«[En los países capitalistas-revisionistas] Los préstamos, créditos y todo tipo de contactos con el capital privado extranjero de los países imperialistas, acabaría no sólo en un enredo de deudas económicas, sino que como ya se ha expresado, pérdida de soberanía; por lo tanto la subyugación económica a los imperialismos y sus organizaciones, se traducía siempre en los regímenes pseudosocialistas, en una subyugación política, es decir, en hacer reformas a gusto del acreedor de la «ayuda» económica. Y cuando al igual que cualquier otro país capitalista occidental, los países revisionistas-capitalistas se introdujeron en el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, etc., el seguidismo en las reformas fue bestial:
«La participación en el Fondo Monetario Internacional en algunos países de Europa del Este, como Yugoslavia, que ha sido miembro desde su fundación, Rumanía, que lo es desde principios de los años setenta, Hungría desde 1982 y Polonia desde 1985, y la necesidad de nuevos préstamos para cubrir los antiguos, fue aprovechada por esta organización para lograr sus intereses. En primer lugar, le pidió a estos países a que tomaran nota de la situación actual de la economía y definieran el camino a seguir para transformarlo, hacerle modificaciones estructurales, limitaciones de las importaciones e inversiones, etc. Es en este contexto que encaja las medidas adoptadas en estos países para elevar los precios de los bienes de consumo y devaluar su moneda frente al dólar. En los años 1981, 1983 y 1984, Rumanía ha devaluado tres veces el leu y el dólar subió 4,5 a 21,5 frente al leu. Polonia, con su entrada en el FMI, operaba con una devaluación del zloty en un 30 por ciento, mientras que Hungría ha pasado el dólar 41,3 a 51 fiorint. De modo general, la política del FMI con respecto a los países que piden préstamos, independientemente de los matices y los rasgos específicos que revistan según los diferentes Estados y los grupos de Estados, parece estar destinado a aumentar la explotación y la expoliación de las amplias masas trabajadoras y acentuar todavía la dependencia de su economía hacia sus exportaciones en las metrópolis. Además, el FMI pregunta y pide informes detallados sobre la situación de la economía de los países prestatarios, sobre sus perspectivas de desarrollo, sobre la política económica que aplicarían según las medidas propuestas por él, y se le ha sido reconocido también el derecho a proceder periódicamente a la comprobación de la aplicación de esta política. Su no aplicación puede conducir hasta el cese de los créditos». (Lulzim Hana; La deuda externa y los créditos imperialistas, poderosos eslabones de la cadena neocolonialista que esclaviza a los pueblos, 1988)
Hay que buscar en este tipo de análisis científicos, las causas de la caída de los regímenes revisionistas-capitalistas. En los países de la «izquierda latinoamericana» o los autodenominados como países del «socialismo del siglo XXI», siguen la misma estela, también confían en los organismos del neoliberalismo global como el Fondo Monetario Internacional para «evaluar la viabilidad de su economía» y de sus «ayudas» para «desarrollar su economía», y se basan en su aprobación para sacar pecho ante su militancia, es el caso de Argentina, Venezuela, Nicaragua, Bolivia, etc.; e incluso han llegado a modificar sus marcos constitucionales y soberanos para facilitar la llegada del capital extranjero. Sólo un ejemplo, para que se demuestre, que estos revisionistas no han aprendido de las experiencias y bochornoso final de sus predecesores:
«El gobierno nicaragüense, pese a las buenas calificaciones obtenidas, considera necesario continuar con el acompañamiento del FMI, como asesor de confianza, porque en ese sentido, la entidad mundial podrá ofrecer al país sus opiniones y recomendaciones sobre la implementación del programa económico y financiero nacional». (Voz del Sandinismo; Otorgó Fondo Monetario Internacional buenas notas a macroeconomía nicaragüense, 26 de septiembre de 2013)». (Equipo de Bitácora (M-L); El revisionismo del «socialismo del siglo XXI», 2013)
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