gobierno revisionista y su carácter, se crean ilusiones parlamentaristas sobre la toma de poder, ilusiones sobre la Constitución y su carácter burgués, distorsiones sobre la propiedad capitalista haciéndola pasar como socialista, etc. Eso nos lleva al siguiente punto». (Equipo de Bitácora (M-L); Un recuento a las innumerables desviaciones del Partido Comunista de Venezuela, 2016)
Los revisionistas que apoyan abiertamente o de forma «crítica» el proceso chavista y otros procesos del ya fracasado socialismo del siglo XXI, normalmente se olvidan de dos cosas: primero, exponer las causas que hacen a Venezuela un falso antiimperialismo y que el régimen económicamente hablando no tenga salida, y segundo, explicar a los trabajadores las mentiras que tanto el chavismo como la oposición de la derecha tradicional utilizan:
-Las causas reales de la permanente crisis político-económica venezolana; Equipo de Bitácora (M-L), 2018.
-Unas aclaraciones sobre la crisis política en Venezuela; Equipo de Bitácora (M-L), 2018.
El patetismo del actual PCE (m-l) ha llegado hasta tomar a SYRIZA como referencia de lucha antimonopólica, antiimperialista, ¡¡¡y hasta de partido de referencia marxista!!!:
«Para empezar, Syriza surge a partir de organizaciones de la izquierda, y desde el principio se reivindicó de la «izquierda radical». Y, pese a que el congreso de 2013 significó la disolución de los partidos que la integran, no sólo no ha ocultado su ideología, sino que ha hecho bandera de ella: así, basa su crecimiento en el acercamiento de nuevos sectores sociales a las ideas de «la izquierda plural y radical», y no en la ambigüedad y el rechazo a los principios ideológicos de clase. De hecho, en su declaración de principios de 2013, Syriza se reclama «un partido fundado sobre el pensamiento marxista y la larga historia del pensamiento emancipatorio, que trata de avanzar teniendo en cuenta todo este importante aporte teórico», y que pretende la «organización de una sociedad basada en la propiedad y gestión social de los medios de producción. Por otra parte, Syriza ha crecido promoviendo las luchas sociales y en contacto con ellas. Buena parte del potente movimiento obrero griego se halla en su seno a través de algunas de las organizaciones originales. Así pues, pese a las contradicciones internas, lo cierto es que Syriza cuenta con un importante sector obrero en su base y en sus órganos de dirección. Más aún, sus sectores pequeñoburgueses se ven forzados, al menos de momento, a orbitar en torno al núcleo ideológico y al programa heredados de la izquierda histórica y del movimiento obrero». (Partido Comunista de España (marxista-leninista); Comité Ejecutivo del PCE (m-l); En defensa del pueblo griego y su soberanía, 22 de enero de 2015)
El nivel ideológico de la dirigencia del PCE (m-l) para analizar fenómenos y organizaciones internacionales es comparable al de Izquierda Unida/Podemos, o a la visión de sectas maoístas y mafiosas como la Unificación Comunista de España (UCE), la cual en su periódico repetían las mismas ideas que los presuntos «veteranos comunistas» del PCE (m-l):
«Grecia ha lanzado un desafío a Washington y Berlín. Mantenido con la habilidad y firmeza del gobierno de Syriza en la defensa de los intereses nacionales». (De Verdad; La batalla de Grecia, 3 de julio de 2015)
¡¿Cómo el PCE (m-l) se permite el lujo de criticar a Podemos en España y apoyar a su versión griega?!
«Grecia ha lanzado un desafío a Washington y Berlín. Mantenido con la habilidad y firmeza del gobierno de Syriza en la defensa de los intereses nacionales». (De Verdad; La batalla de Grecia, 3 de julio de 2015)
¡¿Cómo el PCE (m-l) se permite el lujo de criticar a Podemos en España y apoyar a su versión griega?!
En realidad nuestro viejo revisionista Raúl Marco no acertó en caracterizar a este grupo en ninguno de los temas que aquí comenta, y se creyó toda la propaganda de Alexis Tsipras. Nosotros ya refutamos estas ilusiones sobre SYRIZA en nuestros documentos:
-Syriza y la euforia de la llamada «izquierda; Equipo de Bitácora (M-L) de 2015.
-¿Es Alexis Tsipras el nuevo Enrico Berlinguer?; Equipo de Bitácora (M-L) de 2015.
-La segunda «bajada de pantalones» de SYRIZA y la respuesta espontánea del pueblo griego; Equipo de Bitácora (M-L) de 2015.
-Syriza y la euforia de la llamada «izquierda; Equipo de Bitácora (M-L) de 2015.
-¿Es Alexis Tsipras el nuevo Enrico Berlinguer?; Equipo de Bitácora (M-L) de 2015.
-La segunda «bajada de pantalones» de SYRIZA y la respuesta espontánea del pueblo griego; Equipo de Bitácora (M-L) de 2015.
¡¡¡Incluso ahora el PCE (m-l) se atreve a decir que en China alguna vez hubo socialismo reivindicando la época maoísta!!! En su artículo: «El papel de los comunistas para superar la confusión en la izquierda», se nos intenta colar la idea de que China alguna vez construyó el socialismo:
«El papel de Estados como China o Rusia que en su día encabezaron procesos de construcción del socialismo». (Octubre; Órgano de expresión del PCE (m-l); Nº87, 2015)
Refutando estas ideas. Ya en 1978, el líder de los marxista-leninistas alemanes contestaba a aquellos que todavía mantenían simpatías y esperanzas en el legado de Mao:
«¿Ha existido la dictadura del proletariado alguna vez en China? A partir de esta pregunta resulta inevitablemente también formular la siguiente pregunta –que ha dado mucho que hablar incluso entre nosotros–: ¿cuándo existió entonces exactamente esta dictadura del proletariado? ¿Después de la liberación de China cuando el propio Partido Comunista de China hablaba de la nueva democracia y no se cansaba de destacar la participación de la burguesía en el poder? ¿O tal vez un poco más tarde, cuando Mao Zedong continuaba predicando el crecimiento interno pacífico de la burguesía en el socialismo y Liu Shao-chi, el llamado Jruschov chino, estaba en el apogeo de su poder? ¿O tal vez en la llamada «Revolución Cultural» con sus caóticas, anarquistas y pequeño burguesas acciones? ¿Tal vez justo después de eso, cuando el partido y los sindicatos fueron destruidos en China y Lin Piao fue coronado oficialmente como el príncipe heredero? ¿O tal vez un poco más tarde, cuando Nixon visitó a Mao Zedong y Chou En-lai, y Deng Xiaoping fue rehabilitado y la reaccionaria teoría de los tres mundos estaba plenamente desarrollada? Por no hablar ya, de los años posteriores a la muerte de Mao Zedong». (Ernst Aust; Informe en el IVº Congreso del Partido Comunista Alemán/Marxista-Leninista, diciembre de 1978)
Visto lo visto en las publicaciones de «Octubre», con razón el actual PCE (m-l) no ha publicado ni un solo documento de la época en que el partido realizó una autocrítica maoísta entre 1978 y 1979. Documentos que para su vergüenza ha tenido que traer el Equipo de Bitácora (M-L): «La lucha del PCE (m-l) contra el «pensamiento Mao Zedong» y la teoría de los tres mundos y el revisionismo chino» de 2018.
Los dirigentes del actual PCE (m-l) como Raúl Marco parece que se arrepienten de su crítica pasada al maoísmo. ¿La razón? Tras su transformación ideológica ahora ven en el maoísmo y sus esquemas un modelo a seguir, exactamente como le ocurría a Carrillo cuando reconocía en su día en 1957. Véase nuestro documento: «Una breve glosa sobre la influencia del revisionismo chino en la conformación del revisionismo eurocomunista» de 2015.
Este no ha sido el único affaire del PCE (m-l) con el maoísmo internacional. En su artículo: «¡Viva la lucha popular en Nepal!» se decía con toda seguridad:
«La guerrilla ha desarrollado una estrategia basada en la flexibilidad táctica, la valoración de la correlación de fuerzas en cada momento y la lealtad a los acuerdos. Sin renunciar al objetivo de implantar el socialismo, los guerrilleros han dado pasos firmes y han determinado la evolución del proceso democrático apoyándose en la fuerza de la calle, sin componendas en las alturas que lo desvinculasen de los anhelos populares». (Octubre; Órgano de expresión del PCE (m-l); Nº0, 2006)
¡Qué grandes visionarios políticos! El PCE (m-l) demostraría no estar muy bien informado, y como siempre, pecaría de hacer más caso a las informaciones revisionistas que de realizar un análisis propio del tema a tratar. Poco después, el movimiento maoísta había llegado a toda una serie de compromisos deshonrosos que abortarían cualquier tipo de «revolución» y establecerían un régimen liberal parlamentario al uso, causando una honda decepción incluso dentro del maoísmo internacional:
«Recordamos cuando hace unos pocos años algunos maoístas y filomaoístas sacaban pecho por la guerrilla del PCUN (M) en Nepal cuando todos los marxista-leninistas habían dicho entonces –y como siempre– que una guerrilla de tipo maoísta a lo sumo que puede aspirar es a desarrollar o colaborar en una guerra de liberación nacional de tipo anticolonial, y que si llega a tomar el poder o entrar en coalición realizar algunas reformas antifeudales y antiimperialistas –aunque para acabar ligándose a otro imperialismo–, pero nunca mantener un antiimperialismo consecuente y menos llevar a cabo la revolución socialista.
Tiempo después cuando se empezaron a ver las típicas vacilaciones maoístas que se concretizaban en este proceso –con su idiosincrasia propia– achacaban que la no resolución ni siquiera de las cuestiones anticoloniales y antifeudales, y la no transición al socialismo era debido a una traición de Prachanda –el líder del partido–.
Hay que ser o muy iluso o un gran sofista para afirmar eso en serio. ¿Qué era lo que propagaba Prachanda para su país y su «revolución» desde el principio? Promoción de la propiedad privada, ligazón a otros imperialismos –como la China socialimperialista– para desarrollar las fuerzas productivas, renuncia al papel de vanguardia del partido comunista –en una coalición con multitud de organizaciones burguesas y pequeño burguesas– sumado a un multipartidismo y coexistencia con las clases explotadoras; ¡¿y acaso en qué se diferencia esto con el programa de Mao Zedong de la «nueva democracia»?! En nada, y cualquiera que haya estudiado las obras de Mao Zedong y el desarrollo en la práctica de China, se puede dar cuenta de esto. (...)
Esto demuestra de nuevo, que el hecho de que un grupo tome las armas no significa que este grupo sea marxista-leninista, ni siquiera revolucionario. La burguesía o la pequeña burguesía –al igual que otras clases en el pasado– ha tomado las armas en varias ocasiones, a veces con fines revolucionarios y otros contrarrevolucionarios, quién no comprenda esto no comprende el materialismo histórico. Igualmente la clase obrera puede cometer actos como huelgas e incluso actos insurreccionales, pero si no está pertrechada de su ideología: el marxismo-leninismo, bajo el espontaneismo o directamente bajo la influencia de ideologías burguesas jamás llegará a buen puerto en sus propósitos. Sobra decir, que si como en el caso de Nepal, el movimiento tiene un origen social pequeño burgués y está fundado en una ideología pequeño burguesa –como el maoísmo que tiene muchas variantes y expresiones–, este movimiento ni siquiera es garantía de cumplir la resolución de tareas de carácter anticolonial, antifascista, antiimperialista, antifeudal, etc. La única garantía absoluta de que esto se cumpla es un movimiento marxista-leninista que reúna al núcleo de la clase obrera del país y que en alianza con otras capas sociales trabajadoras conduzcan el proceso, el resto es ser irresponsable.
¿Algo que alegar los maoístas y defensores del proceso nepalí?». (Equipo de Bitácora (M-L); Unas reflexiones sobre la «revolución» en Nepal y la hipocresía de los maoístas y filomaoístas, 2015)
Es bastante gracioso que muchos grupos que se autodenominan oficialmente antimaoístas, den cobertura gratuitamente a los mitos del maoísmo y sus agrupaciones, y que cuando los verdaderos marxista-leninistas se lo señalan, lejos de realizar autocritica, siguen en sus trece, justificando lo injustificable bajo diversas excusas:
«Si vemos el programa político-económico como las tácticas y métodos para llegar al poder de los naxalitas, es fácil ver que no sólo están en las antípodas del marxismo, sino que no son revolucionarios. Ciertamente varias organizaciones del maoísmo son conocidas en todo el mundo por el reformismo y las ilusiones basadas en el parlamentarismo y el legalismo burgués, suelen participar o apoyar a facciones de la burguesía nacional en lo que llaman gobiernos «antiimperialistas y progresistas» y también se les suele ver ir dentro de las coaliciones electorales de la «izquierda constitucionalista» –es decir la «izquierda domesticada»–. Pero por encima de esto, suelen tener más notoriedad a causa de la propaganda de sus seguidores, o la publicidad de los medios de comunicación, las organizaciones maoístas que practican el revisionismo armado, aunque finalmente lo más sonado son sus actos terroristas o sus claudicaciones finales y su aceptación e introducción de la democracia burguesa. Nepal es el ejemplo más reciente de esta última expresión, por ello el maoísmo en cualquier parte del mundo –dependiendo de la corriente maoísta y su idiosincrasia propia– no aspira ni siquiera a cumplir un rol revolucionario». (Equipo de Bitácora (M-L); El maoísmo solapado de Reconstrucción Comunista (RC) es una negación de las luchas y lecciones de los marxista-leninistas, 2016)
«¿Ha existido la dictadura del proletariado alguna vez en China? A partir de esta pregunta resulta inevitablemente también formular la siguiente pregunta –que ha dado mucho que hablar incluso entre nosotros–: ¿cuándo existió entonces exactamente esta dictadura del proletariado? ¿Después de la liberación de China cuando el propio Partido Comunista de China hablaba de la nueva democracia y no se cansaba de destacar la participación de la burguesía en el poder? ¿O tal vez un poco más tarde, cuando Mao Zedong continuaba predicando el crecimiento interno pacífico de la burguesía en el socialismo y Liu Shao-chi, el llamado Jruschov chino, estaba en el apogeo de su poder? ¿O tal vez en la llamada «Revolución Cultural» con sus caóticas, anarquistas y pequeño burguesas acciones? ¿Tal vez justo después de eso, cuando el partido y los sindicatos fueron destruidos en China y Lin Piao fue coronado oficialmente como el príncipe heredero? ¿O tal vez un poco más tarde, cuando Nixon visitó a Mao Zedong y Chou En-lai, y Deng Xiaoping fue rehabilitado y la reaccionaria teoría de los tres mundos estaba plenamente desarrollada? Por no hablar ya, de los años posteriores a la muerte de Mao Zedong». (Ernst Aust; Informe en el IVº Congreso del Partido Comunista Alemán/Marxista-Leninista, diciembre de 1978)
Visto lo visto en las publicaciones de «Octubre», con razón el actual PCE (m-l) no ha publicado ni un solo documento de la época en que el partido realizó una autocrítica maoísta entre 1978 y 1979. Documentos que para su vergüenza ha tenido que traer el Equipo de Bitácora (M-L): «La lucha del PCE (m-l) contra el «pensamiento Mao Zedong» y la teoría de los tres mundos y el revisionismo chino» de 2018.
Los dirigentes del actual PCE (m-l) como Raúl Marco parece que se arrepienten de su crítica pasada al maoísmo. ¿La razón? Tras su transformación ideológica ahora ven en el maoísmo y sus esquemas un modelo a seguir, exactamente como le ocurría a Carrillo cuando reconocía en su día en 1957. Véase nuestro documento: «Una breve glosa sobre la influencia del revisionismo chino en la conformación del revisionismo eurocomunista» de 2015.
Este no ha sido el único affaire del PCE (m-l) con el maoísmo internacional. En su artículo: «¡Viva la lucha popular en Nepal!» se decía con toda seguridad:
«La guerrilla ha desarrollado una estrategia basada en la flexibilidad táctica, la valoración de la correlación de fuerzas en cada momento y la lealtad a los acuerdos. Sin renunciar al objetivo de implantar el socialismo, los guerrilleros han dado pasos firmes y han determinado la evolución del proceso democrático apoyándose en la fuerza de la calle, sin componendas en las alturas que lo desvinculasen de los anhelos populares». (Octubre; Órgano de expresión del PCE (m-l); Nº0, 2006)
¡Qué grandes visionarios políticos! El PCE (m-l) demostraría no estar muy bien informado, y como siempre, pecaría de hacer más caso a las informaciones revisionistas que de realizar un análisis propio del tema a tratar. Poco después, el movimiento maoísta había llegado a toda una serie de compromisos deshonrosos que abortarían cualquier tipo de «revolución» y establecerían un régimen liberal parlamentario al uso, causando una honda decepción incluso dentro del maoísmo internacional:
«Recordamos cuando hace unos pocos años algunos maoístas y filomaoístas sacaban pecho por la guerrilla del PCUN (M) en Nepal cuando todos los marxista-leninistas habían dicho entonces –y como siempre– que una guerrilla de tipo maoísta a lo sumo que puede aspirar es a desarrollar o colaborar en una guerra de liberación nacional de tipo anticolonial, y que si llega a tomar el poder o entrar en coalición realizar algunas reformas antifeudales y antiimperialistas –aunque para acabar ligándose a otro imperialismo–, pero nunca mantener un antiimperialismo consecuente y menos llevar a cabo la revolución socialista.
Tiempo después cuando se empezaron a ver las típicas vacilaciones maoístas que se concretizaban en este proceso –con su idiosincrasia propia– achacaban que la no resolución ni siquiera de las cuestiones anticoloniales y antifeudales, y la no transición al socialismo era debido a una traición de Prachanda –el líder del partido–.
Hay que ser o muy iluso o un gran sofista para afirmar eso en serio. ¿Qué era lo que propagaba Prachanda para su país y su «revolución» desde el principio? Promoción de la propiedad privada, ligazón a otros imperialismos –como la China socialimperialista– para desarrollar las fuerzas productivas, renuncia al papel de vanguardia del partido comunista –en una coalición con multitud de organizaciones burguesas y pequeño burguesas– sumado a un multipartidismo y coexistencia con las clases explotadoras; ¡¿y acaso en qué se diferencia esto con el programa de Mao Zedong de la «nueva democracia»?! En nada, y cualquiera que haya estudiado las obras de Mao Zedong y el desarrollo en la práctica de China, se puede dar cuenta de esto. (...)
Esto demuestra de nuevo, que el hecho de que un grupo tome las armas no significa que este grupo sea marxista-leninista, ni siquiera revolucionario. La burguesía o la pequeña burguesía –al igual que otras clases en el pasado– ha tomado las armas en varias ocasiones, a veces con fines revolucionarios y otros contrarrevolucionarios, quién no comprenda esto no comprende el materialismo histórico. Igualmente la clase obrera puede cometer actos como huelgas e incluso actos insurreccionales, pero si no está pertrechada de su ideología: el marxismo-leninismo, bajo el espontaneismo o directamente bajo la influencia de ideologías burguesas jamás llegará a buen puerto en sus propósitos. Sobra decir, que si como en el caso de Nepal, el movimiento tiene un origen social pequeño burgués y está fundado en una ideología pequeño burguesa –como el maoísmo que tiene muchas variantes y expresiones–, este movimiento ni siquiera es garantía de cumplir la resolución de tareas de carácter anticolonial, antifascista, antiimperialista, antifeudal, etc. La única garantía absoluta de que esto se cumpla es un movimiento marxista-leninista que reúna al núcleo de la clase obrera del país y que en alianza con otras capas sociales trabajadoras conduzcan el proceso, el resto es ser irresponsable.
¿Algo que alegar los maoístas y defensores del proceso nepalí?». (Equipo de Bitácora (M-L); Unas reflexiones sobre la «revolución» en Nepal y la hipocresía de los maoístas y filomaoístas, 2015)
Es bastante gracioso que muchos grupos que se autodenominan oficialmente antimaoístas, den cobertura gratuitamente a los mitos del maoísmo y sus agrupaciones, y que cuando los verdaderos marxista-leninistas se lo señalan, lejos de realizar autocritica, siguen en sus trece, justificando lo injustificable bajo diversas excusas:
«Si vemos el programa político-económico como las tácticas y métodos para llegar al poder de los naxalitas, es fácil ver que no sólo están en las antípodas del marxismo, sino que no son revolucionarios. Ciertamente varias organizaciones del maoísmo son conocidas en todo el mundo por el reformismo y las ilusiones basadas en el parlamentarismo y el legalismo burgués, suelen participar o apoyar a facciones de la burguesía nacional en lo que llaman gobiernos «antiimperialistas y progresistas» y también se les suele ver ir dentro de las coaliciones electorales de la «izquierda constitucionalista» –es decir la «izquierda domesticada»–. Pero por encima de esto, suelen tener más notoriedad a causa de la propaganda de sus seguidores, o la publicidad de los medios de comunicación, las organizaciones maoístas que practican el revisionismo armado, aunque finalmente lo más sonado son sus actos terroristas o sus claudicaciones finales y su aceptación e introducción de la democracia burguesa. Nepal es el ejemplo más reciente de esta última expresión, por ello el maoísmo en cualquier parte del mundo –dependiendo de la corriente maoísta y su idiosincrasia propia– no aspira ni siquiera a cumplir un rol revolucionario». (Equipo de Bitácora (M-L); El maoísmo solapado de Reconstrucción Comunista (RC) es una negación de las luchas y lecciones de los marxista-leninistas, 2016)
Incluso si repasamos varias de las ediciones de «Octubre», observaremos como reproducen el mismo defecto que el PCE (m-l) de 1989 que ya había degenerado: publicaba textos de otras organizaciones sin notas, sin criticismo alguno, haciendo de propagandista gratuito del enemigo. Por ejemplo, en el Nº18 de 2008, encontramos un comunicado del Secretariado del estado mayor central de las FARC. También durante el llamado «Proceso de Paz» de 2012-2016 se hizo común reproducir los artículos liberales sobre Colombia del ahora socialdemócrata Partido Comunista de Colombia (marxista-leninista), el cual ha llegado a adoptar las mismas posturas que las FARC en varias cuestiones. Para que el lector comprenda la profunda degeneración que ha sufrido dicho partido. Véase el capítulo: «El contexto de creación y degeneración del PC de C-ML/EPL» de 2016.
Ya comentamos en aquellos días sobre el proceso colombiano:
«Rápidamente los apologistas de la guerrilla han salido al paso, como siempre, con fuerte dosis de seguidismo para lanzar los mismos eslóganes propagandísticos que lanzan tanto las FARC-EP como otras organizaciones y países pro-FARC-EP, sin siquiera aproximarse al análisis de los hechos: simplemente han lanzado las campanas al vuelo y han celebrado bajo un halo de positivismo, de «todo va bien» y de que hasta «los acuerdos van en pro de los intereses de los colombianos y el socialismo». En realidad les entendemos: ¿análisis propios para qué? Estas organizaciones no lo necesitan, es perder el tiempo para ellos, ya tienen a una militancia educada y acostumbrada a seguir órdenes sin rechistar porque así lo dice la dirección, todo justificado por el amor a unas siglas o por la fe en el todopoderoso líder, etc. Sabemos que la lógica de estas organizaciones impuesta a la militancia es que: las dudas, los hechos que no cuadran, la positividad que chirría con la realidad, la denuncia de los compromisos que atentan a los principios, la exposición de contradicciones, los debates teóricos, la autocrítica, etc. «mejor dejarlos para otro momento», «mejor para los doctrinalistas», y así eluden «revisar la cuenta» que recordemos la acabaran pagando los trabajadores que son a quienes engañan.
Nuestro análisis científico se mantiene ajeno a la enfermedad del «seguidismo» que tanto padecen los revisionistas modernos: en ese sentido, creemos que toda cuestión histórica o actual de importancia debe ser analizada a prisa bajo el prisma del marxismo-leninismo, es decir bajo el método del materialismo dialéctico, ya que si precisamente dejamos que «otros» hagan esos análisis, esos otros estarán influenciado con sus análisis deformados a las masas. Recordamos de paso a nuestros lectores que para realizar un análisis científico de los acontecimientos también se hace necesario excluir el sentimentalismo –otra enfermedad de la que siempre están contagiados los oportunistas–.
En torno al tema central del documento, responderemos a preguntas apremiantes: ¿era un final esperado el abandono de las armas y la inclusión de las FARC-EP en la democracia burguesa? ¿Qué es y qué significa la política de la «reconciliación nacional» para Colombia? ¿Quiénes han sido los principales valedores internacionales del «proceso de paz»? ¿Realmente habrá «paz» en Colombia? ¿Se resolverán los problemas sociales de la sociedad colombiana? ¿Cuál es el futuro de las FARC-EP como partido político legal?
En cuanto a la historia de las FARC-EP hemos tenido que aclarar muchos mitos sobre su origen liberal y revisionista, sobre su carácter social netamente pequeño burgués, pasando a analizar también sus desviaciones militares de tipología maoístas-guevaristas entre las que se incluyen también métodos terroristas». (Equipo de Bitácora (M-L); Una reflexión necesaria sobre las FARC-EP, los acuerdos de paz y la historia de las guerrillas en Colombia, 2016)
Hoy se ha confirmado nuestras argumentaciones y augurios sobre lo que iba a ocurrir tras el júbilo de los revisionistas y sus esperanzas sobre la «paz» en Colombia:
«La integración de las FARC-EP en la política burguesa colombiana bajo sus reglas, no resolverá las causas que dan a luz a la violencia –de todo tipo incluido la clasista y política– en Colombia. ¿Por qué? Primero: porque la incorporación de las FARC-EP al sistema político burgués oficial colombiano no resuelve las contradicciones de la sociedad de clases en Colombia como es la explotación asalariada y la contradicción burguesía-proletariado. Segundo: porque las FARC-EP como grupo pequeño burgués no puede dar solución a estas contradicciones. Y tercero: para que la cultura de la violencia cambiase como dice Timochenko, la clase obrera con su partido comunista tiene que tomar el poder político y cambiar el sistema económico, mientras que las FARC-EP en caso de tomar el poder político, como Timochenko ha reconocido, no tiene intención de cambiar el sistema económico de la propiedad privada.
¿Qué sucederá y seguirá sucediendo entonces? Que los fenómenos negativos del capitalismo como el desempleo, el trabajo infantil, la inflación, los robos, el desempleo, las drogas, los secuestros, los asesinatos y demás seguirán sucediéndose y agudizaran los conflictos de clases, lo que por supuesto lleva y llevará a que las clases explotadoras –encabezadas por la burguesía– tendrán que seguir defendiendo los medios de producción –su poder económico– al precio que sea necesario; y que las clases explotadas –encabezadas por la clase obrera– reivindicaran la defensa y ampliación de sus derechos lo que dará lugar a choques entre las clases trabajadoras y las fuerzas represivas del Estado burgués, y llegado el día, intentarán librarse de tal explotación asalariada por no detentar los medios de producción, teniendo para ello que librar una lucha –que obviamente no será pacífica– para tomar el poder político y obtener los medios de producción. Así es el desarrollo histórico». (Equipo de Bitácora (M-L); Una reflexión necesaria sobre las FARC-EP, los acuerdos de paz y la historia de las guerrillas en Colombia, 2016)
En el actual PCE (m-l) el seguidismo y el apoyo directo y propagandístico a los diferentes revisionismos no acaba aquí, pero no queremos extendernos, porque la actual dirección del PCE (m-l) ya ha quedado a la altura del betún con estas exposiciones, es más que suficiente.
Ya comentamos en aquellos días sobre el proceso colombiano:
«Rápidamente los apologistas de la guerrilla han salido al paso, como siempre, con fuerte dosis de seguidismo para lanzar los mismos eslóganes propagandísticos que lanzan tanto las FARC-EP como otras organizaciones y países pro-FARC-EP, sin siquiera aproximarse al análisis de los hechos: simplemente han lanzado las campanas al vuelo y han celebrado bajo un halo de positivismo, de «todo va bien» y de que hasta «los acuerdos van en pro de los intereses de los colombianos y el socialismo». En realidad les entendemos: ¿análisis propios para qué? Estas organizaciones no lo necesitan, es perder el tiempo para ellos, ya tienen a una militancia educada y acostumbrada a seguir órdenes sin rechistar porque así lo dice la dirección, todo justificado por el amor a unas siglas o por la fe en el todopoderoso líder, etc. Sabemos que la lógica de estas organizaciones impuesta a la militancia es que: las dudas, los hechos que no cuadran, la positividad que chirría con la realidad, la denuncia de los compromisos que atentan a los principios, la exposición de contradicciones, los debates teóricos, la autocrítica, etc. «mejor dejarlos para otro momento», «mejor para los doctrinalistas», y así eluden «revisar la cuenta» que recordemos la acabaran pagando los trabajadores que son a quienes engañan.
Nuestro análisis científico se mantiene ajeno a la enfermedad del «seguidismo» que tanto padecen los revisionistas modernos: en ese sentido, creemos que toda cuestión histórica o actual de importancia debe ser analizada a prisa bajo el prisma del marxismo-leninismo, es decir bajo el método del materialismo dialéctico, ya que si precisamente dejamos que «otros» hagan esos análisis, esos otros estarán influenciado con sus análisis deformados a las masas. Recordamos de paso a nuestros lectores que para realizar un análisis científico de los acontecimientos también se hace necesario excluir el sentimentalismo –otra enfermedad de la que siempre están contagiados los oportunistas–.
En torno al tema central del documento, responderemos a preguntas apremiantes: ¿era un final esperado el abandono de las armas y la inclusión de las FARC-EP en la democracia burguesa? ¿Qué es y qué significa la política de la «reconciliación nacional» para Colombia? ¿Quiénes han sido los principales valedores internacionales del «proceso de paz»? ¿Realmente habrá «paz» en Colombia? ¿Se resolverán los problemas sociales de la sociedad colombiana? ¿Cuál es el futuro de las FARC-EP como partido político legal?
En cuanto a la historia de las FARC-EP hemos tenido que aclarar muchos mitos sobre su origen liberal y revisionista, sobre su carácter social netamente pequeño burgués, pasando a analizar también sus desviaciones militares de tipología maoístas-guevaristas entre las que se incluyen también métodos terroristas». (Equipo de Bitácora (M-L); Una reflexión necesaria sobre las FARC-EP, los acuerdos de paz y la historia de las guerrillas en Colombia, 2016)
Hoy se ha confirmado nuestras argumentaciones y augurios sobre lo que iba a ocurrir tras el júbilo de los revisionistas y sus esperanzas sobre la «paz» en Colombia:
«La integración de las FARC-EP en la política burguesa colombiana bajo sus reglas, no resolverá las causas que dan a luz a la violencia –de todo tipo incluido la clasista y política– en Colombia. ¿Por qué? Primero: porque la incorporación de las FARC-EP al sistema político burgués oficial colombiano no resuelve las contradicciones de la sociedad de clases en Colombia como es la explotación asalariada y la contradicción burguesía-proletariado. Segundo: porque las FARC-EP como grupo pequeño burgués no puede dar solución a estas contradicciones. Y tercero: para que la cultura de la violencia cambiase como dice Timochenko, la clase obrera con su partido comunista tiene que tomar el poder político y cambiar el sistema económico, mientras que las FARC-EP en caso de tomar el poder político, como Timochenko ha reconocido, no tiene intención de cambiar el sistema económico de la propiedad privada.
¿Qué sucederá y seguirá sucediendo entonces? Que los fenómenos negativos del capitalismo como el desempleo, el trabajo infantil, la inflación, los robos, el desempleo, las drogas, los secuestros, los asesinatos y demás seguirán sucediéndose y agudizaran los conflictos de clases, lo que por supuesto lleva y llevará a que las clases explotadoras –encabezadas por la burguesía– tendrán que seguir defendiendo los medios de producción –su poder económico– al precio que sea necesario; y que las clases explotadas –encabezadas por la clase obrera– reivindicaran la defensa y ampliación de sus derechos lo que dará lugar a choques entre las clases trabajadoras y las fuerzas represivas del Estado burgués, y llegado el día, intentarán librarse de tal explotación asalariada por no detentar los medios de producción, teniendo para ello que librar una lucha –que obviamente no será pacífica– para tomar el poder político y obtener los medios de producción. Así es el desarrollo histórico». (Equipo de Bitácora (M-L); Una reflexión necesaria sobre las FARC-EP, los acuerdos de paz y la historia de las guerrillas en Colombia, 2016)
En el actual PCE (m-l) el seguidismo y el apoyo directo y propagandístico a los diferentes revisionismos no acaba aquí, pero no queremos extendernos, porque la actual dirección del PCE (m-l) ya ha quedado a la altura del betún con estas exposiciones, es más que suficiente.
Se concluye que mientras Elena Ódena y el PCE (m-l) de su época [1964-1985] fueron un ejemplo de internacionalismo proletario, de criticismo sopesado, bien reflejado en una lucha contra revisionistas abiertos y emboscados, no importando si se iba a contracorriente en algunas ocasiones. En cambio Raúl Marco y su nuevo chiringuito personal, al cual ha osado de ponerle las históricas siglas del PCE (m-l), ha resultado ser un esperpento ideológico, como ya hizo con el PCE (m-l) en su última etapa [1986-1992]. Este actor principal del revisionismo hispano, lleva décadas actuando como un traidor a la causa del proletariado, un agente del imperialismo y la viva expresión del extremo eclecticismo en materia de alianzas y apoyos internacionales, solidarizándose directamente a los grupos y gobiernos anticomunistas presentes o pasados que han combatido y combaten a los verdaderos revolucionarios.
Esto resulta algo clásico dentro del revisionismo, y no puede ser de otra forma, pues la línea nacional oportunista siempre se junta o se acaba juntando con la línea internacional oportunista:
Esto resulta algo clásico dentro del revisionismo, y no puede ser de otra forma, pues la línea nacional oportunista siempre se junta o se acaba juntando con la línea internacional oportunista:
«El revisionismo históricamente, y sus partidos en particular, no erraban sólo en cuanto a las relaciones y problemas de su política interior, sino que en la política exterior, y esto incluía las relaciones con otros partidos, los partidos revisionista han incluido y se han caracterizado siempre en sus acciones por el apoyo o reconciliación con partidos revisionistas de otras ramas, aunque a veces estas no tuvieran mucho en común o tuvieras serias contradicciones por intereses contrapuestos, de aquí que digamos que son oportunistas y que digamos que los revisionistas casi siempre van en paralelo para destruir y remplazar el marxismo-leninismo. ¿Lo dudan? Sírvanse leyendo durante el documento y vean por ejemplo las relaciones bilaterales entre el revisionismo coreano y el revisionismo español, Kim Il Sung y Santiago Carrillo para entender lo que afirmamos». (Equipo de Bitácora (M-L); El revisionismo coreano: desde sus raíces maoístas hasta la institucionalización del «pensamiento Juche», 2015)
Hace poco presuntamente se ha celebrado el IXº Congreso del PCE (m-l) de 2019. En sus documentos públicos se adhieren a los dogmas del revisionismo. Practican la ya clásica estrategia entre los revisionistas de: «Quién nada claro dice a nada claro se compromete», y «Escribir poco, para equivocarnos poco, y aminorar el número de críticas».
Las resoluciones son un ejemplo viviente de un escueto análisis sobre cuestiones importantes donde no se dice nada concreto ni de relevancia. Para salir del paso se lanzan unas cuantas frases generales y obvias llenas de ambigüedades, y cuando se trata de profundizar algo, se cae en patinazos ideológicos graves. Con esta fisonomía ningún sujeto interesado en el marxismo puede sentir la necesidad de querer saber más de estos tipejos.
El breve documento: «Resolución internacionalista» es ejemplo del paupérrimo nivel analítico y expositivo que tienen estas organizaciones, pero debe decirse que todas sus resoluciones cuentan con una evidente incapacidad de brindar una guía para la clase obrera en cuestiones de peso donde como siempre, o se lavan las manos o se hacen notar por su oportunismo. El valor de presentar tales documentos demuestra que estos líderes no son comunistas, sino caricaturas del mismo.
La línea política internacional del PCE (m-l) de la actualidad es un absoluto caos de contradicciones, confusión y eclecticismo, no se puede tomar en serio, demuestra que sus líderes son tan volubles en sus posiciones como las hojas que son movidas por el viento. Y no hay mejor analogía, pues el PCE (m-l) se ha convertido en un ser inerte». (Equipo de Bitácora (M-L); Ensayo sobre el auge y caída del Partido Comunista de España (marxista-leninista), 2019)
Las tempranas e inesperadas escisiones del PCE (m-l) en 1965; Equipo de Bitácora (M-L), 2019
El gran cisma en el PCE (m-l) de 1976; Equipo de Bitácora (M-L), 2019
Replanteamientos, remodelaciones y choques internos de 1978-79; Equipo de Bitácora (M-L), 2019
La progresiva degeneración del PCE (m-l):
El fragrante error de autoconsiderarse vanguardia del proletariado sin merecerlo; Equipo de Bitácora (M-L), 2019
Aplicación del internacionalismo proletario y crítica a los partidos hermanos vs Reconciliación con los partidos revisionistas del mundo y condescendencia con las desviaciones; Equipo de Bitácora (M-L), 2019
De la oposición al apoyo del PCE (m-l) a la Comunidad Económica Europea –actual Unión Europea–; Equipo de Bitácora (M-L), 2019
Los 90 y el enamoramiento con el «socialismo de mercado»; Equipo de Bitácora (M-L), 2019
El actual PCE (m-l) revisionista:
De nuevo la importancia del concepto de «partido» en el siglo XXI; Equipo de Bitácora (M-L), 2019
La tendencia a centrar los esfuerzos en la canonizada Asamblea Constituyente como reflejo del legalismo burgués; Equipo de Bitácora (M-L), 2019
El rescate de las figuras progresistas vs la mitificación y promoción de figuras revisionistas en el ámbito nacional; Equipo de Bitácora (M-L), 2019
¿No se ha aprendido nada del desastre de las alianzas oportunistas y de los intentos de fusionarse con otros revisionistas?; Equipo de Bitácora (M-L), 2020
Las resoluciones son un ejemplo viviente de un escueto análisis sobre cuestiones importantes donde no se dice nada concreto ni de relevancia. Para salir del paso se lanzan unas cuantas frases generales y obvias llenas de ambigüedades, y cuando se trata de profundizar algo, se cae en patinazos ideológicos graves. Con esta fisonomía ningún sujeto interesado en el marxismo puede sentir la necesidad de querer saber más de estos tipejos.
El breve documento: «Resolución internacionalista» es ejemplo del paupérrimo nivel analítico y expositivo que tienen estas organizaciones, pero debe decirse que todas sus resoluciones cuentan con una evidente incapacidad de brindar una guía para la clase obrera en cuestiones de peso donde como siempre, o se lavan las manos o se hacen notar por su oportunismo. El valor de presentar tales documentos demuestra que estos líderes no son comunistas, sino caricaturas del mismo.
La línea política internacional del PCE (m-l) de la actualidad es un absoluto caos de contradicciones, confusión y eclecticismo, no se puede tomar en serio, demuestra que sus líderes son tan volubles en sus posiciones como las hojas que son movidas por el viento. Y no hay mejor analogía, pues el PCE (m-l) se ha convertido en un ser inerte». (Equipo de Bitácora (M-L); Ensayo sobre el auge y caída del Partido Comunista de España (marxista-leninista), 2019)
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Las secciones anteriores referidas a los problemas fraccionales serían:
Las tempranas e inesperadas escisiones del PCE (m-l) en 1965; Equipo de Bitácora (M-L), 2019
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Replanteamientos, remodelaciones y choques internos de 1978-79; Equipo de Bitácora (M-L), 2019
El estudio sobre los problemas y desviaciones en la concepción militar serían:
Los evidentes errores en la línea y programa serían:
El miedo del PCE (m-l) a exponer al público las divergencias con otros partidos; Equipo de Bitácora (M-L), 2019
El seguidismo, formalismo y doctrinarismo hacia mitos aún no refutados en el PCE (m-l) [Vietnam]; Equipo de Bitácora (M-L), 2019
La falta de investigaciones históricas sobre el movimiento obrero nacional e internacional en el PCE (m-l); Equipo de Bitácora (M-L), 2019
Conatos en el PCE (m-l) de indiferencia en la posición sobre la cultura y la necesidad de imprimirle un sello de clase; Equipo de Bitácora (M-L), 2019
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