viernes, 21 de junio de 2019

Reconstrucción Comunista aspira a ser el nuevo PCE (r); Equipo de Bitácora (M-L), 2017


[20 de septiembre de 2017]

«Estas organizaciones han mostrado, desde sus inicios, demasiadas similitudes. Solo la lucha de egos y la especial enemistad del Secretario General de Reconstrucción Comunista (RC) Roberto Vaquero con el Partido Comunista de España (reconstituido) de Arenas ha impedido que se produzca una amistad o fusión entre estas dos organizaciones revisionistas de marcada tendencia maoísta, aunque nunca podemos descartar alianzas y fusiones futuras. Esto no sería extraño, pues hemos visto a RC contraer varias alianzas con los colectivos maoístas del panorama nacional –KILMETZ, Odio de Clase, PCOE, viejos exmilitantes del PCE (m-l)– cuando han entendido que podían ganar ciertas simpatías, aunque estas se dieran entre el público revisionista con menos concienciación. Su estancia durante años en la ICOR es el mayor ejemplo de esa política oportunista de «vender los principios por un plato de lentejas».

Pero debemos hacer una introducción antes de ver las similitudes.

Tras unos inicios en los que RC hacía propaganda en favor del PCE (r), se pasó al punto de romper todas las relaciones y simpatías. Desde entonces, la intención de Roberto ha sido siempre la de desbancar al PCE (r) para ocupar su lugar. Más aún, aunque sabemos que no es muy inteligente en sus desarrollos, creemos que es suficientemente astuto como saber que los simpatizantes trasnochados del PCE (r) constituyen el público ideal del que pescar nuevos incautos por sus características lumpemproletarias y semianarquistas.

RC nunca llegó a hacer una crítica seria y completa del PCE (r) y sus mitos, llegando a realizar una ocasional, incompleta y muy endeble para ser tomada como referente. En sus más de siete años de existencia, RC apenas le ha dedicado un par de artículos de 5 o 10 páginas a la organización maoísta, cosa que, de nuevo, denota la poca capacidad de RC para refutar a partidos históricos del revisionismo como el PCE (r). Véase la obra: «Estudio histórico sobre los bandazos políticos oportunistas del PCE (r) y las prácticas terroristas de los GRAPO» de 2017.

Allí dedicamos al PCE (r) un extenso y contundente análisis soportado con datos, documentos –propios del PCE (r) y de terceros–, analogías y argumentos de autoridad para desmontarlos como es debido. Si fuera por la labor que RC, u otros partidos presuntamente antiPCE (r), las masas seguirían engullendo su mito sin problemas. No descartamos que, mágicamente, RC vuelva a hacer un refrito de la obra y se saque de la chistera un nuevo documento contra el PCE (r). De estos pobres plagiadores de poca monta nunca se sabe. Pero, volvamos al tema.

Al poco tiempo, RC tuvo que cambiar de táctica respecto al PCE (r). Este fue uno de los puntos de inflexión que forzó a esta organización a empezar a renegar de parte de su maoísmo –en la teoría–, considerando que, de este modo, les sería más fácil luchar contra el PCE (r). Así intentaron desmarcarse y presentarse como «verdaderamente revolucionarios, libres de toda tendencia revisionista», pero no lograron nada de esto. La desmaoización oficial, como sus éxtios, también fue también parcial, pues siguieron manteniendo en sus documentos y charlas oficiales que existe «una época de Mao marxista-leninista», siguieron militando en la ICOR y siguieron proclamando que los «movimientos maoístas son revolucionarios», buscando el acercamiento de los maoístas más flexibles dentro del panorama español.

Otra táctica de RC para atraerse a la gente cercana al PCE (r) ha sido su constante apoyo a Rojava como «proceso socialista» con el objeto de captar la atención de la gente del PCE (r) que veía en Donbass las mismas ilusiones «antiimperialistas» y «socializantes» a los tercermundistas más cándidos. Pero también fracasaron. 

Roberto también ha intentado enfrentar a los más maoizados dentro de RC, logrando como resultado el transfuguismo de esos militantes que pasaron a ser maoístas de la línea «reconstitucionalista». El éxodo de dichos militantes dejó a su marcha una militancia confusa y con mil dudas sobre el maoísmo, ya que la cúpula fue incapaz de confrontarlos y silenció cualquier pregunta que pusiera en duda las contradicciones existentes la presunta lucha de RC contra el maoísmo. 

Así que, como hemos observado, las malas dotes de persuasión de Roberto y el caciquismo que le es propio han impedido cualquier acercamiento y persuasión de la gente infectada por el mito del PCE (r), siendo las peleas lo único que hasta ahora han conocido los miembros y seguidores de uno y otro bando.

Pasado un tiempo, pese a su inquina mutua, RC va encaminado a ser una copia, su mala copia, la «marca blanca» del PCE (r). Esta es una paradoja que muchos nos han pedido que analicemos, y así haremos. 

La historia de la puesta en escena del PCE (r) en los 70 del siglo pasado, su desgaste en los 80 y 90, y la consiguiente aparición de RC en el nuevo siglo XXI, puede resumirse en que:

«La retirada de un gran charlatán, frecuentemente da ocasión para que aparezca otro de menor cuantía, pero hábil, para vender los productos del otro, bajo una nueva marca». (Friedrich Engels; Anti-Duhring, 1878)

Hay varios rasgos que comparten estas dos organizaciones desde la fundación de cada una que evidencian que parten del mismo tronco antimarxista.

Dudosa procedencia social, pero claros fines políticos

El Partido Comunista de España (reconstituido) se nutría de elementos anarquistas, nacioanlistas, maoístas, de las expulsiones del PCE (m-l) como el grupo de Súre, los aventureros seducidos por el guevarismo, las capas del lumpemproletariado y los desempleados desesperados. Actualmente, intenta renovar su fosilizada y reducida lista de militantes y simpatizantes escarbando entre la camada de nuevos adolescentes radicalizados, muchos de los cuales creen por ignorancia que las tendencias lumpen y anarquizantes son sinónimo de ir a contracorriente, nos referimos a especímenes del estilo del rapero Pablo Hasél, conocido por su eclecticismo atroz, quien de vocero del PCE (r) e inocula las teorías y mitos antimarxistas de esa organización en jóvenes confusos como él.

El PCE (r) surgió en 1975, justo en la época en la que, como hongos tras la lluvia, brotaban las organizaciones maoístas de dudosa procedencia cuyo fin era el de dotar a China de voceros de su línea oficial. Otra de sus funciones era la de obstaculizar a los partidos marxista-leninistas creados como reacción al jruschovismo en los años 60, como el Partido Comunista de España (marxista-leninista), que ya por entonces denunciaba la teoría de los «tres mundos» y todas las desviaciones de los revisionistas chinos a diferencia del PCE (r), que hacía un total seguidismo a esta teoría y a la dirección de Pekín mientras era financiado por él. Con ello demostraba que no se podía depositar en este partido ninguna esperanza de futuro revolucionario.

En el caso de Reconstrucción Comunista (RC), por el origen social y las actitudes de sus miembros fundadores, vuelve a asomar los mismos fantasmas. Conforme la organización ha avanzado, se ha caracterizado por reclutar entre los jóvenes aburridos y aburguesados, entre los skinheads, colectivos antifascistas de escaso nivel político, anarquistas y, lo quieran o no –algunos parece que se sienten orgullosos–, actualmente es un nido del lumpemproletariado en su máxima expresión. Al igual que el PCE (r), RC ha nacido de elementos procedentes de partidos revisionistas que normalmente salieron de sus organizaciones por motivos personales, no por plena convicción ideológica, elementos del PCE, PCPE, CNT, del actual PCE (m-l), que lejos de romper en lo ideológico aún cargan a cuestas con sus vicios anteriores mientras adquieren otros nuevos en RC. 

Todo esto en una época que, a diferencia de los años 70, está caracterizada por la falta de un factor subjetivo, la falta de partidos marxista-leninistas a nivel mundial que den combate a la burguesía y a sus agencias revisionistas. Así, desde los años 90 hasta nuestros días, se ha visto entre los autodenominados «marxista-leninistas» una habitual rehabilitación de diversas corrientes revisionistas refutadas en décadas anteriores y un laxo conocimiento de los textos clásicos de los autores marxista-leninistas.

A la entrada de la década del 2000, con el «redescubrimiento» y popularización de los escritos de Enver Hoxha y el Partido del Trabajo de Albania (PTA) entre muchos revolucionarios, los partidos revisionistas tuvieron que rectificar para adaptarse a la nueva oleada de admiración hacia la experiencia albanesa. Así, varios partidos que repudiaron su legado e incluso incurrían en el insulto, ahora se atrevían a volver a «reivindicar a Enver Hoxha y el heroico PTA». Algunos revisionistas, como Eduardo Artés, se atrevieron a rehabilitar a Mao Zedong junto a Enver Hoxha. Cabe anotar, que como antaño, todos los falsos aduladores que ahora reivindican la experiencia albanesa y reclaman «extraer las lecciones positivas y negativas», en décadas no han sido capaces de realizar ningún estudio serio sobre las causas de su régimen, lo que les coloca en la misma posición que los otros revisionistas que critican con saña los aspectos más famosos de la política del PTA aunque sin argumentación de peso. Señores, ¡el seguidismo sin argumentos, sea a favor o en contra, es igual de inútil!

RC no fue menos, intentando unir en su fundación a figuras como Argala, Ulrike Meinhof, Castro, Corvalán, Guevara, Mao y Hoxha. En el circo revisionista, los malabaristas y los payasos realizan siempre espectáculos increíbles.

En el mismo sentido, RC aprovecharía este mismo disfraz para presentarse como «un nuevo partido verdaderamente marxista-leninista que combate al revisionismo». Pero la adopción de los mismos defectos organizativos y los mismos reclamos eclécticos en lo ideológico es claro indicador de que los líderes de RC se forjaron en la «escuela del revisionismo», de la cual algunos quisieron crear una nueva subescuela para poder ser sus profesores y aprovecharse de sus alumnos como antaño hicieron con ellos. Lo que se ha denominado popularmente como «crear un nuevo chiringuito». Y vaya si lo han conseguido. No solo son profesores, sino que están al nivel de «catedráticos» de secta como los jefes de la UCE maoísta.

Fraseología vacía de contenido y nulo compromiso práctico con los principios

El Partido Comunista de España (reconstituido) nació engalando con una notable verborrea radical que prometía ser la punta de lanza contra el revisionismo, pero, en su lugar, acumuló un sin fin de desviaciones en tiempo récord. Prometían que iban a «aprovechar todas las posibilidades de trabajo legal», siendo que han mantenido una línea anarquista de boicot de participar en cualquiera de las elecciones. Prometían, también, que «no somos blanquistas, anarquistas, ni terroristas», pero su línea política se ha fundamentado en el terrorismo individual –incluso contra civiles– sin conexión con las masas. Juraban que plantearían un programa revolucionario acorde a la realidad del país para acabar basando todo su programa en el apoyo a los que caían presos de dichas acciones voluntaristas. Este partido fue el mayor representante del doctrinarismo hasta la llegada de RC, que se empeñó en adelantarle «por la derecha», esto es, decir defender una cosa de palabra paraluego pistoear la promesa en la praxis.

Actualmente RC, como el PCE (r), nos dice que nació con la meta de combatir al revisionismo que «había hecho debilitar el Movimiento Internacional Comunista» y dotar a España de un partido marxista-leninista, pero, desde sus orígenes, se ha codeado con maoístas en el ámbito nacional e internacional, sin olvidar a los viejos brezhnevistas. En sus artículos exortaban sobre la necesidad de escapar de las prácticas aislacionistas y sectarias del PCE (r), y han acabado decidiendo no ejercer el trabajo de masas en los sindicatos bajo la pobre excusa de que «no son rescatables ni hay revolucionarios». Redactan magros textos sobre la cuestión de género jurando tener una posición marxista sobre la cuestión, pero acaban hablándonos del patético «feminismo de clase» que han copiado del PCPE, y por si fuera poco… sus jefes se caracterizan por un machismo rudimentario y primitivo, siendo denunciados constantemente por sus parejas y por los diferentes colectivos sensibilizados. Además, hacen hincapié en la lucha contra las drogas para, luego, mantener una turbulneta relación con ellas, tolerando incluso el no abrir sanciones cuando los implicados son parte afín de los círculos del Secretario General.

Falta de seriedad en cuanto a comprensión del rol del partido

Si el Partido Comunista de España (reconstituido) se jactaba en sus documentos de que «a iniciativa del PCE (r), y bajo su dirección, fueron creadas numerosas organizaciones» entre las que «cabe destacar a los GRAPO» a la vez que hablaban de que el partido proporcionaba a la «guerrilla urbana» la mayoría de cuadros y «elegía sus objetivos»; ahora, desde que sus dirigentes fueron detenidos, tratan de hacer creer, en cambio, que «el PCE (r) no fue creador de los GRAPO» y atacan a quien no acepte el brusco cambio discursivo. En la actualidad se caracterizan por fundar plataformas con fines recaudatorios, vender libros en chiringuitos de la calle y demás métodos para obtener algo de financiación. Uno de los lugares en que se refugian es el Movimiento Político de Resistencia; web donde podemos encontrar material antiguo y reciente de sus miembros y apologistas, como Arenas, Olarieta, Pepe Balmón, Aitor Izquierdo o Pablo Hasél. Varios de estos sujetos dan charlas en sitios públicos, incluso en recintos universitarios anunciados a viva voz en la calle e internet. En realidad, no realizan ningún trabajo de masas, más allá de aquellos actos sobre la represión consistentes en lanzar sus teorías sobre el «fascismo» y hablar de la situación del PCE (r) y sus militantes. Niegan abiertamente –como buenos anarquistas– que su pretendido «partido» deba participar en las elecciones bajo el pretexto de que estas se tratan de una «farsa del régimen» y bajo la idea de que «los trabajadores tienen superado el paralmentarismo». También rechazan desarrollar su labor en las organizaciones de masas como lo sindicatos obreros, contentándose con decir que son «un nido de burócratas y están en crisis», con el consecuente abandono de las masas obreras que allí se concentran.

Cuando la mayoría de militantes que formarían RC abandonaron el PCPE crearon la página RSA Madrid, que no tardó en hacerse famosa por el humor adolescente de sus críticas mientras se hacía constante apología a la novísima organización. Otra muestra de que sus líderes se habían estancado en alguna de las etapas infantiles de su desarrollo, y de que esta organización no iba a ser tomada en consideración por ningún revolucionario serio. RC también quiso dar la imagen de que toda organización que oliese a antifascismo constituía satélites suyos. Como confesaron los exmilitantes, aprovechando los artículos del periódico ABC de 2014-15, el Secretario General llegó a decir que «Los Bukaneros, Coordinadora Antifascista y otros» eran «satélites nuestros», intentando ganar notoriedad ante sus militantes y jefes de la ICOR. 

Bajo una holgazanería extrema, rechazan participar en las verdaderas organizaciones donde se encuentran las masas bajo el absurdo pretexto de que los sindicatos «son reaccionarios y ninguno sigue la línea del partido». 

Se consideran un «partido» fuerte, pero se contradicen cuando afirman que no participan en las elecciones generales o regionales porque no tienen fuerza para desempeñar su papel. En otras palabras: por complejo y miedo a los resultados electorales y a las mofas de otras organizaciones.

Pasado un tiempo, y tras su ilegalización temporal se cambió de táctica. Ahora lo que tocaba era crear organizaciones tapadera e intentar pasar desapercibidos bajo «organizaciones de masas» donde solo participaran ellos mismos. De ahí que les hayamos visto negando su implicación en la Plataforma de Detenidos del 27E –aunque no queden ni la mitad de los ochos detenidos en la operación–, el Banco de Alimentos –aunque acaben cerrados, como en Granada o Valencia–, el Comité de Solidaridad con Rojava –inactivo desde hace años– o Universidad Obrera –donde escriben insulsos artículos de Pascuas a Ramos y venden la bazofia de libros de su líder–; plataformas cuya función implícita es la de recaudar fondos gracias a la solidaridad y las buenas intenciones de los revolucionarios incautos. 

Una de sus últimas creaciones ha sido el Frente Obrero –donde a través de obrerismo barato y alegatos nacionalistas intentan atraer a los chovinistas tras su giro derechista en cuestión nacional–.

Ahora parecen haber vuelto a los orígenes de RSA Madrid. Si en 2017 crearon La Revolu News, un espacio en el que Roberto Vaquero invertía su valioso tiempo como Secretario General en realizar diversos memes y escribir diversas idioteces sobre otros adversarios políticos, en 2019 vio el auge del canal de YouTube Formación Obrera, engalanado con una miniatura y una marquesina protagonizados por el glorioso líder. Es en este canal que podemos disfrutar de Vaquero hablando de estupideces anecdóticas que eleva a condición general del posmodernismo creyendo que con ello lo desmonta, como el criticar a un hombre que se siente perro –caso que emplea para cargar contra el colectivo trans en base a un sofismo profundamente antimarxista–. El canal tiene una lista de reproducción llamada «humor» que incluye desde vídeos sobre los reptilianos hasta críticas a una compañía de teatro alternativa, vídeos de preguntas y respuestas equivalentes dignos de un youtuber dedicado al vlogging, debates estériles con individuos harto desconocidos y, en suma, un bochornoso sinfín de idioteces. Nos preguntamos, desde luego, si no harían mayor bien a la causa trabajando en un circo, o algo por el estilo. Invitamos a nuestros lectores a comprobarlo por sí mismos. Ahora bien, el trabajo real con las masas es inversamente proporcional a la ristra de sandeces que escupen en redes sociales como esta. Es verdaderamente deprimente que sus militantes que pagan las cuotas crean que su líder es un «revolucionario profesional» que debe vivir a costa de ellos porque está «fortaleciendo el partido de vanguardia», aunque su actividad actual se parezca más a la agenda de un youtuber adolescente que aborda temas frívolos y con un humor tan paupérrimo que causa vergüenza ajena en las redes sociales.

El extremo eclecticismo como bandera

Si el Partido Comunista de España (reconstituido) nos hablaba con vehemencia «de la necesidad de la lucha contra el revisionismo», en realidad ellos mismos han sido de los mayores agentes de la burguesía en el seno del movimiento obrero, siendo los abogados gratuitos del maoísmo tercermundista, de la política exterior brezhnevista, de la Perestroika de Gorbachov, un gran soporte del nacionalismo vasco de la izquierda abertzale y ahora, del nacionalismo pequeño burgués catalán de la CUP, sin olvidar hacer mención a su actual rol de lacayo del imperialismo ruso. En los últimos tiempos intentan engañarnos alegando que «nunca han sido maoístas», cuando, desde su fundación, han bombardeado con sus programas, documentos y entrevistas de conceptos y diatribas maoístas, siempre saliendo en defensa de lo indefendible de dicha figura revisionista de Mao, tal y como siguen haciendo a día de hoy personajes como Olarieta. No hay más que observar el eclecticismo de las nuevas generaciones y simpatizantes del PCE (r), como Hasél, que se siente cómodo con su extraño concepto de anarco-comunismo. Sus cuadros dicen apoyar cualquier tipo de lucha, importándoles bien poco el blanquismo, el terrorismo, el guerrillerismo, o lo que quiera que se les presente.

RC, siguiendo los pasos del PCE (r), reivindicó figuras alejadas del marxismo-leninismo en sus células haciendo apología del castro-guevarismo –incluso sus militantes presumen de tatuajes con citas de sus figuras– o de nacionalistas pequeño burgueses, como Argala. Su capacidad de análisis en sus documentos públicos es equivalente a la de Hásel cuando hablaba sobre el fin de ETA. También en sus artículos se reivindica como ejemplo de integridad –y tal y como hemos explicado– la actuación de vacilantes y traidores como Mólotov y Beria en una copia de los argumentos de Olarieta.

Su abierto maoísmo inicial los llevó a posicionarse, en comunicados y actos, junto a la peor estirpe de sus manifestaciones nacionales, que no hacen más que alimentar la confusión en torno a los mitos del revisionismo chino. Ese mismo maoísmo camuflado los llevó a participar en la ICOR, a adoptar el eslogoan del «feminismo de clase» –tan característico de las organizaciones revisionistas–, a reivindicar que en Rojava se está llevando a cabo un «proceso socialista» y a recibir felicitaciones de oportunistas de todo pelaje por el buen trato con el PCPE y el PCOE, con los que declararon una paz ideológica. Una excelente actuación para alguien que se declara crítico del revisionismo, claro que sí.

No hay consecuencia alguna con los principios defendidos por las figuras que portan en sus banderas.

También existe confusión en lo tocante a la violencia armada, haciendo seguidismo a cualquier grupo que la ejerza como el MLKP y criticando únicamente el abandono de la misma por parte de estos. Creer que el deber de un partido es el de apoyar cualquier lucha armada tiene el mismo sentido que apoyar cualquier organización que dice reivindicar el socialismo, aunque sea desde posturas pequeño burguesas. 

Análisis irreales y subjetivismo por doquier

El Partido Comunista de España (reconstituido) alardeaba de sus «previsiones científicas» mientras pregonaba que España «sigue siendo un Estado fascista» sin mayor justificación que el encarcelamiento de sus propios militantes e ignorando la causa de este hecho: sus propios errores; tildando de «socialfascista» a cualquiera que no siga sus esquemas irreales. En esta misma línea de fantasías irreales del PCE (r), Arenas nos hablaba de la influencia en las masas, de que era «imposible paralizar nuestra actividad político-militar a pesar de cualquier éxito policial aislado». Pero han acabado siendo un reducto marginal funcionando en base a apoyos basados en la propaganda de una falsa historia que ahora más que nunca se ve desmontada. Siguen emitiendo de tanto en tanto comunicados para aparentar que siguen vivos; comunicados en los que, como los blanquistas, prometen que pese a las traiciones internas y externas todo va bien, que permanecen imparables, que la organización goza de buena salud y que no hay quien los pare, que las masas les comprenden y que las condiciones para la lucha que llevan a cabo –es decir su terrorismo desconectado de las masas y las condiciones– sigue estando más vigente que nunca. 

Si RC decía que pretendía distanciarse de este subjetivismo y esa falsa máscara de que todo son éxitos en la organización, finalmente ha acabado en sus mismas y ridículas posiciones. Roberto Vaquero pretende hacer creer que RC tiene un gran número de seguidores e influencia pese a al número ínfimo de militantes que todavía acumula. Esta nula influencia en las masas queda demostrada en sus intentonas por crear frentes de masas en los que, tristemente, acaban militando únicamente sus propios militantes. También queda demostrada con la creación de células conformadas por menores de edad que se han ido al traste por evidentes motivos, o la directriz dada por RC a sus militantes para abandonar los sindicatos a la espera de la creación de uno nuevo porque, simplemente, aquellos tradicionales «no siguen la línea de RC». Actualmente RC ya no es una organización nueva y desconocida, sino que es conocida y rechazada por casi todo el mundo, la propia existencia de este documento y de polémicas en las redes sociales pone en alerta a los revolucionarios. A razón de esto, hoy más que nunca solo atrae a los elementos menos avanzados, a los apolíticos, inexpertos y arribistas. Pese a todo, los elementos que entran a la organización siguen teniendo una breve militancia, y tras su salida, con su testimonio hunden más la imagen del partido.

El subjetivismo fantasioso de ambas organizaciones es verdaderamente hilarante. 

Problemas en materia de seguridad

El PCE (r)/GRAPO han sido organizaciones que, desde su nacimiento, han estado tomadas por colaboradores policiales e infiltrados de los servicios de seguridad. Repasemos algunos de los casos más famosos: Requeté y José Luis Espinosa Pardo, infiltrados ambos en los GRAPO desde 1977, que propiciaron numerosas detenciones, como la del Comité Central del PCE (r) en octubre de 1977; el caso de colaboración de miembros del PCE (r) con la policía, como el de Santiago Veiga que, desde la prisión de Zamora, facilitó la caída en septiembre de 1979; el caso de Rufo Mora, infiltrado policial primero a través de la Asociación de Familiares y Amigos de los Presos Políticos (AFAPP) y después siendo miembro del PCE (r), ganándose el acceso a la cúpula de los GRAPO hasta que abandonó el partido en 1988, cuando su historia quedó relatada en Diario 16 y acusó a la policía «de no querer desmontar los GRAPO, cosa que yo podía haberles facilitado»; el caso de Alberto Martínez, que logró infiltrarse en los GRAPO y causó la detención de noviembre de 1995; el caso de Fernando Pérez López, infiltrado en los GRAPO y artífice de la detención de la cúpula del PCE (r) en 2002. Todos estos casos son un buen ejemplo de los problemas derivados de la falta de exigencias en el reclutamiento y al eclecticismo ideológico que facilitan la fácil infiltración de cualquier elemento oportunista, inestable, arribista o provocador. Con razón el PCE (m-l) de Elena Ódena consideraba al PCE (r) como un grupo nacido para ser vocero y satisfacer las exigencias de Pekín, y al GRAPO como un grupo lleno de topos, provocadores y fascistas en manos de los intereses del Estado.

La «seriedad» con que toman la profesionalización de un revolucionario la han heredado sus jóvenes y adolescentes seguidores, los cuales no dejan de publicar imágenes y proclamas filoterroristas de una organización proscrita por sus actividades en sus redes sociales personales. Eso sí, cuando toca declarar en la Audiencia Nacional, la mayoría se retractan y alegan que se trataba de humor. Entre tanto, acusan a todos de falta de solidaridad y de no tener el coraje y la seriedad revolucionaria que tiene el PCE (r). Tal cual suena.

En la actualidad, RC no deja de incidir en la necesidad de la parte ilegal del partido, pero los métodos de seguridad en esta organización brillan por su ausencia, facilitando la identificación de sus miembros y propiciando la caída de toda la cúpula durante la Operación Valle en 2016, causante, como nos hemos hartado de repetir, de la suspensión temporal de un año de la organización. Llegaron a cacarear, incluso, que «están en la clandestinidad», pero no han dejado de actuar como venían haciéndolo. Es más, han acentuado sus tendencias provocadoras en redes sociales y en medios de comunicación, tal y como demuestran los escraches a Íñigo Errejón el 21 de febrero de 2019 o a Pablo Iglesias el 4 de marzo de este mismo año –ambos bajo la identidad del Frente Obrero, como si fueran capaces de engañar a alguien–. Podemos ver cuál es el nivel de seriedad de sus militantes en torno a la cuestión de la seguridad cuando publican hasta el último de sus detalles personales en sus redes sociales. Ambas organizaciones siempre han acusado de sus problemas a chivatos o traidores externos a la organización, cuando son sus propios errores los que les han dirigido a la tumba política. Además, son precisamente ellos, que viven en un estado de constante paranoia, los que han practicado extensivamente la rastrera política del chivateo para facilitar la identificación y detención de miembros de otros colectivos.

Falta de autocrítica o autocríticas a medias para salir del paso

Es decir, la tendencia a no reflexionar de forma profunda en los errores y no querer llegar a conocer la verdad, sino salir lo más airoso posible. Así, el PCE (r) se ha caracterizado por una línea política vacilante: de apoyar la Revolución Cultural en China como «el mayor hito de la historia» y la «teoría de los tres mundos» como «análisis científico de la situación internacional» a renegar de ellas y apoyar la política exterior socialimperialista de la URSS como «ejercicio de internacionalismo proletario»; de apoyar la Perestroika a condenar el «curso de Gorbachov» pasando por realizar un seguidismo atroz de ETA en Euskadi, llegando incluso a pedir el voto por Herri Batasuna. Del mismo modo, se niegan a reconocer que sus teorías y prácticas sobre el uso de la violencia han operado en la órbita de las tesis del terrorismo anarquista que Lenin y Stalin tanto combatieron. La pregunta es, ¿el PCE (r) ha hecho alguna vez autocrítica de alguna de sus previsiones fallidas? No hay constancia de ello.

Al igual que el PCE (r), RC ha pasado de apoyar a los naxalitas –de tendencias claramente maoístas y terroristas– en la India como «un grupo que lucha por el socialismo» a decir que «simplemente son revolucionarios», de militar en la ICOR maoísta a atreverse a decir que «RC lucha contra el maoísmo», cuando sus únicos textos aludiendo a esta cuesitón son plagios de los de otras organizaciones. De hablarnos de la «España multinacional a considerar a Cataluña y Euskadi como «naciones moribundas» y acuñar el constitucionalismo de España como «nación de naciones». Podríamos seguir de forma infinita. Los cambios en la línea de RC no son fruto de un proceso de autocrítica y análisis, sino que forman parte de una estrategia de márketing que se funde con una dirección de la organización basada en las alianzas de interés personal con otros grupos. Del mismo modo, la puesta en práctica y posterior repliegue en lo tocante a determinadas actividades se deben a una metodología de ensayo y error, es decir, a un practicismo rampante. 

Insultos, amenazas y agresiones a marxista-leninistas y otros revolucionarios

El PCE (r) se caracterizó, en el panorama español, por denominar «falangista» a la dirección del PCE (m-l) de Elena Ódena, que llevaba años combatiendo al carrillismo, y que, a diferencia de otros grupos que recibían financiación de Pekín, criticó las desviaciones maoístas sin miedo ni seguidismo. Lo que para el PCE (r) debería ser motivo de orgullo y razón para acercar posturas fue, por el contrario, el motivo de envidia que llevó a la organización a entablar un combate destinado ocupar su fama. En materia internacional se caracterizó por insultar y despreciar la línea marxista-leninista de la Albania Socialista, pues la línea albanesa iba en contra tanto de su original postura tercermundista maoísta como de sus ulteriores posicionamientos maoísta-prosoviéticos. El PCE (r)/GRAPO se caracterizaba también por etiquetar a aquellos que abandonaban sus filas como traidores, amenazándoles con atacarlos, tal y como hacia ETA. Nosotros mismos hemos llegado a recibir graciosas amenazas de muerte vía online por el lumpen Pablo Hasél en un patético intento por hacernos ceder en nuestras críticas. Deberá ponerse a la cola junto a los miembros de RC, pues ellos son veteranos en esto de amenazarnos. 

RC sigue una línea similar. No solo insulta y calumnia con acusaciones carentes de sentido e indemostrables a colectivos marxista-leninistas, como ha ocurrido recientemente con Bitácora (M-L); sino que también lo hace con un sinfín de colectivos de carácter antifascista, de tipo feminista y estudiantil con los que se han enfrentado por acusaciones de machismo, agresiones y provocaciones. Esta es la razón por las que RC ha cavado su propia tumba en el entorno universitario madrileño y, más recientemente, en el entorno político general barcelonés, temiendo las represalias de un gran número de colectivos. Es bien conocida la técnica carrillista de nuestro celebérrimo Roberto Vaquero de dar la directriz a sus bases de impartir una campaña de calumnias, acoso y amenazas contra cualquier miembro que abandone RC, mucho más si ha existido alguna denuncia de escabrosas razones que llevaron al exmilitante a abandonar el partido. Desde aquí emitimos nuestra solidaridad con cualquier miembro de RC que haya sido objeto de esta campaña y le tendemos la mano para cualquier ayuda que pueda requerir. 

Victimismo

El PCE (r) protestaba por su persecución, alegando ser los «herederos de los maquis», los únicos y «antirevisionistas» y últimos «antifascistas» consecuentes, los «héroes de la resistencia». Lo cierto es que eran seguidos de cerca por sus consignas altisonantes extraídas de la «Revolución Cultural» de China, tan llamativas y escandalosas; por su apoyo tácito a los GRAPO, tal y como se puede ver en sus documentos –en especial aquél que trata la propia historia del PCE (r) –, e incluso por las variadas dobles militancias confesas de diversos miembros –como el ex Secretario General Sánchez Casas, que reconoció en 1990 que el PCE (r) fue quien creó los GRAPO–. Sus documentos hablan de las relaciones entre ambos, incluyendo la selección de objetivos políticos de la guerrilla. El resto son cuentos. 

Lo cierto es que en un país que supuestamente se halla bajo el influjo de una dictadura fascista, como rezan en sus delirios estos señores, ¿cómo es posible que sus seguidores pasen el día en sus redes sociales personales publicando sus simpatías con mensajes exaltados sobre sus atentados, pidiendo la vuelta de los GRAPO, compartiendo material maoísta del PCE (r)? ¿No deberían los «fascistas» aplicarles la ley antiterrorista a la primera de cambio, dado que como ellos afirman, les persiguen severamente? ¡Vaya fascismo de pacotilla! Si realmente viviésemos en un país fascista, la persecución a sus miembros, y a cualquiera que hiciese apología de los mismos, debería ser el pan de cada día. No se les permitiría ver la luz del sol, siquiera. Pero ese no es el caso de este grupo, ni por asomo. Y esto es así porque el Estado burgués les considera un reducto marginal sin capacidad de reorganizar a los GRAPO. Es más, debido a la falta de seguridad del PCE (r) –que siempre ha caracterizado a la organización– todos sus militantes están identificados y bien controlados para apresarlos en caso de reactivar el GRAPO. Es por por ello que les dejan seguir con su folclore. Nunca han tenido respeto por los verdaderos revolucionarios, no reconocen sus errores, pero aún así piden la solidaridad y la comprensión del campo antifascista.

Igual que hacía el PCE (r), hoy, RC, pese a ser un grupo marginal con nula influencia real, dice verse «perseguido» por el Estado español por ser «marxista-leninista», aun cuando el Estado ha hecho la vista gorda con muchas de sus fechorías, y sus militantes han podido hacer apología constante en redes sociales de un partido suspendido durante un año sin consecuencia alguna. Se lamentan por la falta de estudio e interés de «su gran aportación teórica» –plagios y documentos con errores históricos y teóricos a mansalva–; que no se apoya su lucha «antirevisionista» –junto a maoístas–; que no se apoya su «internacionalismo» –léase seguidismo a los partidos de la ICOR con los que se alian– como se debiera. Que todos sus problemas son parte de escisiones y detenciones por culpa de infiltraciones, de chivatos, delatores y de la incomprensión generalizada de la sociedad que aún está «inmadura». Lo cierto es que han sufrido escisiones por su eclecticismo y burocratismo, han sufrido detenciones en su cúpula debido al mal dispositivo de seguridad, así como por airear las andaduras de la organización. Los revolucionarios honestos no apoyan a RC porque conocen su antirevisionismo de palabra y su revisionismo militante, pero también sus actitudes lumpen y su historial de peleas con otros colectivos. Y, por supuesto, que su estética skinhead y sus desfiles paramilitares tampoco ayudan a que las masas les vean con ojos crédulos y confiados, sino que ayudan a reforzar la idea de que se trata de una panda de simples inadaptados que siguen a un loco. Y es que como sabemos, «En el país de los ciegos el tuerto es el rey».

Captar militantes o simpatizantes en base a un pasado ficticio

El PCE (r) construyó su imagen en torno a la de «partido antirevisionista», como los «herederos de los comunistas y antifascistas de la Guerra Civil y el PCE de José Díaz». Intentaba aprovechar la desilusión de la gente trabajadora con el PSOE y la traición evidente del PCE de Carrillo para incorporar a los revolucionarios descontentos con el reformismo. De igual modo, se hacía eco de cualquier elemento guevarista, anarquista, y trotskista, o cualquier elemento de nulas concepciones teóricas, pero con tendencias aventureras, para conformar su brazo armado: los GRAPO, buscando en especial entre la juventud más combativa. Se han aprovechado durante décadas de la solidaridad de muchísima gente sensibilizada con la cuestión antirrepresiva, haciendo que bajo la machacona propaganda –que esconde su historia y presenta otra ficticia–, sea sensibilizada y engañada, granjeando sus simpatías y difundiendo su línea de «pobres represaliados».

RC sigue un patrón similar. Se reivindica como «continuador de la lucha del PCE (m-l) de Elena Ódena» para ganarse las simpatías de los viejos militantes y admiradores del antiguo PCE (m-l), pero solo hace una reivindicación en general de dicho partido sin hacer diferenciación de su periodo con graves desviaciones de su etapa desmaoizada –suponemos porque Roberto prefiere la primera–; ha nutrido a RC de la gente con experiencias traumáticas en partidos como el PCE o PCPE, criticando los aspectos más genéricos de ellos creyendo, a su vez, haber realizado un análisis completo y suficiente para desmontarlos; han intentado posar como revolucionarios reivindicando a Enver Hoxha –aunque se bastardea su legado y se confraterniza con los maoístas de España y fuera de ella–; ha intentado atraer a su seno, bajo la cultura skinhead, pequeño burguesa por definición, a toda la juventud, en especial a aquella con problemas sociales y falta de autoestima. Su objetivo siempre ha sido aquellos que se impresionan o buscan la aceptación en una estética y actividades en las que participan y se sienten identificados –claro indicio del posmodernismo imperante en la organización, ese mismo que juran combatir como fuente de todos los males sociales y económicos–; sumándose, también, al coro de los «represaliados» injustamente por ser «comunistas». 

Los retos actuales de RC se basan en el mismo principio del PCE (r); esto es, buscar apoyos de forma desesperada a través de diversas plataformas donde se habla sobre la represión que injustamente dicen sufrir, descuidando u olvidando el planteamiento de programas revolucionarios, su popularización y la lucha por la organización de las masas para ponerlo en aplicación.

En resumen:

«La historia ocurre dos veces: la primera vez como una gran tragedia y la segunda como una miserable farsa». (Marx; El 18 brumario de Luis Bonaparte, 1852)


Anotaciones de Bitácora (M-L): 

Dejamos algunos de los enlaces para que el lector pueda ir a indagar sobre lo anunciado en los capítulos o subcapítulos donde se exponen y documentan estas cuestiones.

[1] El maoísmo solapado de Reconstrucción Comunista (RC) es una negación de las luchas y lecciones de los marxista-leninistas; Equipo de Bitácora (M-L), 2016

[2] ¿Por qué los de Reconstrucción Comunista (RC) copian nuestros documentos?; Equipo de Bitácora (M-L), 2016

[4] El factor interno en la creación del PCE(r); Equipo de Bitácora (M-L), 2017

[5] La juventud no debe seguir a los viejos y nuevos aventureros, ni a los oportunistas de buenas palabras, ni dejarse seducir por las modas decadentes, sino que debe formarse ideológicamente, templarse en la lucha y preparar la revolución; Equipo de Bitácora (M-L), 2017

[6] Apoyo del PCE(r) a la China socialimperialista de Deng Xiaoping; Equipo de Bitácora (M-L), 2017

[7] El factor externo en la creación del PCE(r); Equipo de Bitácora (M-L), 2017

[8] Reclutamiento masivo sin distinción alguna en Reconstrucción Comunista; Equipo de Bitácora (M-L), 2017


[9] El desprecio del aprovechamiento de los resquicios legales de la democracia burguesa o el fascismo y el nulo trabajo de masas; Equipo de Bitácora (M-L), 2017

[10] Un repaso a la metodología de las bandas terroristas y sus resultados; Equipo de Bitácora (M-L), 2017


[11] Lo que deben saber los revolucionarios sobre el tema de los presos de su organización

[12] La política aislacionista y sectaria sin trabajo de masas real de Reconstrucción Comunista; Equipo de Bitácora (M-L), 2017

[13] La falsa pose en la cuestión de género: la misoginia y el machismo operante en Reconstrucción Comunista; Equipo de Bitácora (M-L), 2017

[14] La cooptación de miembros al agrado del Secretario General; práctica común en la cúpula de Reconstrucción Comunista; Equipo de Bitácora (M-L), 2017

[15] ¿Quién crea y dirige a los GRAPO?; Equipo de Bitácora (M-L), 2017

[16] La teoría de que el terrorismo vence las ilusiones reformistas; Equipo de Bitácora (M-L), 2017


[17] Entrevista a dos exmiembros del Comité Central de Reconstrucción Comunista sobre su experiencia en dicha organización; Equipo de Bitácora (M-L), 2017

[18] Apoyo del PCE(r) a modelos de partido brezhnevistas-tercermundistas; Equipo de Bitácora (M-L), 2017

[19] El PCE (r) y su apoyo a la política interior y exterior de la URSS revisionista y socialimperialista; Equipo de Bitácora (M-L), 2016


[20] El apoyo del PCE(r) a los nacionalismos pequeño burgueses; Equipo de Bitácora (M-L), 2017

[21] Apoyo del PCE(r) al imperialismo ruso; Equipo de Bitácora (M-L), 2017

[22] El desarme y la próxima disolución de ETA y las posturas de los seguidistas de siempre; Equipo de Bitácora (M-L), 2017  


[23] Sobre Beria; Equipo de Bitácora (M-L), 2017

[24] Sobre Mólotov; Equipo de Bitácora (M-L), 2017


[25] El movimiento nacionalista kurdo, sus desviaciones anarco-feministas, sus vínculos con los imperialismo y el silencio cómplice de los oportunistas

[26] «Dime con quién te juntas y te diré quién eres»; Equipo de Bitácora (M-L), 2017


[27] Las consecuencias de lanzarse a la aventura armada a falta de condiciones objetivas y subjetivas; Equipo de Bitácora (M-L), 2017

[28] El voluntarismo y subjetivismo a ultranza en Reconstrucción Comunista sobre sus «células»; Equipo de Bitácora (M-L), 2017


[29] La burguesía y el fenómeno del terrorismo para sacar provecho político; Equipo de Bitácora (M-L), 2017
[30] Aclaraciones, más allá de la propaganda, sobre las razones de la «Operación Valle» y la «suspensión temporal» de Reconstrucción Comunista; Equipo de Bitácora (M-L), 2017

[31] La continua directriz en RC de cerrar filas ante los errores y justificarlos bajo burdas excusas; Equipo de Bitácora (M-L), 2017

[32] Ataque del PCE (r) a los marxista-leninistas que combatían el mito del maoísmo; Equipo de Bitácora (M-L), 2017


[33] Matones de la patronal y la colaboración con elementos nazis, tácticas de Reconstrucción Comunista para enfrentar a sus adversarios; Equipo de Bitácora (M-L), 2017
[34] El error de relacionar automáticamente represión con fascismo; Equipo de Bitácora (M-L), 2017

[35] La cuestión estética y la forma de vida como reflejo del patrón ideológico-cultural lumpenizado; Equipo de Bitácora (M-L), 2017 

2 comentarios:

  1. Curiosamente, en el logotipo de RC la hoz está por encima del martillo, lo que contradice la heráldica socialista..., a no ser sea intencionado.

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