jueves, 27 de octubre de 2016

El maoísmo solapado de Reconstrucción Comunista; Equipo de Bitácora (M-L), 2016


«En nuestra publicación anterior, nos referíamos al método deshonesto, al «copia y pega» de documentos nuestros o de otras organizaciones para conformar «su núcleo teórico».  Explicamos que esta desviación –la apropiación de la «producción intelectual de terceros»– respondía a cuestiones muy entendibles. Al igual que la negativa a reconocer tal acto de plagio tampoco es casual, sino que responde a una cuestión moral. Véase el capítulo: «¿Por qué los de Reconstrucción Comunista (RC) nos copian las obras?» de 2016.

La cuestión a abordar en las líneas es otro tema, aunque íntimamente ligado a esos déficits teóricos que se proyectan en la práctica de Reconstrucción Comunista (RC), en concreto, su maoísmo. No nos demoraremos mucho en explicar una vez más qué es el maoísmo, puesto que ya hemos publicado toda una serie de documentos generales sobre el mismo. Aquí hablaremos como ha repercutido en RC, demostrando que es imposible declararse marxista-leninista y conciliar con una corriente revisionista como esta.

¿De dónde viene la laxitud con el maoísmo de Reconstrucción Comunista? 

Su laxitud claramente proviene de su liberalismo y centralismo burocrático. Mediante el primero se permite la creación de varias tendencias ideológicas, que mientras no pongan en tela de juicio al mandamás, Roberto Vaquero, podrán desarrollarse libremente, luego a través del segundo, se condena o acepta la regulación de esta flexibilidad hacia el maoísmo dependiendo de la época y el momento.

jueves, 20 de octubre de 2016

El carácter de las leyes económicas en el socialismo; Stalin, 1952


«Algunos camaradas niegan el carácter objetivo de las leyes de la ciencia, principalmente de las leyes de la economía política en el socialismo. Niegan que las leyes de la economía política reflejan el carácter regular de procesos que se operan independientemente de la voluntad de los hombres. Consideran que en virtud del papel especial que la historia ha asignado al Estado soviético, éste y sus dirigentes pueden abolir las leyes de la economía política existentes, pueden «formar» nuevas leyes, «crear» nuevas leyes.

Esos camaradas se equivocan profundamente. Por lo visto, confunden las leyes de la ciencia, que reflejan procesos objetivos de la naturaleza o de la sociedad, procesos independientes de la voluntad de los hombres, con las leyes promulgadas por los gobiernos, creadas por la voluntad de los hombres y que tienen únicamente fuerza jurídica. Pero no se debe confundirlas de ningún modo.

martes, 18 de octubre de 2016

¿Por qué los de Reconstrucción Comunista (RC) copian nuestros documentos?; Equipo de Bitácora (M-L), 2016

Foto del IIº Congreso de Reconstrucción Comunista de 2012 publicada en su web

[Nota: Ante unas peticiones de parte algunos exmilitantes, hemos decidido pixelar las caras de la gente que no desea que su rostro se vea relacionado con su ex grupo, así que hemos decidido dejar solamente la de su actual líder que es el único que reivindica este congreso.]


«
Gracias al aviso de nuestros lectores, no tardamos en darnos cuenta de que nuestras obras han venido sufriendo un plagio descarado por parte de la organización Reconstrucción Comunista (RC). Pretendíamos manejar este tema en el plano interno: entre Bitácora (M-L) y Reconstrucción Comunista (RC). Pero dado que no fue posible, hemos decidido escribir y publicar estas líneas al respecto.

Expresar que el «Equipo de Bitácora (M-L)» en su conjunto siente un gran aprecio por la documentación que hemos ido produciendo gracias a una gran cantidad de lecturas, traducciones, análisis, discusiones, críticas, autocríticas y un sinfín de procesos más. Todo un conjunto de esfuerzos que, pretendemos, sirvan como punto de partida para un análisis histórico y presente de los fenómenos desde el materialismo dialéctico; y que, a su vez, sirvan para promover la reorganización de las fuerzas proletarias allá donde se encuentren. Es más, esperamos que el eco de nuestras obras nos ponga en contacto –como ya ha venido ocurriendo con los individuos y organizaciones marxista-leninistas que pretendan organizar al proletariado de cada país con tal salir de esta situación de confusión y desorganización general.

sábado, 15 de octubre de 2016

Una reflexión necesaria sobre las FARC-EP, los acuerdos de paz y la historia de las guerrillas en Colombia; Equipo de Bitácora (M-L), 2016

[Enlaces de DESCARGA del texto en PDF al final del documento]

«Las FARC-EP, se constituyó por la unión de grupos guerrilleros de diferente ideología, y como consecuencia recibió en su seno a miembros: de un partido burgués y vacilante como el Partido Liberal Colombiano (PLC), que precisamente acabaría colaborando con el Partido Conservador (PC), quién había desatado años antes la represión. Las FARC-EP, ya constituida, se acabó adueñando de los focos de guerrillas liberales, ya que por un lado el ala más reaccionaria del partido ya había contraído una alianza con los conservadores y estaban en el gobierno, y el ala más radical y sus reductos de estas guerrillas de defensa contra la represión de los conservadores no tuvieron otro remedio que sumarse y disolverse en las FARC-EP para sobrevivir ante la represión, este fue el caso de «Tirofijo» y otros liberales». (Equipo de Bitácora (M-L); Una reflexión necesaria sobre las FARC-EP, los acuerdos de paz y la historia de las guerrillas en Colombia, 2016)


Preámbulo

Aprovechando los recientes acuerdos entre las FARC-EP y el Gobierno de Colombia se hacía necesario realizar un análisis sobre los acuerdos de paz alcanzados, sobre todo a causa de tanta deformación sobre el carácter de este proceso.

Rápidamente los apologistas de la guerrilla han salido al paso, como siempre, con fuerte dosis de seguidismo para lanzar los mismos eslóganes propagandísticos que lanzan tanto las FARC-EP como otras organizaciones y países pro-FARC-EP, sin siquiera aproximarse al análisis de los hechos: simplemente han lanzado las campanas al vuelo y han celebrado bajo un halo de positivismo, de «todo va bien» y de que hasta «los acuerdos van en pro de los intereses de los colombianos y el socialismo». En realidad les entendemos: ¿análisis propios para qué? Estas organizaciones no lo necesitan, es perder el tiempo para ellos, ya tienen a una militancia educada y acostumbrada a seguir órdenes sin rechistar porque así lo dice la dirección, todo justificado por el amor a unas siglas o por la fe en el todopoderoso líder, etc. Sabemos que la lógica de estas organizaciones impuesta a la militancia es que: las dudas, los hechos que no cuadran, la positividad que chirría con la realidad, la denuncia de los compromisos que atentan a los principios, la exposición de contradicciones, los debates teóricos, la autocrítica, etc. «mejor dejarlos para otro momento», «mejor para los doctrinalistas», y así eluden «revisar la cuenta» que recordemos la acabaran pagando los trabajadores que son a quienes engañan.

Nuestro análisis científico se mantiene ajeno a la enfermedad del «seguidismo» que tanto padecen los revisionistas modernos: en ese sentido, creemos que toda cuestión histórica o actual de importancia debe ser analizada a prisa bajo el prisma del marxismo-leninismo, es decir bajo el método del materialismo dialéctico, ya que si precisamente dejamos que «otros» hagan esos análisis, esos otros estarán influenciado con sus análisis deformados a las masas. Recordamos de paso a nuestros lectores que para realizar un análisis científico de los acontecimientos también se hace necesario excluir el sentimentalismo –otra enfermedad de la que siempre están contagiados los oportunistas–.

En torno al tema central del documento, responderemos a preguntas apremiantes: ¿era un final esperado el abandono de las armas y la inclusión de las FARC-EP en la democracia burguesa? ¿Qué es y qué significa la política de la «reconciliación nacional» para Colombia? ¿Quiénes han sido los principales valedores internacionales del «proceso de paz»? ¿Realmente habrá «paz» en Colombia? ¿Se resolverán los problemas sociales de la sociedad colombiana? ¿Cuál es el futuro de las FARC-EP como partido político legal?

En cuanto a la historia de las FARC-EP hemos tenido que aclarar muchos mitos sobre su origen liberal y revisionista, sobre su carácter social netamente pequeño burgués, pasando a analizar también sus desviaciones militares de tipología maoístas-guevaristas entre las que se incluyen también métodos terroristas.

Además de ello hemos visto necesario resolver algunas cuestiones históricas de las guerrillas en Colombia, su origen, su carácter y su desarrollo, ya que creíamos que centrarnos solo en las FARC-EP serían realizar un análisis unilateral de la política y las guerrillas en Colombia, así que era menester analizar lo más importante de la guerrilla del ELN o el desarrollo del partido político del PC de C-ML y su brazo armado el EPL, desde su fundación a nuestros días. Esto nos dará además una imagen de las fuerzas políticas de la llamada «izquierda» que han operado en Colombia en las últimas décadas.

Por último: hemos dejado un capítulo final sobre el deber que pesa sobre las espaldas de los marxista-leninistas colombianos a la hora de clarificar con paciencia todo esto a las masas trabajadoras colombianas, trabajo que de no realizarse o considerarse banal se conseguirá el mismo resultado que el actual: que las masas vivan en la inopia sobre los acontecimientos económico-políticos históricos o presentes y queden presas de cualquier corriente demagógica que va en contra de sus intereses.

Así mismo, este análisis permitirá que el lector comprenda el desarrollo de muchas de las organizaciones de similar carácter, y aunque esto será del todo cierto en algunas cuestiones, siempre debemos buscar las particularidades de cada movimiento y cada proceso de otro modo caeríamos en la metafísica y el subjetivismo, por lo que animamos a otros marxista-leninistas a realizar el debido análisis sobre organizaciones similares a las FARC-EP de su país o de otros países.

Notas

[1] Lectura Online AQUÍ [Scrib] ó Descarga en PDF AQUÍ [MEGA].

[2] Todos los documentos del autor en este Blog AQUÍ.

[3] Todos los documentos en PDF editados por el equipo del Blog en el apartado BIBLIOTECA.

martes, 11 de octubre de 2016

El estilo en el trabajo; Stalin, 1924


«No se trata del estilo literario. Me refiero al estilo en el trabajo, a lo específico y peculiar que hay en la labor práctica del leninismo y que crea el tipo especial del militante leninista. El leninismo es una escuela teórica y práctica, que moldea un tipo especial de dirigente del partido y del Estado, que crea un estilo especial de trabajo, el estilo leninista.

¿Cuáles son los rasgas característicos de este estilo? ¿Cuáles son sus particularidades?

Estas particularidades son dos: a) el ímpetu revolucionario ruso y; b) el sentido práctico norteamericano.

El estilo leninista es la combinación de estas dos particularidades en la labor del partido y del Estado.

El ímpetu revolucionario ruso es el antídoto contra la inercia, contra la rutina, contra el conservadurismo, contra el estancamiento mental, contra la sumisión servil a las tradiciones seculares. El ímpetu revolucionario ruso es la fuerza vivificadora que despierta el pensamiento, que impulsa, que rompe el pasado, que brinda una perspectiva. Sin este ímpetu, no es posible ningún movimiento progresivo.

Pero el ímpetu revolucionario ruso puede muy bien degenerar en vacuo manilovismo «revolucionario», si no se une al sentido práctico norteamericano en el trabajo. Ejemplos de este tipo de degeneración los hay sobrados. ¿Quién no conoce la enfermedad del arbitrismo «revolucionario» y de la planomanía «revolucionaria», cuyo origen es la fe puesta en la fuerza del decreto que puede arreglarlo y transformarlo todo? Un escritor ruso, I. Ehrenburg, dibuja en el cuento «El homcomper» –«El hombre comunista perfeccionado»– un tipo de «bolchevique» atacado de esta enfermedad, que se ha propuesto trazar el esquema del hombre idealmente perfecto y se «ahoga» en esta «labor». El cuento exagera mucho la nota, pero es indudable que pinta la enfermedad con acierto. Sin embargo, yo creo que nadie se ha burlado de esos enfermos con tanta saña y de un modo tan implacable como Lenin. «Presunción comunista»: así calificaba Lenin esa fe enfermiza en el arbitrismo y en la decretomanía.

«La presunción comunista significa que una persona que está en el partido comunista y no ha sido todavía expulsada de el por la depuración, cree que puede resolver todos los problemas a fuerza de decretos comunistas». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; La nueva política económica: Y las tareas de los Departamentos de Educación Política, 1921)

Lenin solía oponer a la verborrea «revolucionaria» el trabajo sencillo, cotidiano, subrayando con ello que el arbitrismo «revolucionario» es contrario al espíritu y a la letra del auténtico leninismo.

«Menos frases pomposas y más trabajo sencillo, cotidiano. Menos estrépito político y mayor atención a los hechos más sencillos pero vivos de la edificación comunista». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Un gran comienzo, 1919)

El sentido práctico norteamericano es, por el contrario, un antídoto contra el manilovismo «revolucionario» y contra las fantasías del arbitrismo. El sentido práctico norteamericano es una fuerza indomable, que no conoce ni admite barreras, que destruye con su tenacidad práctica toda clase de obstáculos y que siempre lleva a término lo empezado, por mínimo que sea; es una fuerza sin la cual no puede concebirse una labor constructiva seria.

Pero el sentido práctico norteamericano puede muy bien degenerar en un utilitarismo mezquino y sin principios, si no va asociado al ímpetu revolucionario ruso. ¿Quién no conoce la enfermedad del practicismo mezquino y del utilitarismo sin principios, que suele llevar a algunos «bolcheviques» a la degeneración y al abandono de la causa de la revolución? Esta enfermedad peculiar ha encontrado su reflejo en el relato de B. Pilniak, «El año desnudo», en el que se pinta a tipos de «bolcheviques» rusos llenos de voluntad y de decisión práctica, que «funcionan» muy «enérgicamente», pero que carecen de perspectiva, que no saben «el porqué de las cosas» y, debido a ello, se desvían del camino del trabajo revolucionario. Nadie se ha burlado con tanta saña como Lenin de esta enfermedad del mezquino utilitarismo. «Practicismo cretino», «utilitarismo estúpido»: así calificaba Lenin esta enfermedad. Lenin solía oponer a esto la labor revolucionaria viva y la necesidad de una perspectiva revolucionaria en toda nuestra labor cotidiana, subrayando con ello que el utilitarismo mezquino y sin principios es tan contrario al auténtico leninismo como el arbitrismo «revolucionario».

La unión del ímpetu revolucionario ruso al sentido práctico norteamericano: tal es la esencia del leninismo en el trabajo del partido y del aparato del Estado.

Sólo esta unión nos da el tipo acabado del militante leninista y el estilo del leninismo en el trabajo. (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Los fundamentos del leninismo, 1924)

Los países subdesarrollados y la cuestión cultural


«Para que se realice la transformación de la vida política y social en interés de los trabajadores, ésta debe estar inspirada por la única ideología revolucionaria, el marxismo-leninismo. De lo contrario, la transformación no podrá ser revolucionaria y degenerará inevitablemente en reformas democrático-burguesas incompletas, convencionales. Tal transformación engaña a las masas trabajadoras con lemas socialistas y despierta en ellas esperanzas que buscan desilusionarlas, mientras que en realidad refuerza la posición de las clases explotadoras y prepara el terreno para el desarrollo capitalista. Actualmente la burguesía de los países subdesarrollados da la bienvenida a esta clase de transformación, sin sentir ningún peligro especial e inmediato para sus intereses de clase, mientras los revisionistas modernos hablan del «nuevo descubrimiento» de la llamada vía no capitalista de desarrollo. Esta es una verdadera paradoja que sólo puede ser aceptada por la lógica de los renegados del marxismo-leninismo, que, a través de su traición, dan una «chapa espiritual» a la opresión burguesa-terrateniente y a la explotación en los países subdesarrollados.

Un problema fundamental para la transformación de la superestructura en los países subdesarrollados, es la realización de una profunda revolución en la cultura. Por regla general, esta revolución debe pasar por dos etapas principales, estrechamente relacionadas y conectadas. En la primera etapa, la extensión de la cultura en amplitud aparece como el objetivo más próximo e inmediato. Su objetivo es la eliminación del analfabetismo entre los adultos, la extensión de los distintos niveles de educación en todo el país, y en particular en el campo, a fin de crear las premisas para elevar el nivel cultural general de la población. En la segunda etapa, el principal objetivo de la revolución es la transformación de la propia cultura, que es un proceso más complicado y difícil que su simple extensión. Por lo general, los países atrasados conocen dos culturas antes de la revolución: la cultura de los feudos o castas y la del imperialismo, la cultura de los explotadores y opresores, siempre combinadas y asociadas con el misticismo religioso. La cuestión es pasar a una nueva cultura de masas, sobre la base de la ideología proletaria, en beneficio del socialismo y del fortalecimiento de su posición en todos los campos de la vida.

La transformación de la superestructura debe derribar cada norma e institución del viejo mundo, que tiene un contenido opresivo, explotador y es humillante para las masas trabajadoras. Debe poner todo en movimiento, debe cambiar radicalmente los conceptos, las costumbres, los hábitos, las tradiciones, las relaciones familiares, las maneras y actitudes de las personas en el trabajo, en la sociedad y en la vida. Como una consecuencia inevitable de este proceso es creado un alto espíritu militante entre las masas trabajadoras, se alientan la iniciativa, la auto-acción, el espíritu innovador y el valor revolucionario en todos los campos de la actividad social». (Hekuran Mara; Posibilidades de construir el socialismo sin pasar por la etapa del capitalismo desarrollado, 1973)

jueves, 6 de octubre de 2016

Hippismo; Terminológico, 2016


«Es una corriente nacida en lo albores de los años 60. Nace como un intento fallido de escapar a los males del capitalismo como la guerra, el desempleo masivo o las leyes jurídicas opresivas, pero la falta de un tronco filosófico correcto para analizar estos fenómenos desde un prisma científico lleva a esta corriente implantar una metodología insuficiente para combatir estas lacras del capitalismo: promueve la resistencia pasiva como manifestaciones y sentadas pacíficas y/o directamente el aislacionismo de los núcleos de la sociedad creando pequeños reductos aislados antes estos fenómenos.

El hippismo bebe de varias fuentes: desde Rousseau, Proudhon, Bakunin, Freud, Sartre, Marcuse, el budismo el hinduismo, el romanticismo, la psicodelia y un sin fin de influencias filosófico-religiosas.

Se caracteriza por la abogacía de la búsqueda de una «paz y convivencia social» entre los seres humanos, ignorando la problemática de la lucha de clases o considerándolo fenómeno secundario para sus fines. El segundo objetivo que defiende el hippismo es el crear un clima armonioso entre las personas y la naturaleza, pero plantean sin considerar tampoco lo insostenibilidad de dicha tesis ecologista dentro del sistema económico capitalista y sus leyes. A veces incluso se plantea la cuestión ecológista –cuestión de según orden– por delante de la cuestión de la lucha de clases sin entender que sin la resolución de la cuestión del poder político burgués y la destrucción del sistema económico capitalista no hay posibilidad de plantear esta cuestión con eficacia. 

En caso de mostrar un mínimo de interés por la política es a través de métodos pacifistas y reformistas. 

En caso de cuestionar el orden económico es para promover un liberalismo y una descentralización económica típica del periodo capitalista premonopolista, teorizando por tanto una vuelta al mercantilismo del artesano, con lo que estos planteamientos se aproximan al anarquismo, o mejor dicho: el hippismo es la versión evolucionada y pacifista del anarquismo. 

De toda esta visión político-económica se concluye que hippies como norma general eludan la cuestión de la toma del poder político o que jamás ponga en duda la validez del régimen económico imperante y muestren un desconocimiento, una apatía o incluso un rechazo del conocimiento e interés en lo económico-político. 

En la cuestión cultural los hippies se destacan por un rechazo a ciertos valores de la cultura burguesa como el consumismo, el racismo, el militarismo o el machismo, pero al ser unos nihilistas del axioma de que las relaciones sociales entre las personas –como las relaciones económicas– rigen la cultura y psicología de los hombres no comprenden cómo acabar con dichos fenómenos culturales. El concepto cultural propio del hippismo es la exaltación de un extremo individualismo y la negación de la cultura con carácter e interés de clase, siendo válidas todas interpretaciones del mundo y todas las costumbres siempre que respeten el amparo a la libertad individual. Se ha solido dar la bienvenida a varias de las peores teorías y costumbres de la sociedad burguesa como el consumo de drogas como forma de ocio o de evasión de los problemas de la sociedad o la aceptación de las teorías sexuales que fomentan el concepto burgués «de amor libre» –en el sentido de libertad de despreocuparse de los hijos nacidos de esas relaciones, del adulterio y sus consecuencias psicológicas, etc.–, siendo el hippismo un nudo cultural del mundo ideológico burgués». (Equipo de Bitácora (M-L)Terminológico, 2016)

miércoles, 5 de octubre de 2016

Las teorías burguesas de Gorbachov para intentar enterrar el marxismo-leninismo y apaciguar la lucha de clases


«Los revisionistas han dejado caer todas sus máscaras. Ya no consideran necesario utilizar ni el término «marxismo-leninismo», ni las palabras «comunismo», «revolución» o «lucha de clases». La filosofía marxista-leninista ha sido sustituida por la filosofía de la perestroíka» llamada «nuevo pensamiento, que ha asumido el papel de una doctrina única y absoluta de la expiación del mundo actual y de la edificación del mundo futuro.

Las calumnias contra el socialismo, sobre todo contra Stalin, y la denigración de toda victoria de la revolución están de moda para toda suerte de plumíferos, filósofos y escritores, que se han adelantado incluso a los anticomunistas más furibundos. El abanderado es el mismo Gorbachov, que realiza esta labor con gran celo en diferentes encuentros y reuniones, dentro y fuera del país. En noviembre de 1987, con motivo del 70 aniversario de la Revolución de Octubre, la plataforma que presentó era ecléctica, del agrado de todos. Al parecer, tal acción le fue necesaria para asegurar apoyo al nuevo camino, para neutralizar a sus adversarios.

Así que habló demagógicamente. Mas el tiempo anda y con él Gorbachov, quien se ve obligado a dejar ver su verdadero rostro. Para esto escogió una tribuna de autoridad y a un auditorio selecto: la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas. Allí planteó, más abiertamente que en otras ocasiones, su amplia plataforma teórico-filosófica, social y política de la interpretación de los procesos actuales y de la perspectiva del desarrollo mundial, presentándola como una nueva concepción con la que el mundo debe entrar en el siglo XXI.

Gorbachov ha asumido unir en un todo las ideologías y las filosofías contrarias, haciendo de la Perestroika y del «nuevo pensamiento político» el denominador común de todas las clases, sistemas sociales, pueblos y naciones de la época actual. Exige que todo el mundo, los opresores y los oprimidos, tengan un nuevo pensamiento común, una conciencia común o, como él la calificó, «conciencia del carácter común de nuestros destinos objetivos».

En el fondo, bajo un nuevo ropaje se sirve en bandeja la vieja idea de los oportunistas de toda laya, la de la reconciliación de clases, que ha sido y sigue siendo el arma ideológica preferida de las clases opresoras y explotadoras para justificar y perpetuar la explotación y la opresión de los hombres del trabajo y de los pueblos. Estas prédicas, denunciadas hace tiempo por el marxismo-leninismo y rechazadas por toda la experiencia histórica mundial, son ofrecidas por Gorbachov como un nuevo descubrimiento, como una nueva ideología de la humanidad.

Para dar a sus prédicas una «base objetiva», M. Gorbachov, a imagen y semejanza de sus antecesores oportunistas y revisionistas, desde Bernstein y Kautsky hasta Jruschov y compañía, se aferra a los cambios que se han operado en el mundo. «El mundo en que vivimos, dice en su discurso en la ONU, cambia radicalmente del de los comienzos e incluso de los mediados del siglo en curso, y sigue cambiando, al igual que todos sus elementos». Que en el mundo se han producido y se producirán cambios, esta es una verdad conocida que nadie pone en duda. Pero lo que Gorbachov calla es la cuestión: ¿Existen la opresión y la explotación? ¿Existen las clases con sus diversos intereses? ¿Existen la opresión nacional y la lucha por la independencia? ¿Existen el imperialismo y el capitalismo, el saqueo y la agresión por parte de éstos?

Ni el desarrollo de la revolución técnico-científica, ni los problemas globales «de toda la humanidad», en los que tanto insiste Gorbachov, ni la aparición de las armas misilísticas nucleares han hecho al capitalismo y al imperialismo razonables, humanitarios ni amantes de la paz. Al contrario, la explotación capitalista y el saqueo de los pueblos por el imperialismo han alcanzado en nuestros días niveles sin precedentes. Y mientras prosigan esta explotación y este saqueo, la clase obrera y los pueblos no podrán transigir con ellos, sus anhelos de libertad e independencia, de justicia y progreso social y la lucha por hacerlos realidad jamás podrán desaparecer. Si bien la burguesía y los revisionistas pueden frenar por cierto tiempo el ímpetu revolucionario de las masas trabajadoras, no pueden en cambio extinguir sus aspiraciones y sus esfuerzos por una vida y un futuro mejores, por una nueva sociedad, en la que todos disfruten los frutos de su trabajo en libertad y en pie de igualdad.

El objetivo de Gorbachov, que es el de todos los oportunistas y revisionistas, consiste en desvalorizar, en declarar caducas e inadecuadas para nuestra época la misión histórica del proletariado y las ideas del marxismo leninismo, de la revolución y de la liberación de los pueblos. Para él, el proletariado, su movimiento y su ideología ya no constituyen más la clase, el movimiento y la ideología que dan el tono a toda la vida de la sociedad humana y que determinan la tendencia fundamental de su desarrollo. Declara abiertamente que, en los cuatros puntos cardinales de globo, nuevos movimientos sociales y nuevas ideologías se están poniendo al frente de la historia. «La vida, prosigue, nos lleva a renunciar a los estereotipos y los puntos de vista caducos, porque sería ingenuo pensar que los problemas con que choca hoy la humanidad se pueden solucionar con medios y métodos aplicados o utilizados en el pasado» y aquí de lo que se trata es de la lucha de clases, de la revolución, que hoy, supuestamente, han dejado de constituir la fuerza motriz, la locomotora de la historia. Esta experiencia, producto de todo el desarrollo de la historia humana, según Gorbachov, corresponde a las prácticas y al mundo que han pasado y pasan a ser parte del pasado. Asimismo declara caducos y no válidos la Gran Revolución de Octubre, su experiencia, sus enseñanzas y su camino, porque «estamos ante un mundo diferente, para el que debemos buscar una vía diferente hacia el futuro». Pero era este mismo Gorbachov, quien hace tan sólo un año, en su discurso con motivo del 70 aniversario de esta Revolución, la consideraba «la esplendorosa hora del radiante amanecer de la humanidad». En dicho discurso afirmaba, y ahora se ve claramente que lo hacía por pura demagogia, que «1917 demostró que la opción entre el socialismo y el capitalismo es la única alternativa social de nuestra época, ya que en el siglo XX no puede haber progreso sin la transición socialista»; que «esta conclusión fundamental no tiene ahora menos valor que en la época en que la formuló Lenin», etc.

Ahora Gorbachov ha descubierto una «nueva ley». Si la historia de los siglos y milenios pasados ha sido, debido a la incompatibilidad de intereses e ideologías contrarios, una historia de duras luchas y batallas de clases, que han abierto el camino al progreso social, hoy hemos entrado, dice él, en una nueva época en la que toda esa ley no es sino una reminiscencia del pasado, puesto que «el progreso ulterior del mundo es posible gracias a los esfuerzos por un consenso general humano», y puesto que «el nuevo orden mundial estará determinado por los intereses generales humanos», etc.

Esta «nueva» filosofía de Gorbachov ha sido desenmascarada desde hace tiempo por Lenin y es rechazada por la propia realidad de nuestros días en todo el mundo:

«Según la teoría del socialismo, es decir, del marxismo. (...) La fuerza motriz verdadera de la historia es la lucha revolucionaria de clases. (...) 
Según la teoría de los filósofos burgueses, la fuerza motriz del progreso es la solidaridad de todos los elementos de la sociedad. (...) La primera teoría es materialista, la segunda idealista. (...) La primera sirve de base a la táctica del proletariado en los países capitalistas modernos. La segunda sirve de base a la táctica de la burguesía». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Otra vez el ministerio de la Duma, 1906)

Marchando sobre las huellas de Kautsky y tergiversando la realidad actual, Gorbachov difunde la falsa tesis de que «los desacuerdos y las contradicciones heredados del pasado se están reduciendo o desapareciendo», que, «a la par de las luchas, enemistades y escisiones entre los pueblos y países, otra corriente con causas igualmente objetivas emerge cada vez más: el proceso del surgimiento de un mundo integral e interdependiente». Así, pues, según él, hoy no se debe, no es deseable hablar de contradicciones y antagonismo entre la clase obrera y la burguesía, entre pueblos oprimidos y países dependientes y el imperialismo, ni entre los dos sistemas sociales opuestos: el socialismo y el capitalismo, incluso tampoco entre las mismas potencias imperialistas. Todo esto, es decir, las contradicciones fundamentales que radican en los cimientos de nuestra época, ya pertenecen supuestamente al pasado o están transformándose en parte integrante e irreversible de él (¡!). Gorbachov hace llamamientos a que todos juntos, no sólo los diferentes Estados, sino también obreros y capitalistas, pueblos oprimidos e imperialistas, busquen «la vía que conduce a la preponderancia de la idea general humana del ilimitado número de fuerzas centrífugas». (Agim Popa; Perestroika: ataque frontal contra el marxismo, la revolución y el socialismo, 1989)

Anotación de Bitácora (M-L):

La cita a la que hace referencia Agim Popa de Lenin que explica muy bien la diferencia entre la burguesía y el proletariado en sus teorías, es la siguiente:

«¿En qué reside el error fundamental de todos estos argumentos oportunistas? En que suplantan en realidad la teoría socialista de la lucha de clases, única fuerza motriz verdadera de la historia, por la teoría burguesa del progreso «solidario», «social». Según la teoría del socialismo, es decir, del marxismo –hoy no puede hablarse en serio de un socialismo no marxista–, la fuerza motriz verdadera de la historia es la lucha revolucionaria de clases; las reformas son un producto accesorio de esta lucha; accesorio, por cuanto expresan el resultado de los intentos frustrados por atenuar esta lucha, por debilitarla, etc. Según la teoría de los filósofos burgueses, la fuerza motriz del progreso es la solidaridad de todos los elementos de la sociedad, que comprenden el carácter «imperfecto» de tal o cual institución. La primera teoría es materialista, la segunda idealista. La primera es revolucionaria. La segunda, reformista. La primera sirve de base a la táctica del proletariado en los países capitalistas modernos. La segunda sirve de base a la táctica de la burguesía. De la segunda teoría se deriva lógicamente la táctica de los progresistas burgueses comunes: apoyar siempre y en todas partes «lo mejor»; elegir entre la reacción y la extrema derecha de las fuerzas que se oponen a esa reacción. De la primera teoría se deriva lógicamente la táctica revolucionaria independiente de la clase avanzada». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Otra vez el ministerio de la Duma, 1906)

domingo, 2 de octubre de 2016

Desmontando el hippismo, como variante de la ideología burguesa


«El neofreudismo ejerce una gran influencia sobre los movimientos de «izquierda» de un carácter liberal-anarquista. Uno de esos movimientos extendidos en el degenerado mundo capitalista es el de los hippies, a los que los ideólogos burgueses llaman «niños de las flores». Estos son grupos de jóvenes desempleados, que vagan por las calles de cuidad en cuidad y de pueblo en pueblo, descalzos, con pelos y barbas largas, con unas ropas extrañas y una vida parasitaria y disoluta. Los hippies son representados por las tendencias neofreudianas como un «modelo de la futura sociedad». Está claro que para ellos, la futura sociedad significa hacer tiempo o divagar, lo que se traduce en una perpetuación de la propiedad privada. En este sentido la cuestión de los hippies es una cuestión política. En orden de desorientar a la juventud, de prevenirse de que busquen el verdadero camino, la ideología burguesa y revisionista avoca por la resistencia pasiva de la juventud ante las injusticias. El pelo, las patillas y las barbas largas, etc. son un símbolo de esta oposición no revolucionaria, la cual crea ilusiones de que los objetivos pueden ser conseguidos por medios pacíficos. También hay personas que quienes llevan pelos y barbas largas para lucir bien, en orden de parecer «modernos», pero en realidad estas apariencias «modernas» son manifestaciones de primitismo, pesimismo social y apatismo político.

Tales tendencias irracionales actuales justifican el extremo individualismo. Según ellos la sociedad es un bosque donde los árboles crecen cerca los unos de los otros pero sin conexión alguna. Dicen que en una sociedad un hombre viva su vida, tiene su individualidad, sus ambiciones, vive por si mismo y muere por sí mismo en soledad. La sociedad, según ellos, es una noción vacía. Que no hay nada en común entre los hombres. Se les debe permitir vivir según sus gustos, y que no hay necesidad de llenar sus cabezas de todo tipo de ideas ya que su naturaleza no puede ser cambiada. Ellos argumentan que el hombree en sociedad se siente abandonado y efímero, que la sociedad le brinda sufrimiento porque le priva de su satisfacción e instintos, y suprime sus sentimientos. Sobre este camino, los ideólogos de la burguesía consideran el individualismo como la esencia de la naturaleza humana y el objetivo principal de las relaciones entre los hombres. Ellos justifican el individualismo con el pretexto de que están protegiendo el individuo del colectivo, porque según ellos, cuando el individuo entra en el colectivo pierde su esencia. El «ego» está por encima de todo y se convierte en nada cuando entra en la totalidad. Este es un llamado a encerrarse en uno mismo, para que todo el mundo viva por el bien de su «ego» solo.

La falta de fundamento de estas opiniones irracionales puede ser fácilmente entendidas con claridad. El marxismo nos enseña que el hombre no puede considerarse en forma aislada de la sociedad. Vive todo el tiempo como una parte de la sociedad, de lo colectivo, y para entender el individuo primero hay que entender la sociedad. Los hombres que actúan sobre la naturaleza y la sociedad no permanecen aislados, sino que entran, en relaciones de carácter económico, ideológico y moral. La personalidad del hombre, también se desarrolla precisamente en este proceso natural de la cooperación.

Las teorías de los neofreudianos buscan justificar el liberalismo burgués con el eslogan de «absoluta libertad» del individuo. Ellos conciben la libertad de una manera metafísica y unilateral. Acorde a lo que dicen ellos el hombre es libre de la sociedad y tiene el derecho para hacer, cualquier cosa que quiera. Ellos claman que solo el capitalismo crea la posibilidad para el hombre de desarrollar su personalidad, y que solamente el capitalismo crea las condiciones para la completa libertad de todos. En realidad, esta «libertad» que es proclamada por los ideólogos de la burguesía es un engaño y un limitación real de la personalidad del hombre. 

El marxismo-leninismo nos enseña que la democracia pura no existe. Que siempre hay un carácter de clase y que en cada orden social se define por el carácter de clase de las relaciones de producción y por el régimen político. En los países capitalistas la «libertad para todo» solo es de palabra, pero no está garantizada en la práctica. Hay profundas contradicciones entre la proclamación de derechos y su implementación en la práctica.  Por otro lado, hay que decir que libertad no significa degeneración, liberalismo desenfrenado y completa independencia de las leyes social de desarrollo; por el contrario, significa el alzamiento de estas leyes al nivel de cognición, y actuando sobre sus bases. La burguesía propaga la «absoluta libertad» para desorganizar a las masas y, en particular a la juventud, para prevenir que ellas se unan para luchar contra ella, contra el orden explotador, con el fin de crear la falsa impresión de que todas las personas son iguales y que no hay razón para que el orden capitalista sea derrocado». (Viktor Riska y Kleanthi Zoto; Neofreudismo; Una de las más reaccionarias tendencias de la ideología burguesa, 1973)

Anotaciones de Bitácora (M-L):

Nuestra definición de hippismo es la siguiente:


«Es una corriente nacida en lo albores de los años 60. Nace como un intento –fallido– de escapar a los males del capitalismo como la guerra, el desempleo masivo o las leyes jurídicas opresivas, pero la falta de un tronco filosófico correcto para analizar estos fenómenos desde un prisma científico lleva a esta corriente implantar una metodología insuficiente para combatir estas lacras del capitalismo: promueve la resistencia pasiva como manifestaciones y sentadas pacíficas y/o directamente el aislacionismo de los núcleos de la sociedad creando pequeños reductos aislados antes estos fenómenos.

Se caracteriza por la abogacía incoherente de la búsqueda de una «paz y convivencia social» entre los seres humanos, y entre las personas y la naturaleza, pero plantean lo primero desde más allá de la lucha de clases, y lo segundo sin considerar tampoco la insostenibilidad de esa tesis ecologista dentro del sistema económico capitalista y sus leyes, a veces incluso se plantea la cuestión ecológista –cuestión de según orden– por delante de la cuestión de la lucha de clases –sin entender que sin la resolución de la cuestión del poder político burgués y la destrucción del sistema económico capitalista no hay posibilidad de plantear esta cuestión con eficacia–. En caso de mostrar un mínimo de interés por la política es a través de métodos pacifistas y reformistas. 

En caso de cuestionar el orden económico es para promover un liberalismo y una descentralización económica típica del periodo capitalista premonopolista, teorizando por tanto una vuelta al mercantilismo del artesano, con lo que estos planteamientos se aproximan al anarquismo, o mejor dicho: el hippismo es la versión evolucionada y pacifista del anarquismo. 

De toda esta visión político-económica se concluye que hippies como norma general eludan la cuestión de la toma del poder político o que jamás ponga en duda la validez del régimen económico imperante y muestren un desconocimiento, una apatía o incluso un rechazo del conocimiento e interés en lo económico-político. 

En la cuestión cultural los hippies se destacan por un rechazo a ciertos valores de la cultura burguesa como el consumismo, el racismo, el militarismo o el machismo, pero al ser unos nihilistas del axioma de que las relaciones sociales entre las personas –como las relaciones económicas– rigen la cultura y psicología de los hombres no comprenden cómo acabar con dichos fenómenos culturales. El concepto cultural propio del hippismo es la exaltación de un extremo individualismo y la negación de la cultura con carácter e interés de clase, siendo válidas todas interpretaciones del mundo y todas las costumbres siempre que respeten el amparo a la libertad individual. Se ha solido dar la bienvenida a varias de las peores teorías y costumbres de la sociedad burguesa como el consumo de drogas –como forma de ocio o de evasión de los problemas de la sociedad– o la aceptación de las teorías sexuales que fomentan el concepto burgués «de amor libre» –en el sentido de libertad de despreocuparse de los hijos nacidos de esas relaciones, del adulterio y sus consecuencias psicológicas, etc.–, siendo el hippismo un nudo cultural del mundo ideológico burgués». (Equipo de Bitácora (M-L); Terminológico, 2016)