domingo, 29 de septiembre de 2013

El plan Marshall: su esencia, y las consecuencias en el movimiento obrero; Equipo de Bitácora (M-L), 2013


«Este breve documento analizará la esencia del Plan Marshall, y las consecuencias en el movimiento obrero.

Se trata de una radiografía de los objetivos últimos del plan de incidencia económica y sojuzgamiento desarrollada por el imperialismo estadounidense en la Europa de la posguerra. Hay que tener en cuenta que este documento resulta en un genuino ejemplo respecto a las implicaciones imperialistas de la exportación de capitales y su incidencia en los países deudores, pero no sólo eso, sino que explica la influencia y presión ejercida sobre los partidos comunistas de Europa; ya que surgen nuevas corrientes revisionistas acordes con el Plan Marshall estadounidense, y muchos partidos deberán rechazar o admitir estas tesis claudicadoras que saldrán de la mano de Earl Browder. Así mismo se explica la directa relación entre este revisionismo y otros posteriores.

¿Cómo se puso en marcha el famoso Plan Marshall? ¿A qué intereses correspondía?

Después de la Segunda Guerra Mundial, el imperialismo estadounidense se encontró en posiciones dominantes desde el punto de vista económico, y en cierta medida militar, con respecto a Europa y Asia, arruinadas por la guerra. La economía  estadounidense militarizada era bastante poderosa. Los Estados Unidos pretendían establecer su propia hegemonía político-económico-militar en todo el mundo con el objetivo primordial de cercar y debilitar a la Unión Soviética, la cual había salido victoriosa de la Segunda Guerra Mundial y sin duda alguna iba a restablecerse con rapidez también desde el punto de vista económico, pudiendo contribuir de paso a la consolidación y progreso de los nuevos Estados de democracia popular que se habían creado en Europa y Asia. Con este fin fueron elaboradas las tácticas imperialistas de la lucha político-ideológica, de la lucha económica y las tácticas militares. Estas últimas eran una continuación de los planes  estadounidenses fraguados en el curso mismo de la Segunda Guerra Mundial, de esos planes que habían hecho de los Estados Unidos una gran potencia en la producción de armas modernas, la potencia que había descubierto y producido la bomba atómica, lanzada por primera vez sobre Hiroshima y Nagasaki.

Los Estados Unidos asumieron el liderazgo del mundo capitalista y el papel de su «salvador». Así, las pretensiones del imperialismo estadounidense de dominar el mundo pasaron a colocarse en primer plano. «La victoria en la Segunda Guerra Mundial, declaraba Harry Truman, que sucedió a Franklin Roosevelt en la presidencia de los Estados Unidos, colocó al pueblo  estadounidense ante la necesidad permanente y urgente de convertirse en guía mundial». En esencia se trataba de un llamamiento de guerra contra la revolución y el socialismo, para conquistar nuevas posiciones dominantes en lo económico y militar a nivel mundial, también por supuesto para reanimar a sus socios y salvar el sistema colonial con el cual hacer contrapeso a los países socialistas. En la realización de esta estrategia, recurrieron a la UNRRA, elaboraron el «Plan Marshall», crearon la OTAN y erigieron los otros bloques agresivos del imperialismo estadounidense.

Segunda, la cuestión fundamental para el capital estribaba en desplegar una actividad de zapa frontal contra la ideología marxista-leninista destinada a apartar de su influencia a los sectores más revolucionarios de los trabajadores, y hacer degenerar el socialismo.

jueves, 19 de septiembre de 2013

Elogio de la dialéctica; Bertolt Brecht


Elogio de la dialéctica

Hoy la injusticia se pavonea con paso seguro.
Los opresores se instalan como para diez mil años.
La violencia segura: todo quedará como está.
No suena otra voz que la de la clase dominante
y en los mercados la explotación proclama: Esto recién comienza.
Por otra parte muchos de los oprimidos ahora dicen:
Lo que nosotros queremos, nunca será.

¡El que aún este vivo, que no diga: «nunca»!
Lo seguro no es seguro.
Nada quedará como está.
Cuando hayan hablado los que dominan
hablarán los dominados.
¿Quién se atreve a decir «nunca»?
¿De quién depende que la opresión continúe? De nosotros
¿De quién depende que se le aplaste? También de nosotros.

El que es derribado, ¡que se levante!
El que está perdido, ¡que luche!
¿Cómo han de contener al que ha tomado conciencia de su situación?
Pues los vencidos de hoy serán los vencedores de mañana
y ese «nunca» será: ¡Hoy mismo!

Extraídos del recopilatorio: «80 poemas y canciones»

martes, 17 de septiembre de 2013

Muchas maneras de matar; Bertolt Brecht


Muchas maneras de matar

Hay muchas maneras de matar.
Pueden meterte un cuchillo en el vientre.
Quitarte el pan.
No curarte de una enfermedad.
Meterte en una mala vivienda. Empujarte hasta el suicidio.
Torturarte hasta la muerte por medio del trabajo.
Llevarte a la guerra, etc…
Sólo pocas de estas cosas están prohibidas en nuestro Estado.

Extraídos del recopilatorio: «80 poemas y canciones»

domingo, 1 de septiembre de 2013

El revisionismo del «socialismo del siglo XXI», Equipo de Bitácora (M-L), 2013

[Enlaces de DESCARGA del texto en PDF al final del documento]

«Todos los revisionismos parten de un revisionismo anterior, y los revisionismos iniciales, parten del reformismo, del anarquismo, del socialismo utópico. Es por tanto una repetición continua de tesis ya combatidas antaño por los marxistas de la época de Marx y Engels, y por los marxista-leninistas de la época de Lenin hasta nuestros días. No significa por ello que a todos se les combata por igual y que sea sencillo desmontarlos, hay que saber diferenciar sus características específicas para saber refutarlos de forma correcta». (Equipo de Bitácora (M-L); El revisionismo del «socialismo del siglo XXI», 2013)


Preámbulo

Desde el cambio de rumbo ocurrido en la mayoría de países del bloque socialista a mediados de los 50, se dio como resultado una «completa revisión» de las teorías del «socialismo científico» –negándolo como el conjunto de teoría más avanzadas de emancipación social proletaria resultante del pensamiento marxista-leninista–, y a una «reconfiguración», digamos, de su estrategia y su táctica bajo la premisa de «rectificación de los errores stalinistas» –cuando en este documento hablamos de stalinismo, los hacemos desde la perspectiva de la defensa del legado de Stalin, aunque asumimos que sus desarrollos teórico-prácticos son esencia misma del marxismo-leninismo, los revisionistas y la burguesía en general utilizan el término con fines peyorativos–, o de la necesidad de «renovarse o morir» ante la supuesta necesidad de «ajustarse a los nuevos tiempos» –aunque la realidad y objetivo de este caso no fuera adaptar el marxismo a las nuevas situaciones cotidianas, sino mermar su contenido revolucionario excusándose en situaciones que no invalidaban la teoría marxista sobre esos temas–.

Al menos eso se desprende del comportamiento general de las organizaciones que se autodefinían entonces bajo los lineamientos teórico-prácticos del comunismo, socialismo científico, marxismo-leninismo, materialismo dialéctico o como prefieran llamarle; claro está que este cambio de rumbo del que hablamos afectaría tanto a las organizaciones que estaban en el poder, como las que pretendían alcanzarlo. Todos estos partidos pasarían de ser partidos marxista-leninistas o de estar en camino de serlo, a adherirse por un camino u otro a la ideología del revisionismo, y en cuanto a cuando revisaban los axiomas generales del marxismo-leninismo lo hacían generalmente para adherirse a las tesis de la socialdemocracia reformista, llegando a un punto en que entre sus revisiones y el reformismo en sí no había una línea diferenciadora. 

Los revisionistas pusieron a sus partidos en el camino de la degeneración socialdemócrata, y para profundizar en ello necesitaban del arsenal teórico de ella y de la alianza directa con sus agrupaciones socialdemócratas, lo que finalmente con el paso del tiempo y el cumplimiento de los objetivos derivaría como veríamos años después, en la conversión de viejos partidos comunistas en revisionistas, en la disolución directa de estos en los partidos socialdemócratas, o sino simplemente en el paso de muchos partido revisionistas hacía partidos socialdemócratas oficiales. Ejemplos: 1) el Partido Comunista de España se unió en la coalición de partidos reformistas que fundaron el partido conocido como Izquierda Unida; 2) por otro lado el Partido Comunista Italiano se disolvió y su Secretario General Achille Occhetto fundó el partido reformista y socialdemócrata denominado Partido Democrático de la Izquierda; 3) muchos países revisionistas de Europa del Este y África, cuando el régimen capitalista-revisionista se derrumbó, el partido revisionista gobernante generalmente se transformó oficialmente en un partido socialdemócrata y en muchos lugares siguió gobernando o teniendo una gran influencia en el panorama político como en la Hungría revisionista-capitalista de János Kádár, donde el revisionista Partido Socialista Obrero Húngaro se transformó en el socialdemócrata Partido Socialista Húngaro que gobernaría el país tras la caída oficial del revisionismo y su régimen.

Sería pues, pueril, y una muestra de total desconocimiento de la historia y de la teoría marxista por nuestra parte, concluir que las actuales desviaciones en los partidos contemporáneos autodenominados «marxistas» se originan en la disolución de los partidos revisionistas y la caída de los regímenes en los países del bloque revisionista-capitalista a finales de los 80, pues como hemos dicho anteriormente, ese «mérito», quiérase o no, fue del revisionismo [1], y éste, y su comandancia en los partidos, se puso en marcha desde los años 50. Por supuesto, en la actualidad muchos revisionistas utilizan tal fórmula mecánicamente: defienden que lo que cayó fue el revisionismo, pero se olvidan de analizar los hechos científicamente y no llegan a calificar a tales regímenes de capitalistas, rozan el ridículo repitiendo las frases de los viejos prosoviéticos diciendo excusas para contentar a todos los públicos, y cuando hablan de tales países y partidos comentan: que «había revisionistas en el partido, pero también había revolucionarios», que «el partido estaba degenerado pero se construía el socialismo», o que «pese a las reformas capitalistas no se acabó con el orden económico socialista hasta 1991». Como vemos estas excusas tienen sucesivos escalafones, desde las que intentan hacer mayores concesiones como es el caso de las vertidas por los prorevisionistas soviéticos, hasta las que intentan contentar a los marxista-leninistas y parecer que concuerdan más o menos con sus posiciones. En cualquier caso, quienes recurre a estas simplificaciones es simplemente un idealista metafísico que no entiende cuestiones tan simples como que: 1) un partido marxista-leninista no puede ejercer una actividad cabal duradera si está lleno de fracciones y líneas de revolucionarios y contrarrevolucionarios, ni mucho menos dirigir una sociedad socialista y menos aún conducirla hacia la sociedad sin clases del comunismo; 2) una usurpación de un partido comunistas por revisionistas no puede pasar sin que estos impriman su sello de clase en las diferentes actividades gubernamentales, eso incluye el régimen político, económico y cultural, no es posible pues la existencia por décadas de un partido carcomido por revisionistas y un orden socialista ya que los revisionistas no estarán quietos: «mano sobre mano»; 3) las reformas de tipo capitalista en la producción y distribución no pueden sino alterar la base económica socialista, no existen términos medios, no puede existir una planificación socialista con economistas revisionistas-capitalista al mando sin formación económica marxista, la economía socialista no puede mantenerse y caminar por inercia.