«La metodología de las bandas terroristas anarquistas y seminarquistas se basa en puntos muy claros:
«En lo concerniente a las formas de lucha usadas para destruir el capitalismo, hay divergencias entre los anarquistas. Pero esta divergencias no significa un cambio en la esencia anarquista sobre sus puntos de vista. Algunos anarquistas piensan que la burguesía puede ser derrocada a través de acciones «revolucionarias» aisladas. En su opinión, estas acciones pueden ser llevadas a cabo por pequeños grupos de determinados individuos, como por ejemplo los grupos de la llamada «oposición extraparlamentaria», o por las aisladas y conspirativas guerrillas urbanas. Otros defienden el terror individual, pensando que, asesinatos individuales o colectivos, secuestros de personas, sabotajes, etc. son los medios más efectivos de conseguir su objetivo. Basándose en sus principios, los grupos anarquistas de varios países deciden aplicar esto a una actividad práctica. La experiencia nos muestra que sin embargo estas acciones pese a ser audaces y espectaculares, no cambian la situación. Por el contrario, ellas dificultan la revolución porque puede crear muy peligrosas ilusiones en elementos políticos inmaduros en lo concerniente a lo efectividad del terror individual y colectivo, de los movimientos desorganizados y espontaneístas». (Bujar Hoxha; El anarquismo como teoría y práctica contrarrevolucionaria, 1972)
Podemos explayarnos en esto, porque sin duda es necesario a causa de la influencia predominante del revisionismo en el movimiento obrero las últimas décadas.
1) Los GRAPO por ejemplo se caracterizaron por realizar secuestros, asesinatos selectivos y colocar bombas de forma indiscriminada, unas acciones que por supuesto no contaron con el apoyo ni la participación de las vastas masas; acciones que tampoco tenían un fin concreto más allá de una política pasiva anarquista de que «acabar con un elemento del enemigo es oponer resistencia al sistema» o que al menos supone «presionar al sistema»:
«En lo concerniente a las formas de lucha usadas para destruir el capitalismo, hay divergencias entre los anarquistas. Pero esta divergencias no significa un cambio en la esencia anarquista sobre sus puntos de vista. Algunos anarquistas piensan que la burguesía puede ser derrocada a través de acciones «revolucionarias» aisladas. En su opinión, estas acciones pueden ser llevadas a cabo por pequeños grupos de determinados individuos, como por ejemplo los grupos de la llamada «oposición extraparlamentaria», o por las aisladas y conspirativas guerrillas urbanas. Otros defienden el terror individual, pensando que, asesinatos individuales o colectivos, secuestros de personas, sabotajes, etc. son los medios más efectivos de conseguir su objetivo. Basándose en sus principios, los grupos anarquistas de varios países deciden aplicar esto a una actividad práctica. La experiencia nos muestra que sin embargo estas acciones pese a ser audaces y espectaculares, no cambian la situación. Por el contrario, ellas dificultan la revolución porque puede crear muy peligrosas ilusiones en elementos políticos inmaduros en lo concerniente a lo efectividad del terror individual y colectivo, de los movimientos desorganizados y espontaneístas». (Bujar Hoxha; El anarquismo como teoría y práctica contrarrevolucionaria, 1972)
Podemos explayarnos en esto, porque sin duda es necesario a causa de la influencia predominante del revisionismo en el movimiento obrero las últimas décadas.
1) Los GRAPO por ejemplo se caracterizaron por realizar secuestros, asesinatos selectivos y colocar bombas de forma indiscriminada, unas acciones que por supuesto no contaron con el apoyo ni la participación de las vastas masas; acciones que tampoco tenían un fin concreto más allá de una política pasiva anarquista de que «acabar con un elemento del enemigo es oponer resistencia al sistema» o que al menos supone «presionar al sistema»:
«En cuanto a los atentados con explosivos, figuran los siguientes: voladura de un autobús de la E.M.T., línea 81, el 12 de abril. En el registro de la propiedad de la calle Pradillo. Número 66. En la comisaría del distrito de centro, con resultado de varios lesionados de escasa consideración. En oficinas de Iberduero de la calle Oca, número 102, todos ellos en días sucesivos del mes de abril. Durante el mes de mayo: artefacto contra el Banco Español de Crédito, sucursal de la calle Madre Antonia de París, número 21. En oficinas del documento nacional de identidad, calle Doce de Octubre. — Contra la sede de «Fuerza Nueva» de Móstoles. En el mes de julio: colocación de un artefacto explosivo en la calle Condesa de Venadito, local donde se almacena material de transmisiones del Ministerio del Interior; en el Banco Nacional de París, de la calle Serrano, número 67». (Mediterráneo; Confirman la responsabilidad del GRAPO en el atentado a «California 47»; Estrecha relación entre este grupo y el PCE (r), 28 de agosto de 1979)
Algunas otras de sus acciones:
«La actuación de los GRAPO se inicia con atentados contra instalaciones de Televisión y continua con el secuestro de Antonio María de Oriol, presidente del Consejo de Estado (11.12.1976), la «operación Cromo». En su primera reivindicación los captores reclaman la libertad de quince presos miembros de ETA, FRAP, UPG y PCE (r), posteriormente afirman su decisión de dar muerte al rehén si no es concedida una amnistía inmediata. Días después el gobierno, cuya posición se ha visto fortalecida con los resultados favorables del referéndum declara su propósito de ampliar en el futuro las medidas de gracia. El PCE (r) paralelamente lanza una campaña de propaganda convocando a la huelga general «por la liberación de los presos políticos». El veinticuatro de enero los GRAPO realizan un nuevo secuestro, la víctima será el presidente del Consejo de Justicia Militar Emilio Villaescusa». (Movimiento Político de Resistencia; Breve historia de la lucha armada de los GRAPO, 20 de septiembre de 2012)
Lo primero que hay que decir es que es gratamente significativo que aquí se hable de convocar una huelga general, cuando ellos mismos reconocían que rechazaban pisar un sindicato reaccionario, la pregunta es: ¿con qué fuerza convocaban estas supuestas huelgas? Nadie lo sabe. Suponemos que esto es una licencia ficticia que se han permitido Olarieta y compañía para decorar una vez más una nefasta historia de fracasos y aislacionismo con las masas.
La mayor actividad de esta organización está comprendida entre 1976-1979. Estos son considerados por sus seguidores como sus mayores hitos:
Lo primero que hay que decir es que es gratamente significativo que aquí se hable de convocar una huelga general, cuando ellos mismos reconocían que rechazaban pisar un sindicato reaccionario, la pregunta es: ¿con qué fuerza convocaban estas supuestas huelgas? Nadie lo sabe. Suponemos que esto es una licencia ficticia que se han permitido Olarieta y compañía para decorar una vez más una nefasta historia de fracasos y aislacionismo con las masas.
La mayor actividad de esta organización está comprendida entre 1976-1979. Estos son considerados por sus seguidores como sus mayores hitos:
«En 1977 y 1978 las acciones de los GRAPO siguieron adelante, principalmente bombas contra comisarías de policía y edificios militares y también contra centros gubernamentales. Pero también se llevaron a cabo algunas ejecuciones selectivas. (…) 1979 fue el año en que los GRAPO llevaron a cabo más acciones: el 9 de enero un juez del Tribunal Supremo fue tiroteado en Madrid; el 5 de marzo un general del ejército fue ejecutado cuando un grupo de los GRAPO abrieron fuego contra su coche en una calle del centro de Madrid; el 6 de abril el jefe de la Brigada antiterrorista de la Policía Nacional fue ejecutado en Sevilla; en total, veinte miembros de la policía fascista fueron ejecutados ese año en una combinación de acciones de guerrilla urbana por todo el país; explotaron muchas bombas ese año también». (Movimiento Político de Resistencia; Breve historia de la lucha armada de los GRAPO, 20 de septiembre de 2012)
El modus operandi de los GRAPO contemplaba como vemos secuestrar a personajes famosos, pedían un rescate monetario o una reivindicación imposible de cumplir para el prestigio del gobierno. Finalmente por sus fallos en el operativo los secuestradores por lo general acababan muertos y los rehenes eran liberados, o los rehenes eran asesinados sin más saldo que la indiferencia o el descrédito de la organización ante la mayoría de la población.
El modo de actuar de los GRAPO era muy similar de la RAF, se ve en atentados como el del diario sensacionalista Bild de 1972 que causó 38 heridos incluidos trabajadores. El secuestro de Hanns Martin Schleyer en 1977 pidiendo la liberación de todos los encarcelados de la RAF, que finalmente acabó con el asesinato del mismo rehén ante la negativa de Bonn. El asesinato selectivo del Fiscal General Buback de 1977. El patrón de actuación de los GRAPO y la RAF es calcado.
No por casualidad mantenían tan buenas relaciones ambas organizaciones.
Esta actividad es básicamente un calco del anarquismo español en sus años dorados. A mediados de los años 30, los comunistas describían así el porqué de la inutilidad de su lucha armada:
«España entraba en el nuevo año 1933, cuando el impulso revolucionario se acentuaba cada vez más en la ciudad y en el campo. En esta atmósfera estallaron los acontecimientos del 8 y 9 de enero en Madrid y Barcelona, acontecimientos que tuvieron repercusiones y una prolongación en otras regiones del país. En Barcelona, el 8 de enero, un grupo armado de bombas y de revólveres, atacó el cuartel de San Agustín, hirió a un centinela y disparó sobre el edificio. Al mismo tiempo se produjeron choques armados en diversos puntos de la ciudad. La policía detuvo, en varios lugares, automóviles cuyos ocupantes eran portadores de bombas y de armas de fuego. Algunos de ellos hicieron resistencia. En la estación se oyeron disparos. En algunas calles se disparó contra los agentes de la policía. Un tiroteo especialmente nutrido partió del balcón del inmueble ocupado por el Sindicato de Empleados de la Industria Hotelera. La policía sitió la casa y la tomó por asalto. Análogos acontecimientos se produjeron en Madrid el 9 de enero. Se hicieron ataques contra los cuarteles de María Cristina, la Montaña y Cuatro Vientos. El tiroteo fue especialmente vivo en las proximidades de este último cuartel. Se dispararon centenares de tiros. Los soldados y la policía rechazaron el ataque. La completa absurdidad de estos ataques armados, resalta sin necesidad de demostrarla especialmente. Fueron realizados al margen del movimiento de las masas, sin su apoyo. Iban dirigidos especialmente contra los cuarteles, contra los soldados, sin haber hecho el menor intento de sublevar al menos una parte, contra el mando. Semejantes acciones no pueden tener una significación revolucionaria positiva. Al contrario, revisten un carácter objetivo de provocación, separan a los soldados de la revolución y ayudan al Gobierno a acentuar la represión. (…) La idea del golpe de sorpresa, efectuado por un grupo de valientes, es presentada por los anarquistas como una receta mágica para hacer la revolución. (…) Hay que diferenciar también el movimiento de masas, digno de admiración, de la dirección anarquista que las lleva al fracaso. (…) No se trata de falta de valor ni de abnegación por la causa, de los jefes anarquistas. La verdad es que el contenido del anarquismo, de su ideología, de su táctica de lucha, hace que desempeñe un papel objetivamente contrarrevolucionario, a pesar de su valor personal». (J. Dornier; El desenvolvimiento de la revolución en España y la lucha contra el anarco-sindicalismo, 1933)
¡¿Quién puede negar que la descripción de estas actividades anarquistas son una copia de las actividades del GRAPO durante 1975-2006?!
Pero seamos benevolentes y demos por hecho que los GRAPO hubieran podido conseguir en la mayoría de ocasiones sus objetivos como eran la eliminación de blancos. ¿Esto significa hacer una revolución? No, significa creer que se está haciendo la revolución. La revolución es un acto de masas dirigido por una vanguardia, no de un puñado de militantes armados que lanzan sus escasas fuerzas contra el Estado, mucho menos se trata de una revolución popular de masas cuando el partido o banda armada que pretende tales acciones armadas tiene una influencia marginal entre las capas trabajadoras.
No por casualidad mantenían tan buenas relaciones ambas organizaciones.
Esta actividad es básicamente un calco del anarquismo español en sus años dorados. A mediados de los años 30, los comunistas describían así el porqué de la inutilidad de su lucha armada:
«España entraba en el nuevo año 1933, cuando el impulso revolucionario se acentuaba cada vez más en la ciudad y en el campo. En esta atmósfera estallaron los acontecimientos del 8 y 9 de enero en Madrid y Barcelona, acontecimientos que tuvieron repercusiones y una prolongación en otras regiones del país. En Barcelona, el 8 de enero, un grupo armado de bombas y de revólveres, atacó el cuartel de San Agustín, hirió a un centinela y disparó sobre el edificio. Al mismo tiempo se produjeron choques armados en diversos puntos de la ciudad. La policía detuvo, en varios lugares, automóviles cuyos ocupantes eran portadores de bombas y de armas de fuego. Algunos de ellos hicieron resistencia. En la estación se oyeron disparos. En algunas calles se disparó contra los agentes de la policía. Un tiroteo especialmente nutrido partió del balcón del inmueble ocupado por el Sindicato de Empleados de la Industria Hotelera. La policía sitió la casa y la tomó por asalto. Análogos acontecimientos se produjeron en Madrid el 9 de enero. Se hicieron ataques contra los cuarteles de María Cristina, la Montaña y Cuatro Vientos. El tiroteo fue especialmente vivo en las proximidades de este último cuartel. Se dispararon centenares de tiros. Los soldados y la policía rechazaron el ataque. La completa absurdidad de estos ataques armados, resalta sin necesidad de demostrarla especialmente. Fueron realizados al margen del movimiento de las masas, sin su apoyo. Iban dirigidos especialmente contra los cuarteles, contra los soldados, sin haber hecho el menor intento de sublevar al menos una parte, contra el mando. Semejantes acciones no pueden tener una significación revolucionaria positiva. Al contrario, revisten un carácter objetivo de provocación, separan a los soldados de la revolución y ayudan al Gobierno a acentuar la represión. (…) La idea del golpe de sorpresa, efectuado por un grupo de valientes, es presentada por los anarquistas como una receta mágica para hacer la revolución. (…) Hay que diferenciar también el movimiento de masas, digno de admiración, de la dirección anarquista que las lleva al fracaso. (…) No se trata de falta de valor ni de abnegación por la causa, de los jefes anarquistas. La verdad es que el contenido del anarquismo, de su ideología, de su táctica de lucha, hace que desempeñe un papel objetivamente contrarrevolucionario, a pesar de su valor personal». (J. Dornier; El desenvolvimiento de la revolución en España y la lucha contra el anarco-sindicalismo, 1933)
¡¿Quién puede negar que la descripción de estas actividades anarquistas son una copia de las actividades del GRAPO durante 1975-2006?!
Lenin ya se esforzó por hacer entender a los populistas y eseristas que asesinar a unas cuantas personalidades no cambia un régimen político, ni ayuda a educar a las masas en la necesidad de derrocar dicho régimen, que son otras las tareas apremiantes de los comunistas:
«Nosotros, en cambio, creemos que tales movimientos de masas, ligados al crecimiento, evidente para todos, de la conciencia política y de la actividad revolucionaria de la clase obrera, son los únicos que merecen el nombre de actos auténticamente revolucionarios y los únicos capaces de infundir verdadero aliento a quienes luchan por la revolución rusa. No vemos aquí la famosa «acción individual», cuyo nexo con las masas consiste tan solo en declaraciones verbales, en anónimos condenando a muerte a tal o cual verdugo, etc. Vemos una acción efectiva de la multitud, y la falta de organización, la impreparación, la espontaneidad de esta acción nos recuerdan cuán torpe es exagerar nuestras fuerzas revolucionarias, cuán criminal es despreciar la tarea de llevar a esta multitud, que lucha de verdad ante nuestros ojos, una organización y una preparación cada vez mayores. La única tarea digna de un revolucionario no consiste en dar, por medio de unos disparos, motivo para la excitación, elementos para la agitación y el pensamiento político; consiste en aprender a elaborar, utilizar y tomar en sus manos el material que proporciona en cantidad más que suficiente la vida rusa. (...) Nosotros consideramos, por el contrario, que sólo pueden tener influencia real y seriamente «agitadora» –excitante–, y no sólo excitante, sino también –y esto es mucho más importante– educativa, los acontecimientos en los que el protagonista es la propia masa y que son originados por su estado de ánimo, y no escenificados «con fines especiales» por una u otra organización. Opinamos que un centenar de regicidios jamás producirán la influencia excitante y educativa que ejerce la sola participación de decenas de miles de obreros en asambleas en las que se examinan sus intereses vitales y el nexo entre la política y estos intereses». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Nuevos acontecimientos y viejos problemas, 1902)
«Nosotros, en cambio, creemos que tales movimientos de masas, ligados al crecimiento, evidente para todos, de la conciencia política y de la actividad revolucionaria de la clase obrera, son los únicos que merecen el nombre de actos auténticamente revolucionarios y los únicos capaces de infundir verdadero aliento a quienes luchan por la revolución rusa. No vemos aquí la famosa «acción individual», cuyo nexo con las masas consiste tan solo en declaraciones verbales, en anónimos condenando a muerte a tal o cual verdugo, etc. Vemos una acción efectiva de la multitud, y la falta de organización, la impreparación, la espontaneidad de esta acción nos recuerdan cuán torpe es exagerar nuestras fuerzas revolucionarias, cuán criminal es despreciar la tarea de llevar a esta multitud, que lucha de verdad ante nuestros ojos, una organización y una preparación cada vez mayores. La única tarea digna de un revolucionario no consiste en dar, por medio de unos disparos, motivo para la excitación, elementos para la agitación y el pensamiento político; consiste en aprender a elaborar, utilizar y tomar en sus manos el material que proporciona en cantidad más que suficiente la vida rusa. (...) Nosotros consideramos, por el contrario, que sólo pueden tener influencia real y seriamente «agitadora» –excitante–, y no sólo excitante, sino también –y esto es mucho más importante– educativa, los acontecimientos en los que el protagonista es la propia masa y que son originados por su estado de ánimo, y no escenificados «con fines especiales» por una u otra organización. Opinamos que un centenar de regicidios jamás producirán la influencia excitante y educativa que ejerce la sola participación de decenas de miles de obreros en asambleas en las que se examinan sus intereses vitales y el nexo entre la política y estos intereses». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Nuevos acontecimientos y viejos problemas, 1902)
Que es un método intelectualista que no tiene nada que ver con la revolución popular:
«Es indudable que el asesinato de Pleve costó a la organización terrorista tremendos esfuerzos e implicó una larga preparación. Y el éxito mismo de este acto terrorista destaca en forma más notable la experiencia de toda la historia del movimiento revolucionario en Rusia, que nos previene contra métodos de lucha como el terror. El terrorismo ruso ha sido y sigue siendo un método de lucha específicamente intelectualista. Y por mucho que se nos diga en cuanto a la importancia del terror, no en sustitución del movimiento del pueblo, sino combinado con él, los hechos demuestran de manera irrefutable que, en nuestro país, los asesinatos políticos individuales nada tienen que ver con las acciones violentas de una revolución popular. (...) Tampoco tiene nada de extraño que entre los intelectuales revolucionarios se entusiasmen con el terrorismo –por mucho tiempo o por un instante– quienes no creen en la vitalidad y la fuerza del proletariado ni en la lucha de clase del proletariado». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; La autocracia y el proletariado, 1905)
Y la constante denuncia de que los eseristas al cometer actos terroristas lo único que conseguían era entorpecer la labor de organización y educación de los trabajadores:
«Los socialistas-revolucionarios se afanan por defender el terrorismo, cuya inutilidad ha demostrado de modo tan patente la experiencia del movimiento revolucionario ruso, declarando que lo admiten solo junto a la labor entre las masas y que, por ello, no les atañen los argumentos que los socialdemócratas rusos han esgrimido para refutar la conveniencia –y la han refutado para largo– de este método de lucha. Se repite algo muy parecido a su actitud ante la «crítica». No somos oportunistas, gritan los socialistas-revolucionarios; pero, al mismo tiempo, relegan al olvido el dogma del socialismo proletario, tomando por base únicamente la crítica oportunista, y ninguna otra. No repetimos los errores de los terroristas, no distraemos a nadie de la labor entre las masas, aseguran los socialistas-revolucionarios; pero, al mismo tiempo, recomiendan celosamente al partido actos como el asesinato de Sipiaguin por Balmashev, aunque todo el mundo sabe y ve muy bien que este acto no ha tenido –ni podía tener, por la forma en que ha sido realizado– ninguna relación con las masas, que quienes lo han cometido no confiaban ni contaban con ningún apoyo o acción concreta de la multitud. Los socialistas-revolucionarios no advierten ingenuamente que su inclinación al terrorismo está unida con el más estrecho vínculo causal al hecho de haberse encontrado desde el primer momento, y de seguir encontrándose, al margen del movimiento obrero, sin tratar siquiera de convertirse en el partido de una clase revolucionaria que sostiene su lucha de clase. Los votos fervorosos obligan con mucha frecuencia a ponerse en guardia y desconfiar de la veracidad de lo que necesita un condimento picante. Y cuando leo las aseveraciones de los socialistas-revolucionarios de que con el terrorismo no relegan la labor entre las masas, recuerdo con frecuencia estas palabras: ¿cómo no se cansan de jurar? Porque quienes hacen esas afirmaciones se han apartado ya, y siguen apartándose, del movimiento obrero socialdemócrata –que de veras pone en pie a las masas–, asiéndose a fragmentos de teorías, cualesquiera que sean». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Aventurerismo revolucionario, 1902)
Stalin tuvo que referirse a casos específicos como el de la India donde el Partido Comunista de la India (PCI) tenía una clara inclinación por los asesinatos selectivos. Aconsejó dejar de seguir con esta idea durante el desenvolvimiento de la lucha de clases a no ser que contasen con la propia iniciativa y aprobación de las masas, teniendo en cuenta que aunque sea el caso esto no es la tarea principal del partido. Años después, este consejo fue ignorado por los naxalitas y otros revisionistas de ese estilo y prosiguieron concentrándose en desarrollar los actos terroristas sin tener en cuenta absolutamente nada, incluso atentando de forma indiscriminada contra trabajadores:
«Camarada Stalin: Uno puede deducir a partir de algunos de sus documentos que los camaradas frecuentemente se inclinan al lado del terror individual en relación con el enemigo. Si nos preguntan sobre esto a nosotros, los camaradas rusos, entonces nosotros debemos decirles que entre nosotros el partido siempre está entrenado en aras de negar el terror individual. Si nuestra propia gente lucha en contra de los dueños de las tierras y éste es asesinado en una escaramuza, nosotros no consideraríamos eso como terror individual ya que las masas participaron en el hecho. Si el partido mismo organiza grupos terroristas para que éstos asesinasen al propietario de la tierra y esto se hace sin la participación de las masas, entonces nosotros siempre estaremos en contra de esto ya que no apoyamos el terror individual. Tales operaciones activas de terror individual cuando las masas están en condición pasiva, mata el espíritu de la actividad misma de las masas y aún más, juzgaran los asuntos de la siguiente manera: no nos podemos adentrar en esta actividad cuando son los héroes quienes trabajarán en nuestro nombre. Por lo tanto, hay unos héroes por un lado y por el otro lado la muchedumbre quien no participa en la lucha. Desde el punto de vista del entrenamiento y la organización de la actividad de las masas, tal punto de vista es peligroso. En Rusia existió tal partido, el Partido Social-Revolucionario, que tuvo grupos especial para aterrorizar a los principales ministros. Siempre nos mantuvimos en contra de este partido. Este partido perdió todo crédito entre las masas. Nosotros estamos en contra de la teoría de los héroes y la muchedumbre». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Grabación de las Discusiones de Stalin con los Representantes del Comité Central del Partido Comunista de la India, Camaradas Rao, Dange, Ghosh y Punniaiah, 8 de febrero de 1951)
Como se ha mencionado en innumerables ocasiones, la mayoría de este tipo de grupos, creían que por existir un régimen altamente opresivo ello le daba carta blanca para cometer atentados de dicho carácter, esto fue una característica en muchísimos grupos voluntaristas:
«Los posteriores movimientos guevaristas tendrían sus características específicas pero sin desligarse de lo fundamental de Guevara. Debido a sus influencias filosóficos no analizarían correctamente el carácter político-económico de un régimen político-económico, lo que tuvo sus consecuencias directas en confundir regímenes revisionistas con socialistas, a veces sabiendo de sus desviaciones pero apoyándolo bajo la teoría del mal menor, o confundir un régimen democrático-burgués con uno fascista por el mero hecho de reprimir a revolucionarios, una vieja desviación infantil no común a los marxista-leninistas sino a los anarquistas, thälmannianos, y trotskistas y otros antimarxistas. La imposibilidad de acertar a analizar el carácter de un régimen llevó a que el guevarismo plantease programas irreales. Junto a sus desviaciones que despreciaban las condiciones objetivas de la revolución, el rol del partido, el aprovechamiento de las libertades legales para preparar la revolución, llevaron a una línea política no acorde a la realidad, ficticia. Con ello acaba cayendo en consecuencia en posiciones voluntaristas, de franco aventurerismo y terrorismo. Algunos para adaptar el guevarismo a su zona crearían el concepto de guerrilla urbana y operarían por su carácter intelectual y pequeño burgués urbano en la ciudad. Los guevaristas tuvieron un claro apego al terrorismo sin conexión con las masas como respuesta al carácter represivo del régimen y a la incapacidad de ganarse a las masas trabajadoras. En la mayoría de las agrupaciones guevaristas o filoguevaristas no existía un partido que dirigiera a estas guerrillas, algunos decían que estaban pensando en la creación del partido comunista, o en el mejor de los casos si existían estos partidos pero no tenían ninguna influencia real sobre sus brazos armados: siendo estos autónomos o mandandando estos sobre el partido; pero como decíamos, lo normal en estas organizaciones era que las «guerrillas» dirigieran la política del resto de organizaciones con las que estaban conectadas, incluyendo organizaciones de masas y partidos que eran militantes de estas organizaciones armadas o simplemente simpatizantes de ellas. Estas organizaciones acabaron siendo liquidadas por los respectivos gobiernos por su incapacidades de realizar un programa atractivo acorde a las necesidades del momento –cuando algunos no tenían ni objetivos políticos claros o reales– y algunos de ellos acabaron integrándose en la democracia burguesa sin rechistar». (Equipo de Bitácora (M-L); ¿Por qué no puede considerarse al «Che» Guevara como marxista-leninista? He aquí las razones, 14 de marzo de 2017)
Lo cierto es que los comunistas refutaron estas ideas entre los izquierdistas de algunos partidos comunistas desde los albores de la creación de la III Internacional de 1919, cuando algunos se atrevieron a traer esas ideas a la palestra e incluso a cometer tales actos. Esto fue el caso de los comunistas en Bulgaria por ejemplo, durante los duros años de la clandestinidad en plena dictadura fascista:
«En algunas secciones de la Komintern –Bulgaria, Polonia– recientemente ha surgido el peligro de una desviación terrorista. Debido al régimen establecido por el verdugo Tsankov, los trabajadores búlgaros se han visto atraídos por un cierto entusiasmo por las formas de defensa terrorista, como se ve por ejemplo en la explosión de la Catedral de Sofía, aunque el Comité Central del Partido Comunista Búlgaro salió en contra de los actos individuales de terrorismo. En Polonia también se observa una tendencia terrorista pasajera. La Komintern rechaza decididamente el terrorismo individual. Al rechazar este método de lucha, es guiado exclusivamente por los principios de la conveniencia revolucionaria. Esto no tiene nada en común con la actitud pequeñoburguesa hacia el uso revolucionario de la fuerza. Todos los proletarios con conciencia de clase saben que sin el uso del terror revolucionario la burguesía no puede ser derrocada, pero esa es precisamente la razón los comunistas rechazan el empleo del terror individual, ya que los actos individuales que intentan tomar el lugar de la lucha de masas solo puede desmoralizar nuestro movimiento, dividir nuestras fuerzas y disminuir nuestro poder de ataque». (Komintern; Extractos de las tesis sobre las cuestiones actuales del movimiento comunista internacional; Aprobadas por el VIº Pleno del Comité Ejecutivo de la Komintern, 1926)
Georgi Dimitrov que fue junto a Vasil Kolarov uno de los líderes que se opusieron a esta tendencia aventurera-terrorista, relataría así las consecuencias que comportaban este tipo de actos:
«La dictadura fascista impidió seriamente el trabajo legal de masas del partido. Al mismo tiempo, las perspectivas de una nueva lucha armada indujeron al partido a prestar especial atención a la formación militar de las masas. En esta situación, y estimulado por el terror blanco del gobierno fascista, surgió el peligro de una desviación ultraizquierdista dentro del partido, y en particular dentro de su organización militar que, en respuesta al terror del gobierno, organizaron sus propias agrupaciones y actuaban cometiendo actos terroristas. Mientras tanto, a finales de 1924 y principios de 1925, marcó un cambio en la situación general. La posición internacional y nacional del fascismo se fortaleció temporalmente como consecuencia de la estabilización temporal y parcial del capitalismo en Europa. No existía posibilidad de un nuevo levantamiento armado. En marzo de 1925, los representantes del partido en el extranjero volvieron a evaluar la posición del país a nivel nacional e internacional y propusieron suspender la línea del partido de la insurrección armada. En su lugar, recomendaron un curso de creación de las organizaciones de masas y de la intensificación de la lucha de masas de los obreros y campesinos para la satisfacción de sus necesidades vitales. Esta nueva política pretende evitar el peligro inminente de una desviación ultraizquierdista, que habría sido fatal para el partido y el movimiento revolucionario. La dirección ejecutiva del partido en el interior del país, sin embargo, se mostró incapaz de hacer frente a la desviación ultraizquierdista, de suspender en el tiempo la política de la insurrección armada y proceder a la reorganización de la actividad del partido de conformidad con las nuevas condiciones. (...) El gobierno fascista continuó su curso terrorista con mayor ferocidad. Aprovechando las acciones desesperadas de los líderes de la organización militar del partido, que culminó en el atentado en la Catedral de Sveta-Nedelyaa del 16 de abril de 1925, lo que se tradujo en el comienzo de una masacre masiva de activistas comunistas, tanto obreros como campesinos». (Georgi Dimitrov; Informe en el Vº Congreso del Partido Obrero (Comunista) Búlgaro, del 25 de diciembre de 1948)
Los atentados del GRAPO de su época de mayor decadencia en los 80, eran justificados con la excusa de que al menos se mantenía una «resistencia», despreciando en cada ocasión a todo grupo que hiciera un trabajo de masas y no se dedicase al terrorismo vulgar.
¿Pero es que desde cuando esa excusa ha sido justificable entre los marxistas? Jamás lo ha sido, no es cierto aquello de que «cualquier acto de resistencia contribuye a la causa»:
2) Como hemos comprobado el asesinar a unos cuantos políticos y representantes de los cuerpos de seguridad no supone un cambio de sistema político-económico capitalista ni precipita el derrumbe del mismo. El mero hecho de cometer un asesinato, sin la participación directa de las masas, y sin medir el estado de ánimo político general, convierte dicho acto en una acción antimarxista y aventurera por sí misma, como se ha visto no causa tampoco la organización sino la dispersión de los trabajadores. Estas bandas por su metodología espontaneista y desesperada, tarde o temprano sus atentados acaban afectando también a trabajadores inocentes:
«Un paquete de madera que contenía 250 gramos de «goma-2», según fuentes policiales, explotó esta mañana en el diario «El País», hiriendo gravemente a tres trabajadores del periódico, que se encontraban clasificando el correo en una pequeña habitación de la cuarta planta del edificio, situado en la calle Miguel Yuste, de Madrid. (…) Los tres heridos son el citado jefe de servicios y los botones Andrés Fraguas Hernández y Carlos Barranco Armenteros, Juan Antonio Sampedro ha sufrido la amputación de la mano izquierda y heridas graves en la derecha, así como el paquete intestinal fuera. Su pronóstico es gravísimo, y a las once de la mañana estaba siendo intervenido en el hospital Francisco Franco. Andrés Fraguas sufre heridas en el cuello y tórax y su estado es muy grave. Carlos Barranco sufre heridas leves en el rostro, y a la hora de cerrar esta información se encontraba en observación». (Diario 16; Estalla un paquete bomba en el diario El País, 30 de octubre de 1978)
En una de las últimas acciones del GRAPO en 1993, no sólo afectó a los llamados guardias de seguridad de la empresa, sino también el trabajador del almacén:
«Dos de los terroristas de los GRAPO más buscados por la policía –Isabel Santamaría del Pino y Pedro Luis Cuadrado Delabat–, y un tercero no identificado, murieron ayer destrozados en Zaragoza al explotarles la bomba que acababan de adosar a un furgón de la empresa Prosegur que recogía la recaudación de unos almacenes. La carga explosiva, colocada en los bajos del vehículo blindado, estalló en dos tiempos, a las 9:55 de la noche, según confirmó pasadas las 2.30 de esta madrugada el Gobierno Civil. En el intento de atraco perdió también la vida Manuel Escuder Gimeno, vigilante de Prosegur. La explosión del artefacto también produjo heridas a cuatro personas: José A. Gracia, empleado de los almacenes Galerías Primero, que recibió metralla en el tobillo; José Gascón Benedicto, vigilante jurado de Prosegur, ingresado en el quirófano con heridas en una pierna; Ángel Carnero Cruz, dado de alta, e Ignacio Hernández Ruiz, de 29 años, vigilante jurado de la empresa, en estado muy grave con metralla en el cráneo y pérdida de masa encefálica». (El País; Mueren tres grapos cuando atracaban un furgón en Zaragoza, 8 de abril de 1993)
Más casos significativos: en Madrid durante un asalto de los GRAPO a un banco fue abatido el vigilante jurado Santiago Sánchez Mesa en 1977; el administrador de la factoría Vulcano de Vigo Olegario Domingo Collazo Melon fue asesinado en 1979 siendo confundido con un policía porque conducía un coche de un antiguo policía; al joven de dieciocho años Antonio Civico Mendoza le alcanzó una bala de los GRAPO en Sevilla cuando pasaba por un tiroteo con la policía en 1979; durante el año 2000 en otro asalto a un furgón en Vigo, según el testigo superviviente, los GRAPO tras hacer explotar una bombas cerca del furgón y salir conmocionados dos de sus compañeros de Prosegur, Gonzalo Torres Lage y Jesús Sobral Otero, murieron tiroteados sin piedad. Este tipo de muertes suelen justificarlas con que son «consecuencias inevitables de la lucha», y listo, no se sopesan si eran muertes que ayuden a la cusa o si eran necesarias para cumplir con el objetivo.
Por último una anotación más para demostrar que estos tipos viven fuera de toda realidad objetiva. Sobre los GRAPO debe de ser clarificada otra cuestión de sus asesinatos, como el del médico internista José Ramón Muñoz Fernández en 1990. El Dr. Muñoz fue uno de los encargados de proporcionar alimentación forzosa a los GRAPO Olegario Sánchez Corrales y Francisco Cela Seoane por mandato del Tribunal Constitucional.
Aclaremos que la alimentación forzosa es un procedimiento médico indoloro muy utilizado, reglado, y aceptado internacionalmente, en caso de pacientes –incluido niños– que sufren desordenes alimenticios que ponen en riesgo la vida, el tratamiento se realiza por vía endovenosa o por sonda nasogástrica, en casos muy graves se utiliza ambas vías, y en caso de que el paciente se niegue a ser alimentado por estos métodos pues se les inmoviliza para que la terapia sea exitosa contando con el consentimiento del tutor legal –en nuestro caso es el Estado al tratarse de pacientes recluidos– o del familiar más cercano. En el caso de las huelgas de hambre, el procedimiento se impone en el momento que se estima que la vida del huelguista está en riesgo que normalmente corresponde cuando se estima aparecen lesiones gástricas.
Este procedimiento realizado por el Dr. Muñoz ha sido publicitado por el entorno del PCE (r)/GRAPO como un caso de tortura para justificar el asesinato del médico lo que redunda en una vulgar falacia y en la simple justificación del asesinato de un trabajador sanitario que se limitaba a hacer su trabajo: «preservar la vida de su paciente a cualquier coste». Como hecho anecdótico relacionado, recientemente desde Bitácora (M-L) abordamos este caso con simpatizantes del PCE (r)/GRAPO, y les sugerimos que nos hicieran una comparación entre la alimentación forzada comentada y la alimentación forzada que el revisionismo cubano –que apoyan– dio al derechista Guillermo Fariñas más allá de las motivaciones ideológicas de cada uno, y que dijesen si consideraban que el gobierno castrista también hace uso de la tortura por usar el mismo procedimiento: la respuesta que se hizo esperar no pudo ser más contradictoria, concluyeron que el primer caso era tortura y el segundo no. Lo que indica el subjetivismo extremo a la hora de analizar temas concretos y análogos
3) Como se ha dicho, muchos de los grupos aventureros que no sopesan bien cuando se debe realizar un tipo de acción determinada, justifican el realizar constantemente las mismas acciones al amparo de la misma metodología con la cantinela de que «los bolcheviques también hacían X». Creen que con utilizar un argumento de autoridad están libres de toda crítica, creen que por repetir esto como papagayos están libres de las consecuencias nefastas de sus actos; pero hacer esto como hacen ellos no deja de ser una anunciación doctrinarista y mecánica de un hecho en un momento concreto que puede tener sentido, pero pretender erigirlo como ley general como hacen ellos es un error típico de personas cortas de miras. Sabemos que mientras los marxistas sopesan todas las formas de lucha dependiendo del contexto histórico, el estado de ánimo y de diversos factores que influyen a la hora de elegir una táctica u otra, las bandas semianarquistas en cambio siempre recurren a la misma metodología y la mantienen en cualquier contexto, por ejemplo: hacen uso del terrorismo y de los robos como principal arma de lucha.
Una de sus acciones predominantes como es bien conocido es la de «cobrar el impuesto revolucionario», lo que en términos anarquistas se popularizó como «expropiar a los expropiadores»:
«Los miembros de un comando de los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (GRAPO) exigieron personalmente a un notario coruñés, en su propia casa, que les entregase un cheque por valor de un millón de pesetas, que cobraron a continuación en un banco. El hecho, todavía no reconocido por fuentes oficiales, fue confirmado por el presidente del Colegio Oficial de Notarios de La Coruña. La autoría de la extorsión se atribuye a Laureano Ortega Ortega y Encarnación León Lara, militantes de los GRAPO que habían sido señalados como dos de los tres asaltantes del domicilio de Claudio San Martín, el ex director de Caixa Galicia asesinado el mes pasado». (El País; Los GRAPO cobran un millón de «impuesto revolucionario» en casa de un notario coruñés, 13 de junio de 1988)
¡Esto es presentado en sus medios como una de sus mayores gestas!:
«El 5 de septiembre tres comandos de los GRAPO lanzaron una ofensiva para obligar a los explotadores a pagar el impuesto revolucionario. En Madrid un empresario que se había negado a pagar murió tiroteado; en Sevilla, otro comando de los GRAPO ejecutó a Padura, conocido explotador y presidente de la patronal; y, finalmente, en la Coruña el responsable de la radiodifusión de RNE fue gravemente herido en respuesta a su propaganda contrarrevolucionaria». (Movimiento Político de Resistencia; Breve historia de la lucha armada de los GRAPO, 20 de septiembre de 2012)
«Por qué era Miguelito tan importante? «Él tenía la tecnología para hacer coches bomba a control remoto. Le vendió esta técnica a Pablo Escobar por medio millón de dólares y nos enseñó a montar coches bomba». Sin embargo, Miguelito «también le vendió la tecnología al cártel de Cali», que en su momento pasó de ser un aliado estratégico de Pablo Escobar a ser su mayor enemigo. De hecho, «la bomba que le colocan [en enero de 1986] al edificio Mónaco, donde está la familia de Pablo Escobar, la armó Miguelito en Cali. Y esto le costó la vida: nosotros lo matamos». (El Confidencial; El etarra que enseñó a Pablo Escobar el funcionamiento de un coche bomba, 2 de septiembre de 2016)
Hay que decir que ejercer estas acciones como pretenden continuamente las bandas terroristas sin un ligazón de masas detrás detrás, sin un partido sólido, son insuficientes para cualquier propósito que se tercie, incluyendo el pretexto de mantener económicamente a una organización. Pues si la organización netamente depende para mantenerse de los asaltos y expropiaciones, pero no tiene conexión con las masas, ese dinero volará en menos que canta un gallo, de ahí que se tengan que dedicar a negocios más sucios todavía como el de la droga o el trágico propio de armas.
4) Por supuesto las figuras que se opongan a toda esta metodología de actuar no solo son calumniados como reformistas por estas bandas anarquizadas, sino que son amenazados de muerte, e incluso son blanco de su furia. Del mismo modo que los refinados socialdemócratas que se presentan como los mayores pacifistas luego por detrás traman complots y atentados violentos contra los que denuncian su política traicionera. Casos de estos hay bastantes.
En España fueron famosos los años del siglo XIX y principios del XX en que los anarquistas creían que la lucha contra los sindicatos y jefes de la patronal estaba ligada al pistolerismo, que los pleitos y divergencias tácticas con otras organizaciones sindicalistas debían resolverse a cuchilladas y que la lucha contra el capital y el gobierno era a base de bombas contra los carruajes de los ministros. En aquel tiempo hubo algunas figuras revolucionarias que fueron testigos de los trágicos resultados para el movimiento obrero de esta táctica, e incluso algunos sufrieron los atentados anarquistas en sus carnes, pero eso no les impidió analizar lo que veían y denunciar estas tácticas absurdas para la clase obrera. Sobre todo durante la Guerra Civil tanto anarquistas como trotskistas se hicieron grandes representantes de esta tendencia, asilándose más y más de las masas, sobre todo al atentar contra dirigentes del propio bando antifascista. Recordemos casos icónicos como el de Roldán Cortada; miembro del PSUC asesinado por trotskistas el 25 de abril de 1947 o el de Antoni Sesé; miembro del PSUC y de UGT, que el 5 de mayo de 1937 recién nombrado consejero de la Generalitat fue asesinado en un atentado mientras iba a tomar posesión de su cargo a manos de trotskistas igualmente.
Como se ha mencionado en innumerables ocasiones, la mayoría de este tipo de grupos, creían que por existir un régimen altamente opresivo ello le daba carta blanca para cometer atentados de dicho carácter, esto fue una característica en muchísimos grupos voluntaristas:
«Los posteriores movimientos guevaristas tendrían sus características específicas pero sin desligarse de lo fundamental de Guevara. Debido a sus influencias filosóficos no analizarían correctamente el carácter político-económico de un régimen político-económico, lo que tuvo sus consecuencias directas en confundir regímenes revisionistas con socialistas, a veces sabiendo de sus desviaciones pero apoyándolo bajo la teoría del mal menor, o confundir un régimen democrático-burgués con uno fascista por el mero hecho de reprimir a revolucionarios, una vieja desviación infantil no común a los marxista-leninistas sino a los anarquistas, thälmannianos, y trotskistas y otros antimarxistas. La imposibilidad de acertar a analizar el carácter de un régimen llevó a que el guevarismo plantease programas irreales. Junto a sus desviaciones que despreciaban las condiciones objetivas de la revolución, el rol del partido, el aprovechamiento de las libertades legales para preparar la revolución, llevaron a una línea política no acorde a la realidad, ficticia. Con ello acaba cayendo en consecuencia en posiciones voluntaristas, de franco aventurerismo y terrorismo. Algunos para adaptar el guevarismo a su zona crearían el concepto de guerrilla urbana y operarían por su carácter intelectual y pequeño burgués urbano en la ciudad. Los guevaristas tuvieron un claro apego al terrorismo sin conexión con las masas como respuesta al carácter represivo del régimen y a la incapacidad de ganarse a las masas trabajadoras. En la mayoría de las agrupaciones guevaristas o filoguevaristas no existía un partido que dirigiera a estas guerrillas, algunos decían que estaban pensando en la creación del partido comunista, o en el mejor de los casos si existían estos partidos pero no tenían ninguna influencia real sobre sus brazos armados: siendo estos autónomos o mandandando estos sobre el partido; pero como decíamos, lo normal en estas organizaciones era que las «guerrillas» dirigieran la política del resto de organizaciones con las que estaban conectadas, incluyendo organizaciones de masas y partidos que eran militantes de estas organizaciones armadas o simplemente simpatizantes de ellas. Estas organizaciones acabaron siendo liquidadas por los respectivos gobiernos por su incapacidades de realizar un programa atractivo acorde a las necesidades del momento –cuando algunos no tenían ni objetivos políticos claros o reales– y algunos de ellos acabaron integrándose en la democracia burguesa sin rechistar». (Equipo de Bitácora (M-L); ¿Por qué no puede considerarse al «Che» Guevara como marxista-leninista? He aquí las razones, 14 de marzo de 2017)
Lo cierto es que los comunistas refutaron estas ideas entre los izquierdistas de algunos partidos comunistas desde los albores de la creación de la III Internacional de 1919, cuando algunos se atrevieron a traer esas ideas a la palestra e incluso a cometer tales actos. Esto fue el caso de los comunistas en Bulgaria por ejemplo, durante los duros años de la clandestinidad en plena dictadura fascista:
«En algunas secciones de la Komintern –Bulgaria, Polonia– recientemente ha surgido el peligro de una desviación terrorista. Debido al régimen establecido por el verdugo Tsankov, los trabajadores búlgaros se han visto atraídos por un cierto entusiasmo por las formas de defensa terrorista, como se ve por ejemplo en la explosión de la Catedral de Sofía, aunque el Comité Central del Partido Comunista Búlgaro salió en contra de los actos individuales de terrorismo. En Polonia también se observa una tendencia terrorista pasajera. La Komintern rechaza decididamente el terrorismo individual. Al rechazar este método de lucha, es guiado exclusivamente por los principios de la conveniencia revolucionaria. Esto no tiene nada en común con la actitud pequeñoburguesa hacia el uso revolucionario de la fuerza. Todos los proletarios con conciencia de clase saben que sin el uso del terror revolucionario la burguesía no puede ser derrocada, pero esa es precisamente la razón los comunistas rechazan el empleo del terror individual, ya que los actos individuales que intentan tomar el lugar de la lucha de masas solo puede desmoralizar nuestro movimiento, dividir nuestras fuerzas y disminuir nuestro poder de ataque». (Komintern; Extractos de las tesis sobre las cuestiones actuales del movimiento comunista internacional; Aprobadas por el VIº Pleno del Comité Ejecutivo de la Komintern, 1926)
Georgi Dimitrov que fue junto a Vasil Kolarov uno de los líderes que se opusieron a esta tendencia aventurera-terrorista, relataría así las consecuencias que comportaban este tipo de actos:
«La dictadura fascista impidió seriamente el trabajo legal de masas del partido. Al mismo tiempo, las perspectivas de una nueva lucha armada indujeron al partido a prestar especial atención a la formación militar de las masas. En esta situación, y estimulado por el terror blanco del gobierno fascista, surgió el peligro de una desviación ultraizquierdista dentro del partido, y en particular dentro de su organización militar que, en respuesta al terror del gobierno, organizaron sus propias agrupaciones y actuaban cometiendo actos terroristas. Mientras tanto, a finales de 1924 y principios de 1925, marcó un cambio en la situación general. La posición internacional y nacional del fascismo se fortaleció temporalmente como consecuencia de la estabilización temporal y parcial del capitalismo en Europa. No existía posibilidad de un nuevo levantamiento armado. En marzo de 1925, los representantes del partido en el extranjero volvieron a evaluar la posición del país a nivel nacional e internacional y propusieron suspender la línea del partido de la insurrección armada. En su lugar, recomendaron un curso de creación de las organizaciones de masas y de la intensificación de la lucha de masas de los obreros y campesinos para la satisfacción de sus necesidades vitales. Esta nueva política pretende evitar el peligro inminente de una desviación ultraizquierdista, que habría sido fatal para el partido y el movimiento revolucionario. La dirección ejecutiva del partido en el interior del país, sin embargo, se mostró incapaz de hacer frente a la desviación ultraizquierdista, de suspender en el tiempo la política de la insurrección armada y proceder a la reorganización de la actividad del partido de conformidad con las nuevas condiciones. (...) El gobierno fascista continuó su curso terrorista con mayor ferocidad. Aprovechando las acciones desesperadas de los líderes de la organización militar del partido, que culminó en el atentado en la Catedral de Sveta-Nedelyaa del 16 de abril de 1925, lo que se tradujo en el comienzo de una masacre masiva de activistas comunistas, tanto obreros como campesinos». (Georgi Dimitrov; Informe en el Vº Congreso del Partido Obrero (Comunista) Búlgaro, del 25 de diciembre de 1948)
Los atentados del GRAPO de su época de mayor decadencia en los 80, eran justificados con la excusa de que al menos se mantenía una «resistencia», despreciando en cada ocasión a todo grupo que hiciera un trabajo de masas y no se dedicase al terrorismo vulgar.
¿Pero es que desde cuando esa excusa ha sido justificable entre los marxistas? Jamás lo ha sido, no es cierto aquello de que «cualquier acto de resistencia contribuye a la causa»:
«¿Cualquier tipo de «resistencia» al imperialismo alemán ayuda a la revolución alemana? Cualquiera que se preocupe por pensar un poco, o recordar siquiera la historia del movimiento revolucionario en Rusia, comprenderá fácilmente que sólo una adecuada resistencia a la reacción ayuda a la revolución. Durante medio siglo del movimiento revolucionario en Rusia hemos presenciado y conocido innumerables ejemplos de inadecuada resistencia a la reacción. Nosotros, los marxistas, nos hemos enorgullecido siempre de saber determinar, por medio de un riguroso análisis de la fuerza de las masas y las relaciones de clases, si tal o cual forma de lucha es adecuada. Hemos dicho que una insurrección no siempre es adecuada; si no existen entre las masas las necesarias condiciones previas, es una aventura. A menudo hemos condenado las formas más heroicas de resistencia individual, como inadecuadas y perjudiciales desde el punto de vista de la revolución». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; La fraseología revolucionaria, 1918)
Los GRAPO jamás aprendieron estas lecciones sobre la lucha armada: siguieron cometiendo este tipo de actos desde 1975 hasta 2006 aproximadamente, siempre de modo conspirativo sin participación de las masas ni tomando el pulso a su estado de ánimo, lo que indica que para ellos cualquier momento era bueno para llevar a cabo estas acciones fuesen cuales fuesen las condiciones y contasen con la fuerza y el apoyo que contasen. Aunque pueda no parecer cierto, ha de subrayarse el papel que cumplía su propaganda entre sus pocos allegados para poder proseguir esta idea de que «se estaba haciendo la revolución». Ello es algo fundamental sobre todo en momentos de flaqueo de estas organizaciones. Recordemos además, que el ambiente sectario hace que el que pretenda dudar de la línea sea tachado de traidor e incluso sea amenazado de muerte, por tanto la coacción también debe ser tomada en cuenta a la hora de analizar el porqué de la continuación de una línea evidentemente fracasada y aislacionista.
2) Como hemos comprobado el asesinar a unos cuantos políticos y representantes de los cuerpos de seguridad no supone un cambio de sistema político-económico capitalista ni precipita el derrumbe del mismo. El mero hecho de cometer un asesinato, sin la participación directa de las masas, y sin medir el estado de ánimo político general, convierte dicho acto en una acción antimarxista y aventurera por sí misma, como se ha visto no causa tampoco la organización sino la dispersión de los trabajadores. Estas bandas por su metodología espontaneista y desesperada, tarde o temprano sus atentados acaban afectando también a trabajadores inocentes:
«Un paquete de madera que contenía 250 gramos de «goma-2», según fuentes policiales, explotó esta mañana en el diario «El País», hiriendo gravemente a tres trabajadores del periódico, que se encontraban clasificando el correo en una pequeña habitación de la cuarta planta del edificio, situado en la calle Miguel Yuste, de Madrid. (…) Los tres heridos son el citado jefe de servicios y los botones Andrés Fraguas Hernández y Carlos Barranco Armenteros, Juan Antonio Sampedro ha sufrido la amputación de la mano izquierda y heridas graves en la derecha, así como el paquete intestinal fuera. Su pronóstico es gravísimo, y a las once de la mañana estaba siendo intervenido en el hospital Francisco Franco. Andrés Fraguas sufre heridas en el cuello y tórax y su estado es muy grave. Carlos Barranco sufre heridas leves en el rostro, y a la hora de cerrar esta información se encontraba en observación». (Diario 16; Estalla un paquete bomba en el diario El País, 30 de octubre de 1978)
En una de las últimas acciones del GRAPO en 1993, no sólo afectó a los llamados guardias de seguridad de la empresa, sino también el trabajador del almacén:
«Dos de los terroristas de los GRAPO más buscados por la policía –Isabel Santamaría del Pino y Pedro Luis Cuadrado Delabat–, y un tercero no identificado, murieron ayer destrozados en Zaragoza al explotarles la bomba que acababan de adosar a un furgón de la empresa Prosegur que recogía la recaudación de unos almacenes. La carga explosiva, colocada en los bajos del vehículo blindado, estalló en dos tiempos, a las 9:55 de la noche, según confirmó pasadas las 2.30 de esta madrugada el Gobierno Civil. En el intento de atraco perdió también la vida Manuel Escuder Gimeno, vigilante de Prosegur. La explosión del artefacto también produjo heridas a cuatro personas: José A. Gracia, empleado de los almacenes Galerías Primero, que recibió metralla en el tobillo; José Gascón Benedicto, vigilante jurado de Prosegur, ingresado en el quirófano con heridas en una pierna; Ángel Carnero Cruz, dado de alta, e Ignacio Hernández Ruiz, de 29 años, vigilante jurado de la empresa, en estado muy grave con metralla en el cráneo y pérdida de masa encefálica». (El País; Mueren tres grapos cuando atracaban un furgón en Zaragoza, 8 de abril de 1993)
Más casos significativos: en Madrid durante un asalto de los GRAPO a un banco fue abatido el vigilante jurado Santiago Sánchez Mesa en 1977; el administrador de la factoría Vulcano de Vigo Olegario Domingo Collazo Melon fue asesinado en 1979 siendo confundido con un policía porque conducía un coche de un antiguo policía; al joven de dieciocho años Antonio Civico Mendoza le alcanzó una bala de los GRAPO en Sevilla cuando pasaba por un tiroteo con la policía en 1979; durante el año 2000 en otro asalto a un furgón en Vigo, según el testigo superviviente, los GRAPO tras hacer explotar una bombas cerca del furgón y salir conmocionados dos de sus compañeros de Prosegur, Gonzalo Torres Lage y Jesús Sobral Otero, murieron tiroteados sin piedad. Este tipo de muertes suelen justificarlas con que son «consecuencias inevitables de la lucha», y listo, no se sopesan si eran muertes que ayuden a la cusa o si eran necesarias para cumplir con el objetivo.
Por último una anotación más para demostrar que estos tipos viven fuera de toda realidad objetiva. Sobre los GRAPO debe de ser clarificada otra cuestión de sus asesinatos, como el del médico internista José Ramón Muñoz Fernández en 1990. El Dr. Muñoz fue uno de los encargados de proporcionar alimentación forzosa a los GRAPO Olegario Sánchez Corrales y Francisco Cela Seoane por mandato del Tribunal Constitucional.
Aclaremos que la alimentación forzosa es un procedimiento médico indoloro muy utilizado, reglado, y aceptado internacionalmente, en caso de pacientes –incluido niños– que sufren desordenes alimenticios que ponen en riesgo la vida, el tratamiento se realiza por vía endovenosa o por sonda nasogástrica, en casos muy graves se utiliza ambas vías, y en caso de que el paciente se niegue a ser alimentado por estos métodos pues se les inmoviliza para que la terapia sea exitosa contando con el consentimiento del tutor legal –en nuestro caso es el Estado al tratarse de pacientes recluidos– o del familiar más cercano. En el caso de las huelgas de hambre, el procedimiento se impone en el momento que se estima que la vida del huelguista está en riesgo que normalmente corresponde cuando se estima aparecen lesiones gástricas.
Este procedimiento realizado por el Dr. Muñoz ha sido publicitado por el entorno del PCE (r)/GRAPO como un caso de tortura para justificar el asesinato del médico lo que redunda en una vulgar falacia y en la simple justificación del asesinato de un trabajador sanitario que se limitaba a hacer su trabajo: «preservar la vida de su paciente a cualquier coste». Como hecho anecdótico relacionado, recientemente desde Bitácora (M-L) abordamos este caso con simpatizantes del PCE (r)/GRAPO, y les sugerimos que nos hicieran una comparación entre la alimentación forzada comentada y la alimentación forzada que el revisionismo cubano –que apoyan– dio al derechista Guillermo Fariñas más allá de las motivaciones ideológicas de cada uno, y que dijesen si consideraban que el gobierno castrista también hace uso de la tortura por usar el mismo procedimiento: la respuesta que se hizo esperar no pudo ser más contradictoria, concluyeron que el primer caso era tortura y el segundo no. Lo que indica el subjetivismo extremo a la hora de analizar temas concretos y análogos
3) Como se ha dicho, muchos de los grupos aventureros que no sopesan bien cuando se debe realizar un tipo de acción determinada, justifican el realizar constantemente las mismas acciones al amparo de la misma metodología con la cantinela de que «los bolcheviques también hacían X». Creen que con utilizar un argumento de autoridad están libres de toda crítica, creen que por repetir esto como papagayos están libres de las consecuencias nefastas de sus actos; pero hacer esto como hacen ellos no deja de ser una anunciación doctrinarista y mecánica de un hecho en un momento concreto que puede tener sentido, pero pretender erigirlo como ley general como hacen ellos es un error típico de personas cortas de miras. Sabemos que mientras los marxistas sopesan todas las formas de lucha dependiendo del contexto histórico, el estado de ánimo y de diversos factores que influyen a la hora de elegir una táctica u otra, las bandas semianarquistas en cambio siempre recurren a la misma metodología y la mantienen en cualquier contexto, por ejemplo: hacen uso del terrorismo y de los robos como principal arma de lucha.
Una de sus acciones predominantes como es bien conocido es la de «cobrar el impuesto revolucionario», lo que en términos anarquistas se popularizó como «expropiar a los expropiadores»:
«Los miembros de un comando de los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (GRAPO) exigieron personalmente a un notario coruñés, en su propia casa, que les entregase un cheque por valor de un millón de pesetas, que cobraron a continuación en un banco. El hecho, todavía no reconocido por fuentes oficiales, fue confirmado por el presidente del Colegio Oficial de Notarios de La Coruña. La autoría de la extorsión se atribuye a Laureano Ortega Ortega y Encarnación León Lara, militantes de los GRAPO que habían sido señalados como dos de los tres asaltantes del domicilio de Claudio San Martín, el ex director de Caixa Galicia asesinado el mes pasado». (El País; Los GRAPO cobran un millón de «impuesto revolucionario» en casa de un notario coruñés, 13 de junio de 1988)
¡Esto es presentado en sus medios como una de sus mayores gestas!:
«El 5 de septiembre tres comandos de los GRAPO lanzaron una ofensiva para obligar a los explotadores a pagar el impuesto revolucionario. En Madrid un empresario que se había negado a pagar murió tiroteado; en Sevilla, otro comando de los GRAPO ejecutó a Padura, conocido explotador y presidente de la patronal; y, finalmente, en la Coruña el responsable de la radiodifusión de RNE fue gravemente herido en respuesta a su propaganda contrarrevolucionaria». (Movimiento Político de Resistencia; Breve historia de la lucha armada de los GRAPO, 20 de septiembre de 2012)
Las acciones de expropiaciones pueden ser un complemento necesario en un momento de ascenso revolucionario, preinsurrecional, eso no se puede negar, pero de igual forma ha de decirse, que los grupos que solamente se hacen notar por esas acciones, casos donde nunca pueden probar ni hay más constancia de actividades que esas, ocurre, porque en verdad son grupos que se dedican casi en exclusiva a dichas acciones. Muchos de ellos han intentado cubrir con su propaganda el hecho de que aparte de sus acciones de expropiaciones, secuestros o ejecuciones harían también un presunto trabajo de agitación y propaganda, trabajo en los sindicatos o movimientos vecinales, pero como decimos nunca deja de ser meras enunciaciones propagandísticas para cubrir su actividad principal basada en los secuestros, robos y atentados. Antes se coge a un mentiroso que a un cojo, y se acaba viendo que efectivamente no realizan trabajo de masas, porque las masas desconocen de su existencia más allá de dichas acciones.
Y no por casualidad los grupos pseudomarxistas dan mucha importancia a las acciones que los bolcheviques dieron a estos actos, las erigen como decíamos, como las acciones más importantes para preparar la revolución. Sobre todo sacan a relucir el Atraco al banco de Tiflis de 1907. Habría que preguntarse porque la famosa «acción» de 1907 no es reivindicada por el propio Partido Bolchevique en sus escritos oficiales como por ejemplo «Historia del Partido Comunista (Bolchevique) de la URSS» de 1939 ni sale en las Obras Escogidas de Stalin sobre 1907, ni hay referencia directa en las obras de Lenin sobre dicha acción. Recordemos además que aparte del elevado saldo de fallecidos y de heridos, gran parte del botín no pudo ser utilizado por diversas razones, por lo que dicha acción por mucho que se pretenda lo contrario, no fue un éxito ni mucho menos, y las principales cabezas del bolchevismo se distanciaron de tal acción.
La única referencia sobre actos de similar calado es en pleno auge preinsurrecional donde Lenin cita el caso de los letones donde parte del dinero era en base a expropiaciones para la financiación del partido –unos 5.800 rublos de los casi 50.000 del partido lo que no hace ni la mitad de las cuentas–. Si estos ilustrados de la historia del bolchevismo hubiesen leído las resoluciones de los congresos entre 1903-1907 quizás entenderían esta crítica. O si hubiesen leído las principales críticas al anarquismo ruso de parte de los rusos sabrían que una de ellas estaba enfocada a centrar la actividad en la «expropiación de los expropiadores».
¿Qué decían los propios bolcheviques de los anarquistas y de los grupos seminarquistas que se vestían de marxistas que cometían estas acciones? Hablando de la revolución de 1905, anotaban:
«Los métodos revolucionarios de lucha, como las huelgas masivas y el levantamiento armado, fueron extensamente utilizados en Rusia, no bajo la influencia y liderazgo de los anarquistas, sino bajo el partido bolchevique. En la insurrección de Moscú de diciembre de 1905 –la más importante en Rusia hasta la revolución de 1917– no hubo una sola escuadra de lucha anarquista, mientras los bolcheviques incluso secciones de obreros mencheviques lucharon en las barricadas. Los métodos favoritos elegidos por los anarquistas en 1906-07 fueron el terror individual y las expropiaciones; pero éstos métodos demostraban su debilidad, y no la fortaleza del movimiento anarquista. Ello degeneró en puro bandidaje, el cual no tiene nada en común con los objetivos de la revolución. (...) Por supuesto, era más fácil atacar a pequeños tenderos, o robar apartamentos privados, que ponerse a organizar la lucha de clases contra la clase terrateniente o capitalista en general; era más fácil atacar a un oficial individual del gobierno zarista que organizar a las masas para derrocar el zarismo. Pero tal actividad no es revolucionaria, ni mucho menos. Esos anarquistas se llamaban así mismo comunistas. (...) Debe anotarse que estos anarquistas no llevaron a cabo sus actividades entre los obreros más organizados y con mayor conciencia de clase, sino entre las ruinas jóvenes de la pequeña burguesía, entre los intelectuales pequeño burgueses, entre el lumpemproletariado, y algunas veces entre verdaderos criminales, para los bandidos eran bastante adecuados en lo que respecta a robos y ataques a casas y tiendas. Para ello no precisaban de principios. (...) Pero las tácticas del terror individual y económico practicadas por los grupos anarquistas y los anarquistas individuales servían a despertar entre una sección de los obreros la falsa esperanza de que los «héroes» anarquistas estaban luchando su batalla, que ellos serían libres de la explotación como resultados de los actos terroristas anarquistas. Estas tácticas relajaron las actividades de las masas, suavizaron su espíritu de masas militante. (...) [En verano de 1906] Los anarquistas asesinaron al director de los trabajos de ingeniería en esa ciudad, aunque ellos no tomaron parte en la huelga que estaba en progreso. Este acto terrorista, como la mayoría de este tipo, solo produjeron resultados negativos». (E. Yaroslavsky; Historia del anarquismo en Rusia, 1941)
¡Que familiares nos suenan estas palabras cuando pensamos en este tipo de bandas tanto por sus métodos como por el origen de clase entre el cual reclutan a sus seguidores para conformar su pandilla de «héroes revolucionarios»!
Por tanto queda claro que estos métodos no son los decisivos para preparar su revolución, y que su exceso es contraproducente. Ya lo dijo Lenin:
«Se dice que la guerra de guerrillas aproxima al proletariado consciente a la categoría de los vagabundos borrachines y degradados. Es cierto. Pero de esto sólo se desprende que el partido del proletariado no puede nunca considerar la guerra de guerrillas como el único, ni siquiera como el principal procedimiento de lucha; que este procedimiento debe estar subordinado a los otros, debe ser proporcionado a los procedimientos esenciales de lucha, ennoblecido por la influencia educadora y organizadora del socialismo. (...) El sector de bolcheviques que las defiende ha puesto las condiciones siguientes para su aprobación: no son toleradas en absoluto las «expropiaciones» de bienes privados; las «expropiaciones» de bienes del Estado no son recomendadas; sólo son toleradas a condición de que se hagan bajo el control del Partido y de que los recursos sean destinados a las necesidades de la insurrección. (...) El mundo de los vagabundos, el «lumpenproletariat» y los grupos anarquistas han adoptado esta forma de lucha como la forma principal y hasta exclusiva de lucha social. (...) Las acciones de guerrillas que revisten la forma de actos terroristas son recomendadas contra los opresores gubernamentales y los elementos activos de las «centurias negras», pero con las condiciones siguientes: 1) tener en cuenta el estado de ánimo de las grandes masas; 2) tomar en consideración las condiciones del movimiento obrero local; 3) preocuparse de no gastar inútilmente las fuerzas del proletariado». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; La guerra de guerrillas, 1906)
Como sabemos de sobra, estas tesis de los bolcheviques fueron configuradas en un momento de efervescencia revolucionaria en todo el país con grandes protestas que demandaban pan, subidas de salarios y en un franco momento insurrecional como fue 1905-06, con una organización de los marxistas, con una buena ligazón entre las masas. En cambio los grupos anarcoides que se hacen eco de estas tácticas como patrón general de acción, no tuvieron en cuenta nada de esto, se lanzaron a tales acciones día tras día, aunque no hubiera condiciones objetivas ni subjetivas para ello, y aunque vieron que los resultados eran nefastos, siguieron conformando parte de su línea general, y pasaron todo bajo la excusa de que era parte de una «resistencia legítima contra el Estado».
Más allá de la propaganda este tipo de bandas semianarquistas, no solo ejercían esas expropiaciones contra grandes empresarios sino también contra la pequeña burguesía del campo y la ciudad.
De nuevo podríamos hacer una analogía con los anarquistas y sus columnas de descontrolados en la Guerra Civil Española durante 1936-39, las cuales bajo la excusa de llevar a término la «revolución social» expropiaron y se enriquecieron a costa de los medianos y pequeños propietarios, dándose conocidos casos incluso de ocultamiento y especulación de alimentos y armas. También Sendero Luminoso ejerció ese llamado «impuesto revolucionario» entre los campesinos, que ya sufrían un gran sangrado impositivo del gobierno. ¿Y por qué no decirlo? Hay que citar como caso ilustrativo a las FARC que se valieron del narcofrático con la excusa de que «si no el gobierno lo haría en nuestra ausencia».
O podríamos fijarnos en el caso de ETA, la cual como sabemos perfectamente llegó a cobrar ese «impuesto revolucionario» para financiarse exigiéndoselo no solo a industriales vascos, sino llegando a extorsionar a pequeños propietarios e intelectuales, sobre todo aquellos que se oponían a apoyar su lucha. Precisamente los jefes de los carteles colombianos de la droga señalaron en varias ocasiones la relación ETA-Cartel Medellín y ETA-Cartel de Calí, en los intercambios de técnicas de coches-bomba a cambio dinero para financiar «la causa»:
Y no por casualidad los grupos pseudomarxistas dan mucha importancia a las acciones que los bolcheviques dieron a estos actos, las erigen como decíamos, como las acciones más importantes para preparar la revolución. Sobre todo sacan a relucir el Atraco al banco de Tiflis de 1907. Habría que preguntarse porque la famosa «acción» de 1907 no es reivindicada por el propio Partido Bolchevique en sus escritos oficiales como por ejemplo «Historia del Partido Comunista (Bolchevique) de la URSS» de 1939 ni sale en las Obras Escogidas de Stalin sobre 1907, ni hay referencia directa en las obras de Lenin sobre dicha acción. Recordemos además que aparte del elevado saldo de fallecidos y de heridos, gran parte del botín no pudo ser utilizado por diversas razones, por lo que dicha acción por mucho que se pretenda lo contrario, no fue un éxito ni mucho menos, y las principales cabezas del bolchevismo se distanciaron de tal acción.
La única referencia sobre actos de similar calado es en pleno auge preinsurrecional donde Lenin cita el caso de los letones donde parte del dinero era en base a expropiaciones para la financiación del partido –unos 5.800 rublos de los casi 50.000 del partido lo que no hace ni la mitad de las cuentas–. Si estos ilustrados de la historia del bolchevismo hubiesen leído las resoluciones de los congresos entre 1903-1907 quizás entenderían esta crítica. O si hubiesen leído las principales críticas al anarquismo ruso de parte de los rusos sabrían que una de ellas estaba enfocada a centrar la actividad en la «expropiación de los expropiadores».
¿Qué decían los propios bolcheviques de los anarquistas y de los grupos seminarquistas que se vestían de marxistas que cometían estas acciones? Hablando de la revolución de 1905, anotaban:
¡Que familiares nos suenan estas palabras cuando pensamos en este tipo de bandas tanto por sus métodos como por el origen de clase entre el cual reclutan a sus seguidores para conformar su pandilla de «héroes revolucionarios»!
Por tanto queda claro que estos métodos no son los decisivos para preparar su revolución, y que su exceso es contraproducente. Ya lo dijo Lenin:
«Se dice que la guerra de guerrillas aproxima al proletariado consciente a la categoría de los vagabundos borrachines y degradados. Es cierto. Pero de esto sólo se desprende que el partido del proletariado no puede nunca considerar la guerra de guerrillas como el único, ni siquiera como el principal procedimiento de lucha; que este procedimiento debe estar subordinado a los otros, debe ser proporcionado a los procedimientos esenciales de lucha, ennoblecido por la influencia educadora y organizadora del socialismo. (...) El sector de bolcheviques que las defiende ha puesto las condiciones siguientes para su aprobación: no son toleradas en absoluto las «expropiaciones» de bienes privados; las «expropiaciones» de bienes del Estado no son recomendadas; sólo son toleradas a condición de que se hagan bajo el control del Partido y de que los recursos sean destinados a las necesidades de la insurrección. (...) El mundo de los vagabundos, el «lumpenproletariat» y los grupos anarquistas han adoptado esta forma de lucha como la forma principal y hasta exclusiva de lucha social. (...) Las acciones de guerrillas que revisten la forma de actos terroristas son recomendadas contra los opresores gubernamentales y los elementos activos de las «centurias negras», pero con las condiciones siguientes: 1) tener en cuenta el estado de ánimo de las grandes masas; 2) tomar en consideración las condiciones del movimiento obrero local; 3) preocuparse de no gastar inútilmente las fuerzas del proletariado». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; La guerra de guerrillas, 1906)
Como sabemos de sobra, estas tesis de los bolcheviques fueron configuradas en un momento de efervescencia revolucionaria en todo el país con grandes protestas que demandaban pan, subidas de salarios y en un franco momento insurrecional como fue 1905-06, con una organización de los marxistas, con una buena ligazón entre las masas. En cambio los grupos anarcoides que se hacen eco de estas tácticas como patrón general de acción, no tuvieron en cuenta nada de esto, se lanzaron a tales acciones día tras día, aunque no hubiera condiciones objetivas ni subjetivas para ello, y aunque vieron que los resultados eran nefastos, siguieron conformando parte de su línea general, y pasaron todo bajo la excusa de que era parte de una «resistencia legítima contra el Estado».
Más allá de la propaganda este tipo de bandas semianarquistas, no solo ejercían esas expropiaciones contra grandes empresarios sino también contra la pequeña burguesía del campo y la ciudad.
De nuevo podríamos hacer una analogía con los anarquistas y sus columnas de descontrolados en la Guerra Civil Española durante 1936-39, las cuales bajo la excusa de llevar a término la «revolución social» expropiaron y se enriquecieron a costa de los medianos y pequeños propietarios, dándose conocidos casos incluso de ocultamiento y especulación de alimentos y armas. También Sendero Luminoso ejerció ese llamado «impuesto revolucionario» entre los campesinos, que ya sufrían un gran sangrado impositivo del gobierno. ¿Y por qué no decirlo? Hay que citar como caso ilustrativo a las FARC que se valieron del narcofrático con la excusa de que «si no el gobierno lo haría en nuestra ausencia».
O podríamos fijarnos en el caso de ETA, la cual como sabemos perfectamente llegó a cobrar ese «impuesto revolucionario» para financiarse exigiéndoselo no solo a industriales vascos, sino llegando a extorsionar a pequeños propietarios e intelectuales, sobre todo aquellos que se oponían a apoyar su lucha. Precisamente los jefes de los carteles colombianos de la droga señalaron en varias ocasiones la relación ETA-Cartel Medellín y ETA-Cartel de Calí, en los intercambios de técnicas de coches-bomba a cambio dinero para financiar «la causa»:
Hay que decir que ejercer estas acciones como pretenden continuamente las bandas terroristas sin un ligazón de masas detrás detrás, sin un partido sólido, son insuficientes para cualquier propósito que se tercie, incluyendo el pretexto de mantener económicamente a una organización. Pues si la organización netamente depende para mantenerse de los asaltos y expropiaciones, pero no tiene conexión con las masas, ese dinero volará en menos que canta un gallo, de ahí que se tengan que dedicar a negocios más sucios todavía como el de la droga o el trágico propio de armas.
4) Por supuesto las figuras que se opongan a toda esta metodología de actuar no solo son calumniados como reformistas por estas bandas anarquizadas, sino que son amenazados de muerte, e incluso son blanco de su furia. Del mismo modo que los refinados socialdemócratas que se presentan como los mayores pacifistas luego por detrás traman complots y atentados violentos contra los que denuncian su política traicionera. Casos de estos hay bastantes.
En España fueron famosos los años del siglo XIX y principios del XX en que los anarquistas creían que la lucha contra los sindicatos y jefes de la patronal estaba ligada al pistolerismo, que los pleitos y divergencias tácticas con otras organizaciones sindicalistas debían resolverse a cuchilladas y que la lucha contra el capital y el gobierno era a base de bombas contra los carruajes de los ministros. En aquel tiempo hubo algunas figuras revolucionarias que fueron testigos de los trágicos resultados para el movimiento obrero de esta táctica, e incluso algunos sufrieron los atentados anarquistas en sus carnes, pero eso no les impidió analizar lo que veían y denunciar estas tácticas absurdas para la clase obrera. Sobre todo durante la Guerra Civil tanto anarquistas como trotskistas se hicieron grandes representantes de esta tendencia, asilándose más y más de las masas, sobre todo al atentar contra dirigentes del propio bando antifascista. Recordemos casos icónicos como el de Roldán Cortada; miembro del PSUC asesinado por trotskistas el 25 de abril de 1947 o el de Antoni Sesé; miembro del PSUC y de UGT, que el 5 de mayo de 1937 recién nombrado consejero de la Generalitat fue asesinado en un atentado mientras iba a tomar posesión de su cargo a manos de trotskistas igualmente.
El marxista-leninista Joan Comorera líder del Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC) incluso fue víctima de varios intentos de asesinato durante su larga carrera política. También poco después, en una época en que el Partido Comunista de España (PCE) totalmente degenerado en manos de Ibárruri-Carrillo tomó la misma vía para acallar sus críticas. El líder catalán en ese momento les recordaría la historia del terrorismo, el cual nunca ha dado grandes frutos a sus autores fuese el objetivo cual fuese:
«Ahora bien, el Buró Político [del PCE] haría bien en calcular más serenamente el camino y el arma que escoge, ya que el terrorismo nunca ha dado buen resultado a las organizaciones que lo han empleado. Haría bien en recordar la experiencia del partido social-revolucionario ruso y del provocador Azef, jefe de su organización de combate y al mismo tiempo agente de la Ojrana. Haría bien en recordar que en nuestro país el anarquismo ha hecho una desastrosa experiencia del terrorismo y que la locura se saldó con pérdidas irreparables en las filas de la CNT. El Buró Político haría bien en grabarse en el cerebro que el terrorismo es el arma de los impotentes, de los desesperados, y a menudo de los cobardes, también por experiencia histórica, de los agentes del enemigo de clase incrustado en los centros dirigentes del proletario revolucionario. El terrorismo se encuentra en las antípodas de la lucha de clases, comienza disfrazado de arcángel y acaba siempre presentándose con la ropa del esbirro que mata por cuenta de quién le paga mejor. El terrorismo es una arma de doble filo mortal que acaba ahogando las fuerzas políticas que caen presas de sus redes y que el pueblo rechaza siempre». (Treball (Comorerista); A todos los militantes comunistas, a toda la clase obrera, a todos los republicanos, hombres y mujeres demócratas y progresistas de los pueblos hispánicos; denunciamos un intento del Buró Político del Partido Comunista de España de asesinar a Joan Comorera, Secretario General del Partido Socialista Unificado de Cataluña, 1953)
Pero lamentablemente las personas de psicología cobarde olvidan rápido esta verdad histórica o la ignoran adrede; de ahí que les veamos constantemente calumniar, lanzar amenazas de muerte, agredir y atentar contra sus detractores creyendo que así acallaran la denuncia de su política contrarrevolucionaria, precisamente mucha de esta gente acabó históricamente siendo ajusticiada por sus crímenes, y otros pese a escapar a la justicia popular, fueron condenados a la postre por el propio movimiento obrero por los resultados de su desastrosa política.
5) Por lo general cuando las bandas armadas en los atentados desesperados de su época más cruenta se llevaban por delante a algún trabajador, algún transeúnte que pasaba por ahí o a familiares sin relación con los actos de su familiar, y cuando sobre todo no cumplían su objetivo principal, algunos solían negar su autoría como ETA en Esukadi, otros asumían la autoria de lo cometido y lamentaban el acto como un «exceso injustificable» como reconocía el ERP en Argentina, pero lejos de hacerles reflexionar estos actos, seguían con ese tipo de metodología a la hora de actuar. El GRAPO ni siquiera tuvo la decencia de reconocer estos «errores de cálculo».
5) Por lo general cuando las bandas armadas en los atentados desesperados de su época más cruenta se llevaban por delante a algún trabajador, algún transeúnte que pasaba por ahí o a familiares sin relación con los actos de su familiar, y cuando sobre todo no cumplían su objetivo principal, algunos solían negar su autoría como ETA en Esukadi, otros asumían la autoria de lo cometido y lamentaban el acto como un «exceso injustificable» como reconocía el ERP en Argentina, pero lejos de hacerles reflexionar estos actos, seguían con ese tipo de metodología a la hora de actuar. El GRAPO ni siquiera tuvo la decencia de reconocer estos «errores de cálculo».
Famoso fue el caso de la bomba en 1979 a la cafetería California 47 de Madrid, que dejó un saldo de nueve personas fallecidas y unos 61 heridos. El objetivo presuntamente había sido seleccionado por la afluente presencia de miembros del partido fascista Fuerza Nueva (FN), pero ante el resultado del atentado sin ningún fallecido de dicha fuerza y siendo todos civiles. El PCE (r) negó en sus medios la autoría de los GRAPO, aunque diciendo que «no se puede condenar la acción» y «que apoyaban dicha acción» lo que demostraba su repudiable psicología:
«Gaceta Roja, órgano del PCE (reconstituido), del que los GRAPO son el brazo armado, niega, en su último número, de fecha 1 de junio, que dicha organización terrorista sea autora del atentado contra la cafetería California 47, de Madrid. Sin embargo, dicho órgano manifiesta que el atentado estaba más que justificado. «No se puede condenar», dice Gaceta Roja, «a quienes han llevado a cabo el atentado; al contrario, los apoyamos, pero dejando bien claro que ha sido un acto desesperado, blanquista, más perjudicial que beneficioso». (...) El comentario de Gaceta Roja parece apuntar a que el atentado ha sido cometido por algún grupo cercano a los GRAPO, pero no sometido a su disciplina». (El País; «Gaceta Roja» justifica el atentado de California 47, pero no lo apoya, 7 de junio de 1979)
En días sucesivos se detuvo a varios integrantes del GRAPO. Manuel Parodi Muñoz, confesaría además, que tuvo conocimiento de las intenciones de sus compañeros tratando de disuadir a los dos implicados de no realizar el atentado, y como otros, se sorprendería de que el PCE (r) anunciase en su prensa que los GRAPO no habían sido:
«La Brigada Regional de Información de Madrid, dependiente de la Jefatura Superior de Policía, ha dado por finalizadas las diligencias que venía instruyendo con motivo de las detenciones de Manuel Parodi Muñoz y Antonio, Calvo Ortega y de la muerte de Pedro Tabanera Pérez, en enfrentamiento armado con inspectores de dicha brigada, según una noticia facilitada a «Efe» por el gabinete de prensa de la Jefatura Superior de Policía.
Manuel Parodi Muñoz y Antonio Calvo Ortega se encuentran ya a disposición de la autoridad judicial competente.
La nota, dice que: «Parodi y Tabanera formaban parte del comando del «GRAPO» que había Venido actuando, preferentemente, en Madrid durante los últimos meses. Calvo Ortega pertenece a la «Unión de Juventudes Antifascistas» (UJA), filial del «Partido Comunista de España Reconstituido», PCE (r).
Primera consecuencia que se deduce de las investigaciones es la confirmación, una vez más, de la responsabilidad del «GRAPO», y más concretamente de Alfonso Rodríguez García y María del Carmen López Anguita, que seguían instrucciones de José María Sánchez Casas, en el atentado a la cafetería «California 47» de la calle Goya. Las declaraciones de Parodi corroboran plenamente lo, en su día, fue manifestado por aquellos.
Parodi afirma que tuvo conocimiento, a través de Alfonso y María del Carmen, en una cita celebrada con ambos Por la mañana, del atentado que estos iban a cometer por la tarde en la cafetería. También asegura que les expresó su disgusto por dicha acción, pero ellos rechazaron de plano su sugerencia y el ya no Volvió a insistir en su disconformidad.
Una nueva reunión celebraron los tres –a ella asistió Tabanera– unas dos horas y media después de explosionar el artefacto, en un bar, perfectamente localizado, en las proximidades de la calle Arturo Soria. Aún no se conocían las consecuencias de su criminal acción, y tanto Alfonso como María del Carmen se extendieron explicando los pormenores del caso: el lugar de emplazamiento del artefacto, el hecho de hallarse cerrada en su primer intento la parte baja de la cafetería. En cuanto a Calvo Ortega, dice haberse enterado de la participación del «GRAPO» en el anterior delito a través de Parodi, como así ha confirmado éste. No obstante, con sorpresa para ellos, el PCE (r) había difundido propaganda negando la responsabilidad del «GRAPO». (Mediterráneo; Confirman la responsabilidad del GRAPO en el atentado a «California 47»; Estrecha relación entre este grupo y el PCE (r), 28 de agosto de 1979)
La interrelación de los militantes del PCE (r) y los GRAPO en ese mismo atentado, ya evidenció por aquel entonces la relación que existía entre ambos grupos:
«Un segundo aspecto que ha quedado claro de manera indubitable es la estrecha relación existente entre el «PCE (r)», el «GRAPO», «UJA», «ODEA» (Unión de Estudiantes Antifascistas), «Socorro Rojo», y «Pueblo y Cultura», sobre cuyas íntimas conexiones ya se había informado repetidamente. Una prueba de ello es que Calvo Ortega era el encargado de servir de unión entre el comando del «GRAPO» desarticulado y el «POE (r)». Su arresto, según ya es conocido, se llevó a cabo en un bar de Aluche cuando se estaba entrevistando con Parodi en función del cometido que tenía asignado». (Mediterráneo; Confirman la responsabilidad del GRAPO en el atentado a «California 47»; Estrecha relación entre este grupo y el PCE (r), 28 de agosto de 1979)
Entre otras razones, en el juicio de 1981 se les condenó por el testimonio del camarero que reconoció ver a varios de ellos por la cafetería antes del atentado:
«Según el relato de los hechos que consta en la sentencia por la matanza de nueve personas y que causó heridas a 61 en la cafetería, «José María Sánchez Casas, dirigente de una banda perfectamente estructurada y provisto de armamento, dio orden a uno de sus subordinados, Alfonso Rodríguez García, de que en unión de la compañera de éste, María del Carmen López Anguita, colocaran una bomba de gran potencia en la cafetería California 47 de Madrid, el 26 de mayo de 1979.
La terrorista metió la bomba, envuelta en papel de regalo, en un armario de los servicios, en la planta inferior, y la conectó para que explosionara a las 18:50 horas. «Es de insistir –señaló el fiscal– que la bomba había sido especialmente preparada para un atentado de gran magnitud y excedía, con mucho, el tamaño y potencia de otros artefactos preparados hasta entonces».
A Julián Gómez Nava, camarero de 34 años, que había entrado a trabajar a la una de la tarde y que en ese momento atendía las mesas de la planta baja, la bomba le reventó «por la tripa y por mis partes, me rompió la dentadura, me abrasó las piernas y las manos, me hirió en la clavícula y el riñón, además de dejarme sordo del oído izquierdo. Me dieron por muerto. Estaba casado y tenía dos niñas chiquititas. Ese día –concluye– me destrozaron la vida».
Julián, que desde aquel maldito 26 de mayo no ha podido separarse de los ansiolíticos para poder vivir y, a duras penas dormir, sirvió al asesino. «El que hacía de jefe de la banda, ese tal Sánchez Casas, iba todos los días a comer a California 47 y yo le tomaba la comanda. Le conocía de cliente habitual; venía de los primeros y se sentaba en una mesa para dos. Comía y «adiós», «adiós». No hablaba más. Les reconocí a él y a la chica que puso la bomba. Creo que por eso –explica con miedo y pesadumbre– me amenazaron durante un tiempo». (ABC Córdoba; Las víctimas del GRAPO siempre fuimos de segunda clase, 26 del mayo de 2004)
Esta cobarde estrategia de cometer un atentado y no reconocerlo ha sido la misma que siguió ETA cuando en 1974 tras el brutal atentado en la cafetería Rolando con saldo de 13 muertos y varios heridos. Al no alcanzar los objetivos planteados que era afectar a policías que frecuentaban el local por estar en frente de la sede de la Dirección General de Seguridad (DGS), el atentado derivó en un debate interno sobre si se debía reivindicar o no dicho atentado y las posibles repercusiones en caso de hacerlo; este fue un punto de inflexión en la organización etarra que acabaría en la escisión entre lo que sería ETA militar y ETA político-militar. Tras un mes de tardanza en pronunciarse el Comité Ejecutivo de ETA en un comunicado negó su implicación y achacó el acto a fuerzas de extrema derecha. Pronto se detuvo a la célula etarra en Madrid. Con la amnistía de Suarez en 1977 fueron amnistiados los autores materiales Bernard Oyarzábal Bidegorri y María Lourdes Cristóbal. Las pruebas, pero también los sucesivos atentados de igual calado o de incluso más brutalidad como el atentado en el Puente de Vallecas de 1995 o el Atentado de la T-4 del eropuerto Madrid-Barajas de 2006 no dejó lugar a duda de hasta que punto indiscriminado de atentar estaba dispuesta ETA, empezando a sospecharse entre la izquierda abertzale que el atentado no había sido culpa de otros como en principio se creyó. Años después la misma izquierda abertzale reconoció la autoría de ETA en el acto, entre ellos también miembros del PCE como Irene Falcón y su pareja que colaboraron en el atentado confesaron la autoría etarra. Actualmente los dos etarras culpables materiales del atentado de 1974 viven alejados de la vida política como se ha visto en varios documentales periodísticos.
Hay que anotar que estamos a unos 30 años del atentado de ETA en el supermercado Hipercor en Barcelona cometido el 19 de junio de 1987, con un saldo de 21 fallecidos y 45 heridos.
Lamentablemente todavía hay muchos payasos como Hasél que repiten como seguidores de secta la propaganda de esta banda terrorista: «ETA aviso en una llamada, los dueños o la policía no quisieron desalojar el supermercado».
La cuestión no es si el dueño, el gerente o los cuerpos de seguridad del Estado deciden o no desalojar un lugar amenazado de bomba: sino a que demente o a que comando de desequilibrados se les ocurre colocar una bomba en un supermercado. Esto es lo más importante de todo esto.
Solo a ETA, RAF, FARC, Sendero Luminoso y otras bandas terroristas similares se les ocurre que bombas en discotecas, periódicos, cadenas de televisión, cafeterías, etc. «ayudan a la causa». Como dijo Lenin esos métodos reflejan la desesperación del viejo intelectual pequeño burgués ante su incapacidad de organizar y granjearse la confianza de los trabajadores.
El etarra Manuel Soares Gamboa comentó: «En el año 86 nos impusimos la consigna de hacer lo que fuera, pero hacer algo. Había que perpetrar el mayor número de atentados». Y es que en ETA lo que primaba en estos aventureros y anarcoides era aquella famosa frase de Cherokee: «Hay que poner muertos sobre la mesa». Como si por ello el gobierno les fuese a conceder algo o se fuese a solventar la falta de conexión y rechazo que sufrían de la gente trabajadora de a pie.
Pensar que algunos etarras se autodenominaban marxistas ha sido una de las cosas más vergonzosas que se ha podido ver durante las últimas décadas, cuando han sido el ejemplo de antimarxismo y antileninismo de manual, con sus dosis pronunciadas de terrorismo y nacionalismo.
Podemos seguir indagando en analogías entre los grupos maoístas y de tendencia terrorista y esto no sería ninguna comparativa mecánica, sino la confirmación sucesiva de que esta forma de actuar se repite una y otra vez en las organizaciones que comparten ciertos rasgos como el aventurerismo o el terrorismo. Se comprueba especialmente la cobardía que tienen a la hora de cometer las acciones que a la postre se demuestran como contraproducentes para la causa revolucionaria. Hablamos de Sendero Luminoso (SL), que tras su periodo de violencia extrema ha pasado a basar toda su estrategia en una «lucha» por la «amnistía de civiles, policías y militares» y la búsqueda de una «reconciliación nacional» como llevan escribiendo su líder desde 1993, aunque algunos de sus seguidores todavía no quieran creerselo. Para ello su máximo líder Abimael Guzmán Reynoso alias «Presidente Gonzalo», que en realidad nunca ha sido más «presidente» que de su secta, ha reconocido finalmente en los diversos juicios que algunos atentados como la acción de Tarata el coche-bomba que causó 25 muertos y 200 heridos fue «un monstruoso error», pero a su vez su estrategia ha sido en estas últimas ocasiones negar que la orden fuese emitida desde la dirección del partido pese a la cantidad de exsenderistas que lo reconocieron. Esa estrategia se ha seguido fielmente desde los viejos senderistas para intentar eludir la responsabilidad directa en las famosas masacres de la banda, así por ejemplo vimos, que en la última obra de propaganda de los senderistas basada según su introducción en la «selección, compilación de los textos y manuscritos biográficos para el megaproceso a Abimael Guzmán y otros», éste dice por ejemplo sobre la matanza de Lucanamarca donde se ejecutó a 83 campesinos, que el máximo organismo de Sendero Luminoso no fue quién ordenó la acción:
Hay que anotar que estamos a unos 30 años del atentado de ETA en el supermercado Hipercor en Barcelona cometido el 19 de junio de 1987, con un saldo de 21 fallecidos y 45 heridos.
Lamentablemente todavía hay muchos payasos como Hasél que repiten como seguidores de secta la propaganda de esta banda terrorista: «ETA aviso en una llamada, los dueños o la policía no quisieron desalojar el supermercado».
La cuestión no es si el dueño, el gerente o los cuerpos de seguridad del Estado deciden o no desalojar un lugar amenazado de bomba: sino a que demente o a que comando de desequilibrados se les ocurre colocar una bomba en un supermercado. Esto es lo más importante de todo esto.
Solo a ETA, RAF, FARC, Sendero Luminoso y otras bandas terroristas similares se les ocurre que bombas en discotecas, periódicos, cadenas de televisión, cafeterías, etc. «ayudan a la causa». Como dijo Lenin esos métodos reflejan la desesperación del viejo intelectual pequeño burgués ante su incapacidad de organizar y granjearse la confianza de los trabajadores.
El etarra Manuel Soares Gamboa comentó: «En el año 86 nos impusimos la consigna de hacer lo que fuera, pero hacer algo. Había que perpetrar el mayor número de atentados». Y es que en ETA lo que primaba en estos aventureros y anarcoides era aquella famosa frase de Cherokee: «Hay que poner muertos sobre la mesa». Como si por ello el gobierno les fuese a conceder algo o se fuese a solventar la falta de conexión y rechazo que sufrían de la gente trabajadora de a pie.
Pensar que algunos etarras se autodenominaban marxistas ha sido una de las cosas más vergonzosas que se ha podido ver durante las últimas décadas, cuando han sido el ejemplo de antimarxismo y antileninismo de manual, con sus dosis pronunciadas de terrorismo y nacionalismo.
Podemos seguir indagando en analogías entre los grupos maoístas y de tendencia terrorista y esto no sería ninguna comparativa mecánica, sino la confirmación sucesiva de que esta forma de actuar se repite una y otra vez en las organizaciones que comparten ciertos rasgos como el aventurerismo o el terrorismo. Se comprueba especialmente la cobardía que tienen a la hora de cometer las acciones que a la postre se demuestran como contraproducentes para la causa revolucionaria. Hablamos de Sendero Luminoso (SL), que tras su periodo de violencia extrema ha pasado a basar toda su estrategia en una «lucha» por la «amnistía de civiles, policías y militares» y la búsqueda de una «reconciliación nacional» como llevan escribiendo su líder desde 1993, aunque algunos de sus seguidores todavía no quieran creerselo. Para ello su máximo líder Abimael Guzmán Reynoso alias «Presidente Gonzalo», que en realidad nunca ha sido más «presidente» que de su secta, ha reconocido finalmente en los diversos juicios que algunos atentados como la acción de Tarata el coche-bomba que causó 25 muertos y 200 heridos fue «un monstruoso error», pero a su vez su estrategia ha sido en estas últimas ocasiones negar que la orden fuese emitida desde la dirección del partido pese a la cantidad de exsenderistas que lo reconocieron. Esa estrategia se ha seguido fielmente desde los viejos senderistas para intentar eludir la responsabilidad directa en las famosas masacres de la banda, así por ejemplo vimos, que en la última obra de propaganda de los senderistas basada según su introducción en la «selección, compilación de los textos y manuscritos biográficos para el megaproceso a Abimael Guzmán y otros», éste dice por ejemplo sobre la matanza de Lucanamarca donde se ejecutó a 83 campesinos, que el máximo organismo de Sendero Luminoso no fue quién ordenó la acción:
«Lo principal es que la Dirección Nacional no dispuso ni ordenó la acción de Lucamarca». (Abimael Guzmán Reynoso; De puño y letra, 2009)
Pero el flamante «Presidente Gonzalo» cree ilusamente como le ocurre al «Camarada Arenas» y a la gente del PCE (r)/GRAPO, que nadie va a revisar sus propios documentos del pasado para detectar y desmontar sus mentiras sobre los posicionamientos de la organización en diversos temas. En este caso del caso que atañe al líder peruano, existen documentos de sobra para refutar tal nueva infamia, como su famosa «entrevista del siglo» de 1988 tan publicitada por los maoístas, donde él taxativamente reconoce que esa misma Dirección Nacional es quién ejerce esa acción sobre los campesinos como represión consciente de Sendero Luminoso:
«Frente al uso de mesnadas y la acción militar reaccionaria respondimos contundentemente con una acción: Lucanamarca, ni ellos ni nosotros la olvidamos, claro, porque ahí vieron una respuesta que no se imaginaron, ahí fueron aniquilados más de 80, eso es lo real; y lo decimos, ahí hubo exceso, como se analizara en el año 83, pero toda cosa en la vida tiene dos aspectos: nuestro problema era un golpe contundente para sofrenarlos, para hacerles comprender que la cosa no era tan fácil; en algunas ocasiones, como en ésa, fue la propia Dirección Central la que planificó la acción y dispuso las cosas, así ha sido. Ahí lo principal es que les dimos un golpe contundente y los sofrenamos y entendieron que estaban con otro tipo de combatientes del pueblo, que no éramos los que ellos antes habían combatido, eso es lo que entendieron; el exceso es el aspecto negativo». (Entrevista al Presidente Gonzalo en El Diario, 1988)
Tanto el «Presidente Gonzalo» del siglo XX como el del siglo XXI reconocen que la acción fue «un exceso», que fue negativa, la única diferencia es pues, que el primero no reconoce que la acción fuese dispuesta y ordenada por la Dirección Nacional porque desea integrarse en el sistema con una buena imagen, mientras que el segundo lo reconocía orgulloso porque creía el pobre iluso que estaba a punto de tomar el poder en su mente enferma y fantasiosa.
Esto demuestra dos cosas. Primero que la mayoría de maoístas de todo el mundo pese a su empecinamiento de basar todo su trabajo en el campo y de elevar al campesino al rol de sujeto revolucionario de la sociedad en base a sus dogmas mecánicos, luego generalmente en la praxis no han sabido ganárselos a su causa, e incluso los propios campesinos se han acabado organizando en Perú en las llamadas rondas para contrarrestar las columnas guerrilleras de Sendero Luminoso, lo que indica que siempre pierden en favor del gobierno reaccionario la pugna ideológica por ganarse a los trabajadores. Lo segundo es que cuando estos grupos no son capaces de persuadir a los campesinos de sumarse a su causa o al menos de mantener una posición neutral en el conflicto, acababan surgiendo problemas, pues el paso y sobre todo alojamiento permanente de una guerrilla en una zona afecta al normal funcionamiento de la misma, con lo que directamente cuando los guerrilleros no veían colaboración o directamente veían una oposición buscaban vengarse y ejecutaban a dichos campesinos en un hecho que demuestran su desesperación, pero ello solo causaba un rechazo mayor en otras comunidades rurales que ya sabían del trato que la guerrilla daba a sus detractores y aunque estos grupos maoístas-terroristas tendían en su prensa a minimizar el impacto de sus masacres en la sociedad tachando los actos de necesarios y acusando a los elementos eliminados de «contrarrevolucionarios recalcitrantes» casi nadie les creía el cuento, además cuando las masacres eran tan inhumanas y había tantas pruebas de que efectivamente el acto se había cometido y dispuesto por parte de la organización, ni siquiera entre sus simpatizantes dudaban ya en condenar estos actos como contrarrevolucionarios, con lo que los jefes maoístas intentaban cambiar de táctica y decir que ellos no fueron los responsables de los hechos, lo que demuestra que estos líderes se dan a conocer no solo por su errónea visión del concepto de «trabajo de masas» sino por encima de todo por su cinismo y cobardía ante sus atentados». (Equipo de Bitácora (M-L); Estudio histórico sobre los bandazos políticos oportunistas del PCE (r) y las prácticas terroristas de los GRAPO, 2017)
Felicitaciones por ese análisis tan elocuente.
ResponderEliminarRealicé una pregunta para saber vuestra posición sobre los presos y ha sido censurada. Menos mal que hay que evitar el insulto y el subjetivismo...
ResponderEliminarTu pregunta era retórica y por tanto una provocación, además el documento en sí responde a tu pregunta ampliamente, este capítulo también. Incluso si nos ponemos más serios, tu propia pregunta tiene un capítulo dedicado a ella. Así que menos victimismo señor/a, si te dirigieses con un mínimo de respeto, y no con preguntas que tu mismo respondes, se te permitiría tus "comentarios". Tu pregunta era un insulto camuflado de duda, y si no lo era, ya te he subrayado como puedes satisfacer tu "curiosidad".
ResponderEliminarEsta contestación sólo la puede dar alguien que se siente incómodo ante preguntas que le fuerzan a posicionarse de manera clara y directa. Debo entender que es un NO y os da exactamente igual los presos.
EliminarBien documentada posición con fuentes marxistas poco conocidas o desconocidas que hacen reflexionar. El terrorismo individual y la práctica ajena al movimiento de masas además de la pérdida de ética mínima condujo a la derrota y en el caso del Perú ha reforzar sólidamente el poder de la oligarquía más reaccionaria.
EliminarSi nos "costase posicionarnos" no habríamos publicado un documento de más de 300 páginas en contra de este grupo. Incluso pese a tu pregunta retórica y malintencionada, te he contestado señalándote donde puedes valorar lo que pides.
ResponderEliminarMe parece que el problema radica aquí en que te ha escocido ver que hay una crítica a tus ídolos, y vienes con el tema de siempre de que si no nos genuflexionamos a tus mitos no somos dignos de hablar de nada.
Ahora te pregunto yo a ti, ¿has sacado alguna conclusión de todas las desviaciones documentadas en este post y en toda la obra? ¿Has leído algo de toda la obra? ¿ O solo vienes a "hablar de tu tema fetiche"?
Te informo para terminar que el PCE (r) no tiene ningún derecho moral a pedir la solidaridad de nadie, más cuando ellos mismos han apoyado a regímenes donde se perseguían a comunistas como la China de Mao-Deng, o la URSS de Brezhnev-Gorbachov, traicionando a la clase obrera de esos lugares, de hecho es lo mismo que hacen en la actualidad pintando de progresista y baluarte antiimperialista a la Rusia reaccionaria e imperialista de Putin. Así que menos "exigencias"...
Que opinas sobre pablo hasel?
ResponderEliminarSi pones en el buscador "Hasél", te saldrán varios posts:
ResponderEliminarLa juventud no debe seguir a los viejos y nuevos aventureros, ni a los oportunistas de buenas palabras, ni dejarse seducir por las modas decadentes, sino que debe formarse ideológicamente, templarse en la lucha y preparar la revolución; Equipo de Bitácora (M-L), 2017
http://bitacoramarxistaleninista.blogspot.com/2018/05/la-juventud-no-debe-seguir-los-viejos-y.html
El apoyo del PCE(r) a los nacionalismos pequeño burgueses; Equipo de Bitácora (M-L), 2017
http://bitacoramarxistaleninista.blogspot.com/2017/09/el-apoyo-del-pcer-los-nacionalismos.html
¿Qué opina frase sobre líder Bob Avakian-HE mandado-tw: ENTIENDO-NO APLICA CIENCIA MH/MD-QUE-FAVOREZCA HUMANIDAD-CONTINÚA LÓGICA IMPERICAPITAL//CAPIT-FINANC. JOINT VENTURE INTERPLANETARIO-CONQUISTA SISTEMA SOLAR-DESARROLLO ABERRANTE FF/ PP+++ERROR-NO ARMONIA SOCIAL/NI CON NATURALEZA lukyrh.blogspot.com GRACIAS PORTÓ ¡¡. lmm/lukymálaga. - ESTADO HISPÁNICUS -- EURACA --.
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