viernes, 31 de octubre de 2014

Los revisionistas franceses, italianos y soviéticos adorando la «vía específica» de Mao Zedong de los 50

Chou En-lai y Mao Zedong durante 1956

«El VIIIº Congreso del Partido Comunista Italiano de diciembre de 1956, cuando los revisionistas chinos y soviéticos todavía mantenían luna de miel, Palmiro Togliatti acertadamente destacó que el nuevo curso oficialmente proclamado por Nikita Jruschov en el XXº Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética de abril de 1956 estaba:

«Precedido por tres grandes correcciones que constituían un punto de inflexión». (Partido Suizo del Trabajo; Revista «Socialismo», nº139, diciembre de 1956 - enero de 1957)

Tanto en el interior del país:

«Donde los problemas de desarrollo industrial, agricultura y la dirección del partido se había instalado un nuevo camino». (Partido Suizo del Trabajo; Revista «Socialismo», nº139, diciembre de 1956 - enero de 1957)

Como en el plano exterior. Palmiro Togliatti añadiría sobre estas «importantes correcciones» que:

«En China el partido comunista no podía sorprenderse [se refiere respecto a las tesis del XXº Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética de 1956 - Anotación de Bitácora (M-L)], porque él siempre había tenido su propia conducta original, adaptada a las condiciones de este gran país donde se realiza la construcción de la sociedad socialista bajo nuevas formas y en la misma vida del partido existen características especiales que vienen desde la larga y heroica lucha que ampliamente estrechó a todas las capas de la población trabajadora y que hace de los comunistas chinos la expresión más alta de conciencia nacional y social de todo el pueblo de China. Pero hubo ciertamente sorpresa, al menos entre ciertos países de las democracias populares y fue probablemente profunda». (Partido Suizo del Trabajo; Revista «Socialismo», nº139, diciembre de 1956 - enero de 1957)

¡Tantos elogios enviados a Mao Zedong por un revisionista tan consecuente y honesto como Palmiro Togliatti deberían hacer reflexionar en profundidad a los partidarios actuales de los revisionistas chinos! ¿Si los elogios que le enviaba Palmiro Togliatti a Tito, no podían ser más que de un líder revisionista a otro, que era entonces Mao Zedong? ¿Quién más que Mao Zedong tenía tal unanimidad entre los revisionistas en 1956?

En el XXº Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, en marzo de 1956, Dmitri Shepílov no sólo alabo:

«La gran importancia teórica y práctica de las tesis contenidas en el informe del camarada Nikita Jruschov». (Dmitri Shepílov; Discurso en el XXº Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética; XXº Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética: Recopilación de documentos, marzo de 1956)

Sino que se citaba a la China maoísta como:

«Ejemplo perfecto de la transición pacífica al socialismo». (Dmitri Shepílov; Discurso en el XXº Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética; XXº Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética: Recopilación de documentos, marzo de 1956)

Y según él, el final de los «dogmáticos», y no sin antes aparentar como un «leninista creativo» diría que:

«En China, el progreso de la revolución socialista tiene un carácter más original aún. Después de la introducción revolucionaria del poder popular, el Partido Comunista de China, procediendo en una aplicación fructífera del marxismo-leninismo, ha llegado a la conclusión de que, en las condiciones de China «a través de los medios pacíficos, es decir, los métodos de persuasión, educación», indicados por el camarada Mao Zedong, «uno no sólo puede remplazar la propiedad individual en propiedad socialista, colectiva [se refiere a las cooperativas - Anotación de Bitácora (M-L)], sino remplazar la propiedad capitalista por la propiedad socialista». Después de haber aislado a la burguesía compradora, que es el enemigo jurado del pueblo, fuera de peligro, el Estado chino realiza paso a paso la transformación en diferentes formas de la propiedad privada en propiedad socialista». (Dmitri Shepílov; Discurso en el XXº Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética; XXº Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética: Recopilación de documentos, marzo de 1956)

Estas posiciones antimaterialistas de los revisionistas soviéticos sobre China ya se encontraban en la edición de 1955 del «Manual de economía política», que acompañaban a otras evaluaciones antimarxistas sobre Yugoslavia. Según el manual:

«[En Yugoslavia] El poder pertenece a la clase obrera y al campesinado, y la desigualdad nacional ha sido suprimida. En Yugoslavia la propiedad  social de los medios de producción es dominante». (Partido Comunista de la Unión Soviética; Manual de economía política, 1955)

¡Y ojo, además!:

«A pesar de las intrigas de las fuerzas imperialistas, Yugoslavia mantuvo su independencia nacional y se resistió a los intentos de los capitales extranjeros de penetrar en la economía». (Partido Comunista de la Unión Soviética; Manual de economía política, 1955)

En cuanto a China, el manual soviético reconocía que:

«La nacionalización socialista llevada a cabo en China por el poder de la democracia popular tiene la distinción de no haber tocado la propiedad de la burguesía nacional, que en su mayoría es una burguesía media». (Partido Comunista de la Unión Soviética; Manual de economía política, 1955)

En consecuencia, se decía, en la industria china donde la forma de propiedad del «capitalismo de Estado» domina y es considerada como «una forma de economía socialista» donde:

«La explotación del trabajo es limitado». (Partido Comunista de la Unión Soviética; Manual de economía política, 1955)

Porque:

«Los capitalistas no reciben parte de los beneficios». (Partido Comunista de la Unión Soviética; Manual de economía política, 1955)

Estas posiciones sobre China y Yugoslavia eran totalmente incompatibles con las sostenidas por Iósif Stalin y entraban perfectamente dentro del triunfo de la desviación nacionalista en la Unión Soviética que ilustraba de manera clara la suscripción al nuevo curso de  la «división «socialista» internacional del trabajo».

Un revisionista como Maurice Thorez, obviamente no podía pasar sin citar las lecciones –socialdemócratas– del maoísmo: en un artículo para el diario del Partido Comunista Francés «L'Humanité» del 27 de marzo de 1956 alabando las tesis revisionistas de la vía específica al socialismo «teniendo en cuenta las particularidades concretas de cada país», Thorez puso en primer plano que:

«Aún más que las democracias populares de Europa, China ha engendrado muchos nuevos aspectos en la transformación social». (Maurice Thorez; L'Humanité: Obras escogidas en 3 volúmenes, tomo III 1950-1964, 27 de marzo de 1956)

Así que él era libre de justificar el cretinismo parlamentario del Partido Comunista Francés afirmando la posibilidad de:

«Evitar las formas más agudas de la lucha de clases como la guerra civil». (Maurice Thorez; L'Humanité: Obras escogidas en 3 volúmenes, tomo III 1950-1964, 27 de marzo de 1956)

Citando a Lenin mal e indiscriminadamente, en su artículo Maurice Thorez «se olvidó» en las circunstancias concretas en que Lenin había contemplado la posibilidad de la vía pacífica al socialismo para Rusia. Thorez «olvida» que en todos los países imperialistas, el aparato de represión burguesa era infinitamente más poderoso que el de la Rusia zarista de 1917, descompuesto por años de guerra imperialista. Únicamente en este marco y en vista de que la guerra había estallado en los países imperialistas desde hacía tres años, Lenin consideró la posibilidad de que los bolcheviques en la transición al socialismo tuvieran un mínimo de resistencia del ejército de las clases explotadoras, tanto en el interior como en el exterior, ya que estaban ocupados con la guerra. Ninguna de estas condiciones se cumplían cuando los revisionista proclamaron su curso dogmático de «transición pacífica al socialismo» en los años 50, mientras que el aparto burgués lejos de descomponerse se estaba reforzando al igual que las relaciones interimperialistas eran por entonces relativamente pacíficas. La historia nunca ha dejado de demostrar más adelante que esta teoría era reaccionaria y finalmente terminaba beneficiando a la reacción, no sólo en el caso de los países imperialistas, como Portugal o España, sino también para todos los países bajo su yugo como Indonesia y Chile.

¡Como puede verse un amplio frente interrevisionista apoyó la vía «específica» de los revisionistas chinos en los años 1953-1956!». (Vincent GouysseEl socialismo de características china: ¿socialismo o nacionalismo burgués; 2007)

Anotaciones de Bitácora (M-L):

[1] Cuando el revisionista soviético Dmitri Shepílov alude a la aplicación china del tránsito «pacífico» al «socialismo», se refiere a las teorías que Mao Zedong a la muerte de Iósif Stalin, se atrevería a proclamar abiertamente en su programa del tránsito «pacífico», «no antagónico» y «reeducacional» con la burguesía nacional:

«Nuestro método para llevar a cabo la revolución socialista es el método pacífico. En el pasado, mucha gente, tanto dentro como fuera del partido comunista, expresaban dudas acerca de este método. (...) Dadas las condiciones que prevalecen en nuestro país, es posible usar métodos pacíficos –estos son, el método de persuasión y educación– no sólo en lograr la transformación del sistema de propiedad individual en propiedad colectiva socialista, sino también en lograr la transformación del sistema capitalista al sistema socialista». (Mao Zedong; Discurso en la Conferencia Suprema de Estado (Extractos), 25 de enero, 1956)

Hoy día, este tipo de citas bujarinistas-titoistas de Mao Zedong han sido ocultadas a propósito por los seguidores y fanáticos del revisionismo chino, ya que darse a conocer estas citas, se acabaría rápido con el mito del «Gran Presidente» Mao Zedong». (Vincent Gouysse; El socialismo de características china: ¿socialismo o nacionalismo burgués; 2007)

domingo, 26 de octubre de 2014

Repaso histórico a las tesis negacionistas de la industria pesada



«
El silencio sobre el papel de la industria pesada es un rasgo de la economía revisionista del «socialismo del siglo XXI» que merece especial atención. Considerando que a lo largo de la historia los revisionistas siempre han tratado de disipar el papel de la industria pesada, la cual es pilar en la construcción del socialismo, con diferentes objetivos, unas veces rentabilidad en el plano interior, otras las proponían como métodos de sometimiento económico. Históricamente los diferentes revisionismos han salido con diferentes teorías para negar tal axioma, los revisionistas soviéticos, y su cohorte de líderes nacionalistas-jruschovistas en los países revisionistas donde dominaba el revisionismo soviético, apoyaron la teoría de superar los «errores de Stalin» que hacían «demasiado énfasis» en la industria pesada y «descuidaba el crecimiento de la industria ligera y la agricultura», todas las reformas económicas sucesivas que además implementaban la rentabilidad a través de la ley del valor, de una forma u otra iban dirigidas en este sentido, a negar la industria pesada y su rol. Este ajuste de inversión, sería calificado de gran avance en la teoría marxista-leninista de Jruschov durante los sesenta. Por supuesto, aplicar esta teoría tendría diferentes consecuencias para la Unión Soviética que ya tenía un gran tejido industrial, que para los países en plena industrialización.

Lo importante a resaltar no solo es la influencia del jruschovismo en la negación de la industria pesada, sino que en esta teoría revisionista soviética de ajustar las inversiones a la industria pesada hacia otras ramas, iba a su vez relacionada con la «recomendación» al resto de países con relaciones económicas con la Unión Soviética, a adaptarse a una economía similar que desarrollara más énfasis en la industria ligera y la agricultura, como se estaba haciendo en la propia Unión Soviética revisionista, pero las propuestas de los revisionistas soviéticos no iban sólo en el marco de acoplamiento de esta teoría económica capitalista en los partidos y países comunistas, sino que, conocedores de la no completa industrialización en los países socialistas ahora dominados por jruschovistas, el hecho de copiar tales teorías suponía esquilmar la soberanía de estos países y alimentar una dependencia de estos países para con la Unión Soviética en un marco dónde los revisionistas soviéticos fueran los productores de medios de producción –como realiza la industria pesada– y el resto de países revisionistas dedicándose a una industria ligera y una agricultura ni siquiera diversificada, sino de productos locales, una especialización que a la burguesía imperialista le ha encantado siempre, unos planes neocolonialistas propuestos y aplicados por los revisionistas soviéticos que se harían famosos en la teoría burguesa e imperialista de la «división socialista internacional del trabajo»: el ejemplo más conocido obviamente es la Cuba de Fidel Castro, pero no fue el único país en someterse a esas directrices revisionistas.

Esto escribiría Enver Hoxha sobre los planes imperialistas de la Unión Soviética de Jruschov sobre la pequeña Albania:

«Nikita Jruschov: Así, pues, en lo que atañe a las cuestiones económicas debemos calcular con lápiz tanto nosotros como ustedes y, si en su país existen provechosas fuentes de petróleo, bien, les otorgaremos créditos. Pero aun haciendo las cuentas de esta manera, resulta más ventajoso que les suministremos petróleo del nuestro. En todo hay que ver la rentabilidad –prosiguió Jruschov–. Tomemos la industria. Comparto su opinión de que Albania debe tener propia industria. Pero ¿qué tipo de industria? Estimo que en su país debe desarrollarse la industria alimenticia [industria ligera – Anotación de B. N.], por ejemplo de las conversa, de elaboración de pescado, frutas, leche, aceite, etc. Ustedes quieren desarrollar la industria pesada. Esto hay que verlo bien. (…) Por lo que respecta a la industria de tratamiento de los minerales, a la producción de metales, estas ramas para ustedes no resultan rentables. Nosotros tenemos metales y podemos darles cuanto quieran. Con un día de nuestra producción, podemos satisfacer todas sus necesidades del año. Lo mismo dijo refiriéndose a la agricultura. Su país –prosiguió– debe desarrollar los cultivos que crecen mejor y que son más ventajosos». (Enver Hoxha; Los jruschovistas –memorias–, 1980)

Visto lo ocurrido en otros países que sí se quedaron en la órbita del revisionismo soviético, está claro que de haber rechazado la industrialización socialista en Albania, con la industria pesada como pivote, hubiera supuesto la sumisión económica, política, y cultural bajo la teoría antimarxista de la «división internacional del trabajo socialista»:

«En última instancia, su objetivo es convertir a estos países en provincias de su imperio socialimperialista o en dominios económicos. Para ello utilizan tanto los dictados como la demagogia, viene con lemas tales como la división internacional del trabajo, la especialización, la cooperación y la concentración de la producción, la eficacia y la rentabilidad de la producción a escala internacional». (Kiço Kapetani y Veniamin Toçi; El COMECON revisionista: un instrumento al servicio del socialimperialismo soviético, 1974)

El revisionismo chino de la mano de Mao Zedong, empezaría, como era normal esperar, en los cincuenta, por aceptar esta teoría jruschovista para agradar a Nikita Jruschov, pero el revisionismo chino usaría esta «rectificación en las inversiones» propuesta por los soviéticos en la industria pesada, para acabar vociferando su propia teoría de que en su caso «el campo era la base de la economía» [1], y que las inversiones de industria pesada y ligera iban siempre en segundo orden, comparadas con las del campo, así se reflejó en el «Manual de economía de Shanghái» de 1974:

«Los autores declaran abiertamente que la agricultura es la base de la economía nacional: «En la organización del desarrollo de la economía nacional, el país socialista debe aplicar conscientemente las leyes objetivas de la agricultura como base de la economía nacional». (Manual de economía de Shanghái, 1974) Esta declaración va mucho más allá de la comprensión sobre la agricultura en un país con una abrumadora mayoría de campesinos, donde la agricultura tiene que jugar un papel muy importante por la razón evidente de que hay una desproporción económica clara al comienzo del desarrollo económico del país. No es eso, estamos tratando aquí con una nueva comprensión de la dirección del desarrollo de la economía de transición en un país relativamente atrasado como China. Cuando los autores apelan al principio de la agricultura como base de la economía nacional, dan a entender que la agricultura debe ser una prioridad en la economía nacional: «Dado que la agricultura es la base de la economía nacional, es necesario tratar el desarrollo de la agricultura como una prioridad de la economía nacional. Sólo cuando la agricultura se desarrolla como la base de la economía nacional puede iluminar la industria, la industria pesada, y otras empresas económicas, culturales y educativas se podrán desarrollar así mismo». (Manual de economía de Shanghái, 1974) En este punto, no hay una aparente lógica, sino que se utiliza profundamente un argumento antimarxista». (Rafael Martínez; Sobre el manual de economía política de Shanghái, 2006)

¡Por supuesto, esto era calificado también de genialidad del revisionista Mao Zedong que enriquecía el marxismo!:

«En su discurso: «Sobre el tratamiento correcto de las contradicciones en el seno del pueblo» pronunciado en 1957, el presidente Mao Zedong afirmó: «La industria pesada es el núcleo de la construcción económica de China. Al mismo tiempo, se debe prestar plena atención al desarrollo de la agricultura y la industria ligera». Más tarde, explicando la teoría que la agricultura es la fundación de la economía nacional, el presidente Mao Zedong lo resumió en estas palabras: «Tomar la agricultura como la base de la economía y la industria como el factor principal». Que constituye el principio general para el desarrollo de la economía nacional. Él indicó que se debe dar el primer lugar al desarrollo de agricultura. Estas instrucciones del presidente Mao son en profundidad dialécticas; ellas revelan las leyes objetivas que gobiernan el crecimiento de economía socialista en China y son un desarrollo de la economía política del marxismo». (Pekín Informa; Vol 15, Nº 34, 25 de agosto de 1972)

Sobra añadir que eso de que «sólo cuando la agricultura se desarrolla como la base de la economía nacional puede iluminar la industria, la industria pesada, y otras empresas económicas, culturales y educativas se podrán desarrollar así mismo», algo sostenido teóricamente por el «Pensamiento Mao Zedong», es una «perita en dulce» para la actual dirigencia de China, a la hora de imponer, como hicieron en su día los revisionistas soviéticos, su teoría económica imperialista a otros países y limitarles su desarrollo. Como siempre Mao Zedong legó una gran teoría nacionalista-burguesa para los intereses de sus sucesores.

Como vemos las teorías y excusas para negar el papel de la industria pesada son muy variadas y peculiares». (Equipo de Bitácora (M-L)El revisionismo del «socialismo del siglo XXI», 2013) 

viernes, 24 de octubre de 2014

La vejez de las teorías de unidad y paz entre clases antagónicas del «socialismo del siglo XXI»


«Se acude a la unidad como la quinta esencia del proceso, citemos un ejemplo de este esperpento del que hablamos:

«La victoria de Chávez, que es la de la mayoría, nuestra victoria le conviene a los dueños de las grandes empresas privadas, a la gran burguesía». (...) La clase media alta debería votar por Chávez porque somos garantía de tranquilidad familiar». (Hugo Chávez; Declaraciones, 7 de octubre del 2012)

Este supuesto «descubrimiento» se llega a declarar como una superación del marxismo-leninismo, y se niega las experiencias históricas del socialismo científico:

«El socialismo bolivariano nosotros tenemos que construirlo en el marco de la constitución bolivariana, nosotros no tenemos previsto la eliminación de la propiedad privada, ni la grande ni la pequeña. (...) El socialismo del siglo XXI es la democracia, nosotros no estamos hablando de la dictadura del proletariado, eso fue hace 100 años y miren en lo que terminó la Unión Soviética, ahí no hubo socialismo ni hubo nada». (Hugo Chávez; Entrevista realizada al candidato Hugo Chávez por los periodistas Vanessa Davies, Vanessa Sánchez y Ernesto Villegas, 4 de octubre del 2012)

Sólo un iluso, un antimarxista como Mao Zedong, o estos ideólogos neo-revisionistas, podrían plantear un Estado socialista en alianza con la burguesía nacional:

«¿El poder político puede ser compartido en pie de igualdad por «varias clases revolucionarias», si una de estas clases tiene en poder los medios de producción y de reproducción de su existencia cuando estos medios les faltan a las clases que producen la riqueza, la clase obrera y el campesinado trabajador en este caso? Los marxistas sólo pueden responder a esta pregunta negativamente». (Vicent Gouysse; Imperialismo y antiimperialismo, 2007) 

Vicent Gouysse declararía algo bastante obvio sobre la sociedad revisionista-burguesa china, que es igualmente aplicable hoy para las sociedades revisionistas-burguesas del «socialismo del siglo XXI»:

«La concepción marxista de la sociedad humana nos enseña que la base económica material de la sociedad determina la superestructura ideológica, jurídica y política. No se puede apartar del ejercicio de poder político por mucho tiempo a una clase social que tiene el poder económico y desempeña un rol social mayor». (Vicent Gouysse; Imperialismo y antiimperialismo, 2007)

Este discurso de proponer un Estado en el que exista la unión de las masas trabajadoras con la burguesía nacional, y de respeto a la constitución burguesa que legitima la propiedad privada y por tanto la explotación burguesa, no presenta ninguna doctrina política nueva, es el nuevo reformismo adaptado a nuestro tiempo. Lo único que «descubre» al partido estas tesis es la posibilidad de que extrañamente aniden revolucionarios y contrarrevolucionarios, explotadores y explotados en un mismo entorno, tanto en el Estado como en el partido, y de lo único real que persuade entre los revolucionarios del partido es el hecho de que este partido jamás les llevará al socialismo sino a un esquema social prostituido en donde prima la paz entre clases antagónicas: ellos creen que pueden permitir que en su sociedad convivan todas las clases sociales y llamarla socialista, aunque siga existiendo explotadores y explotados y sus contradicciones, aunque siga existiendo la perpetuación de la propiedad privada y continúe la alianza de estos partidos reformistas con las clases explotadoras. Resulta obvio que este  esquema de sociedad no es el socialismo que teorizaron Marx y Engels y pusieron en práctica Lenin y Stalin. Como venimos insistiendo, esto supone una evidencia clara de negación de la lucha de clases, entre explotadores y explotados intentando conciliar a los dos bandos antagónicos:

«Entre otras cuestiones, en las posiciones sobre el significado y la aplicación de la teoría de la lucha de clases se distinguen los marxistas-leninistas de los revisionistas. Los marxistas-leninistas consideran la lucha de clases como la principal fuerza motriz en la sociedad de clases y libran a través de métodos radicalmente revolucionarios bajo la base del carácter irreconciliable de esta lucha, una pugna contra los enemigos de clase, su política e ideología. Los revisionistas a diferencia de ellos, siguen la política de conciliación con los enemigos de clase internos y externos, una política de extinción de lucha de clases, no sólo en los casos en los que la niegan abiertamente, sino también en los casos en que aceptan esta lucha con palabras, formalmente». (Nexhmije Hoxha; Algunas cuestiones fundamentales de la política revolucionaria del Partido del Trabajo de Albania sobre el desarrollo de la lucha de clases, 1977) (Equipo de Bitácora (M-L)El revisionismo del «socialismo del siglo XXI», 2013) 

jueves, 23 de octubre de 2014

¿Por qué tanto escepticismo de Stalin sobre el revisionista Mao Zedong?


«Incluso para estos ideólogos burgueses, se dieron cuenta «de las reservas de Stalin sobre la revolución China». Algo que coincide con la propia impresión de Mao Zedong de 1956:

«Al triunfo de la guerra [Stalin], tuvo la sospecha de que la nuestra era una victoria al estilo Tito y ejerció, en los años 1949 y 1950, una presión muy grande sobre nosotros». (Mao Zedong; Sobre diez grandes relaciones: Obras escogidas, Tomo V, 25 de abril de 1956)

¿Por qué tanto escepticismo? [1] En primer lugar, es esencial recordar que en 1927 Stalin denomina de desviación dañina en el movimiento revolucionario chino al:

«Liquidacionismo de derecha que ignora los objetivos de clase independiente del proletariado chino que lleva a la fusión con el amorfo movimiento nacional democrático general». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; El marxismo y la cuestión nacional y colonial, 1934)

Esta desviación fue, como hemos mostrado, la línea general de la «nueva democracia». Debemos de recordar también las luchas de Iósif Stalin contra Nikolái Bujarin, quién también abogó en su momento por la «integración de los elementos burgueses en el socialismo»:

«Stalin: Bujarin no dice «un cuerpo extraño», sino «hasta cierto punto, un cuerpo extraño». Es decir, que los kulaks y los concesionarios son, «hasta cierto punto», un cuerpo extraño dentro del sistema del socialismo. Pero el error de Bujarin consiste, precisamente, en esto, en creer que los kulaks y los concesionarios se integran en el socialismo a pesar de ser, «hasta cierto punto», un cuerpo extraño. He ahí a qué estupideces lleva la teoría de Bujarin. Los capitalistas de la ciudad y del campo, los kulaks y los concesionarios, integrándose en el socialismo: hasta esa estupidez ha llegado Bujarin. No, camaradas, no es ése el «socialismo» que nosotros necesitamos. Que se quede con él Bujarin. Hasta ahora, los marxistas-leninistas habíamos pensado que entre los capitalistas de la ciudad y del campo, de una parte, y, de otra parte, la clase obrera, existe un antagonismo irreconciliable de intereses. En ello, precisamente, descansa la teoría marxista de la lucha de clases. Pero ahora, según la teoría de Bujarin acerca de la integración pacífica de los capitalistas en el socialismo, todo esto se trastoca, desaparece el antagonismo irreconciliable entre los intereses de clase de los explotadores y de los explotados, y los explotadores se integran en el socialismo». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Sobre la desviación derechista en el Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética, 1929)

Para Iósif Stalin, el concepto de la «integración de elementos burgueses en el socialismo», era la antítesis de la lucha de clases, ¿y qué marxista se atreve a reclamar lo contrario? Stalin llegó a la conclusión:

«Pero si los capitalistas de la ciudad y del campo, si el kulak y el concesionario se van integrando en el socialismo, ¿para qué falta hace la dictadura del proletariado?; y si hace falta, ¿para aplastar a qué clase?». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Sobre la desviación derechista en el Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética, 1929)

Esta es precisamente toda la línea general que constituye la base del maoísmo, es la esencia que hace a Mao Zedong un revisionista y a la revolución china de 1949, una revolución democrático-burguesa anticolonial y antifeudal. Ver allí «socialismo», es no haber comprendido nada de marxismo, es descender al nivel de nacionalismo burgués y al nivel del bujarinismo, es mitificar al proletariado y en primer lugar el proletariado chino. En cuanto a qué clase reprime y qué clase es reprimida desde 1949 en China, la respuesta debería ser obvia para cualquier marxista: sólo la clase que tiene los medios de producción detenta realmente el poder económico y político. ¿El Estado chino de «nueva democracia» podía ser otra cosa que una dictadura de la burguesía nacional sobre el proletariado chino?». (Vincent Gouysse; El socialismo de características china: ¿socialismo o nacionalismo burgués; 2007)

Anotaciones de Bitácora (M-L):

[1] Si se quiere obtener más información sobre la desconfianza de Stalin sobre Mao Zedong, recomendamos leer la obra de este blog: 
«Desmontando mitos: Mao Zedong ese liberal pro estadounidense e ídolo de Earl Browder» de 2014.

Stalin diría al propio Mao Zedong:

«Usted habla de «chinificación del socialismo». No existe de esa naturaleza. No existe el socialismo inglés, francés, alemán, italiano, ruso, como no existe el socialismo chino. Otra cosa es, que en la construcción del socialismo, es necesario tener en cuenta las características específicas de un determinado país. El socialismo es una ciencia, y necesariamente tiene como toda ciencia, ciertas leyes generales, y uno solo necesita ignorar tales leyes para que la construcción del socialismo esté destinada al fracaso. (...) Si usted entiende todo esto con la construcción del socialismo en China la cosa irá bien. Si usted no lo entiende va a hacer mucho daño al movimiento comunista internacional. Por lo que yo sé, en el Partido Comunista de China hay una capa delgada de proletarios y los sentimientos nacionalistas son muy fuertes y si no llevan a cabo estas políticas de clase genuinamente marxista-leninistas y no llevan a cabo la lucha contra el nacionalismo burgués, los nacionalistas los estrangularan. Entonces no solo se dará por terminada la construcción socialista, sino que China puede que se convierta en un peligroso juguete en manos de los imperialistas estadounidenses. Os recomiendo encarecidamente a utilizar la espléndida obra de Lenin: «Las tareas inmediatas del poder soviético» de 1918. Esto aseguraría el éxito». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Obras Completas, Tomo 18, Anotaciones en la obra «De la conversación con la delegación del Comité Central del PCCh en Moscú el 11 de julio 1949», conversación entre Stalin y Mao Zedong, 1949)

Mao Zedong y su juego de trilero para justificar la posibilidad del tránsito pacífico al socialismo

Nikita Jruschov y Mao Zedong durante 1956

«Entonces, como se ve claramente ahí está la base idealista y antimarxista de Mao Zedong, que si bien no niega la influencia de la economía en las ideas, o de las ideas en la economía –cosa que cualquier burgués materialista puede hacer– no acepta sin embargo, como un marxista si haría, considerar la base económica como el primer fundamento y núcleo, y las ideas como el segundo, derivada de ésta. En efecto, para Mao Zedong, tratando las relaciones del mundo material al pensamiento, la cultura:

«Es el reflejo de la política y la economía de una sociedad determinada y, a su vez, influye y actúa en gran medida sobre éstas; la economía es la base, y la política, la expresión concentrada de la economía». (Mao Zedong; Sobre la nueva democracia: Obras escogidas, Tomo II, 1940)

Igual que cualquier demócrata burgués Mao Zedong por tanto, persiste en poner en el mismo nivel la base económica material de una sociedad, con su superestructura jurídica, política, y cultural, lo que le lleva a definir las formas de Estado no sobre la base de las necesidades económicas de la sociedad –las relaciones de producción– sino de «la naturaleza de clase del poder político», lo que luego para sus sofismas le permitirá considerar la transformación de las relaciones de producción a través de medidas ideológicas «reeducacionales», a fin de transformar pacíficamente las relaciones de producción en socialistas [Mao Zedong a la muerte de Iósif Stalin, se atrevería a proclamar su programa del tránsito «pacífico», «no antagónico» y «reeducacional» abiertamente: «Nuestro método para llevar a cabo la revolución socialista es el método pacífico. En el pasado, mucha gente, tanto dentro como fuera del partido comunista, expresaban dudas acerca de este método. (...) Dadas las condiciones que prevalecen en nuestro país, es posible usar métodos pacíficos –estos son, el método de persuasión y educación– no sólo en lograr la transformación del sistema de propiedad individual en propiedad colectiva socialista, sino también en lograr la transformación del sistema capitalista al sistema socialista». (Mao Zedong; Discurso en la Conferencia Suprema de Estado (Extractos), 25 de enero, 1956) Hoy en día, este tipo de citas bujarinistas-titoistas de Mao Zedong han sido ocultadas a propósito por los seguidores y fanáticos del revisionismo chino, ya que darse a conocer estas citas, se acabaría rápido con el mito del «Gran Presidente» Mao Zedong – Anotación de B. N.]». (Vincent Gouysse; El socialismo de características china: ¿socialismo o nacionalismo burgués; 2007)

sábado, 11 de octubre de 2014

Los comunistas, pese a ser partidarios de la democracia proletaria, no se quedan quietos mientras se recortan las libertades de la democracia burguesa



«Que los comunistas reconozcan la democracia y actúen en defensa de ella y entonces estaremos dispuestos a participar en el frente único». A éstos les contestamos: nosotros somos partidarios de la democracia soviética, la democracia de los trabajadores, la democracia más consecuente del mundo. Pero defendemos y seguiremos defendiendo en los países capitalistas, palmo a palmo, las libertades democrático-burguesas, contra las cuales atentan el fascismo y la reacción burguesa, pues así lo exigen los intereses de la lucha de clases del proletariado». (Georgi DimitrovLa clase obrera contra el fascismo; Informe en el VIIº Congreso de la Komintern, 2 de agosto de 1935)

La sumisión a los organismos capitalistas extranjeros; vieja tedencia revisionista recuperada por los «socialistas del siglo XXI»

(Los líderes de los países comunistas europeos en 1988. Desde la izquierda: Gustáv Husák - Checoslovaquia, Todor Zhivkov - Bulgaria, Erich Honecker - RDA, Mijail Gorbachov - URSS, Nicolae Ceaucescu - Rumanía, Wojtiech Jaruzelski - Polonia, y János Kádár - Hungría) 

«[En los países capitalistas-revisionistas] Los préstamos, créditos y todo tipo de contactos con el capital privado extranjero de los países imperialistas, acabaría no sólo en un enredo de deudas económicas, sino que como ya se ha expresado, pérdida de soberanía; por lo tanto la subyugación económica a los imperialismos y sus organizaciones, se traducía siempre en los regímenes pseudosocialistas, en una subyugación política, es decir, en hacer reformas a gusto del acreedor de la «ayuda» económica. Y cuando al igual que cualquier otro país capitalista occidental, los países revisionistas-capitalistas se introdujeron en el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, etc., el seguidismo en las reformas fue bestial:

«La participación en el Fondo Monetario Internacional en algunos países de Europa del Este, como Yugoslavia, que ha sido miembro desde su fundación, Rumanía, que lo es desde principios de los años setenta, Hungría desde 1982 y Polonia desde 1985, y la necesidad de nuevos préstamos para cubrir los antiguos, fue aprovechada por esta organización para lograr sus intereses. En primer lugar, le pidió a estos países a que tomaran nota de la situación actual de la economía y definieran el camino a seguir para transformarlo, hacerle modificaciones estructurales, limitaciones de las importaciones e inversiones, etc. Es en este contexto que encaja las medidas adoptadas en estos países para elevar los precios de los bienes de consumo y devaluar su moneda frente al dólar. En los años 1981, 1983 y 1984, Rumanía ha devaluado tres veces el leu y el dólar subió 4,5 a 21,5 frente al leu. Polonia, con su entrada en el FMI, operaba con una devaluación del zloty en un 30 por ciento, mientras que Hungría ha pasado el dólar 41,3 a 51 fiorint. De modo general, la política del FMI con respecto a los países que piden préstamos, independientemente de los matices y los rasgos específicos que revistan según los diferentes Estados y los grupos de Estados, parece estar destinado a aumentar la explotación y la expoliación de las amplias masas trabajadoras y acentuar todavía la dependencia de su economía hacia sus exportaciones en las metrópolis. Además, el FMI pregunta y pide informes detallados sobre la situación de la economía de los países prestatarios, sobre sus perspectivas de desarrollo, sobre la política económica que aplicarían según las medidas propuestas por él, y se le ha sido reconocido también el derecho a proceder periódicamente a la comprobación de la aplicación de esta política. Su no aplicación puede conducir hasta el cese de los créditos». (Lulzim Hana; La deuda externa y los créditos imperialistas, poderosos eslabones de la cadena neocolonialista que esclaviza a los pueblos, 1988)

Hay que buscar en este tipo de análisis científicos, las causas de la caída de los regímenes revisionistas-capitalistas. En los países de la «izquierda latinoamericana» o los autodenominados como países del «socialismo del siglo XXI», siguen la misma estela, también confían en los organismos del neoliberalismo global como el Fondo Monetario Internacional para «evaluar la viabilidad de su economía» y de sus «ayudas» para «desarrollar su economía», y se basan en su aprobación para sacar pecho ante su militancia, es el caso de Argentina, Venezuela, Nicaragua, Bolivia, etc.; e incluso han llegado a modificar sus marcos constitucionales y soberanos para facilitar la llegada del capital extranjero. Sólo un ejemplo, para que se demuestre, que estos revisionistas no han aprendido de las experiencias y bochornoso final de sus predecesores:

«El gobierno nicaragüense, pese a las buenas calificaciones obtenidas, considera necesario continuar con el acompañamiento del FMI, como asesor de confianza, porque en ese sentido, la entidad mundial podrá ofrecer al país sus opiniones y recomendaciones sobre la implementación del programa económico y financiero nacional». (Voz del Sandinismo; Otorgó Fondo Monetario Internacional buenas notas a macroeconomía nicaragüense, 26 de septiembre de 2013)». (Equipo de Bitácora (M-L); El revisionismo del «socialismo del siglo XXI», 2013)

sábado, 4 de octubre de 2014

Iósif Stalin diferenciando a los pueblos de sus dirigentes capitalistas y sus acciones


«Seria ridículo identificar a la camarilla hitleriana con el pueblo alemán, con el Estado alemán. La experiencia histórica demuestra que los Hitler vienen y van, pero el que el pueblo alemán, el Estado alemán, permanece. La fuerza del Ejército Rojo reside en el hecho de que no nutre ni se puede nutrir de ningún odio racial contra otros pueblos y por tanto tampoco contra el pueblo alemán; está educado en el espíritu de la igualdad de todos los pueblos y todas las razas, en el espíritu de respeto de los derechos de los otros pueblos». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili Stalin; Orden del día del Comisario del Pueblo de la Defensa del URSS, n ° 55, Moscú, 23 de febrero de 1942)

Efectivamente, la revolución no es una marcha triunfal en línea recta


«Los grandes dirigentes del proletariado Marx y Lenin han señalado y recalcado que la evolución no es una marcha triunfal en línea recta. Cosecha victorias pero también sufrirá derrotas, avanza con zigzags y va ascendiendo gradualmente. La historia del desarrollo de la sociedad humana demuestra que la sustitución de un sistema social por otro superior no se realiza en un solo día, sino que abarca toda una época histórica. Tampoco las revoluciones burguesas, que reemplazaron el sistema de explotación feudal por el capitalista, pudieron salvarse en numerosos casos de la contrarrevolución. Un ejemplo de ello lo constituye Francia, donde la revolución burguesa, la revolución más profunda y radical de la época, no logró instaurar ni consolidar de inmediato el régimen capitalista. Después de su primera victoria en 1789 la burguesía y las masas trabajadoras se vieron obligadas a alzarse de nuevo repetidas veces en revolución para derrocar a la monarquía feudal de la dinastía de los borbones y el sistema feudal en general e instaurar definitivamente el régimen burgués.

La época de las revoluciones proletarias acaba de empezar. La aparición del socialismo representa una necesidad histórica que emana del propio desarrollo objetivo de la sociedad.

Esto es algo inevitable. Las contrarrevoluciones que se han producido, los obstáculos que salen al paso pueden prolongar por cierto tiempo la vida al caduco sistema explotador, pero son impotentes para contener el avance de la sociedad humana hacia su porvenir socialista». (Enver Hoxha; Eurocomunismo es anticomunismo, 1980)

miércoles, 1 de octubre de 2014

Sobre la suspensión de la ley de consulta catalana [recopilación documental]; Equipo de Bitácora (M-L), 2014

En documento anteriores nos hemos referido al proceso soberanista de Catalunya tal y como se presenta como la expresión inmediata de dos nacionalismos, igualmente burgueses, igualmente represivos, igualmente perjudiciales para las grandes mayorías trabajadoras; con el añadido de que ambos defienden sus posturas desde falacias burdas como absurdas, en donde los medios de comunicación bajo dominio de uno u otro bando hacen una interpretación meramente propagandística de los hechos en desarrollo. Observamos además como sectores que se pretenden de «izquierda», sin ninguna idea clara de lo que se persigue, apuestan por mostrarse como aliados y defensores de un proyecto burgués que pretende un Estado igual o más represivo que el español que se puede identificar en: (1) la brutalidad represiva de la policía autonómica –«Mossos d'Esquadra»–, y la protección de esos cuerpos por la justicia, (2) los muertos sistemáticos en los Centro de Internamiento de Extranjeros, (3) los centros de vigilancia electrónica y ciudadana, (4) los convenios firmados con el Estado nazi-sionista de Israel, especialmente en materia de educación y militar, (5) el vaciamiento de contenido de la Seguridad Social, (6) la privatización de servicios públicos como el agua, así como de las redes viales (7) los elevadísimos salarios de los funcionarios electos y camarilla cooptada, incluso superior a la del Estado español, etc.

No obstante, no es a ello que nos queremos referir en esta ocasión, sino a la anulación del proceso de consulta y al acato de la administración autonómica, varias cosas:

1. Ha de saberse que la «Generalitat de Catalunya», en tanto todos sus órganos e instituciones, en tanto su ejecutivo con Artur Mas i Gavarró a la cabeza, no es una órgano de gobierno propiamente catalán, ni mucho menos una expresión soberanista como mucho la han querido entender. En realidad se trata de la expresión del Estado democrático-burgués español en Cataluña surgida en el postfranquismo –en el que aún se está inmerso en algunos puntos como ocurre en todos los países que vienen de un régimen así–, cuyo objeto era mantener una cierta cohesión social en la postrimería de la dictadura franquista, mediante la concesión autonómica en campos económicos, políticos y sociales. De hecho, «Convergència i Unió» (CIU) dirigida por entonces por el corrupto Jordi Pujo jugó un papel determinante en mantenimiento de la estabilidad del Estado Español que mantuvo pactos directos con los herederos del franquismo, ya fuera con el Partido Socialista Obrero Español –partido de carácter socialdemócrata-liberal– o con el Partido Popular –partido de carácter neoliberal. Y aunque si bien el gobierno autonómico goza de cierta autonomía, sus funciones están limitadas a competencias determinadas por ley.

2. El hecho de que se suspenda la consulta demuestra que la «Generalitat de Catalunya» se entiende así misma como una expresión del Estado español; más aún, se somete voluntaria y completamente a la justicia española que por otro lado ostenta un marco legal y su visión del Estado que niega el derecho a autodeterminación como ocurría durante la II República o durante el Franquismo. Es decir, voluntariamente, y a pesar de que la consulta no es más que eso, una consulta, y considerando el marco legal que juzga, es evidente que el resultado de las deliberaciones del Tribunal Constitucional se opondrá a cualquier posible independencia, negando tal derecho a la autodeterminación, que es un derecho inalienable.

3. El punto anterior nos demuestra que este ejercicio de fuerza dirigido por «Convergència i Unió» aspira a dos objetivos según el escenario: por un lado, en caso de éxito, a la independencia y a la estructuración de un Estado burgués; por el otro, la no independencia, pero conquistando mayores competencias para el gobierno autonómico, especialmente en materia fiscal –dada las actuaciones creemos que este es el objetivo primario–. Es precisamente por esta razón que el nacionalismo español actúa impidiendo la consulta, su objetivo es que no se lleve a cabo para no verse obligado a: o bien tener que dar concesiones al gobierno autonómico; o bien tener que llamar a una consulta vinculante.

4. Sobre la consulta hay que decir que no es vinculante –es decir, que sus resultados no tienen ninguna importancia si triunfara para la estructuración del Estado español–, de hecho y al poco observar nos daremos cuenta que es mucho menos ambiciosa que el plan presentado por la burguesía vasca en su momento con el llamado «Plan Ibarretxe».

5. Y el otro factor que no se está considerando en esta fórmula es el Ejército Español, una institución que por mandato constitucional postfranquista sigue preñado de grandes rasgos del franquismo, o simplemente y en resumidas cuentas donde convergen los elementos más reaccionarios del país, y es como ellos mismos se enorgullecen y otros le reclaman, responsables de mantener la «unidad de España».

El documento:


Izq a decha: Josep Antoni Duran, Artur Mas, Jordi Pujol

Cataluña presenta recursos al Tribunal Constitucional para que se anule la suspensión de la consulta

La Generalitat de Cataluña se dirigió al Tribunal Constitucional pidiendo el "levantamiento inmediato" de la suspensión de la consulta prevista para el 9 de noviembre.

Cataluña ha presentado dos recursos para que se anule la suspensión. "La Constitución y el Estatut llaman al legislador a promover y facilitar las libertades ideológicas y de expresión, así como la participación política de los ciudadanos", alega la Generalitat, citada por Europa Press.

El martes la Generalitat de Cataluña ha suspendido la campaña de convocación de la consulta popular sobre la independencia que originalmente estaba prevista para el 9 de noviembre. Decide presentar sus alegaciones ante el Tribunal Constitucional de España.

El portavoz de la Generalitat, Francesc Homs, ha asegurado que la campaña institucional se ha retirado de forma cautelar y temporal y que "nada se ha terminado". "Hay una situación procesal que no se pasa por alto pero la pretensión es continuar –explicó a la prensa–. Haremos las cosas cumpliendo los compromisos adquiridos y ajustados al derecho".

Unas horas después miles de manifestantes han salido a las calles en Cataluña para protestar contra la decisión del Tribunal Constitucional de España.

La Policía catalana ha desalojado la acampada frente a la Delegación del Gobierno español en Barcelona, donde los manifestantes plantaron una veintena de tiendas para pedir que se celebre la consulta soberanista.

Convocados por la Asamblea Nacional Catalana (ANC), un influyente grupo de presión por la independencia, y a pesar de la insistente lluvia los manifestantes marcharon frente a los ayuntamientos para mostrar su malestar por la impugnación de la Ley de Consultas catalana por parte del Gobierno central, lo que implicó la suspensión de la norma y de la consulta.