viernes, 31 de julio de 2015

Creación del FSLN y el contexto histórico en el que se desarrollan sus miembros; Equipo de Bitácora (M-L), 2015


«Como veremos de ahora en adelante, tanto por la teoría como por la acción, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) nacería como un grupo político-militar antisomocista de origen pequeño burgués:

«¿Podrías señalar cuál fue el origen social de este destacamento inicial? Wheelock: La mayoría del grupo era intelectual, de origen muy humilde, pero la base combatiente era campesina y artesana de la ciudad». (Jaime Wheelock; Vanguardia y revolución en las sociedades periféricas; Entrevista de Marta Harnecker, 1986)

Y se nutriría de ese mismo origen cuando fue dándose a conocer:

«El FSLN con la acción de Bocay, ejerce un papel aglutinador de los diferentes brotes rebeldes que, desde distintas direcciones y sectores, venían produciendo en el movimiento popular antidictatorial desde finales de los 50 y principios de los 60. Por esos años hay movilizaciones sin precedentes en el país y un estado intenso de agitación social. Hay tomas de tierras violentas y enormes manifestaciones estudiantiles; nace la Juventud Patriótica Nicaragüense, que arrastra aún inorgánicamente, a decenas de miles de jóvenes en varias ciudades. Surgen agrupaciones un poco espontáneas pero radicalizadas y politizadas de estudiantes y artesanos, que, incluso realizan acciones armadas. Todo aquello, sin embargo, sin organicidad y consistencia. De estos movimientos surgieron cuadros que también, con Bocay, entraron en la vertiente del FSLN para ayudar a su forja y a fortalecerlo». (Jaime Wheelock; Vanguardia y revolución en las sociedades periféricas; Entrevista de Marta Harnecker, 1986)

Esto es lo primero que debe ser entendido para ver la evolución del FSLN hasta el triunfo de 1979, y de ahí hasta nuestros días. El hecho que acabara siendo el refugio de la burguesía nacional años después no significa que haya que ignorar su origen que además nos permitirá entender sus desarrollos sobre todo iniciales.

Como ya expresamos con anterioridad, desde el punto de vista ideológico, Nicaragua sufrió un retraso gravísimo y el liberalismo se mantuvo como la ideología más avanzada por décadas, este queda momentáneamente interrumpido con la irrupción de Sandino, pero que tras su asesinato, en 1934, se vuelve a instaurar a través de la dictadura liberal dinástica somocista hasta que en 1961, cuando se funda el FSLN, y en base a la influencia de ciertos miembros se produce el «redescubrimiento» para el pueblo nicaragüense del marxismo-leninismo como ideología superadora.

Hablamos de «redescubrimiento» del marxismo en la sociedad nicaragüense en el sentido de que el marxismo aparecería en la sociedad nicaragüense hacia 1944 con la fundación del Partido Socialista de Nicaragua de pretendía línea marxista, pero lo cierto es que la línea de esta partido estaba a años luz del marxismo. Este partido se constituyó aparentemente como marxista pero su debilidad teórica le hacía prestar respaldo a la dictadura somocista ostentando en todo momento posiciones pacifistas, vacilantes, oportunistas, reformistas y hasta retardatarias, impregnadas todas ellas de los lineamientos teóricos del «revisionismo estadounidense o browderiano» –estructurado por el líder revisionista estadounidense Earl Browder–, y que por entonces gozaba de una amplia incidencia en las organizaciones latinoamericanas. Para que el lector nos entienda, a este partido le ocurrió algo similar a lo que ocurriría en Latinoamérica con las dictaduras militares y sus relaciones con ciertos partidos comunistas de corte jruschovista: es el caso del Partido Socialista Popular de Blas Roca en Cuba que mantenía posiciones vacilantes y oportunistas respecto a la dictadura de Fulgencio Batista.

Carlos Fonseca Amador dejaría constancia del nefasto papel jugado por los pseudomarxistas del Partido Socialista Nicaragüense (PSN):

«Durante largos años, la influencia del sector marxista en la oposición al régimen de Somoza fue extremadamente débil. La oposición antisomocista estuvo bajo la hegemonía casi total del sector conservador, fuerza política representante de los intereses de un sector de la clase capitalista. Una de las causas que contribuyó a la debilidad del sector marxista se originó en las condiciones en que fue constituido el Partido Socialista Nicaragüense –organización comunista tradicional de Nicaragua–. Esa organización nació en junio de 1944, cuando aún no había concluido la Segunda Guerra Mundial y en una época en que estaba en pleno vigor la tesis de Earl Browder, secretario del Partido Comunista de Estados Unidos, quien propugnó la conciliación con la clase capitalista y con el imperialismo estadounidense en América Latina. En aquellos años, el movimiento obrero nicaragüense estaba integrado básicamente por artesanos y esto fue una base para incurrir en desviaciones antiobreras. Paralelamente, la dirección misma del Partido Socialista era de origen artesanal y no de raíces proletarias, como demagógicamente se afirma en el Partido Socialista Nicaragüense. Se trataba de una dirección que padecía de un bajísimo nivel ideológico. Durante muchos años, en Nicaragua el intelectual revolucionario fue una rara excepción. Los intelectuales radicales y librepensadores de los años de la intervención armada de Estados Unidos, que como clase representaban a la burguesía que terminó claudicando, no pudieron ser relevados por intelectuales identificados con la clase obrera, en virtud de las razones expuestas anteriormente. En consecuencia, en Nicaragua el movimiento intelectual pasó a ser el monopolio de un elemento católico, que durante un período llegó incluso a identificarse abiertamente con el fascismo. De ese modo, permaneció cerrada para el movimiento revolucionario la puerta del pensamiento. El Partido Socialista Nicaragüense nació en un mitin cuyo objetivo era proclamar el apoyo al gobierno de Somoza. Esto aconteció el 3 de julio de 1944 en el gimnasio de Managua y para ser rigurosamente objetivos es necesario explicar este gravísimo error, no como producto de la simple mala fe de los dirigentes, sino tomando en cuenta los factores que lo propiciaron. La dirección marxista no guardo la debida serenidad ante la hegemonía que el sector conservador tenía sobre el movimiento antisomocista; no supo distinguir entre la justeza de la oposición antisomocista y las maniobras del sector conservador. Una vez que Somoza utilizó a su favor al sector pseudomarxista, desató una persecución contra el movimiento obrero que, debido a las condiciones de comodidad en que había nacido, no supo defenderse con la firmeza propia de los revolucionarios». (Carlos Fonseca Amador; Volviendo a Carlos [Recopilación Documental]: Nicaragua Hora Cero, 1969)

El PSN siempre ha sido un partidos autodenominados marxistas, y es además el partido político que más y mayores posturas derechistas ha albergado. En realidad la influencia de este tipo de partidos carcomidos por el revisionismo que en muchas ocasiones se presentaban por primera vez al público de la sociedad nacional, como es el caso del PSN, revistió de una visión negativa al comunismo.

El PSN sufriría en 1967 una escisión llamada Partido Obrero Socialista (POS) –luego denominado Partido Comunista de Nicaragua (PCN)–, una escisión de corte prosoviético que consideraba a la Unión Soviética revisionista, capitalista y socialimperialista de Leonid Brézhnev como país «socialista», «internacionalista» y posible aliado de la futura Nicaragua sin Anastasio Somoza. Este partido sería el «ala izquierda» del revisionismo soviético en Nicaragua –pues el FSLN siempre apoyó y demandó apoyo del revisionismo soviético y del campo revisionista–, y en algún momento pidió un programa más revolucionario que el del FSLN, y pese a albergar una fraseología «izquierdista» en comparación a los partidos prosoviéticos de la época, lo cierto es que era igualmente revisionista –como se ve en muchas de sus reivindicaciones de entonces–. En los 90, demostró su «inconsistencia revolucionaria» y con motivos meramente electorales, realizó una alianza sin principios con las fuerzas libero-conservadoras de la burguesía somocista con el objeto de desplazar del gobierno al FSLN, esa alianza fue: la Unión Nacional Opositora (UNO).

En la sociedad nicaragüense, todo esto, aunado a la propaganda anticomunista que se desarrollaba –y se desarrolla– desde las metrópolis y que la burguesía nicaragüense en su conjunto propagaba a través de sus órganos de comunicación, suponía un enorme obstáculo que impedía que las masas entendieran la trascendencia del marxismo-leninismo como la herramienta emancipadora que es para los explotados. Cabe expresar que el Frente Sandinista por obvios motivos jamás educó ideológicamente a la militancia y a la masa para que estas comprendieran que el Partido Socialista de Nicaragua y sus escisiones eran renegados, oportunistas, muy alejados de lo que considerar marxista; de hecho y mirando en perspectiva, al FSLN y a sus dirigentes más oportunistas, eclécticos, y revisionistas, les beneficiaba el viejo actuar browderista del PSN sobre todo durante su etapa en el gobierno de los 80, ya que debido a la desviaciones oportunistas del PSN, ellos podían presentarse ante las masas como verdaderos marxista-leninistas, como revolucionarios sin vacilaciones. En cualquier caso, debemos expresar que esas agrupaciones políticas eran minúsculas organizaciones cuasi esnobistas, pequeño burguesas y no correspondían a auténticas organizaciones de clase proletaria como ya hemos descrito.

La teoría marxista-leninista –o lo que se creía era marxismo-leninismo producto de la propaganda revisionista– haría presencia masiva en la sociedad nicaragüense ya entrados los años 60 de la mano del FSLN y sus ideólogos. Carlos Fonseca Amador como fundador de la organización, tenía una gran simpatía e hizo un gran esfuerzo en el estudio del marxismo-leninismo para intentar comprenderlo y aplicarlo a la realidad nicaragüense. Pero para entonces muchas de las publicaciones, y muchos de los documentos a los que se podía acceder para estudiar el marxismo habían sido profundamente intoxicados por el revisionismo de todo tipo: contenido práctico-teórico amputado o desvirtuado. Estos hechos tendrían una repercusión negativa en los miembros del FSLN:

1) Estamos convencidos de que la dirigencia, y muchos de los teóricos del FSLN, tampoco tenían la necesaria formación ideológica, y documentación, que les permitiera diferenciar entre la Unión Soviética socialista e internacionalista y la Unión Soviética capitalista y socialimperialista; todo esto también era una resultante de la influencia temprana del revisionismo cubano –apologista del revisionismo soviético, encuadrado en la órbita socialimperialista soviética– en el FSLN debido al eco de la «Revolución Cubana» de 1959; tal situación hacía más difícil si cabe que los cuadros del FSLN realizaran un estudio dialéctico del revisionismo soviético como paso esencial para diferenciar marxismo-leninismo del revisionismo, no es ningún secreto que los revisionistas cubanos siempre han mostrado ese defecto producto de su oportunismo; y está claro que contagiaron ese gran defecto a los nicaragüenses del FSLN. Eso llevó a los nicaragüenses a fijarse en la organización partidista del revisionismo soviético, «a golpe de bastón», existente gracias a la metodología del centralismo burocrático que regía los partidos del revisionismo soviético. Pero por supuesto también a aceptar como teorías marxistas a esperpentos teóricos como la «división socialista internacional del trabajo» –vieja teoría burguesa imperialista para mantener el monopolio industrial sobre los países dependientes–, la de «los países no capitalistas y de orientaciones socialistas» –recordemos que en los manuales revisionistas soviéticos Nicaragua aparecía encuadrada en esta lista–, o defender la aplicación de la teoría de la «soberanía limitada» –como fue el caso de Checoslovaquia en 1968 o Afganistán en 1979–.

2) La influencia del revisionismo cubano fue altísima: debido en lo fundamental a lo ya comentado: el hito latinoamericano de la revolución de 1959, así como a las figuras mitificadas de Guevara-Castro. Esta influencia fue tan grande que muchos de los cuadros del FSLN fueron a instruirse a Cuba en estrategia militar que resultó en las fallidas incursiones foquistas del FSLN en la Nicaragua de los 60. De aquí arraigó la tendencia a una organización político-militar sin necesidad de que estuviera supervisada por el partido de la clase obrera, la negación del rol de la clase obrera y la postergación del trabajo en la ciudad considerándolo como algo secundario. A esto se sumaba la concepción militar del foquismo que tanto influenció al FSLN en los 60 que negaba la necesidad de evaluar las condiciones objetivas y subjetivas a la hora de organizar la lucha armada, también el «tercermundismo» y el «no alineamiento» como brújulas en la política exterior, una brújula» sin contenido de clase proletario.

3) La influencia del revisionismo yugoslavo es notoria: en el FSLN varios de los llamados «marxistas heterodoxos» –un nombre-disfraz para su revisionismo– reivindicaban la experiencia del revisionismo yugoslavo, y en especial estaban sorprendidos por el papel de Tito como jefe de los «no alineados», de ahí podemos entender que los miembros del FSLN copiaran la concepción de tomar al frente como un tipo de organización que prima ante el partido en la etapa de lucha de liberación nacional y de construcción socialista, la conciliación con las clases explotadoras nacionales a las que se tildan de «antiimperialistas» o la teoría de la posibilidad del «tránsito pacífico» e inclusión de los explotadores en el socialismo. La intromisión de las ideas de la «vía específica» –negación de los axiomas generales de la revolución bajo la excusa nacional– de los miembros del FSLN en los próximos años, partiría en gran parte de las teorizaciones yugoslavas. De igual modo se toma como referencia la teoría de los «países no alineados» como pilar de la política exterior del FSLN, así como la idea anarco-sindicalista de la «autogestión» en lo económico: esta última desviación se agudizaría enormemente en el ejercicio del poder en los 80, y más si cabe tras la vuelta al poder vía electoral de 2006.

4) La influencia del revisionismo chino fue alta: debido al hito propagandístico de la Revolución China de 1949 y la propia propaganda del revisionismo chino que vendía a Mao Zedong como presunto gran teórico marxista, que el «Pensamiento Mao Zedong era el marxismo de nuestra época» e incluso que el llamado «Pensamiento Mao Zedong» era la superación del marxismo-leninismo. De aquí podemos ver que se tomaron las teorías negacionistas del papel de la clase obrera en la revolución, la negación del trabajo en las ciudades, la supeditación de la lucha armada a la acción del campesinado dirigido por la vanguardia multiclasista foquista que poco a poco, y dados los fracasos, dio lugar a la adopción de una posición militar defensiva en las tácticas militares bajo lo que se denominó la «lucha popular prolongada», la consideración de las clases explotadoras nacionales como posibles aliados en la construcción del socialismo y la posibilidad de su «transformación pacífica», la recuperación de la teoría  menchevique de las «fuerzas productivas» que negaba la construcción del socialismo en los países poco desarrollados, la permisión de fracciones en el partido, la adopción de la idea «tercermundista» sin contenido de clase revolucionario en la política exterior, y la idea absurda de «país socialista con economía de mercado».

5) La influencia del revisionismo argelino fue vital: las tan en boga luchas de liberación nacional en el momento fueron un ingrediente claro en la evolución ideológica de los miembros del FSLN. Y es que partiendo de la idea de Ben Bella se adopta la visión de crear un frente y de disolver a los pretendidos comunistas en el mismo como ocurrió en Argelia, de imitar la «autogestión yugoslava», y de apostar por el «no alineamiento» y el «tercermundista», los lazos de amistad con el socialimperialismo soviético, la consideración de la burguesía nacional como un aliado hasta el comunismo, y en especial el tomar a la religión local como ingrediente para completar el componente ideológico de la organización, identificando marxismo y religión como compatibles. Vale decir que el FSLN se fundó bajo el nombre de «Frente de Liberación Nacional» en imitación al «Frente de Liberación Nacional» de Argelia (FLNA), posteriormente se le añadió, a iniciativa de Carlos Fonseca Amador, el nombre de Sandinista quedando conformado el nombre de Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).

6) La influencia del revisionismo vietnamita fue significativa: como dijimos, a influjo de las luchas de liberación nacional los miembros del FSLN también se fijaron en la experiencia vietnamita. De aquí ciertos miembros tomaron la llamada «guerra popular prolongada», la identificación de la burguesía nacional como una clase antiimperialista y dispuesta a «pasar pacíficamente al socialismo», el carácter «tercermundista», los lazos de amistad con el socialimperialismo soviético, e incluso la tendencia a disolver el partido comunista en el frente como harían los vietnamitas en 1945. Creemos que uno de los rasgos más notables es que los revisionistas nicaragüenses pensaban como los revisionistas vietnamitas: que al haber llegado al poder por la vía armada nadie tenía derecho a juzgar su política ni a exigir muestras revolucionarias, una vieja desviación titoista absurda que como ya advertían los marxista-leninistas en aquel entonces no se sostiene, pues ser un gran jefe militar no te hace automáticamente un marxista-leninista.

7) La influencia del revisionismo browderista fue escasa pero decisiva: ya que pese a que el FSLN criticaría en los a 60 a varias organizaciones llenas de browderismo en sus extrañas desde los 40, lo cierto es que nunca superó la mancha que este dejó en la sociedad nicaragüense y latinoamericana, y adoptó posturas similares a las del browderismo bajo la teorías de que presuntamente «como los intereses de casi toda la sociedad y los comunistas eran los mismos  –en esta etapa la lucha contra Somoza– no era necesaria la organización del partido comunista marxista-leninista», es decir una tendencia liquidacionista del partido comunista y su rol, así mismo se manifestarían en el FSLN varias de las concepciones de constante búsqueda de la conciliación con la burguesía nacional o la prédica de los héroes nacionales como figuras superiores cualitativamente a los marxista-leninistas, también todo argumento presuntamente «antidogmático» generalizado y de manera consciente o inconsciente venía de las ideas revisionistas del browderismo.

8) La influencia del revisionismo trotskista fue escasa pero estuvo presente: influyó enormemente la teoría de la recuperación de la teoría  menchevique de las «fuerzas productivas» que Trotski hizo suya, y el concepto trotskista de organización se puede en el ver FSLN en la permisión de tendencias y fracciones en la organización, el antistalinismo y el rechazo a lo que denominaban «modelo soviético o stalinista» –es decir la repulsa a los axiomas básicos del marxismo-leninismo en la revolución y la construcción del socialismo– tendría una importancia vital. Con el devenir de los años esta tendencia se haría más notable pues el trotskismo y el rechazo al «stalinismo» era una forma de dar vía libre al modelo específico de pseudosocialismo nicaragüense. En las últimas décadas el FSLN se ha apoyado en todos los ideólogos neotrotskistas para combatir lo que ellos llaman los viejos «dogmas» del marxismo.

Como ha quedado claro: el tipo de desviaciones se repiten una y otra vez, algo comprensible pues cada revisionismo –como agencia ideológica burguesa en el seno del movimiento obrero– se alimenta de otros anteriores y contemporáneos. Claro está que el estudio de los miembros del FSLN del contenido práctico-teórico del marxismo-leninismo amputado por la influencia de estas corrientes, tendrían una repercusión negativa en los miembros del FSLN. Creemos que la inoculación del veneno revisionista de todas estas corrientes se podría haber detenido si el FSLN hubiera tenido una buena formación ideológica; y para empezar si sus líderes hubieran estado capacitados para entender los sucesos de su época bajo la herramienta del materialismo dialéctico. Estamos convencidos que todas sus desviaciones parten en gran medida de la no compresión de la regresión del primer Estado socialista: la Unión Soviética. Si los líderes nicaragüenses no supieron, o no quisieron, entender el destino al que fue llevado por los contrarrevolucionarios revisionistas como Nikita Jruschov y Leonid Brézhnev, no creemos que pudieran ser capaces de entender cualquier otro revisionismo. Expliquémonos:

En el caso concreto del revisionismo soviético –que emergió a la muerte de Iósif Stalin, cuya cabeza visible fue Nikita Jruschov en el Partido Comunista de la Unión Soviética– se podría tomar como punto de partida cronológico y oficial el infausto XXº Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética de 1956; pero lo justo sería investigar movimientos de 1953-1956, veamos:

Primero; en la política interior; las irregularidades sobre los nuevos nombramiento de cargos aprovechando para anular las últimas decisiones tomadas por el partido en vida de Stalin–; las disputas entre los dirigentes como el caso de Beria-Jruschov; las tendencias hacía la reforma económica como la acción de descentralizar la planificación y dar más poder a los ministerios, vender los medios de producción como tractores propiedad del Estado a los koljoses en el campo y promover la rentabilidad a toda costa bajo la ley del valor; la blandenguería hacía las nuevas corrientes burguesas en las artes de Occidente como el cosmopolitismo burgués o el arte y literatura decadente y anticomunista; la rehabilitación de desviacionistas purgados en el Partido Comunista de la Unión Soviética; la publicación del «Manual de economía política» en 1955 con la distorsión de varias tesis marxista-leninistas así como la introducción de nuevas teorías revisionistas como la «división «socialista» internacional del trabajo» o su apoyo a las tesis concretas del revisionismo yugoslavo y chino.

Segundo; en la política exterior; el acercamiento de Jruschov a Tito en 1954; la forma irregular con que se anularon las resoluciones de la Kominform sobre el revisionismo yugoslavo; la formulación de la «necesidad de la relajación de la tensión internacional», la «existencia del peligro nuclear», y otros eslóganes que derivaban en la búsqueda del entendimiento y paz a toda costa con el imperialismo que se traducirían en claudicaciones como la de Corea en 1953 o Vietnam en 1955; las exigencias de Jruschov a otras dirigencias comunistas de rehabilitación de desviacionistas que luego promocionaría para dirigir dichos partidos: Nagy, Kádar, en Hungría, Husák, Svoboda en Checoslovaquia, Spychalski y Gomułka en Polonia y un sucesivo etc.

Todo esto son muestras claras de que el revisionismo es previo al XXº del PCUS de 1956, y que ese congreso fue sólo la confirmación de que las fuerzas que comandaban realmente al partido ya no eran marxista-leninistas. ¿Eran cuestiones tan difíciles de comprender? Algunos aludirán a la falta de información, bien aceptemos esa premisa, sigamos con el desarrollo del revisionismo soviético:

El revisionismo soviético con Nikita Jruschov primero, y Leonid Brézhnev después, inventaron o recuperaron un surtido de teorías oportunistas para defender su «nueva» línea. Las teorías como el «tránsito pacífico al socialismo» eran viejas teorías sacadas del arsenal claudicador de la vieja socialdemocracia, la distorsión de la teoría leninista sobre «la coexistencia pacífica entre regímenes capitalistas y socialistas», la invención de teorías como los países de «orientación socialista», el «Estado y partido de todo el pueblo», y su inclusión en el primer Estado socialista, hacían de este revisionismo, un colosal problema para el marxismo-leninismo.

En el plano exterior, como los anteriores revisionismos de los que se nutría, sufrió de una sumisión y política de concesiones hacía el imperialismo estadounidense, también aquí irían inventando teorías como la teoría de la «soberanía limitada», o la «división socialista internacional del trabajo», que demostraban el hecho de que la Unión Soviética, había dejado de ser un país socialista, era ahora capitalista y abiertamente imperialista, y que tenía bajo su control, a muchos países revisionistas-capitalistas que giraban en torno a su política a través de sus organismos económicos –Consejo de Ayuda Mutua Económica– y militares –el Tratado de Varsovia–.

¿Por qué entonces los pretendidos «marxista-leninistas nicaragüenses» del FSLN no denunciaron ni en los 60 ni 70 ni 80 sino que encubrían el cambio cualitativo regresivo dado en la Unión Soviética? ¿Temían perder el apoyo de Moscú y de los países del campo revisionista soviético? ¿La horrible verdad del destino del socialismo tirado por la borda les superaba? Excusas y pamplinas varias para unos autodenominados comunistas que no enfrentan con franqueza la realidad.

¿Es acaso posible combatir a otros revisionismos si pese a estos datos, hechos y documentos sobre el revisionismo soviético, de los que se están al tanto no se comprenden o no se quiere ver su naturaleza? Está claro que no, y no hablamos solo de los partidos, gobiernos y regímenes revisionistas prosoviéticos como Angola, Cuba, Afganistán, sino que hablamos de otros no prosoviéticos, pues como hemos visto el mismo revisionismo soviético mantiene nexos ideológicos innegables con otros revisionismo como el yugoslavo o chino, de ahí que resulta normal que si los miembros del FSLN aplaudieran y siguen aplaudiendo las teorías y acciones imperialistas, revisionistas reaccionarias y regresivas de Brézhnev, también hicieran lo propio con Castro, Mao Zedong o Tito. Sencillamente ¡si no entendían el carácter y la idiosincrasia del primero, tampoco estaban en capacidad de ver las similitudes antimarxistas del resto!». (Equipo de Bitácora (M-L)¿Qué fue de la «Revolución Popular Sandinista»?: Un análisis de la historia del FSLN y sus procesos, 19 de julio del 2015)

martes, 28 de julio de 2015

Los pueblos deben aprender a comprender el carácter de los bloques imperialistas y dejar de servir de marioneta de uno u otro



«Nuestro partido presenta y defiende la tesis que tanto cuando las superpotencias se acercan entre ellas como cuando se riñen, son otras naciones las que pagan los platos rotos. La colaboración y la rivalidad entre las superpotencias presentan ambas caras de una realidad contradictoria, son la principal expresión de la misma estrategia imperialista que tiende a encantar a los pueblos su libertad y a dominar el mundo. Constituyen el mismo peligro, y es para esto que ambas superpotencias son los principales y los enemigos más peligrosos de los pueblos, es para esto que jamás se puede apoyar en un imperialismo para combatir el otro o para escapar de él.

Ciertos Estados, siendo amenazados por una u otra de las superpotencias, ligan su propia defensa a la protección militar de los Estados Unidos o de la Unión Soviética. Pero la protección militar de las superpotencias es una protección ilusoria, ya que tiene como objetivo hacer del país «protegido» un protectorado. La posición de dicho país bajo el «paraguas protector» de las superpotencias se acompaña siempre de concesiones políticas y económicas, de concesiones en el dominio de la soberanía nacional y de restricciones en la capacidad de decisión tanto sobre las cuestiones intentas como en las cuestiones externas.

Los pueblos no deben caer en la trampa del pretendido «frente antiimperialista» predicado por el socialimperialismo soviético, el cual desea comprometer y manipular a los que están en contra del imperialismo estadounidense y lo combaten. Unirse a este «frente» significa sacrificar los intereses superiores del país, exponer al pueblo al pueblo, de convertirse en siervo del socialimperialismo soviético y servir como carne de cañón para la realización de sus designios. Contrariamente a lo que pretende hacer creer Moscú, las contradicciones que oponen a los Estados Unidos con la Unión Soviética no se tratan de contradicciones entre imperialismo y socialismo, sino de contradicciones entre dos potencias imperialistas.

A la vez que se rechazan la demagogia y las tácticas engañosas sobre «el antiimperialismo» de los revisionistas soviéticos, es menester rechazar al mismo tiempo el «antisocialimperialismo» que propagaba los Estados Unidos y la burguesía monopolista mundial. Los pueblos no pueden permitirse convertirse en las víctimas de las rivalidades entre los Estados Unidos y la Unión Soviética, ni en juguete de sus maniobras imperialistas». (Enver Hoxha; Informe en el VIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1976)

lunes, 27 de julio de 2015

Augusto Cesar Sandino; Equipo de Bitácora (M-L), 2015


«Sandino es el sujeto histórico en el que se funda el sandinismo, de hecho, es quién incorpora el elemento emancipador de las clases explotadas hasta entonces desconocido en la sociedad nicaragüense. Pero Sandino no es un teórico, sino un líder obrero-campesino que se forma a la luz de las contradicciones de la sociedad nicaragüense y del intervencionismo imperialista estadounidense, que logra escalar en posiciones ideológicas transitando desde el liberalismo, pasando por elementos anarco-sindicalistas hasta rozar el marxismo-leninismo; si bien se ha de comprender que no llegó a adherirse completamente a las tesis del socialismo científico, aunque hace declaraciones dirigidas a que los obreros latinoamericanos se organizaran en órganos de la Komintern –Internacional Comunista–:

«Compañeros nicaragüenses y todos aquellos que todavía se encuentran desorganizados y fuera de la Confederación Sindical Latinoamericana; en nombre de los heroicos soldados del Ejército Defensor de la Soberanía de Nicaragua, os gritamos: ¡Organizaos!, vuestro puesto está en las filas de la Confederación Sindical Latinoamericana, única organización sindical defensora de los intereses de la clase trabajadora». (Augusto Cesar Sandino; A los obreros del campo y de la ciudad de Nicaragua y de toda la América Latina, 26 de febrero de 1930)

Aquí Sandino hace mención a la Confederación Sindical Latinoamericana fundada en 1929 en Montevideo en el marco de las resoluciones del Congreso Mundial Antiimperialista de Frankfurt celebrado por la Internacional Sindical Roja, órgano de la Komintern.

Este proceso ideológico que queda evidenciado en el pensamiento de Sandino no puede ser entendido sin comprender la evolución de la sociedad nicaragüense en cuanto a los elementos económico-políticos desde su constitución como Estado, y en especial desde la irrupción del liberalismo en Nicaragua.

Situándonos en el desarrollo histórico, cabe expresar que Nicaragua se constituyó en un baluarte del liberalismo latinoamericano hacia mediados del siglo XIX, y que alcanza su clímax con el asenso al poder de José Santos Zelaya López mediante golpe militar que la historiografía burguesa nicaragüense comprende y describe como «Revolución Liberal»; se le considera el creador del Estado nicaragüense tanto en lo político como en lo territorial con la incorporación por la fuerza de la Mosquitia –hoy denominada «Costa Caribe Nicaragüense»–, por entonces convertida en colonia-protectorado del imperio británico tras la independencia del Reino de España. Zelaya desarrolló una política social desconocida hasta entonces en la región –desde el punto de vista de la legislación–, instauró la educación pública y hasta cierto punto gratuita y obligatoria, desarrolló el sistema educativo, puso en marcha una reforma agraria de carácter burgués e intentó industrializar la economía nicaragüense, etc., a la vez que trató de independizarse de la tutela estadounidense practicando una suerte de «nacionalismo», aunque en la práctica esto supuso que se entregara en brazos de las potencias imperialistas europeas. Este hecho hace que el imperialismo estadounidense intervenga en Nicaragua vía militar y diplomática –la famosa «Nota Knox»– obligando a Zelaya a exiliarse, e instalando en el poder a un gobierno títere, y ocupando el país desde 1909 a 1933 cuando son expulsados por el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional dirigido por el General Sandino.

Esa intervención del imperialismo estadounidense tiene un efecto desbastador sobre la sociedad nicaragüense en lo ideológico, y es que a consecuencia de ello el liberalismo se quedaría enquistado en la conciencia colectiva como un procurador de bienestar general y pasaría a formar parte de la cultura general del pueblo –de sus miembros progresistas–, con el agregado de que la identificación en las corrientes liberales o conservadoras estaba ligado esencialmente a la herencia familiar, es decir no respondía a cuestiones racionales de identificación, e incluso jugaba un papel determinante la ubicación geográfica siendo sus centros principales la ciudad de Granada para los conservadores y León para los liberales; de hecho, si se observa detenidamente la mayoría de los movimientos antisomocistas son de carácter liberal y tienen su epicentro en la ciudad de León.

Sandino surge en esa realidad, y en un momento en que está en desarrollo la «revolución libero-conservadora» resultante del derrocamiento de José Santos Zelaya y sus sucesores, en contra del sátrapa Adolfo Díaz de quién Burton K. Wheeler –senador estadounidense– escribiría en una carta a John Calvin Coolidge: «Ningún gobierno que se respete podría honradamente reconocer a un hombre tan subordinado a un poder extranjero. El lenguaje de Díaz respira traición a su propio pueblo».

Sandino es testigo del patriotismo desplegado por las fuerzas lideradas por Benjamín Zeledón y escribe al respecto:

«En esa ciudad de Masaya, a la que Rubén Darío llamó la ciudad de las flores, se encuentra la fortaleza de la barranca, donde estaban atrincheradas las fuerzas del General Benjamín Zeledón contra los invasores norteamericanos y los vende-patria nicaragüenses encabezados por los esbirros Emiliano chamorro y Adolfo Díaz. El 4 de octubre, en la madrugada, yendo yo en camino a una de las haciendas de mi padre, escuché descargas de fusilería y ráfagas de ametralladoras en las hondonadas del cerro de pacaya; consecutivamente se oía arreciar un formidable combate que se había entablado entre dos mil soldados de infantería de la marina norteamericana unidos a quince mil vende-patria nicaragüenses contra quinientos hombres del General Zeledón, que se defendían heroicamente contra aquella oprobiosa avalancha humana, después de un prolongado sitio que habían sufrido los autonomistas nicaragüenses, en aquella ciudad, donde tuvieron que comer hasta sus cabalgaduras. Nuestros sentimientos patrióticos y nuestro corazón de hombre joven se encontraban en desesperante inquietud, pero nada pude hacer en bien de aquella noble y grandiosa causa sostenida por el General Benjamín Zeledón y a las cinco de la tarde de ese mismo día, aquel apóstol de la libertad había muerto y en una carreta tirada por bueyes fue conducido su cadáver al pueblo de Catarina, convecino del mío, en donde hasta por hoy, bajo una lápida lamosa y semidestruida por la intemperie del tiempo se encuentran los restos de nuestro máximo héroe y gran patriota General Benjamín Zeledón». (Augusto Cesar Sandino; Benjamín Zeledón, 4 de octubre de 1929)

Como vemos Sandino se siente parte de ese liberalismo nacionalista en su juventud, añadido al hecho de que provenía de una familia en la órbita del «liberalismo tradicional», pero que ya desde edad temprana empieza a cristalizar en él un cierto sentimiento antiimperialista, antiintervencionista. No es hasta su estancia en México en donde entra en contacto con el factor anarco-sindicalista, además de las reivindicaciones emancipadoras de la Revolución Mexicana de 1910, que incorpora a su ideario reivindicaciones sociales que propician que renuncie explícitamente al liberalismo al entenderlo como parte esencial de los problemas de Nicaragua:

«Estaba en México y mi liberalismo me grito dentro del pecho cuando supe lo que estaba aconteciendo en Nicaragua (…) Pero Moncada nos traicionó en Tipitapa. Allí quedó también sepultado mi liberalismo. Tomé la decisión de luchar por la patria, de liberarla de esos perros, y también de luchar contra esos politicastros, liberales y conservadores, corrompidos y zánganos; Construir una nueva Nicaragua sin toda esa podredumbre». (Augusto Cesar Sandino; Conversación en Niquinohomo relatada por Nicolás Arrieta, noviembre de 1933)

Cuando habla de la traición de Tipitapa se refiere al Pacto del Espino Negro celebrado en Tipitapa –municipio del departamento de Managua– entre Henry L. Stimpson como representante de los EEUU y el general liberal José María Moncada que supuso el fin de la Guerra Constitucionalista y marca el inicio de la lucha antiimperialista liderada por Sandino.

El pacto recogió los siguientes puntos:

a) Se pone fin a la guerra constitucionalista y reconoce pro tempore al presidente Adolfo Díaz.

b) Desarme de los dos ejércitos, el rebelde y el del gobierno mediante la paga de 10 dólares por cada rifle y 20 dólares por cada ametralladora.

c) Se conviene en elecciones supervisadas por la marinería yanqui para el 4 de noviembre de 1928 con un marino presidiendo cada mesa electoral.

d) Se crea la guardia nacional con oficiales y soldados de los dos bandos desarmados.

e) Se repone a los magistrados liberales y a los diputados que habían sido removidos por el Lomazo de El Cadejo.

Finalmente Sandino entra en contacto con las teorías marxistas-leninistas por intermediación del salvadoreño Farabundo Martí, es entonces en donde vemos claramente la aparición de un explícito carácter de clase en algunas de sus declaraciones como: «Sólo los obreros y campesinos irán hasta el final, sólo su fuerza organizada logrará el triunfo»; «soy partidario de que la tierra sea del Estado».

Al respecto de Farabundo declara en 1933; un año antes de ser asesinado:

«Con Farabundo converse muchas veces sobre cuestiones políticas y sociales. Insistía en transformar mi lucha en una lucha por el socialismo. Estaba de acuerdo con todas sus ideas y admiraba su talento, su sinceridad, pero le explicaba que por el momento no era eso lo que cabía y que mi lucha debía seguir siendo nacionalista y antiimperialista. Le explicaba que lo primero era defender al pueblo nicaragüense de la garra imperialista, librarlo de ella, echando de nuestro suelo a esos perros y a las compañías yanquis, y que el siguiente paso era organizar a los obreros. Su entusiasmo y buena fe me dejaron una viva impresión y lamenté mucho su muerte». (Augusto Cesar Sandino; Conversación en Niquinohomo relatada por Nicolás Arrieta, noviembre de 1933)

Analizando el momento histórico, queda claro que el desarrollo práctico de la lucha de Sandino se desarrolló con acierto y en función del mismo, pero a su vez su planteamiento teórico se nutria de varias concepciones ideológicas, esto le confirió un sentido ecléctico, aunque ciertamente podemos caracterizarlo por su fuerte sentido emancipador-soberanista producto de su desarrollo ideológico autodidacta». (Equipo de Bitácora (M-L); ¿Qué fue de la «Revolución Popular Sandinista»?: Un análisis de la historia del FSLN y sus procesos, 19 de julio del 2015)

Antonio Machado sobre la defensa antifascista de Madrid y la naturaleza del pueblo español


«En efecto, soy viejo y enfermo, aunque usted por su mucha bondad no quiera creerlo: viejo, porque paso de los sesenta, que son muchos años para un español; enfermo, porque las vísceras más importantes de mi organismo se han puesto de acuerdo para no cumplir exactamente su función. Pienso, sin embargo, que hay algo en mí todavía poco solidario de mi ruina fisiológica, y que parece implicar salud y juventud de espíritu, si no es ello también otro signo de senilidad, de regreso a la feliz creencia en la dualidad de sustancias.

De todos modos, mi querido Vigodsky, me tiene usted del lado de la España joven y sana, de todo corazón al lado del pueblo, de todo corazón también enfrente de esas fuerzas negras –¡y tan negras!– a que usted alude en su carta.

En España lo mejor es el pueblo. Por eso la heroica y abnegada defensa de Madrid, que ha asombrado al mundo, a mí me conmueve, pero no me sorprende. Siempre ha sido lo mismo. En los trances duros, los señoritos –nuestros barinas– invocan la patria y la venden; el pueblo no la nombra siquiera, pero la compra con su sangre y la salva. En España, no hay modo de ser persona bien nacida sin amar al pueblo. La demofilia es entre nosotros un deber elementalísimo de gratitud». (Antonio Machado; Carta a David Vigodsky, 20 febrero de 1937)

viernes, 24 de julio de 2015

Una ajustada descripción del carácter del imperialismo estadounidense que mantiene toda su actualdiad


«El mundo sigue enfrentando al imperialismo estadounidense agresivo y expansionista. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta hoy, el imperialismo estadounidense ha llevado a cabo una política y actividad criminal en contra del comunismo, la libertad, y la independencia de los pueblos. Él fue el que desencadenó la agresión bárbara en Corea y Vietnam, cometiendo además los crímenes más atroces que haya conocido la humanidad. Es él quien intervino en el Congo, que asfixió la Revolución Dominicana, que llevó la guerra en Laos y a Camboya, que prendió fuego a Oriente Próximo y organizó el putsch fascista en Chile y Argentina. El imperialismo estadounidense, como imperialismo que es, plantó sus uñas sobre todos los continentes, y refuerza por todas partes sus posiciones de todas las maneras; ya sea mediante «ayudas», esclavizando con créditos al deudor, con acuerdos y tratados de todo género, con la instalación de bases militares que han sido extendidas en numerosos países que han realizado brutales y descaradas intervenciones en los asuntos interiores de esos mismos países llegando incluso al punto de realizar abiertamente agresiones armadas. Todos estos son los rasgos del despiadado imperialismo estadounidense. Los compromisos múltiples y las concesiones sin principio del jruschovismo no lo han suavizado. Permanece siendo la ciudadela política y económica del sistema capitalista de explotación, el gran defensor del colonialismo y del neocolonialismo, el inspirador del racismo y el más grande gendarme de la reacción internacional. Nuestro partido se reitera constantemente en el prisma de que el imperialismo estadounidense es agresivo y que lo seguirá siendo mientras le quede un sólo un solo diente. A consecuencia de las luchas revolucionarias y de liberación, a consecuencia de la degeneración continua y a consecuencia de las contradicciones interiores inconciliables que lo roen, el imperialismo mundial ha perdido gran parte de sus posiciones. Nos basta con citar la descomposición del sistema colonial y el acceso de numerosos países a la independencia. Y en el futuro va a perder mucho más. Pero al mismo tiempo, el imperialismo, y en particular el imperialismo estadounidense, redoblará los esfuerzos para reconquistar las posiciones perdidas y para ocupar otras nuevas. Esta es la dialéctica del desarrollo y la decadencia del imperialismo. Por lo tanto hoy como en el pasado, continúa la lucha constante para denunciar la política del imperialismo, con el imperialismo estadounidense a la cabeza, para poder aniquilar los planes agresivos de este, esto constituye una condición indispensable para defender la libertad y el socialismo, así como también lo es para asegurar la victoria de la revolución y la liberación de los pueblos». (Enver Hoxha; Informe en el VIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1976)

jueves, 23 de julio de 2015

La lucha contra el nacionalismo en el Partido Comunista Búlgaro; Vasil Kolarov,1949

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«Al subrayar que Traycho Kostov se había convertido, consciente o inconstantemente, en la bandera de todos los elementos reaccionarios y partidarios de una restauración, el camarada Georgi Dimitrov había acertado. La reacción ha proclamo a Kostov como héroe nacional e invita a sus partidarios a agruparse alrededor de él para combatir al Partido Comunista Búlgaro y al Gobierno del Frente de la Patria, para separar a Bulgaria de la Unión Soviética y de todo el campo antiimperialista». (Vasil Kolarov; La lucha contra el nacionalismo en el Partido Comunista Búlgaro, 1949)


Introducción de «Bitácora (M-L)»

Como lo expresado otras veces, cuando hablamos de Traycho Kostov nos referimos a una figura que fue desenmascarada durante los juicios de 1949 como confidente de la policía del Rey Boris tras su arresto de 1942, como agente británico durante la Segunda Guerra Mundial, y como enlace entre estos y Tito durante la guerra y posguerra. Esta pérfida influencia, como ocurrió en Albania con Sejfulla Malëshova o Koçi Xoxe, era fácil de demostrar sobre todo por el tipo de tendencias derechistas-nacionalistas que estos elementos albergaban, hablamos de rasgos tales como: 

1) querer diluir el partido en una organización de masas como el frente; 

2) la subestimación de la fuerza de la clase obrera y su partido en la lucha contra las clases explotadoras nacionales e internacionales y la tendencia a estar a la defensiva, la búsqueda por una cosa u otra de un parón o como mínimo un atenuamiento de la lucha de clases bajo cualquier excusa; 

3) la igualación de las relaciones entre un país socialista con el resto de país socialistas a las relaciones que mantiene con otros países no socialistas; 

4) las tendencias fraccionalistas y a los métodos militares, falta de autocrítica en los errores pasados o presentes, y la máxima de intentar adjudicarse todos los méritos pero intentar delegar responsabilidades de errores en terceros; 

5) negar la necesidad de la dictadura del proletariado sobre las clases explotadoras nacionales para la construcción socialista y confiar en que «las clases explotadoras que lucharon contra el hitlerismo se integrarían pacíficamente en el socialismo»; 

6) intentar teorizar tesis económicas que igualasen el sector privado al sector socialista y pedir incluso un «equilibrio» y «sana competición» de dichos sectores; 

7) las propias actitudes antisoviéticas en distintos campos, bajo conatos nacionalistas, una subestimación de su experiencia socialista o tomando a la Unión Soviética como una potencia imperialista. 

Todos estos son rasgos que eran tangenciales en todos estos elementos protitoistas que por igual intentaban aplicarlos en sus respectivos países. En este caso con Kostov encontraremos prácticamente todos estos, aunque en la presente obra no se profundicen en todos estos rasgos e incluso algunos ni se mencionen. Para entender este caso hay que recordar que Traycho Kostov había formado parte de la tendencia izquierdista-sectaria, opuesta a Georgi Dimitrov y Vasil Kolarov, que dominó temporalmente el partido entre 1929 y 1930, tendencia que se acabaría reconociendo como la versión búlgara del trotskismo y que una vez derrotada, algunos como Traycho Kostov acabarían renegando de ella, aunque fuera solo formalmente hasta encontrar mejor ocasión de restablecer su línea en el partido.

Este texto de Vasil Kolarov escrito meses antes de la muerte de Georgi Dimitrov, aunque no es muy extenso, sirve para romper con las mentiras y elucubraciones tanto de la burguesía como de otros presuntos «marxista-leninistas» sobre el tema del kostovismo, donde: 1) se especulaba que la cuestión de Traycho Kostov se reducía a que «Kostov era el cabeza de turco para desviar a la opinión de problemas mayores»; o 2) que esta purga se trataba de simples «luchas intestinas y arribistas» en «las altas esferas de la burocracia comunista». Este texto también quiebra un mito añadido donde se ponía en duda el papel de Georgi Dimitrov en el desenmascaramiento de tal elemento nacionalista-derechista como Kostov, aunque eso ya lo habíamos corroborado otras veces. Sabemos que el partido discutió la cuestión de Kostov a finales de 1948 –que había demostrado en las materias económicas actitudes antisoviéticas muy descaradas que suponían un paralelismo con el titoismo yugoslavo– dando como resultado su expulsión del Buró Político. Georgi Dimitrov le denunció públicamente dentro del partido durante el Pleno del Comité Central de enero de 1949; en junio fue detenido y confesó por escrito todas sus fechorías.

Dimitrov muy enfermo en Moscú, envió esta carta al partido:

«En cuanto a lo de Kostov y los que piensan como él, el caso aún no se ha terminado. Después de leer las actas y la larguísima declaración de Traycho Kostov, he llegado a la conclusión de que se trata no sólo de un individualista intelectual y un arribista despiadado, sino de un astuto, traidor sin escrúpulos que no pueden permanecer en un partido que realmente sea bolchevique. Traicho Kostov se llena de odio base y oculta las piedras en su seno, con la esperanza de aprovechar cualquiera de las situaciones difíciles futuras en su favor con el fin de llegar a la cima de nuevo con sus intrigas y traiciones sin precedentes». (Georgi Dimitrov; Carta al Comité Central del Partido Obrero (comunista) Búlgaro, junio de 1949)

Durante el juicio: Traycho Kostov negó ciertas partes de su declaración previa, y cuando fue condenado a muerte, volvió a reconocer su primera declaración con el objetivo de conseguir clemencia.

***

Para completar la lectura sobre la lucha contra las desviaciones nacionalista-derechistas en Bulgaria entre 1944-1953, recomendamos la obra que ya hemos publicado de Vulko Chervenkov: «Georgi Dimitrov y la lucha contra el titoismo en Bulgaria» de 1950, así como la obra de Wilfred Burchett: «Las democracias populares» de 1950, donde se explica el juicio de Kostov y se dan muchos detalles de su caso y de su personalidad.

Notas

[1] Lectura Online AQUÍ ó Descarga en PDF AQUÍ.

[2] Todos los documentos del autor editados por el equipo de este Blog AQUÍ.

[3] Todos los documentos editados por el equipo del Blog en el apartado BIBLIOTECA.

El lenguaje con el que los marxista-leninistas nos debemos dirigir a las masas

Liliana dicheva - «Georgi Dimitrov entre la juventud trabajadora»

«El camarada Stalin señalaba que una de las peculiaridades en la táctica de los bolcheviques rusos, en el periodo de la preparación de la insurrección de la revolución de octubre del 1917, fue la de que supieron determinar con exactitud los caminos y recodos que podían vincular, naturalmente, a las masas con las consignas del partido, conduciéndolas al «umbral mismo de la revolución», ayudándolas a sentir, valorar y reconocer por su propia experiencia la exactitud de esas consignas; que no confundían la dirección del partido con la de las masas y tenían la clara conciencia de la diferencia que existe entre estas dos categorías de dirección, con lo cual elaboraron la táctica, no sólo como una ciencia para la dirección del partido, sino también para la de millones de trabajadores.

Además debemos tener en cuenta que imposible que las amplias masas comprenderán nuestras resoluciones sino aprendemos a hablar su propio lenguaje. No siempre, ni mucho menos, sabemos hablar de un modo sencillo, concreto, con conceptos familiares y comprensibles para ellas. Todavía no sabemos renunciar a las fórmulas abstractas, aprendidas de memoria. En efecto, fíjense en nuestros manifiestos, periódicos, resoluciones y tesis, y verán que están escritos muy a menudo en un lenguaje y en una redacción tan pesados, que su comprensión resulta inclusive difícil para los militantes responsables de nuestros partidos, y no digamos para nuestros militantes de fila.

Si pensamos camaradas, que en los países fascistas los obreros, que difunden y leen estas hojas, se juegan la vida, salta a la vista con toda claridad la necesidad de escribir para las masas en un lenguaje comprensible para ellas, a fin de que también los sacrificios que se realicen no sean estériles. (...)

Mientras yo pronunciaba mi informe, el presidente, el camarada Otto Kuunisen, recibió de la sala una carta muy significativa dirigida a mí. Voy a leerla:

«Le ruego que en su intervención en el congreso toque un problema, a saber: que de aquí en adelante todos los acuerdos y decisiones de la Internacional Comunista se redacten de tal modo que puedan entenderse no sólo por los comunistas preparados, sino también cualquier trabajador, sin preparación alguna, que leyendo los materiales de la Internacional Comunista vea en seguida lo que quieren los comunistas y qué beneficio aporta el comunismo a la humanidad. Es cosa que olvidan algunos dirigentes del partido. Hay que recordárselo con más energía aún. Y desarrollar la agitación por el comunismo en un lenguaje comprensible». (Carta anónima dirigida a Georgi Dimitrov presentada por él en su discurso del 13 de agosto de 1935)

No sé a ciencia cierta quién es el autor de la carta. Pero no hay duda que este camarada refleja en ella el sentir y deseo de millones de obreros. Muchos de nuestros camaradas piensan que su agitación y su propaganda son mejores cuantas más palabras altisonantes, fórmulas y tesis incomprensibles para las masas se empleen; olvida que Lenin, el jefe teórico de la clase obrera más grande de nuestro tiempo, hablaba y escribía siempre en un lenguaje muy comprensible para las amplias masas.

Es menester de cada uno de nosotros asimile con firmeza, como ley bolchevique, esta regla elemental:

¡Cuando escribas o hables, piensa siempre en el obrero sencillo que tiene que entenderte, creer tus llamamientos y estar dispuesto a seguirte! ¡Piensa en aquellos para quienes escribes o a quienes hablas!». (Georgi Dimitrov; Por la unidad de la clase obrera contra el fascismo; Discurso de resumen en el VIIº Congreso de la Internacional Comunista, 13 de agosto de 1935)

domingo, 19 de julio de 2015

¿Qué fue de la «Revolución Popular Sandinista»?; Equipo de Bitácora (M-L), 2015

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«Y para que el movimiento marxista-leninista se afiance y pueda lograr desembocar en la revolución socialista en Nicaragua, deberá enfrentarse y derrotar tarde o temprano a la dirigencia burguesa del FSLN y revelar su carácter reaccionario ante las masas alienadas, por eso para tal trabajo se tendrá que exponer desde los temas de mayor enjundia hasta los más banales, desde los históricos a los presentes. Para ello el partido marxista-leninista nicaragüense deberá acabar con los mitos construidos por el revisionismo en la historia de Nicaragua e inclusive en la historia del propio FSLN, así como mantener una lucha constante tanto contra el imperialismo como contra cualquier rama oportunista del exterior de la que se alimentan los oportunistas locales, y que refuerza la dominación neocolonial de los imperialismos y el sistema capitalista en su totalidad en Nicaragua». (Equipo de Bitácora (M-L);  ¿Qué fue de la «Revolución Popular Sandinista»?; Un análisis de la historia del FSLN y sus procesos, 19 de julio de 2015)



Preámbulo

Han transcurrido casi cuatro décadas desde el triunfo de la Revolución Popular Sandinista de 1979, y al momento no se ha hecho un análisis científico del proceso que nos permita alcanzar respuestas a las grandes y necesarias preguntas que debemos de formularnos más allá de sentimentalismos, de la propaganda, y de las simples justificaciones históricas de los hechos. En ese sentido este nuestro análisis es ambicioso y en el pretendemos analizar los desarrollos del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) desde sus inicios hasta la actualidad.

Se nos plantean pues, algunas preguntas esenciales a las cuales debemos de dar respuestas desde el marxismo-leninismo:

¿Por qué en el FSLN no se pudo comprender desde la «dialéctica materialista» que en el momento del triunfo, dentro de la realidad nicaragüense, los sectores somocistas y antisomocistas ya no eran la tesis y la antítesis de las luchas, que el eje de las luchas se había desplazado a una expresión superior, la lucha de clases: explotadores contra explotados –la fuerzas somocistas que se organizaron después del triunfo ya no podían restaurar la dictadura como tal, de allí que su pretensión era únicamente perpetuar el sistema de explotación asalariada empleado por el dictador como efectivamente ocurrió–, y que en consecuencia, ya no había lugar para la unidad entre clases sociales antagónicas?

¿Por qué el FSLN no pudo desarrollar el socialismo [1] en Nicaragua?

¿Por qué se practicó el pluralismo político y multipartidista clásico de la democracia burguesa y del programa socialdemócrata? ¿Por qué la constitución de 1987 tenía en sus artículos los pilares para apuntalar el régimen democrático-burgués? ¿Hacía donde vira el actual sistema político nicaragüense?

¿Por qué se estableció la economía mixta, ese engendro capitalista inspirado en el keynesianismo [2] y la socialdemocracia en lugar de una economía regulada y centralizada propiamente socialista? ¿Por qué nunca ha llegado a ser un país desligado de la dependencia de los distintos imperialismos? ¿Ha cambiado esa visión económica desde entonces?

¿Por qué se sumo al hipócrita y falso movimiento del los «países no alineados» y que significaba formar parte del mismo? ¿Por qué el apoyo a todo tipo de revisionismo internacional sin analizar el contenido de clase de esos partidos y gobiernos? ¿Qué papel cumple hoy en la política exterior?

¿Qué reglas han regido y rigen la vida interna del partido en lo organizativo e ideológico? ¿Sería posible cambiar la tendencia autodestructiva, en el campo ideológico, con un hipotético cambio de dirigencia? ¿Es posible acaso cambiar a esa dirigencia? ¿Qué ocurre con el aperturismo de las filas dirigida a captar elementos con pobre o ninguna formación ideológica y de todas las clases y capas sociales? ¿Qué pasó con los estatutos históricos del FSLN? ¿Por qué la «formación política-ideológica» de la militancia y de las masas dejó de ser una prioridad en 1988, fue extinguida dentro del «periodo revolucionario»? ¿Por qué el FSLN se declara hoy seguidor del tan de moda «socialismo del siglo XXI» como modelo organizativo e ideológico?

¿Por qué el «sandinismo ideológico» se ha convertido en un vórtice que atrae a posiciones ideológico-filosóficas enfrentadas? ¿Qué ocurre con el «socialismo» «cristianizante» cuasi esotérico, con ingredientes del «hippismo» que ahora proyecta el FSLN? ¿Por qué el FSLN tiene un discurso de reafirmación religiosa? ¿Por qué el FSLN ha hecho de Nicaragua una república teocrática, por mandato constitucional, al uso de la dictadura de la burguesía? ¿Por qué el argumento religioso de manos de una fuerza política que en otro momento planteó la necesidad del Estado laico lo que derivó en un enfrentamiento virulento con la iglesia católica? ¿Qué papel juegan el populismo y el nacional-chovinismo en el FSLN?

¿Qué queda actualmente de la organización político-militar, luego partido político, de la que se presumía pretendía la construcción del «socialismo» en Nicaragua? ¿El FSLN sigue siendo la repuesta a los problemas elementales de la sociedad nicaragüense o hace largo tiempo que «ese barco zarpó», o nunca fue una organización destinada para tal fin? ¿Qué opciones tiene el FSLN como organización política llamada a transformar a la sociedad nicaragüense? ¿Qué opción tiene el pueblo nicaragüense? ¿El FSLN está en condiciones de desencadenar una revolución socialista como planteaban teóricamente en los primeros momentos de su existencia o como se plantea en la actualidad en los discursos de sus líderes?

¿Hubo otras fuerzas político-militares que quisieron emprender el socialismo en Nicaragua? ¿Qué hay del Movimiento de Acción Popular Marxista-Leninista (MAP-ML)? ¿Qué fue de él? ¿Es posible emprender en Nicaragua de una vez por todas un proceso al socialismo?

¿Es correcto entender al FSLN como expresión de la «izquierda»? ¿Ha sido o es el FSLN un pivote a favor o en contra de los desarrollos socialistas? ¿Qué papel juega el FSLN en nuestros días?

En adelante trataremos de dar una opinión basada en el análisis de los hechos con el objeto de dar respuestas científicas a todas estas cuestiones; pues como ya hemos expresado, hasta el momento no se ha llegado a la medular del asunto, y es así porque en gran medida las argumentaciones para resolver estas cuestiones disponibles fueron y son aportadas y soportadas por parte de las fuerzas que evitaron –y que siguen evitando– que Nicaragua alcanzara superiores formas de relaciones sociales. En ese sentido nos llama la atención que en el exterior muchos de los pretendidos partido marxista-leninistas hayan ignorado analizar más o menos en profundidad la revolución nicaragüense de 1979; esto nos dice mucho del internacionalismo, del antirevisionismo y del nivel teórico de estos partidos. En cualquier caso la revolución afectó de uno u otro modo a todo el tejido social nicaragüense, el FSLN reclamaba formarse en las teorías científicas del marxista-leninismo. ¿Dónde están por tanto los valientes internacionalistas, antirevisionistas y grandes teóricos que analizaron en profundidad la Revolución Nicaragüense? ¿O acaso sus líderes eran de aquellos que saludaban a todo partido y gobierno que aceptaran a su partido con una sonrisa y un par de frases bonitas y por eso nunca analizaron lo acontecido en el país centroamericano?

Así pues, invitamos al lector a hacer un análisis objetivo del desarrollo del sandinismo desde su origen, pasando por el periodo revolucionario, la pérdida del poder, hasta la inserción en un sistema democrático-burgués de índole partidocrático, en donde actúa como legitimador de las formas propias de la democracia burguesa como expresión de la dictadura de la burguesía; toda vez que se trata de elementos de un mismo proceso histórico que encuentra su explicación en los acontecimientos condicionales y resultantes de cada etapa de su desarrollo en donde el FSLN siempre se ha comportado como una organización multiclasista –o al menos la mayor parte de su historia–, lo que ha evitado que cristalizara en lo que estaba llamado a convertirse, en la fuerza conductora de una revolución proletaria, en una fuerza de emancipación que dirigiría la construcción del socialismo como sistema económico-político encaminado a suprimir las contradicciones originadas por las relaciones sociales engendradas por las relaciones de producción capitalistas, así como la tenencia y concentración de los medios de producción en manos de la burguesía nicaragüense.

Entendemos que este análisis postergado demasiado tiempo permitirá comprender al lector en alguna medida los elementos que han condicionado el proceso mismo y sus ulteriores consecuencias, tomando como elemento central el por qué, en términos objetivos, el sandinismo, el FSLN, no logró desarrollar y consolidar un proceso socialista desde el punto de vista de los principios ideológicos que rigen el marxismo-leninismo; muy a pesar de que existieran por entonces condiciones objetivas y subjetivas para una transformación revolucionaria de la totalidad de la estructura y superestructura.

Veremos que a pesar de que se hizo una interpretación oportuna, objetiva y acertada, de la realidad histórica de la sociedad nicaragüense, al menos hasta el momento del triunfo de la revolución, y si se quiere hasta la fractura ocurrida con las fuerzas retardatarias que formaron parte del FSLN como fuerzas antisomocistas, no se pudo distinguir claramente un serie de desviaciones en la etapa previa al triunfo que indicaban que el FSLN no iba a llevar al país a ninguna revolución socialista por más que insistiera la propaganda nacional e internacional, apologética o crítica.

Expresar que en las siguientes líneas nos reduciremos al análisis concreto de Nicaragua pero apoyándonos en la teoría y práctica marxista-leninistas, aunque entendemos que esta degeneración sufrida por el FSLN está íntima e indisolublemente ligada a los acontecimientos externos desencadenados y sufridos por el revisionismo galopante instalado en la mayoría de los partidos comunistas, tanto en el poder como en oposición al mismo, que el FSLN terminaría reproduciendo sin complejos. Asúmase que esta degeneración a su vez es recíproca, y se ha hecho posible a efectos de los intereses de clase de la dirigencia que propició que las masas no llegaran a formarse política e ideológicamente en los clásicos del marxismo-leninismo, llegando incluso a suprimir la total formación ideológica. La militancia y las masas sencillamente fueron arrastradas por la «ola revisionista» elevada a «dogma» sin siquiera comprender el carácter de clase de la misma, y que hoy se encuentran ligadas al FSLN debido al sentimentalismo histórico por el cual se siente vinculadas a una dirigencia que dados los hechos les ha traicionado; o más bien, nunca les ha representado.

Permítasenos hacer una afirmación inicial que no solo caracteriza al proceso nicaragüense sino a todas esas experiencias revisionistas que insisten en llamarse marxistas-leninistas y de haber emprendido la construcción del socialismo: «El problema del socialismo está en que en ausencia –más bien baja presencia– de verdaderos marxistas-leninistas se multiplicaron y se siguen multiplicando las caricaturas».

***

Para completar la visión de la ideología que rige en el FSLN desde los últimos años. Recomendamos dos lecturas:

1) Equipo de Bitácora (M-L); El revisionismo del «socialismo del siglo XXI», 2013

2) Equipo de Bitácora (M-L); ¿Es Alexis Tsipras el nuevo Enrico Berlinguer?, 2015

Pedimos así mismo que se tenga en cuenta, que debido a la extensión del siguiente documento que va a disfrutar, es posible que tenga ciertas erratas ortográficas, las que pedimos se nos comunique para ir corrigiéndolas de cara a reediciones.

Notas

[1] Al lector inexperto, al no marxista-leninista: aclarar que el socialismo es un planteamiento de clase que supone la primera etapa de un proceso de transformación revolucionaria donde se destruyen las clases explotadoras, y las clases explotadas lideradas por el proletariado van convergiendo en los mismos intereses, proletarizándose, reduciendo sus diferencias de clase, preparando el terreno para poder pasar a la segunda o última etapa, el comunismo; es decir el socialismo es una etapa obligatoria previa a la construcción de una sociedad sin clases: el comunismo. Es en ese sentido que ha de ser comprendido en este documento. Los socialdemócratas hablan de socialismo –y otras tendencias ideológicas burguesas y pequeño burguesas–, pero se trata de un socialismo que no es tal, pues no parte de un planteamiento de clase como ya hemos expresado, no es el socialismo de Marx, Engels, Lenin y Stalin. El verdadero planteamiento de clase responde a los intereses de los explotados frente a los explotadores, teniendo a la clase obrera como vanguardia de dicho proceso.

[2] El keynesianismo o economía keynesiana es una teoría económica desarrollada por el estadounidense John Maynard Keynes, plasmada en su documento «Teoría general del empleo, el interés y el dinero» de 1936, cuya pretensión era dar respuesta a las contradicciones que dieron lugar a «Gran Depresión» de 1929. Su idea central es el control de la economía en épocas de crisis a través de instituciones nacionales o internacionales creadas con ese fin; e instrumentalizado a través de lo que se ha denominado como «política fiscal», es decir a través del gasto presupuestario del Estado. Su objetivo era crear demanda agregada y con ello estimular el crecimiento económico y el empleo. En esencia se trata de una economía capitalista desregulada pero centralizada en aspectos concretos; algo que es preciso que quede claro de cara a este documento.

[*] Lectura Online AQUÍ [SCRIBD] ó Descarga en PDF AQUÍ [MEGA].

[**] Todos los documentos en el Blog de Equipo de Bitácora (M-L) AQUÍ.

[***] Todos los documentos en PDF editados por el «Equipo de Bitácora (M-L)» en el apartado BIBLIOTECA.

sábado, 18 de julio de 2015

Nada puede ser resuelto correctamente sin el partido; Enver Hoxha, 1966

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«En pocas palabras, los camaradas chinos minimizan la lucha de clases, comparten, digámoslo así, el poder económico con la burguesía capitalista, a la que garantizan un tercio de las ganancias y aseguran su permanencia a la cabeza de la gestión, recomiendan a viva voz la coexistencia con ella, etc. En su frente conceden a los partidos burgueses casi los mismos derechos políticos que tiene el Partido Comunista de China, e incluso les reconocen el derecho de controlar el partido. En lo que concierne a la vieja intelectualidad, no sólo se observa una actitud «correcta» hacia ella, sino que casi se la exalta. Y por encima de todo esto, en el informe al VIIIº Congreso cualquier cosa que se coja se plantea ligada «a la educación, a la reeducación» incluso de los terratenientes, acerca de los que se dice que «deben formar parte de las cooperativas» y se pone en evidencia que los capitalistas «han aceptado con entusiasmo la dirección de la clase obrera y del Partido Comunista de China». (Enver Hoxha; Nada puede ser resuelto correctamente sin el partido; Reflexiones sobre China, Tomo I, 23 de agosto de 1966)


Introducción de «Bitácora (M-L)»

Traduciendo este pequeñísimo esbozo analístico, inicial, que en su momento fue de carácter provisional sobre los acontecimientos de la «revolución cultural» china, creemos firmemente que podemos introducir al lector de una forma amena a las causas más significativas de los errores que contemplaba el Partido Comunista de China sobre todo desde la celebración del VIIIº Congreso del Partido Comunista de China (PCCh) de 1956, que fue fiel reflejo en sus tesis al XXº Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) de 1956. Y si bien es cierto que podemos encontrar grandes desviaciones derechistas ya en el VIIº Congreso del Partido Comunista de China de 1945, lo cierto es que como decimos, sería el siguiente congreso de inspiración jruschovista el que confirmará la traición ideológica del revisionismo chino pues significó que el partido chino seguiría la línea de nueva ola de revisión desatada por Jruschov en el PCUS.

Como expresó el albanés: «el curso de los acontecimientos demostró que la gran revolución cultural proletaria no era ni revolución, ni grande, ni cultural y, sobre todo, que no era en absoluto proletaria», y esto se demostró cuando «los remedios» para eliminar la línea revisionista del partido que databan de lejos, no evitaron sino que profundizaron que se siguieran plasmando teorías revisionistas en diferentes campos, como se ejemplificaría por ejemplo en: 1) la política exterior de la dirección china con la «teoría de los tres mundos»; o 2) en la política interior y el ámbito económico como quedó demostrado en las tesis recogidas en el «Manual de economía política de Shanghái» publicado en 1974.

Debemos alertar al lector que esta primeras reflexiones de Enver Hoxha no son el análisis final de las causas ni del error de los métodos utilizados por la dirección china para intentar remediar sus desastres –aunque sus deficiencias metodológicas ya se intuyen y denuncian aquí–.

Adviértase, que debido a la brevedad del texto, hemos introducido como siempre algunas anotaciones, en este caso sobrepasando el texto de la obra en cuestión, pero siendo como casi siempre necesario para los lectores nobeles interesados en el estudio del revisionismo maoísta. En este caso, nos interesaba el texto como trampolín para poder tocar tranquilamente varios puntos importantes sobre este tema como es la mistificación de la historiografía revisionista sobre la «revolución cultural» que siempre la presenta como panacea del revisionismo chino previo a 1966 cuando como sabemos no es más que una burda comedia y una profundización de su misma línea revisionista.