lunes, 31 de julio de 2017

Alabar la vía revisionista china bajo la excusa de que no había análisis marxista-leninistas sobre la revolución en los países coloniales y semicoloniales; Equipo de Bitácora (M-L), 2017

IIº Congreso de la Internacional Comunista de 1920

«La debilidad de Mao del PCCh desde su creación fue su incapacidad para romper de forma tajante con los modos de pensamiento premarxistas e idealistas pertenecientes a la China antigua. (...) En China, no sólo el aspecto de la aparición del marxismo ha sido subestimado, sino que esta desviación ha sido teorizada con el pretexto de tener en cuenta particularidades nacionales. La sinisación del marxismo-leninismo consistió en pretender apoyarse en las especificidades nacionales para justificar las desviaciones de los principios del marxismo-leninismo, ellos realizaron esta labor al pretender combatir el «dogmatismo» presentándose como modelo para el «tercer mundo», al pretender oponerse al «mecanismo» para inscribirse en la continuidad de las filosofías chinas premarxistas». (Círculo Henri Barbusse; Reflexiones sobre el maoísmo, 2005)

Stalin confesaba enojado a Mólotov, que el principal defecto del PCCh era no comprender ni aplicar los consejos y análisis de la Internacional Comunista:

«Desfortunadamente, no tenemos un Partido Comunista real o, si se quiere ver así, auténtico en China... ¿En qué consiste el actual comité central del Partido Comunista Chino (PCC)? En nada más que una «amalgama» de frases vagas juntadas aquí y allí, sin ningún principio o hilo conductor. No quiero ser demasiado exigente con el Comité Central del PCCh. Ya sé que no puede ser demasiado exigente con ellos. Sin embargo, esta es una demanda muy simple: cumplir con las directrices de la Internacional Comunista (IC). ¿Se han cumplido estas directrices? No. No hay un sólo marxista en el Comité Central capaz de entender... las bases sociales de los eventos que están ocurriendo ahora. (...) El PCCh a veces parlotea sobre la hegemonía de proletariado. No obstante, el PCC no tiene ni idea –literalmente, ni idea– de lo que es la hegemonía. Por este motivo no se cumplen las directrices de la IC. Es por esto por lo que ahora creo que la cuestión del partido es la principal cuestión de la revolución china». (Carta de Iósif Stalin a Vyacheslav Mólotov, 9 de julio de 1927)

Stalin dedicó toda una serie de escritos sobre la situación de la revolución china y sus tareas, análisis que se mostrarían completamente ciertos. Véase algunas recopilaciones de Stalin: «Sobre la revolución china, escritos de 1926-1927».

Los defectos que luego se harían notorios en el maoísmo, en realidad provenían de los errores de las diferentes direcciones del PCCh. 

jueves, 27 de julio de 2017

Los ideólogos de la iglesia y la burguesía hablando sobre la mujer

Tomás de Aquino, Napoleón, Nietzsche y Freud

«Disculpad si me alejo algo del tema que tratamos, pero lo hago expresamente, para entrar en él. El sistema capitalista de la sagrada propiedad privada, de la explotación del hombre por el hombre, de la esclavitud económica» y espiritual del hombre, ha pesado sobre todos, pero, especialmente y con mayor brutalidad, sobre la mujer. La mujer fue la primera esclava, lo era ya antes, de que el esclavismo apareciera en la humanidad. Durante toda la historia, sin entrar en la prehistoria, ya sea en la época de la civilización helénica, en la romana, en el medioevo, en la época del Renacimiento, en la moderna, o en la «refinada civilización» contemporánea burguesa, la mujer ha sido y es el ser humano más esclavizado, oprimido, explotado y desudado en todos los sentidos. Las leyes, las costumbres, religión, el sexo, masculino la oprimen la mantienen bajo su yugo.

«El primer antagonismo de clases en la historia coincide con el desarrollo del antagonismo entre el hombre y la mujer, en la monogamia, y la primera opresión clasista coincide con la esclavitud del sexo femenino por el masculino». (Friedrich Engels; El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, 1884)

«Descubrí que la mujer es más amarga que la muerte», dice en alguna parte el Eclesiastes. San Juan Crisostomo tenía otra opinión. Decía: «Entre las bestias, más feroces, no hay otra más dañina que la mujer». Santo Tomás de Aquino, el teólogo filósofo, uno de los filósofos dominantes del oscurantismo medieval, pensaba y profetizaba que: «El destino de la mujer es vivir bajo el yugo del hombre», y por último, para terminar con estas citas bárbaras. «La naturaleza ha hecho a las mujeres nuestras esclavas», ha dicho Napoleón.

martes, 25 de julio de 2017

La teoría de los «tres mundos» y la política exterior contrarrevolucionaria de Mao; Equipo de Bitácora (M-L), 2017


«En 2013 sacamos a la luz la traducción, hasta entonces inédita al castellano, de Vincent Gouysse de la obra: «Comprender las divergencias sino-albanesas» de 2004. Un documento que explica a la perfección algunas de las diferencias entre los marxista-leninistas albaneses y los revisionistas chinos; desgajando los motivos de su distanciamiento hasta el final desenmascaramiento del maoísmo como una variante más del revisionismo. 

Olarieta, seguidor de las tesis del Partido Comunista de España (reconstituido), ofendido por la abrumadora evidencia de pruebas contra Mao y sus traiciones manifiestas, intentó defender a Mao desde sus medios diciendo que por ejemplo su tercermundismo es una invención nuestra:

«Bitácora (M-L) imputa a Mao la búsqueda del camino medio, las zonas intermedias –la teoría de los tres mundos– y el equilibrio-convivencia entre clases antagónicas en la construcción del socialismo, lo cual sería una forma de idealismo». (Juan Manuel Olarieta; El pensamiento filosófico de Mao Zedong, 23 de marzo de 2015)

Pero Olarieta solo intenta negar con argumentos burdos lo que la historia y la documentación hace tiempo que avaló: que Mao fue un «tercermundista».

El capítulo no será sino una prueba más de lo que hemos afirmado siempre: que la llamada «teoría de los tres mundos» fue puesta en práctica por el Partido Comunista de China (PCCh) mucho antes de ser anunciada oficialmente en 1974. 

¿Cómo afectó el paulatino desgaste y la decadencia económica del socialimperialismo a los países que dominaba económicamente y que estaban bajo su influencia política?; Equipo de Bitácora (M-L), 2016


«Debido a la necesidad de modernizar sus tecnologías, su maquinaría y armamento, la URSS se fue integrando cada vez más en el sistema capitalista mundial, y con ello incluimos una dependencia de él:

«En el plano económico, estos intereses capitalistas dirigidas a la máxima ganancia expresa, por una parte, las necesidades económicas del Occidente capitalista para aligerar la carga de la crisis mediante la descarga de sus consecuencias sobre los mercados y los pueblos del Oriente revisionista. Por otra parte, estos intereses son expresiones de las necesidades económicas de la Unión Soviética con el fin de construir y modernizar su potencial económico-militar como una superpotencia sin pérdida de tiempo, mediante el aprovechamiento de los equipos más avanzados y la tecnología y la disposición medios económicos y materiales de los monopolios y los viejos Estados imperialistas. Los revisionistas soviéticos presentan su integración no disimulada en el capitalismo mundial como una «aplicación creativa de las enseñanzas leninistas sobre las relaciones entre los Estados con diferentes sistemas sociales». El marxismo-leninismo no descarta las relaciones económicas con el exterior ni propone la autarquía y el autoaislamiento. Sin embargo, está en contra de la aplicación de los principios y métodos de estas relaciones capitalistas y por otra parte, no puede conciliar la integración de un país, que dice ser socialista, en la economía capitalista mundial. El fortalecimiento de los eslabones de la economía soviética con Occidente se acompaña con una cada vez mayor extensión de las relaciones no mercantiles, encaminadas a conseguir créditos y la tecnología de Occidente a cambio de materias primas y productos terminados. Estas relaciones, que van desde los llamados acuerdos de compensación y cooperación productiva para la creación de empresas conjuntas capitalistas-revisionistas, dan lugar a la fusión de los ciclos de la reproducción del capital de ambas partes en un solo movimiento complejo, elementos importantes de que ya no puede funcionar de forma independiente. Estos nuevos enlaces, que supone el desarrollo a gran escala, especialmente en la década de los 70, y completó la integración de la economía de la Unión Soviética y sus satélites en el sistema capitalista mundial. La prensa soviética admite que ahora hay unas 400 empresas conjuntas del Este-Oeste y más de 1.300 «acuerdos de compensación» que están en funcionamiento sólo en Europa. (...) A principios de 1979, más de 600 de los principales complejos económicos del gas, química, petroquímica, carbón, hierro, papel y celulosa, industria de metales ferrosos y no ferrosos en la Unión Soviética estaban trabajando para proporcionar al Oeste una «compensación», que asciende en porcentajes entre un 30 y un 60 por ciento de su producción anual, de la tecnología y créditos recibidos. (...). Los países capitalistas desarrollados controlan el 30 por ciento del comercio exterior de la Unión Soviética, que en los últimos cinco años se ha incurrido en un déficit en el comercio con ellos en más de 10 mil millones de rublos». (Fatos Nano; La completa integración de la economía soviética en la economía capitalista mundial, 1981)

Esta situación era similar en todos los países del bloque revisionista soviético, es decir bajo la influencia del socialimperialismo soviético:

«La integración de los países miembros del CAME en la economía capitalista mundial incluye todo el sistema de las relaciones económicas entre los monopolios privados y estatales del Occidente capitalista y los monopolios estatales de los países revisionistas, de las operaciones de compra-venta simples para la creación de empresas conjuntas en las esferas de la producción, los servicios y la circulación. La prensa revisionista soviética admite que la mitad de los 800 más grandes monopolios multinacionales de Occidente tienen relaciones regulares con los países de la llamada familia socialista». (Fatos Nano; La completa integración de la economía soviética en la economía capitalista mundial, 1981)

Ya explicamos anteriormente, que el caso de los acercamientos de los países capitalistas-revisionistas bajo influencia soviética a los imperialismos occidentales, eran debido a que este era un modo de meter presión a Moscú y renegociar luego unos mejores términos en materia política o económica; ya que la URSS no podía satisfacer todas las necesidades que los países imperialistas occidentales si podían; y porque en muchas ocasiones era un intento abierto de cambiar de tutelaje imperialista, ya que las potencias imperialistas empezaban a ofrecer mejores posibilidades para el desarrollo económico que la URSS en decadencia.

Para los años 80 la situación era insostenible para el socialimperialismo soviético y los países incluidos en su esfera de influencia:

«El primero se había vuelto dependiente de las tecnologías avanzadas de sus competidores imperialistas, mientras que sus «países talleres» sufrían de la creciente competencia que fue ocupada por los «países talleres» de sus competidores imperialistas, en particular los del Sudeste de Asia. Todos ellos estaban muy endeudados con los países imperialistas y debían rendir cuenta ante el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial». (Vincent Gouysse; Imperialismo y antiimperialismo, 2007)

En 1981, el volumen de las deudas contraídas por los países revisionistas con los países imperialistas occidentales ascendía a más de 80 mil millones de dólares:

«La situación es tan crítica en algunos países, entre ellos Polonia y Rumanía, que ya no son capaces de pagar los intereses de sus préstamos y han pedido a la burguesía nuevos préstamos para pagar éstos, extendiendo los plazos de pago para no declarase insolventes. En cuanto a la Unión Soviética, frente a las demandas de la burguesía monopolista internacional para el rembolso de sus préstamos y el pago de sus intereses, no le dejó otra solución que vender sus reservas de oro, platino y diamante en el mercado mundial. Concediendo estas ayudas y créditos a los países revisionistas, la burguesía internacional se asegura considerables ganancias económicas y políticas. Encuentra así nuevos mercados en tiempos de crisis, despacha la existencia de sus mercancías y aumenta sus capitales. Si en 1979, los países revisionistas pagaron a los acreedores occidentales cerca de 5 mil millones de dólares en intereses, para 1980 esta suma alcanzó los 7 mil millones de dólares y actualmente está cerca de los 8,5 mil millones de dólares». (Hasan Banja y Lulëzim Hana; La degeneración del Consejo de Ayuda Mutua Económica en una organización capitalista, 1984)

¿A qué se debió esto? ¿A dónde le llevó esta situación al bloque revisionista soviético?:

«Era inevitable en las condiciones de la producción de mercancías, que todos los sectores industriales cuya productividad quedaran a la zaga de sus competidores eventualmente declinarían. De ahí la desintegración del bloque soviético revisionista y la desindustrialización de los países de Europa del Este cuando los revisionistas permitieron el libre flujo de capital extranjero. La contrarrevolución burguesa en la Unión Soviética se efectuó desde los años 50, pero el potencial industrial y técnico de un inmenso país dotado de una poderosa industria de producción de medios de producción heredado del período socialista, así como la transformación de estos sectores en sector capitalista monopolista de Estado empujaron a la neo-burguesía nomenklaturista a transformar a la Unión Soviética en una potencia imperialista de rango internacional, pretendiendo establecer y extender sus zonas de influencia. Al no poder desalojar de sus posiciones imperialistas a su competidor principal, se basó en un extenso potencial económico interno y externo en el dominio comercial como en el de las inversiones, el socialimperialismo soviético empezó desde mediados de los 70 una fase de decadencia relativa, que se agravó paralelamente con el aflujo masivo de capitales en los países dependientes incluidos en la esfera de influencia del imperialismo estadounidense – América del Sur y Central, Asía del Sur– cuyos productos competían ferozmente con los países-talleres del Consejo de Ayuda Económica Mutua, donde el nivel de los salarios era notablemente más elevado. Frente a este derrumbamiento económico creciente, los dirigentes revisionistas fueron conducidos a considerar la apertura total de la economía de la Unión Soviética y los países de Europa del Este frente al mercado mundial, tanto en el área comercial como en el de las inversiones, con la esperanza de atraer ingenuamente, inversiones extranjeras. (...) Se estaba ignorando los resultados de la acción devastadora del libre juego de la ley del valor. La Unión Soviética socialimperialista, debilitada, se convirtió en una semicolonia. Como tal, ella tuvo que plegarse a los caprichos de los inversores extranjeros para atraerlos; para ello tenía que bajar las barreras proteccionistas. El abandono de las medidas proteccionistas burguesas evidentemente precipitó y agravó la catástrofe económica y social a final de los 80». (Vincent Gouysse; Imperialismo y antiimperialismo, 2007)». (Equipo de Bitácora (M-L); Algunas cuestiones económicas sobre la restauración del capitalismo en la Unión Soviética y su carácter socialimperialista, 2016)

[Sobre] Albania; Jim Washington, 1980


La revolución democrática


La revolución albanesa se llevó a cabo a través de una guerra de liberación nacional contra la ocupación italiana y alemana durante la Segunda Guerra Mundial. En 1941 se fundó el Partido Comunista de Albania –que era como se llamaba entonces el Partido del Trabajo de Albania–. Al año siguiente el joven partido llamó a todos los patriotas albaneses a que se unieran para formar el Frente de Liberación Nacional para coordinar y liderar la resistencia armada ante la creciente ocupación fascista italiana de Albania. A raíz de una reorganización de los elementos del Frente de Liberación Nacional dirigidos por la burguesía nativa, se organizó otra organización de resistencia anti-italiana, el Balli Kombëtar, con el fin de oponerse al Frente Nacional de Liberación y maniobrar para establecer la dominación burguesa, una vez que los fascistas hubieran sido expulsados del país.

La relación entre estas dos organizaciones era hostil desde un principio, aunque llegaron a colaborar en muy contadas ocasiones en campañas específicas durante las primeras etapas de la lucha antifascista. Como la capitulación de los fascistas italianos era inminente, los británicos y los estadounidenses presionaron a las dos organizaciones para que se unieran, en un intento de preparar el camino para que los elementos burgueses que controlaban el Balli Kombëtar maniobraran audazmente  camino al poder.

En agosto de 1943, un mes antes de la capitulación de los italianos, representantes del Frente de Liberación Nacional –como Ymer Dishnica y Mustafa Gjinishi– se reunieron con el Balli Kombëtar y aceptaron una propuesta de gobierno conjunto después de la liberación. La dirección de la Partido Comunista de Albania sin embargo, rechazó este acuerdo como una capitulación ante la burguesía y como negación del establecimiento de un camino independiente para el Frente de Liberación Nacional. En septiembre de 1943, unas 50.000 tropas alemanas entraron en Albania para sustituir a los italianos. Los nuevos ocupantes establecieron un gobierno títere con los «patriotas» del «Balli Kombëtar» cooperando para oponerse al Frente de Liberación Nacional. Mientras tanto, un sector del Frente de Liberación Nacional, a instancias de los imperialistas británicos, se separó y formó la organización «Legaliteti», dedicado a la restauración de la monarquía albanesa. El Frente de Liberación Nacional se vio obligado a emprender la lucha armada no solo contra las tropas de ocupación alemanas, sino también contra el «Balli Kombëtar», que había optado por aliarse con los alemanes y también contra los integrantes del partido «Legaliteti», que ahora eran la elección británica y estadounidense para ser los nuevos gobernantes de Albania. En el curso de un año la lucha del Partido Comunista de Albania fue capaz de exponer a ambas organizaciones como agentes del imperialismo y derrotarlos política y militarmente:

«Con sus dos armas poderosas, el Frente Democrático y el Ejército de Liberación Nacional, y sin olvidar por un momento la perspectiva del desarrollo de la revolución como logro de su objetivo final, el partido nunca compartió el poder con la burguesía, sino que mantuvo intacto el liderazgo de la clase obrera en el nuevo poder del Estado político. Derrotó la negra pretensión que manaba entre la reacción local y la reacción internacional de los imperialistas estadounidenses y británicos, los cuales ejercieron durante la guerra y en los primeros años posteriores a la liberación una gran presión, estos objetivos, eran los objetivos de los representantes de los terratenientes y la burguesía que hacían zapa en la dirección del poder popular. También se derrotó el soporte traidor de los elementos oportunistas que anidaban en su propio liderazgo, los cuales se rindieron ante la presión enemiga y acordaron compartir el poder con la burguesía». (Partido del Trabajo de Albania; Historia del Partido del Trabajo de Albania, 1980)

En noviembre de 1944 Albania se convirtió en la primera de las naciones orientales Europeas en triunfar sobre los invasores alemanes, y, junto con Yugoslavia, el único en hacerlo sin la ayuda del Ejército Rojo Soviético. El nuevo poder estatal que fue organizado por el Partido Comunista de Albania era una democracia popular basada en la alianza del proletariado y el campesinado pobre.

El Partido Comunista de Albania fue el único partido de Europa del Este que no estableció una forma de gobierno de coalición con la burguesía tras la liberación. El nuevo gobierno albanés representa solo a las clases explotadas y oprimidas, excluyendo en la formación del gobierno a todas las clases explotadoras.


¿Conciliación o expropiación y supresión de la burguesía?


El nuevo gobierno albanés inmediatamente expropió la propiedad de los grandes terratenientes, los capitalistas extranjeros y todos los capitalistas albaneses que se habían ido al exilio. La tierra de los grandes terratenientes fue entregada a los que cultivaban; las minas  y otras empresas industriales, junto con todos los bancos fueron expropiadas y pasaron a ser propiedad del Estado. Además, en un periodo de unos seis meses, todos los medios de transporte fueron nacionalizados esta vez mediante una compensación. Véase la obra del Partido del Trabajo de Albania: «Historia del Partido del Trabajo de Albania» de 1980.

Estas expropiaciones iniciales sobre los terratenientes, los imperialistas y la burguesía exiliada, fueron el resultado decidido de la revolución democrático-nacional. Sin embargo, durante el primer año y medio después de la toma del poder, ya se intuía una fiera lucha dentro del Partido Comunista de Albania en torno a los pasos a seguir, esta cuestión giraba en torno a la línea que se debía tomar hacia la burguesía nacional. Algunos del partido, liderados por Sejfulla Malëshova, sostuvieron que en el período después del triunfo de la revolución era necesario un cierto grado de reconciliación con la burguesía, argumentando que sería beneficioso en la reconstrucción del país. Enver Hoxha resumió las opiniones de Sejfulla Malëshova de la siguiente manera:

«Sejfulla Malëshova suprimía al partido y era partidario de la creación de partidos socialdemócratas en el Frente –El Frente Democrático, que es como se denominó luego al Frente de Liberación Nacional– y de compartir el poder con la burguesía. Sejfulla Malëshova estaba en contra de las reformas económicas y sociales revolucionarias, pretendía en cambio una colaboración abierta y sincera con la gran burguesía comercial e industrial, sin confiscar sus bienes ni sus fábricas, la extinción de la lucha de clases y la integración pacífica del elemento capitalista en el socialismo». (Enver Hoxha; Informe en el IIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 31 de marzo de 1952)

El Partido Comunista de China y el Partido del Trabajo de Albania frente al titoismo; Vincent Gouysse, 2004

Como habíamos anticipado, no se puede entender el surgimiento de diversas corrientes revisionistas posteriores sin entender la esencia del revisionismo titoista, el autor por ello repasa las tesis de un revisionismo que intentaba combinar el bujarinismo, el trotskismo, el browderismo, el socialismo utópico, y sobre todo el anarco-sindicalismo. El autor del documento el francés Vincent Gouysse debería haber comentado algo más la influencia de Edvard Browder en el surgimiento del revisionismo moderno incluyendo en la formación del propio titoismo, ya que a su vez también fue decisivo en la conformación del maoísmo:

«Yo sabía que no podía mantener ese liderazgo en la lucha abierta contra la influencia de Moscú. Sólo dos líderes comunistas de la historia han logrado hacer esto: Tito y Mao Zedong». (Earl Browder; ¿Cómo Stalin arruinó el Partido Comunista de los Estados Unidos?: Entrevista en Harper's Magazine, 1960)

Pero aun así, este documento muestra la idiosincrasia del revisionismo titoismo, el cual, como todo revisionismo, se muestra como una amalgama de teorías burguesas desfasadas que ya fueron utilizadas contra el marxismo.

En esta ocasión, y como es intención del autor francés, no hay que pasar por alto la evaluación oportunista del Partido Comunista de China (PCCh) sobre el revisionismo yugoslavo. Para el lector no informado, el revisionismo chino condenó por seguidismo al revisionismo yugoslavo en la ola de críticas que recibió este último durante 1948-1953 bajo la hegemonía de los marxista-leninistas:

«Mis camaradas, cuando la Unión Soviética nos pidió seguirlos en ese momento [se refiere a la condena del revisionismo yugoslavo - Anotación de Bitácora (M-L)], fue difícil para nosotros oponernos. Se hizo eso porque en ese entonces había algunas personas que decían que había dos Titos en el mundo: uno en Yugoslavia y el otro en China. (...) Jruschov ya corrigió en relación con Yugoslavia [se refiere a la rehabilitación del revisionismo yugoslavo - Anotación de Bitácora (M-L)]». (Mao Zedong; Conversación con la delegación de la Liga Comunista de Yugoslavia, entre los días 15 y 28 de septiembre, 1956)

Pero no hay que olvidar que el Partido del Trabajo de Albania (PTA) aunque después fuese uno de los más antitoístas durante las décadas posteriores, también mantuvo una posición oportunista durante 1956-1957. muy influenciada por la presión del jruschovismo:

«Después de las conversaciones que desarrollamos en 1957 en Moscú, por respeto al Partido Comunista de la Unión Soviética, dejamos de escribir por algún tiempo en la prensa en contra del revisionismo yugoslavo. Pero, no mucho tiempo después, los revisionistas yugoslavos realizaron su tristemente célebre VII Congreso [de 1958], en relación con el cual de nuevo se confirmó la justeza de la línea de nuestro partido». (Enver Hoxha; El Comité Central es la dirección del partido, que juzga siempre de manera justa, prudente y serena, pero también severamente cuando es necesario; De la conversación con Koço Tashko, 3 de agosto de 1960)

«En una entrevista con Harrison Salisburu, el 28 de agosto, Shehu reafirmó esta política: «En nuestra política para con la República Popular Federal de Yugoslavia», dijo, «partimos del hecho de que tanto Albania como Yugoslavia están construyendo el socialismo. Por lo tanto, las relaciones entre ambos países no pueden sino desarrollarse de modo socialista, basándose en los principios de igualdad, cooperación fraternal, respeto mutuo y no interferencia».

Cuando el grupo antipartido fue expulsado del Partido soviético a finales de junio, el Partido albanés apoyó con presteza esta acción de Jrushchev y sus secuaces. El 4 de julio se adoptó una resolución del Comité Central albanés, que condenaba la actividad fraccional del grupo Malenkov-Kaganovich-Molotov y expresaba su total solidaridad con el PCUS y su decisión. Un comentario albanés en julio afirmaba que «la vida misma ha confirmado, sin duda alguna, la genuinidad y la prudencia de la política marxista-leninista definida por el XX Congreso del PCUS, tanto en torno al desarrollo futuro de las fuerzas productivas de la URSS como sobre la situación internacional». (CIA; Relaciones soviético-albanesas, 1962)

El PCCh fue de los primeros en dar la bienvenido a la reconciliación entre Tito y Jruschov en 1954, lo cual supuso unas consecuencias atroces para el movimiento comunista –que incluyen tirar por la borda toda la lucha contra el titoismo y disolver sin consulta la Kominform– como recogimos en el post: «Sobre el infame acercamiento de Jruschov a Tito de 1954 y sus consecuencias en el campo socialista». Poco después el propio revisionismo chino se reconcilió con el revisionismo yugoslavo durante los años 50 –añadiendo algunos de los epítetos antistalinistas jamás vistos–. Durante los años 60 el Partido Comunista de China intentó pasar a ojos de las masas como consecuentes antitoistas mediante la redacción de críticas que décadas antes ya habían pronunciado albaneses, soviéticos, etc. y que los propios chinos habían calificado de «erróneas y subjetivistas», algo que duró realmente poco, como es normal dentro de las tácticas de los oportunistas, porque en base a la puesta en práctica de la «teoría de los tres mundos», chinos y yugoslavos, a principio de los 70 volvieron a sus lunas de miel de los años 50:

«El Presidente Mao Zedong dio la mano al Presidente Džemal Bijedić. (...) La corriente visita del Presidente Džemal Bijedić servirá de ayuda para reforzar la amistad y unidad entre China y Yugoslavia, así como sus pueblos. Las amistosas relaciones y la cooperación entre los dos países será desarrollada aún más. (...) Después de la liberación, Yugoslavia y su pueblo hicieron un esfuerzo significativo en construir su economía y su defensa nacional. La industria y la agricultura se ha desarrollado regularmente y ha hecho que este país sea autosuficiente en cuanto a grano. En cuanto a las relaciones exteriores, los yugoslavos persiguen una política de no alineamiento, reforzando la unidad y cooperación con los países del tercer mundo y dando energías y apoyo en la lucha de diversos pueblos en sus movimientos de liberación nacional: esto firmemente ha sostenido todos los países grande o pequeños sean iguales internacionalmente en sus relaciones exteriores, que deben estar basadas en los principios de igualdad, independencia, respeto, y soberanía territorial íntegra: y en oposición al imperialismo y sus ansias de poderes hegemónicos. Esta política exterior de los yugoslavos juega un rol positivo en la causa de la unidad contra el hegemonismo, en la causa mantenida por los pueblos del mundo». (Pekín Informa; Vol.18, No. 41, 10 de octubre de 1975)

 Es por tanto plausible decir que ni Liu Shao-chi, Mao Zedong, Chou En-lai, Deng Xiaoping ni Hua Kuo-feng se mantuvieron al PCCh firme ante el titoismo. El Partido del Trabajo de Albania (PTA) en cambio aportó varios documentos para refutar el revisionismo titoista, por ello con la simple lectura de este documento podrá constatarse esta verdad conocida por todos.

Esta claro, que es imposible ser marxista-leninista condenando al revisionismo titoista sin condenar al revisionismo maoista, del mismo modo que es imposible ser marxista-leninista condenando al revisionismo maoista sin condenar al revisionismo titoista. Ambas ramas pertenecen como dijimos al árbol del revisionismo y se complementan en sus teorizaciones. No puede ser por tanto que se intente arrancar y ocultar a una rama de este «arbol» para vociferar, señalar, y condenar la putrefacción de otra ellas.

Hoy día dentro de las teorizaciones del «socialismo del siglo XXI», hemos visto mucha referencia hacia la «autogestión», «descentralización», «inclusión», «transferencia progresiva de propiedad estatal a propiedad comunal», tomar «la propiedad estatal, como forma indirecta de la propiedad colectiva», «promoción de las empresas mixtas», la «compatibilidad de «socialismo y religión», el mesianismo hacía sus líderes, la organización del partido bajo «orden guerrillero» en el cual los cuadros no son elegidos por la militante, sino cooptados desde arriba, etc. nos recuerdan –entre otros– a la esencia del revisionismo titoista, a la experiencia yugoslava. Razón de más para conocer la experiencia yugoslava para el lector no instruido en el tema.

El documento:


Mao Zedong saludando al Bzemal Bijedic en la visita de este último a China durante el 8 de octubre de 1975

«El titoismo nació en Yugoslavia después de la Segunda Guerra Mundial cuando el país fuera liberado de los ocupantes fascistas. Las luchas nacionales de liberación contra el ocupante fascista han sido llevadas en Europa principalmente bajo el impulso de los comunistas. Es en respuesta a la guerra, durante la cual los comunistas se habían granjeado la confianza de las masas, las condiciones revolucionarias favorables se presentaban en Europa del Este. La burguesía nacional que había colaborado a menudo con el ocupante fue naturalmente desacreditada y se ofrecía así para los comunistas la posibilidad de encadenar directamente la lucha antifascista con la revolución socialista. Se constituyeron así las democracias populares. En numerosos casos, sin embargo, los partidos comunistas tenían allí una historia reciente y carecían de experiencia y de base teórica. A menudo heterogéneos, estos partidos sufrían una fuerte influencia de la pequeña burguesía. Stalin, muy consciente de estas debilidades, se inquietó muy rápidamente por lo que pasaba en Yugoslavia:

«En el Partido Comunista de Yugoslavia el espíritu de la política de la lucha de clases está ausente. El aumento del número de los elementos capitalistas tanto en el campo como en la ciudad prosigue rápidamente, y la dirección del partido no toma medidas para limitar a estos elementos. El Partido Comunista de Yugoslavia se adormece con la podrida teoría oportunista de la integración pacífica de los elementos capitalistas en el socialismo, tomada prestado de Bernstein, Folmar, Bujarin. De acuerdo con la teoría del marxismo-leninismo, el partido es la fuerza líder en el país, tiene su programa específico y no se puede combinar con las masas sin partido. En Yugoslavia, por el contrario, el frente popular es considerado el jefe de la fuerza de ataque y hubo un intento de diluir al partido en este. En su discurso, el camarada Tito dijo: «¿El partido comunista de Yugoslavia tiene cualquier otro programa, sino el del frente popular? No, el partido no tiene ningún otro programa. El programa del frente popular es su programa». (Tito; Discurso en la IIº Conferencia del frente popular, 1947) Por tanto, parece que en Yugoslavia esta teoría asombrosa de organización de partido se considera una nueva teoría. En realidad, no es nada nuevo. En Rusia, hace cuarenta años, una parte de los mencheviques, propuso que el partido marxista se disolviera en un partido de organización de masas obreras sin partido y que el segundo debe suplantar al primero, la otra parte de los mencheviques proponían que el partido marxista se disolviera en un partido en las organizaciones de masas sin partido de obreros y campesinos, con esta última organización suplantando al primero. Como se sabe, Lenin describió a estos mencheviques como oportunistas y maliciosos liquidadores del partido». (Carta de Stalin y Mólotov; Del Comité Central del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética al Comité Central del Partido Comunista de Yugoslavia, 27 de marzo de 1948)

En la carta, se dejaba claro la función del partido comunista:

«Lenin ha dicho que el partido es la más importante arma en las manos de la clase obrera. Es el deber de los dirigentes mantener esta arma en estado de alerta. Pero los camaradas yugoslavos, escondiendo la bandera del partido y negándose a poner en evidencia ante el pueblo el papel dirigente del partido, debilitan esta arma de la clase obrera, rebajan el papel del partido, desarman a la clase obrera. (...) Creemos que la aminoración del papel del partido comunista en Yugoslavia está llegando muy lejos. Se trata de informes incorrectos sobre los principios entre el partido comunista y el frente popular de Yugoslavia. Solo hace falta echar un vistazo que en el frente popular de Yugoslavia se compone de elementos de muy diversa índole en términos de clase, kulaks, comerciantes, pequeños industriales, los intelectuales burgueses y grupos políticos de varios colores, incluyendo algunos partidos burgueses. No es por casualidad que ciertos dirigentes con vistas al partido comunista yugoslavo naufraguen de la vía marxista-leninista en cuanto a la cuestión del papel dirigente de la clase obrera. Mientras que el marxismo-leninismo afirma el papel dirigente de la clase obrera es la liquidación del capitalismo y la edificación de la sociedad socialista, los dirigentes del Partido Comunista de Yugoslavia desarrollan vistas absolutamente diferentes. Basta con citar la declaración siguiente del camarada Tito en Zagreb: «Nosotros les decimos a los campesinos que son el pilar más fuerte de nuestro Estado para ganar eventualmente sus votos, pero también porque lo son en realidad». (Borba; del 2 de noviembre de 1946) Esta posición está en contradicción con el marxismo-leninismo. El marxismo-leninismo considera que en Europa, y por consiguiente también en los Estados de democracia popular, la clase progresista y revolucionaria, es la clase obrera y no el campesinado. En cuanto al campesinado, su mayoría, es decir el campesinado pobre y medio, puede hacerse o ya es la aliada de la clase obrera, pero el papel que dirige en esta alianza pertenece a la clase obrera. Sin embargo, la posición adoptada por el camarada Tito, no sólo niega el papel dirigente de la clase obrera, sino también proclama que el campesinado –incluyendo así los kulaks– son el pilar más sólido de la nueva Yugoslavia. Por lo tanto, esta actitud expresa ideas que están en vigor en los políticos pequeño burgueses, pero no en los marxista-leninistas». (Carta de Stalin y Mólotov; Del Comité Central del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética al Comité Central del Partido Comunista de Yugoslavia, 27 de marzo de 1948)

viernes, 21 de julio de 2017

La filosofía maoísta y su base metafísica e idealista»; Equipo de Bitácora (M-L), 2017


«La base de los cambios y el desarrollo no pueden ser los ciclos, sino la contradicción o contradicciones fundamentales, es decir, las causas internas. Esta es la verdadera concepción dialéctica defendida por Lenin en su escrito Sobre la dialéctica» y por Mao Zedong en su trabajo «Sobre la contradicción». (Partido Comunista de España (reconstituido); Problemas filosóficos de las ciencias modernas, 1989)

Pasemos a analizar la zafia podredumbre filosófica de la pseudodialéctica maoísta en la que se basa la vieja y nueva filosofía del PCE (r).

En sus palabras, una nueva etapa en la era de la filosofía donde tomando en cuenta las aberraciones de Mao, deberíamos empezar a hablar según ellos del «marxismo-leninismo-maoísmo», ¡¡¡o de «una tercera etapa en el desarrollo del marxismo»!!!:

«Así llegamos a la tercera etapa del desarrollo del marxismo, a la etapa actual maoísta. Con las aportaciones de Mao a la teoría y a la práctica del marxismo-leninismo se puede decir que, efectivamente, éste devino en marxismo-leninismo-maoísmo». (Partido Comunista de España (Reconstituido); Escrito en diciembre de 1993 Publicado en Mao y la Revolución China marzo de 1994)

Esta misma barbaridad de tomar a una corriente del revisionismo moderno, el maoísmo, como el súmmum del marxismo se escribía en el año 1994, para que tiempo después, en 2007, Arenas nos viniera con el cuento de que ellos nunca fueron maoístas. Pero la historia no miente.

La exportación de capitales del «socialimperialismo soviético»; Equipo de Bitácora (M-L), 2016


«Uno de los argumentos como línea de defensa es que la URSS no podía cuadrar en la teoría leninista de país imperialista porque no exportaba capital, y que incluso habría practicado una política económica internacionalista y solidaria.

Todo lo contrario. Igual que hay gente que a día de hoy no conoce que la URSS y los países de su bloque estaban endeudados hasta las cejas con los países occidentales, tampoco saben de la exportación de capital de la URSS, algo que no es por falta de documentación. ¡Claro que existían exportaciones de capitales a terceros países solo hay que mirar a los miembros del Consejo de Ayuda Económica Mutua (CAME) o varios países africanos, americanos y asiáticos llamados países de «vía no capitalista de desarrollo» y de «orientación socialista»!:

«En el desarrollo del sector del Estado en los países excoloniales, los socialimperialistas soviéticos buscan desarrollar su expansión colonialista en la economía. La «creación de empresas estatales» está ligada también con la exportación del capital soviético, particularmente en forma de créditos y de préstamos de Estado a Estado. A principios de los años 70, los socialimperialistas concedieron a los países africanos de los llamados de «orientación socialista» créditos que ascendían a los 5 millones de rublos para la construcción de diferentes obras. Llegaron a financiarse con ello la construcción de 509 empresas. Por otro lado en el marco de la organización del CAME, que es el organismo que cumple los objetivos expansionistas de los socialimperialistas y su instrumento para poner en práctica su política neocolonialista, los revisionistas soviéticos se comprometieron a construir más de 1.689 empresas y establecimientos industriales y agrícolas. La mayoría de las empresas del Estado en los países de «orientación socialista» son «empresas mixtas» con la participación del capital soviético en colaboración con el capital local. Las principales inversiones soviéticas ocupan posiciones preponderantes. De acuerdo con los revisionistas soviéticos, la Unión Soviética: «ayuda y controla la organización de la producción y venta» y participa «en la explotación de materias primas así como en la dirección de la mano de obra». Los países que crearon «empresas mixtas» deben devolver las «ayudas» soviéticas en préstamos y en créditos no solo por el valor de sus «productos tradicionales de exportación», sino también con el de productos de las empresas que recibieron este tipo de «ayuda». Estos productos deben pasar a la metrópoli soviético como forma de «compensación». Igualmente en las «empresas mixtas» una parte del beneficio es utilizado para comprar productos soviéticos sobre la base de un comercio desigual. (…) Se comprende que en las condiciones del sistema capitalista que domina en esos países y en el contexto de las relaciones neocoloniales que forjan con la Unión Soviética, la «planificación» de la que hablan los socialimperialistas soviéticos concierne solamente a la dirección y orientación de las ramas de la economía de los países africanos y asiáticos que interesan a la metrópoli soviética. La pretendida planificación es un método utilizado para integrar toda la vida económica de estos países bajo una dependencia completa. Las «ayudas» económicas de los socialimperialistas soviéticos así como la de otras potencias imperialistas solo contribuyen a la esclavitud económica y política de los países receptores». (Llambro Filo; La «vía no capitalista de desarrollo» y la «orientación socialista», «teorías» que sabotean la revolución y abren las vías a la expansión neocolonialista, 1985)

Por tanto están muy claros los objetivos de esta masiva exportación de capitales, obtener beneficios a costa de otros pueblos y su mano de obra barata. Que las inversiones fueran a través de los monopolios del capitalismo de Estado, de créditos de Estado a Estado y otros medios más o menos comunes significa que estas transacciones tenían un carácter especial pero no un cambio de esencia de la explotación –de hecho los otros países del bloque también las usaban pero en menor medida–:

«En este contexto, la burguesía revisionista soviética lleva a cabo la exportación de capital de la Unión Soviética a otros países y la atracción de capital extranjero a la Unión Soviética, desarrolla su competencia y la lucha por los mercados, por las esferas de la inversión, para el saqueo de las materias primas y la preservación de las leyes neocolonialistas en el comercio mundial, a través de la participación directa de sus organismos del capitalismo monopolista de Estado, en un momento en que en los demás países imperialistas llevan estos procesos con la ayuda del capital privado y estatal. Sin embargo, esto no significa que la expansión socialimperialista sea diferente en esencia de la expansión imperialista, porque al igual que cualquier otro país capitalista, la Unión Soviética, también, con sus llamados créditos y ayudas, inversiones del capital, exportaciones de tecnología, etc. está luchando por un nuevo reparto del mundo, por la captura de nuevos mercados y el sometimiento de los pueblos, a través de la explotación económica, en primer lugar de los países vasallos, así como otros países de Asia, África y América Latina, en especial la países de la llamada orientación socialista. En estas relaciones económicas capitalistas internacionales, el Estado social-imperialista soviético lucha para obtener el máximo beneficio para los intereses de su propia burguesía mediante la explotación de la clase obrera y las masas trabajadoras de otros países». (Priamo Bollano; Algunas características del capitalismo monopolista de Estado en la URSS, 1980)». (Equipo de Bitácora (M-L); Algunas cuestiones económicas sobre la restauración del capitalismo en la Unión Soviética y su carácter socialimperialista, 2016)

jueves, 20 de julio de 2017

Seguidismo a la Revolución Cultural (1966-76); Equipo de Bitácora (M-L), 2017


«La realización de la Gran Revolución Cultural Proletaria ha sido el más grande triunfo conseguido últimamente por el pueblo chino y sus resultados son de trascendencia histórica universal. Gracias a esa gran revolución, se ha consolidado la dictadura del proletariado, se ha desarrollado enormemente la producción, se han eliminado la miseria, la opresión y todas las demás lacras del capitalismo. (…) Se ha armado con el marxismo-leninismo-pensamiento Mao Zedong y mantiene un alto espíritu revolucionario e internacionalista. Esta es una gran contribución a la causa de los pueblos y del comunismo en el mundo entero». (Partido Comunista de España (reconstituido); Informe en el Iº Congreso del PCE (r), 1975)

Pongámonos en contexto sobre aquellos años. Lo primero que hay que comentar es que la fracción del Partido Comunista de China (PCCh) que desató la «Revolución Cultural» en 1966, dirigida por Mao Zedong, Lin Piao y Chou En-lai jamás evaluó realmente la fuente de los errores oportunistas del partido en las décadas previas, solamente echó la culpa de algunos de sus resultados a otros líderes contra los que competían como Liu Shao-chi y Deng Xiaoping, exonerando a Mao de toda responsabilidad, cuando en realidad era el principal responsable. 

Recordemos a su vez, que ambas figuras, Liu-Deng, habían sido claves dentro del partido el «Pensamiento Mao Zedong» en detrimento del marxismo-leninismo, como se puede ver en el período de 1943-1957, mientras que, por otro lado, Lian Piao y Chou En-lai habían tenido desavenencias con Mao en los años previos, lo que evidencia que todo era una pugna entre bandos y facciones siempre cambiantes. Dicha situación de aparente estabilidad con Mao a la cabeza y el resto como segundos de abordo, duró hasta el fiasco del «Gran Salto Adelante», que se saldó con dramáticas dificultades económicas, lo que causó que figuras de renombre que hasta entonces habían apoyado a Mao en varios pleitos, como Peng Dehuai, reclamasen que el líder rindiese cuentas por exagerar las estimaciones económicas y desinformar con falsos éxitos económicos. La mayoría del partido, era proclive a un compromiso, dado que habían ascendido gracias a Mao. Como resultado, en el VIIIº Pleno del PCCh de agosto de 1959, Mao se vio forzado por las graves circunstancias a realizar una leve autocrítica y a renunciar a su puesto como Presidente del Estado en favor de Liu, a cambio, se le quitó a Peng su cargo de Ministro de Defensa para introducir a Lin Piao, un militar maoísta, calmando así al propio Mao que había amenazado al partido como iniciar un levantamiento campesino. 

Tras esta tregua se empezó a elevar la influencia de Liu-Deng, como simplemente consecuencia de la pérdida de prestigio que Mao había sufrido en el país, pero en ningún caso, hubo un cambio de rumbo drástico, sino que China siguió dando bandazos a izquierda y derecha con su oportunismo característico, tanto a nivel interno como externo. Mao, efectivamente, seguía teniendo el control de todo en lo fundamental, gracias en parte, a la ayuda que Liu-Deng habían otorgado en un momento crítico para él. Pese a todo, Mao pronto se vengaría tanto de los que le habían atacado –como Peng–, como de la gente que en su opinión, no le habían apoyado con suficiente firmeza –como Liu-Deng–, comenzando poco después la «Revolución Cultural».

En verdad, ni el PCCh ni sus actuales seguidores han llegado jamás a una sincera y aguda autocrítica de los errores permitidos durante el período maoísta que media entre 1935 y 1976. 

El carácter de las relaciones económicas con los países del CAME y otros países subdesarrollados; Equipo de Bitácora (M-L), 2016


«¿En que se convirtió el Consejo de Ayuda Económica Mutua (CAME) con los revisionistas soviéticos a su cabeza? Veamos:

«A fin de realizar sus planes expansionistas a través del CAME, los revisionistas soviéticos siguieron dos canales: En primer lugar, en los países que habían heredado un atraso económico del pasado, «la división internacional socialista del trabajo», exigía que se mantuvieran eternamente como países agrícolas, que se transformaran, como decía Jruschov, en «jardines de cítricos», en detrimento de la industria de extracción. Estos países no debían desarrollar la industria pesada, no debían reclamar un desarrollo completo de su economía. El «argumento» teórico presentado para justificar esta orientación revisionista era que el desarrollo de los países atrasados debía basarse en la «industria pesada de los países socialistas más avanzados» y que por tanto «estos países no debían producir bienes que pudieran importar de otros países para sus necesidades». En consecuencia de esta orientación, la exportación en 1967 de máquinas y de equipos de Unión Soviética hacia los países miembros de CAME se aumentó de 3,7 veces con relación a 1955. (...) En segundo lugar, «la división internacional socialista del trabajo» y la «especialización y la cooperación de la producción» en los países con fuerzas productivas relativamente desarrolladas exigía una restructuración de sus economías de acuerdo con las necesidades de la «comunidad socialista». (...) Esta política ha dado como resultado la disminución de la producción en determinados sectores industriales del país CAME. Por ejemplo, en 1966, la producción de locomotoras eléctricas y tractores en Checoslovaquia cayó respectivamente un 19,7 y un 7,8 por ciento en comparación con el año anterior. (...) En el plano interno se trazó un refuerzo de la supervisión de la Unión Soviética de los países miembros a través de la aplicación de la «complejo programa de integración económica»; y sobre el plan internacional, la cooperación con el capital internacional y el desarrollo del CAME en la arena internacional como nueva potencia neocolonialista con el objetivo de lograr los propósitos del socialimperialismo soviético». (Hasan Banja y Lulëzim Hana; La degeneración del Consejo de Ayuda Mutua Económica en una organización capitalista, 1986)

Obviamente con los años surgieron nuevos planes y teorías, pero creemos que con solo citar las teorías antimarxistas y hegemonistas de los revisionistas soviéticos dentro del CAME demuestran su carácter socialimperialista.

Otro aspecto a tener en cuenta en las relaciones económicas con otros países sería el ver que en el CAME se aplicaba una política de precios desigual y claramente neocolonialista:

«Los cambios desiguales, producto de la política de precios en beneficio de la metrópoli soviética, generan una aguda contradicción entre los países miembros del CAME. Estos países expresan su descontento por los elevados precios internacionales que los revisionistas de Moscú aplican a los intercambios comerciales y a otras relaciones económicas que tienen con ellos. Una revista económica húngara, criticando el sistema de precios del CAME, ha indicado que los precios utilizados en el comercio exterior no tienen ninguna conexión orgánica con los precios locales: incluso son, en algunos casos, superiores a los precios del mercado capitalista y, al mismo tiempo, difieren en el propio comercio entre los países miembros del CAME». (Kiço Kapetani y Veniamin Toçi; La integración económica revisionista y sus contradicciones, 1974)

Estas quejas de la política estafadora de la URSS ni siquiera estuvieron reducidas a los países del CAME que se quejaban del comercio injusto con la URSS, sino que incluía a otros países fuera del CAME. La táctica especulativa de comprar mercancías a un país a un precio barato para revenderlas al triple, era una práctica muy común de la URSS socialimperialista.

Veamos sobre la política y a aplicación de la especulación bajo precios desorbitados para obtener superganancias:

«La Unión Soviética revende en el mundo occidental, en un máximo de tres veces el precio original de las de petróleo, algodón y otros bienes que ha comprado a bajo precio en los países árabes. La prensa árabe ha escrito que la Unión Soviética entra en los mercados de terceros países, y compite con los países árabes en la venta de los mismos productos, que antes importaban de ellos. La Unión Soviética consiguió petróleo de Irak por un importe de 6 millones de libras esterlinas y lo vendió por 18 millones de libras esterlinas o sea por tres veces más. (…) Hace algún tiempo, el presidente guineano Sékou Touré, en un discurso de radio, dijo que la Unión Soviética había elevado el precio del petróleo que abastece a Guinea en un 350 por ciento. De acuerdo con sus declaraciones, Guinea ahora tiene que gastar 4,8 millones libras esterlinas más al año para pagar la cantidad necesaria de aceite que recibe de la Unión Soviética». («Zëri i Populitt»: Los neocolonialistas del Kremlin oprimen y saquean a los pueblos, 1975)

Tampoco hay que olvidar que durante el periodo de 1950-1990, el volumen del comercio exterior soviético se incrementó un 68%, mientras que a partir de los 70 el número de exportaciones a países neocolonialistas que podía esquilmar en los precios de mercado decayó y en cambio la importación y dependencia del comercio con países imperialistas ascendió, lo que nos ofrece una imagen de la decadencia del socialimperialismo soviético, que como cualquier país capitalista-imperialista, basaba gran parte de sus ganancias en el comercio, desestabilizando rápidamente su economía cuando en el mercado de precios mundial había fluctuaciones en el mercado y pérdidas para su comercio, demostrando su integración en el sistema capitalista mundial, mientras que en la época de Lenin y Stalin, la URSS como país socialista tenía unas cifras irrisorias en cuanto al lugar que ocupaba el comercio exterior en la creación de su riqueza nacional, ya que se basaban en sus propias fuerzas no dependiendo de importaciones ni créditos del exterior y tampoco explotaban a terceros países». (Equipo de Bitácora (M-L); Algunas cuestiones económicas sobre la restauración del capitalismo en la Unión Soviética y su carácter socialimperialista, 2016)

lunes, 17 de julio de 2017

Seguidismo a las políticas económicas del maoísmo; Equipo de Bitácora (M-L), 2017


«Mao estaba perdido de miedo ante la idea de reunirse con Stalin. Porque Mao era literalmente, en el sentido completo de la palabra, ignorante en el campo de la economía. No conocía la teoría. (...) Y tenía miedo de encontrarse y hablar sobre estos temas. Se preparó para reuniones y conversaciones, contando con mi ayuda en todos los asuntos, y no quería que los camaradas chinos lo vieran humillado». (I.V. Kovalev; Con una misión en China, 1997)

En la actualidad existe todo tipo de documentación que confirma que Mao, efectivamente, tenía una gran ignorancia en cuanto a economía política. Pese a ser testigo de a dónde condujeron sus políticas económicas, el PCE (r) proclamaba orgulloso:

«Al Gran Salto Adelante, iniciado en 1957, le siguió la Revolución Cultural, todo ello como medio de desarrollar la economía y la revolución desechando la tutela que pretendían imponer desde fuera. De esa manera se reafirmaba la llamada «vía china» de construcción del socialismo». (Partido Comunista de España (reconstituido); Temas de formación marxista-leninista, 1989)

Las teorías del revisionismo soviético en materia de política exterior no eran accidentales; Equipo de Bitácora (M-L), 2016


«Otro «detalle» que sueltan ciertos apologistas del revisionismo soviético es que varias de las distorsiones de las teorías de los revisionistas soviéticos la reconocen como antimarxista pero las presentan como algo accidental y ocasional, nada más burdo. Como decía el líder albanés Enver Hoxha las teorías soviéticas de la «soberanía limitada», la «división internacional del trabajo», la «comunidad socialista», los «países de vía no capitalista de desarrollo y orientación socialista» y demás aberraciones antimarxistas en el campo político, económico y cultural no eran producto de una dirigencia inocente que errara en sus formulaciones, sino de unas ideas plasmadas muy conscientemente con el objetivo de servir a sus objetivos imperialistas.

Esto se ve claramente cuando se profundiza en los resultados de la puesta en práctica: en la teoría político-militar la «soberanía limitada» y la «comunidad socialista» tenían el objetivo de justificar la intervención militar en los países neocolonializados por el revisionismo soviético como fue el caso de Checoslovaquia, la teoría económica de la «división socialista del trabajo» donde se niega la industrialización de los países dependientes y se les condena a la producción de monocultivos como es el caso de Cuba, la teoría de los «países de vía no capitalista de desarrollo y orientación socialista» tenía por objetivo aceptar a cualquier país dependiente como país «en vía al socialismo» siempre que esos países se integraran en el engranaje político, económico y militar de la URSS o al menos en uno de estos tres aspectos.

Con todo esto pues, queda claro que:

«La restauración del capitalismo en el interior del país no podía sino conducir también a un cambio radical en la esfera de las relaciones internacionales y en la política exterior del partido comunista y del Estado soviético. El revisionismo jruschovista se fue transformando gradualmente en la ideología y la política de una nueva superpotencia imperialista que justifica y defiende el expansionismo, la agresión y las guerras para establecer la dominación mundial. Son engendro de esta ideología y esta política las nefastas teorías de la «soberanía limitada», la «división internacional del trabajo», la «integración económica, política y militar» de los países de la llamada comunidad socialista, a los que han atado de pies y manos y transformado en países vasallos». (Enver Hoxha; Informe en el VIIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1981)

Esto solo era el reflejo de su línea política interior como decíamos:

«Toda la política exterior expansionista, hegemonista y agresiva de la Unión Soviética socialimperialista constituye otra prueba, otro testimonio de que el régimen soviético es un régimen capitalista, porque sólo un régimen así puede practicar tal política en la arena internacional. Como afirmaba Lenin, la política exterior es la prolongación de la política interior y las dos juntas la expresión concentrada de las relaciones económicas existentes en un país. Las máscaras socialistas y comunistas que aún pretenden conservar los revisionistas soviéticos, se van cayendo ante su realidad capitalista y ante la política socialimperialista que aplican». (Enver Hoxha; Informe en el VIIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1981)». (Equipo de Bitácora (M-L); Algunas cuestiones económicas sobre la restauración del capitalismo en la Unión Soviética y su carácter socialimperialista, 2016)

sábado, 15 de julio de 2017

Adopción de la Guerra Popular Prolongada (GPP) como método de toma de poder; Equipo de Bitácora (M-L), 2017


«La lucha que se aproxima tendrá inevitablemente un carácter prolongado. (...) Esto exige aplicar una estrategia encaminada a acumular fuerzas mediante golpes parciales, hasta convertirlos en una verdadera guerra de guerrillas. Si no se ceja en la lucha ni se abandonan las armas y si nos basamos en nuestras propias fuerzas, la guerra popular triunfará inevitablemente porque se trata de una guerra justa y progresista que ganará el apoyo de las fuerzas de la paz, la democracia y el socialismo en el mundo entero». (Manuel Pérez Martínez, «Arenas»; Informe en el IIIº Pleno del Comité Central, 1976)

Saliendo al paso en una discusión interna, en 1984 se dejó claro una vez más que la Guerra Popular Prolongada (GPP) era el modelo de toma de poder del partido:

«Efectivamente, la noción de guerra no parece estática, sino que, al igual que todas las cosas y fenómenos, se desarrolla y transforma a medida que van apareciendo nuevos tipos de guerras. Con arreglo a esto es lógico también que nazca y se desarrolle una nueva concepción de la guerra y una nueva estrategia. Para nosotros, esta nueva estrategia no es otra que la Guerra Popular Prolongada, que es lo que trata de negar en su escrito el camarada Lara». (Manuel Pérez Martínez, «Arenas»; Entre dos fuegos, 1984)

¿Qué eran la reforma económica de la Perestroika y la reforma política del Glásnost?; Equipo de Bitácora (M-L), 2016


«Muchos afirman que si el capitalismo se hubiera restaurado ya años antes; ¿para qué habría necesitado la Perestroika y el Glásnost Gorbachov y compañía? Para empezar hay que decir que la forma que adopte el sistema capitalista –económicamente y políticamente– es variado como hemos hablado con algunos ejemplos anteriormente.

Respondiendo a la cuestión, la Perestroika no era sino la conclusión esperada a la que estaba avanzando el revisionismo soviético, la línea lógica según los resultados de las primeras reformas económicas de 1953 y sucesivas. Es decir, traducido a un lenguaje más concreto, para que nos entienda el lector sino está bien informado de la historia de la URSS de aquellos años: la reforma era la consecuencia del panorama de una economía estancada, una cada vez mayor dependencia del mercado capitalista mundial y endeudamiento progresivo, entre otros factores económicos:

«La «Perestroika» de Gorbachov apareció en la situación de dificultades y contradicciones, de estancamiento y crisis, a la que la Unión Soviética ha llegado y de la cual era producto de su línea antimarxista llevaba a cabo por sus direcciones revisionistas». (Vangjel Moisiu; La esencia antisocialista de la «perestroika» gorbachoviana analizada a la luz de las enseñanzas del camarada Enver Hoxha, 1988)

Al igual que Jruschov en su día, o que Brézhnev, las reformas de Gorbachov –claramente de inspiración capitalista y en contra de los intereses de las masas trabajadoras–, se presentaron no como un atentado a los intereses de los trabajadores soviéticos, sino como una rectificación de errores en la construcción socialista, y se vendían como una mejora del socialismo y prometiendo una mejora en la situación de las masas trabajadoras, pero era un ridículo:

«La «Perestroika», no asegura ni puede asegurar la «regeneración del socialismo». Es una tentativa de modificar y liberalizar el sistema actual fosilizado por el capitalismo monopolista de Estado, a fin de que sea más manejable y eficiente dando impulso a la libre iniciativa privada, la economía de mercado privado y el beneficio, como factores vigorizantes que contribuyan a superar las dificultades y sacar a la economía de su atraso por estos métodos, medios y vías capitalistas. En la actualidad, en la Unión Soviética se habla abiertamente del desarrollo del sector privado, se están creando allí empresas mixtas con capital extranjero, se prácticamente libremente transacciones en el comercio exterior, etc». (Vangjel Moisiu; La esencia antisocialista de la «perestroika» gorbachoviana analizada a la luz de las enseñanzas del camarada Enver Hoxha, 1988)

Por supuesto, pese a los fenómenos capitalistas de la URSS en esos años, y pese al carácter de las reformas, todavía los apologistas del revisionismo soviético mantenían que estas reformas de la Perestroika y el Glásnost eran un «reajuste y mejora del socialismo» y que el socialismo seguía existiendo allí y que era menester apoyarlo. Hoy en día muchos de estos partidos –los cuales la mayoría siguen siendo apologistas del revisionismo soviético en mayor o menor medida– se avergüenzan de estos epítetos e intentan borrar la historia de su partido y su posición sobre este tema.

¿Y que era la Glásnost? Eran reformas de tipo políticas, que si bien dijimos que no tocaremos en este documento, es necesario darle un pequeño repaso. La Glásnost en teoría era una ampliación de mayor «democracia», para corregir los males de la sociedad y el sistema como podrían ser la corrupción, burocracia y diversos problemas. Bien, este sería un buen resumen:

«La democracia de la «Glásnost» tiene como objetivo difundir ilusiones sobre el «carácter democrático» del orden en vigor, para engañar a las masas, haciéndolas creer que se prestará más atención al factor humano en la línea de ambiciones del equipo dirigente y la clase burguesa en el poder. Además, el equipo de Gorbachov, dando a conocer los fenómenos negativos que no son nuevos ni desconocidos para las masas trabajadores, tiene como objetivo desentenderse de ello y camuflar las verdaderas causas de estos fenómenos colocando la culpa a los «errores subjetivos» de sus predecesores. En segundo lugar, la «Glásnost» prepara el terreno ideológico y teórico para profundizar la contrarrevolución revisionista». (Vangjel Moisiu; La esencia antisocialista de la «perestroika» gorbachoviana analizada a la luz de las enseñanzas del camarada Enver Hoxha, 1988)

Sumando estas y otras contradicciones internas no podía dar otro fin a la Unión Soviética que: 1) en lo económico una mayor concesión al capital privado extranjero, una mayor concesión a la abierta propiedad privada dejando de ser el capitalismo de Estado el sector predominante; 2) en lo político una desmembración de la URSS como Estado Federal de Repúblicas –debido a la crisis económica y al agudizamiento de distintos nacionalismos–. En este caso lo que no era obligatorio ni fue un final anunciado –aunque era posible antes de suceder–, era la sustitución del régimen socialfascista por el demócrata-burgués, de tipo parlamentario y multipartidista.

Por supuesto también en esta situación en que se fue encontrando la URSS –bajo problemas económicos y políticos– era normal e incluso inevitable ser testigos de la pugna entre distintas facciones de la burguesía.

Para finales de los 80 pudimos ver por un lado las que no veían con buenos ojos las reformas del momento viéndolas como apresuradas creyendo que perderían respaldo político –jruschovistas y brézhnevistas– o viendo que podían poner en jaque sus intereses económicos, y por otro lado las corrientes que deseaban afianzar y acelerar estas reformas creyendo que así se agrandarían su poder político y económico –gorbachovistas y yeltsinistas; corrientes que además contaban en ese momento con un apoyo exterior de los imperialismos occidentales frente a las otras corrientes internas–.

La variedad de problemas y situaciones hicieron que las pugnas en la URSS por el rumbo político y económico existieran y versaran sobre distintas cuestiones: diferentes facciones debido a los intereses distintas regiones territoriales y cuotas de poder –chovinismo ruso versus nacionalismos bálticos por ejemplo–, o diferentes facciones debido a los diferentes intereses de los sectores de la economía –directores de la industria armamentística versus directores de la agricultura–. Para que el lector entienda la formación de estas facciones y estas pugnas de poder: si los gorbachovistas declaraban «el fin de la Guerra Fría» y desmontaban gran parte del entramado de la industria armamentística como exigía los Estados Unidos, los directores del empresa apoyarían a los viejos jruschovistas-brézhnevistas que habían mantenido una gran inversión del PIB en la industria armamentística; si los gorbachovistas hablaban de la disolución de la URSS, y con ello también del CAME y el Pacto de Varsovia, los chovinistas rusos apoyarían a los viejos jruschovistas-brézhnevistas y su corriente en el partido que en su día sí mantuvieron a las repúblicas dentro de la URSS y que mantuvieron «en orden» al resto de países bajo la órbita de la URSS, y así sucesivamente.

Estas pugnas se acabaron reflejando en grandes riñas entre jruschovistas y brézhnevistas en los 60, o entre los brézhnevistas y los «renovadores» –futuros gorbachovistas– a finales de los 70, entre los gorbachovistas y los instigadores del intento de golpe de Estado de 1991 –capitaneado por jruschovistas y brézhnevistas ahora en alianza–, y pasado un tiempo en la pugna del poder entre gorbachovistas y yeltsinistas.

No nos atañe analizar en profundidad cada una de estas facciones sino que el lector debe ser consciente que habiendo en juego tantos factores el número de intereses y facciones es mayor y el número de cuantiosos choques se hace inevitable. China ha sido por ejemplo un país donde el desarrollo de la lucha de clases de las diferentes facciones e ideologías de la burguesía ha suscitado un gran número de conflictos y peleas internas a lo largo del siglo XX». (Equipo de Bitácora (M-L); Algunas cuestiones económicas sobre la restauración del capitalismo en la Unión Soviética y su carácter socialimperialista, 2016)

viernes, 14 de julio de 2017

¿Definitivamente cuál es la mejor forma para discernir si había una economía socialista o capitalista en la URSS?; Equipo de Bitácora (M-L), 2016


«Primer prueba. Si a uno no le acaba de convencer el ver estos signos de capitalismo teóricos en la URSS enunciados por sus economistas, quizás puede que le convenza el hecho de no ver socialismo por ningún lado en su economía –pero claro para ello se deben de tener conocimientos de que es socialismo según el término marxista de primera etapa del comunismo, y creemos que la mayoría de gente que apoya la tesis de que la URSS revisionista era socialista precisamente es porque carece de estos conocimientos–.

Segunda prueba. El no ver socialismo ya no sólo en la teoría sino en la práctica. Como dijimos la URSS de aquellos años jruschovistas-brezhnevistas, su economía no se regía por lineamientos socialistas, su economía al estar basada en la ley del valor no pretendía «asegurar la máxima satisfacción de las necesidades materiales y culturales», «ley del desarrollo armónico» y demás, esas leyes socialistas no operaban en esa URSS posterior a 1953, las leyes de producción capitalistas sí; la rentabilidad de las empresas se explicaba en el «máximo beneficio». ¿Se necesita acaso algún ejemplo más? De acuerdo, si miramos el hecho de que la ley del valor al ser el rector, el plan en la URSS era cambiado a menudo por designios del mercado y su espontaneidad, algo que Stalin comentaba cuando habla del tipo de «planificación» de los países capitalistas, donde las cifras del plan eran orientativas pero no obligatorias, no existiendo ni pudiendo existir por tanto una verdadera planificación real. La URSS revisionista-capitalista al tener una planificación basada en los designios del mercado realizaba estas rectificaciones en el plan constantemente. Otro aspecto es que esta «planificación» en la URSS posterior a Stalin no garantizaba siquiera mantener la independencia económica –y si no véase su paulatino endeudamiento y dependencia comercial de los países occidentales–, cuando precisamente el mantener la independencia económica fue el axioma que Stalin planteaba como primordial para ejercer una planificación socialista, para llamarse planificación socialista. Por tanto no hay nada que defienda que la economía soviética de aquellos años seguía siendo socialista, todo indica que era capitalista, su teoría y su práctica así lo exponen, no hay más ciego que quién no quiere ver.

Tercera prueba. ¿Cómo podemos ver de forma definitiva si un país es capitalista? ¿Sólo con la teoría capitalista de sus economistas? Obviamente la teoría de sus economistas es de un buen grado demostrativo, pero es más importante ver su práctica, y de ella sus resultados, es decir podemos darnos cuenta del carácter del régimen por los fenómenos sociales y económicos que exponen la práctica de esas teorías. Ya hemos visto durante el documento varias de las consecuencias económico-sociales de la implantación de las reformas económicas, pero recordemos algunos de sus efectos.

Los fenómenos socio-económicos en la URSS, eran los mismos que en cualquier otro país capitalista: para el momento de la invasión de Checoslovaquia en 1968, o la muerte de Brézhnev en 1982 –por poner unas fechas–, los fenómenos de la política interior y exterior como: la inflación, el desabastecimiento, la militarización de la economía, la deuda, descompensación entre regiones, descompensación entre sectores económicos, modificación y no cumplimiento del plan, destrucción de las fuerzas productivas, desempleo, esquilmación neocolonial de otros países, mercado negro, enorme diferenciación salarial entre rangos, invasiones o promoción de golpes en terceros países, etc. eran fenómenos capitalistas implantados en el país que demuestran la restauración del capitalismo y su carácter imperialista. Se sobreentiende perfectamente que el lector puede ver estos fenómenos en su propio país, y que otros de ellos los puede ver diariamente en el desarrollo político, económico y social de las potencias imperialistas actuales, no hay pues trampa ni cartón cuando afirmamos que si la URSS de aquellos años tenía esos rasgos es porque era un país capitalista y socialimperialista.

Para nosotros el informe de Enver Hoxha en el VIIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania de 1981 es una de las mejores radiografías que existen de los fenómenos capitalistas de la economía soviética en aquella época:

1) Como fenómenos internos se veía que:

«Para abrir el camino a la restauración del capitalismo, los revisionistas jruschovistas golpearon las tesis fundamentales de la teoría marxista-leninista sobre la producción de mercancías y la acción de la ley del valor en el socialismo. Identificaron en la teoría y en la práctica la producción socialista de mercancías con la producción capitalista. Sobre esta base reformaron todo el mecanismo económico. Gradualmente las empresas económicas y también un considerable número de instituciones alcanzaron una mayor independencia respecto a los planes del Estado. A los dirigentes de las empresas y de las diversas instituciones se les concedieron grandes derechos y poder para dirigir y manipular la producción y la distribución, para contratar y despedir obreros, repartir los beneficios, etc. Se limitó la financiación estatal centralizada a las empresas existentes y se fue ampliando gradualmente la práctica de la autofinanciación y la utilización de créditos.

Los revisionistas soviéticos pretenden que su economía está dirigida y se desarrolla sobre la base de planes elaborados según el principio del centralismo democrático. Pero, el plan del Estado, como lo conciben en teoría y lo aplican en la práctica, no es ni puede ser de ningún modo el plan de una economía verdaderamente socialista. En la Unión Soviética conviven el centralismo burocrático de tipo monopolista y el amplio liberalismo económico en la base. Se ofrece la imagen de una dirección planificada de la economía, mientras en la práctica tienen campo libre de acción las leyes y las categorías económicas del modo capitalista de producción.

El consumo parasitario ha adquirido proporciones sin precedentes. La proporción entre la remuneración de los obreros y los administradores burócratas y tecnócratas de la producción, sobre la base del sueldo nominal, es de 1 : 10, pero con los ingresos a título de distribución de los beneficios, las múltiples recompensas, los innumerables privilegios, etc., esta proporción se agranda mucho más. Resulta difícil distinguir estas diferencias salariales y del modo de vida de las que existen entre los administradores burgueses y los obreros de los países de Occidente.

En unas condiciones en las que el salario por el valor de la fuerza de trabajo está formado en un 35-40 por ciento por la distribución de los beneficios y de manera descentralizada, en que las normas de trabajo no son únicas y se aplican igualmente de manera descentralizada, en que el estímulo material en beneficio de la nueva burguesía tiene prioridad absoluta y en que la inflación, particularmente como resultado de la militarización de la economía, que absorbe 1/3 de los ingresos nacionales, crece constantemente, la sociedad en esencia ha perdido el verdadero control sobre la medida del trabajo y del consumo, que constituyen dos llaves fundamentales para una economía socialista.

Todo esto y una serie de medidas de carácter capitalista, que fueron pregonadas como desarrollo creador de la teoría y la práctica económica marxista-leninista, tenían por objetivo desmantelar las bases de la economía socialista y lo consiguieron.

Las consecuencias de esta línea se observan en la vida diaria del pueblo soviético. En el mercado existe carencia de artículos de primera necesidad, han aumentado la inflación, el desempleo, la fluctuación de la fuerza de trabajo, se registran alzas declaradas y no declaradas de los precios de los diversos productos. Se ha ampliado el sector privado de la economía, se ha abierto las puertas al capital monopolista extranjero, florecen el mercado negro, la especulación, los abusos, el soborno y los fraudes». (Enver Hoxha; Informe en el VIIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1981)

2) Y como fenómenos externos de su estructura capitalista se veían también reflejado que:

«La restauración del capitalismo en el interior del país no podía sino conducir también a un cambio radical en la esfera de las relaciones internacionales y en la política exterior del partido comunista y del Estado soviéticos. El revisionismo jruschovista se fue transformando gradualmente en la ideología y la política de una nueva superpotencia imperialista que justifica y defiende el expansionismo, la agresión y las guerras para establecer la dominación mundial. Son engendro de esta ideología y esta política las nefastas teorías de la «soberanía limitada», la «división internacional del trabajo», la «integración económica, política y militar» de los países de la llamada comunidad socialista, a los que han atado de pies y manos y transformado en países vasallos. En el XXVIº Congreso del PCUS de 1981, Leonid Brézhnev calificó estas relaciones de «relaciones entre los pueblos», para borrar así toda identidad nacional y estatal.

Con el fin de alcanzar sus objetivos expansionistas y neocolonialistas, el socialimperialismo soviético ha inventado una teoría, según la cual ningún país puede liberarse y defenderse del imperialismo ni desarrollarse de manera independiente sin la ayuda y la tutela soviética. Especula con la consigna de la «ayuda internacionalista» para desatar agresiones y saquear las riquezas de los demás países.

Toda la política exterior expansionista, hegemonista y agresiva de la Unión Soviética socialimperialista constituye otra prueba, otro testimonio de que el régimen soviético es un régimen capitalista, porque sólo un régimen así puede practicar tal política en la arena internacional. Como afirmaba Lenin, la política exterior es la prolongación de la política interior y las dos juntas la expresión concentrada de las relaciones económicas existentes en un país. Las máscaras socialistas y comunistas que aún pretenden conservar los revisionistas soviéticos, se van cayendo ante su realidad capitalista y ante la política socialimperialista que aplican». (Enver Hoxha; Informe en el VIIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1981)». (Equipo de Bitácora (M-L); Algunas cuestiones económicas sobre la restauración del capitalismo en la Unión Soviética y su carácter socialimperialista, 2016)