lunes, 29 de junio de 2015

Unas breves respuestas para los que reclaman piedad y compasión en la exposición de los regímenes revisionistas

Hu Jintao y Kim Jong-Un durante 2013

«Algunos vacilantes-oportunistas que se dicen «marxista-leninistas» reclaman piedad y compasión para los regímenes burgueses y capitalistas de carácter revisionista como podrían ser Cuba, Vietnam, China, Corea del Norte, y un largo etc., piden a los marxista-leninistas y sus partidos que se apiaden de condenar en sus escritos a estos gobiernos, a estos líderes, a estos partidos. Aquí encontramos una serie de personajes y teorías que evidencian el antimarxismo de estos variopintos abogados de los regímenes revisionistas:

1) Los que dicen que no hay que atacar estos regímenes ya que según ellos pese a su revisionismo actual son países socialistas; es decir, son aquellos que creen que pese a ser líderes revisionistas, tener un partido revisionista, se puede construir el socialismo como antaño decían los pro revisionismo soviético en los 70 u 80;

2) Los que dicen que no hay que atacar a estos regímenes porque son una alternativa al «capitalismo clásico» y que más bien habría que apoyarlos con ahínco. Si siguiéramos este hilo de pensamiento habría que apoyar también al «modelo escandinavo», al «socialismo del siglo XXI», o a otros movimientos reformistas o anarquistas que también son alternativa del capitalismo más «asesino» –por así decirlo– como podría ser el neoliberalismo, ¿dónde acabaría el apoyo a estos modelos, en el último estadio de modelo económico capitalista más reaccionario? ¿El corporativismo fascista? ¿El resto serían «aprovechables» y «merecedores de apoyo»?;

3) Los que dicen que no hay que atacarlos porque son bastiones antiimperialistas. No obstante, en su línea de pensamiento antiimperialista borran el contenido de clase, niegan que el verdadero antiimperialismo sólo puede ser ejercido por la clase obrera en el poder, desde el punto de vista marxista-leninista que sabe que el genuino antiimperialismo de un Estado va unido y sólo puede ser garantizado a través de la revolución social que es la revolución proletaria, y además, en tal afirmación, ignoran, como si nada, la evidencia de que estos regímenes en el mejor de los casos luchan contra un imperialismo u varios, pero están ligados a otro o a muchos otros, y muchas veces, cambian de un bloque imperialista a otro según convenga  a la camarilla burguesa-pequeñoburguesa que detenta el poder;

4) Los que dicen que sería un golpe para el movimiento marxista-leninista la caída dominó de estos regímenes; craso error, jamás puede ser perjudicial para la ideología y objetivos marxista-leninistas la caída de gobiernos burgueses capitalistas, que entre su política, economía y cultura trabajaban por perpetuar el revisionismo. Al revés, estos gobernantes que se esfuerzan por disfrazar sus ideas burguesas-capitalistas bajo ropajes proletarios-marxistas, logrando con sus acciones desacreditar al verdadero comunismo; por el contrario, cuanto más tiempo sigan existiendo estas sedes mundiales del revisionismo más tiempo, más herramientas y más recursos tendrán para propagar el ideario revisionista-burgués a nivel local e internacional, y por lo tanto más difícil se hará a los marxista-leninistas rechazar estas mistificaciones que han sido inculcadas en las masas trabajadoras de su país y de otros países, clichés que como hemos afirmado y demostrado, han sido inoculados como si fueran inherentes a la teoría y práctica del marxismo-leninismo». (Equipo de Bitácora (M-L)El revisionismo coreano: desde sus raíces maoístas hasta la institucionalización del «pensamiento Juche», 2015)

¿Qué entendemos los marxista-leninista por el concepto de masas populares?



«
La podrida oligarquía será apartada del poder por la masa popular dirigida por la clase obrera triunfante que no predica, sino que práctica la virtud y el amor fraternal entre los hombres y los pueblos. 

Pero camaradas, ¿qué es la masa popular? Si no contara con una fuerza aglutinante, con una clase dirigente y heredera histórica del capitalismo monopolista, sería un conjunto heterogéneo de hombres e incapaz de una acción coordinada hacia una finalidad concreta. 

Por ello, necesariamente, al hablar de la masa popular como entidad histórica que debe reconquistar la nación, restablece su soberanía y construye su civilización, surge con esplendor deslumbrante la clase obrera, la clase dirigente, la clase columna vertebral de la nación. Y surge necesariamente, como una inevitable conclusión histórica, la clase obrera, porque es la más nacional, la más consecuente, la heredera indiscutible del capitalismo monopolista, la que contiene y ha asimilado la teoría y la práctica del nuevo mundo a crear. La clase dirigente y constructiva de la nación socialista de la clase obrera». (Joan Comorera; La nación en una nueva etapa histórica, 15 de junio de 1944)

domingo, 28 de junio de 2015

Enver Hoxha deliberando con los delegados vietnamitas la cuestión de la invasión a Checoslovaquia de 1968

Pintada anónima en checo que condena tanto la invasión estadounidense a Vietnam como la invasión soviética a Checoslovaquia

«La ocupación de Checoslovaquia, es un acto de agresión fascista en todo el sentido de la palabra, que ha clavado una puñalada en el prestigio de la antigua Unión Soviética. En esta agresión no estamos de acuerdo en absoluto con vuestra postura y la del gobierno de Vietnam del Norte, esto os lo decimos abiertamente. Con ustedes no dejamos las cosas ambiguas, ya que os consideramos como amigos. Por supuesto, ustedes están en derecho de tener su opinión sobre este tema, pero nosotros también tenemos nuestros pensamientos. Ustedes justifican sus posiciones por sus puntos de vista, pero nosotros también tenemos nuestra lógica para nuestras posiciones, y por ello parece ser que tenemos diferentes posiciones.

¿Cómo argumentamos nosotros sobre este tema? ¿Por qué intervinieron militarmente en Checoslovaquia la Unión Soviética y los otros cuatro países del Pacto de Varsovia?

Ustedes declaran que para «rescatar» de la contrarrevolución checoslovaca que amenazaba al país y de una posible invasión de Occidente. Esa es exactamente la tesis soviética.

Supongamos que si nosotros, los albaneses, fuéramos un gran pueblo de varias de decenas de millones de personas y también supongamos que fuéramos «fuertes», ¿atacaríamos a la Unión Soviética mañana porque hoy estamos convencidos de que allí se ha fijado el revisionismo? ¿O tendríamos que atacar a la República Democrática Alemana porque creemos que allí ya está activa la contrarrevolución, porque se están comprometiendo con la Alemania Occidental o porque han dejado que los revisionistas soviéticos arruinen el comunismo en Alemania? Todos nosotros conocen que los albaneses, tenemos una animosidad política e ideológica incompatible con los revisionistas yugoslavos, y aunque allí hace tiempo que se ha establecido el revisionismo, aunque está presente la camarilla de Tito, no atacamos militarmente Yugoslavia, y así sucesivamente.

¿Comprende el gobierno de la República Democrática de Vietnam lo que le queremos transmitir con todos estos casos?

¿Qué pasa si los revisionistas soviéticos atacan Yugoslavia ¿Estarían de acuerdo con tal eventual ataque? Claramente, las condiciones de Yugoslavia son las mismas que las de Checoslovaquia, los revisionistas yugoslavos son incluso más avanzados que los Checoslovacos, ya hace mucho tiempo que Tito había pateado el socialismo.

Si van a llegar tan lejos como para ir a Yugoslavia, Albania no les quedará lejos. Radio Moscú dijo hace algún tiempo que supuestamente al salirse Albania del Pacto de Varsovia, los líderes albaneses supuestamente habían cedido el terreno a los imperialistas estadounidenses, ingleses y griegos. Mañana, los renegados de Moscú al igual que han atacado Checoslovaquia, pueden también atacar a otros países, entre ellos Albania.

¿Estarían los vietnamitas de acuerdo con este tipo de ataque, cuando los soviéticos les expliquen que quieren «ahorrar» a Albania de traidores del marxismo-leninismo? ¿Esto les sería lógico? Si seguimos la lógica de los revisionistas soviéticos, pueden actuar en cualquier país que ellos consideren que ha traicionado los principios. (...)

Nuestro partido fue el primero en desenmascarar a la camarilla de Dubček, y lo hizo en el camino marxista-leninista.

Pero, ¿quién es Alexander Dubček? Tenemos más que pruebas para corroborar que él fue uno de Brézhnev y Kosygin, cuando ambos decidieron deshacerse de Antonín Novotný.

Entonces los amos revisionistas soviéticos vieron que Dubček estaba bajo sus brazos, pero en cuanto vieron que se les resbalaba entre sus manos, procedieron a atacar al nuevo líder checoslovaco.

Bajo esa lógica, los imperialistas creen que tienen el derecho a intervenir en Checoslovaquia o en cualquier lugar, porque también ellos tienen allí a sus personas, a sus clases, que quieren proteger. Bajo este razonamiento, entonces creen que tienen todo el derecho a atacar sin ningún límite en tal o cual país. No camaradas, tal razonamiento no es justo, ni marxista-leninista». (Enver Hoxha; Si se configura una política marxista-leninista llevará hasta la victoria a cualquier nación sea un país grande o pequeño; Conversaciones con el jefe de la Misión Permanente del Frente Nacional de Liberación de Vietnam del Sur en Albania, 16 de septiembre de 1968)

sábado, 27 de junio de 2015

Vietnam: La capitulación de Ginebra de 1954

Conferencia de Ginebra, 21 de julio de 1954

«Stalin murió en marzo de 1953 y en 1954 fue cuando John Foster Dulles –el Secretario de Estado de Estados Unidos– amenazó con que tendrían que usar una «represalia masiva» [1] que incluía el uso de la bomba  nuclear si los vietnamitas continuaban más allá de Dien-Bien Phu y los chinos intervenían abiertamente en Indochina; así la Unión Soviética y China, en nombre de «preservar la paz» y «prevenir otra guerra mundial» obligaron al ejército vietnamita y el pueblo de Indochina poner fin a la guerra de liberación evitando la completa independencia [de Vietnam - Anotación de Bitáocra (M-L)]. La capitulación de Ginebra de 1954 [A] fue la continuación de la capitulación de Corea, traduciéndose en realidad la «paz a cualquier precio» por el término de  «evitar el desastre atómico». (Moni Guha; ¿Por qué Stalin fue denigrado y convertido en una figura controvertida, 1981)

Apéndice [A] de Moni Guha:

viernes, 26 de junio de 2015

El camino al éxito para el proletariado pasa por desligarse de las ilusiones parlamentarias y pacifistas de toma de poder


«La revolución burguesa únicamente significó la liberación política de un sistema previamente formado y económicamente dominado por las relaciones de producción que fue transferido a un poder en manos de otra clase explotadora.

Por el contrario, la revolución proletaria es una intervención violenta del proletariado en la estructura de la propiedad de la sociedad burguesa, que pasa a la expropiación de las clases explotadoras y la transferencia del poder en manos de la clase que se ha fijado la tarea de transformar radicalmente la base económica de la sociedad y abolir cualquier explotación del hombre por el hombre.

La conquista del poder por el proletariado no es una «conquista pacífica» de la maquina del Estado burgués, ni el logro de una mayoría parlamentaria. La burguesía utiliza todos los métodos de violencia y terror con el fin de asegurar y fortalecer sus bienes y su dominación política. Como ya sucedió con la nobleza feudal, la burguesía no pudo apartarla sin más, ya que una clase no abandona su lugar en la historia sin una resistencia desesperada y feroz. Por lo tanto el poder de la burguesía solo se puede romper por la aplicación rigurosa de la violencia revolucionaria armada del proletariado. La toma de poder es la destrucción violenta del poder burgués, que rompe la maquinaria capitalista de su Estado –el ejército, la policía, la jerarquía burocrática, los tribunales, y los parlamentos burgueses– y se sustituye por los nuevos órganos de poder proletariado, que son unas herramientas especialmente necesarias para reprimir a los explotadores y defender el socialismo. Todos los revisionistas modernos u otras fuerzas reformistas han instigado intentos de «vías pacíficas al socialismo» y han fracasado por completo y estos intentos tuvieron que ser pagados por indescriptibles ríos de sangre». (Ernst Aust; Programa del Partido Comunista de Alemania/Marxista-Leninista; Recopilación de citas de Ernst Aust sobre la cuestión alemana y sobre el revisionismo alemán, 1978)

jueves, 25 de junio de 2015

Joan Comorera explicando a los obreros cenetistas el porque deben desengañarse del anarquismo

Diversos milicianos antifascista yendo al frente, agosto de 1936

«
¿Qué os puede separar del Partido Socialista Unificado de Cataluña a vosotros, queridos camaradas, que muchas veces habéis sido víctimas de las venenosas propagandas de los enemigo de la clase obrera, de los agentes del franco-falangismo y del imperialismo; que alguna vez os han inducido a luchar contra nosotros como partido y como dirigentes? Si nos referimos a las conductas y a la consecuencia combatida y revolucionaria, el pleito está ya juzgado y pronunciado, puesto que la vida ha puesto a la vista de todos y a vosotros antes que a ningún otro, que son los militantes del PSUC, los comunistas, los combatientes de vanguardia inflexibles e incorruptibles de la clase obrera de Cataluña, del pueblo catalán. ¿El apolitismo? La vida ha liquidado tal equivoco. ¿El autoritarismo? La vida ha puesto de manifiesto su inconsistencia. ¿La disciplina? La vida nos dice que es primera virtud de los revolucionarios. ¿Qué os puede pues, separar? ¿La concepción de Estado? He aquí la última trinchera camaradas. Una trinchera, pero enterrada ya por la experiencia y la vida.

La Revolución es un asunto serio. Pero más serio es aún el asunto de consolidarla y desarrollarla. En este asunto no hay cabida desde luego para habladurías sentimentales, los alaridos de un rencor pequeño burgués y negativo, las filosofías baratas sobre el bien y el mal, los moralismos de secano. Y es evidente que no pueden hacer una revolución, aunque hablen por descocido, todos aquellos que, como los faístas, proclaman que «la clase obrera es un mito», que «el Cristo proletario nos ha salido rana», justamente cuando la clase obrera dirige ya la vida de media humanidad y acumula la fuerza necesaria para hacerlo en el resto del mundo; cuando la clase obrera es la vanguardia combatiente, dirigente de los pueblos hispánicos contra el franco-falangismo.

La Revolución plantea a la clase obrera el problema del poder político. El Estado está en manos de las castas y de la gran burguesía. El primer paso de la Revolución es enjuagarla, aniquilar el Estado de los capitalistas. Una vez realizada esta tarea, ¿qué debe hacer la clase obrera? ¿Alguien puede creer que la burguesía derrocada aplicara la máxima cristiana de poner la otra mejilla? La experiencia nos dice que una clase que tiene en manos el Estado se defiende hasta el último extremo y que la nueva clase ascensional debe llevar este combate también, si quiere triunfar, hasta el último extremo. Esto es lo que en España no se ha sabido hacer nunca. En España no se ha podido consolidar y desarrollar la Revolución democrática: por lo que las castas y la burguesía expulsadas del poder regresaron, ya que la clase obrera y las masas populares, conseguida la primera victoria, no tomaron el poder político y lo dejaron en manos enemigas. Una vez conquistado el poder político, no supieron conservarlo. Si no se quiere, pues, repetir de nuevo la trágica experiencia española, es necesario que la clase obrera asimile y realice esta primera verdad: conquistar y conservar en sus manos el poder político, aniquilar el Estado de los capitalistas y construir su propio Estado, el Estado de los proletarios y de las masas populares.

Conservar el poder es también un asunto muy serio. No es una tarea fácil. Ni es tarea que se ha de confiar en charlatanes del «idealismo» y del «humanismo» que acaban por encontrarse como pez en el agua en compañía de los carniceros provocadores de una Tercera Guerra Mundial. No es asunto que se pueda resolver con tartufismos sentimentales. Es un asunto muy serio, porque justamente en el periodo de transición es cuando la lucha de clases se agudiza al máximo y se plantea el dilema de vida o muerte. Esta exigencia histórica, la hemos experimentado.

Si la clase obrera no toma el poder político y no organiza con severidad y rapidez el Estado de los proletarios y las masas populares, podrá lanzarse a acciones más o menos violentas, más o menos heroicas y gloriosas, pero así no hará jamás la Revolución. Será siempre vencida. De un estado de explotación pasará a otro de esclavitud». (Joan ComoreraLa revolución plantea a la clase obrera el problema del poder político; Carta abierta a un grupo de obreros cenetistas de Barcelona, enero de 1949)

miércoles, 24 de junio de 2015

Las cinco dificultades para decir la verdad; Bertolt Brecht, 1934


«El que quiera luchar hoy contra la mentira y la ignorancia y escribir la verdad tendrá que vencer por lo menos cinco dificultades. Tendrá que tener el valor de escribir la verdad aunque se la desfigure por doquier; la inteligencia necesaria para descubrirla; el arte de hacerla manejable como un arma; el discernimiento indispensable para difundirla.

Tales dificultades son enormes para los que escriben bajo el fascismo, pero también para los exiliados y los expulsados, y para los que viven en las democracias burguesas.

1. El valor de escribir la verdad

Para mucha gente es evidente que el escritor deba escribir la verdad, es decir, no debe rechazarla, ocultarla, ni deformarla. No debe doblegarse ante los poderosos; no debe engañar a los débiles. Pero es difícil resistir a los poderosos y muy provechoso engañar a los débiles. Incurrir en la desgracia ante los poderosos equivale a la renuncia, y renunciar al trabajo es renunciar al salario.

Renunciar a la gloria de los poderosos significa frecuentemente renunciar a la gloria en general. Para todo ello, se necesita mucho valor.

martes, 23 de junio de 2015

El existencialismo, Jean-Paul Sartre, y su pluma al servicio de la cultura burguesa; Equipo de Bitácora (M-L), 2015


«La relación de Jean-Paul Sartre con el marxismo-leninismo nunca ha sido muy buena. Si analizamos su evolución histórica solo se ha acercado a él y sus expresiones por mero oportunismo o moda, el resto de su vida se ha pasado construyendo una corriente idealista-metafísica denominada «existencialismo» o se ha dedicado a sumarse a otras corrientes antimarxistas de moda, como el maoísmo.

Aunque no deje de ser burdo, para el idealista promedio es normal tender a confundir las etiquetas de los movimientos políticos con su ideología real: pero sentimos revelarle que los hombres no son lo que dicen sino lo que hacen. Proclamar que el «marxismo-leninismo está podrido de ideología revisionista» es un absurdo en sí mismo. Esto es confundir de lleno apariencia con esencia. Sería como frustrarnos porque el «marxismo» de Herbert Marcuse está «podrido de freudismo», clamar porque el «marxismo» de Lukács está «contaminado de hegelianismo» o llevarse las manos a la cabeza porque el «marxismo» de Sartre está amalgamado con el existencialismo heideggeriano. ¡Menuda sorpresa! Es decir, estaríamos tomando a tipejos como Marcuse, Lukács o Sartre –y muchos otros como Althusser–, que ni siquiera en sus etapas más «radicales» pasaban de reproducir un par de conceptos y clichés del marxismo, como paradigmas de su «fracaso» o «inoperancia», cuando precisamente lo que sus revisiones del marxismo demuestran es que ellos desviaban y tergiversaban los fundamentos de dicha doctrina, ni más ni menos. Esto es: mucha forma, pero poco contenido; mucha lógica formal para justificar bandazos, pero poca lógica dialéctica para presentar una alternativa seria. Dicho lo cual, sería un tanto ridículo pretender que estos poetas, escritores y políticos de primera fila, habiendo estado tanto tiempo dentro de estas estructuras partidistas tradicionales, no hubieran aprendido a realizar enunciados que sonasen mínimamente marxistas, ¡faltaría más! Esto es un error de primer orden: confundir forma con contenido, confundir lo que algo aparenta con lo que ese algo es. En otras palabras, las desviaciones del marxismo-leninismo no son responsabilidad del marxismo-leninismo, aunque esto, por ejemplo, a los seguidores de la «Línea de la Reconstitución», les haga estallar la cabeza.

1) ¿Qué ha sido el existencialismo? ¿En qué sucedáneos se manifiesta hoy?

Como todo el mundo sabrá, el existencialismo ha sido por naturaleza un movimiento profundamente pesimista, hasta el punto de dar lástima o producir hastío con sus sollozos permanentes:

«Vivimos del porvenir: «mañana», «más tarde», «cuando tengas una posición», «con los años comprenderás. Estas inconsecuencias son admirables, pues, al fin y al cabo, se trata de morir. Llega, no obstante, un día en que el hombre comprueba o dice que tiene treinta años. Así afirma su juventud. Pero al mismo tiempo se sitúa con relación al tiempo. Ocupa en él su lugar. Reconoce que se halla en cierto momento de una curva que confiesa tener que recorrer. Pertenece al tiempo, y a través del horror que se apodera de él reconoce en aquél a su peor enemigo». (Albert Camus; El mito de Sísifo, 1942)

Como si se tratase de una maldición, siempre parecemos toparnos con la misma paradoja histórica: durante la eclosión de estas modas deambulan seres tan estúpidamente presuntuosos que, a causa de no conocer las tendencias de la literatura, la filosofía y la música, piensan de todo corazón que su novedosísima corriente es algo sumamente original, el no va más. Quizás, si alzasen sus narices más allá de su mundillo personal, estarían en condiciones de comprobar que solo son patéticos calcos de otros movimientos precedentes, que no han revolucionado nada, aunque quizás, mirándolo bien, podríamos afirmar –no sin una dosis de generosidad–, que son un subproducto de una larga evolución histórica no muy agraciada y que parte de una familia con no muy buena reputación. 

Hoy, sin ir más lejos, hay filósofos como Ernestro Castro, que creen decir algo nuevo al repetir paso a paso a estos autores:

«Ernesto Castro: Estoy de acuerdo con los filósofos del siglo XVI: decían que una sociedad de ateos es imposible. (…) El ateísmo implica una asimilación del absurdo de la existencia, de la insignificancia de nuestras obras que a la mayor parte de las personas les conduciría a la locura. Vivimos en una sociedad absolutamente crédula. Secundo la tesis de Dostoyevski y los grandes pensadores rusos: cuando uno deja de creer en Dios, empieza a creer en cualquier cosa. Es lo que sucede en el presente. Conforme va declinando el catolicismo, comienza a crecer la creencia en fantasmas, chacras, auras...». (Mar Abad; Ernesto Castro: «El trap es un fenómeno de gente que quiere volver a sentirse joven», 1 de octubre de 2019)

Preocuparse una y otra vez porque el ser que «existe» un buen día «dejará de existir», o que esto puede ocurrir de forma súbita, es perder el tiempo que media entre esos pensamientos rumiantes y ese inevitable «destino fatal». Quizás si el ateo deja de leer y asumir bobadas del estilo de Camus, no necesitará medicación antidepresiva ni, por tanto, caerá en la locura, como asegura Ernesto Castro; pues la alternativa a una vida sufriendo por la «terrible» caducidad de la vida individual no es otra que la de la entrega a un propósito más transcendente que el ego; hablamos del compromiso, en la medida que se pueda, por la causa del colectivo, por la causa progresista de su tiempo, lo cual no es incompatible con el engrandecimiento y satisfacción individual, todo lo contrario. Pero claro, esto es difícil de entender para aquellos que consideran que el mundo y la historia del hombre empieza y acaba en ellos; aquel sujeto que solo viven y operan para sí, cuya relación con el mundo siempre es «problemática», porque no termina de aceptar que este el resto no se adapte a él, «centro de la creación». En cambio, aquel que tiene un mínimo de decencia y es bien agradecido, sabrá que le debe muy mucho a los que vinieron y que debe laborar también por los que vendrán, por lo que echa a andar y se mantiene activo sin perderse en especulaciones bajo una filosofía del dolor y el sufrimiento personal que siempre termina por paralizar y malograr al individuo.

¿Pero es cierto que el existencialismo fue borrado de la faz de la tierra? Ojala, pero no fue así. Echando un vistazo a cualquier modismo, como el trap mismamente, podemos encontrar en estos autores a algunos de los más dignos sucesores del existencialismo. Si bien el trap ha sido una cultura nacida a partir de la música, también tiene, como es normal, ciertos principios o huellas filosóficas creadas aunque solo sea para justificar su forma de vida y sus actos de dudoso raciocinio. Leyendo a un existencialista como Camus hoy pareciera que no hubiera diferencia con el trapero:

«El hombre absurdo entrevé así un universo abrasador y helado, transparente y limitado donde nada es posible, pero todo es dado, y más allá del cual no existe sino la destrucción y la nada. Pues entonces decidirse por aceptar el vivir en un tal universo sacando de él sus propias fuerzas, su renunciamiento a la esperanza y el obstinado testimonio de una vida sin consuelo. Compruebo todos los días que la honradez no necesita reglas. (…) «Todo está permitido» no se trata de un grito de liberación y alegría, sino de una comprobación amarga. (…) Así, lo que se exige a sí mismo es vivir solamente con lo que sabe, arreglárselas con lo que es». (Albert Camus; El mito de Sísifo, 1942)

Pero, antes de seguir, pongamos las cosas en su correcto orden cronológico. ¡¿Era Albert Camus un trapero?! ¿O más bien son los traperos los nuevos existencialistas? Esa es la cuestión principal. ¿No son ambos movimientos artísticos deudores del decadentismo del siglo XIX? Esa es la cuestión secundaria. Huelga contestar estas preguntas retóricas. Ergo, si echamos una rápida ojeada a autores existencialistas tan pesimistas y provocadores, como Kafka o Sartre, sinceramente poca novedad queda encontrar en los nuevos movimientos artísticos como el trap, casi todo parece que ya fue inventado tiempo atrás. Se detectará que hay un hilo conductor en el estilo y la temática que atraviesa a todas estas manifestaciones artísticas, solo que dichas características han sido adaptadas debidamente para los nuevos tiempos, ¡faltaría más!

Además, como si se tratase de una tortura, siempre parecemos toparnos con la misma paradoja histórica: durante la eclosión de estas modas deambulan seres tan estúpidamente presuntuosos que, a causa de no conocer las tendencias de la literatura, la filosofía y la música, piensan de todo corazón que su novedosísima corriente es algo sumamente original, el no va más. Quizás, si alzasen sus narices más allá de su mundillo personal, estarían en condiciones de comprobar que solo son patéticos calcos de otros movimientos precedentes, que no han revolucionado nada, aunque quizás, mirándolo bien, podríamos afirmar –no sin una dosis de generosidad–, que son un subproducto de una larga evolución histórica no muy agraciada y que parte de una familia con no muy buena reputación. 

La forma de pensar y las actitudes que adoptan estos intelectuales bohemios, como podrían ser: el abuso de drogas como medio para evadirse de la realidad, el vestir de forma extravagante, la promiscuidad sexual para satisfacer la autoestima y la creación de un argot propio para sentirse especial, son rasgos que no provienen del éter, sino que, lo quieran o no, sean conscientes o lo desconozcan, descansan en la herencia de los viejos movimientos y filosofías del pasado que hoy aún revolotean en las cabezas pensantes, que se respira en los poros sociales de la comunidad de la cual forman parte. Hablamos de antiguas expresiones tales como el decadentismo, el modernismo, el freudismo, el existencialismo, el hipismo y un infinito etcétera. Esto no deja lugar a dudar que quien hoy siguen este camino su manera de alienarse no es nueva. Estas corrientes degeneradas encuentran sus orígenes en la antigua intelectualidad burguesa que, aburrida pero inconformista, ve pasar la vida mientras combate al tedio. 

¿Pero eso es todo? No. A su vez la cultura y la opción del lumpenismo también amenaza con tocar a las filas de la pequeña burguesía o la clase obrera: es decir, gente desempleada que pierde la esperanza, la ilusión y se da a la «mala vida». Personas enrabietadas que han ido observado que, conforme crecía el acaparamiento económico de los grandes capitalistas, su pequeño negocio familiar fue menguando progresivamente por dicha competencia hasta finalmente arruinarse; otros trabajadores fueron testigos de cómo su empleo de asalariado se fue al traste de la noche a la mañana con la dichosa «deslocalización empresarial», perdiendo su único sustento tras dedicar a dicha fábrica sus mejores años. La lista de situaciones es infinita y no hace falta continuar. 

Cuando estos sujetos sufren esta debacle laboral comienzan a participar en una espiral de pluriempleo, precarización o periodos de desempleo prolongado, los cuales acaban minando el ánimo y la confianza de todos ellos. En estas situaciones no es extraño que algunos acaben mirando con buenos ojos los principios amorales del lumpen como «contrarrespuesta» y medio de vida «alternativo» para «sobrevivir». Una vez dentro de este circuito desarrollan lo que en psicología se ha llamado «autoprofecia cumplida», se autoengañan repitiéndose que hicieron bien adentrándose en estos mundos turbios ya que «el mundo no tiene compasión», son «los olvidados del sistema». Entre pitos y flautas acaban adorando esta «filosofía de la desesperanza» que en cada época tiene distintos nombres y mutaciones.

2) La relación de amor-odio de Sartre con el PCF

Si bien el Partido Comunista Francés (PCF) parecía desconfiar de su pensamiento, durante la Segunda Guerra Mundial colaboró en los círculos intelectuales promovidos por el partido:

«Durante el invierno del 1942-1943, Claude Morgan, director comunista de Les Lettres françaises había pedido a Sartre su contribución al periódico y su adhesión al Comité nacional de escritores (CNE) respaldado por los comunistas. A pesar de las reticencias de algunos dirigentes comunistas, Sartre ha asistido a numerosas reuniones del CNE donde su participación fue muy apreciada por Morgan y otras personas, y ha colaborado en cuatro artículos para Les Lettres françaises». (David Drake, Sartre y el Partido Comunista Francés (PCF) tras la Liberación (1044-1948), 2013)

El propio Sartre se veía así mismo como un aliado potencial del partido, pero nada más:

«Procedentes de las clases medias, intentamos crear un vínculo entre la pequeña burguesía intelectual y los intelectuales comunistas». (Jean-Paul Sartre; Merleau-Ponty, en Situations IV, 1964)

Pero si era relativamente fácil que un intelectual como Sartre –como cualquier otro de su tiempo– apoyara la causa antifascista francesa –liderada innegablemente por los comunistas–, eso no quitaba que el PCF y los intelectuales progresistas apartasen la mirada sobre esa corriente del existencialismo nacida unas décadas antes y que ahora lideraba Sartre, puesto que sus obras y su contenido, en cuanto a espíritu y pretensiones eran incompatibles en múltiples cuestiones:

«Los comunistas consideraban que el existencialismo no era más que la última manifestación del idealismo, la antítesis misma del materialismo dialéctico e histórico marxista. Por ejemplo, Henri Lefebvre, en un artículo publicado un mes después de la conferencia en el Club Maintenant, afirmaba que «el existencialismo se inscribe en la línea de la metafísica». (Dominique Aury; «Qu'est-ce que l'existentialisme? Bilan d'une offensive», 24 de noviembre de 1945) y acusaba a Sartre de haber planteado el problema humano «como cuestión individual, abstracta y teórica».  (Dominique Aury; «Qu'est-ce que l'existentialisme? Bilan d'une offensive», 24 de noviembre de 1945) (David Drake, Sartre y el Partido Comunista Francés (PCF) tras la Liberación (1044-1948), 2013)

domingo, 21 de junio de 2015

Elogio del Estudio; Bertolt Brecht


Elogio del Estudio

Aprende lo más simple.
¡Nunca es tarde para aquellos
cuyo tiempo ha llegado!
Aprende al alfabeto. No alcanza
¡pero apréndelo! No te desanimes.
¡Empieza ya! ¡Debes saberlo todo!
Prepárate para gobernar.

Aprende, marginado, hombre del campo,
aprende, ocupante de la cárcel,
aprende, mujer atada a la cocina,
¡aprende sexagenaria!
Prepárate para gobernar.
Ven a la escuela, hombre sin techo.
El saber es para ti que tienes frío.
Hambriento: toma con fuerza el libro: es un arma.
Prepárate para gobernar.

¡No temas preguntar las cosas, camarada!
No te dejes influenciar,
averigua tú mismo.
Lo que no sabes por cuenta propia
no lo sabes.
Revisa la cuenta.
Eres tú el que la paga.
Pon el dedo sobre cada cifra.
Pregunta: ¿Cómo se llegó hasta aquí?
Prepárate para gobernar.

Extraído del recopilatorio: «80 poemas y canciones»

Una crítica de los marxista-leninistas nicaragüenses a la política exterior del FSLN y a su apoyo al fariseo Movimiento de los Países No Alineados en los 80

Pintadas en favor del MAP-ML en Managua, Nicaragua, 1986

«El movimiento de los Países No Alineados es más de carácter económico. En él se han aglutinado una serie de países para buscar la forma de plantear sus propios problemas de manera conjunta y lograr algunos beneficios de los países más desarrollados. El NO-AL sería nocivo para Nicaragua si con él se trata de esconder el verdadero origen del enfrentamiento que existe a nivel internacional entre los Estados y los países y que no es sólo la guerra, sino también la lucha de clases que se manifiesta en términos concretos de enfrentamientos por la búsqueda de hegemonía de mercados, Por otra parte, el pueblo nicaragüense apoya la lucha en contra del imperialismo y no puede manifestarse como No Alineado en esta lucha.

En cuanto a la política internacional del gobierno, creemos que el gobierno sandinista ha mostrado una gran habilidad. Pero rechazamos la pretensión del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) de elevar a principios las maniobras internacionales de aprovechamiento de las contradicciones interburguesas o interimperialistas a nivel internacional. Convertir estas maniobras en el fundamento de la política exterior de Nicaragua es un error. No es concebible, por ejemplo, que se llame «hermano» a Herrera Campins o a Carlos Andrés Pérez, confundiendo con amigos a los que son enemigos de la revolución. Una cosa es la habilidad política y otra convertir las contradicciones actuales, las maniobras y las tácticas, en principios». (Carlos Cuadra; Entrevista a Envio de Carlos Cuadra, Secretario del Movimiento de Acción Popular Marxista-Leninista (MAP-ML), 16 de septiembre de 1986)

sábado, 20 de junio de 2015

Moni Guha explicando la capitulación en Corea de 1953

Firma del Armisticio de Paz del 27 de julio de 1953

«Stalin murió en marzo de 1953, y abruptamente la marea alta revolucionaria en cuanto al factor subjetivo del rol de liderazgo fue revertido. En julio de 1953, en menos de cuatro meses de la muerte de Stalin, los dirigentes de la Unión Soviética y China capitularon frente al imperialismo estadounidense y obligaron a los coreanos a aceptar la división de su nación y la ocupación permanente de la mitad Sur por las tropas estadounidenses [A]. Se declaró que se puso fin a la era de la guerra fría entre socialismo y capitalismo y que se sustituía por el entendimiento mutua y la coexistencia pacífica entre el socialismo y el capitalismo basados en la «relajación de la tensión internacional», ¡como si la lucha por el socialismo y la liberación nacional fueran las fuentes responsables de la intensificación de al tensión internacional y la conspiración bélica! La lucha contra la amenaza de la paz y el peligro de la Tercera Guerra Mundial fue separado arbitrariamente de la lucha contra el imperialismo lo que implica que las clases y naciones oprimidas por el imperialismo debían abandonar las luchas revolucionarias en aras de «la preservación de la paz». El problema de la paz fue aislado del problema de la emancipación humana, libre de todo tipo de explotación, hablándose de paz de una forma abstracta. Significó el repudio y el rechazo de la minuciosa lucha contra las fuerzas sociales que conspiran y hacen la guerra, esto quiso decir que se repudiaba y rechazaba la diferenciación entre la guerra revolucionaria y la guerra de agresión, esto quiso decir el repudio y rechazo del marxismo y la lucha de clases». (Moni Guha; ¿Por qué Stalin fue denigrado y convertido en una figura controvertida?, 1981) 

Apéndice [A] de Moni Guha:

miércoles, 17 de junio de 2015

Stalin y la cultura; Nuestro Tiempo, 1953

Dejamos a continuación un recopilado de citas de Stalin aparecido en la revista «Nuestro Tiempo» de julio de 1953, donde se recogían citas sueltas de la visión del líder soviético sobre la cuestión cultural. Lo cierto es, que en la cuestión cultural y su trato es un campo donde muchos revolucionarios han flojeado, porque creyendo que era una cuestión secundaria, se apartaron de su regular estudio, de ahí las desviaciones de admirar a artistas de moral degenerada burguesa, de negar la necesidad del realismo socialista, de creer que es «imposible la existencia de una cultura proletaria», la creencia de dejar que otras clases incluyendo las explotadoras discutan como eso debería ser esta nueva cultura proletaria, o que para lograr la toma de poder es necesaria previamente un una revolución cultural en las clases trabajadoras.

Los bolcheviques se basaban en dos simples premisas para explicar esta cuestión:

1) Sí existe cultura proletaria:

«La cultura proletaria no surge de fuente desconocida, no brota del cerebro de los que se llaman especialistas en la materia. Sería absurdo creerlo así. La cultura proletaria tiene que ser el desarrollo lógico, del acervo de conocimientos conquistados por la humanidad bajo el yugo de la sociedad capitalista, de la sociedad de los terratenientes y los burócratas». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Las tareas de las ligas juveniles, 1920)

2) La cultura nacional proletaria no significa la negación sino la confraternización y aprendizaje de los aportes de otras culturas extranjeras:

«Nosotros los bolcheviques no rechazamos la herencia cultural. Al contrario, asimilamos, con espíritu crítico, la herencia cultural de todos los pueblos y de todas las épocas, para tomar de ella todo cuanto puede inspirar a los trabajadores de la sociedad soviética grandes acciones en los terrenos de trabajo, de la ciencia y la cultura». (Andréi Zhdánov; Sobre la música, 1948)

Se sabía además que el campo de la cultura es una pieza fundamental para garantizar el tránsito del socialismo a la sociedad sin clases, esto es, el comunismo:

«La Unión Soviética entró en un período de transición gradual del socialismo al comunismo. En estas condiciones, el caso se ha convertido en la educación comunista crucial de los trabajadores, la lucha por la superación completa de las supervivencias del capitalismo en la conciencia del pueblo soviético, la lucha por la mayor prosperidad de la cultura socialista de la ciencia soviética, la literatura y el arte. Para entender el problema y la importancia de las actividades del Partido Comunista y de la región del estado de educación comunista socialista de la gente, tienen que conocer las leyes que rigen la formación de la conciencia social, las ideas sociales y su papel y el desarrollo de la sociedad». (Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética; Materialismo histórico, 1950)

Lo cierto es, que pese a las calumnias antileninistas y antiestalinistas, siempre se puso mucho énfasis a la educación en la cultura proletaria, y siempre se criticaron las desviaciones en este ámbito. Los artículos soviéticos de finales de los 40 sobre una concepción correcta de la cultura nacional, contra las nuevas corrientes decadentes del siglo XX, contra la influencia del cosmopolitismo como arma del imperialismo estadounidense para negar la cultura nacional, etc., son un ejemplo de la brillante lucha para tal fin. Este documento es una muestra de tal visión de la mano de Stalin.

El documento:


Stalin y la cultura

Concepto del mundo

(1) «En oposición al idealismo, el cual afirma que sólo nuestra conciencia tiene una existencia real y que el mundo material, el ser, la naturaleza, solo existen en nuestra conciencia, en nuestras sensaciones, en nuestras percepciones, en nuestros conceptos, el materialismo filosófico marxista parte del criterio de que la materia, la naturaleza, el ser, son una realidad objetiva, existen fuera de nuestra conciencia e independientemente de ella, de que la materia es lo primario, ya que constituye la fuente de la que se derivan las sensaciones, las percepciones, y la conciencia lo secundario, lo derivado, ya que es la imagen refleja de la materia, la imagen refleja del ser; el materialismo filosófico marxista parte del criterio de que el pensamiento es un producto de la materia que ha llegado a un alto grado de perfección en su desarrollo, y más concretamente, un producto del cerebro, y éste el órgano del pensamiento y de que, por tanto, no cabe, a menos de caer en un craso error, separar el pensamiento de la materia. Sobre el materialismo dialéctico y el materialismo histórico». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Sobre el materialismo dialéctico y el materialismo histórico, 1938)

(2) «En oposición al idealismo, que considera al mundo como la encarnación de la idea absoluta, del espíritu universal, de la conciencia, el materialismo filosófico de Marx parte del criterio de que el mundo es, por su naturaleza, algo material ; de que los múltiples y variados fenómenos del mundo constituyen diversas formas y modalidades de la materia en movimiento; de que los vínculos mutuos y las relaciones de interdependencia de los fenómenos, que el método dialéctico pone de relieve, son las leyes! con arreglo a las cuales se desarrolla la materia en movimiento; de que el mundo se desarrolla con arreglo a las leyes que rigen el movimiento de la materia, sin necesidad de ningún espíritu universal. Sobre el materialismo dialéctico .y el materialismo histórico». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Sobre el materialismo dialéctico y el materialismo histórico, 1938) 

La historia

(3) «Si en el mundo no existen fenómenos aislados, si todos los fenómenos están vinculados entre sí y se condicionan unos a otros, es evidente que todo régimen social y todo movimiento social que aparecen en la historia deben ser considerados, no desde el punto de vista de la justicia eterna o de cualquier otra idea preconcebida, que es le que suelen hacer los historiadores, sino desde el punto de vista de las condiciones que han engendrado este régimen y éste movimiento social, y a los cuales se hallan vinculados». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Sobre el materialismo dialéctico y el materialismo histórico, 1938)

(4) «Esto quiere decir que la vida social y la historia de la sociedad ya no son un conglomerado de hechos fortuitos, pues la historia de la sociedad se convierte en el desarrollo de la sociedad con arreglo a sus leyes y el estudio cíe la historia de la sociedad adquiere categoría de ciencia». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Sobre el materialismo dialéctico y el materialismo histórico, 1938)

(5) «El marxismo concibe las leyes de la ciencia –lo mismo si se trata de las leyes de las Ciencias Naturales que de las leyes de la Economía Política– como reflejo de procesos objetivos que se operan independientemente de la voluntad de los hombres. Los hombres pueden descubrir estas leyes, llegar a conocerlas, estudiarlas, tomarlas en consideración al actuar y aprovecharlas en interés de la sociedad, pero no pueden modificarlas ni abolirías. Y aún menos pueden formar o crear nuevas leyes de la ciencia. Problemas económicos del socialismo en la Unión Soviética. Por consiguiente, cuando se habla de sometimiento de las fuerzas de la naturaleza o de las fuerzas económicas, de dominio sobre ellas, etc., ello no quiere decir, ni mucho menos, que los hombres puedan destruir las leyes de la ciencia o formarlas. Al contrario; ello sólo quiere decir que los hombres pueden descubrir las leyes, llegar a conocerlas^ domeñarlas, aprender a utilizarlas con pleno conocimiento de causa, aprovecharlas en interés de la sociedad, y de esa manera, someterlas, lograr dominarlas». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Problemas económicos del socialismo en la Unión Soviética, 1952)

(6) «Esto quiere decir, que si en los diversos períodos de la historia de la sociedad nos encontramos con diversas ideas, teorías, concepciones sociales e instituciones políticas; si bajo el régimen de la esclavitud observamos unas ideas, teorías y concepciones sociales, unas instituciones políticas, bajo el feudalismo otras, y otras distintas bajo el capitalismo, la explicación de esto no reside en la naturaleza, en la peculiaridad de las ideas, teorías, concepciones e instituciones políticas mismas, sino en las distintas condiciones de la vida material de la sociedad dentro de los diverso períodos del desarrollo social. Según sean las condiciones de la existencia de la sociedad, las condiciones en que se desenvuelve su vida material, así son sus ideas, sus teorías, sus concepciones e instituciones políticas». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Sobre el materialismo dialéctico y el materialismo histórico, 1938)

(7) «Una naturaleza única e indivisible, expresada en dos formas distintas: en la material y en la ideal; una vida social única e indivisible, expresada en dos formas distintas: en la material y en la ideal; he ahí cómo debemos considerar el desarrollo de la ¡naturaleza y de la vida social». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Anarquismo o socialismo, 1906)

Trabajo intelectual y trabajo manual

(8) «Algunos piensan que la supresión del contraste entre el trabajo intelectual y el trabajo manual puede ser obtenida por medio de una cierta nivelación cultural y técnica de los trabajadores intelectuales y manuales sobre la base de una reducción del nivel cultural y técnico de los ingenieros y técnicos, de los trabajadores intelectuales, hasta el nivel de los obreros medianamente calificados. Esto es absolutamente falso; solamente los charlatanes pequeño burgueses pueden tener tal idea del comunismo. En realidad, la supresión del contraste entre el trabajo intelectual y el trabajo manual no puede ser obtenida más que sobre la base de la elevación del nivel cultural y técnico de la clase obrera hasta el nivel de los ingenieros y de los técnicos. Discurso pronunciado en la primera Conferencia de slajanovistas». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Discurso pronunciado en la primera Conferencia de stajanovistas, 1935)

(9) «Lo mismo hay que decir del problema de la liquidación de la diferencia esencial entre el trabajo intelectual y el trabajo manual. Este problema también tiene para nosotros una importancia de primer orden. Antes de que la emulación socialista adquiriese carácter de masas, la industria se desarrollaba a duras penas, y muchos camaradas incluso plantearon la necesidad de amenguar el ritmo de su desarrollo. Debíase todo ello, principalmente, a que el nivel cultural y técnico de los obreros era demasiado bajo y se encontraba muy a la zaga del nivel del personal técnico. Sin embargo, la cosa cambió radicalmente cuando la emulación socialista adquirió un carácter de masas. Precisamente después de ello, avanzó la industria a ritmo acelerado. ¿Por qué la emulación socialista adquirió carácter de masas? Porque entre los obreros aparecieron grupos de camaradas que no sólo asimilaron el mínimo de conocimientos técnicos indispensables, sino que fueron más lejos y se pusieron a! nivel del personal técnico, empezaron a hacer observaciones a los peritos y a los ingenieros, a echar por tierra las normas existentes, por considerarlas caducas, a introducir normas nuevas, más modernas, etc. ¿Qué habría ocurrido si en vez de algunos grupos de obreros hubiese sido la mayoría de éstos la que hubiese elevado su nivel cultural y técnico a la altura del nivel del personal técnico? Nuestra industria habría alcanzado cumbres inaccesibles para la industria de otros países. Por tanto, no se puede negar que la liquidación de la diferencia esencial entre el trabajo intelectual y el trabajo manual, mediante la elevación del nivel cultural y técnico de los obreros a la altura del nivel personal técnico, no puede por menos de tener para nosotros una importancia fundamental». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Problemas económicos del socialismo en la Unión Soviética, 1952)

El papel de los intelectuales

(10) «Las universidades, universidades comunistas, los cursos preparatorios de la universidad de los obreros y las escuelas profesionales son escuelas para la educación de un Estado Mayor de los asuntos económicos y culturales. Médicos y economías, técnicos y químicos, científicos agrícolas e ingenieros de trenes cirujanos, veterinarios y expertos forestales, electricistas y mecánicos, estos son los futuros jefes en el trabajo de construir una nueva sociedad, en el trabajo de edificar una economía socialista y una cultura socialista». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; A la primera Conferencia de estudiantes proletarios, 1925) 

(11) «La clase obrera no puede llegar a ser la dueña verdadera del país si no crea su propia intelectualidad, si no se adueña de la ciencia y si no es capaz de administrar la vida económica sobre bases científicas». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Discurso pronunciado en el VIIIº Congreso de toda la Unión de la Liga Juvenil Comunista Leninista de la Unión Soviética, 16 de mayo de 1926)  

(12) «La educación es un arma cuyo efecto depende de quién la empuña y contra quien se dirige. Sin duda el proletariado, el socialismo, necesitan gente altamente educada. Es evidente que no son los torpes los que pueden ayudar al proletariado a luchar por el socialismo y a construir una nueva sociedad. No menosprecio el papel de los intelectuales, al contrario, subrayo su papel; sin embargo todo depende de qué clase de intelectuales tenemos en mente, pues hay vanas clases de ellos». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Entrevista con el escritor inglés H. G. Wells, 1934) 

(13) «Maiakovski ha sido y continúa siendo el mejor poeta, el de mayor talento de nuestra época soviética. La indiferencia a su memoria y con respecto a sus obras, es un crimen». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; «Pravda» 7 de diciembre de 1935)

(14) «Los intelectuales nunca han sido ni pueden ser una clase; han sido y siguen siendo una capa social que recluta sus miembros entre todas las clases de la sociedad. Antiguamente, los intelectuales se reclutaban entre los nobles, entre ¡a burguesía, en parte entre los campesinos, y solamente en la más ínfima proporción entre los obreros. En nuestra época, en la época soviética, los intelectuales se reclutan ante todo, entre los obreros y campesinos; pero sea cual sea la manera como se recluten, sea cual sea el carácter que revistan los intelectuales, son, sin embargo, una capa social y no una clase». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Sobre el proyecto de Constitución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, 1936) 

(15) «Algunos piensan que se puede consolidar el socialismo por medio de una cierta nivelación de los hombres sobre la base de una vida pobre; esto es un error, ésta es una concepción pequeño burguesa del socialismo. En realidad el socialismo no puede vencer más que sobre la base de una productividad elevada del trabajo, una productividad más elevada que bajo el capitalismo, sobre la base de la abundancia de los productos y de los artículos de consumo ele toda clase, sobre la base de una vida holgada y del desarrollo cultural de todos los miembros de la sociedad». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Discurso pronunciado en la primera Conferencia de stajanovistas, 1935)

(16) «La tarea, por consiguiente, consiste en la toma de posesión por nosotros mismos de la técnica, en llegar a ser nosotros mismos maestros en el oficio. Sólo así tendremos la garantía de que nuestros planes serán completamente ejecutados y la dirección única conseguida. La cosa, claro está, no es fácil, pero es perfectamente realizable. La ciencia, la experiencia técnica, el saber; todo esto se adquiere. Hoy no se tiene, pero mañana se tendrá. Lo esencial en eso' es el deseo ardiente, bolchevique, de llegar a dominar la técnica, de poseer la ciencia de la producción. Cuando se siente un deseo firme, se puede obtener todo, todo se puede realizar». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Las tareas de los dirigentes de la industria, 1931)

(17) «Si antes, bajo el capitalismo, las escuelas superiores constituían un monopolio de los señoritos, ahora bajo el régimen soviético, es la juventud obrera y campesina la que constituye en ellas la fuerza dominante. Nueva situación, nuevas tareas para la organización de la economía». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Nueva situación, nuevas tareas para la organización de la economía, 1931)

Forma y contenido

(18) «Si al aspecto material, a las condiciones exteriores, al ser y a otros fenómenos semejantes los llamamos contenido, al aspecto ideal, a la conciencia y a otros fenómenos semejantes los podemos llamar forma. De aquí ha surgido esta conocida tesis materialista: en el proceso del desarrollo, el contenido precede a la forma, la forma queda a la zaga del contenido. Y como en opinión de Marx, el desarrollo económico es la «base material» de la vida de la sociedad, su contenido, y el desarrollo jurídico-político y religioso-filosófico es la «forma ideológica» de éste contenido, su «superestructura», Marx llega a ésta conclusión: «Al cambiar la base económica, se revoluciona, más o menos rápidamente, toda la inmensa superestructura erigida sobre ella». Naturalmente, eso no significa en modo alguno que en opinión de Marx, sea posible el contenido sin la forma, como lo ha imaginado Sh. G. (v. Nobati, núm. 1, Crítica del monismo). El contenido sin forma es imposible, pero de lo que se trata es de que tal o cual forma, debido a Su retraso con respecto a su contenido, nunca corresponde plenamente a éste contenido, y por tanto, el nuevo contenido se Ve obligado temporalmente a vestirse con la vieja forma, lo que origina un conflicto entre ambos». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; ¿Anarquismo o socialismo?, 1906)

La economía y la cultura al servicio del hombre

(19) «Los rasgos esenciales y las exigencias de la ley económica fundamental del socialismo podrían formularse, aproximadamente, como sigue: Asegurar la máxima satisfacción de las necesidades materiales y culturales, en constante ascenso, de toda la sociedad, mediante el desarrollo y el perfeccionamiento ininterrumpidos de la producción socialista sobre la base de la técnica más elevada». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; A la primera Conferencia de estudiantes proletarios, 1925) 

(20) «Es necesario en tercer término, alcanzar un ascenso cultural de la sociedad, que asegure a todos sus miembros el desarrollo universal de sus capacidades físicas e intelectuales, para que puedan recibir una instrucción que les permita ser agentes activos del desarrollo de la sociedad, para que pueden elegir la profesión que más les guste y no tengan que verse atados de por vida, debido a la división del trabajo existente, a una sola profesión. ¿Qué hace falta para esto? Sería erróneo suponer que se puede alcanzar un desarrollo cultural tan elevado de los miembros de la sociedad sin serios cambios en el estado actual del trabajo. Para eso es necesario, ante todo, reducir la jornada de trabajo, por lo menos, a seis, y más adelante a cinco horas. Eso es necesario para que los miembros de la sociedad dispongan de tiempo libre suficiente para adquirir una instrucción universal. Para ello es necesario, además, implantar la enseñanza politécnica general y obligatoria, indispensable para que los miembros de la sociedad pueden elegir la profesión que más les guste y no se vean atados de por vida a una sola profesión. Para ello es necesario, además, mejorar radicalmente las condiciones de vivienda y elevar al doble, por lo menos, el salario real de los obreros y de los empleados, tanto mediante el aumento directo del salario en metálico, como sobre todo, mediante la rebaja sistemática de los precios de los artículos de amplio consumo». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Problemas económicos del socialismo, 1952) 

martes, 16 de junio de 2015

¿Cuál era la «planificación económica» de China en 1965 según el maoísta Charles Bettelheim?

Charles Bettelheim con Chou En-lai, en una visita del primero a China

«A las ilusiones sentimentales y a las lucubraciones antimaterialistas propagadas todavía actualmente por ciertos «marxistas-leninistas» respecto al «carácter socialista de China de Mao  Zedong» y del carácter «a pesar de todo socialista» y hasta «antiimperialista» de China actual, respondemos: ¿sobre qué criterios podemos afirmar que China mantiene los principios de una economía «planificada»? ¿Sobre los criterios que solamente ella ha aplicado? ¿Los ataques imperialistas son una manifestación del imperialismo de una oposición al «socialismo» en ese país o más bien una rivalidad interimperialista con él? ¿En efecto, para las potencias imperialistas, no es cierto que para ellos el carácter «socialista» de estos países «persiste» a la hora de referirse a ciertos rivales imperialistas hasta que éstos se hayan reducido al estado de una neocolonia, como fue el caso de la Unión Soviética socialimperialista?

En la obra de autoría múltiple: «La construcción del socialismo en China» de 1965, los revisionistas prochinos insisten en:

«La necesidad de la división socialista del trabajo». (Charles Bettelheim, Jacques Charrière, Hélène Marchisio; La construcción del socialismo en China, 1965)

Rechazando el lema «basarse en las propias fuerzas».

En efecto para ellos, en este lema:

«Uno de los límites generalmente reconocidos de la validez de estas palabras y orden es la admisión explícita de la apelación al recurso necesario del comercio internacional, como un medio para obtener condiciones más favorables sí mismo cuando se producen productos específicos [dícese de: especialización, monocultivo, etc., ver la explicación siguiente de Vincent Gouysse - Anotación de Bitácora (M-L)]». (Charles Bettelheim, Jacques Charrière, Hélène Marchisio; La construcción del socialismo en China, 1965)

He aquí cómo bajo un disfraz de bajo un límite, se rechaza el axioma de «basarse en las propias fuerzas». Esta afirmación no tiene otro propósito que esconder el tomar prestado «los generalmente reconocidos» pensamientos del arsenal ideológico del libre comercio del siglo XIX, según la cuál la riqueza aumenta con la especialización. Si esta verdad es por alguien «generalmente reconocida» , es sólo por los economistas burgueses-revisionistas que tratan de eludir el hecho de que la división internacional del trabajo no debe influir en la esfera de producción de los medios de producción, de lo contrario perpetua las relaciones de explotación.

¡Convencidos de las virtudes de la libre operación de la ley del valor, al igual que sus homólogos revisionistas –titoistas, jruschovistas, cubanos, etc.– los revisionistas chinos y los elementos prochinos imaginan la economía «socialista» como una especie de «economía planificada», a la vez «descentralizada y autogestionada»! Los revisionistas prochinos estimando la «especificidad» del «socialismo chino» llegaron a la constatación de  que la economía planificada «ahogaba la iniciativa». Esta «especificidad» es común a muchos revisionistas. Los revisionistas prochinos, si hubieran querido ser honestos tendrían que haber admitido que esta fobia a la economía planificada no era precisamente una «especificidad» de los «comunistas chinos»: los ideólogos burgueses [véase la obra de Hedrick Smith: «Los rusos» de 1976, para entender esto que decimos - Anotación de V. G.] comúnmente equiparan el capitalismo de Estado monopolista de los países revisionistas-burgueses a una especie de «economía planificada». Para ellos la «economía planificada» es sinónimo de «excesivo centralismo» y «burocracia» que «ahoga la iniciativa» y «obstaculiza el progreso». Los revisionistas prochinos reconocieron abiertamente que en China:

«La empresa no recibe ya cifras de control moralmente imperativas». (Charles Bettelheim, Jacques Charrière, Hélène Marchisio; La construcción del socialismo en China, 1965)

Como sí lo era en la Unión Soviética bajo Stalin, dejando a las empresas una total:

«Autonomía de gestión». (Charles Bettelheim, Jacques Charrière, Hélène Marchisio; La construcción del socialismo en China, 1965)

Y una:

«Gran libertad en la puesta en ejecución de los medios de producción». (Charles Bettelheim, Jacques Charrière, Hélène Marchisio; La construcción del socialismo en China, 1965)

La falta de «control central» y la:

«Ausencia de publicación de estadísticas globales de producción e inversión». (Charles Bettelheim, Jacques Charrière, Hélène Marchisio; La construcción del socialismo en China, 1965)

También sería admitida por los partidarios del revisionismo chino, quienes confesarían a demás:

«En las condiciones actuales, la ausencia de un plan quinquenal». (Charles Bettelheim, Jacques Charrière, Hélène Marchisio; La construcción del socialismo en China, 1965)

¡Durante todo el período de 1949-1965!

En el compilado: «Cinco conversaciones con economistas soviéticos», Stalin hizo hincapié en la necesidad de la economía planificada como se refleja en el informe de discusión con los economistas del 29 de enero de 1941:

«Mientras que en nuestras empresas del sistema se unen sobre la base de la propiedad socialista. La economía planificada no es algo que queramos, es una obligación, de lo contrario todo se vendría abajo». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Cinco conversaciones con economistas soviéticos, 1941-1952)

A esto, agregó que en cuanto a los principales objetivos de la planificación:

«El primer objetivo es planificar de una manera que se garantice la independencia de la economía socialista del cerco capitalista. Esto es obligatorio y es lo más importante». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Cinco conversaciones con economistas soviéticos; 1941-1952)