jueves, 24 de diciembre de 2015

La crítica de la rumana Anna Pauker a las desviaciones franco-italianas de los años 40

Anna Pauker en una escena de los años 40

«El siguiente miembro en pronunciarse en la séptima sesión fue Anna Pauker en representación del Partido Comunista Rumano. Se procedió a un informe de similar naturaleza al que había realizado el yugoslavo Milovan Đilas: análisis más profundos sobre temas concretos donde esta figura creía que debían darse un serio repaso a las actividades y posiciones que mantenía el Partido Comunista Francés.

La delegada rumana empezó relatando donde veía las razones del vigoroso crecimiento de los partidos comunistas durante la Segunda Guerra Mundial y al término de ella:

«La influencia que los comunistas han ganado en muchos países se debe a que los pueblos ven en los comunistas a personas que dicen la verdad, incluso si esta verdad es amarga. El Partido Comunista Francés es un ejemplo. En el momento de los Acuerdos de Múnich de 1938, fueron los únicos que expusieron tal acuerdo. Cuando los socialdemócratas de ciertos países maliciosamente calumniaron a la Unión Soviética, los partidos comunistas, incluso en países donde reinaba el terror, explicaron con valentía a sus pueblos que la Unión Soviética era su verdadera amiga. Otra razón de porqué la influencia de los partidos comunistas se ha fortalecido es su lucha contra los ocupantes y los colaboracionistas, su fe en las fuerzas populares. Y, finalmente, los partidos comunistas se han hecho más fuertes porque son hermanos del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética, el partido que conduce el país donde se está construyendo el socialismo y ha salvado a la humanidad de la esclavitud hitleriana. Todos estos factores trabajan en favor no solo de partidos como el Partido Comunista de Yugoslavia sino también de los partidos comunistas como el de Francia, Italia y otros países». (Anna Pauker; Informe en la Iº Conferencia de la Kominform, 25 de septiembre de 1947)

Se enjuició que el Partido Comunista Francés (PCF) no aprovechara las lecciones que el mismo pueblo había aprendido sobre las amenazas de su libertad, para denunciar los planes del imperialismo estadounidense y sus sirvientes franceses. De igual modo señalaba que los franceses practicaban las tácticas de frente poniendo ilusiones en lo que hicieran o dijeran sus dirigentes sobradamente conocidos por sus traiciones y no en el trabajo con la militancia de base. Del mismo modo expresó que los comunistas franceses e italianos parecían no querer ver lo que ya habían entendido sus enemigos nacionales e internacionales, esto era: que el avance al socialismo en toda Europa hacía que la cuestión de los comunistas en se tomara como una cuestión seria en la que utilizarían todo tipo de herramientas para impedir que tomaran el poder e incluso ilegalizar sus formaciones:

«Las grandes masas de estos países se han reunido en torno a los partidos comunistas porque esperaban que la lucha del pueblo dirigida por los comunistas ayudaría a los pueblos a evitar los horrores de otra guerra. Los pueblos han aprendido a odiar a sus agresores. Y el rostro agresivo del imperialismo estadounidense ahora es claramente evidente. El Partido Comunista Francés tenía la posibilidad de elevar a todo el pueblo contra el imperialismo estadounidense. Tenía la posibilidad de demostrar que Paul Ramadier era un colaboracionista de los Estados Unidos. ¿Era realmente necesario esperar a unas cuantas elecciones más para demostrar esto? El camarada Jacques Duclos quiso animarnos diciendo que el socialista Guy Mollet repitió alguna de las propuestas del PCF en un discurso suyo. Era necesario mostrar al pueblo, a los militantes de base socialdemócratas, que los Guy Mollet, León Blum, se oponen a los intereses del pueblo. Entonces la mayoría de personas, incluyendo a muchos socialdemócratas, habrían visto el verdadero rostro de Mollet, y luego tal vez, Mollet se habría visto obligado a usar un lenguaje diferente. Jacques Duclos dijo que Charles De Gaulle está preparando grupos armados con el fin de llevar a cabo provocaciones contra los comunistas. Me parece que los imperialistas estadounidenses y el mismo De Gaulle han analizado mejor el curso de los acontecimientos que algunos de nuestros camaradas. Los imperialistas estadounidenses ven que en el Este hay un movimiento hacia el socialismo y que en Francia, también, podría tomarse ese camino. Esto significa que el asunto es más grave que una disputa sobre unos sillones ministeriales, y los imperialistas y De Gaulle entienden esto muy bien. También vemos que en Italia el asunto no se limita a la expulsión de los comunistas del gobierno, sino que están tratando de sofocar al partido en dicho país. En tal situación, no podemos quedarnos atrás con la excusa de que no queremos aislarlos de las masas. Los camaradas franceses se llaman a sí mismos «un partido de gobierno». ¡Pero lo cierto es que un partido comunista no puede seguir formando parte de un gobierno bajo cualquier condición!». (Anna Pauker; Informe en la Iº Conferencia de la Kominform, 25 de septiembre de 1947)

Enver Hoxha, al examinar la historia del movimiento marxista-leninista, registró qué partidos comunistas comprendieron realmente las directivas del VIIº Congreso de la Komintern de 1935 sobre las tácticas de frente antifascista, los posibles gobiernos de frente antifascista que surgirían y que servirían como puente para la lucha por el socialismo, o la cuestión de la creación de los Estados de democracia popular y las tareas de los partidos, así mismo señaló qué partidos se durmieron en los laureles o simplemente no comprendieron o no quisieron comprender las directivas de la Komintern para el periodo de la Segunda Guerra Mundial y la posguerra:

«En los países de la Europa Oriental, los partidos comunistas supieron ligar las tareas de la lucha por la independencia y la democracia a la lucha por el socialismo. Elaboraron y aplicaron una política que condujo a la instauración de los regímenes de democracia popular. En cambio, los partidos comunistas de Europa Occidental no se mostraron capaces de aprovechar las situaciones favorables que habían creado la Segunda Guerra Mundial y la victoria sobre el fascismo. Esto demostraba que no habían comprendido ni aplicado debidamente las orientaciones del VIIº Congreso de la Komintern –Internacional Comunista–, el congreso fue sostenido del 25 de julio al 21 de agosto de 1935. Este congreso sustentaba que, al oponerse y combatir al fascismo, se irían creando en condiciones determinadas también las posibilidades de formar gobiernos de frente único, totalmente diferentes de los gobiernos socialdemócratas. Aquéllos debían servir para pasar de la etapa de la guerra contra el fascismo a la etapa de la lucha por la democracia y el socialismo. Pero en Francia y en Italia la guerra contra el fascismo no condujo a la creación de gobiernos del tipo que propugnaba la Komintern. Acabada la guerra, en esos países asumieron el poder gobiernos de tipo burgués. La participación de los comunistas en los mismos no cambió su carácter. Tampoco el Partido Comunista Francés –que en general hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial siguió una línea correcta–, logró corregir y superar los errores, deficiencias y desviaciones que se habían manifestado acerca de determinados problemas, y que entre otros motivos surgían por falta de análisis realistas de las situaciones internas y externas». (Enver Hoxha; Eurocomunismo es anticomunismo, 1980)

Los errores de los partidos comunistas en Francia e Italia tuvieron para lecciones para cada bando antagónico conforme avanzaban los meses y años en la posguerra. Viéndolo desde el lado del proletariado, las lecciones a extraer eran muchas y la autocrítica necesaria. Para los partidos comunistas del Este de Europa, como Anna Pauker relataba, las maniobras de las burguesías nacionales en concubinato con el imperialismo estadounidense, en  países como Francia e Italia, eran una prueba inequívoca de que o se movilizaba al pueblo contra el imperialismo estadounidense, su injerencia, y la de sus agentes, o los comunistas serían echados en breve del poder en aquellos países y que las republicas de democracia popular elaboradas a precio de sangre y sacrifico desde la guerra tornarían a repúblicas ordinarias democrático-burguesas, y sus conquistas revolucionarias tiradas por el barranco. Las propias jornadas en Hungría de 1947 contra los partidos reaccionarios evidenciaban que la mala praxis francesa e italiana y sus resultados servía de estímulo a otros partidos comunistas. Anna Pauker señalaba además la actitud cínica de los franceses e italianos tras su expulsión del gobierno, como expulsiones incluso de mutuo acuerdo, cuando la realidad era que la reacción y sus partidos les había atacado por sorpresa a exigencia de los imperialistas estadounidenses, y ellos en cambio no habían reaccionado movilizando a la militancia y a las masas como deberían, como si hicieron otros partidos como el griego cuando vieron las maniobras de la burguesía nacional a instancias de la injerencia estadounidense:

«Hemos percibido los acontecimientos en Francia e Italia como una señal de alarma. Que la reacción que ayer alcanzó a Francia e Italia, está tratando de alcanzar hoy a Hungría, que mañana se tratará de alcanzar igualmente a Checoslovaquia y el día siguiente a Rumanía. Esta señal de alarma nos ha obligado a movilizar a todas las fuerzas para resistir los ataques de la reacción. Pero en Francia e Italia, todo el pueblo no se elevó de sus pies cuando los comunistas fueron expulsados del gobierno. Por otra parte, nuestros camaradas, en una especie de sensación de falsa dignidad, afirman que dejaron voluntariamente tal gobierno momentáneamente». (Anna Pauker; Informe en la Iº Conferencia de la Kominform, 25 de septiembre de 1947)

martes, 22 de diciembre de 2015

La bajada de brazos final del MAP-ML; Equipo de Bitácora (M-L), 2015


Pintada del MAP-ML; Masaya, 1986

«En la explosión de las masas trabajadoras en contra de la envestida neoliberal de los 90, es preciso recordar el papel jugado por el Movimiento de Acción Popular Marxista-Leninista (MAP-ML) desde el triunfo hasta ese momento. Como ya afirmamos: al parecer los marxistas-leninistas del MAP-ML no ejercieron un correcto trabajo en las tácticas de frente que les llevó a su aislamiento de las masas trabajadoras, lo que sumado a un trabajo excesivamente confiado en la lucha legal, hizo que cuando el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) decidiera aplastarlos desde los primeros meses de gobierno –los miembros del MAP-ML fueran perseguidos, reprimidos, y encarcelados– no estuvieran preparados para confrontarlo. Esta envestida concluiría varios años después con la «domesticación» de la organización que finalmente se incorpora al juego electoralista diseñado por el FSLN, sus aliados y sus nuevos adversarios opositores. Esto supuso:

1) Que no se extrajeron, y corrigieron, los errores cometidos tanto desde 1972 a 1979, como de 1979 hasta la pérdida del poder del FSLN en 1990 y las protestas sociales, por lo que se siguieron acumulando errores, agudizándose los viejos, y tomando como normales los nuevos que salían al frente. Como se sabe históricamente, la no corrección de las desviaciones deriva en la pronta degeneración del partido;

2) Algunos militantes y simpatizantes del MAP-ML durante los años de confusión de los 90 estuvieron influenciados por algunas teorías claudicadoras: como la teorías del «mal menor» de que era mejor una alianza y un gobierno sandinista-socialdemócrata del FSLN que un gobierno neoliberal de la UNO; que «no es momento de criticar al FSLN pues solo llevaría agua al molino del enemigo» es decir al gobierno de la ONU; que «se puede trabajar en el FSLN e incluso reconducirlo» cuando como en cualquier otro partido revisionista la militancia dura el tiempo que tardes en hacer pública la crítica a su dirigencia o el tiempo en que la crítica clandestina sea denunciada por algún cuadro ante la dirigencia; que «la izquierda se tiene que unir para echar al somocismo y neoliberalismo» olvidando de un plumazo el carácter reaccionario demostrado por el FSLN en sus años de gobierno y el brutal trato dado al MAP-ML. Esta forma de pensar eran abiertamente antimarxistas, borraba la independencia del partido y por ende de la clase obrera. Poco a poco, con el partido en horas bajas, bajo la desilusión de ver que no se avanzaba y que el empujón neoliberal atrapaba al país, muchos empezaron a ser seducidos por los cantos de sirena de estas teorías;

3) El total abandono de las luchas no legales, es decir las clandestinas, acoplándose al «juego democrático» del sistema democrático-burgués y sus trampas: que ya de por sí en cualquier sistema de este tipo es notable, en Nicaragua como vimos con temas como la ley electoral, o los requisitos para ser Presidente, si cabe son mayores. Esto hizo al partido una organización bajo control del sistema democrático burgués, y fácilmente predecible si alguna vez se le ocurría «pasarse de la raya» en sus reivindicaciones, denuncias o actos, como ya le pasó en los 80 con el gobierno de Ortega cuando aún el MAP-ML parecía mantener un espíritu revolucionario, combativo y honesto;

4) Pérdida de la iniciativa ante el revisionismo en el plano interior y también en el plano exterior: al no explicarse correctamente que los males del neoliberalismo no eran tan diferentes del «socialismo frentista», ni que ambos males nacían de las leyes de producción y distribución capitalistas, siendo por tanto ambos expresiones de un sistema económico-social donde la burguesía era la dominante, las masas se hicieron ilusiones por uno y otro bando. No hubo un trabajo efectivo para explicar a los trabajadores los embustes de los neoliberales en el poder ni de los revisionistas sandinistas con sus nuevas promesas de socialismo, tampoco se supo explicar el carácter y origen del Movimiento Renovador Sandinista (MRS) siendo pues una variante oportunista del FSLN, de hecho la influencia inicial del MRS entre cierta parte de la población es la prueba de que el MAP-ML no armó un buen trabajo en años anteriores contra la fracción más derechista del FSLN. Por otro lado en el marco exterior no se popularizó un certero análisis de la desmantelamiento de los Estados capitalistas-revisionistas como la Unión Soviética, RDA, Polonia o Yugoslavia, ni tampoco el carácter de los partidos revisionistas en el poder que en mayor o menor medida conservaron la fraseología marxista-leninista y la simbología marxista-leninista como Cuba, Vietnam, China, Corea del Norte, Siria, Libia, y otros;

5) El MAP-ML no cumplió con su papel subjetivo: tendría que haber sabido que debía esforzarse en crear una educación y consciencia empezando por los temas cotidianos, e incluso por temas fáciles y banales para que las masas populares se pudieran armar poco a poco con la herramienta científica de la clase, el marxismo-leninismo; para que así pudieran, cada vez con mayor independencia, realizar sus propios análisis y saber cómo actuar ante eventos de cada vez mayor envergadura, y como proceder para rechazar las mistificaciones de las distintas corrientes de la reacción. Esto hubiera dado a las masas populares una interpretación del mundo a transformar, de la situación y tareas en Nicaragua que si bien en sus inicios quizás no hubiera sido del todo precisa y pulida, al menos hubiera sido en líneas generales correcta, y cualquier deficiencia hubiera sido asumida por el partido de vanguardia proletaria que la hubiera corregido, ya que la vanguardia proletaria y su partido como destacamento de la clase más revolucionaria –como es la clase obrera– puede y debe estar en todo momento dispuesto y presente para resolver cualquier duda o corregir cualquier mala interpretación de los acontecimientos entre las masas populares en sus acciones justas y revolucionarias, manteniendo siempre a sus miembros al «pie del cañón» entre las masas trabajadoras y los acontecimientos nacionales. Pero desafortunadamente esto no lo comprendieron los líderes del MAP-ML, que por otro lado es uno de los puntos fundamentales que permite a un partido avanzar notablemente en su influencia y en la preparación para desencadenar la revolución. El MAP-ML por desgracia con su deficiente trabajo directamente permitió que los hombres y mujeres nicaragüenses, incluso en los momentos de mayor tensión social, fueran transformados bajo el marco de la democracia burguesa en «ovejas» que en momentos objetivos y propicios para la lucha, andaban a estímulo de los eslóganes de la reacción «orteguista», «ramirista», «chamorrista», de «no armar escándalo social», de no azuzar la «inestabilidad política y económica, y ayudar a conservar la mal llamada «reconciliación nacional de todos los nicaragüenses».

6) Indudablemente hubo una desmoralización de la organización provocada por el ascenso del revisionismo en la Albania socialista y su caída final en 1991; único país que desde 1972 había apoyado sin reservas sus luchas y objetivos sin pedirle a cambio renuncia a sus principios. ¿Acaso eso sirve como excusa para justificar la claudicación del MAP-ML? ¿Qué es lo que tenía que haber hecho el MAP-ML ante la caída de la Albania socialista? Para ello creemos que el mejor ejemplo es la contestación daba en 1979 por Ernst Aust, Secretario General del Partido Comunista de Alemania / Marxista-Leninista, cuando se hizo eco de las preguntas pesimistas como: ¿si la Unión Soviética de Lenin y Stalin ha sido usurpada por contrarrevolucionarios como Jruschov y Brézhnev y han restaurado el capitalismo, si ahora sabemos que países como China nunca han sido socialistas, quién nos garantiza que no caiga la Albania socialista? La única respuesta dada por el alemán fue que los marxista-leninistas alemanes no podían garantizar que los camaradas albaneses no sufrieran un revés similar, que sería un duro golpe de ser así, pero que el deber de los marxista-leninistas alemanes y de otros países era, pasara lo que pasara con Albania en el futuro, luchar por el socialismo y el comunismo en sus respectivos países, y que no había porque desesperarse pues la transición del capitalismo al socialismo no era cuestión de décadas como algunos creían, no fue así con el paso del feudalismo al capitalismo, sino durante siglos, y no podía ser de otra forma, de igual modo que no podíamos esperar que en el socialismo se diera una rapidísima erradicación de la cultura burguesa en las personas que vivieron en un sistema con una cultura asentada durante siglos, por tanto bajo las leyes del desarrollo, la lucha y la paciencia, todo llegaría. Y dejó la reflexión: ¿qué clase de comunistas seríamos sino pudiéramos influir y revertir estos picos de bajada de ánimo no ya en las masas sino entre nuestros propios militantes del partido?

En su conjunto, estos hechos provocaron que en el momento que se da la sublevación de las masas a inicio de la década del 90, el MAP-ML no hace presencia, no lucha por la hegemonía de esas luchas, y abandona a las masas en manos de la propaganda burguesa contrarrevolucionaria de la UNO y del FSLN que estimulaban a las masas a aceptar sin más la nueva realidad planteada por el juego electoral burgués.

Si vemos en perspectiva, el MAP-ML se enfrentó a una situación muy similar a la que se enfrentaron los bolcheviques rusos tras la revolución de 1905. No obstante, los revolucionarios rusos siguieron preparando el camino hacia el nuevo proceso revolucionario, realizaron el trabajo político-ideológico entre las masas trabajadoras, crecieron en militantes y simpatizantes, desenmascararon el carácter oportunistas de las tendencias burguesas anarquistas, reformistas y revisionistas, y de sus políticas; y es gracias a ese trabajo continuo legal y clandestino que se produjo la Revolución de Octubre de 1917, y se resolvió a favor de las fuerzas marxistas-leninistas. El MAP-ML en cambio, preso de sus errores de apostarlo todo por la lucha legal y el poco o nulo trabajo entre las masas que les condujo al aislamiento, se quedó sin ninguna posibilidad de conducir a las masas en un momento que se reunían nuevamente las condiciones objetivas y subjetivas para un proceso revolucionario, y que esta vez debía de ser de carácter proletario de una vez por todas». (Equipo de Bitácora (M-L); ¿Qué fue de la «Revolución Popular Sandinista»?: Un análisis de la historia del FSLN y sus procesos, 19 de julio del 2015)

Sobre los frentes

Activistas del Frente de Liberación Nacional de Argelia, 1962

«Sabemos que los frentes únicos nacionales y democráticos surgen durante el proceso de los movimientos revolucionarios de liberación nacional de los diferentes países coloniales y dependientes. Esto se revela como necesario porque las revoluciones democráticas y de liberación nacional tienen una base social más amplia. Existirán diferentes clases y fuerzas políticas interesadas en diversos grados en las tareas «comunes» de la lucha contra el imperialismo y por la liberación nacional y de democratización del país donde también pueden participar. Pero incluso cuando se trata de estos frentes, el marxismo-leninismo nos enseña que nunca debemos descuidar el análisis de clase de estas fuerzas de clase que participan en estos frentes ni subestimar la lucha de clases que se libra en su interior. En efecto las clases que participan en la revolución democrática nacional no están todas interesadas en el mismo grado en la profundización y amplitud del desarrollo del proceso, y bajo la representación de las «tareas comunes» surgen contradicciones y conflictos que marcan las diferencias de los intereses de cada clase». (‪‎Llambro Filo‬; La «vía no capitalista de desarrollo» y la «orientación socialista», «teorías» que sabotean la revolución y abren las vías a la expansión neocolonialista, 1985)

lunes, 21 de diciembre de 2015

A pesar de la influencia y los recursos con los que puedan contar los revisionistas, el deber de los marxista-leninistas es desenmascararlos con paciencia


«Otra misión de esta dirección de Relaciones Exteriores del Comité Central del Partido Comunista de China es, como ya he dicho antes, fabricar partidos prochinos autodenominados marxista-leninistas. Estos partidos son creados para dar la falsa impresión de que el Partido Comunista de China goza de un amplio apoyo entre el proletariado mundial. Estos partidos «marxista-leninistas», que brotan como hongos, como es lógico, gracias a los yuans de China cambiados en dólares, no son otra cosa que algunos grupúsculos que se dicen marxista-leninistas y que han sido bautizados por la dirección revisionista china.

Grupos o partidos de este género se crean cada día en diversos países del mundo. En Italia, por lo que sabemos, hay tres partidos prochinos, en Francia dos, en Bélgica uno, en Luxem- burgo uno, en Grecia no podemos decir con exactitud si sellan creado dos o tres partidos de este tipo, en los Estados Unidos de América fue creado uno, en Portugal uno, pero es posible que haya dos, en España asimismo se han creado tales grupos maoístas. En América Latina ocurre lo mismo.

En los países donde ya hay auténticos partidos marxista-leninistas, China fabrica esos pretendidos partidos comunistas marxista-leninistas para propagar las tesis revisionistas, antimarxistas y proimperialistas de la China de Mao Zedong, contra el marxismo-leninismo, contra nuestro partido y todos los demás partidos auténticamente marxista-leninistas.

Esta feroz corriente revisionista china se suma a la otra feroz corriente revisionista, la soviética. En esencia, ambas son idénticas y constituyen una gran fuerza, una fuerza colosal contra la revolución. Nosotros, los marxista-leninistas que militamos en los auténticos partidos comunistas marxista-leninistas, debemos enfrentar y desenmascarar esta furiosa corriente antimarxista, que utiliza todos los medios a su alcance para engañar al proletariado mundial con el objetivo de hacerle cesar su lucha, de conducirle a una «paz de clases» con su rabioso enemigo, el gran capitalismo mundial que le oprime. Esta es la labor que realizan los dos Estados socialimperialistas, el soviético y el chino, uno ya constituido y el otro en formación, pero que no se detendrá hasta conseguirlo.

No debemos perder de vista el hecho de que, en estas condiciones, la lucha contra los revisionistas chinos es inevitable y que si no es hoy será mañana que se convertirá en más abierta. A la estrategia capitulacionista capitalista y socialimperialista del revisionismo chino debemos oponer nuestra estrategia revolucionaria marxista-leninista. No debemos alimentar ninguna ilusión acerca de que los revisionistas chinos puedan corregirse, ni debemos tener la menor vacilación en lo que se refiere a nuestra actitud hacia ellos.

Naturalmente debemos agrupar nuestras fuerzas para librar batalla, encontrar el momento más oportuno para lanzar nuestros proyectiles y hacerlo, esto es indispensable, con la máxima eficacia, porque tenemos en frente a dos Estados poderosos desde cualquier punto de vista que se les mire, excepto en los aspectos ideológico y político. Estos dos grandes Estados económica y militarmente poderosos, pero política e ideológicamente débiles, no pueden hacernos nada, debido a que nuestra ideología marxista-leninista es una ideología infalible, y por eso desenmascararemos y venceremos a los enemigos. Si sabemos, como hasta ahora, utilizar debidamente y en el momento oportuno nuestra lucha contra los enemigos de la revolución, del proletariado y del socialismo, es seguro que venceremos.

Es evidente que la actual estrategia de China es contrarrevolucionaria y camina pareja y en alianza con la estrategia del imperialismo norteamericano. Así pues, el Partido del Trabajo de Albania y todos los demás partidos comunistas marxista-leninistas deben oponer a estas dos estrategias idénticas sus estrategias revolucionarias marxista-leninistas. El tiempo y las circunstancias nos indicarán los métodos y las formas de lucha que emplearemos. Debemos encontrar las tácticas más apropiadas, y las encontraremos, sabiendo que estas tácticas, a medida que pase el tiempo y que la lucha entre nosotros y nuestros enemigos se haga más encarnizada, dejarán de tener la prudencia que les caracteriza en la actualidad. Esta prudencia, en algunas de nuestras tácticas, es lógica y necesaria, ya que con nuestra lucha perseguimos dos objetivos: primero, desenmascarar al imperialismo norteamericano, al socialimperialismo soviético, a los revisionistas modernos chinos y a todos sus sostenedores; y segundo, aclarar en lo posible a los pueblos, al proletariado, a los comunistas, incluidos los comunistas honestos que militan en los partidos que han traicionado, a fin de que sigan el camino revolucionario, marxista-leninista. Jamás debemos olvidarnos de esto.

Ciertamente, nuestras ideas y concepciones revolucionarias no encontrarán la difusión que deseamos en todos esos países, porque, sobre todo en los Estados revisionistas se establecerá una censura fascista rigurosa y abyecta en contra de nuestras ideas, pero las ideas triunfantes del marxismo-leninismo no pueden ser encerradas entre cuatro muros. A pesar de esta censura rigurosa, penetrarán, no sólo porque las defendemos nosotros, sino también a causa de las contradicciones internas que existen en estos países entre el proletariado, en unidad con el pueblo deseoso de libertad, por un lado, y las bandas dirigentes revisionistas y fascistas que han tomado el poder y se esfuerzan por restaurar el capitalismo y liquidar la dictadura del proletariado, por el otro. En todos estos países existen fuerzas revolucionarias, marxista-leninistas, pueblos que comprenden lo que ocurre y que resisten de manera pasiva, pero esta resistencia pasiva se transformará en activa, se multiplicará y llegará el momento decisivo en que el proletariado y los pueblos se pondrán en pie». (Enver Hoxha; El «padre» y sus «hijos» bastardos; Reflexiones sobre China, Tomo II, 1 de agosto de 1977)

domingo, 20 de diciembre de 2015

¡Cortar el paso a los actos traidores de los revisionistas, defender a los partidos comunistas!; Enver Hoxha, 1964


«
Los revisionistas modernos, encabezados por el traidor Jruschov, con su línea política y toda su actividad práctica han creado una grave situación en numerosos partidos comunistas y en el movimiento comunista y obrero internacional. Han minado la unidad interna de cada partido y del movimiento en general y avanzan a pasos acelerados por el camino de la degeneración socialdemócrata de los partidos comunistas, se esfuerzan en encauzar a todo el movimiento comunista mundial por un camino oportunista y traidor. Esto nos recuerda el período en que los partidos de la II Internacional, a causa de la traición de sus cabecillas, se alejaron del camino revolucionario, renunciaron al marxismo, se hundieron definitivamente en el lodazal del oportunismo y del reformismo y degeneraron en «partidos burgueses de la clase obrera».

La traición de los partidos de la II Internacional, que se manifestó claramente sobre todo durante la Primera Guerra Mundial, cuando pasaron a abiertas posiciones socialchovinistas, chocó –y no podía dejar de hacerlo– con la decidida resistencia de los comunistas revolucionarios, con Lenin a la cabeza. Estos, durante muchos años, a pesar de estar en minoría, desencadenaron, expresando los verdaderos intereses fundamentales de la clase obrera y de las masas trabajadoras, una implacable lucha de principios por el desenmascaramiento de los cabecillas traidores de la II Internacional, por el desenmascaramiento del oportunismo y del reformismo de los partidos de esa Internacional, en defensa del marxismo-leninismo y del internacionalismo proletario y por la creación de nuevos partidos revolucionarios de la clase obrera.

«En la actualidad es imposible campar las tareas del socialismo, es imposible aglutinar efectivamente a los obreros en escala internacional sin romper de modo resuelto con el oportunismo y sin explicar a las masas que el fracaso de éste último es inevitable». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; El imperialismo y la escisión del socialismo, 1916)

Hablando sobre esta lucha de Lenin, Stalin decía:

«Todo bolchevique sabe, si es realmente un bolchevique, que Lenin, mucho antes de la guerra, a partir más o menos de 1903-1904, cuando se formó en Rusia el grupo de los bolcheviques y cuando por primera vez se dieron a conocer los izquierdistas en la socialdemocracia alemana, se orientó hacia la ruptura, hacia la escisión con los oportunistas, tanto en el Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia como en la II Internacional, particularmente en la socialdemocracia alemana». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Sobre algunas cuestiones de la historia del bolchevismo, 1932)

Esta lucha resuelta y de principios de Lenin y de los demás comunistas revolucionarios por la total derrota ideológica y política del oportunismo y contra la traición de la II Internacional, condujo a nuevos y grandes triunfos del marxismo-leninismo y del movimiento revolucionario mundial, se coronó con el triunfo de la gran revolución socialista de octubre de 1917 en Rusia, con la creación de nuevos partidos revolucionarios, de nuevo tipo, con la bancarrota de la II Internacional y su sustitución con la III Internacional Comunista también llamada Komintern.

Hoy también, la traición de los revisionistas modernos, que se han apartado definitivamente del marxismo-leninismo, de los principios del partido revolucionario proletario y de los vitales intereses del proletariado revolucionario y de las amplias masas trabajadoras, ha chocado –y no podía ser de otra forma– con la resuelta resistencia y con la lucha de principios de los partidos marxistas-leninistas y de todos los comunistas revolucionarios. Esta es una lucha de gran importancia histórica, que se relaciona con los destinos del movimiento revolucionario y de liberación mundial, una lucha en defensa del marxismo-leninismo contra el revisionismo, en defensa del internacionalismo proletario, contra el nacionalismo y el chovinismo, en defensa del régimen socialista contra la degeneración liberal burguesa, en defensa de los partidos comunistas revolucionarios contra la degeneración socialdemócrata, en defensa de la unidad marxista-leninista de los partidos comunistas, del movimiento comunista internacional y del socialismo, contra los escisionistas revisionistas.

Como nos enseñan los clásicos del marxismo-leninismo y toda la experiencia del movimiento comunista, el único camino justo es responder al desafío de los revisionistas con la unidad de las fuerzas de los marxistas-leninistas, con una resuelta e intransigente lucha contra los renegados revisionistas. A los golpes y a las presiones de los revisionistas, internos y externos, no se les pueden hacer frente siguiendo una línea centrista, vacilante, ni tampoco preocupándose solamente por conservar una unidad falsa y formal. Al partido no se le puede salvar, con lamentaciones ni se le debe sacrificar para salvaguardar el «prestigio» de alguien, en un momento en que este «prestigio» se está explotando sin escrúpulos para enterrar la gran causa de la clase obrera y del socialismo.

El grupo de Jruschov ha metido a muchos dirigentes de los partidos comunistas en un callejón sin salida. Los ha llevado a negar el pasado revolucionario del Partido Comunista de la Unión Soviética y de sus propios partidos. Con las falsas calumnias contra Stalin ha puesto en difícil situación a los viejos dirigentes revolucionarios, que tuvieron un brillante pasado. Muchos de ellos se dejaron engañar por la línea de paz y de coexistencia pacífica jruschovista, que ahora se ve claramente que es una línea antileninista, línea de acercamiento y unidad con los enemigos de la paz y del socialismo, con los imperialistas. La tragedia de algunos de ellos consiste precisamente en el hecho de que, aunque han comprendido ya muchas cosas y ven que la línea del grupo de Jruschov es una línea revisionista, con errores colosales, no encuentran, a pesar de todo esto, la fuerza marxista de decirse a sí mismos: ¡Alto! Ellos no se comportan en esta cuestión como se debe, como marxistas-leninistas revolucionarios. Hacen todo lo posible por mantener al partido en el camino revisionista, que es fatal para él. Tratan, quien más, quien menos, de justificar tímidamente este camino, del que dudan y no están muy convencidos, y algunas veces hablan en círculos muy íntimos diciendo que tienen divergencias con Jruschov. Pero se limitan sólo a esto y no se atreven a exponer estas cuestiones en sus partidos de forma marxista-leninista. Aceptan que en sus partidos se estudien los documentos que les remite Nikita Jruschov, pero tienen miedo de discutir en el partido documentos y materiales de los demás partidos. En su conciencia se libra una gran lucha. Pero el grupo de Jruschov trabaja también, ha puesto en la dirección de numerosos partidos a sus hombres, que presionan y chantajean con diversas maniobras, para obligar, a esos partidos a seguir la batuta del director. Siguiendo las huellas de Jruschov, ciertos dirigentes de partidos comunistas han entrado, a causa de sus actitudes políticas, en un callejón sin salida. Naturalmente, es correcto que haya que luchar contra el militarismo germano occidental y el eje imperialista Bonn-París, peligro que amenaza la paz mundial, pero es totalmente injusto y antimarxista que con este pretexto se renuncie a la lucha contra el imperialismo estadounidense, que es la principal fuerza de guerra y agresión, el bastión de la reacción mundial, el gendarme y el mayor explotador internacional, el enemigo más feroz de los pueblos de todo el mundo, como lo ha considerado la Declaración de Moscú de 1960. Es justo y marxista luchar contra el «poder personal» y sus consecuencias, pero es totalmente antimarxista seguir ciegamente la política proestadounidemse de Jruschov y no aprovechar la escisión que se profundiza cada vez más en el campo imperialista. Nosotros sabemos por qué se adopta esta actitud. Ciertamente, porque así lo ha ordenado el «director de orquesta». Pero si mañana, este «director» sonríe al «poder personal», con fines aventureros antimarxistas, ¿qué se hará? ¿No será que el director está preparando a otros instrumentistas, con vistas a nuevas aventuras?

El campo revisionista se encuentra en una grave situación. Su nave hace agua por todas partes y se está yendo a pique. El grupo de Jruschov hace todo lo posible por evitar el peligro que lo amenaza. Para salvarse del posterior desenmascaramiento, reclama a voz en grito el cese de la polémica, que él mismo había comenzado y consideraba enteramente justa, necesaria y leninista. Pero en las actuales circunstancias, para todo marxista y revolucionario auténtico, cesar la polémica significa unirse con los traidores, darles la posibilidad de corromper y destruir al marxismo-leninismo. Nikita Jruschov, para poder engañar al mundo, jura por la unidad. Pero los verdaderos revolucionarios y los comunistas consecuentes no se dejan engañar por los aventureros, por los demagogos y los escisionistas. Los comunistas revolucionarios siguen con fidelidad las enseñanzas del gran Lenin que decía:

«¡La unidad es una gran cosa y una gran consigna! Pero la clase obrera necesita la unidad de los marxistas y no la unidad de los marxistas con los enemigos y los falseadores del marxismo». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Unidad, 1914)

Ahora está claro que Nikita Jruschov y su grupo son en el movimiento comunista actual, precisamente los enemigos y tergiversadores del marxismo. Por otra parte el grupo de Jruschov continúa su labor escisionista y hostil, en diferentes formas, mediante reuniones regionales o conversaciones bilaterales, dicta nuevas órdenes y tareas, buscando comprometer e introducir cada vez más profundamente por el camino del revisionismo y de la traición a los demás partidos y a sus dirigentes. Es hora ya de que cada cual reflexione, no obedezca a la «batuta del director» e inicie la resistencia contra los traidores, en defensa del marxismo-leninismo, del socialismo, en defensa de la gran causa revolucionaria de la clase obrera.

Es deber de todos los comunistas combatir con todas sus fuerzas al imperialismo encabezado por el estadounidense. Y la lucha contra el revisionismo moderno es parte integrante de la lucha contra el imperialismo, ya que aquél es el engendro y el aliado de éste, la manifestación de la ideología burguesa en la teoría y en la práctica, el «caballo de Troya» del imperialismo en el campo socialista y en el movimiento comunista internacional. Hoy son más actuales que nunca las palabras del gran Lenin cuando dijo que, sin desencadenar una lucha resuelta y consecuente hasta el fin contra el oportunismo y el revisionismo, no se puede combatir con éxito el imperialismo. Sin desenmascarar y derrotar el revisionismo, no se puede conseguir el triunfo de la revolución, no se puede defender ni construir con éxito el socialismo y el comunismo.

Estamos plenamente convencidos de que, igual que en el pasado, hoy también la lucha contra los revisionistas modernos, con el grupo de Jruschov a la cabeza, se coronará con nuevas victorias del marxismo-leninismo, del socialismo y del movimiento revolucionario internacional. Los revisionistas no pueden hacer retroceder el proceso histórico revolucionario. Somos testigos de que los revisionistas, tanto en sus países en particular, como en el movimiento comunista internacional, se están desacreditando y desenmascarando cada vez más, sufriendo derrota tras derrota, mientras que las filas de los partidos fieles al marxismo-leninismo, y las de los comunistas revolucionarios, crecen y se fortalecen, y se eleva a un nivel cada vez más alto su lucha contra el revisionismo moderno. La total derrota del revisionismo y el triunfo del marxismo-leninismo son inevitables». (Enver Hoxha; Los revisionistas modernos en el camino de la degeneración socialdemócrata y su fusión con la socialdemocracia, 1964)

jueves, 17 de diciembre de 2015

La negación de los revisionistas soviétivos del papel de la clase obrera y su partido en la revolución de los países subdesarrollados

Gorbachov líder revisionista soviético, y Gadaffi líder revisionista libio en los 80

«También se afirma que la transición al socialismo es realizable con la dirección de las fuerzas no proletarias que están a la cabeza del Estado de «orientación socialista». En las condiciones actuales, argumentan ellos, gracias a «la vía no capitalista de desarrollo», los países donde:

«El proletariado es reducido numéricamente y se encuentra en plena formación, y donde la diferenciación de clase es baja y el antagonismo de clase entre los polos de clase opuestos, pueden surgir de fuerzas «activas» como las capas intermedias –pequeña burguesía, intelectuales, funcionarios, etc.– capaz de unir a los movimientos democráticos y socialistas» y realizar «el paso al socialismo». (Aktualnie problemi ideologi nacionalno-osvoboditelno dvizhenija v stranah Azii i Afriki, Moscou, 1982)

Este fenómeno constituye según ellos, una «característica distintiva» de:

«La experiencia principiante de la construcción del socialismo bajo la dirección del proletariado». (Aktualnie problemi ideologi nacionalno-osvoboditelno dvizhenija v stranah Azii i Afriki, Moscou, 1982)

Las numerosas tesis revisionistas de la «vía no capitalista de desarrollo» están llenas de interpretaciones antimarxistas sobre el rol del factor interno y externo en la revolución y la construcción del socialismo. En oposición del marxismo-leninismo sobre el rol determinante del factor interior, los revisionistas soviéticos definen este factor como «condición fundamental» y «determinante» al paso al socialismo a través de la vía de desarrollo no capitalista la ayuda directa de la Unión Soviética, la cooperación con ella en todos los aspectos, lo cuales serían supuestamente:

«Factores complementarios, pero también componentes orgánicos de todo el complejo de las transformaciones sociales y económicas de los Estados de orientación socialista». (MEMO, n° 10, 1980, p. 152)

En otras palabras, si los países atrasados se unen a la Unión Soviética socialimperialista, el «vació» que existe debido a la ausencia de la dirección del proletariado en la revolución será «llenado» por ésta, y la realización de «todas las transformaciones económicas y sociales» por la dirección de las fuerzas no proletarias estará «garantizado».

Las «teorías» de los revisionistas soviéticos de la «vía no capitalista de desarrollo» y de «orientación socialista» están llenas de funestas consecuencias para la libertad y la independencia de los países excoloniales, son fatales para la verdadera liberación nacional y social de los pueblos de estos países. Particularmente han sido creadas para sabotear la causa de la revolución y de la lucha por el triunfo del socialismo, para perpetuar el orden económico, social y político de la explotación capitalista así como para realizar las finalidades socialimperialistas en terceros países. Desnudando y desenmascarando la esencia anticientífica y contrarrevolucionaria de las teorías de la «vía no capitalista de desarrollo» y de «orientación socialista», así como los objetivos que los revisionistas soviéticos pretendían alcanzar a través de sus tesis, el camarada Enver Hoxha subrayó que:

[«Actualmente se han reanimado diversas teorías que predican la espontaneidad en el movimiento revolucionario, que menoscaban el papel del factor consciente, que niegan el papel de la teoría y del partido del proletariado. La degeneración de los partidos revisionistas, su transformación en partidos reformistas, inocuos para la burguesía, y las tesis antimarxistas de los revisionistas modernos, soviéticos, yugoslavos, italianos, etc., de que «el capitalismo se está integrando en el socialismo de manera, consciente o inconsciente, gradual o radical», de que «también partidos y organizaciones políticas no proletarias pueden llegar a ser portadores de los ideales del socialismo y dirigentes de la lucha por su realización», de que «también algunos países donde está en el poder la nueva burguesía nacional se encaminan hacia el socialismo», etc». (Enver Hoxha; Informe en el VIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1971) – Anotación de Bitácora (M-L)]

«Se han convertido en base para propagar los puntos de vista más extremistas que niegan totalmente el papel de la teoría y la necesidad del partido de la clase obrera». (Enver Hoxha; Informe en el VIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1971)

Y que:

«El contenido objetivo de todas las «teorías» que niegan la necesidad del papel dirigente de la clase obrera y de su partido es de hecho la negación de la revolución, del socialismo y del marxismo-leninismo». (Enver Hoxha; Informe en el VIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1971)

Los clásicos del marxismo-leninismo jamás condicionaron, contrariamente a lo que aspiran los revisionistas soviéticos, el paso de los países subdesarrollados al socialismo por una revolución habitualmente nacional-democrática dirigida por las fuerzas no proletarias.

Lenin, que desarrolló todavía más las ideas de Marx y Engels sobre el paso directo de los países subdesarrollados al socialismo sin pasar previamente por la fase de capitalismo avanzado, relacionó este paso con el éxito de la revolución en las condiciones del imperialismo, a la transformación incesante de la revolución nacional, democrática y popular dirigida por el proletariado, con su partido comunista a la cabeza, en revolución socialista.

Las enseñanzas de Lenin siguen teniendo toda su actualidad. Todas las fuerzas revolucionarias que luchan por derrocar el orden burgués pueden conseguir la victoria si se unen en su lucha con la clase obrera, si saben y admiten su rol dirigente, y el del partido marxista-leninista. Esto como lo subrayó nuestro partido, es una necesidad objetiva. Una alternativa diferente conduciría al aventurismo y la derrota». (Llambro FiloLa «vía no capitalista de desarrollo» y la «orientación socialista», «teorías», que sabotean la revolución y abren las vías a la expansión neocolonialista, 1985)