sábado, 1 de enero de 2022

Sobre la nueva corriente maoísta de moda: los «reconstitucionalistas»; Equipo de Bitácora (M-L), 2022

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«Si bien es cierto que, a diferencia del siglo XIX, en el que las jornadas laborales superaban las doce horas, en la actualidad el tiempo de trabajo se ha reducido a las ocho horas −siempre sobre el papel, está claro, a lo que debemos sumar toda la serie de tareas y preocupaciones que se generan tanto en el hogar como en el círculo social. La evolución del trabajo en la etapa de los grandes monopolios y las grandes cadenas de montaje derivó, como sabemos, en un sinfín de trabajos cada vez más sencillos, pero a cada cual más tediosamente mecánico. En tiempos de «precarización laboral», al trabajador se le obliga a imbuirse en el maravilloso mundo de los empleos temporales y a la media jornada, al pluriempleo; bien como complemento para su trabajo fijo de 8h o como concatenación de varios pequeños trabajos para sumar un sustento que le permita la subsistencia. (...) Todo esto convierte al trabajador manual en un ser de gran penumbra espiritual, falto de ánimo y autoestima, que debe abstraerse y contentarse pensando que debe «aguantar» en pos de un fin mayor: pagar la hipoteca de la casa, la comida y la vestimenta familiar; en suma, sobrevivir. (...) Pensar tal y como hacen los «reconstitucionalistas», que todo esto no tiene demasiada importancia porque vivimos en plena era digital donde podemos optar a un acceso a la información cien veces mayor, que se han conquistado una serie de derechos o hay acceso a un nivel cultural mayor que hace siglos, es poco menos que una broma, la constatación de la estulticia de su pensamiento, del maremágnum de ignorancia que portan. La mayoría de asalariados que vuelven a casa exhaustos del trabajo no van a decidir espontáneamente indagar sobre qué es eso del marxismo, y los que tienen tal inquietud apenas tienen el tiempo y la vitalidad que quisieran para dedicarle a su formación; el cansancio agota su cuerpo y apaga su espíritu. Por otra parte, el sistema capitalista se ha encargado también de que tengan a su acceso múltiples distracciones banales, actividades de ocio que alejan aún más al trabajador promedio de la teoría revolucionaria. Pensar lo contrario es vivir en una realidad paralela, la cual indica o bien que nunca han experimentado tal sensación o bien que simplemente no saben distinguir entre su mundo subjetivo y el de millones de personas». (Equipo de Bitácora (M-L); Sobre la nueva corriente maoísta de moda: los «reconstitucionalistas», 2022)


[Obra editada originalmente en 2017, reeditada en 2022]

Preámbulo

«En estos apuntes me he propuesto como tarea indagar qué es lo que ha hecho desvariar a esas gentes que predican, bajo el nombre de marxismo, algo increíblemente caótico, confuso y reaccionario». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Materialismo y empiriocriticismo, 1908)

Esta tendencia, que llamamos «reconstitucionalista», quizás sea la más caricaturesca del maoísmo. Se podría decir que son algo así como la personificación real de aquellos jóvenes ficticios que protagonizaban la película de Jean-Luc Godard: «La Chinoise» (1967), quienes causaban la mofa a diestro y siniestro achacando a sus adversarios los mismos defectos que ellos profesaban. Estos creían ciegamente en Mao Zedong sin pararse a analizar nada en lo más mínimo, dedicaban sus tardes a aprenderse y recitar las poéticas citas arregladas del Libro Rojo de Mao como si de profetisas del Oráculo de Delfos se tratasen. Insistían sobre la necesidad de «superar el dogmatismo de la época de Stalin», sentencia a la cual habían llegado no en base a material de primera mano y estudios propios, sino a través de repetir mecánicamente la propaganda de la «Revolución Cultural» y los intelectuales del «Mayo del 68». Hablamos de unos muchachos acomodados que a menudo charlaban entre ellos sobre la idea de cometer atentados terroristas contra los representantes de la universidad o contra los dirigentes del imperialismo, que se comunicaban en un lenguaje indescifrable para las masas… como si todo esto fuera el súmmum de ser revolucionario. Para desgracia nuestra, los maoístas modernos de esta rama llamada «reconstitucionalista» no son personajes ficticios, sino gente de carne y hueso. 

Nos resulta especialmente graciosa esta nueva moda neomaoísta. ¿Qué es este movimiento que se presentó en su día como superador de los errores del Partido Comunista de España (reconstituido)? Una unión de diferentes grupos con inclinaciones maoístas que emergió desde varios afluentes: desde la disidencia maoísta dentro del prorruso Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE) hasta pasar por la escisión que sufrió el propio PCE (r) en los años 90 (La Forja, Nº21, 2001). Varias de estas tendencias descontentas se agruparon entre 1994-06 en el Partido Comunista Revolucionario (PCR) y su órgano de expresión «La Forja». Aunque su proyecto de «reconstitución del partido» fracasó estrepitosamente, desafortunadamente no desaparecieron de la escena. Aunque más fragmentada, esta tendencia se empezó a reagrupar y volvió a publicar bajo expresiones varias: Nueva Praxis (NP), Revolución o Barbarie (RyB), y el Movimiento Anti-Imperialista (MAI). Más tarde, decidieron repetir la historia fundiéndose en un órgano teórico de expresión, «Línea Proletaria» (LR), formando en conjunto el órgano político «Comité por la Reconstitución» (CxR). Pero parece que la «lucha de dos líneas» maoísta no tardó en hacer efecto y hubo varias escisiones como la de Unión Proletaria (UP), cuya notoriedad ha sido y es, también, nula. ¿Qué sorpresa, verdad? 

El lector no debe aterrorizarse si generalmente se pierde con las teorías y expresiones de esta gente, le garantizamos que durante el presente documento recordaremos una y otra vez lo que supone esta sopa de siglas y aclararemos las expresiones barrocas que acostumbran a utilizar para marear la perdiz. Comenzando por el plato fuerte: ¿qué proponen para revertir la deplorable situación en la que estamos? De forma idealista achacan toda equivocación o mal resultado histórico al «agotamiento del Ciclo de Octubre» −coletilla que usarán hasta en la sopa, a modo de cabeza de turco−. A decir verdad, estos señores han venido sufriendo una miopía severa durante décadas a causa de empecinarse en portar unas lentes filosóficas mal graduadas, lo que a la hora de analizar los procesos históricos se ha visto reflejado en un estudio confuso, borroso, deviniendo, por lo tanto, en especulaciones sobre lo que se tiene delante. Esta y no otra es la razón por la que siempre tratan de salvar la situación trayendo a colación machaconamente este eslogan sobre las «limitaciones» del «Ciclo de Octubre», su «Deus ex maquina» preferido, como si con ello se explicasen los interrogantes o equivocaciones de las experiencias desde 1917 hasta hoy; como si esto bastase para sustituir el estudio pormenorizado a base de datos, argumentos y pruebas factuales. Para ellos, en realidad, todo grupo político estuvo y está «poco maoizado», y junto a esto, ninguno ha comprendido ni sabido aplicar los «grandes aportes» del gran «Presidente Gonzalo»; de esta forma dan carpetazo al asunto, prometiendo, eso sí, «futuros estudios» sobre el tema particular, estudios que, como es obvio, jamás llegan. 

En cierto modo, se consideran por encima del bien y del mal, creen de forma idealista que hay que superar los «falsos debates y denominaciones» tales como «marxismo-leninismo» y «maoísmo» −como si esto no fuese producto de una larga y necesaria lucha histórica entre ideologías con metodologías y objetivos diametralmente opuestos−. Esta es una estrategia pobre pero eficaz para tratar de cazar a los más incautos. A ratos tratan de simular que es hora de desechar el ropaje maoísta, mostrándose muy «críticos» con su herencia, pero solo para a continuación considerarse como sus mejores y más inmediatos discípulos, por lo que dejan entrever que no han roto el cordón umbilical. En resumidas cuentas, todo esto es un viejo truco de ilusionismo, pues siguen siendo en lo fundamental los mismos fanáticos de siempre, y en esto no hace falta ser un genio para darse cuenta: siguen agarrándose a los mismos artículos de fe. Basta ver cómo todas sus experiencias y figuras de máxima referencia en cuanto a su desviada idea de la «revolución» proceden de esa fosa séptica donde se juntan y procesan todos los residuos ideológicos, el llamado «Pensamiento Mao Zedong». 

El problema clave en formaciones como el PCE (r) −y otros que los «reconstitucionalistas» acostumbran a criticar, como el PCTE− reside no en reproducir los límites del «Ciclo de Octubre abierto en 1917 hasta hoy», como tanto argumentan, sino en que estos grupos han ignorado deliberadamente todas y cada una de las leyes sociales que brindan las experiencias históricas −y sea esto motivado de forma consciente o no, para el caso nos es indiferente−. Esta es la causa principal por la que estas personas y grupos políticos zigzaguean hacia el anarquismo o el reformismo, hacia el sectarismo o hacia el liberalismo, de la misma forma que ocurre con ellos, los «reconstitucionalistas». Pero el lector se puede preguntar, muy justamente, «¿Cómo es que surgieron estos extraños seres, como los «reconstitucionalistas» y compañía?». Resumiéndolo mucho, son fruto del estancamiento y desmoralización en los 80 de ciertas estructuras políticas oportunistas. De ellas partieron los mismos personajes que un tiempo después se aprovecharon de las debilidades objetivas de sus agrupaciones −que, no olvidemos, conocían de primera mano− para tratar de arrancar a sus viejos camaradas un poco de influencia, ¿de qué forma? Valiéndose de obviedades argumentales tipo: «Las limitaciones del PCE (r) se encuentran en su economicismo, espontaneísmo, terrorismo y falta de ligazón con las masas». Y, efectivamente, aquí no les faltaba ni un ápice de razón, pero fracasaron en su diagnóstico sobre el origen de estas graves desviaciones. ¿A qué nos referimos? A que, entre otros motivos, un factor fundamental fue el maoísmo de los años 70 exportado a tierras hispanas −eso sí, con un toque aún más quijotesco−. Pero la mayoría de estos elementos no llegaron nunca a estar en frente de tal evidencia; otros, aun estando muy cerca, tenían un pavor a realizar una crítica sistemática que a su vez le pusiera contra la espalda y la pared por sus actos recientes, por lo que mejor miraron hacia otro lado y continuaron con la farsa. Véase la obra: «Estudio histórico sobre los bandazos oportunistas del PCE(r) y las prácticas terroristas de los GRAPO» de 2017.

Entonces, ¿qué es lo que propone esta corriente para romper con los «viejos esquemas», fallos y limitaciones, reales o ficticios, que señalan con tanto clamor al resto? Nada nuevo, un poco de Mao, otro poco de Gonzalo y un pelín de Lukács y Korsch sin que se note. Es más, recuerdan a una escisión de los eseristas sobre los que Lenin bromeó por prometer al público ruso una notable «revisión de los desatinos del movimiento revolucionario», aunque al final estos simpáticos seres estuvieran repitiéndolos uno a uno desde sus inicios:

«En realidad, no se trata, ni puede tratarse, de ninguna revisión de la teoría, pues el nuevo periódico no muestra concepción teórica alguna. Lo único que hace es repetir en mil tonos distintos las exhortaciones al terrorismo y adaptar de una manera torpe, inhábil e ingenua sus opiniones sobre la revolución, sobre el movimiento de masas, sobre la significación de los partidos en general, etc.; a este método, supuestamente nuevo, pero en realidad viejo, viejísimo. La sorprendente pobreza de ese bagaje «teórico» salta a la vista cuando se lo compara con las grandilocuentes promesas de revisión, crítica y creación». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Algunos rasgos de la disgregación actual, 1908)

Entonces, ¿cuál es la razón para que el Equipo de Bitácora (M-L) dedique una obra tan extensa de más de 350 págs. hacia una corriente a priori tan marginal y anecdótica como la «Línea de la Reconstitución» (LR)? En primer lugar, porque sus teorías condensan muy bien las desviaciones del marxismo más típicas de nuestro tiempo, y porque en no pocas ocasiones, estas se remontan hasta varios siglos atrás, lo que demuestra que aún no han sido superadas. En segundo lugar, porque el adversario contra el que vamos a polemizar y nuestros ataques a sus desatinos y especulaciones solo son una buena excusa para aclarar y exponer desde una óptica correcta varios temas mucho más transcendentes. Ambas, labores no muy agradables pero necesarias, suponen una situación análoga a la que Engels tuvo que enfrentarse con la problemática de Dühring y sus ruidosas teorías:

«El sistema del señor Dühring aquí criticado abarca un campo teorético muy amplio; esto me obligó a seguirle por todas partes y a contraponer en cada punto mis concepciones a las suyas. Con ello la crítica negativa se hizo positiva; la polémica se convirtió en una exposición más o menos coherente y sistemática del método dialéctico y de la concepción comunista del mundo sostenidas por Marx y por mí». (Friedrich Engels; Anti-Dühring, 1878)

Dicho todo esto, ¿qué temas se abordarán, en esta obra?

1) ¿Fueron Marx y Engels «filósofos contemplativos»? ¿Existe una base ideológica identificable, se puede mantener una «pureza» absoluta en su aplicación? ¿Es el marxismo un sistema «dogmático» y «desfasado» que ha fracasado? ¿Con qué lenguaje debemos expresarnos hacia el resto de personas politizadas y no politizadas? ¿Pueden explicarse las bases del materialismo histórico y dialéctico sin el uso de sus palabras específicas? ¿Por qué se ha generalizado tanto la división artificial entre teoría y praxis? ¿Existen panaceas para garantizar el carácter marxista-leninista de los partidos y gobiernos revolucionarios?;

2) ¿Puede avanzar la ciencia bajo égida burguesa? ¿Cuál es la relación entre filosofía y ciencia, son aliadas o enemigas? ¿Es el marxismo una variante del «positivismo»? ¿Cuál es la teoría del conocimiento del materialismo histórico-dialéctico? ¿Cuál es el criterio para conocer la verdad objetiva, es el progreso relativo o absoluto? ¿Son las leyes sociales y naturales algo eterno? ¿Ha coqueteado el marxismo con el positivismo u otra corriente similar? ¿Ha venido el posmodernismo para salvarnos de las falsas promesas de las anteriores filosofías? 

3) ¿Cuál es la estructura partidista que se necesita hoy, qué funciones y obligaciones tiene que tener su órgano de expresión? ¿En qué consiste el «obrerismo» como desviación, y su contraparte el «intelectualismo»? ¿Se pueden «suprimir las jerarquías», surgen éstas naturalmente y son todas «legítimas»? ¿Por qué el espontaneísmo es una de las mejores formas de no salir nunca del atolladero?;

4) ¿No es la «lucha de dos líneas» en el partido garantía de riñas, fraccionalismo y escisiones constantes? ¿Cuáles son los mitos y las limitaciones que esconde la famosa «Guerra Popular Prolongada»? ¿Qué postura adopta el revisionismo moderno en la cuestión sindical y electoral? ¿Por qué el tercermundismo es la marca y seña del oportunismo en la política exterior? ¿Qué diferencias hay entre fascismo y democracia burguesa? ¿Por qué es importante derrumbar las teorías fatalistas sobre el «colapso inminente del capitalismo»? ¿Estamos ante un proceso de «disolución de las naciones»? ¿Le debe importar al marxismo la patria, o es cosmopolita? ¿Puede existir «opresión nacional» en el capitalismo tardío? ¿Por qué hay una idealización hacia los saqueos, el argot y la estética lumpen? Estas y muchas más incógnitas deben ser aclaradas. Esta obra, por tanto, no es tanto un ataque gratuito a los «reconstitucionalistas», sino el pretexto perfecto para aclarar muchas nociones totalmente erradas que, ciertamente, esta gente arrastra.  

Advertimos de la posibilidad de que, en ocasiones, no nos extenderemos en refutar cada una de las nociones originarias del maoísmo, pues otras veces las hemos venido desgranando en detalle, pero sí mostraremos que más allá de habladurías, estos «reconstitucionalistas» mantienen las mismas posturas. En otros casos sí será obligatorio volver a ello para desglosar el tema concreto que sea pertinente. Como sabemos que no todo lector está familiarizado con los rasgos básicos del revisionismo chino, para aquel que vaya a hincarle el diente a este documento sin tener ningún conocimiento sobre él, le adjuntaremos dos enlaces más que suficientes para comenzar.



Notas 

[1] Lectura y descarga del PDF [AQUÍ] en Scrib o [AQUÍ] en Mega.

[2] Para consultar todos los documentos en PDF editados por el Equipo de Bitácora (M-L) pinche [AQUÍ].

4 comentarios:

  1. "Por otro lado los reconstitucionalistas nos traen a la palestra las tesis anarcoides y luxemburguistas de Ernst Thälmann, vamos, que no han aprendido nada de las reflexiones que Dimitrov y Stalin hicieron a las tesis erradas de la Komintern durante ese periodo –como puede verse en el intercambio de cartas de 1934-1948–."

    ¿Dónde están esas cartas?

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  2. https://books.google.es/books/about/Dimitrov_and_Stalin.html?id=qFmn6gdMlsUC&redir_esc=y

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  3. Gracias por el trabajo, no sabía que ya habían hecho una investigación sobre esta corriente en aquella lectura (sobre el PCE(r)). Saludos.

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  4. Si me pudieran decir de qué obras o donde puedo sacar todo esto que se afirma aquí os lo agradecería:"En pleno siglo XXI solo los más simples y seguidistas pueden continuar en la senda maoísta, pues como hemos visto las obras originales y retocadas de Mao Zedong son un atentado teórico contra el marxismo-leninismo, recogen los epítetos más infames contra Stalin, se da apoyo expreso a la CEE y la OTAN, además, eran frecuentes las reuniones y las amistades de los maoístas con revisionistas como Carrillo, dictadores militares como Mobutu, financiando a fascistas como Pinochet, haciendo negocios con banqueros como Rockefeller, todo ello revelado en las actas de las reuniones con Ford, Kissinger y Nixon, más los documentos chinos y los desclasificados de la CIA al respecto"

    No sé mucho y necesito datos para formarme una opinión sobre el maoísmo completa, de vuestros trabajos anteriores he podido leer un poco y la verdad no había leído a Mao antes pero tesis como la "nueva democracia" no las trago, aún así procuraré leer lo que más pueda para poder constatar y armarme con argumentos potentes sobre la cuestión.

    Por si os interesa hay un autor soviético leninista del cual he oído poco hablar pero he leído algún trabajo suyo y critica la dialéctica maoista a parte de encargarse de algunas cuestiones teóricas varias, lo veo bastante interesante e igual os sirve en vuestra cruzada contra el maoísmo, se llama: Évald Vasílievich Iliénkov

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