martes, 31 de marzo de 2015

Stalin advirtiendo a Mao Zedong de las consecuencias de no apartarse de su visión revisionista de «marxismo nacional» y «socialismo chino»

Mao Zedong junto a Iósif Stalin en la celebración del 70 cumpleaños de Stalin, diciembre de 1949

«Usted habla de «chinificación del socialismo». No existe de esa naturaleza. No existe el socialismo inglés, francés, alemán, italiano, ruso, como no existe el socialismo chino. Otra cosa es, que en la construcción del socialismo, es necesario tener en cuenta las características específicas de un determinado país. El socialismo es una ciencia, y necesariamente tiene como toda ciencia, ciertas leyes generales, y uno solo necesita ignorar tales leyes para que la construcción del socialismo esté destinada al fracaso.

¿Cuáles son las leyes generales de la construcción del socialismo?

1. Ante todo es la dictadura proletaria del Estado de los obreros y campesinos, una forma particular de la unión de estas clases bajo la dirección obligatoria de la clase más revolucionaria de la historia, la clase del proletariado. Solo esta clase es capaz de construir el socialismo y suprimir resistencia de los explotadores y la pequeña burguesía.

2. Propiedad socializada de los principales instrumentos y medios de producción. Expropiación de todas las grandes fábricas y su gestión por el Estado.

3. Nacionalización de todos los bancos capitalistas, la fusión de todos ellos en un único banco estatal y la regulación estricta de su funcionamiento por el Estado.

4. La conducta científica y planificada de la economía nacional desde un único centro. Uso obligatorio del siguiente principio en la construcción del socialismo: de cada cual según su capacidad, a cada cual según su trabajo, distribución del buen material dependiendo de la calidad y de la cantidad de trabajo de cada persona.

5. Dominación obligatoria de la ideología marxista-leninista.

6. Creación de las fuerzas armadas que permitan la defensa de los logros de la revolución y siempre recordar que cualquier revolución no vale nada sino es capaz de defenderse a sí misma.

7. Represión de contrarrevolucionarios y agentes extranjeros.

Estas, resumidamente, son las principales leyes del socialismo como ciencia, lo que requiere que nos relacionemos frente a ellos tratándolas como tales. Si usted entiende todo esto con la construcción del socialismo en China la cosa irá bien. Si usted no lo entiende va a hacer mucho daño al movimiento comunista internacional. Por lo que yo sé, en el Partido Comunista de China hay una capa delgada de proletarios y los sentimientos nacionalistas son muy fuertes y si no llevan a cabo estas políticas de clase genuinamente marxista-leninistas y no llevan a cabo la lucha contra el nacionalismo burgués, los nacionalistas los estrangularan. Entonces no solo se dará por terminada la construcción socialista, sino que China puede que se convierta en un peligroso juguete en manos de los imperialistas estadounidenses. Os recomiendo encarecidamente a utilizar la espléndida obra de Lenin: «Las tareas inmediatas del poder soviético» de 1918. Esto aseguraría el éxito
». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Obras Completas, Tomo 18, Anotaciones en la obra «De la conversación con la delegación del Comité Central del PCCh en Moscú el 11 de julio 1949», conversación entre Stalin y Mao Zedong, 1949)

Anotación de Bitácora (M-L):

Iósif Stalin en los años 20 ya denunció a los desviacionistas de derecha que eran:

«Culpables del error fundamental de exagerar los rasgos específicos del capitalismo estadounidense. Ustedes saben que esta exageración es la raíz de todos los errores cometidos». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Las fracciones de derecha en el Partido Comunista de los Estados Unidos; Discurso pronunciado en la comisión estadounidense del Presidium del Comité Ejecutivo de la Komintern, 6 de marzo de 1929)

Y explicó la relación entre las características generales del capitalismo y las características específicas del capitalismo:

«Ciertamente sería un error no tomar en cuenta las características específicas del capitalismo estadounidense. El Partido Comunista de los Estados Unidos debe tenerlas en cuenta. Pero sería aún más erróneo querer basar toda la actividad del partido comunista en estas particularidades específicas, ya que todo partido comunista, incluido el estadounidense, debe basar su acción en las características general del capitalismo, que son las mismas para todos los países, y no a las características específicas de un país determinado. Aquí es donde reside el internacionalismo de los partidos comunistas. Las características específicas son sólo complemento de las características generales». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Las fracciones de derecha en el Partido Comunista de los Estados Unidos; Discurso pronunciado en la comisión estadounidense del Presidium del Comité Ejecutivo de la Komintern, 6 de marzo de 1929)

Esto se pudo ver claramente en varios acontecimientos históricos, donde los pseudocomunistas, verdaderos nacionalistas-burgueses, encubrían su traición escudándose en supuestas condiciones nacionales que para nada eran condiciones nacionales específicas, sino que ellos mismos las creaban artificialmente. Entre los marxista-leninistas de varios países, en los 40 esta desviación fue denunciada como el titoismo se basaba entre otras cosas en:

«El peligro de basarnos exclusivamente en nuestras especificidades nacionales y subestimar las características comunes y las experiencias comunes de diferentes países. A pesar de todo no es posible solucionar las cuestiones de un sólo país sin usar la experiencia de otros países. Estos resultados serían la limitación nacional. La limitación nacional y el oportunismo son gemelos». (Mihály Farkas; Discurso en la Iº Conferencia de la Kominform, 26 de septiembre de 1947)

En particular respecto al Partido Comunista de China y el liderazgo de Mao Zedong, el líder soviético Iósif Stalin sospechaba que Mao Zedong y sus allegados mantenían tales desviaciones:

«La evidencia de las dudas de Stalin sobre lo confiable que consideraba a Mao Zedong, podía ser visto en la cultivación del líder soviético de una especial amistad con Kao Kang, el líder comunista del Noreste de China. Moscú trataba a Kao Kang como un «verdadero internacionalista». (...) Stalin no consideró a Mao Zedong como un verdadero marxista y siempre sospechó que la revolución china podría mutar «en otra cosa», o sea en algo antimarxista y antisoviético
». (Sergeĭ Nikolaevich Goncharov; Socios inciertos; Stalin, Mao Zedong y la guerra de Corea, 1993)

Esto fue algo que confesó años después el propio Mao Zedong:

«Al triunfo de la guerra [Stalin], tuvo la sospecha de que la nuestra era una victoria al estilo Tito y ejerció, en los años 1949 y 1950, una presión muy grande sobre nosotros». (Mao Zedong; Sobre diez grandes relaciones; Obras escogidas, Tomo V, 25 de abril, 1956) 

Precisamente ante una delegación yugoslava al VIIIº Congreso del Partido Comunista de China en septiembre de 1956 volvió a reconocer tal perspección de Stalin sobre él. Casualmente los yugoslavos fueron atacados por Stalin y todos los marxista-leninistas del mundo por anteponer y exagerar las particularidades nacionales por encima de las leyes generales de la construcción socialista, cayendo en sonadas desviaciones nacionalistas-bujarinistas. 

Pongamos otro ejemplo de otra fuente sobre esta desconfianza de Stalin sobre Mao Zedong:

«Stalin también alegó tener dudas sobre en qué medida los chinos eran realmente comunistas. Se refirió a ellos como «rábanos comunistas»; rojos por fuera pero blancos por dentro». (Alvin Z. Rubinstein; La política exterior soviética desde la Segunda Guerra Mundial, 1985)

Esta reprimenda de Stalin a Mao Zedong en 1949, y el devenir de los desarrollos históricos, confirmó que las sospechas de Stalin no eran paranoias sino que eran la muestra de que el camino del revisionismo chino ya fue detectado por Stalin:

«Al echar un vistazo a todos los elementos esenciales de su línea revisionista, por todo lo que Mao Zedong planteó contra Stalin, podemos afirmar en voz alta que en verdad Stalin ha sido un gran marxista-leninista y que había previsto correctamente hacia dónde iba China, que había comprendido a tiempo cuáles eran los puntos de vista de Mao Zedong que había valorado que sus concepciones eran en muchos sentidos revisionistas titoistas, tanto en la política internacional como en la política interior, así como a propósito de la lucha de clases, de la dictadura del proletariado, de la coexistencia pacífica entre países con sistemas sociales diferentes, etc». (Algunos juicios en torno al «decálogo» ballista de Mao Zedong; Reflexiones sobre China, Tomo II, 28 de diciembre de 1976)

Y si vemos cada punto que le explica Stalin a Mao Zedong en tal conversación sobre las leyes generales de la construcción socialista, es decir de los axiomas de la construcción socialista ineludibles para todo partido comunista y su correspondiente país, los revisionistas chinos se saltaron todos y cada uno de los siete puntos, incluidos el hecho de que con Mao Zedong y sus desviaciones derechistas-nacionalistas China sería en palabras de Stalin un «peligroso juguete en manos de los imperialistas estadounidenses».

¿Es la intelectualidad una clase social? ¿Puede ser la vanguardia de los movimientos revolucionarios?

Sello conmemorativo del VIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania de 1971

«A pesar del aumento del peso de la intelectualidad en la sociedad actual, a pesar de los cambios que sufren sus posiciones, el carácter y la función de su trabajo, así como la composición de clase de esta capa, no constituye una clase en sí. La intelectualidad es una capa que está en medio de las diferentes clases de la sociedad y que procede de diferentes clases. Por su propia naturaleza se caracteriza por diversas vacilaciones políticas e ideológicas. Estas vacilaciones aumentan aún más, ya que la burguesía intenta por todos los medios corromperla y ponerla a su servicio.

La intelectualidad, como ha señalado Lenin y lo confirma la vida, nunca ha sido ni podrá ser una fuerza social y política independiente. Su papel y lugar en la sociedad dependen de su origen de clase y de su situación económica y social, de la alianza de sus diferentes destacamentos con una u otra clase. Por eso la intelectualidad no podrá suplantar nunca a la clase obrera como dirigente de la revolución». (Enver HoxhaEl marxismo-leninismo, doctrina siempre joven y científica, 1 de noviembre de 1971)

Las mistificaciones «socializantes» de los revisionistas que cubrían de barro al verdadero socialismo y causaban un daño irreparable al movimiento revolucionario internacional

Leonid Brézhnev, Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética de 1964-1982

«La confusión es aún mayor a causa de que los revisionistas jruschovistas intentan vender por socialismo la restauración del capitalismo en la Unión Soviética y en otros lugares. Su demagogia confunde a mucha gente honrada, que al criticar con justa razón numerosos fenómenos negativos en la vida de la Unión Soviética y de los demás países revisionistas, identifican el régimen de su país con el socialismo y las consecuencias de la restauración del capitalismo se las atribuyen al socialismo. Las otras corrientes revisionistas, que tienen contradicciones con la dirección soviética, critican el «modelo soviético de socialismo», como burocrático y totalitario y hacen propaganda de su modelo «democrático y humanitario», que no es sino otra variante del capitalismo. También los elementos y grupos trotskistas intentan aprovechar la degeneración burguesa del socialismo, en los países donde están en el poder los revisionistas, con el fin de difundir sus calumnias contra el socialismo que, por lo demás, han sido alimentadas por los propios revisionistas con sus teorías y prácticas antimarxistas.

En estas condiciones la defensa de la teoría y de la práctica del socialismo científico frente a los ataques y deformaciones de los revisionistas modernos de diverso color y matiz y de las otras corrientes burguesas y pequeño burguesas, es una de las más importantes tareas de la lucha ideológica de hoy. (...) Los males de su política interior y exterior no son males del socialismo, como los presenta la propaganda burguesa y los que han caído en su trampa y se hacen eco de dicha propaganda. Son males inherentes al sistema capitalista que ha sido restaurado en la Unión Soviética. Estos males no pueden ser eliminados con reparaciones parciales. Toda ilusión en este sentido sería muy peligrosa. Sólo serán eliminados cuando sean derrocados los revisionistas y se restablezca la dictadura del proletariado». (Enver Hoxha; El marxismo-leninismo, doctrina siempre joven y científica, 1 de noviembre de 1971)

Sobre las teorías unilaterales que sobrestiman la acción revolucionaria y la lucha armada en la ciudad o el campo y descuidan el opuesto

Imagen que honra la lucha de los partisanos búlgaros durante la Segunda Guerra Mundial

«Las enseñanzas que se derivan de la experiencia de la estrecha vinculación de la lucha armada del pueblo en la ciudad y en el campo, sin menospreciar a ninguno de ellos, son de gran valor en la actualidad. Esta experiencia rechaza tanto las prédicas maoístas sobre el «cerco de la ciudad por el campo» que suponen dejar a un lado el papel de la clase obrera y las masas trabajadoras de la ciudad, como las prácticas de los diversos grupos de extrema izquierda y anarquistas que reducen la lucha armada a algunas esporádicas y menudo aventureras acciones aisladas en las ciudades». (Simon Ballabani; Las enseñanzas del partido y del camarada Enver Hoxha sobre la liberación del país y la defensa de la patria socialista, 1983)

domingo, 29 de marzo de 2015

La teoría de los «tres mundos», teoría contrarrevolucionaria y chovinista; Enver Hoxha, 1978

«La teoría de los tres mundos, la muleta del imperialismo»; caricatura albanesa de 1978

«
En la actualidad han aparecido abiertamente y luchan en un vasto frente contra la teoría y la estrategia leninistas de la revolución y de la lucha de liberación de los pueblos también los revisionistas chinos. Tratan de contraponer a esta teoría y estrategia científicas y gloriosas su teoría de los «tres mundos», teoría falsa, contrarrevolucionaria y chovinista.

La teoría de los «tres mundos» está en oposición a la teoría de Marx, Engels, Lenin y Stalin, o más exactamente, es una negación de ésta. Lo de menos es saber quién fue el primero que inventó el término «tercer mundo», quién fue el primero que dividió el mundo en tres partes; lo cierto es que no fue Lenin quien hizo esta división, mientras que el Partido Comunista de China reivindica su paternidad y afirma que la teoría de los «tres mundos» ha sido inventada por Mao Zedong. Si éste es el autor que ha formulado por primera vez esta llamada teoría, se trata de otra confirmación de que Mao Zedong no es un marxista. Pero, también si esta teoría ha sido formulada por otros y él la ha adoptado, esto es suficiente para no ser un marxista.

sábado, 28 de marzo de 2015

Unas reflexiones sobre unos comentarios emitidos en «Nuestra Bandera» en 1950 vistos a la luz de nuestros días; Equipo de Bitácora (M-L), 2015

Dolores Ibarruri y Santiago Carrillo

En la edición número 4 de febrero de 1950 del periódico oficial del Partido Comunista de España llamado «Nuestra Bandera»,  podíamos leer en aquel entonces:

«Hay en la vida del partido en estos años de lucha clandestina, de enormes dificultades, dos ejemplos característicos de los esfuerzos realizados tanto por los agentes franquistas como por los servicios de espionaje imperialistas, para minar y destruir nuestro partido desde el interior: el caso del traidor Quiñones y el caso del traidor Monzón. No podemos considerarnos hoy en posesión de los elementos completos para arrojar plena luz sobre ambos casos; de tales elementos completos sólo la policía y los servicios de espionaje están en el secreto, pero poseemos bastantes para llegar a conclusiones generales justas. (...) ¿Quién era Quiñones? Quiñones era un aventurero, audaz y sin escrúpulos, con toda evidencia un agente del Intelligence Service inglés. (...) Conocemos la criminal labor de provocación del grupo de Monzón, Trilla y otros agentes del enemigo, que llevaron a cabo, dentro del partido, en el país y en la emigración. Este canalla hizo cuanto pudo para liquidar el partido, sin retroceder ante ningún crimen, utilizando procedimientos análogos a los de la banda de espías y asesinos titoistas. (...) Ahora se ve con toda claridad que lo que se consideraban errores de Comorera, no era otra cosa que la actitud provocadora de un enemigo de la clase obrera, de un pequeño burgués nacionalista que sólo buscaba el momento más propicio para apuñalar al partido. Comorera no ha sido, pues, expulsado del partido por cometer tal o cual error, sino por haber hecho de sus opiniones políticas contrarias al partido una plataforma política para su trabajo de provocación y de zapa, con el objetivó de liquidar al PSU de Cataluña o, lo que es lo mismo, transformarlo en un apéndice de la burguesía». (Nuestra Bandera, 4 de febrero de 1950)

Tal comentario hacia una descripción de las purgas producidas desde 1942-1950. Dichas purgas son referidas al periodo en que cuadros marxista-leninistas como José Díaz y Pedro Checa ya habían fallecido en la Guerra Civil Española o en la posguerra, y en el Secretariado General del PCE  dominaba la revisionista Dolores Ibárruri.

Paradojicamente quién escribe tal comentario de las purgas, parecía que estaba describiéndose a sí mismo, y con los años esta paradoja de autodescripción parece que se cumplió en todos los puntos sin excepciones. Nos explicaremos mejor para que el lector nos comprenda, y a la vez veremos la identidad de tal comentario y tal paradoja.

1. El que escribía esto, era una persona que usaba los mismos «procedimientos titoistas» en el partido empleados por los revisionistas yugoslavos contra los revolucionarios como Arso Jovanović, Sreten Zujovic, Andrija Hebrang y otros, cuadros de notorios méritos los cuales cuando se opusieron a seguir la vía nacionalista-bujarinista de la dirección titoista fueron encarcelados o fusilados. Precisamente esta persona de presunta «pluma antititoista»cuando alguien ponía en tela de juicio sus teorías y decisiones revisionistas, no daba lugar a debate, ni argumentación y réplica, sino que se limitaba simplemente a: 

a) Denunciarlos como provocadores y agentes del enemigo mediante los medios propagandístico del partido que tenía a su alcance –como con Heriberto Quiñones en 1942–, incluso aunque hubiesen pasado por las cárceles franquistas –como con Jesús Monzón en 1947–; 

b) Si era posible vociferar la ubicación del lugar de su actividad clandestina a la policía franquista y desatar una vez en las cárcel una campaña de desprestigio –como con el jefe del PSUC Joan Comorera–; 

c) Planear junto a su camarilla el envío de comandos para liquidar a los miembros y maquis guerrilleros– del Partido Comunista de España –como con León Trilla en 1945–;  

d) Llamarlos a rendir cuentas al partido y liquidarlos en la frontera pirenaica franco-española, o en su defecto, cuando llegaran a su destino en Francia, como el caso de Luis Montero Álvarez, asesinado en 1950 por sus «camaradas» de la cúpula tras sobrevivir al campo de exterminio de Mauthausen y ser uno de los laureados jefes de los maquis en Asturias durante 1948-1950;

e) O repudiar, delatar o mandar asesinar a los elementos dudosos como Alberto Pérez ‘César’ en 1945 o aquellos que se negaran ejecutar a otros camaradas como Cristino García Granda delatándolo ese mismo año y negándole toda ayuda internacional. 

2. Este personaje que hablaba de 
«canallismo», tampoco soportaba no tener a sus espaldas una historia de heroica lucha contra el primoriverismo (1923-1931), en la Guerra Civil Española (1936-1939), en los maquis antifranquistas (1939-1948) o contra el nazismo (1939-1948) como la de otros compañeros con notoriedad e influencia. Es más los odiaba por tener dicho perfil. No tenia pegas a la hora de arruinar el prestigio de sus camaradas. Para él carecía de interés el hecho de que pese a que todos ellos estuvieran varios años en las cárceles franquistas, en los campos de concentración nazis, e incluso aunque fueran fusilados, preferiría seguir manteniendo las falsas acusaciones contra ellos que él mismo y su aparato habían creado para: difamarles, expulsarles del partido, entregarles a la policía o justificar su asesinato. 

3. Casualmente la persona que escribía tales epítetos en 1950 acusando a ciertos dirigentes de querer «liquidar el partido» de su ideología marxista-leninista, sería la misma que copiaría y aplicaría en el Partido Comunista de España (PCE) las teorías y métodos revisionistas del revisionismo soviético, yugoslavo, chino, francés, italiano; doctrina que con el avanzar de los años se le otorgaría el «moderno nombre» y etiqueta de «eurocomunismo» según su famoso libro Eurocomunismo y Estado de 1977. 

Casualmente quién en tal periódico acusaba a otros dirigentes que acababa de expulsar de que «deseaban y trabajaron para liquidar el partido» como tal, él mismo también sería quién tras arruinar la influencia del PCE tan justamente ganada a pulso durante décadas, sus mismos cachorros revisionistas le obligarán a dimitir del Secretariado General por llevar al partido a escandalosos fracasos y a sucesivas pérdidas de influencia entre la población, decidiendo entonces fundar un nuevo partido llamado  Partido de los Trabajadores de España-Unidad Comunista (PTE-UC) y finalmente integrarlo en el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en 1991, recomendando hacer lo mismo a los miembros del PCE.

4. Esta figura en 1956 clamaba contra los defectos del «culto a la personalidad de Stalin», pese a ser una evidencia que Stalin rechazaba tal culto, siendo en cambio los aduladores y arribistas de su alrededor los empeñados en promocionar dicho culto para luego valerse de su falso apego a él para ascender en las esferas del partido. En España esta figura sería la misma que reprodujo dicha táctica cuando tras la muerte de José Díaz en 1942, utilizó un desmesurado culto a la personalidad para elevar la imagen de la oportunista y vividora Dolores Ibárruri, como se puede ver en discursos como el pronunciado en Tolouse el 14 de mayo de 1945 en Tolouse: 

«Esta mujer que es un verdadero arquetipo de la mujer española, además de un gran dirigente político. (...) Nuestra grande y querida camarada Pasionaria».

5. Casualmente dicha figura que se llenaba la boca hablando de ser antiimperialista y luchar contra los «agentes» imperialistas, sería la misma que años después hablaría de la «necesidad» del acercamiento entre los Estados Unidos  y España, de la «necesidad» de integrar a España a la Comunidad Económica Europea –actual Unión Europea, e incluso de la «necesidad» de recibir grandes créditos de los Estados Unidos para el futuro gobierno de la España «democrática» y «socialista», yendo incluso a negociar con los grandes hombres de negocios yankees a Wasghinton. Y sería la misma persona que saludaba con fervor las teorías de los revisionismos fabricadas en pro del imperialismo como los «tres mundos», la «división internacional de trabajo», o los «no alineados».

6. Casualmente este «antitioista», sería a poco tardar el que poco después hablaría maravillas de la Yugoslavia de Tito como «valiente país socialista» y «antiimperialista», y pasó de calificar a Iósif Stalin de «héroe de la humanidad» a «villano y monstruo» y de gran perjuicio para el movimiento comunista. Llegó a calificar en una entrevista en el año 2000 a Trotski en entrevistas de «gran revolucionario tratado injustamente», mientras que en 2011 confesó que desde 1936 pensaba que el trotskismo tenía cabida en el partido de los trabajadores. Él sería quién haría que el PCE renunciase oficialmente al leninismo en su congreso de 1978.

7. Casualmente la persona que presumía de ir en contra del «nacionalismo burgués», habiendo hecho difamar y caer a Joan Comorera y sus seguidores en el PSUC para «salvarlo de convertirlo en un partido a servicio de la burguesía catalana» y de su misma «liquidación». Él fue quién finalmente tuvo la responsabilidad por haber colocado en detrimento de los «comoreristas» a personas como Josep Moix que lejos de seguir una línea marxista-leninista, condujeron a implantar una línea que convertía al PSUC en la sucursal catalana del PCE bajo una línea de socialdemocratismo y chovinismo español, «logrando» el gran mérito de arruinar la reputación del partido y su misma autoliquidación como partido en 1987. 

Fue el mismo que desde las tribunas del PCE loaba en 1954 a los últimos de Filipinas por defender las últimas colonias españolas, en un franco acto de colonialismo. Él sería quién en los 70 aceptaría la monarquía legada por Franco y reconocería la bandera rojigualda que había sido la bandera de los fascistas, para tremendo escándalo de la memoria de todos los republicanos y comunistas muertos durante la Guerra Civil Española.

Finalizando: seguro que ya el lector más avispado habrá determinado la identidad del autor de la cita publicada en «Nuestra Bandera» el 4 de febrero de 1950. El autor no es otro que Santiago Carrillo.

Viendo ya en el siglo XXI la historia por sí sola como se ha desarrollado. ¿Quién es entonces señoras y señores, el «agente», «traidor», «liquidacionista», «titoista», y «canalla» en el Partido Comunista de España de los años 40 y 50? ¿Los miembros como Comorera, Trilla, Monzon y compañía que fueron verdaderos cuadros probados y a los cuales nunca se les probó los crímenes de los que se les acusó? ¿O lo era en cambio la persona de la que sí se demostró que todas estas acusaciones eran imputables a ella misma?

Queda clarísimo entonces, que poco a poco con el advenimiento de cierta información, documentos, y hechos, se ha descubierto que en realidad el mayor agente emboscado que ha tenido el movimiento comunista español; o sino al menos, el mayor traidor consciente a la clase obrera y al comunismo que encima hizo un trabajo gratuito a la reacción ha sido y es hasta el momento el «señor» Santiago Carrillo.

Ha quedado demostrado conforme pasaban los años y su actividad oportunista y renegada se amplificaba, que él es el principal culpable junto a Dolores Ibárruri de la degeneración ideológica tan atroz sufrida por el Partido Comunista de España
, ha quedado demostrado que los cuadros condenados bajo su mando cuanto menos eran inocentes de las viles calumnias que se inventaba y que lejos de demostrarse se irían desmontando por la labor de viejos o exmilitantes –como Vicente Uribe y Enrique Líster– implicados en su día, aunque en realidad ya con su sola actuación en toda su carrera política, destapa sus propios crímenes, ya que al haber acusado a cuadros de lo que él mismo cometía o iba a cometer, sin necesidad de nada más, sólo con su hipocresía estaba retratando la fragilidad de sus viejas acusaciones hacia otros camaradas en el pasado.

Todo intento de defender a Carrillo-Ibárruri son monsergas sentimentalistas que intentan salvar el honor de un partido que precisamente se perdió en su deriva revisionista a causa de la actividad de este binomio de víboras revisionistas.  

No es de extrañar con que desprecio hablaron de él los marxista-leninistas que quedaban vivos y habían visto su carrera oportunista:

«En otras palabras, Santiago Carrillo es un agente de los más rastreros y ordinarios del capitalismo mundial. Pero sus «teorías» no aportarán muchos beneficios al capitalismo, dado que, tal como son presentadas por Carrillo, desenmascaran en realidad el pseudomarxismo de los revisionistas modernos, Carrillo, por un lado, sirve al imperialismo y al capitalismo mundial, porque se opone a la revolución, niega las ideas marxista-leninistas que inspiran al proletariado y a los pueblos de todo el mundo, y, por el otro, arranca las máscaras y desenmascara a los otros revisionistas modernos, pone al descubierto sus verdaderos objetivos ante los ojos del proletariado y de los pueblos. Santiago Carrillo, Secretario General del Partido Comunista de España, es un revisionista bastardo de bastardos. Ha tomado del revisionismo moderno lo que de más vil y contrarrevolucionario tenía y se ha convertido en apologista de la traición y de la completa capitulación». (Enver Hoxha; Eurocomunismo es anticomunismo 1980)

Repetimos: ¿quién puede ser calificado de «agente», «traidor», «liquidacionista», «titoista», y «canalla» como decía «Nuestra Bandera» en 1950?

Solamente Santiago Carrillo merece tales epítetos condenatorios
». (Equipo de Bitácora (M-L)Unas reflexiones sobre unos comentarios emitidos en «Nuestra Bandera» en 1950 vistos a la luz de nuestros días, 2015)

[ANEXOS]

El PCE solo comenzó a despertar de sus defectos, como el aislacionismo de las masas o la mala comprensión de la cuestión nacional, con la línea trazada por el IVº Congreso de marzo de 1932, donde Bullejos, Vega, Trilla y Adame mantendrían brevemente sus cargos tras un fuerte descrédito ante la Internacional Comunista, teniendo que adaptarse a un cambio en la teoría y sobre todo en la práctica, condiciones exigidas tanto de parte de la Internacional Comunista como de la mayoría de la militancia, que no confiaba en sus líderes. En una reunión el 5 de agosto de 1932, el Politburó del PCE decidió expulsar a Bullejos, Vega, Trilla y Adame por negarse reiteradamente a aplicar las nuevas directivas del congreso. Poco a poco emergería un nuevo liderazgo, decimos nuevo, no porque apareciesen de la nada, sino porque eran partidarios de la nueva línea –en algunos casos haciendo autocrítica de sus antiguas posiciones como Manuel Hurtado o, momentáneamente, la propia Dolores Ibárruri–. Se formó pues un claro nuevo núcleo de dirigentes entre los que destacamos por su adhesión bolchevique hasta el final a: Pedro Checa –fallecido en el exilio mexicano en 1942–, Trifón Medrano Elurba –fallecido durante la guerra en 1937–, Cristóbal Valenzuela Ortega –fusilado por los franquistas en 1939–, Hilario Arlandis –fusilado por los franquistas en 1939–, Saturnino Barneto Atienza –fallecido en el exilio soviético en 1940–, Daniel Ortega Martínez –fusilado por los franquistas en 1941–, José Silva Martínez –fallecido en el exilio venezolano en 1949– y sobre todo José Díaz –fallecido en el exilio soviético en 1942–. A esto se le podría sumar la caída de otros valiosos cuadros de mayor o menor altura como Isidoro Diéguez Dueñas –fusilado por el franquismo en 1942 o Puig Pidemunt –fusilado por el franquismo en 1949–. Con esta verdadera sangría de militantes sufrida entre 1932-1942, se puede observar que el PCE sufrió un total descabezamiento de sus piezas claves, lo que brindó una buena oportunidad para que los oportunistas como Dolores Ibárruri, Santiago Carrillo, Francisco Antón, Enrique Líster, Antonio Mije, y más tarde también los Fernando Claudín, Jorge Semprún o Ignacio Gallego se afianzasen cada vez más en las altas esferas del PCE.

Aunque para ser justos, ese ascenso meteórico de diversas figuras no hubiera sido posible sin la implementación de maquiavélicas técnicas desde la nueva dirección del PCE, las cuales desataron contra los que dudaban o se oponían a sus aberraciones, unos métodos brutales de supresión para afianzarse en el poder, promoviendo infames juegos como: calumniar de «provocadores» a grandes y probados dirigentes –Heriberto Quiñones en 1942 y Jesús Monzón en 1947–, delatar o ajusticiar a quienes eran sospechosos de «no ser leales» a la nueva dirección –como a José San José alias Aldeano en 1944, León Trilla en 1945, Alberto Pérez alias César en 1945, Cristino García Granda en 1945, Víctor García en 1948, Luis Montero Álvarez en 1950–.

jueves, 26 de marzo de 2015

La histórica influencia negativa del revisionismo chino en los movimientos de liberación nacional y los partidos comunistas en Asia, y los deberes de los nuevos partido marxista-leninistas asiáticos; Equipo de Bitácora (M-L), 2015

De izquierda a derecha: Võ Nguyên Giáp, Trường Chinh, Lê Duẩn, Hồ Chí Minh, miembros del Partido Comunista de Vientam

1) En Asia, la influencia del revisionismo chino influyó tempranamente a la mayoría de partidos comunistas asiáticos durante los 40, pero fue con la libre «vía al socialismo» propagada por el jruschovismo tras la contrarrevolución en la Unión Soviética y el movimiento comunista internacional de los 50, sumado a la desenfrenada propaganda china lo que supuso el aumento real de la influencia y consiguiente contagio del revisionismo chino en la mayoría de los partidos asiáticos. 

El pensamiento arraigado en estos líderes asiáticos maoístas o filomaoístas se manifestaban en conceptos como: (1) la idea de mantener una alianza inmutable con la burguesía nacional tanto en la etapa de liberación nacional como en la construcción del socialismo o 
la posibilidad del «tránsito pacífico» de las clases explotadoras al socialismo; (2) la confusión de conceptos entre lo que es frente y lo que es partido, y los roles y funciones de cada uno; (3) la lucha coyuntural contra el revisionismo yugoslavo y soviético y yugoslavo mediante cuestiones nacionalistas-oportunistas y no bajo principios ideológicos con la consiguiente la conciliación e incluso contagio de las tesis de estos revisionismos; (4) la aceptación de la teoría de la «lucha de dos o más líneas» en el partido, con el consiguiente surgimiento de fraccionalismos y líneas internas; (5) la aceptación de la teoría de que el «campo debe cercar a las ciudades» descuidando o abandonando el trabajo en estas últimas y poner la «agricultura como base de la economía» usando la ley del valor en la economía y tomando al campesinado como la «clase revolucionaria y dirigente del proceso»; (6) juntar el pensamiento de las religiones nacionales con el marxismo-leninismo y poner al ejército por delante del partido; (7) el hecho de propagadas los mitos de los «errores de Stalin» creados por la propaganda maoísta para colocar a Mao Zedong por delante de Stalin; o el hecho de (8) apoyar las teorías internacionales revisionistas yugoslavas, chinas y soviéticas de los «no alineados» y los «tres mundos» o la «división internacional del trabajo». Todas estas desviaciones burguesas y pequeño burguesas maoístas que pueden ser vistas en líderes asiáticos como (1) Lê Duẩn, (2) Hồ Chí Minh, (3) Võ Nguyên Giáp, (4) Aidit, (5) Pol Pot; (6) Kim Il Sung y (7) Armando Liwanag, (8) Kim Jong Il, en realidad han sido el denominador común entre estos jefes de partidos comunistas asiáticos, conceptos que como era inevitable han hecho degenerar a dichos partidos, consiguiendo o bien no se consiguiera derrotar a las fuerzas reaccionarias locales y extranjeras o que una vez derrotadas no se empezara la construcción del socialismo.

Como era inevitable eso hizo desorientar y degenerar ideológicamente a dichos partidos comunistas y convertirlos en partidos revisionistas, consiguiendo sonadas derrotas en los movimientos de liberación nacional como fue el caso en la India, Filipinas o Malasia. E incluso en los casos de un triunfo de movimientos influenciados aunque fuera mínimamente por el revisionismo chino como el caso de la propia China, Corea, Camboya, y Vietnam hay que tener en cuenta los factores externos favorables: 1) como la ayuda permanente territorial y material de Estados vecinos; la amplia alianza a base de concesiones con las clases explotadoras locales; 2) la debilidad de los gobiernos proimperialistas locales y el contexto desfavorable para el imperialismo en dichos países. Pese a todo la revolución anticolonial, antiimperialista y antifeudal que pretendían estos movimientos no se llevó hasta los últimos términos, se estancó y por descontado no hubo un avance hacia una revolución socialista, sino que se perpetuó la burguesía nacional y floreció el capitalismo nacional, e incluso condujo a dichos países a un estatus neocolonial dependiente de diferentes imperialismos. El maoísmo ha sido pues un caballo de Troya en los movimientos de liberación nacional, una agencia de la burguesía nacional en los partidos comunistas en los países coloniales y neocoloniales.

2) La política exterior del revisionismo chino decía apoyar a los partidos comunistas que luchaban contra el imperialismo y sus lacayos, pero cualquiera a estas alturas sabe que la dirección china a la vez apoyaba e incluso recibían con todos los honores a los líderes de los gobiernos contra los que las fuerzas comunistas asiáticas se estaban enfrentando, e incluso en sus discursos, periódicos, y demás les colmaban de calificaciones de «valientes revolucionarios y antiimperialistas». Encontramos paradigmas de este tipo en los contactos con: los comunistas y el gobierno de Ferdinand Marcos en Filipinas, los comunistas indonesios y el gobierno de Suharto, los comunistas tailandeses y el gobierno de Thanom, los comunistas malayos y el gobierno de Abdul Razak, los comunistas singapurenses y el gobierno de Lee Kuan Yew, los comunistas pakistaníes y el gobierno de Ayub Khan, los comunistas ceilandeses y el gobierno de Bandaranaike, los comunistas iraníes y el gobierno del Shá Pahlevi, y sépase que esto solo es el caso de los países asiáticos. Todos estos gobiernos eran descaradamente anticomunistas y proestadounidenses. Por tanto, con la oficialización de la teoría de los «tres mundos» a inicios de los 70 –que certificaba la intención de aliarse al imperialismo estadounidense y sus aliados para aupar a China como potencia imperialista– el arquetipo de estas relaciones dieron su última vuelta de tuerca: el apoyo diplomático, militar y financiero a estos gobiernos reaccionarios se intensificó, a la vez que las declaraciones y ayuda de cara a la galería a los movimientos revolucionarios antiimperialistas que luchaban contra estos gobiernos se abandonó definitivamente. Para ver un testimonio de primera mano de entonces, véase:

Equipo de Bitácora (M-L); Enver Hoxha; Reflexiones sobre China, Tomos I (1962-1972) y II (1972-1977) en español

o

The Espresso StalinistSeries sobre el revisionismo chino: La política exterior de la china maoísta en los 70 y 80


3) Los revolucionarios de los años 60 ya venían preñados de los viejos partidos revisionistas donde provenían. Es más los errores de dichos partidos proviene de continuar con el maoísmo pese a sus trágicas consecuencias: el Partido Comunista de la India o el Partido Comunista de Indonesia son ejemplos de ello.

El marxista-leninista francés Vincent Gouysse desmontó muy fácilmente la teoría del Estado de «nueva democracia» de Mao Zedong, muy parecida a la teoría del Estado de los «dos aspectos» de Aidit. Ambas teorías suponen revisión de los axiomas fundamentales del marxismo-leninismo ya que «el poder político no puede ser compartido en pie de igualdad por varias clases revolucionarias» como intentan convencernos. Ambas teorías «oculta(n) la esfera de la economía de la esfera de la política, lo que es antimarxista», ocultan que siempre dominarán políticamente las clases que detentan los medios de producción, en tanto que la economía. Para 1952 con Aidit a la cabeza, ya el partido había renunciado a su brazo armado, disolviéndolo, con el objetivo de adecuarse a la «nueva estrategia» de formar una alianza con la burguesía nacional bajo Sukarno y participar en los sucesivos gobiernos «nacionales» de Sukarno que «profundizarían la revolución» de forma «pacífica y democrática», la presunta «vía indonesia al socialismo». Está claro pues que su «estrategia» de revolución era de lógica oportunista y a su vez estaba basada en términos jruschovista de conquista del poder a través de la «vía pacífica», a través del parlamento burgués. Esta línea se impuso poco a poco y finalmente quedó confirmada en el VIº Congreso del Partido Comunista de Indonesia de 1959:

«Hay una posibilidad de que el sistema de democracia popular, como una etapa de transición al socialismo en Indonesia se puede lograr por medios pacíficos, en forma parlamentaria. El Partido Comunista de Indonesia se esfuerza constantemente para transformar esta posibilidad en una realidad. (...) La clase obrera puede cumplir su misión histórica en un Estado democrático en el que se reforman Parlamento y otras instituciones, que supone darles un contenido realmente democrático y que se constituye de acuerdo con el deseo del pueblo». (Partido Comunista de Indonesia; VIº Congreso del Partido Comunista de Indonesia, 1959)

El Partido Comunista de Indonesia no mantuvo una actitud consecuente contra el revisionismo porque en el anidó el revisionismo. En los años 40 se adoptaron medidas para asimilares las lecciones de la Kominform y de la experiencia de las democracias populares en Europa por medio de Musso; pero la fallida insurrección de 1948 dejó al Partido Comunista de Indonesia con 36.000 cuadros del partido asesinados, la pérdida de 11 de altos cargos del partido, 5 de ellos del Politburó, entre ellos Musso. Como se comprenderá esta situación fue propicia para la entrada de elementos oportunistas como Dipa Nusantara Aidit o Njoto hasta lo más alto de la dirección del partido en 1951. Con ellos en la dirección el Partido Comunista de Indonesia se olvidó de los principio de lucha contra el revisionismo y terminarían por cometer los mismos errores que la Kominform había criticado a franceses, italianos y yugoslavos en las dos primeras conferencias.

La sangría de cuadros y la debilidad teórica del marxismo-leninismo a partir de los años 50 llevó al Partido Comunista de Indonesia a que poco a poco fuera preso de las concepciones jruschovistas; a su vez estas llevaban aparejada la condescendencia hacia el revisionismo soviético que les llevó al seguidismo tras el XXº Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética de 1956. Y de hecho, cuando de vez en cuando lanzaban alguna queja a las declaraciones y tesis de los revisionistas soviéticos jamás se atacaba la esencia revisionista de dicha línea:

«Tengo la impresión de que el Partido Comunista de Indonesia es como un elefante pesado que se mueve con gran dificultad. No da señales de vida, no desempeña el papel que debería jugar y que se espera de él. Dice estar contra los revisionistas pero de hecho está de plantón con ellos, sigue intercambiando cartas calificándoles de «queridos camaradas». La lucha del Partido Comunista de Indonesia es una lucha que se lleva a cabo desde detrás del seto; lanza alguna flecha contra los revisionistas y después «envía besos» a los «queridos camaradas», a los que deja actuar tranquila, tranquilamente. ¡¿A esto se le llama lucha revolucionaria?!». (Enver Hoxha; Presiones ejercidas sobre China para impedirle reaccionar frente a las acciones de los jruschovistas: Reflexiones sobre China - Tomo II, marzo de 1965)

Además, Aidit quién había vivido exiliado y se había formado políticamente en China otorgó al Partido Comunista de Indonesia de una clara adhesión al revisionismo chino durante su liderazgo de 1951-1965. La dirigencia del gobierno chino daba el visto bueno a las tesis antimarxistas de Aidit como la teoría de los «dos aspectos» de Aidit ya que el partido indonesio promovía el partido y el régimen chino como ejemplo a seguir, y veía que adoptaban muchas de sus posiciones. Como vemos los revisionistas chinos tuvieron una gran responsabilidad en la degeneración del Partido Comunista de Indonesia:

«El Partido Comunista de China y el Gobierno chino, ¿tienen algún tipo de responsabilidad en esta cuestión? Naturalmente no podemos pronunciarnos de manera categórica, porque no sabemos en concreto las relaciones internas entre el Partido Comunista de China y el Partido Comunista de Indonesia, porque no sabemos si realizaban consultas camaraderiles entre sí y si los camaradas chinos aprobaban plenamente la trayectoria que seguía el Partido Comunista de Indonesia y en qué medida influían sobre Aidit y sus camaradas. Si el Comité Central del PCCh ha estado de acuerdo con esa trayectoria y ha ejercido su influencia, entonces tiene una responsabilidad directa. (…) Oficialmente los chinos mantenían hacia el PCI y hacia Aidit una actitud lisonjera. A éste le daban palmadas en la espalda, le concedían títulos, aprobaban su «línea» titubeante respecto a los revisionistas soviéticos. Pienso que la actitud de los chinos hacia el PCI y Aidit era oportunista. ¿Y por qué? Así lo creo porque los chinos estaban influidos, en la misma medida que Aidit, por las posturas de Sukarno. Y es más, sabiendo la actitud vacilante de los chinos, que exageraban la necesidad de encontrar a toda costa un apoyo a una política exterior en elementos no comunistas o llamados demócratas, pienso que los chinos tenían, una gran confianza en Sukarno, en su política del NASAKOM, en su «amistad» hacia China». (Enver Hoxha; Presiones ejercidas sobre China para impedirle reaccionar frente a las acciones de los jruschovistas: Reflexiones sobre China - Tomo II, marzo de 1965)

Por supuesto hay muchos más aspectos que analizar del Partido Comunista de Indonesia, como sus primeros años de historia, o de su reorganización tras el golpe de Estado donde existen varios documentos emitiendo varias autocríticas de sus errores. Por ejemplo en estas autocríticas se analizaron correctamente muchos de los errores cometidos pero no sirvió para corregir todas sus viejas desviaciones y de hecho se promovieron otras nuevas, pues dicha nueva dirección del partido estuvo dominada por una adhesión más fuerte al revisionismo chino con lo que se introdujeron oficialmente muchas tesis maoístas como reglamentos para el partido. Sobra decir que la lucha del Partido Comunista de Indonesia contra el Estado fascista Indonesio fracasó bajo esta marcada influencia del revisionismo chino, pero esto será analizado en otro documento complementario.

4) Un buen ejemplo que resume todo esto, es la siguiente cita de Enver Hoxha sobre los desarrollos del maoísmo:

«Después de la guerra también en Asia fue destruido el régimen colonial. En las viejas colonias se levantaron Estados nacionales aparte. En la mayoría de ellas se logró esta victoria por medio de una lucha sangrienta de las masas populares contra los colonizadores y los ocupantes japoneses.

La lucha libertadora del pueblo chino, la cual condujo a la liberación de China de la dominación imperialista japonesa, al aniquilamiento de las fuerzas reaccionarias de Chiang Kai-shek y al triunfo de la revolución democrática, tuvo una particular importancia para el derrocamiento del colonialismo en Asia. Esta victoria, en un gran país como China, ejerció durante uno cierto periodo una amplia influencia en la lucha de liberación de los pueblos asiáticos y de los otros países dominados por las potencias imperialistas o dependientes de ellas. Pero esta influencia fue debilitándose paulatinamente, debido a la línea que adoptó la dirección china tras la creación de la República Popular China.

La dirección china proclamó que su país se había encauzado por el camino del desarrollo socialista. Los revolucionarios y los pueblos del mundo amantes de la libertad, que deseaban y esperaban que se convirtiera en un poderoso baluarte del socialismo y de la revolución mundial, saludaron calurosamente esta proclamación. Pero sus deseos y sus esperanzas no se confirmaban. La gente no quería creérselo, pero los hechos y la situación muy agitada y turbulenta que predominaba en China, demostraban que no marchaba por el camino del socialismo.

Mientras tanto, la lucha de los pueblos asiáticos no había finalizado con la destrucción del colonialismo. Los colonizadores ingleses, franceses; holandeses, etc., a pesar de verse obligados a reconocer la independencia de las antiguas colonias, querían conservar sus posiciones económicas y políticas a fin de continuar la dominación y la explotación bajo otras formas, neocolonialistas. La situación se agravó particularmente por la penetración de los Estados Unidos en Asia, sobre todo en el Lejano Oriente, en el Sudeste Asiático y en las islas del Pacífico. Esta zona tenía y tiene una gran importancia económica, militar-estratégica para el imperialismo estadounidense. Allí estableció grandes bases y flotas de guerra. Paralelamente a esto, el capital estadounidense clavó sus sangrientas garras en la economía de esas regiones. Entretanto, los imperialistas estadounidenses llevaron a cabo operaciones militares y acciones diversionistas de gran envergadura a fin de aplastar los movimientos de liberación nacional en los países asiáticos. Lograron dividir Corea y Vietnam en dos partes, implantando regímenes reaccionarios, títeres, en la parte sur de estos países. En numerosas excolonias y semicolonias de Asia, se establecieron regímenes latifundista-burgueses proimperialistas. De este modo se conservaron allí la esclavitud medieval, la feroz dominación de los maharajás, los reyes, los jeques, los samuráis, de los señores capitalistas «modernizados». Estos regímenes vendieron otra vez sus países a los imperialistas, sobre todo al imperialismo estadounidense, frenando así considerablemente el desarrollo económico, social y cultural de estos países.

En estas condiciones, los pueblos de Asia, agobiados de nuevo por el pesado yugo imperialista y latifundista-burgués, se vieron obligados a no deponer las armas y continuar su lucha libertadora a fin de liquidar este yugo. En general esta lucha estaba dirigida por los partidos comunistas. Allí donde estos partidos habían logrado crear estrechos vínculos con las masas, hacerlas conscientes de los objetivos libertadores de la lucha, movilizarlas y organizarlas en la guerra revolucionaria, esta lucha dio resultados positivos. La histórica victoria que lograron los pueblos de Indochina, especialmente el pueblo vietnamita, sobre los imperialistas estadounidenses y sus lacayos nativos latifundista-burgueses, demostró al mundo entero que el imperialismo, aún siendo como los Estados Unidos una superpotencia, a pesar de su gran potencial económico y militar y los modernos medios de guerra de que dispone y que utiliza para aplastar los movimientos de liberación, no es capaz de someter a los pueblos y los países, sean grandes o pequeños, cuando están decididos a hacer cualquier sacrificio y luchar con abnegación hasta el fin por su libertad y su independencia.

En muchos otros países de Asia, como Birmania, Malasia, Filipinas, Indonesia, etc., se han desarrollado y todavía siguen desarrollándose las luchas armadas de liberación. Estas luchas seguramente habrían logrado mayores éxitos y victorias, si no hubieran sido obstaculizadas por la intervención y las actitudes antimarxistas y chovinistas de la dirección china, intervención y actitudes que han provocado escisión y desorientación en las fuerzas revolucionarias y los partidos comunistas a la cabeza de estas fuerzas. Por un lado, los dirigentes chinos decían apoyar las luchas libertadoras en estos países y, por el otro, sostenían a los regímenes reaccionarios, recibían y despedían con mil honores y elogios a sus cabecillas. Siempre han seguido la estrategia y la táctica de someter los movimientos de liberación en los países asiáticos a su política pragmática y a sus intereses hegemonistas. De continuo han presionado a las fuerzas revolucionarias y a la dirección de estas fuerzas para imponerles esa política. En realidad, no se han preocupado por la causa de la liberación de los pueblos y de la revolución en los países de Asia, sino por la realización de sus designios chovinistas. No han ayudado a estos pueblos, sólo los han obstaculizado.

El problema de la revolución y de la lucha de liberación en Asia, jamás se ha planteado con tanta fuerza y de manera tan imperativa como ahora; nunca ha sido más complicado que ahora ni su solución más difícil.

Esta complicación y estas dificultades se deben principalmente a los designios y a la actividad de los imperialistas estadounidenses, así como a los designios y la actividad antimarxista, antipopular, hegemonista y expansionista de los revisionistas y los socialimperialistas soviéticos y chinos.

Los Estados Unidos ambicionan e intentan por todos los medios y con todas sus fuerzas conservar y reforzar sus posiciones estratégicas, económicas y militares en Asia, puesto que consideran estas posiciones como vitales para sus intereses imperialistas.

A su vez, también la Unión Soviética aspira a extender las posiciones que ya ha conquistado en Asia y se vale de todos los medios y de todas sus fuerzas para conseguirlo.

China, por su parte, ha manifestado abiertamente su pretensión de dominar a los países asiáticos, estableciendo a este efecto alianzas con los Estados Unidos y, en especial, con el Japón, y contraponiéndose directamente a la Unión Soviética.

También el Japón pretende dominar en Asia; éste es un viejo objetivo del imperialismo japonés.

Por eso la Unión Soviética tiene tanto miedo a la alianza sino-japonesa y la combate tan enérgicamente. Pero tampoco el imperialismo estadounidense desea que esta alianza cobre mayores proporciones y supere los límites en que puedan verse afectados sus intereses, a pesar de que estimuló y dio el «visto bueno» a la firma del Tratado entre China y el Japón juzgando desde el punto de vista de que este tratado puede frenar la expansión soviética que va en perjuicio de la dominación estadounidense.

También la India, que es un gran país, tiene la ambición de convertirse en una gran potencia nuclear y con peso en Asia, de desempeñar un papel particular, sobre todo dada su posición estratégica en el cruce de los intereses expansionistas de las dos superpotencias imperialistas, la estadounidense y la soviética, en el Océano Indico y el Golfo Pérsico, y en sus fronteras septentrionales y orientales.

Tampoco el imperialismo inglés ha renunciado a sus designios de dominar los países asiáticos. Otros Estados capitalista-imperialistas tienen asimismo una meta análoga.

Por esta razón Asia constituye hoy día una de las zonas en las que tienen lugar las rivalidades interimperialistas más agudas; se han creado, por lo tanto, muchos focos peligrosos que amenazan con transformarse en conflagraciones mundiales, que serían pagadas por los pueblos.

Para sofocar las revoluciones y las luchas de liberación en los países de Asia y abrir paso a sus planes hegemonistas y expansionistas, los revisionistas soviéticos y chinos, en una febril competencia entre sí, han realizado y realizan un trabajo muy sucio de escisión y de zapa en el seno de los partidos comunistas y de las fuerzas revolucionarias y amantes de la libertad de estos países. Esta actividad fue una de las causas principales de la catástrofe que sufrió el Partido Comunista de Indonesia, de la escisión y del desbaratamiento del Partido Comunista de la India, etc. Predican la alianza y la unidad del proletariado y de las amplias masas populares con sus respectivas burguesías reaccionarias, esforzándose cada uno por separado en granjearse la amistad de estas burguesías dominantes.

La injerencia de los socialimperialistas soviéticos y chinos en los diversos países de Asia, partiendo de sus posiciones y sus objetivos hegemonistas y expansionistas, amenaza con grandes peligros a los movimientos de liberación de estos pueblos y ha puesto directamente en peligro también las victorias de la lucha de liberación en Vietnam, Camboya y Laos.

En los países asiáticos, las fuerzas revolucionarias y amantes de la libertad, dirigidas por los partidos comunistas marxista-leninistas, deben enfrentar y desbaratar tanto el peligro que proviene de la reacción interna, armada por los amos imperialistas, como los peligros procedentes de la actividad escisionista y de zapa, y de los planes hegemonistas y expansionistas de los revisionistas soviéticos y chinos. Además deben liberarse de una serie de antiguas ideas y concepciones reaccionarias; religiosas, místicas, budistas, brahmanistas, etc., que frenan el movimiento. Del mismo modo no deben permitir que arraiguen «nuevas» ideas y concepciones reaccionarias, como las ideas revisionistas jruschovistas, maoístas y otras teorías igual de reaccionarias, que desorientan a las masas, las engañan, las despojan de su espíritu combativo de clase, las meten en callejones tortuosos y sin salida.

Es cierto que la lucha de liberación que tienen por delante los pueblos de Asia es difícil, es cierto que choca con muchos obstáculos, pero no hay ni habrá lucha de liberación ni revolución fáciles, que no sorteen grandes dificultades y obstáculos, que se lleven a cabo sin sangre y sin grandes sacrificios, para alcanzar la victoria final». (Enver HoxhaEl imperialismo y la revolución, 1978) (Equipo de Bitácora (M-L); La histórica influencia negativa del revisionismo chino en los movimientos de liberación nacional y los partidos comunistas en Asia, y los deberes de los nuevos partido marxista-leninistas asiáticos, 2015)