lunes, 28 de enero de 2013

Alienación; Terminológico, 2013


«El marxismo-leninismo la entiende como una deshumanización, desvalorización, inferiorización y negación progresiva de sí mismo, como una expresión de la realidad cultural en la que los sujetos se encuentra inmersos, y determinada por las relaciones sociales existentes que inducen a la deformación de la conciencia individual y colectiva así como a la «objetivación» de los seres humanos por su condición de servidumbre a los bienes que este crea y que otros se apropian —incluida la cultura—; y aunque podemos asumir que su primera expresión es individual, tiene una profunda incidencia en la conciencia colectiva a través de lo que conocemos como «sentido común». Compréndase que la actividad productora no aliena por si misma como pudo haberse entendido, sino que es una característica propia de la actividad productora bajo la aparición propiedad privada y la división del trabajo; de hecho sobra decir que es un fenómeno íntimamente ligado a los procesos de industrialización capitalistas. La manipulación alienadora impide que los sujetos elijan libremente, pues la finalidad de esta es «orientarlos» hacia la posesión del objeto, lo que lo convierte invariablemente en una mercancía perfectamente integrada en los procesos de intercambio. En esta la postrimetría del capitalismo, los sistemas productivos no solo crean productos, sino que fabrican conductas para posibilitar la existencia de la sociedad de consumo que le es inherente, lo que implica la pérdida de las características propias de cada sujeto y del colectivo en favor de una condicionalidad que se ha desplazado hacia la supremacía; por ejemplo: la cultura neoliberal. La alienación económica se vincula a la política, psicológica, cultural, religiosa, etc, es la piedra angular del resto». (Bitácora (M-L); Terminológico, 2013)

domingo, 27 de enero de 2013

Dialéctica; Terminológico, 2013


«En la antigüedad se llamaba dialéctica a la capacidad de descubrir la verdad dejando en evidencia las contradicciones en el discurso y argumentación del contendiente. Tiempo más tarde se denominó así a un método de estudio y comprensión que se basa en la confrontación de las características de una situación o sistema a las contradicciones que este genera en su interior. El contenido dialéctico de alguno de los filosóficos anteriores nunca pudo alcanzar este estricto rigor científico hasta la aparición del marxismo, que conjugaba junto al método dialéctico, el método materialista de análisis. El marxismo tenía su método materialista-dialéctico, que contemplaba a la naturaleza como un mundo interconectado, en él explica que hay un proceso continuo de pugnas y renovación; del mismo modo considera a la naturaleza como algo sujeto a constantes cambios, siempre en movimiento; observa su desarrollo desde el criterio de que las transformaciones parten de la acumulación de unos cambios cualitativos –inadvertidos y graduales–, a cambios radicales, cualitativos, la cantidad así se transforma en calidad; que los objetos y fenómenos siempre cuentan con su lado de caducidad y de desarrollo progresivo–. Todo esto que tiene la intencionalidad de explicar el continuo movimiento de los procesos históricos desde una metodología científica; una de las leyes fundamentales de la dialéctica marxista es la que expone que siempre hay una tesis –afirmación– y la antítesis –negación– para superar las contradicciones establecidas entre ellas mediante la obtención de una «síntesis superadora», lo que ha venido a denominarse como «negación de la negación» de las viejas contradicciones de la realidad, esta nueva síntesis establecerá a su vez nuevas contradicciones, una nueva tesis que habrá de ser superada mediante el mismo método; por ejemplo: para que el capitalismo exista necesita de una tesis –burguesía, clase explotadora propietaria de los medios de producción que se apropia de la plusvalía– y de una antítesis –proletariado, que vende su fuerza de trabajo y a la que extraen la plusvalía–; el resultado de la confrontación de estos dos elementos dará lugar a una síntesis superadora –el socialismo, que presupone la toma de poder del proletariado, eliminará las clases explotadoras y pondrá fin a la explotación asalariada, quedando solo los trabajadores en un nuevo modelo económico de propiedad social–, esta síntesis convertida en nueva tesis tendrá que ser confrontada por una antítesis –las contradicciones que el socialismo genere, por ejemplo la herencia de la anterior sociedad como la diferencia entre el campo y la ciudad, la vieja y nueva burocracia, la concepción patriarcal o el misticismo, la disparidad entre ese sistema y los exteriores y otros fenómenos–, nuevas contradicciones que durante un tiempo serán creadas, agudizadas o mitigadas, pero que deben ser para así obtener una nueva síntesis superadora: el comunismo, que presupone el fin de todas las clases sociales y que, ahora sí, puede dar satisfacción material a todas las exigencias de la sociedad tras haber superado las reminiscencias económicas-culturales de la vieja sociedad». (Equipo de Bitácora (M-L); Terminológico, 2013)

viernes, 25 de enero de 2013

Izquierdismo


«En la teoría marxista-leninista se asimila como la tendencia dentro de organizaciones comunistas a exaltar lo subjetivo por encima de lo objetivo, e incluso confundirlos. Esto hace que se pierde de vista la realidad histórica en la que se desenvuelve, confundiendo el ánimo de la vanguardia con el de las masas, sobrestimando la realidad. También se manifiesta en que la vanguardia no tenga paciencia sobre el gradualismo de la evolución ideológica revolucionaria de las masas, y por tanto, no sepa percibir ni canalizar la voluntad revolucionaria de las masas. En esencia, el subjetivismo hace que los «tempos» no sean interpretados apropiadamente llevando al colapso de lo estratégico». (Bitácora (M-L); Terminológico, 2001)

Libertad


«Es conciencia de la realidad objetiva, sus necesidades y posibilidades. Al contrario que el idealismo que considera que la libertad es inherente a la condición humana; el materialismo dialéctico entiende que la libertad no es innata, sino que se ha de desarrollar en la medida de que se va interactuando con el medio y por ende conociéndolo; y en consecuencia adquiriendo conciencia de las necesidad; es decir, la libertad no puede existir si el sujeto, o los sujetos, no tienen conciencia de la necesidad como producto del desarrollo histórico. Sin la conciencia de la necesidad la libertad se convierte en una actividad meramente subjetiva». (Bitácora (M-L); Terminológico, 2013)

jueves, 24 de enero de 2013

Lumpemproletariado; Terminológico, 2013


«El lumpemproletariado –también llamado subproletariado–, es la población ubicada –en lo relativo a la escala social– por debajo del proletariado. Esto se debe a que se encuentra fuera del proceso de producción y, en consecuencia, es socialmente marginada si tenemos en consideración su realidad político-económica. Compone un ejército industrial de reserva creado por el capitalismo e íntimamente ligado a la pauperización de la población; su crecimiento es directamente proporcional a la concentración de capitales o, lo que es lo mismo, lo que en un polo es acumulación de riqueza, en el polo contrario, significa acumulación de miseria, de ignorancia, degradación moral, etc. Este margen funcionará como elemento indispensable para evitar el colapso del sistema, pues los sujetos que componen esta capa social, al verse incapaces de vender su fuerza de trabajo, son empujados a aceptar condiciones laborales que en otras condiciones no aceptarían, convirtiéndose, de facto, en enemigos de su clase y de sus propios intereses. Algunas profesiones que les son características son, por ejemplo, el sicariato, el raterismo, la estafa, el timo, el tráfico –de personas, drogas, armas o bienes–, la delación, el proxenetismo o el mercenariazgo patronal.
 
No son prescindibles o «una secuela indeseada», tal y como el sistema hace suponer, sino que se erigen como pieza fundamental del engranaje funcional del sistema productivo capitalista, constituyendo una de las fuerzas auxiliares que permiten mantener las relaciones sociales inamovibles. La marginalidad es consustancial a la sociedad capitalista. Los hechos anteriores, junto con la alienación de este sector social mediante la cultura, la caridad, la beneficencia, los servicios sociales, etc., hacen que el lumpemproletariado adolezca de conciencia de clase, siendo especialmente vulnerable a los dictados del sistema. Esta, y no otra, es la razón de su acérrima defensa del sistema económico que les explota, así como de su posición contraria al proletariado. Debe de comprenderse que este sector no se caracteriza por su inadaptación, como se cree comúnmente, sino por todo lo contrario: una adaptación absoluta al sistema que ha logrado hacerle aceptar las contradicciones existentes como inherentes a la condición humana.

Hay personas que, sin tener una comprensión de la interacción que hay entre la estructura económica y la superestructura de la sociedad, emiten la opinión de que el lumpen influye a la burguesía en sus pensamientos, en su forma de vida, en sus gustos ideo-estéticos y demás; es por ello que algunos ideólogos ajenos al marxismo teorizaban –y teorizan– sobre la existencia de una «lumpenburguesía». Tal cosa no es cierta, pues este no es más que un término introducido por los denominados «neomarxistas», carente de fundamento. Bajo la luz del marxismo-leninismo, este término se revela como un burdo intento de los revisionistas por hacer creer que hay una burguesía «buena» y otra «mala». Pero, como la historia y la dinámica capitalista han demostrado, la burguesía siempre expresa –y fomenta– esa naturaleza porque siempre busca el «máximo beneficio», que es el pilar fundamental de su sistema: el capitalismo. Para ello se dota de todas las herramientas de dominación política, económica y cultural que estén a su alcance. 

Ha de anotarse que no es el lumpenproletariado el que influencia culturalmente a la burguesía, sino que son los vicios y forma de vida decadente de la burguesía los que influencian al lumpenproletariado. Si esto fuera de otro modo estaríamos invirtiendo, como hacen los revisionistas, la relación causal que se da entre la ideología de una capa social determinada y la superestructura imperante; estaríamos dando total libertad de actuación a la cultura y al pensamiento sin reconocer que a estos preceden la base económica y la clase social que detenta el poder, en este caso, la burguesía. El lumpen, por su posición económica, vive en una esfera social diferente a la de la burguesía. ¿De verdad a alguien se le ocurre comparar el hostil submundo que habita el lumpenproletariado con las comodidades de la vida burguesa? Es cierto, algunos pueden llegar a mantener un nivel de vida aceptable o, incluso, a enriquecerse, bien sea por su talento –cantantes, futbolistas, etcétera–, bien por sus fechorías –véase los famosos gánsteres o los proxenetas que acaban convirtiéndose en grandes y «respetables empresarios» como Al Capone, Pablo Escobar o Daniel el Rojo–. Pero generalmente el lumpen de los bajos fondos no puede reproducir la forma de vida, frívola en extremo, de la burguesía, dictada por el ritmo delirante de la compra de artículos de lujo derivada de la vida rentista-parasitaria. Cuando se trata de «trabajar» –unas veces al servicio de otros, otras por su propia cuenta–, escoge el robo, la calumnia, el chantaje, la intimidación, el soborno, las drogas, la explotación sexual, el tráfico de influencias, el tráfico de armas y otras tantas formas de actuar, legales o ilegales, abiertas o solapadas, que son propias de la burguesía y de su mundo político-económico. Usa esta «razón» –la burguesa– para justificar su forma de pensar y actuar, considerando que debe proceder emulando esas formas como medio para subsistir, además de concluir que esto es lo lógico y normal dentro de una sociedad desigual como la nuestra, que se trata de algo inmanente en la cultura colectiva cuando, en realidad, estos defectos son inherentes a una clase y a un sistema social que se sustenta en un modelo de explotación determinado. El lumpen y su cultura recogen, por tanto, lo peor de la cultura burguesa». (Equipo de Bitácora (M-L); Terminológico, 2013)

martes, 22 de enero de 2013

Lumpemburguesía; Terminológico, 2013


«Término introducido por los denominados «neomarxistas». Para el marxismo-leninismo este término se trata de «categorizaciones» e intentos de los revisionistas por hacer creer que hay una burguesía «buena [o menos mala] y otra mala», pero como la historia y la dinámica capitalista ha demostrado la burguesía [las diferentes capas de esta] independientemente del lugar que ocupa en la cadena productiva siempre busca el «máximo beneficio» que es el pilar fundamental de su sistema: el capitalismo, y para conseguirlo se dota de todas las formas de dominación política, económica y cultural posibles para garantizar sus intereses de clase; claro es que esto se traduce en acumulación de capitales en sus manos y en el empobrecimiento cada vez mayor de las clases trabajadoras. En el contexto latinoamericano el término se ha asociado a la «burguesía indígena» que opera por activa o pasiva en favor de potencias extranjeras pero no con la misma motivaciones y aspiración de la «burguesía compradora»; en otros términos, la lumpemburguesía en este contexto se comprende a si misma como una suerte de sirviente-facilitador de la explotación de su país por parte de «burguesías extranjeras», en contra parte: la «burguesía compradora» aspira a encadenar a su nación al mercado internacional pero con la aspiración de hacerlo en condiciones de «presunta igualdad» con otras burguesías bajo las reglas del «libre mercado», aunque en la práctica termina siendo un sirviente-facilitador de la burguesía global impuesto por la división internacional del trabajo en el que el poder se impone desde la «metrópolis». Es importante aclarar que no es el lumpemproletariado quién influencia culturalmente a la burguesía, sino que los vicios y forma de vida decadente de la burguesía influencian al lumpemproletariado, al defender lo contrario se estaría negando, como hacen los revisionistas, la influencia de la ideología en la superestructura, y estaríamos dando libertad total de actuación a la cultura y al pensamiento en nuestro análisis, estaríamos diciendo que los «procesos productivos no condicionan las relaciones sociales» sino que es la superestructura la que tiene «total libertad de actuación» sin reconocer que viene precedido de la base económica y de la clase que detenta el poder: la burguesía; estaríamos pues adoptando posturas de comprensión idealistas en tanto que enfrentadas al marxismo-leninismo. El lumpem y su cultura, recoge por tanto lo peor de la cultura burguesa». (Bitácora (M-L); Terminológico, 2013)

domingo, 20 de enero de 2013

Marxismo y revisionismo



Es bien conocido el aforismo que dice que si los axiomas geométricos afectasen los intereses de la gente, seguramente habría quien los refutase. Las teorías de las ciencias naturales, que han chocado con los viejos prejuicios de la teología, provocaron y siguen provocando hasta hoy la oposición más enconada. Nada tiene de extraño, pues, que la doctrina de Marx, que sirve en forma directa a la educación y organización de la clase de vanguardia de la sociedad moderna, que señala las tareas de esa clase y demuestra la sustitución inevitable -- en virtud del desarrollo económico -- del régimen actual por un nuevo orden, haya debido luchar por conquistar cada uno de sus pasos.

Inútil es decirlo, esto aplicado a la ciencia y la filosofía burguesas, oficialmente enseñadas por profesores oficiales para embrutecer a las nuevas generaciones de las clases poseedoras y "adiestrarlas" contra los enemigos exteriores e interiores. Esta ciencia no quiere oír hablar de marxismo y lo proclama refutado y aniquilado; Marx es atacado con igual celo por los jóvenes doctos que hacen carrera refutando el socialismo, como por los decrépitos ancianos que conservan la tradición de toda suerte de anticuados "sistemas". Los avances del marxismo y la difusión y el afianzamiento de las ideas marxistas entre la clase obrera provocan inevitablemente la reiteración y agudización de esos ataques burgueses contra el marxismo, que sale más fuerte, más templado y vitalizado de cada uno de sus "aniquilamientos" por la ciencia oficial.

jueves, 17 de enero de 2013

Krupskaya refiriéndose a Trotsky y al trotskismo

Tómese en consideración que quien escribe los documentos además de ser una de las máximas dirigentes bolchevique, es además la artífice de la alianza que atrajo a Trotsky al lado de los revolucionarios en los momentos que circundaron a la revolución de octubre…

El documento:

En setiembre de 1924, Trotsky inició abiertamente su campaña de revisión del leninismo (desde afuera) y de la historia del Partido y la revolución rusa. La publicación de su folleto “Lecciones de Octubre” abrió un nuevo periodo de discusión en el Partido, que trataba de resolver los problemas de la economía y la recuperación. La abrumadora mayoría del Partido bolchevique respondió a ese desafío. La historiografía burguesa y trotskista ha presentado el evento como la campaña de la troika (Stalin, Kamenev y Zinoviev) para apabullar al supuesto “sucesor” de Lenin (fallecido en enero de ese año) que ya había sido derrotado en la XIII Conferencia de mayo de 1924.

Muchos de los más conocidos líderes del Partido escribieron artículos o pronunciaron discursos para contragolpear el intento revisionista de Trotsky. A continuación, el artículo de la viuda de Lenin:


Lecciones de Octubre


Hace dos años, en una reunión plenaria del Soviet de Moscú, Vladimir Ilich dijo que ahora estamos siguiendo el camino del trabajo práctico, que ya no estamos tratando al socialismo como un simple icono que se describe en colores brillantes. “Debemos seguir el camino correcto”, decía, “es necesario someter todo a prueba. Las masas y la población en su conjunto deben poner a prueba nuestros métodos, y decir: ‘Sí, este orden de cosas es mejor que el anterior’”. Esta es la tarea que nos planteamos.

lunes, 14 de enero de 2013

Superlegalidad; Terminológico, 2013


«Es un principio de legitimidad superior a la ley y a la propia constitución empleado por la clase dominante; para aplicarlo invocan el bien del Estado, la nación, o la patria; o lo que es lo mismo, es una intensificación de la validez de determinadas normas o principios respecto de las normas «simples» u «ordinarias» cosechadas gran parte de las veces entre bastidores o en conversaciones privadas de los círculos fácticos, sin ninguna participación de las masas; siendo llevadas posteriormente al parlamento para que el poder legislativo las oficialice, o incluso el ejecutivo. Podemos determinar que se trata de la garantía última de que no se cuestionarán las relaciones y condiciones sociales existentes y con ello al sistema imperante. Por ejemplo: en tiempos de crisis económicas las políticas implementadas se destinan a salvaguardar al sector financiero –lo macroeconómico– en detrimento de las economías familiares –lo microeconómico– invocando la estabilidad económica del país; ejercer el derecho tipificado o no en la constitución del ejército a intervenir para garantizar el orden constitucional puesto en tela de juicio; o como cuando se establecen Leyes de Seguridad Ciudadana que restringen los derechos y libertades bajo excusas de que todo es por garantizar la seguridad y el bien común; contraviniendo en ambos casos leyes fundamentales de las propias Cartas Magnas –constituciones–». (Equipo de Bitácora (M-L); Terminológico, 2013)