domingo, 8 de diciembre de 2019

Autocrítica de Siker, músico y antiguo simpatizante de las ideas del PCE (r); Siker, 2018

NOTA: Esta autocrítica fue publicada el 28 de Enero del 2017, y el actual texto presenta algunas modificaciones, como por ejemplo nuevas comentarios de Siker, o la eliminación de algunas citas con la finalidad de que el texto no sea redundante, a causa de que esas citas  ya aparecen durante el propio documento de Bitácora (M-L) sobre el PCE(r) y los GRAPO.

El documento:

«Voy a proceder a hacer pública una autocrítica sumamente importante. Algo larga y compleja pero necesaria para esclarecer más de una cuestión.

En los últimos años, en Youtube, han/hemos crecido jóvenes haciendo canciones pretendidamente comunistas y presuntamente al servicio de las ideas del proletariado, ya que la rabia contra el Estado capitalista explotador junto a la influencia de cantantes y autores que se hicieron famosos escribiendo en nombre del comunismo, entre otras cosas, han hecho que salgamos cierto número de artistas difundiendo de forma calcada esas mismas ideas de las canciones, vídeos, textos... de los que hemos «mamado».

Llegados aquí, por mi parte, llega el momento de hacer pública parte de una profunda autocrítica que es imprescindible y que ya tocaba. Antes de empezar, decir que esta es mi humilde conclusión de un conjunto de lecturas y reflexiones y que esto pretende ser un pequeño aporte para barrer con conceptos y actitudes que  considero erróneas y si me llegara a equivocar en algo, querría que se me rectificase honestamente.

1) Si por algo han sido conocidos nuestros discursos y canciones es por apoyar –a veces más «en serio» y a veces de forma más «satírica»– el asesinato de burgueses o sirvientes de la burguesía –jueces, políticos– o incluso de famosos de turno. Ante esto, llego a pensar que no es propio de un agitador o artista comunista desear la muerte o asesinato de la burguesía y sus lacayos continuamente en sus canciones, pues los burgueses y sus sirvientes serán justamente juzgados y puestos en su lugar mediante el transcurso y realización de la revolución y por un tribunal popular. No necesitamos dar de forma innecesaria más excusas a los tribunales de la burguesía para criminalizar al comunismo y para condenar a la juventud que se pretende combativa, y aún menos necesitamos ponérselo tan fácil –más de lo que ya lo tienen– para que encierren a jóvenes que pueden ser honestos y que aspiran a ser revolucionarios y a elevar el nivel de conciencia del resto de jóvenes y trabajadores. Además, no es de extrañar si obreros de a pie que escuchan estos discursos, no entienden realmente el por qué de esta violencia individual –o terrorismo individual, tal como lo llamaba Lenin–, que lo único que haría es acabar con varios personajes de la burguesía, pero que de ningún modo tumbaría la estructura del Estado burgués a través de una lucha de masas, que es a lo que el proletariado aspira realmente, a destruir la estructura y el Estado con que la burguesía nos reprime.

Se nos conoce especialmente por el apoyo a organizaciones y formas de lucha antimarxistas como el terrorismo individual sin una verdadera conexión con las masas trabajadoras y su lucha. Estas tendencias han sido denunciadas históricamente por los comunistas, empezando por Marx, Engels, Lenin, Stalin y Hoxha. Este último se encargó especialmente de desenmascarar al revisionismo moderno y a las nuevas expresiones de la violencia pequeño-burguesa que proliferaban en los años 60, 70 y 80; por ello, no resulta sorprendente que entre tanta canción en memoria a clásicos comunistas no se nombre nunca al albanés Enver Hoxha y a su partido: el Partido del Trabajo de Albania (PTA), el cual dedicó sus máximos esfuerzos a combatir los distintos revisionismos que surgían y resurgían para engañar criminalmente a los pueblos del mundo–. Con esto quiero decir que no es marxista apoyar prácticamente cualquier tipo de violencia armada –más bien es una muestra de eclecticismo e incomprensión del marxismo–, porque para empezar, organizaciones con desviaciones históricas a las que hemos apoyado constantemente y sin miramiento –véase la RAF, Brigadas Rojas, ETA o los GRAPO– han sido sumamente conocidas e incluso desprestigiadas por sus atracos a bancos, secuestros, asesinatos selectivos, explosiones con coches-bomba, etc. que eran acciones en las que las masas no participaban, más bien pasaban pasivas, indiferentes, o incluso eran víctimas de estos atentados. Este tipo de organizaciones, en la práctica, ponían en marcha la teoría de que se puede tumbar al Estado burgués ejecutando a políticos, coroneles –y otros cuadros de la burguesía–, sin tener realmente en cuenta que el Estado es toda una estructura que jamás será tumbada ejecutando a uno o varios personajes –por muy conocidos y relevantes que sean– de la burguesía o de sus cuadros, y eso no lo digo yo, lo confirma la experiencia histórica y el propio Lenin criticó sin descanso el terrorismo individual y los asesinatos selectivos de grupos, como por ejemplo, el Partido Social-Revolucionario, el cual tenía y destinaba gran parte de sus esfuerzos al  método de lucha del terror individual, sin una conexión real con las masas, consiguiendo ejecutar a cargos importantes de la autocracia zarista como Pleve, pero los cuales practicando la violencia sin una conexión real con la lucha de los obreros.

Es una muestra de eclectismo que a la vez que supuestamente defendemos el comunismo, hagamos gala de ideas pequeño-burguesas, de tipo anarquistas –sin análisis marxista ninguno– apoyando las acciones de los GRAPO, una organización a la que cualquier momento le parecía idóneo para llevar a cabo este tipo de acciones, sin tomar en cuenta las condiciones y los ánimos del movimiento obrero, y que, especialmente en sus últimos años de vida, su actividad se basó especialmente en luchar por sobrevivir, atracando bancos e intentando cobrar el «impuesto revolucionario» a explotadores capitalistas para «atender las necesidades económicas del Movimiento de Resistencia Antifascista», comportándose como una élite «revolucionaria» al margen de las masas, que no analizaba si ese tipo de acciones podían aportar algún tipo de conciencia a los obreros. Porque, ¿desde cuándo las acciones armadas individuales o por comandos hacen comprender a los obreros la necesidad del socialismo o los organiza? Nunca. Las acciones armadas, o no, históricamente responden a unas condiciones concretas y a un programa revolucionario claro, de lo contrario, se cae fácilmente en el aventurerismo, por mucho que se hable de «dar aliento a las masas con las acciones guerrilleras» o de «revolución»; es en la práctica donde se confirma si la línea aplicada es realmente consecuente con el comunismo y si responde a los intereses político-económicos del pueblo. Hay que entender que la burguesía saca provecho de este tipo de bandas, porque hacen que las masas relacionen el comunismo con los atentados que se cometen al margen de ellas, con lo cual este tipo de acciones no son ningún estímulo para concienciar a las masas, más bien son un obstáculo. Además, si condenan a un artista por apoyar este tipo de acciones, que además no son proletarias ni revolucionarias, no lo están condenando por ser comunista, sino por apoyar el terrorismo individual, y esto, en una democracia burguesa es punible y en el caso de España, mucho más, ya lo sabemos. Por lo tanto, si alguien se ve envuelto en un proceso represivo por haber apoyado a organizaciones que han resultado ser contrarevolucionarias, obviamente es un represaliado por el Estado y merece solidaridad, pero decir que está encausado o preso por ser «comunista» solo sirve para hacer creer a la gente de a pie que comunista es aquel que apoya cualquier tipo de violencia contra el contra el régimen, cuando en realidad no toda violencia es revolucionaria, y las masas nunca la justificarán sino se sienten partícipes de esta y no ven que esa violencia responda a sus intereses político-económicos.

Además es de suma importancia entender que todas las organizaciones armadas mencionadas anteriormente, han estado históricamente infiltradas –los GRAPO, Brigadas Rojas o ETA son buen ejemplo de ello–, de esta manera, los servicios de inteligencia capitalistas, podían manipular acontecimientos desde dentro, animar a hacer acciones antipopulares y/o asegurar al gobierno que todo estaba bajo control. Con esto no quiero decir que el hecho de estar infiltrados les haga contrarevolucionarios, para nada, porque cualquier organización revolucionaria ha estado amenazada y afectada por la infiltración –¡los bolcheviques mismamente!–, pero las organizaciones eclécticas que por su falta de unidad ideológica han facilitado la llegada de provocadores, como la RAF, era de esperar que acabaran siendo utilizadas por el Estado capitalista para actuar contra la propia revolución. Así es como el Estado burgués y sus gobiernos, han ido sacando provecho del terrorismo disfrazado de comunismo, antifascismo y otras etiquetas «revolucionarias» y han utilizado a estas bandas como una baza a la cual ir desmantelando lentamente –véase la Operación Gladio, especializada en estas prácticas–. Así, tenemos el caso de uno de los muchos infiltrado de la policía en los GRAPO, Andrés Gajate Ramos –ese era su alias– que llegó a la cúpula de los GRAPO a través de la AFAPP y del PCE (r). En el documento de Bitácora (Marxista-Leninista): «Estudio histórico sobre los bandazos políticos oportunistas del PCE (r) y las prácticas terroristas de los GRAPO» de 2017, se explica que este infiltrado acusó a la policía en el Diario 16 de «no hacer lo suficiente para acabar con los GRAPO, cosa que yo podría haberles facilitado». Aunque no tengo constancia material de estas afirmaciones, en todo caso, me cuadraría perfectamente, no sería extraño, pues podemos ver en ese mismo documento como por ejemplo Felipe González le confesó a un periodista en una entrevista que podría haber acabado con la cúpula de ETA y que finalmente decidió no hacerlo. Además, desde 1977, no han cesado las infiltraciones que le han facilitado todo tipo de información a la policía del PCE (r) y los GRAPO.

«En España los sucesivos gobiernos tampoco se les podía ir de las manos la cuestión terrorista, por ello interesaba dar algún golpe antiterrorista para tranquilizar a las masas en la cuestión terrorista atemorizadas por la escalada de atentados y no perder el apoyo de los sectores duros del Ejército, Policía y la Guardia Civil uno de los principales blancos del terrorismo de ETA. Cuando se deseaba dar un golpe pero no se estaba en posesión de suficiente información y la situación escapaba a su control se usaban grupos mercenarios especializados en estos menesteres para liquidar a los comandos de las bandas terroristas, «combatiendo el fuego con fuego», he ahí el caso de los GAL». (Equipo de Bitácora (M-L); Estudio histórico sobre los bandazos oportunistas del PCE (r) y las prácticas terroristas de los GRAPO, 2017)

Lo peor en nuestro caso, pienso, que no es el hecho de haber apoyado constantemente a los GRAPO, sino el hacer constante hincapié en que «sí o sí»  tiene que regresar una organización como la mencionada, sin tener en cuenta nada de lo criticado más arriba.

Más de uno quizá me tacha de «traidor» y de cosas parecidas, o piensa que este no es momento para críticas como esta por –por ejemplo– la condena de 2 años y un día de cárcel que le han puesto a los doce raperos simpatizantes del PCE (r) y GRAPO  dejando a un lado las divergencias e incoherencias que hay en unos cuantos de ellos estando yo también aún pendiente de juicio por la misma causa*.

* [Nota: Esta condena de 2 años y un día, fue posteriormente reducida por la Audiencia Nacional a 6 meses, y posteriormente Siker fue condenado a 1 año de tareas socio-educativas]. 

Pero no es que sea mal momento, es que ya era hora de hacer una crítica-autocrítica profunda respecto a esto, porque desde luego que no es útil para la causa del proletariado el afrontar juicios y condenas mayoritariamente por frases en apoyo a acciones y grupos que hacen un flaco favor al movimiento revolucionario y a la clase obrera. Por lo tanto, esta autocrítica pública también pretende aclarar –así lo veo yo, como un necesario esclarecimiento– que no necesitamos dar de forma innecesaria excusas a los tribunales de la burguesía para criminalizar al comunismo y para condenar a la juventud que se pretende combativa, y aún menos necesitamos ponérselo tan fácil para que encierren a jóvenes por poner en marcha pensamientos o acciones antimarxistas, más, si esos jóvenes  pueden ser honestos y  aspiran a ser revolucionarios y a elevar el nivel de conciencia del resto de jóvenes y trabajadores. Con esto no quiero decir que haya que negar la necesidad de la violencia revolucionaria, todo lo contrario, pero de ahí a hacer seguidismo de organizaciones revisionistas, pequeño-burguesas y terroristas, que han dinamitado el movimiento obrero y comunista durante años, hay un abismo. Los comunistas tienen –y deben tener– una concepción de violencia científica e independiente de la que tienen los fiscales de la Audiencia Nacional, pero también independiente de la que tienen los aventureros y los izquierdistas cuyas ideas, en la práctica se acercan más a Blanqui o a los social-revolucionarios rusos que a las de Lenin o Stalin. Alguno dirá «¡Dios mío! ¡Está hablando de terrorismo o terror individual! ¡Habla como un juez!», pero no, son muchísimos los textos de comunistas históricos que han criticado el terror individual por ser inservible para el pueblo. Véase mismamente las discusiones de Stalin con los representares del Comité Central del Partido Comunista de la India en 1951.

Obviamente el aumento de la represión hacia todo lo que huele a revolucionario o «izquierda» y los continuados juicios por «enaltecimiento del terrorismo». Muchos enjuiciados no pasan de hacer humor sin ningún tipo de discurso político, otros también son enjuiciados por decir verdades sobre la monarquía y la policía como en alguno de los casos de Pablo Hasél, al que le piden 5 años por twits denunciando derroches de la casa real y la violencia de la policía... ello tienen que ver con la naturaleza represiva del Estado burgués y forman parte del proceso de fascisticización que hay en España. Es necesaria la agitación y solidaridad con este tipo de represaliados o por las torturas que se cometen en cárceles a todo tipo de presos, aunque no sean comunistas –ya que son ejemplos evidentes de lo falsa que es la «igualdad ante la ley» o las «libertades» de las que alardea el Estado capitalista–, pero entre los deberes de un comunista también está uno fundamental: seguir el camino de la autocrítica y del temple bolchevique, desmenuzando la verdadera naturaleza de ciertas tendencias pequeño-burguesas que aparentan ser revolucionarias y que nos embaucan a jóvenes y trabajadores a falta de un partido marxista-leninista que esclarezca sin tapujos todas estas cuestiones. De solidarizarse con quien sufre represión injusta a hacer seguidismo de organizaciones revisionistas y aventureristas hay un paso importante. Ya dijo Enver Hoxha en su Informe en el VIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania de 1971... hay revolucionarios sinceros, que al haber rechazado el camino reformista, han abrazado otros conceptos erróneos sobre la revolución, como por ejemplo los puntos de vista anarquistas, porque piensan que las acciones aisladas de las masas pueden «estimular» a esas masas, lo cual es un absurdo. Si yo y otra mucha gente ha tenido esas creencias, eso se debe indudablemente a la falta de madurez y formación política, lo cual es aprovechado al máximo por los revisionistas para impulsar enunciados, pretendidamente marxistas, que puede ser fácilmente desmontados por la historia y por los clásicos del comunismo.

2) Si por algo se nos ha conocido es por defender a ultranza –por falta de formación y por seguidismo– la línea ideológica del PCE (r). Así, a base de fe ciega, jamás hemos puesto en duda la veleta por bandera y el maoísmo que tanto caracterizó al PCE (r), el cual nació a plena luz del revisionismo maoísta, propagando teorías tan nocivas como la de los tres mundos –preconizada y practicada por Mao como demuestra hoy la documentación disponible–. Véase de Bitácora (M-L): «Comparativas entre el marxismo-leninismo y el revisionismo chino sobre cuestiones fundamentales» de 2016.

La teoría maoísta, de los tres mundos defendía, a grosso modo, que el planeta tierra está dividido en tres mundos: un primer mundo formado por el imperialismo estadounidense y por la URSS revisionista, socialimperialista; un segundo mundo formado por los países aliados de esa URSS y de los EEUU, y un tercer mundo formado por los países coloniales y semifeudales. En base a esta teoría, Mao y más tarde Deng Xiaoping aseguraban que la URSS era el imperialismo más agresivo y peligroso para la humanidad, mientras que el imperialismo estadounidense solo luchaba por sobrevivir y mantener su posición. De esta manera, Mao daba legitimidad a la idea de que el Partido Comunista de China (PCCh) era marxista-leninista –añadiéndole lo que ellos llaman «pensamiento Mao Zedong»– y que luchaba contra la URSS revisionista, y así, a la vez Mao y los suyos barrían terreno para acercarse a los Estados Unidos, ya que los revisionistas chinos pretendían endeudarse con los EEUU para estimular el capitalismo en China –porque según Mao, el capitalismo era algo progresista y necesario en el contexto de China, por su condición de país semi-feudal y atrasado– y además, China aconsejaba a las colonias en plena lucha por su liberación, que se dejaran «ayudar» económicamente y militarmente por los Estados Unidos.

La teoría de las tres mundos fue una idea criminal –hecha pasar por marxista– la cual el PCE (r) aplicó en detrimento del marxismo-leninismo. Posteriormente, Arenas, en un bandazo ideológico, empezó a decir en 1978 que «no está probada la supuesta agresividad de la URSS» y que atacar a la URSS significaría hacerle el juego al imperialismo estadounidense. Esta línea política no era más que oportunismo y adaptación a base de bandazos, ya que bajo estas excusas apoyaron a la URSS revisionista de Brezhnev y de Gorbachov, llegando a dar apoyo a la Perestroika, hablando como si la URSS fuera socialista a pesar de su dirigencia revisionista y a pesar de los cambios económico-políticos que se emprendieron bajo la dirección de Jruschov. Véase como el PCE (r) consideraba socialista a la URSS revisionista y daba, con distintos pretextos, apoyo al PCUS anticomunista y a Gorbachov.

Rusia hoy no es socialista gracias a enemigos como Jruschov o el propio Gorbachov, ¿así que de que reestructuración nos hablaba el PCE(r) cuando decía que la URSS debía replegarse y hacer concesiones para reestructurarlo todo de nuevo? Hoy, bajo pretextos parecidos, Arenas defiende a la Rusia imperialista de Putin como si de alguien «cercano» al comunismo se tratase.  Incluso en sus medios actuales han llegando a considerar a un filofascista como Perón de «antiimperialista». ¿Qué tipo de broma es esta? 

Todo esto puede verse en el documento de Bitácora (M-L) ya mencionado sobre el PCE(r), donde sale la documentación que yo ni muchos otros conocíamos. 

Y puede constatarse como al igual que con Gorbachov, también apoyaron al revisionista chino Deng Xiaoping –por sentimentalismo, tal como el propio Arenas reconocía–:

«Para nosotros China es un gran país socialista y su Partido Comunista un gran Partido revolucionario. No podemos aceptar que se haya producido un nuevo «retroceso» del socialismo, porque eso está en contra de la verdad histórica y de nuestros propios sentimientos y aspiraciones». (Manuel Pérez Martínez, «Arenas»; En la encrucijada, Publicado en Bandera Roja, 2ª época, año IV – nº 33, marzo de 1978)

Además, a finales de los años 80, también siguieron apoyando a China a pesar de su clara intención con Estados Unidos. Así que visto lo visto, no es de extrañar que China recibiera a Nixon o al revisionista Carrillo al que tanto pretendía combatir el PCE (r). Es cierto que muchos partidos comunistas de los 60 y 70 absorbieron el maoísmo, ya que este aún no estaba tan desenmascarado y fue tras la muerte de Mao cuando se sacaron muchas de sus obras oficiales y no oficiales, ya que los nuevos dirigentes chinos aprovecharon dichos documentos revisionistas de Mao para justificar sus nuevas desviaciones y tropelías económicas, inclinándose aún más hacia el imperialismo estadounidense. Pero de ahí a seguir diciendo a finales de los 80 que ¡China es socialista! Hay un trecho muy grande. No es el caso de partidos como el Partido Comunista de Alemania/Marxista-Leninista (PCA/ML), que en el IVº Congreso de 1978 se posicionó con Albania y denunció al maoísmo como una variante del revisionismo, ejerciendo así una profunda autocrítica para seguir por el camino del comunismo. También está el ejemplo del antiguo Partido Comunista de España (marxista-leninista), que se posicionó con Albania cuando se produjo la ruptura con China y ya denunciaba previamente la teoría de los tres mundos –no como el PCE (r), que hizo un seguidismo exagerado de estas tesis maoístas y otras–. Pero claro, estos ejemplos apenas se conocerán entre los revolucionarios de la actualidad si personajes públicos afines al PCE (r) como Hasél acusan a Enver Hoxha de «irrespetuoso» por haber desmontado el revisionismo maoísta y ocultan las autocríticas ante el maoísmo de, por ejemplo, Elena Ódena, esa dirigente del viejo PCE (m-l) al cual Arenas se atrevió a llamar «falangista»... ¿Irrisorio, ¿verdad? Todo ello mientras su partido se ha comportado como vocero de los reaccionarios de Pekín, luego de la URSS, ahora de Rusia y en España se han dedicado a calumniar a revolucionarios como Ódena por haber sido críticos con el terror individual o con cualquier otro tema doloroso para el PCE (r). Esta gente, con esa actitud, llamaría irrespetuosa y dogmático a Lenin, no nos engañemos.

Los simpatizantes del PCE (r) siempre hemos afirmado que «el partido ha hecho autocrítica de su maoísmo», poniendo como ejemplo, entre otros textos, una entrevista del 2007 en la que Arenas decía «Nunca hemos sido maoístas». ¡¿De verdad, nunca han sido maoístas?! Un partido que nació siendo vocero de Pekín, que llevó a España toda la propaganda de la «Revolución Cultural», que también adoptó esa fórmula de «marxismo-leninismo-maoísmo», que le dio «validez universal» a la «Guerra Popular Prolongada»... ¡¡¿¿de verdad nunca han sido maoístas??!! Obviamente, con el paso de los años y los acontecimientos, el PCE (r) ha visto el fracaso de varias de sus teorías y predicciones, arrepintiéndose de ese maoísmo que profesaban... pero no hemos visto de ninguna manera una autocrítica verdaderamente histórica y troncal, y así estamos, con un cúmulo de simpatizantes y «satélites» de dicho partido que no se aclaran con el verdadero carácter y cómputo final del maoísmo y de Mao. Arenas afirmaba que: «No se le puede atribuir a Mao esta política y menos aún la que ha conducido a la restauración capitalista en China». ¿Pero en qué momento exactamente ha habido socialismo en China? Mao no es que fuera el culpable de la «restauración del capitalismo» por sus debilidades como creen algunos, sino que fue el principal culpable de que China nunca se llegase a enrolar en dicho camino por la deriva que siguió, y la cual fue anticipada por el propio Stalin en una entrevista con Mao en 1949.

El propio líder soviético criticaba las teorías económicas pro-capitalistas que resurgían en su época, así, muchas de las teorías que Stalin criticaba en «Problemas económicos del socialismo en la URSS» de 1952, teorías que fueron las que aplicaron los revisionistas en el poder. Mao escribió del pensamiento de Stalin en su obra. Siempre aseguró que en el contexto de China el capitalismo era el sistema más progresista posible y estaba decidido a ayudarse de los créditos yanquis como demuestra la documentación secreta entre ambos países, así como el testimonio de periodistas y embajadores... después también teorizó que la agricultura era la base de la economía y que la ley del valor era el mecanismo para transitar al comunismo. Otra cosa es que la gente desconozca todo esto.

Por ende, no se puede decir que el cambio de Mao a Deng Xiaoping sea igual al de Stalin a Jruschov. Deng Xiaoping –así como Earl Browder en los EEUU– supo aprovechar bien estas ideas económicas de Mao para llevar a cabo su política anti-socialista, presentándose como no dogmático, y promocionando el maoísmo por toda Latinoamérica. Véase el documento de Bitácora (M-L): «Desmontando mitos: Mao Zedong ese liberal pro estadounidense e ídolo de Earl Browder» de 2014.

Un partido que apoya al revisionismo en su política exterior, no puede ser realmente comunista en su política interior, ya que la política internacional y nacional están interconectadas entre sí.

Sigamos. El PCE (r) estuvo durante años autoconvenciéndose y tratando de convencer al resto de que «el Partido y la guerrilla son un hecho, que su influencia política es inmensa, que van a desarrollarse inevitablemente y que son la garantía de que ya en ningún momento se vaya a producir la desmoralización ni la paralización del movimiento» o incluso de que las acciones de los grapo estaban desenmascarando el reformismo del PSOE, creyendo que su triunfo electoral «no iba a volver a repetirse»... Sin embargo, todas estas teorías fantasiosas del PCE (r) han sido refutadas año a año y década a década por la propia realidad y el paso del tiempo. Decían que «el engaño de los pesoistas no va a producirse más» y sin embargo, el PSOE ha estado en el gobierno cuatro veces más; se decía que la gente se había desilusionado de las elecciones parlamentarias por el nivel de abstención, pero en cada elección sube y baja la participación indistintamente y el bipartidismo sigue a flote; se prometía la nula importancia del trabajo en los sindicatos amarillos porque no influían en nada, pero hoy siguen siendo un factor clave para la desactivación de la clase obrera, al haberse convertido éstos en extensiones de la patronal por el nulo trabajo comunistas en ellos. ¿Hemos visto algún tipo de autocrítica de todas estas ideas equivocadas y sectarias? No hay constancia de ello. Una vez dicho esto, estas ideas antimarxistas del PCE (r) se ven perfectamente reflejadas en las palabras de Dimitrov en el VIIº Congreso de la Internacional Comunista de 1935, al criticar los defectos de algunos partidos: «El sectarismo se manifiesta especialmente en la apreciación exagerada de la revolucionización de las masas, en la apreciación exagerada del ritmo, con que se apartan de las posiciones del reformismo, en el intento de saltar las etapas difíciles y los problemas complicados del movimiento». 

Claro, que para el PCE (r) las condiciones para la revolución socialista ya estaban servidas, gracias a su movimiento «imparable» según Arenas, y llegaban a llamar a las organizaciones antifascistas y populares dispersas por el Estado a «no esperar a mañana» para llevar a cabo acciones espontáneas, sin un programa revolucionario claro. ¿Esto es comunismo o la «acción directa» tan pregonada por anarquistas?.

El «Camarada Arenas», en un texto suyo decía, citando a Lenin, que: «Inteligente no es quien no comete errores, sino quien los sabe corregir a tiempo». Y así es, pero, ¿acaso él hizo una crítica profunda y completa sobre su pasado maoísta, sobre su seguidismo ciego hacia China, dando la espalda y atacando a Enver Hoxha y a la Albania, la cual llevó a cabo una lucha sin tapujos contra el revisionismo de Jruschov, de Tito Mao, Carrillo, etc.? ¿Ha hecho autocrítica sobre la cantidad de suposiciones erróneas que he nombrado antes? Es por eso que no sería honesto por mi parte seguir haciendo constante apología de manera necia de un partido que no cumple con los fundamentos más elementales del marxismo-leninismo y que se ha desarrollado en lucha contra los marxistas-leninistas nacionales e internacionales, ya que hacer pasar por proletarias unas ideas que no lo son, es algo sumamente dinamitador y entorpecedor para el aprendizaje de los comunistas y para el movimiento obrero. Por eso es necesaria la crítica y la autocrítica, dejando fuera el sentimentalismo de cada uno. Quien se da cuenta de estas cosas –e insisto en que a mi pesar, no soy el más indicado para hablar porque en más de una ocasión he sido tozudo y necio–, no dudará en desembarazarse de tanta propaganda de este partido, ni dudará en dejar de reivindicar su pasado histórico de manera sistemática sin tener en cuenta lo ya mencionado anteriormente. Esto, debe bastar para darse cuenta de que es vergonzoso que, a pesar del material disponible, haya quien insista en reivindicar la historia de un partido de estas características.

Es espinoso este tema cuando hablamos de gente que alguno de ellos seguramente morirá en la cárcel, y no precisamente en buenas condiciones, sin embargo eso no es una excusa para ser acrítico en estos temas, porque sin una concepción científica no haremos más que entorpecer el proceso para acabar con esta basura de Estado que nos oprime con miseria, torturas, represión... y una cosa es bien cierta: la revolución no necesita simples sentimentalistas, sino que necesita personas de ciencia. Además, los bolcheviques criticaban justamente a los populistas rusos porque estos también eran torturados y asesinados, pero su teoría-práctica era nociva para la revolución.

Podríamos decir que en los 90 el PCE (r) tenía «vía libre» para considerarse el «único partido comunista» que lucha por la revolución, etc. porque la inmensa mayoría del resto de partidos de «izquierdas» o «comunistas» rechazaban en la teoría y/o en la práctica la vía violenta en la lucha de clase del proletariado el PCE (m-l) desapareció en 1992 tras una larga degeneración y agonía llevada a cabo por el dúo Marco-Chivite–. Pero hay que recordar que la reivindicación de la lucha armada –que no siempre indica su completa comprensión como era el caso del PCE (r)– es solo una de las consignas de los revolucionarios. Además, el PCE (r) tampoco cumplía con este requisito de comprensión de la lucha revolucionaria al caer en el espontaneísmo, aventurerismo y terrorismo, si a esto le sumamos sus deficiencias en filosofía, economía y demás, entenderemos que era una broma de mal gusto considerar al PCE (r) como el partido de la revolución. Por tanto, hay que desengañarse e impulsar que los revolucionarios honestos se desembaracen de organizaciones mitificadas como el PCE (r).

3) Nuestras letras han sido bien conocidas por estar llenas de variantes ideológicas, introduciendo muchas veces concepciones antimarxistas y vanagloriando a todo tipo de organizaciones, véase por ejemplo a las FARC o Sendero Luminoso, que ahora está en pleno proceso de convertirse en un partido socialdemócrata y de luchar por lo que ellos llaman «reconciliación nacional», estilo Carrillo en España. También de carismáticos personajes del revisionismo, véase, por ejemplo, el caso de los hermanos Castro, que si bien han podido ocupar, en cierto momento, un papel revolucionario democrático-burgués, han hecho también un gran daño al movimiento comunista internacional haciéndose llamar «comunistas» y haciendo pasar a Cuba por «socialista». No son pocas las canciones en que yo y otros coetáneos hemos tratado a Fidel Castro de «revolucionario ejemplar», pero la realidad de este hombre es que en los años 60 fue un títere de la URSS revisionista, pasando a posteriori, y actualmente ,a ser un país neocolonizado por capitalistas –especialmente del sector turístico; modo de economía burgués– de países como Italia o España –esta última ocupaba hasta hace poco más de un 40% de las inversiones extranjeras en Cuba–. Además, ¿qué clase de comunista –que como presunto comunista que es, debe atacar al revisionismo para alertar a los revolucionarios y pueblos de todo el mundo– podría alabar a Gorbachov, que trapichea con Videla en secreto o que manda guardar luto oficial a Franco como hizo Fidel?

Nuestras canciones han estado –a veces de forma más abierta, y otra de forma más «indirecta» o solapada– plagadas de maoísmo: tanto apoyando a Mao como un marxista-leninista sin ofrecer ni un mínimo análisis, como apoyando conceptos y mitos revisionistas de carácter maoísta, trotskista y demás–, sin embargo, por ejemplo nunca hemos denunciado –lo cual es un ejemplo de seguidismo e ignorancia por nuestra parte– que Mao apoyaba el ingreso de España en la Comunidad Económica Europea, pues bajo la excusa de debilitar al socialimperialismo soviético, actuaba así de miserablemente contra los pueblos de Europa y del mundo, tal como se demuestra en la conversación desclasificada entre Ford y Mao el 2 de diciembre de 1975. O el apoyo para reforzar la OTAN y los ejércitos europeos.

Es repugnante el hecho de que Lenin o Stalin, que lucharon toda su vida por la unidad del partido y del movimiento internacional bajo principios proletarios, se hayan visto tras la toma de poder de Jruschov tan calumniados y traicionados junto al pueblo por tantos tipos de revisionistas –enemigos y aliados entre sí– y que los países socialistas y el movimiento comunista se vieran rotos en mil pedazos por culpa de oportunistas de mil colores –o como diría Mao de «cien flores» y «cien escuelas de pensamiento»–. 

En 1953, tras morir Stalin, Mao expresaba su especial desapego por él y le agradecía a Jruschov que ahora pueda criticarlo más cómodamente, algo que también confesó en la Conversación de Mao con la delegación de la Liga Comunista de Yugoslavia de 1956. El nivel del antistalinismo de Mao es mayor del que cualquiera pudiera pensar si revisa las obras oficiales y no tan oficiales. Véase la obra de Bitácora (M-L): «Mentiras y calumnias de la historiografía burguesa-revisionista de Mao Zedong y el revisionismo chino sobre Stalin» de 2014.

En fin, los jóvenes debemos formarnos con el tiempo en el marxismo-leninismo, más allá de contentarnos con ser panfletarios de la corriente presuntamente comunista en la que hayamos encajado. De ahí también esta autocrítica, la virtud está saber corregir errores, virtud de la que en más de una ocasión yo he carecido, y por ello debo disculparme.

4) Por último, haré otra breve autocrítica sobre una concepción errónea, heredada del PCE (r), el cual a su vez la heredó indirectamente del alemán Thälmann: el considerar a gobiernos de democracia burguesa y a cualquier partido burgués, de fascista. Esto lo reproduce el PCE (r) con la caracterización de España como un régimen fascista.

Hemos considerado hasta la saciedad a España un Estado fascista –no solo a España, en ocasiones a casi cualquier país imperialista– en vez de un Estado democrático-burgués.

Aquí, hay que entender algo tan fundamental como que la burguesía no es democrático-burguesa o fascista per se, ni siquiera en la época del imperialismo y los monopolios. También hay que tener claro que el capitalismo siempre es una dictadura de la burguesía sobre el proletariado y el resto del pueblo, y que ésta siempre hará uso de la represión para mantener su dictadura de clase. Los burgueses en el poder utilizarán el método de dominación que le convenga en cada contexto. Naturalmente la burguesía monopolista, imperialista, siempre se sentirá más cómoda utilizando el régimen democrático-burgués –lo que suelen llamar «democracia parlamentaria»–, sin embargo, según se le presenten las circunstancias, a veces se ve obligada a renunciar a la democracia burguesa y abrir paso a un régimen fascista, con tal de no perder su poder. Dicho régimen, a grandes rasgos, es: «La dictadura terrorista abierta de los elementos más chovinistas y más reaccionarios del capital financiero» como decía Dimitrov.

De la misma forma que la burguesía en el poder puede hacer uso de procesos de fascisticización, según las condiciones y sus necesidades, también puede hacer uso de procesos de desfascistización, tratando de volver al «estado normal» del capitalismo, es decir, a la dictadura burguesa sobre el pueblo bajo formas «democráticas». Así fue en España, cuando tras cuarenta años de dominación fascista, la burguesía logró llevar a cabo una transición –«pacífica» según la historiografía al servicio de la oligarquía– hacia un régimen democrático-burgués. Evidentemente, el nuevo régimen democrático-burgués es sucesor del régimen fascista anterior, ya que siguen teniendo el poder los mismos y estos continúan haciendo uso de la represión a la clase obrera –de la misma forma que siguen robando la plusvalía a los obreros como burgueses que son–. Así, la Audiencia Nacional, que aún pesa sobre nuestros espaldas, fue herencia del franquismo, muchos de los miembros de los cuerpos represivos siguieron con su labor contra el pueblo en el nuevo régimen –véase torturadores, jueces, policías, militares– y se siguen negando con represión todo tipo de derechos y reivindicaciones populares –no solo socialistas, sino incluso reivindicaciones que no pasan de ser democrático-burguesas como el derecho a la autodeterminación o simples mejoras de las condiciones laborales–.

Constituye una desviación y un peligro el no distinguir entre los regímenes democrático-burgueses y los regímenes fascistas, ya que no son iguales aunque ambos se edifiquen sobre la dictadura de la burguesía. Quitar culpa a la democracia burguesa de su naturaleza que también es represiva supone desarmar a la clase obrera ante la amenaza del fascismo.

En un país fascista, será abiertamente y fuertemente perseguida toda organización pequeño-burguesa, y especialmente la organización real del proletariado: el partido comunista –que no confundir con quienes realizan o promueven atentados al margen de las masas que obviamente serán perseguidos por el gobierno de turno–, y por ello, serán mucho más estrechas las posibilidades legales del proletariado y sus organizaciones, aunque aún así, cabe decir, que comunistas como Dimitrov explicaron que era necesario incluso participar en las instituciones o sindicatos de los países fascistas, ya que es un deber agitar a los obreros manipulados por los enemigos de clase, allá donde se encuentren, aunque se persiga e incluso asesine a obreros y revolucionarios a mansalva –«curioso» sería un país capitalista que permite la revolución pacíficamente–.

Los representantes del PCE (r) y los que nos hemos comportado como loros del mismo, han/hemos repetido cientos de veces que España niega el derecho a la autodeterminación por ser un país fascista. ¿Están queriendo decir que en los países capitalistas democrático-burgueses suele estar permitido el derecho a la autodeterminación? La mayoría de países europeos dejan constancia –al igual que en España– que el país es indivisible y no está permitida la autodeterminación de los pueblos –véase la constitución de Bulgaria, de Lituania o de Italia–. Es evidente que la burguesía monopolista no estará dispuesta a ceder un solo metro de terreno donde poder explotar y sacar beneficios, y tampoco estará dispuesta a que con la independencia de una nación se creen divisiones y fronteras que puedan estorbar la circulación de sus capitales. El único sistema que respeta plenamente el derecho a la autodeterminación, es el socialismo.

Por ejemplo: si España fuera un Estado fascista, los partidos burgueses nacionalistas PDCAT, ERC, etc. y especialmente pequeño-burgueses como la CUP, no habrían tenido las posibilidades y espacios legales o semilegales que han tenido durante años y en los últimos meses para dirigir a las masas en ese «procès», mucho menos tras el 1 de Octubre de 2017. Realmente de ser así, no sería oficialmente legal ningún partido que abanderase aunque fuese teóricamente la independencia de Cataluña. En las democracias burguesas se reprime las aspiraciones nacionales de los pueblos, pero eso no quita que en un régimen democrático-burgués como por ejemplo España, este tipo de organizaciones puedan tener un margen más abierto para actuar. En un régimen fascista ni de broma podrían haber promovido ese «procès» los partidos nacionalistas, no habría sucedido jamás esa escena en la que el «parlament» catalán ni podrían haber discutido y votado la creación de una república catalana. No obstante, es obvio que con la cuestión de Cataluña, el Estado y el actual gobierno han acelerado indiscutiblemente ese proceso de fascisticización, anulando la autonomía de Cataluña y encerrando a los políticos independentistas del «parlament». También es evidente que negar el derecho a la autodeterminación, significa apoyar en primer lugar a la burguesía española y en segundo lugar a su muleta más reaccionaria: el fascismo. En esto tampoco nos excusa a los comunistas repetir los errores del PCE (r) y hacerle seguidismo al nacionalismo pequeño burgués como ocurrió con ETA y Herri Batasuna, o como hace ahora en Cataluña con la CUP, que es un conglomerado de feministas, anarco-sindicalistas, trotskistas y nacionalistas.

Cuando Dimitrov decía que «El fascismo no es un fenómeno local, temporal o transitorio, sino que representa un sistema de dominación de clase de la burguesía capitalista y de su dictadura en la época del imperialismo y de la revolución social» no quiere decir que de un Estado fascista no haya vuelta atrás a uno democrático-burgués –y esto no lo dice mi imaginación, sino que es algo que se entiende si se leen al completo sus análisis sobre el fascismo–, sino que lo que quiere decir es que el fascismo no es cuestión de una localidad o un país, ni de solo una época, ni algo casual que no volverá a repetirse. Vaya, que el fascismo responde a una situación concreta los países en que la burguesía necesita dominar a través de medios cada vez más abiertamente terroristas y reaccionarios.

***

Aprender marxismo-leninismo no es «moco de pavo», es digno que avanzando en el estudio de éste y aprendiendo de la experiencia. Entre tanto, es harto necesaria la autocrítica para superar desviaciones y ciertas posiciones que encubren y sirven de desagüe para meter «aguas reaccionarias» dentro del movimiento obrero y revolucionario.

El arte y géneros como el rap también pueden ser de gran utilidad para que la gente joven o no tan joven, puedan ser empujados a adquirir posturas revolucionarias, y más en la situación de desorganización actual que exige ser autodidacta. Pero de ahí a meter en un batido ecléctico cien tendencias e inocular el espíritu idealista del seguidismo a ultranza, más que del verdadero estudio del materialismo histórico y dialéctico, hay toda una diferencia notable. Si bien yo años atrás vi en el comunismo una ideología justa, revolucionaria, he de reconocer que no siempre lo estudié honestamente y también la hice servir inconscientemente como una salida a frustraciones o inadaptaciones sociales, como bien describía Bitácora (M-L) al exponer a artistas como Hasél, cayendo en estos errores y vergüenzas ya descritos,  cosa que probablemente también tenga que ver con mi origen de clase, que es más pequeño-burgués que obrero.

Es bastante la gente que ha preguntado cuál ha sido el proceso para que una persona como yo, bien acogida en este tipo de grupos y que ha apoyado tanto muchas de las ideas anteriormente criticadas, realice una autocrítica de este tipo, de forma pública y con la cual la polémica está servida.

Pienso que el inicio del proceso es como el de cualquier persona que empieza a ver o a dudar que está creyendo y arrimando el hombro en algo que resulta estar sumamente alimentado de mitos, de medias verdades y que va en detrimiento de los axiomas del marxismo-leninismo, defendidos y aplicados por los clásicos comunistas que a menudo pretendemos tomar como referencia. 

Es lo correcto replantear según qué cuestiones cuando se pueden acceder a textos clásicos de Marx o Engels criticando a los blanquistas y anarquistas –también a los de España como éste último le hace constar a Pablo Iglesias Posse–, criticas implacables de Lenin hacia los populistas y social-revolucionarios –los cuales, por cierto, fueron liberados por la Revolución de Febrero de 1917, pero posteriormente tras la toma de poder del proletariado en Octubre de ese mismo año, muchos acabarían conspirando y atentando contra el nuevo Estado socialista, siendo sus medios de expresión prohibidos y sus organizaciones ilegalizadas–. Como igualmente hay varios textos tempranos de Stalin criticando a quienes pregonaban el «terrorismo económico», la propia oposición de Dimitrov al atentado a la Catedral de Sveta-Nedelyaa de 1925, así como las variadas resoluciones de la Internacional Comunista contra el terrorismo como una desviación antimarxista dejan bastante clara la cuestión. Podemos encontrar posiciones similares en figuras de la talla de Elena Ódena y Enver Hoxha: criticando el foquismo gevarista y a todas las bandas aventureristas-terroristas que había en Europa –como las mencionadas durante el texto–, y así podríamos seguir con multitud de ejemplos.

No es casualidad que los «haseles» de turno nunca mencionen esos textos, solo mencionan los que les interesan, y esa es su «labor» de defensa y difusión respecto al marxismo. La cuestión es que en una situación de confusión ideológica muy grande –así como de aparición de nuevas generaciones que quieren organizarse como revolucionarios–, los viejos mitos son alzados por los revisionistas para atraerlos y seguir alimentando una historia revolucionaria, que en realidad es falsa. Por lo tanto, es un gran paso personal, para cualquiera que lo viva, vislumbrar que hay una serie de cosas de las que has estado convencido que no se corresponden con la realidad ni con la ideología revolucionaria. Hay quien decide no responder ante temas de enjundia como estos y se queda callado, hay quien reconocerá ciertas cosas pero que aún así le parecerá preferible seguir por la vía adoptada y de sustentar una incoherencia tras otra porque no le parece que haya una alternativa mejor –a esos ni les hables de construir esa alternativa, pues su actitud es oscilante y apuestan al caballo ganador, como cualquier pequeño-burgués–, y por último podríamos mencionar al grupo que con toda fuerza y por la impotencia de no poder refutar ciertas verdades sobre sus mitos, recurren a la desviación del tema y de la crítica, o incluso recurren a las peores de las calumnias –«claudicador», «cobarde», «sectario», «infantil», «cybermilitante» o incluso «chivato», y váyase usted a saber qué más–, pero bueno, ya dijo Lenin que la injuria es una debilidad política de los injuriadores. Por cierto, Lenin también fue acusado de cosas como agente por sus adversarios políticos, quizá alguno debería plantearse que si estuviera en esa época también se hubiera sumado al carro de la escoria menchevique de usar injurias así contra revolucionarios… Todas estas acusaciones sin pruebas no hay por donde cogerlas, ni hay que buscar lógica en la cabeza de estas gentes que se comportan igual que la basura menchevique.

Ya lo decía Lenin, que si sé que no tengo el suficiente conocimiento sobre algo, me esforzaré en saber más, pues bien, quienes se topan con realidades crudas y testarudas sobre su partido o corriente ideológica, tienen dos opciones: estudiar a fondo la cuestión y considerar hacer una autocrítica que sea lo más fructífera posible para él y sus camaradas, o bien saber que no están tratando la cuestión con la honestidad que merece. Los primeros siguen el camino de la autocrítica y la crítica, y los segundos, por desgracia, no pasarán de ser los pasmarotes de un u otro mito revisionista, y no está de más recordar que la historia de los comunistas está llena de autocríticas –Marx respecto a Hegel, Bebel respecto a Dhüring, y habría muchos más ejemplos–.

Además, los marxistas-leninistas deben procurar aprovechar la torpeza de sus enemigos revisionistas, cuya formación teórica y habilidad para defender su línea ideológica suele ser bastante pobre. Así, no es de extrañar que cuando salió a luz el documento de Bitácora (M-L) sobre el PCE(r) y los GRAPO, salieran muchísimos simpatizantes del PCE(r) a criticarlo, a decir que eso era un «escrito parapolicial», que estaba escrito por «frikis anticomunistas», etc. sin ni siquiera haber leído el documento. Y siendo más concretos, Hasél no dejó de sorprender al personal cuando mandó un mensaje totalmente lumperizado y ridículo a un miembro de Bitácora (M-L), donde básicamente lo amenazaba de muerte [*].

Como he dicho, de toda esa gente, apenas ninguno se molestaba en leer el documento, y por eso no es casualidad que, en su momento, cuando le mandé a Hasél los documentos del PCE (r), los cuales yo había leído por primera vez en ese documento, él lo único que contestó es que, a pesar de que esas afirmaciones del partido fueran un error, el PCE (r) ha hecho autocrítica en múltiples cuestiones a lo largo de su historia 
como por ejemplo, respecto al maoísmo o respecto al carácter económico de la Rusia actual aunque estas autocríticas son una broma, a lo cual yo le contesté preguntándole si sabía de alguna prueba o documento que desmuestre que el PCE (r) hubiera reconocido y autocriticado su apoyo a la URSS revisionista y a la Perestroika, pero no contestó a esta pregunta. Igualmente, cuando decidí hacer pública esta autocrítica, hacía demagogia diciendo que había cosas a las que no respondería porque, bajo el Estado, según decía, él no tiene libertad para defender «el movimiento de resistencia» como yo sí la tengo para criticarlo, lo cual tendría cierta credibilidad si no llevara años publicando día tras día documentación de Arenas o del PCE (r) en sus redes sociales. Esta no respuesta es una prueba de que solo se «moja» en Internet si él lo ve conveniente porque cree que puede ganar el debate, pero de lo contrario usa burdas excusas y se limita a acusar al resto de derechista, cobarde o dogmático, y no argumenta.

Este tipo de ejemplos, son una muestra clara de cómo de cazurros pueden llegar a ser los revisionistas empeñados en mantener un engaño y un mito a cualquier precio y también son una muestra de que la torpeza e incoherencias de los revisionistas son una buena ayuda para ver su podredumbre ideológica y cuestionarse ciertas ideas equivocadas, que absolutamente todos podemos tenerlas.

Los cambios siempre son duros, ya lo dice el dicho, y superar ciertos enunciados e ideas equivocadas entorno a los que has formado parte o gran parte de tu vida, no es cómodo nunca, igual que no es cómodo tener que pelearse o romper con gente durante ese camino. Yo le diría a cualquiera que ser revolucionario empieza por ser honesto, porque la verdad siempre es revolucionaria, y no hay ninguna verdad –vaya dirigida a quién sea–, que no deba ser tomada en cuenta por un comunista –luego hay contextos y contextos–, así que lo que siempre recomendaré es estudiar con el mayor entusiasmo y consecuencia posible el materialismo histórico y dialéctico, el socialismo científico, desde filosofía a la economía política, todo lo que tenga que ver con la transformación revolucionaria y con cómo pueda aportar para que esa transformación se dé.

No puedo decirles otra cosa a los compañeros que me conocen –también a los que me conocen indirectamente– que tengan en cuenta lo explicado –y que me rectifiquen algo si demuestran que me equivoco, claro– y que estudien la historia y a los marxistas-leninistas que tantas enseñanzas nunca caducas, e imprescindibles nos dan, porque sin esto, se cae fácilmente en una irresponsabilidad como revolucionario.

2 comentarios:

  1. Todo mi apoyo siker. Yo también era pro-PCE(r) o "Haselista" y he vivido una experiencia similar a la tuya en este sentido. También pienso que el apoyo incondicional al PCE(r) se debe en muchos casos a que es mucho más facil pensar que es imposible estar en un PC ya que todos són revisionistas y que el único verdaderamente ML esta ilegalizado ya que te exime, hasta cierto punto, de la responsabilidad de militar, arriesgar y luchar realmente por la revolución

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  2. Por qué ya no eres simpatizante siker?

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