La
revolución democrática
La
revolución albanesa se llevó a cabo a través de una guerra de liberación
nacional contra la ocupación italiana y alemana durante la Segunda Guerra Mundial.
En 1941 se fundó el Partido Comunista de Albania –que era como se llamaba
entonces el Partido del Trabajo de Albania–. Al año siguiente el joven partido
llamó a todos los patriotas albaneses a que se unieran para formar el Frente de
Liberación Nacional para coordinar y liderar la resistencia armada ante la
creciente ocupación fascista italiana de Albania. A raíz de una reorganización
de los elementos del Frente de Liberación Nacional dirigidos por la burguesía
nativa, se organizó otra organización de resistencia anti-italiana, el Balli
Kombëtar, con el fin de oponerse al Frente Nacional de Liberación y maniobrar
para establecer la dominación burguesa, una vez que los fascistas hubieran sido
expulsados del país.
La
relación entre estas dos organizaciones era hostil desde un principio, aunque
llegaron a colaborar en muy contadas ocasiones en campañas específicas durante
las primeras etapas de la lucha antifascista. Como la capitulación de los
fascistas italianos era inminente, los británicos y los estadounidenses
presionaron a las dos organizaciones para que se unieran, en un intento de
preparar el camino para que los elementos burgueses que controlaban el Balli
Kombëtar maniobraran audazmente camino
al poder.
En
agosto de 1943, un mes antes de la capitulación de los italianos,
representantes del Frente de Liberación Nacional –como Ymer Dishnica y Mustafa
Gjinishi– se reunieron con el Balli Kombëtar y aceptaron una propuesta de
gobierno conjunto después de la liberación. La dirección de la Partido Comunista
de Albania sin embargo, rechazó este acuerdo como una capitulación ante la
burguesía y como negación del establecimiento de un camino independiente para
el Frente de Liberación Nacional. En septiembre de 1943, unas 50.000 tropas
alemanas entraron en Albania para sustituir a los italianos. Los nuevos
ocupantes establecieron un gobierno títere con los «patriotas» del «Balli
Kombëtar» cooperando para oponerse al Frente de Liberación Nacional. Mientras
tanto, un sector del Frente de Liberación Nacional, a instancias de los
imperialistas británicos, se separó y formó la organización «Legaliteti»,
dedicado a la restauración de la monarquía albanesa. El Frente de Liberación
Nacional se vio obligado a emprender la lucha armada no solo contra las tropas
de ocupación alemanas, sino también contra el «Balli Kombëtar», que había
optado por aliarse con los alemanes y también contra los integrantes del
partido «Legaliteti», que ahora eran la elección británica y estadounidense
para ser los nuevos gobernantes de Albania. En el curso de un año la lucha del
Partido Comunista de Albania fue capaz de exponer a ambas organizaciones como
agentes del imperialismo y derrotarlos política y militarmente:
«Con sus dos armas poderosas,
el Frente Democrático y el Ejército de Liberación Nacional, y sin olvidar por
un momento la perspectiva del desarrollo de la revolución como logro de su
objetivo final, el partido nunca compartió el poder con la burguesía, sino que
mantuvo intacto el liderazgo de la clase obrera en el nuevo poder del Estado
político. Derrotó la negra pretensión que manaba entre la reacción local y la
reacción internacional de los imperialistas estadounidenses y británicos, los
cuales ejercieron durante la guerra y en los primeros años posteriores a la
liberación una gran presión, estos objetivos, eran los objetivos de los
representantes de los terratenientes y la burguesía que hacían zapa en la
dirección del poder popular. También se derrotó el soporte traidor de los
elementos oportunistas que anidaban en su propio liderazgo, los cuales se
rindieron ante la presión enemiga y acordaron compartir el poder con la
burguesía». (Partido del Trabajo de Albania; Historia del Partido del Trabajo
de Albania, 1980)
En
noviembre de 1944 Albania se convirtió en la primera de las naciones orientales
Europeas en triunfar sobre los invasores alemanes, y, junto con Yugoslavia, el
único en hacerlo sin la ayuda del Ejército Rojo Soviético. El nuevo poder
estatal que fue organizado por el Partido Comunista de Albania era una
democracia popular basada en la alianza del proletariado y el campesinado
pobre.
El
Partido Comunista de Albania fue el único partido de Europa del Este que no
estableció una forma de gobierno de coalición con la burguesía tras la
liberación. El nuevo gobierno albanés representa solo a las clases explotadas y
oprimidas, excluyendo en la formación del gobierno a todas las clases
explotadoras.
¿Conciliación
o expropiación y supresión de la burguesía?
El
nuevo gobierno albanés inmediatamente expropió la propiedad de los grandes
terratenientes, los capitalistas extranjeros y todos los capitalistas albaneses
que se habían ido al exilio. La tierra de los grandes terratenientes fue
entregada a los que cultivaban; las minas
y otras empresas industriales, junto con todos los bancos fueron expropiadas
y pasaron a ser propiedad del Estado. Además, en un periodo de unos seis meses,
todos los medios de transporte fueron nacionalizados esta vez mediante una
compensación. Véase la obra del Partido del Trabajo de Albania: «Historia del
Partido del Trabajo de Albania» de 1980.
Estas
expropiaciones iniciales sobre los terratenientes, los imperialistas y la
burguesía exiliada, fueron el resultado decidido de la revolución
democrático-nacional. Sin embargo, durante el primer año y medio después de la
toma del poder, ya se intuía una fiera lucha dentro del Partido Comunista de Albania
en torno a los pasos a seguir, esta cuestión giraba en torno a la línea que se
debía tomar hacia la burguesía nacional. Algunos del partido, liderados por
Sejfulla Malëshova, sostuvieron que en el período después del triunfo de la
revolución era necesario un cierto grado de reconciliación con la burguesía,
argumentando que sería beneficioso en la reconstrucción del país. Enver Hoxha
resumió las opiniones de Sejfulla Malëshova de la siguiente manera:
«Sejfulla Malëshova suprimía al
partido y era partidario de la creación de partidos socialdemócratas en el
Frente –El Frente Democrático, que es como se denominó luego al Frente de
Liberación Nacional– y de compartir el poder con la burguesía. Sejfulla
Malëshova estaba en contra de las reformas económicas y sociales
revolucionarias, pretendía en cambio una colaboración abierta y sincera con la
gran burguesía comercial e industrial, sin confiscar sus bienes ni sus
fábricas, la extinción de la lucha de clases y la integración pacífica del
elemento capitalista en el socialismo». (Enver Hoxha; Informe en el IIº
Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 31 de marzo de 1952)
Veamos
otro análisis sobre sus concepciones económicas:
«Hacia el sector privado de la
economía Sejfulla ha mantenido siempre una actitud vacilante y muchas veces
oportunista. Este sector lo consideraba asimismo como un seguro apoyo para el
Estado. Esto lo argumentaba afirmando que el capital privado era bastante
fuerte y considerable y que los comerciantes privados, en esa primera etapa,
estaban en grado de administrar mejor y de dirigir con más éxito una empresa porque
tenían experiencia». (Enver Hoxha; Informe presentado ante el Vº Pleno del Comité
Central del Partido del Trabajo de Albania, 21 de febrero de 1946)
Enver
Hoxha, por el contrario, creía que a la burguesía no se le debía permitir
participar en el gobierno y que no se podía confiar en ella para la
reconstrucción de la economía, sino que había que aplicar su expropiación lo
más rápido posible:
«Hemos de cortar al capital
privado toda posibilidad de desarrollo y de consolidación. Toda concesión en
este sentido significa permitir el reforzamiento de la burguesía, el
surgimiento de una nueva clase burguesa industrial que obstaculizaría nuestra
marcha hacia el socialismo. (...) Esta es la línea que debemos seguir en la
economía. Todo por el reforzamiento del sector del Estado. Lucha sin cuartel al
capital privado. Ayuda cada vez mayor por parte del Estado a las cooperativas
de consumo y de producción a fin de que se conviertan en un sólido punto de
apoyo para él. La ampliación y el reforzamiento del sector estatal están al
orden del día. Esta es una de las más importantes tareas que debemos realizar».
(Enver Hoxha; Informe presentado ante el Vº Pleno del Comité Central del
Partido del Trabajo de Albania, 21 de febrero de 1946)
Enver
Hoxha recordó a los miembros del partido que la burguesía era enemiga de la
revolución y que el simple hecho de cesar la lucha contra ellos y otros
reaccionarios sería una acción que llevaría al fracaso de la revolución:
«El peligro que de aquí
provenía no se tomó debidamente en cuenta. «A la reacción la derrotaremos a
través de la lucha y en la lucha», «saldremos vencedores sobre el sector
privado a través de la lucha»; «teorías» como éstas se mencionaban a menudo,
pero en la práctica se olvidaba que estábamos en lucha contra la reacción y el
sector privado de la economía y que debíamos proseguir esta lucha y no
retardarla. Más arriba indiqué que en vísperas de la liberación de Albania nos
encontrábamos en condiciones bastante favorables para proseguir esta lucha,
pero ella fue retardada y aquí salió a flote el oportunismo. (...) La reacción
se adaptó a esta política blandengue y oportunista y esta tranquilidad falsa y
apropiada a la gente que rehúye la lucha y los ataques, se convirtió en algo
normal. En otras ocasiones y con actitudes análogas, se llegó no solo hasta el
extremo de permitir que estos restos de la reacción hiciesen sus preparativos,
sino que se aceptó la posibilidad de que se crease; una oposición abierta
contra el Frente ya sea en su seno, o fuera del él. Y como si esto no fuese
suficiente se invitó a los enemigos del pueblo, a los representantes de la
reacción, a que presentaran sus candidatos a las elecciones de la Asamblea y se
propuso al clero católico formar una coalición en las elecciones y otros actos
suicidas por el estilo». (Enver Hoxha; Informe presentado ante el Vº Pleno del
Comité Central del Partido del Trabajo de Albania, 21 de febrero de 1946)
El
Partido del Trabajo de Albania resume correctamente que esta lucha inicial
después de la toma del poder fue crítica para el futuro inmediato de la
revolución, el desarrollo del poder del proletariado y el socialismo:
«Con sus puntos de vista
oportunistas de derecha, prácticamente Sejfulla Malëshova se hizo el
representante y defensor de los intereses de la burguesía del país y del
imperialismo en el seno del partido, convirtiéndose en su servidor. Sin desenmascarar
y combatir estos puntos de vista peligraba la línea del partido y se
obstaculizaba la edificación del socialismo en Albania. Su liquidación era una
cuestión imperiosa y vital». (Partido del Trabajo de Albania; Historia del
Partido del Trabajo de Albania, 1980)
La
lucha llegó sin ninguna contemplación y se resolvió de manera decisiva en el
invierno de 1945-1946. En la Vº Sesión Plenaria del Comité Central del Partido Comunista
de Albania en febrero de 1946, se condenó los puntos de vista perniciosos de
Malëshova y se le expulsó del Comité Central del Partido Comunista de Albania. Entre
noviembre de 1945 y junio de 1946 el diez por ciento de los miembros del
partido fueron expulsados, mientras que muchos nuevos miembros fueron
reclutados. En el Frente Democrático se desató «una purga radical contra
elementos hostiles» intentando con ello mejorar también la composición social
que lo que representaba, premiando siempre en su núcleo a los intereses de las
masas trabajadoras. Véase la obra del Partido del Trabajo de Albania: «Historia
del Partido del Trabajo de Albania» de 1980.
A
esto se le añadieron otras medidas para elevar el perfil de los miembros del
partido:
«Paralelamente a los esfuerzos
por normalizar la vida organizativa del partido, el Comité Central adoptó
medidas para elevar el nivel teórico de los comunistas, que era muy bajo. Esto
era aún más urgente porque las organizaciones del partido no sentían la
necesidad indispensable del estudio de la teoría marxista-leninista. Para este
fin se abrieron cursos y círculos teóricos y se organizó también el estudio
individual. Aparte de esto, se desplegó una campaña de propaganda y agitación
más amplia con las masas populares, utilizando nuevas formas y medios». (Partido
del Trabajo de Albania; Historia del Partido del Trabajo de Albania, 1980)
La
exposición de la línea oportunista de Sejfulla Malëshova hizo posible que el Partido
Comunista de Albania pudiera intensificar la revolución socialista en todos los
campos. Después de la Vº Sesión Plenaria del Comité Central del Partido Comunista
de Albania, se decidió emprender la colectivización de la agricultura y que fue
acompañado del establecimiento de granjas estatales, a la vez una nueva fase de
nacionalizaciones comenzó. La totalidad de las centrales eléctricas, industria
de materiales de construcción, las industrias de procesamiento de alimentos
existentes que había estado principalmente en manos de la burguesía local,
pasaron a ser propiedad del Estado, en 1946 el 87% de la producción industrial
estaba en manos del Estado. A finales de 1947 la producción de la industria que
estaba bajo sector del capital privado fue eliminada casi por completo. Citemos
un extracto más para que el lector compruebe como el Partido del Trabajo de Albania
trató el tema de la expropiación económica de la burguesía, lo cual era
necesario para su extinción en el ámbito de la política:
«La nacionalización de los
principales medios de producción en Albania se realizó a rápidos ritmos y sin
indemnización alguna. Esto fue resultado de la profunda diferenciación de
clases que se operó en el curso y después de la Lucha de Liberación Nacional y
condujo a la aniquilación del dominio político burgués, Con esta se había eliminado
el principal obstáculo para liquidar también su base económica». (Partido del
Trabajo de Albania; Historia del Partido del Trabajo de Albania, 1980)
La
rápida expropiación de la burguesía no habría sido posible sin la organización
directa de los obreros en la gestión de la producción, la cual fue arrebatada
de las manos de los capitalistas que antes la controlaban:
«Como primer paso y medida
previa a la nacionalización de los medios de producción sirvió el control
estatal sobre la producción y la distribución. Este control comenzó desde el
mes de diciembre de 1944. (...) Los obreros, ayudados por los órganos del
partido y los comisarios, participaron activamente en la organización de la
producción y en la dirección de las empresas. En esta forma tuvieron la
posibilidad de comprobar sus fuerzas y ganar experiencia en la dirección de la
producción. Mediante el ejercicio de su control, los obreros pudieron conocer
la capacidad de producción de las empresas, de los yacimientos y reservas de
materia prima, de materiales y de combustibles. En tanto que se efectuó el
control, los obreros estaban ya preparados para tomar las empresas en sus manos
y administrarlas después de su nacionalización». (Partido del Trabajo de
Albania; Historia del Partido del Trabajo de Albania, 1980)
La
política radical del Partido Comunista de Albania de expropiación a la
burguesía en un tiempo tan breve, no era necesariamente la mejor manera de
facilitar la reconstrucción económica en un país totalmente devastado por la
guerra como era Albania. La rápida expropiación estaba destinada, se quisiera o no, provocaría alguna leve
perturbación económica por las siguientes razones:
«Los acelerados ritmos de
socialización se encontraron también con dificultades. La clase obrera y el
Estado tomaron en sus manos los medios de producción sin estar plenamente preparados
para asegurar su perfecta organización y dirección. Faltaban ingenieros y
técnicos de experiencia y fieles a la revolución. Sin embargo, gracias a la
buena organización y a la formación política de los obreros y al control
estatal de las empresas capitalistas, la nacionalización se realizó sin
sacudidas ni pérdidas económicas». (Partido del Trabajo de Albania; Historia
del Partido del Trabajo de Albania, 1980)
Con
el fin de minimizar los trastornos económicos el Partido Comunista de Albania
estaba dispuesto a mantener especialistas burgueses formados en las empresas
nacionalizadas y a mantenerles con sus altos salarios hasta que se pudiera
prescindir de ellos, algo similar a lo utilizado en la Rusia soviética hasta la
formación de cuadros cualificados. Pero Enver Hoxha explicó que se debía
supervisar estrechamente esta situación excepcional, y no solo desde arriba,
sino desde abajo, mediante la alerta constante de las masas:
«En cuanto a los especialistas
hay que prestarles mucha atención. Debemos hacer que trabajen y apreciar su
valor de acuerdo al trabajo que realicen, pero al mismo tiempo controlar su
labor y no asumir una actitud oportunista hacia ellos en detrimento del
trabajo. Además, en lo que al poder se refiere, no solo debemos ejercer al
máximo el control desde el interior y permitir la crítica y la autocrítica
constructivas, sino también estimular la iniciativa de las masas en cuanto a la
ayuda directa que deben conceder a los órganos del Poder y al control que deben
ejercer sobre sus hombres. (...) Por otra parte intentarán introducirse en los
órganos del poder para sabotearlo, para retardar el trabajo, para traernos
todos los males del régimen burgués, y si le dejásemos el campo libre, podría
tomar en sus manos los puestos de mando en diversos sectores. Tenemos numerosos
ejemplos en este sentido. Y esto debe servirnos de lección». (Enver Hoxha,
Informe presentado en el Vº Pleno del Comité Central del Partido del Trabajo de
Albania, 21 de febrero de 1946)
De
este modo fueron tomadas medidas severas por el Partido Comunista de Albania
para eliminar el poder político y económico burgués, medidas que fueron
acompañadas de otras de prevención para hacer frente a la posibilidad de la
reaparición del poder político burgués dentro del nuevo Estado proletario y la
economía controlada por el Estado, poniendo freno así, a una posible
restauración de las clases explotadoras.
La
lucha contra el revisionismo titoista
La
expropiación de las antiguas clases explotadoras en Albania fue acompañada por
el aumento de la dependencia albanesa de Yugoslavia. Esto produjo una situación
muy peligrosa, pues amenazaba con retrasar el avance hacia el socialismo y
podía acabar por convertir a Albania en una semicolonia.
Durante
la guerra de liberación el Partido Comunista de Albania había cooperado
ampliamente con el Partido Comunista de Yugoslavia. Después de la liberación,
sin embargo, los objetivos menos que amistosos del partido yugoslavo bajo el
liderazgo del grupo revisionista de Tito se hicieron evidentes poco a poco.
Tito y su camarilla pretendían convertir a Albania en una colonia que
produciría materias primas y productos agrícolas que deberían marchar a
Yugoslavia para ser procesados. De hecho, su objetivo final como se demostró a
posteriori era incorporar a Albania como una república federal dentro de
Yugoslavia. Con este fin, el grupo de Tito consiguió el apoyo de algunos de los
principales líderes del Partido Comunista de Albania, incluyendo entre ellos a
Koçi Xoxe. Los esfuerzos de los titoistas yugoslavos y albaneses llegaron a su
punto más alto en el VIIIº Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Albania,
celebrado en febrero de 1948. Debido al hecho de que la naturaleza de sus
planes todavía no estaban claro para muchos albaneses, Koçi Xoxe y otros
similar aceptaron la adopción de acuerdos para combinar el ejército yugoslavo y
el ejército albanés, desarrollar un plan económico conjunto entre los dos
Estados y a la vez tomando medidas draconianas contra los dirigentes del Partido
Comunista de Albania que plantaran cara a sus planes.
En
el XIº Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Albania, celebrado en
septiembre de 1948 el plan titoista fue derrotado, Enver Hoxha, Mehmet Shehu y
otros miembros del partido fueron capaces de convencer a los miembros del
Comité Central del Partido Comunista de Albania de la naturaleza revisionista
de los dirigentes yugoslavos, esto se logró fácilmente después que el Partido
Comunista de la Unión Soviética, bajo el liderazgo de Stalin, publicara
abiertamente las cartas que habían intercambiado con los líderes yugoslavos
donde se criticaban sus principales desviaciones, las cuales eran las que Enver
Hoxha venía advirtiendo a sus camaradas durante largo tiempo. En el transcurso
de los próximos dos años, catorce de los treinta y un miembros del Comité
Central se retiraron y el ocho por ciento de los miembros del partido fueron
purgados en el marco de esta aguda lucha, por otro lado una gran campaña de
propaganda se llevó a cabo en Albania para concienciar del camino revisionista
que estaba tomando Yugoslavia. Véase la obra del Partido del Trabajo de Albania:
«Historia del Partido del Trabajo de Albania» de 1980.
[El
pensamiento titoista y ciertas medidas aplicadas en pro de este, fueron
frenados una vez eliminados sus cabecillas,
una de las rectificaciones en el campo económico de los errores
producidos por la influencia yugoslava, fue la siguiente:
«Para liquidar la influencia de
los revisionistas yugoslavos en el sector socialista de la economía y en el
frente de la lucha de clases, fueron adoptadas diversas medidas. La vieja ley
tributaria de las explotaciones agrícolas que favorecía a los kulaks y que
permitía su enriquecimiento fue cambiada. La nueva ley respaldaba a los
campesinos pobres y limitaba el crecimiento del elemento capitalista en el
campo. Fueron decretadas también nuevas leyes que regulaban e impulsaban el
desarrollo económico del campo por el camino del socialismo. Para eliminar los
elementos de cooperación capitalista que contenían los Estatutos de las
cooperativas agrícolas, copiados de los revisionistas yugoslavos, fueron
elaborados nuevos Estatutos. Según los nuevos Estatutos los ingresos serían
distribuidos solo en base al trabajo y no según la cantidad de tierra entregada,
fue limitado el número de cabezas de ganado y la superficie de las parcelas
personales de los cooperativistas. Poniendo fin al concepto erróneo de que en
la dirección de las cooperativas agrícolas, como organizaciones de masas, no
debían inmiscuirse los órganos estatales, el Estado acrecentó el cuidado para
la organización y el mejoramiento de las cooperativas». (Partido del Trabajo de
Albania; Historia del Partido del Trabajo de Albania, 1980)
Se
analizó la situación del partido, su relación con el frente, viendo que se
adolecía los mismos errores que la Kominform había denunciado al Partido
Comunista de Yugoslavia, y en consecuencia, se rectificó sin más dilaciones:
«El pleno consideró incorrecto
el que se hubiera mantenido al partido en una situación de semilegalidad aún después de estar en el Poder.
Se calificó de grave error el hecho de que el programa del partido estuviese
camuflado bajo el programa del Frente Democrático, de que los militantes del
partido guardasen secreto de su militancia y de que las orientaciones del
Partido Comunista de Albania fuesen emitidas como resoluciones del Frente.
Estas formas tomadas por el Partido Comunista de Yugoslavia debilitaban el
papel dirigente del partido en todos los aspectos de la vida del país y
conducían a su liquidación». (Partido del Trabajo de Albania; Historia del
Partido del Trabajo de Albania, 1980)
De
igual modo:
«La falta de Estatutos, que
había dado lugar a que en el partido se adoptasen arbitrariamente las formas, y
métodos antimarxistas de la dirección yugoslava, fue criticada como perjudicial
y se planteó la necesidad de la preparación de este documento fundamental. El
Pleno responsabilizo a Koçi Xoxe por el respaldo sin reservas dado a los
titoistas y por las deformaciones en la línea organizativa del partido.
Aprovechando la doble función que desempeñaba como secretario de organización
del partido y ministro de asuntos interiores del Estado, Koçi Xoxe trató de
poner al partido bajo el control de los órganos de Seguridad del Estado, y
aplicar en él métodos policiacos de dirección. Con esto había violado el
principio del centralismo democrático y sofocado la crítica y autocrítica de
principios. Los órganos de dirección del partido no eran nombrados por
elección, sino designados desde arriba, y no rendían cuentas regularmente ante
los militantes. (...) Esta grave situación dentro del partido había dejado
profundas huellas en todos los aspectos de la vida del país. Como ministro de
asuntos interiores, Koçi Xoxe había permitido violar gravemente la legalidad
socialista y los derechos democráticos de los trabajadores. Los órganos del
Ministerio de Asuntos Interiores, sobre todo los de Seguridad del Estado, se
habían convertido en órganos omnipotentes y no sometidos a ningún control. Con
sus actividades arbitrarias y nocivas, estos órganos iban divorciándose cada vez
más del pueblo». (Partido del Trabajo de Albania; Historia del Partido del
Trabajo de Albania, 1980) - Anotación de Bitácora (M-L)]
La
importancia de esta victoria no fue solo debido a que los albaneses habían
evitado la sumisión de su nación al sistema económico y político
burgués-revisionista que los titoistas tenían pensando para su país, sino que
también aprendieron una lección muy valiosa, tocándoles presenciar esta pugna
en primera persona a cada uno de ellos, forjándose y sabiendo mejor que nunca
de los peligros y resultados de las políticas revisionistas en términos de vida
dentro del partido, lucha de clases o desarrollo económico. Desde ese momento
el Partido del Trabajo de Albania ha estado a la vanguardia en la lucha para
exponer todos los aspectos y desarrollos del revisionismo yugoslavo.
La
consolidación de las relaciones de producción socialistas
Al
mismo tiempo que estaban siendo derrotadas las aspiraciones coloniales de los
revisionistas yugoslavos, el Partido del Trabajo de Albania –así fue llamado el
Partido Comunista de Albania después de 1948– tomó medidas para corregir
algunos errores «izquierdistas» que habían acompañado a la expropiación y
supresión de la burguesía:
«Los órganos del partido y del
Estado, mantuvieron a veces una actitud política errónea hacia la pequeña
burguesía patriótica y la capa intelectual. Contra los pequeños comerciantes se
habían tomado medidas económicas extremas que habían conducido a su eliminación
prematura mediante un camino administrativo. Fueron declarados injustamente
enemigos del pueblo, patriotas de las capas medias de la ciudad y del campo que
habían luchado por la liberación del país bajo la dirección del partido. Con el
pretexto de la actividad hostil de algunos elementos principalmente
intelectuales habíase atacado arbitrariamente a un amplio círculo de ellos.
Estos eran errores que traían graves consecuencias y que estaban creando entre
las masas populares un sentimiento de inseguridad y debilitando los lazos del
partido con las masas y con el Frente Democrático». (Partido del Trabajo de
Albania; Historia del Partido del Trabajo de Albania, 1980)
El
Partido del Trabajo de Albania reconoció también que tenía que mantener el
apoyo político de los pequeños comerciantes y artesanos, pues el gobierno se
encontraba en ese momento en una posición donde todavía no era capaz de
organizar toda la producción y el pequeño comercio era necesario para
satisfacer las demandas de la gente. Después de corregir estos errores
sectarios iniciales el Partido del Trabajo de Albania hizo una clara distinción
entre los grandes capitalistas, que habían sido expropiados, y los pequeño burgueses
como los zapateros, vendedores ambulantes, etc.
Estos
sectores realizaron un comercio minorista y una pequeña parte de la producción
industrial de Albania durante los años siguientes –declinando para 1956 su
influencia a un 1,9%–. Ellos fueron introducidos gradualmente en cooperativas
de artesanos y consumidores.
[«Calculado en base a los
precios de 1956, el peso específico del sector industrial socialista en el
producto nacional bruto representó en 1955 un 98,1 por ciento mientras el del
sector privado apenas un 1,9 por ciento. Para 1960 se prevé que este porcentaje
pase a ser respectivamente de 99 y 1 por ciento. Esto significa que el problema
de la propiedad socialista y la privada en el terreno de la industria, se ha
solucionado definitivamente a favor del sector socialista». (Enver Hoxha;
Informe en el IIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 25 de mayo de 1956)
- Anotación de Bitácora (M-L)]
Durante
la próxima década, el Partido del Trabajo de Albania cometería otros errores de
«izquierda», como el de aumentar la colectivización e iniciar una vasta campaña
de organizar a las masas campesinas en cooperativas durante 1953. Sin embargo,
la vez que evitaban y rectificaban los errores de «izquierda», el Partido del Trabajo
de Albania siempre identificó como el principal en ese momento al oportunismo
de derecha, el cual no era difícil de encontrar, siendo derrotado por ello en
numerosas ocasiones. En el IIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania
celebrado en 1952, Enver Hoxha repasó el
peligro no tan lejano de las ideas derechistas:
«Para Sejfulla Malëshova,
ninguno de estos factores debían ser siquiera mencionados, ya que, según sus
propias palabras, solo el Frente de Liberación Nacional «ha dirigido» la lucha
del pueblo, y también «dirigirá» la edificación del socialismo. Sejfulla
Malëshova suprimía al partido y era partidario de la creación de partidos
socialdemócratas en el Frente y de compartir el poder con la burguesía.
Sejfulla Malëshova estaba en contra de las reformas económicas y sociales
revolucionarias, pretendía en cambio una colaboración abierta y sincera con la
gran burguesía comercial e industrial, sin confiscar sus bienes ni sus
fábricas, la extinción de la lucha de clases y la integración pacífica del
elemento capitalista en el socialismo. Puntos de vista semejantes mantenía
también sobre la Unión Soviética, a la que siempre colocaba a la misma altura
que a los imperialistas anglo-norteamericanos, y, además, era partidario de la cultura
occidental, burguesa e imperialista». (Enver Hoxha; Informe presentado en el IIº
Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 31 de marzo de 1952)
Y
destacó para el presente de entonces:
«Pero, ¿acaso con la
erradicación del titoismo de las filas de nuestro partido, ha desaparecido ya
el peligro de derecha? No, este peligro no ha sido conjurado todavía. (...)
Primero, que el oportunismo, el peligro de derecha, constituye la amenaza más grande
y, segundo, que el oportunismo se manifiesta y se vuelve peligroso en los
momentos en que disminuye el ímpetu revolucionario, en los momentos de calma.
Por eso el ímpetu revolucionario del partido debe adquirir proporciones cada
vez más grandes, por eso hay que elevar la vigilancia revolucionaria del
partido y desarrollar una lucha encarnizada e intransigente contra el oportunismo».
(Enver Hoxha; Informe presentado en el IIº Congreso del Partido del Trabajo de
Albania, 31 de marzo de 1952)
En
este discurso de Enver Hoxha relató varios casos de desviaciones oportunistas de
derecha, que incluían la falta de control de cerca las actividades de los
especialistas burgueses en la industria del petróleo, la tendencia por parte de
algunos líderes locales de contraer alianzas con los campesinos ricos y
protegerlos contra las justas demandas de las masas de campesinos pobres o los
intentos de imponer a alguien en un cargo que las masas se habían negado a
elegir. Él continuó recordando:
«El último punto está relacionado
con la lucha de clases. La lucha de clases no se ha extinguido ni se extinguirá
mientras en nuestro país existan las clases, hasta el completo triunfo del
socialismo. Precisamente Lenin y Stalin nos enseñan que dicha lucha no se
extingue en esta etapa, sino que continúa hasta la completa desaparición de las
clases. (...) La lucha de clases debe ser severa, correcta y múltiple, en el
campo y en la ciudad, en las oficinas y las fábricas, en las cooperativas y las
empresas, contra los kulaks, la gran burguesía, los especuladores, los
ladrones, los saboteadores; contra los conceptos pequeño burgueses en los
individuos y en los propios comunistas, incluso si pertenecen a la clase
obrera; contra la presión de la burguesía, el burocratismo, las corrientes
ideológicas extrañas a nosotros; contra las corrientes idealistas, místicas,
religiosas, fascistas, imperialistas; contra la ignorancia y el atraso en cada
terreno; contra el sectarismo, el oportunismo, el egoísmo, el individualismo,
la pedantería. Como señalé más arriba, la lucha de clases debe ser comprendida
y desarrollada en los tres componentes de este problema, lucha económica, lucha
política, lucha ideológica. Hay que desarrollarla simultáneamente en estos tres
terrenos para poder solucionar con éxito el importante problema de la lucha de
clases. Y para resolverlo correctamente, así como otros problemas vitales que
se le plantean al partido y al pueblo, en primer lugar es imprescindible que
todos los comunistas sin excepción se armen con el marxismo-leninismo y lo
liguen estrechamente a la práctica». (Enver Hoxha; Informe presentado en el IIº
Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 31 de marzo de 1952)
Enver
Hoxha continuó exponiendo en este mismo discurso, que la tendencia del personal
estatal a separarse de las masas populares y operar de una manera burocrática,
eran un gran peligro que podría eliminar gradualmente el carácter popular y
proletario del gobierno:
«En general sucede que, después
de que el consejo popular de una región elige el comité ejecutivo respectivo,
el papel dirigente del consejo se olvida, se vuelve algo solo formal y el
comité ejecutivo pasa a ser omnipotente. Este solo dirige su mirada hacia la
capital y se esfuerza en mantener buenas relaciones con el gobierno y con el
comité regional del partido, olvidándose del consejo popular de cuyo seno ha
salido y al cual debe rendir cuentas. (...) Cometeremos inevitablemente errores
mientras no comprendamos debidamente que el poder nace del pueblo y pertenece
al pueblo y mientras este principio fundamental no sea aplicado correctamente,
a través de las diversas formas. La esencia democrática de nuestro poder se
convierte en letra muerta, el poder se transforma en un cuerpo muerto, y se ve
predominar el burocratismo incluso en formas avanzadas de poder como las
nuestras, que así están destinadas a marchitarse. ¿Qué le restaría a nuestro
poder popular si no se convirtiera en poder de las masas, si éstas no
participaran activamente en él ni lo mantuvieran bajo su continuo control; si las
masas trabajadoras no dirigieran su propio destino por medio de los consejos
populares, las comisiones, los comités, los órganos administrativos y
económicos, a través de las instituciones culturales, de las Uniones
Profesionales, las organizaciones del Frente, de la Juventud, de Mujeres, de
las uniones de cooperativas de compra y venta, etc.? Naturalmente le quedarían
solo las formas, que irían degenerando en formas burocráticas, y de por sí
cambiaría también la esencia del poder popular». (Enver Hoxha; Informe
presentado en el IIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 31 de marzo
de 1952)
Continuando
con este tema, añadió:
«Los dirigentes del partido y
del poder deben comprender a fondo el importante papel de los consejos
populares y combatir enérgicamente a los que interfieren su verdadera
actividad. Los consejos deben movilizarse y asumir todas sus competencias y
derechos. (...) Quien subestima a los representantes del pueblo y sus
funciones, lejos de poder considerarse marxista, es un burócrata incorregible.
Los diputados y los miembros de los consejos populares tienen el derecho de
pedir cuentas en los órganos de dirección de los que forman parte. Los
diputados y los miembros de los consejos populares tienen el derecho de pedir
cuentas en los órganos de dirección de los que forman parte, o fuera de ellos
en los períodos entre dos sesiones. Deben controlar la puesta en práctica de
las leyes y de las resoluciones adoptadas, deben mantener contactos con sus
electores, intervenir, aconsejar, controlar, exigir que sean observadas las
leyes y las resoluciones; no solo deben tener abiertas todas las puertas, sino
que, además, desde el Primer Ministro hasta el presidente de consejo de aldea
deben estar dispuestos a atender de inmediato las peticiones de los diputados y
miembros de los consejos populares. (...) Si los problemas que acaban de ser
planteados no se comprenden ni se solucionan correctamente, entonces será
imposible consolidar y democratizar el poder, porque una incorrecta comprensión
de estos asuntos fundamentales, hace surgir otros errores mayores. Los
dirigentes que no comprenden claramente esto, tampoco tienen claras sus
responsabilidades hacia el pueblo, no aceptan el control de las masas ni
aprenden de ellas. (...) Un partido vigilante que forja sus lazos con las masas
y que apoya sus actos en ellas, que no teme reconocer sus errores, que permite
que el pueblo se exprese con libertad y critique las deficiencias, jamás pierde
el rumbo, sino que avanza y se bolcheviza, y los enemigos y saboteadores no
pueden ocultarse por mucho tiempo bajo sus múltiples máscaras. (...) El partido
debe luchar incesantemente para enseñar a las personas a guiarse en todo
momento por los intereses del pueblo y del poder, a ser justas, solícitas,
sencillas, amables con el pueblo y a romper las costillas inexorablemente y sin
distinción a los enemigos de éste, a los saboteadores, a los conspiradores, a
los bandidos, etc. El partido debe elevar el nivel de los cuadros jóvenes e
impulsarlos; debe golpear sin vacilación alguna a los haraganes y a los burócratas».
(Enver Hoxha; Informe presentado en el IIº Congreso del Partido del Trabajo de
Albania, 31 de marzo de 1952)
La
lucha por eliminar las desviaciones burocráticas fue ante todo una lucha por
preservar el carácter revolucionario del Partido del Trabajo de Albania. Esto
no fue una tarea sencilla. En 1956, a través de una formación completa y
posterior promoción a cargos administrativos de obreros y campesinos miembros
del partido y por medio del reclutamiento de ciertos directores y de personal
técnico en el partido, el 45,2% de los miembros del Partido del Trabajo de Albania
no funcionaban en la producción sino en la administración.
Por
otra parte, como Enver Hoxha comentó que:
[«Más
del 40 por ciento de los comunistas trabajan en la administración, son
empleados, y la mayor parte de ellos ejercen funciones auxiliares, de segundo
orden. Esta situación ha preocupado al Comité Central, que ha decidido orientar
a las organizaciones del partido a que adopten medidas para transferir más
comunistas de la administración a la producción». (Enver Hoxha, Informe
presentado en el IIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 25 de mayo
de 1956) - Anotación de Bitácora (M-L)]
«Es
necesario señalar que en algunos comunistas de la administración se observa una
manifestación completamente extraña al partido, una actitud burguesa, propia de
aristócratas, hacia el trabajo en la producción». (Enver Hoxha, Informe
presentado en el IIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 25 de mayo
de 1956)
[«Esta
actitud la intentan justificar con la gran contribución hecha durante la guerra
y en el trabajo por la reconstrucción del país, añadiendo que no tienen ninguna
profesión o aduciendo deficiencias físicas inexistentes, etc. Pero, en
realidad, esta actitud no refleja nada más que los restos de la vieja moral que
aún existen en estos camaradas, su actitud de desprecio por el trabajo. Nuestro
partido debe combatir enérgicamente este tipo de manifestaciones en los
comunistas». (Enver Hoxha, Informe presentado en el IIIº Congreso del Partido
del Trabajo de Albania, 25 de mayo de 1956) - Anotación de Bitácora (M-L)]
Se
tomaron medidas para transferir a tantos comunistas como fuera posible de la
administración a la producción. Véase la obra de Peter Prifti: «El socialismo
albanés desde 1944» de 1978.
Así
mismo se recalcó:
«En nuestro país, el trabajo es
una actividad de honor, de gloria y de heroísmo, y esto antes que nadie lo
deben comprender los comunistas. Para el comunista el sitio más adecuado es el
frente de lucha, allí donde se determina el destino de la aplicación de la
política del partido. Ayer, en la lucha de liberación, el puesto del comunista
era aquel donde mayor fuera el peligro, al frente de los compañeros. Durante esta
lucha, los comunistas cumplieron con honor su deber y, con su ejemplo heroico,
transmitieron audacia y valor a todos los combatientes. Ahora, el frente de
lucha, el lugar principal donde el comunista debe estar, es en el frente de la
producción. (...) El incesante fortalecimiento de la economía del país y,
consiguientemente, la intensificación del trabajo en la producción, exigen que
en esto se concentren las principales fuerzas del partido. Las organizaciones
del partido deben alcanzar inevitablemente este objetivo». (Enver Hoxha,
Informe presentado en el IIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 25
de mayo de 1956)
Además,
Enver Hoxha hizo hincapié en la importancia de la composición de clase dentro
del partido, para que éste no degenere en una casta privilegiada separada de
las masas:
«En nuestro país existen todas
las posibilidades para consolidar continuamente la composición del partido,
porque ya contamos con una industria de suficiente amplitud. Para el partido es
vital la ampliación de sus filas con elementos procedentes del seno de la clase
obrera. Pero algunos comités y organizaciones del partido no abordan con la
seriedad requerida el problema de la preparación de los miembros de la clase
obrera para su admisión en el partido, sino que, por el contrario, muchas veces
ceden a las presiones de los oficinistas y se dejan engañar por las apariencias
y por su facilidad para las frases hechas en cuya rápida y correcta formulación
son verdaderos profesionales. Las organizaciones del partido deben comprender
bien que ha llegado el momento de aumentar de manera más notable el porcentaje
de obreros en los efectivos del partido y preocuparse más de prepararles para
una actividad concreta. Ciertamente esto no significa que no debamos abrir sin
ningún requisito las puertas del partido a todos los obreros que deseen
ingresar en él. Las admisiones en el partido se realizan siempre de manera
individual y después de un cuidadoso análisis de la capacidad de cada persona.
(...) Pero es necesario tener en cuenta que la inmensa mayoría de ingresos en
el partido, la deben constituir los obreros y, con el fin de cortar el camino a
la penetración de burócratas, las organizaciones del partido deben aumentar aún
más las exigencias en relación a los empleados, los campesinos medios y demás
que desean ser admitidos por el partido». (Enver Hoxha, Informe presentado en
el IIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 25 de mayo de 1956)
Después
del IIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, celebrado durante 1956,
este defecto relacionado con el reclutamiento de miembros que trabajaban en la
administración en vez de los que trabajaban en la producción fue solucionado,
el defecto se corrigió y los porcentajes se invirtieron; en el VIIº Congreso
del Partido del Trabajo de Albania de 1976, el porcentaje de los militantes que
se encontraban en la administración disminuyó del 45% al 32%, mientras que los
que trabajaban en la producción componían más del 66% del total de miembros del
partido. Véase la obra de Peter Prifti: «El socialismo albanés desde 1944» de
1978.
Con
la aplicación del Segundo Plan Quinquenal en 1955, los altos salarios que el
Estado había estado pagando a los especialistas, y que Enver Hoxha los
describía como parásitos e inadmisibles por estar tan por encima de los
salarios de las masas obreras, fueron anulados. Durante los últimos años del
Primer Plan Quinquenal, todo el aparato administrativo en Albania se redujo al
mínimo. Esto se hizo en parte como una medida económica, para poner más dinero
en la producción, pero también tenía un significado político. El Partido del Trabajo
de Albania hizo hincapié en que:
«Nuestros aparatos, deben ser
lo más simples y eficaces posibles, deben estar basados firmemente en las
masas, y acorde a ello elaborar activamente toda la actividad estatal. Debemos
tener el menor número posible de personas en nómina, no solo y simplemente por
razones económicas por tener un aparato más económico, sino sobre todo para
preservar y fortalecer el carácter democrático del poder del pueblo, para poder
poner en práctica la gran principio de que el poder del Estado en nuestro país
procede de las masas del pueblo y pertenece a ellas, y que por lo tanto no
podrá llevar a cabo ninguna actividad sospechosa sin la participación amplia y
directa de las propias masas obreras». (Albania Today; #4, 1975)
Todas
estas medidas, por supuesto, no impidieron de raíz la proliferación de
desviaciones burocráticas, pero hicieron un gran trabajo de prevención, que
también ayudaban a localizar dichas desviaciones más fácilmente. Al parecer,
las campañas populares, intensivas y masivas contra la burocracia y la
ideología burguesa y feudal que se pusieron en marcha en Albania después del Vº
Congreso del Partido del Trabajo de Albania de 1966, no se habían desarrollado
con tanto énfasis durante la década de 1950. Sin embargo, como ya hemos
expresado, siempre se subrayó la lucha contra la burocracia, desarrollando una
lucha ideológica y política coherente donde se trató de involucrar a las masas
directamente en el gobierno del país a través de los consejos populares, los
sindicatos y otras organizaciones de masas. El Partido del Trabajo de Albania decía
que solo fue capaz de sacar las conclusiones que hizo durante la década de 1960
sobre la lucha contra la burocracia como resultado de analizar con tiempo la
experiencia negativa de la Unión Soviética que degeneró en la creación de un
estrato burgués de burócratas. Sin embargo, el Partido del Trabajo de Albania
decía:
«Incluso en los primeros años
posteriores a la liberación, cuando nuestra experiencia en la gestión del
Estado se encontraba todavía en su etapa primaria, y cuando los fenómenos
negativos que se produjeron posteriormente en la Unión Soviética y los demás
países ex socialistas no se podían ni siquiera imaginar, el Partido del Trabajo
de Albania ya explicaba a los comunistas y a todas las clases trabajadoras la
necesidad de una lucha eficaz contra las distorsiones burocráticas. Aunque
nuestro partido era joven y carecía de la experiencia necesaria, nuestro
partido, siendo un genuino partido marxista-leninista y basándose en esta
doctrina y gracias también a su instinto revolucionario, no permitió que
ciertos fenómenos echaran raíces en nuestro país, fenómenos que, en otros
países, arrastró a la creación de castas privilegiadas, invistiendo por ejemplo
un poder ilimitado que llevo a separar a los diferentes Partidos hermanos de la
masas de obreros a través de todo un sistema de sueldos varias veces superiores
a los de los obreros comunes». (Albania Today; #5, 1975)
La
lucha contra el revisionismo soviético
En
1953, Iósif Stalin, el líder del pueblo soviético durante tres décadas, falleció.
Después de su muerte, los líderes revisionistas dentro del Partido Comunista de
la Unión Soviética, que ya tenía un considerable poder, maniobraron rápidamente
para obtener el control total del partido, persiguiendo su curso oportunista ya
iniciado. Nikita Jruschov, el líder revisionista soviético, empezó sus
maniobras antimarxistas «rehabilitando» a la camarilla revisionista de Tito en
1954, a la vez que empezaba a extender los puntos de vista burgueses y
revisionistas sobre los partidos comunistas del mundo.
Las
acciones de Jruschov sobre Albania se
basaban en animar a los oportunistas dentro del Partido del Trabajo de Albania
a intensificar sus actividades. En 1955 Bedri Spahui y Tuk Jakova –que había
habían sido expulsado del Buró Político del Comité Central en 1951 pero
mantenido en el Comité Central–llamaron a una «democratización» de Albania y se
quejaron de la lucha contra el reaccionario clero católico y otros
oportunistas, aludiendo que en Albania se les había tratado de modo severo,
sectario e injusto. Afirmaron que las tensiones, tanto a nivel internacional
como interno, estaban disminuyendo y por lo tanto el régimen debía de ser más
«democrático», mientras arengaban a los demás miembros del partido a reemplazar
a los líderes, pues estos dos, opinaban que estos líderes eran demasiado duros
y sectarios. Sin embargo, pese a sus esfuerzos no fueron capaces de dividir el
Comité Central mediante este ataque, y ambos fueron expulsados del Comité Central
del Partido del Trabajo de Albania, Bedri Spahui finalmente, fue directamente
expulsado del partido.
[Una muestra de las desviaciones de Bedri
Spahui:
«Las
tesis revisionistas de Tuk Jakova encontraran la adhesión de Bedri Spahiu. A lo
largo de su vida de miembro del partido, Bedri Spahiu fue muchas veces
criticado por su acentuado oportunismo y por graves errores en su actividad. Y
las veces que se encontraba frente al peligro de ser desenmascarado, pedía «voluntariamente»
retirarse de la dirección del partido con el fin de ocultar las culpas que
pesaban sobre él. Había alimentado siempre un nacionalismo burgués y apoyaba en
forma tácita el camino oportunista y liquidacionista preconizado por Sejfulla
Malëshova e Ymer Dishnica. Bedri Spahiu era también contrario a la política del
partido relativa a las clases y a la lucha de clases, había cedida frente a la
presión de la burguesía y demandaba la extinción de la lucha de clases. Tal
como Tuk Jakova, estaba por la revisión de la línea general del partido, por la
sustitución de su dirección por otra, antimarxista, que debía estar encabezada
por Tuk Jakova e integrada por otros elementos hostiles al partido». (Partido
del Trabajo de Albania; Historia del Partido del Trabajo de Albania, 1980)
Y de las de Tuk Jakova:
«Tuk
Jakova no se había despojado de algunos rasgos negativos heredados del tiempo
de los grupos comunistas, tales como el localismo, la ambición y la indulgencia
pequeño burguesa para con el enemigo. Toda su actividad como comunista había
estado impregnada siempre de un profundo oportunismo, de falta de vigilancia
revolucionaria, de negligencia en el cumplimiento de las tareas y de
indiferencia por elevar su nivel ideológico. (...) Después del Iº Congreso
de 1948, como anteriormente, Tuk Jakova cedió a la presión de la burguesía, y,
con su actitud oportunista hacia el enemigo de clase, perjudicó gravemente la
actividad del partido. Para él, la lucha de clases iba hacia su extinción. A su
parecer, ningún peligro proveniente de los imperialistas norteamericanos y de
los revisionistas yugoslavos amenazaba a la República Popular de Albania.
Incitaba mediante diversas formas la práctica de una política moderada para con
los kulaks. Intervenía en los órganos del Estado en favor de los elementos
enemigos para hacer que se los liberasen de la prisión, subestimaba enteramente
la actividad hostil del clero reaccionario católico y lo apoyaba en toda forma.
Tuk Jakova estaba en oposición al programa económico del partido, que daba
prioridad al desarrollo de la industria pesada y en particular, a la industria
minera, y se expresaba sobre todo contra las inversiones en la industria
petrolera. Estimaba que el plan económico, en algunas ramas, se apartaba de la
realidad. Su actitud oportunista y derrotista había entorpecido el trabajo de
las organizaciones del partido y de las masas por la realización del plan del
Estado». (Partido del Trabajo de Albania; Historia del Partido del
Trabajo de Albania, 1980) - Anotación de Bitácora (M-L)]
En
febrero de 1956, el Partido Comunista de la Unión Soviética celebró su XXº
Congreso, donde Jruschov y su camarilla lanzaron un ataque contra todos los
aspectos que componían y actualmente componen los pilares del
marxismo-leninismo, siendo remplazados estos por la promoción de los conceptos
revisionistas como la transición pacífica al socialismo, la coexistencia
pacífica con el imperialismo, la extinción de la lucha de clases en los Estados
socialistas, etc. Después del XXº Congreso, el partido soviético presionó cada
vez más sobre los demás partidos comunistas en el poder, con el objetivo que
estos siguieran sí o sí sus pasos, llevando a cabo también las correspondientes
«reformas económicas» y la «descentralización», prioridades que formaban parte
de su programa de restauración capitalista. Exigió que estos partidos bajaran
el tono o eliminaran directamente sus luchas contra el oportunismo de derecha,
se exigió que se rehabilitaran a los titoistas y otros oportunistas, y se
permitió la libre difusión de la ideología burguesa y revisionista. Todo esto
se hizo bajo las consignas de «democratización», de la lucha contra la
«burocracia», de corrección de los errores producidos por el periodo del
«sectarismo» y del «stalinismo».
Esta
intensa campaña como decimos, tocó de lleno a muchos de los más importantes y
respetados partidos comunistas, aunque ese prestigió no evito la venida del
jruschovismo, como tendencia revisionista que acabaría abanderando todos esos
viejos partidos. Es indiscutible el papel jruschovismo como rama principal del
revisionismo en el correspondiente desorden y confusión ideológica de todos
esos partidos en los años siguientes. También esta nueva oleada puso en marcha
de nuevo y a veces incluso subiéndolos a la poltrona, a todos los elementos
derechistas de estos partidos, a los cuales se les dio un gran estímulo por la
degeneración revisionista del partido soviético, así como muchas veces por la
propia asistencia directa y adrede de la dirección de los partidos de la Unión
Soviética y Yugoslavia –por no hablar de los imperialistas–.
En
abril de 1956, dos meses después del XXº Congreso del Partido Comunista de la Unión
Soviética, un número de miembros derechistas del Partido del Trabajo de Albania
lanzó un ataque sobre la historia y la dirección del Partido del Trabajo de Albania
en una conferencia de la rama del partido en Tirana. El Buró Político del
partido intervino rápidamente y exhortó a los miembros del partido a aumentar
su vigilancia contra el revisionismo y mejorar su trabajo en la popularización
del marxismo-leninismo y la línea del Partido en las masas populares:
«El Buró Provisional del Comité
del partido de la ciudad de Tirana había caído en un profundo sopor, y no
estaba en absoluto al corriente de estas actividades hostiles que tenían lugar
a sus espaldas. Y ello debido a que su trabajo llevaba el sello de un acentuado
burocratismo, de un marcado sentimiento de autosatisfacción, de un espíritu de
justificación, de compadrazgo y de una total ausencia de crítica y de
autocrítica bolcheviques. (...) Las organizaciones del partido deben estar
vigilantes y castigar todo abuso de la democracia interna contra los intereses
del partido. Reforzar el trabajo de educación ideológica de los miembros del
partido, su formación comunista, y luchar contra las corrompidas
manifestaciones del liberalismo burgués, contra los residuos pequeño burgueses,
contra los síntomas de envanecimiento, etc». (Enver Hoxha; Enseñanzas que
debemos sacar de la conferencia del partido en la cuidad de Tirana, 21 de abril
de 1956)
También,
sacando lecciones del incidente el Tirana, se decía lo siguiente en cuanto a
las deficiencias del partido a la hora de tratar con la base del partido y
constituir una sólida formación para sus miembros:
«La primera cuestión que debe
preocuparnos es el hecho de que la base del partido no esté suficientemente
informada por el aparato del Comité Central, ni por los inspectores ni por los
instructores, etc., ni tampoco por los comités del partido. No es justo decir
que la base no tiene preguntas que plantear. No tiene preguntas tendenciosas
que plantear, ciertamente, pero sí preguntas que exigen esclarecimiento. Si no
las hubiese, esto debería hacernos pensar o bien que hemos cumplido
«perfectamente» con nuestras tareas, o bien que el partido se ha adormecido.
Hay contradicciones que originan el desarrollo; se lucha para superarlas pero
la práctica hace surgir otras. La misma vida prueba que la base tiene preguntas
que plantear, ya que en ella se manifiestan también ideas contradictorias,
necesita aclaraciones. Pero el partido no realiza como es debido este trabajo
de esclarecimiento, ni a través de su aparato, ni por medio de la prensa o de
la propaganda». (Enver Hoxha; No relajemos jamás nuestra vigilancia frente a
las tentativas, esfuerzos y métodos sutiles del enemigo, 26 de abril de 1956)
En
la primavera de 1956 se convocó una reunión extraordinaria del Comité Central
del Partido del Trabajo de Albania, en esta reunión se reafirmó la línea
general del partido, y se votó para resistir a las exigencias de los
revisionistas soviéticos y titoistas para que los revisionistas albaneses
fueran rehabilitados. Sobre esta base, en mayo de 1956, se celebró el IIIº
Congreso de la Partido del Trabajo de Albania. El informe de Enver Hoxha a este
congreso expuso en detalle la línea del Partido del Trabajo de Albania sobre la
situación internacional, así como la construcción del socialismo en Albania,
una línea que estaba en oposición a las nuevas tesis promulgadas en el XXº
Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, aunque en este Congreso
del Partido del Trabajo de Albania aún no se enfrentó abiertamente a la línea
soviética, aunque si a las tesis abiertas por el XXº Congreso como decimos.
Durante
el resto de 1956, las relaciones entre los partidos soviéticos y albaneses se
deterioraron, sobre todo después de la reunión entre Nikita Jruschov por parte
soviética, y Mehmet Shehu y Enver Hoxha por la albanesa, en diciembre de ese
año. El Partido del Trabajo de Albania atribuyó los hechos
contrarrevolucionarios en Hungría y Polonia durante octubre y noviembre de 1956
a las actividades vacilantes y traidoras de los partidos de la Unión Soviética
y Yugoslavia.
En
febrero de 1957, en un informe memorable, Enver Hoxha hizo una declaración
importante de la posición de Albania, la cual se situaba en una posición de
franca defensa estoica del ideal marxista-leninista, oponiéndose a la tesis del
revisionismo moderno en cuanto a la construcción socialista:
«El marxismo-leninismo enseña
que, a pesar de que son invariables las características y leyes generales
esenciales del tránsito al socialismo, las formas, los métodos y los ritmos de
este tránsito pueden presentar en los diversos países diferencias determinadas
por las condiciones concretas de su desarrollo. Aferrándose a este hecho, los
revisionistas, bajo las consignas del «socialismo específico y nacional», se
empeñan en apartarnos de la vía general marxista-leninista de la construcción
del socialismo y privarnos de la experiencia de la Unión Soviética. El marxismo
enseña que las cuestiones fundamentales de la construcción del socialismo son
comunes a todos, que las leyes de desarrollo de la sociedad no conocen fronteras.
La experiencia histórica indica que estas cuestiones comunes son: la dictadura
del proletariado o dicho de otra manera, la instauración del poder político de
la clase obrera bajo la dirección del partido marxista-leninista, el
fortalecimiento por todos los medios de la alianza de la clase obrera con el
campesinado y otras capas trabajadoras; la liquidación de la propiedad
capitalista y la instauración de la propiedad socialista sobre los principales
medios de producción; la organización socialista de la agricultura y el
desarrollo planificado de la economía; la función de guía de la teoría
revolucionaria marxista-leninista y la defensa resuelta de las conquistas de la
revolución socialista contra los atentados de las viejas clases explotadoras y
de los Estados imperialistas». (Enver Hoxha; Sobre la situación internacional y
las tareas del Partido, 13 de febrero de 1957)
Además,
puntualizó sobre la teoría marxista de la lucha de clases:
«El marxismo-leninismo nos
enseña que en el período de transición la lucha de clases es inevitable. Esta
lucha de clases es una realidad objetiva, que se relaciona con la existencia de
las clases explotadoras o de sus restos, con la existencia de los agentes del
imperialismo, con la existencia de un vasto sector de pequeños productores, con
la existencia de las supervivencias del capitalismo en la conciencia de los
hombres, y, por último, con la misma existencia del imperialismo, es decir, de
la lucha de clases a escala internacional. (...) Sin embargo resulta que
después del XXº Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, los
elementos oportunistas y liberales en algunos países comprendieron de manera
dogmática y oportunista el problema de la lucha de clases. Esto dio lugar a que
se relajara la vigilancia que favoreció a los enemigos del socialismo en los
países donde estos puntos de vista no fueron combatidos oportunamente. Nuestro
partido ha comprendido y ha enfocado correctamente el problema de la lucha de
clases. El Comité Central y las organizaciones del partido combatieron a tiempo
las manifestaciones oportunistas de algunos elementos vacilantes. Nuestro
partido ha planteado correctamente que la tendencia al debilitamiento de los
enemigos internos de la clase obrera, paralelamente al acrecentamiento de
nuestras fuerzas, no tiene nada en común con los puntos de vista oportunistas
que niegan la lucha de clases, con los puntos de vista hostiles de tipo
bujarinista que consideran el período de la construcción del socialismo como un
período de «paz y armonía» entre las clases, como un período de «equilibrio
estable», en el que desaparece la lucha de clases. El Comité Central ha
explicado que en este período la lucha de clases no se desarrolla siempre en
línea recta, tiene sus virajes y zigzags, y la mejor confirmación de esto son
los acontecimientos de los últimos años: la provocación de Berlín en 1953, la
de Poznan en 1956 y sobre todo la contrarrevolución fascista en Hungría».
(Enver Hoxha; Sobre la situación internacional y las tareas del partido, 13 de
febrero de 1957)
También
defendió la visión marxista de la planificación centralizada en el socialismo,
en oposición a las tesis del «socialismo de mercado» y demás medidas de
descentralización de los revisionistas:
«La dirección centralizada de
la economía es una necesidad objetiva engendrada por el ascenso de la gran
producción industrial. Esta forma de dirección es con mayor razón una necesidad
objetiva en la economía socialista, que se basa en la propiedad común sobre los
medios de producción y donde actúa la ley objetiva del desarrollo proporcional
y planificado de la economía. El centralismo democrático ha resistido la prueba
de la práctica. El nivel de desarrollo económico alcanzado en la Unión
Soviética y las Democracias Populares es resultado de la dirección planificada
de la economía por parte del Estado. Si la dirección centralizada de la
economía no se combina con la democracia, engendra deformaciones burocráticas y
reprime la iniciativa local. Pero de ello no puede deducirse la conclusión que
saca Kardelj de que debe renunciarse al papel dirigente del Estado socialista
en la economía nacional. La descentralización que preconizan los dirigentes
yugoslavos niega el papel dirigente del partido y de la dictadura del
proletariado encierra en sí misma el peligro de la espontaneidad y de la
anarquía de mercado, socava la planificación de la economía y acentúa la
diferenciación entre las clases. Esto lo confirma la realidad yugoslava». (Enver
Hoxha; Sobre la situación internacional y las tareas del partido, 13 de febrero
de 1957)
Y
resumió sobre la línea seguida durante estos años por el Partido del Trabajo de
Albania:
«La justa posición adoptada por
nuestro partido y la actitud justa y firme de nuestro pueblo en estos momentos
constituyen una gran victoria, motivo de alegría tanto para nosotros, como para
todos nuestros amigos. El nuestro es un partido relativamente joven y de un
nivel cultural y teórico no muy elevado. El partido ha cometido algunas veces
errores concretos, como por ejemplo, sobre cuestiones económicas, y errores de
esta naturaleza pueden producirse también en el futuro. Pero los diversos
desviacionistas no han logrado apartarlo de su vía, han sido desenmascarados
rápidamente y combatidos con firmeza. En las cuestiones esenciales, como las de
la defensa del marxismo-leninismo, de la Unión Soviética, del campo socialista,
de los intereses de las masas trabajadoras y de la independencia de nuestro
país, y en la lucha contra los enemigos, jamás nos hemos equivocado ni nos
equivocaremos. Y esto lo debemos a nuestra infinita fidelidad al
marxismo-leninismo, a la unidad de acero de nuestro partido». (Enver Hoxha;
Sobre la situación internacional y las tareas del partido, 13 de febrero de 1957)
Este
discurso no solo representó un fuerte ataque a la línea de todos los
revisionistas modernos, sino que forma parte también de un resumen conciso de
la línea de la Partido del Trabajo de Albania en la construcción socialista». (Jim Washington; El socialismo no puede construirse en alianza con la burguesía, 1980
No hay comentarios:
Publicar un comentario
«¡Pedimos que se evite el insulto y el subjetivismo!»