martes, 31 de enero de 2017

La crítica de Marx a la concepción de que «El trabajo es la fuente de toda riqueza y de toda cultura»


«1. «El trabajo es la fuente de toda riqueza y de toda cultura, y como el trabajo útil sólo es posible dentro de la sociedad y a través de ella, el fruto íntegro del trabajo pertenece por igual derecho a todos los miembros de la sociedad».

Primera parte del párrafo: «El trabajo es la fuente de toda riqueza y de toda cultura».

El trabajo no es la fuente de toda riqueza. La naturaleza es la fuente de los valores de uso –¡que son los que verdaderamente integran la riqueza material!–, ni más ni menos que el trabajo, que no es más que la manifestación de una fuerza natural, de la fuerza de trabajo del hombre. Esa frase se encuentra en todos los silabarios y sólo es cierta si se sobreentiende que el trabajo se efectúa con los correspondientes objetos y medios. Pero un programa socialista no debe permitir que tales tópicos burgueses silencien aquellas condiciones sin las cuales no tienen ningún sentido. En la medida en que el hombre se sitúa de antemano como propietario frente a la naturaleza, primera fuente de todos los medios y objetos de trabajo, y la trata como posesión suya, su trabajo se convierte en fuente de valores de uso, y, por tanto, en fuente de riqueza. Los burgueses tienen razones muy fundadas para atribuir al trabajo una fuerza creadora sobrenatural; pues precisamente del hecho de que el trabajo esta condicionado por la naturaleza se deduce que el hombre que no dispone de más propiedad que su fuerza de trabajo, tiene que ser, necesariamente, en todo estado social y de civilización, esclavo de otros hombres, quienes se han adueñado de las condiciones materiales de trabajo. Y no podrá trabajar, ni, por consiguiente, vivir, más que con su permiso.

Pero, dejemos la tesis, tal como está, o mejor dicho, tal como viene renqueando. ¿Que conclusión habría debido sacarse de ella? Evidentemente, ésta:

«Como el trabajo es la fuente de toda riqueza, nadie en la sociedad puede adquirir riqueza que no sea producto del trabajo. Si, por tanto, no trabaja él mismo, es que vive del trabajo ajeno y adquiere también su cultura a costa del trabajo de otros».

En vez de esto, se añade a la primera oración una segunda mediante la locución copulativa «y como», para deducir de ella, y no de la primera, la conclusión.

Segunda parte del párrafo: «El trabajo útil sólo es posible dentro de la sociedad y a través de ella».

Según la primera tesis, el trabajo era la fuente de toda riqueza y de toda cultura, es decir, que sin trabajo, no era posible tampoco la existencia de ninguna sociedad. Ahora, nos enteramos, por el contrario, de que sin sociedad no puede existir ningún trabajo «útil».

Del mismo modo hubiera podido decirse que sólo en la sociedad puede el trabajo inútil e incluso perjudicial a la comunidad convertirse en una rama industrial, que sólo dentro de la sociedad se puede vivir del ocio, etc., etc.; en una palabra, copiar aquí a todo Rousseau.

¿Y que es trabajo «útil»? No puede ser más que el trabajo que consigue el efecto útil propuesto. Un salvaje –y el hombre es un salvaje desde el momento en que deja de ser mono– que mata a un animal de una pedrada, que amontona frutos, etc., ejecuta un trabajo «útil».

Tercero. Conclusión: «Y como el trabajo útil sólo es posible dentro de la sociedad y a través de ella, el fruto íntegro del trabajo pertenece por igual derecho a todos los miembros de la sociedad».

¡Hermosa conclusión! Si el trabajo útil sólo es posible dentro de la sociedad y a través de ella, el fruto del trabajo pertenecerá a la sociedad, y el trabajador individual sólo percibirá la parte que no sea necesaria para sostener la «condición» del trabajo, que es la sociedad.

En realidad, esa tesis la han hecho valer en todos los tiempos los defensores de todo orden social existente. En primer lugar, vienen las pretensiones del gobierno y de todo lo que va pegado a el, pues el gobierno es el órgano de la sociedad para el mantenimiento del orden social; detrás de el, vienen las distintas clases de propiedad privada, con sus pretensiones respectivas, pues las distintas clases de propiedad privada son las bases de la sociedad, etc. Como vemos, a estas frases hueras se les puede dar las vueltas y los giros que se quiera.

La primera y la segunda parte del párrafo sólo guardarían una cierta relación razonable redactándolas así:

«El trabajo sólo es fuente de riqueza y de cultura como trabajo social», o, lo que es lo mismo, «dentro de la sociedad y a través de ella».

Esta tesis es, indiscutiblemente, exacta, pues aunque el trabajo del individuo aislado –presuponiendo sus condiciones materiales– también puede crear valores de uso, no puede crear ni riqueza ni cultura.

Pero, igualmente indiscutible es esta otra tesis:

«En la medida en que el trabajo se desarrolla socialmente, convirtiéndose así en fuente de riqueza y de cultura, se desarrollan también la pobreza y el desamparo del que trabaja, y la riqueza y la cultura del que no lo hace».

Esta es la ley de toda la historia hasta hoy. Así, pues, en vez de los tópicos acostumbrados sobre «el trabajo» y «la sociedad», lo que procedía era señalar concretamente como, en la actual sociedad capitalista, se dan ya, al fin, las condiciones materiales, etc., que permiten y obligan a los obreros a romper esa maldición social.

Pero de hecho, todo ese párrafo, que es falso lo mismo en cuanto a estilo que en cuanto a contenido, no tiene más finalidad que la de inscribir como consigna en lo alto de la bandera del Partido el tópico lassalleano del «fruto íntegro del trabajo». Volveré más adelante sobre esto del «fruto del trabajo», el «derecho igual», etc., ya que la misma cosa se repite luego en forma algo diferente». (Karl Marx; Crítica al Programa de Gotha, 1875)

viernes, 27 de enero de 2017

Los marxista-leninistas solo pueden comprender las relaciones internacionales en cualquier época analizando desde una óptica de clase


«Los teóricos burgueses, revisionistas y oportunistas tratan las relaciones internacionales como un mecánico, heterogéneo conjunto de Estados que establecen alianzas en base a su desarrollo industrial, a cuestiones geográficas de vecindad o a intereses momentáneos para establecer alianzas. Este punto de vista no científico representa la plataforma de la política exterior de los contrarrevolucionarios y socialimperialistas que desean justificar al imperialismo y el capitalismo internacional. Para camuflar estos objetivos y crear condiciones para el trabajo de su política, los imperialistas, socialimperialistas, los oportunistas y reaccionarios tienen interés en que las fuerzas revolucionarios, los partidos marxista-leninistas, el proletariado y los pueblos no evalúen y consideren los acontecimientos y los fenómenos desde un punto de vista de clase. Sin lugar a dudas, los eventos internacionales, en cualquier campo, en la esfera de la política, económica, militar o social es muy compleja, muy intensa y se manifiesta a menudo en formas que son exclusivas de un país o de una época. Pero para encontrar el camino en el laberinto de un sinnúmero de eventos, del por qué esta o aquella situación o desarrollo, para comprender el funcionamiento de una u otra fuerza política, siempre hay que partir de una concepción materialista de la historia, realizar un análisis marxista-leninista y tomar una posición de principios estrictamente de clase a la hora de evaluar. Este criterio de clases es la única base adecuada para la comprensión y valoración de las relaciones internacionales, que también se trata de determinar si la táctica, la estrategia y la política en el exterior de un partido u otro, de tal o cual país, de tal o cual organización, es correcta». (Radio Tirana; El criterio de clase: La única base para una comprensión adecuada y una correcta evaluación de las relaciones internacionales, 1978)

Sobre las naciones grandes y las naciones pequeñas



«Muchos no creen que puedan existir relaciones de igualdad de derechos entre un nación grande y una nación pequeña. Pero nosotros, los ciudadanos soviéticos, consideramos que semejantes relaciones pueden y deben existir. Los ciudadanos soviéticos consideran que toda nación grande o pequeña –lo mismo da– tiene sus particularidades cualitativas, su carácter específico, que le pertenecen sólo a ella y que no tienen otras naciones. Esas particularidades representan la aportación de cada nación al tesoro común de la cultura mundial, completándola y enriqueciéndola. En ese sentido, todas las naciones –tanto las grandes como las pequeñas– se encuentran en situación igual y cada nación es equivalente a cualquier otra nación». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Discurso pronunciado en la cena en honor de la Delegación del Gobierno de Finlandia, 7 de abril de 1948)

sábado, 21 de enero de 2017

El internacionalismo proletario se conjuga con el patriotismo, pero no con el nacionalismo ni el cosmopolitismo


«El internacionalismo proletario presupone la existencia de la nación. El cosmopolitismo presupone el menosprecio de la nación. El internacionalismo es la mejor arma de la clase obrera. El cosmopolitismo es la mejor arma del capitalismo monopolista, la más potente y Aspira en consecuencia, a la dominación mundial. El patriotismo es la expresión natural del internacionalismo proletario. El nacionalismo es la expresión natural de los monopolistas. Lenin ha dicho que un mal patriota no puede ser un buen internacionalista. Los yankees como Foster Dulles afirman que los pueblos europeos han de abandonar el concepto «anacrónico» de soberanía, ahora que Estados Unidos ha acentuado el nacionalismo agresivo, exclusivista, chovinista: he aquí la doble cara del cosmopolitismo». (Joan Comorera; El internacionalismo proletario, 1952)

martes, 17 de enero de 2017

Los variados y pintorescos orígenes de Bandera Roja y sus nocivas influencias; Equipo de Bitácora (M-L), 2017


«Bandera Roja (BR) es un partido político nacido en 1970. Sus militantes, como Rafael Vanegas, venían en su mayoría del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), un partido fundado en 1960 influenciado sobre todo por el revisionismo cubano y las tesis foquistas, este a su vez era una escisión de Acción Democrática, partido clásico del bipartidismo en Venezuela durante todo el siglo XX. Otros de los miembros de BR, como Carlos Betancourt, venían del Partido Comunista de Venezuela (PCV) conocido por mantener tesis browderistas en los años 30, del «revisionismo del socialismo del siglo XXI» en la actualidad; así como por su simpatía, amistad y «adecuamiento» con las tesis del revisionismo cubano y soviético.

Al igual que en Colombia, Perú, Argentina y otros países de la región. En Venezuela, debido a los regímenes imperantes, partidos como el PCV o el MIR se veían casi obligados a mantener una praxis de lucha armada –en concreto guerrillera–, tratándose casi de una cuestión de sobrevivir. Debido a las tradiciones y corrientes de moda y al desconocimiento del marxismo, esta violencia armada adolecía en la mayoría de los casos de la falta de un partido marxista-leninista de vanguardia que dirigiese a la guerrilla, no tomaba en cuenta las condiciones objetivas y subjetivas, a veces falta de influencia en las masa se cimentaba sobre el voluntarismo que acaba en putschismo o en terrorismo sin relación con las masas, se focalizaba solamente la lucha en el campo o sólo en la cuidad, y así un sucesivo etcétera de desviaciones. A consecuencia de los cambios políticos, y del propio carácter vacilante y oportunista de estos partidos, siempre aprovecharon cualquier oportunidad para retractarse del uso de la violencia y reenfocar su estrategia y fuerzas al parlamentarismo y el legalismo burgués, aceptando la democracia burguesa y sus medios como «vía pacífica al socialismo», una fórmula del revisionismo de tipo reformista que opera a favor de la burguesía y por tanto del capitalismo:

«La importancia de destacar este aspecto de la vida política revolucionaria está en que permite desenmascarar a los revisionistas y socialreformistas PCV y MIR, quienes luego de llamar a las armas en 1960, ya en 1965 levantan las tesis de que la lucha armada no tenía vigencia en el país y comenzaron a dar los pasos para obtener su legalización renegando del correcto y justo camino revolucionario de la lucha armada y de la experiencia histórica que esta lucha representa positivamente para la revolución. Los dirigentes traidores del PCV-MIR impregnados de la influencia pequeño burguesa manejaron una concepción exclusivamente militar y cuyo propósito era provocar bajo el estímulo de las guerrillas urbanas y rurales los alzamientos de cuarteles, despreciando a las masas a abrigar ilusiones en un camino que se inspiraba en el golpe militar de oficiales considerados como demócratas y patriotas. De manera que otra no podía ser la conclusión de una lucha que llevaba al Movimiento Popular a un rumbo que nada tiene de revolucionario y que colocaba al proletariado a la cola de la burguesía, quebrándole sus ímpetus de combatividad y luchas». (Bandera Roja; Entrevista Concedida a la Revista CAUSA ML por Una Delegación del Comité Político Nacional del Partido Bandera Roja de Venezuela, 1979)

En los miembros de Bandera Roja, al haber militado en uno o varios partidos revisionistas, muchos de ellos aún mantenían unos conceptos, tesis y enfoques herencia de aquellas organizaciones:

«Al producirse la división del MIR por los efectos de la dura lucha ideológica librada en su seno contra el oportunismo y el revisionismo, los sectores marxista-leninistas quedaron con la dirección del Frente Guerrillero Antonio José de Sucre, de cuyo núcleo nace nuestro partido. De manera que Bandera Roja se forma partiendo de un frente armado en el preciso momento cuando se levantaban las tesis aventurero-foquistas en América Latina por parte de los revisionistas cubanos, quienes contraponen el «foco guerrillero» a toda posibilidad del partido marxista-leninista para dirigir la guerra revolucionaria de masas; colocando el aspecto militar por encima del político, donde el accionar de la vanguardia militar aislada de las masas y supuestamente bajo el influjo voluntarista conduciría a las masas explotadas a una lucha revolucionaria. La fundación del Partido Bandera Roja echa por tierra en el plano teórico y práctico las concepciones foquistas-revisionistas porque ellas se sustentaban en bases antimarxistas. Era inevitable, y hoy es un problema comprensible, que por la fuerte represión ejercida por la reacción burguesa contra el movimiento revolucionario en general, se hiciera presente en nuestro Partido la inestabilidad de dirección, lo cual limitó el desarrollo en profundidad del trabajo teórico para poder atender las inmediatas exigencias organizativas planteadas. A esto se agregan las limitaciones teóricas, nuestro aislamiento de la clase obrera; cosas que permitieron que en el Partido anidaran concepciones erróneas que para enfrentar el reformismo reinante en el país levantaran banderas foquistas, intentando desarrollar una línea aventurera y sectaria. Eran la reminiscencia del foquismo que despreciaba la acción política de las masas y la adecuación de nuestra táctica a la situación concreta del período que nos tocaba enfrentar». (Bandera Roja; Entrevista Concedida a la Revista CAUSA ML por Una Delegación del Comité Político Nacional del Partido Bandera Roja de Venezuela, 1979)

Fruto de esto Bandera Roja sufrió y vio manifestarse en su seno muchas de estas tendencias, creándose los primeros conflictos fraccionalistas:

«Esta concepción se combatía internamente hasta que se perfiló como fracción e intentó mediante un complot tomar la dirección del Partido en marzo de 1976, cuando se desarrollaba el IV Pleno Nacional de Cuadros del Partido. En esta ocasión fueron desenmascarados como una camarilla que negaba la concepción del partido leninista, además en el plano estratégico, táctico y en la caracterización de la revolución venezolana planteaban tesis opuestas a la realidad del país y a los postulados definidos por el Partido desde su fundación. Esta lucha ideológica interna culminó con la expulsión de los fraccionalistas. Ella sirvió para fortalecernos y profundizar en la formación integral marxista-leninista del Partido; consolidó la unidad entre la dirección y la base; permitió combatir otras tendencias expresadas en el sectarismo, afirmó los principios de la comprensión y correcta aplicación del centralismo democrático despertando un franco sentido crítico, autocrítico a todos los niveles y acerando la democracia y la disciplina, al mismo tiempo que se combatió el espíritu de fracción. Al expulsar a los fraccionalistas el Partido perdió su Frente Guerrillero Antonio José de Sucre el cual estaba bajo la dirección de esa fracción. El IV Pleno Nacional de Cuadros, máximo organismo consultivo de nuestro Partido, trazó la tarea de reconstruir nuestro ejército lo que logramos un año después. El cumplimiento de esta tarea ha sido una importante victoria político-militar que permitió movilizar interna y externamente con todas sus fuerzas la capacidad, con la experiencia y la convicción marxista-leninista del Partido y su vinculación con las masas campesinas. Hoy tenemos el Frente Guerrillero Américo Silva (FAS) que ha seguido dando continuidad a nuestra política militar. A grandes rasgos y expresado aquí de manera muy apretada hemos intentado señalar algunos elementos que explican nuestra contribución en el combate contra el revisionismo y el foquismo en nuestro país». (Bandera Roja; Entrevista Concedida a la Revista CAUSA ML por Una Delegación del Comité Político Nacional del Partido Bandera Roja de Venezuela, 1979)

Como vemos, el nacer con la influencia del revisionismo cubano, le valió a Bandera Roja una práctica foquista inicial, una polémica interna y después una expulsión con la consecuencia de que ese grupo expulsado se llevó tras de sí al brazo armado del partido. Casi nada. Esto nos evidencia lo importante que es desde la fundación de un partido estar libre de todo mito nacional o internacional revisionista:

«Es por ello, que si uno quiere ser consecuentes a la hora de «bolchevizar» cualquier estructura, no se puede eludir responsabilidades ideológicas. Llega por tanto a ser ridículo querer eclécticamente unir figuras tan dispares como Marx y Bakunin, Engels y Lassalle, Lenin y Rosa Luxemburgo, Iósif Stalin y León Trotski, o Enver Hoxha y Mao Zedong, y ponerlos a todos sobre la base de que «todos eran grandes revolucionarios» de los que «se pueden extraer cosas buenas», o equiparar los presuntos errores cometidos por los primeros a los errores de gran calado de los segundos, que obviamente no son errores casuales, sino errores graves y continuos que tocan los principios más elementales del tesoro de la teoría y praxis de nuestra doctrina. El comunista que acepta el materialismo dialéctico como tal, debe tener un pensamiento crítico científico y a consecuencia de ello, tampoco debe cubrir los errores de las figuras a estudiar; sean estas marxistas o no, no debe de hacer esto por más que guarde un sentimentalismo hacia esa figura para llegar al núcleo de la verdad histórica y objetiva. Es por ello que quién realiza tal acción de idealizar a las figuras que tiene en simpatía y disimula u oculta sus errores cae en el antimarxismo. Quién hace esto cae en el idealismo; pues idealiza positivamente a esa figura en su cabeza, estigmatiza al resto y evita ponerla en evidencia, y en la metafísica; a la hora de separar y ocultar su teoría errónea y no compararla con el marxismo-leninismo». (Equipo de Bitácora (M-L); Diferencias entre unidad entre marxista-leninistas y la unión ecléctica de pretendidos o simpatizantes de dicha doctrina, 2013)

En realidad, pese a las negativas consecuencias que Bandera Roja sufrió durante 1970-1976 por la influencia del revisionismo cubano, esta influencia nunca se barrió por completo –como veremos más adelante–, algo que recae como responsabilidad directa sobre sus líderes, bien por desconocimiento real de la doctrina marxista-leninista o por cobardía de enfrentarse a estos mitos de moda.

Sin salirnos del contexto, debemos apuntar que por aquel entonces el partido ya había perdido a gran parte de sus cuadros más importantes: Américo Silva, caído en combate en 1972, Jesús Márquez Finol, caído en combate en 1975, Vicente Contreras Duque, caído en combate en 1977, Tito González Heredia, asesinado en 1977. Como hecho: si miramos en el pasado de otras organizaciones de la época el resultado es similar. Esto demuestra «como se las gastaba» la burguesía y toda la reacción venezolana en el trato no solamente a los partidos y dirigentes marxista-leninistas, sino a cualquier revolucionario:

«Muchos destacados combatientes del movimiento marxista-leninista han sido bárbaramente asesinados por los criminales fascistas que están gobernando en muchos países, han muerto bajo la tortura policial, o siguen languideciendo en las oscuras mazmorras de la reacción. A través de su determinación, su coraje, su elevado espíritu de abnegación y su devoción a la gran causa del proletariado, se han convertido en brillantes faros para la lucha de las masas trabajadoras que trabajaban para la liberación nacional y social. (...) Su intachable imagen y vida revolucionaria vivirá en los corazones de todos los verdaderos patriotas y comunistas como un alto ejemplo de inspiración, de llamada a las armas en la lucha contra la burguesía sanguinaria y la reacción». (Enver Hoxha; Informe en el VIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1976)

Estas bajas estarían en el núcleo de los desarrollos «zigzageantes» del partido en los años siguientes, ya que cuando los cuadros se estaban templando acaban presos o asesinados, lo que imposibilitaba que el partido tuviera unos líderes fuertes y formados ideológicamente; esto además facilitaba la inclusión en la organización de elementos ajenos a lo que debe ser un partido marxista-leninista: refiriéndonos a oportunistas, arribistas, sentimentalistas, provocadores y demás». (Equipo de Bitácora (M-L); Bandera Roja y MVTC: Un repaso histórico a las posiciones ultraoportunistas de Bandera Roja, y una exégesis sobre la deserción del MVTC y su disolución en Bandera Roja, Enero 2017)

La «orgullosa» promoción de la religión en Corea del Norte; Equipo de Bitácora (M-L), 2015


«¿Cómo es tratada la cuestión religiosa en Corea del Norte? Muy sencillo, del mismo modo que otros revisionistas: ignorando la transformación ideológica de las masas trabajadoras, igual, por ejemplo, que hacen sus homólogos cubanos en la otra punta del mundo revisionista, que dan coba al cristianismo católico en su sociedad tras años y años de supuesto poder revolucionario, bajo un partido también supuestamente comunista. Corea del Norte y su pueblo, sufre la misma inoperancia de los revisionistas en este campo.

Los revisionistas coreanos llegan incluso a proclamar, que para que uno pueda entender su régimen, debemos entender las religiones que han imperado durante siglos allí:

«Para entender a Corea del Norte es necesario tener nociones de budismo, confucionismo y cultura tradicional, ya que el ideario político no contradice sino que está influenciado por esa sabiduría ancestral». (Boltxe; entrevista a Alejandro Cao de Benós, 23 de enero de 2013)

¿Se imaginan a Lenin proclamando que para entender a la Unión Soviética socialista debemos comprender los «aportes» del cristianismo ortodoxo; o a Enver Hoxha que para entender a la Albania socialista debemos entender al Islam?

El revisionismo coreano, vira al revisionismo chino, y como él, adoptaría en su día la idea de que al perpetuar la religión, tendría una herramienta que le haría más fácil controlar a las masas trabajadoras sin que cuestionaran el poder político recién adquirido:

«La religión había creado en China su propio culto, el culto del budismo, y ligándolo al culto de «Zhung Guo», desarrollaba y propagaba entre los chinos las teorías de Confucio. El budismo y el confucianismo suscitaron la xenofobia, al mismo tiempo que la megalomanía, por todo lo que era propio de los chinos, del «Zhung Guo». Todo estaba penetrado por esas concepciones religiosas y éticas. (...) Después del triunfo de la revolución, la cultura china no tuvo un desarrollo vigoroso, ni se procedió a depurarla de las viejas teorías regresivas y reaccionarias; no se echaron bases sólidas para conseguir una cultura nacional y revolucionaria. (...) Toda la cultura china estaba, y lo continúa estando, en las tenazas de la vieja cultura confuciana. Lo que los maoístas llaman «cultura revolucionaria». (Enver Hoxha; ¿Donde estaba y a donde va China?: Reflexiones sobre China, Tomo II, 1 de abril de 1976)

Es obvio, que estas ideas megalómanas, xenofóbicas, chovinistas, machistas, y demás que existen en Corea del Norte condensadas en la idea del «Juche» son consecuencia directa de la no eliminación de los remanentes ideológicos de las diferentes religiones y sus ideas reaccionarias. El proclamar que el «pensamiento «Juche» es la síntesis de la ideología progresista del la historia actual», que «el viento del Pacífico orienta la rueda de la historia», que «los coreanos son la única nación con pureza de sangre que descendiente del primer hombre», que «en Corea del Norte las masas se reúnen en torno al partido y al líder, siendo el primero la madre y el segundo el padre, y que el padre es el cabeza de familia en la sociedad», son la consecuencia directa de que Kim Il Sung y secuaces conscientemente no hayan eliminado la religión, a sabiendas de que esta iba a jugar un rol cardinal en la labor de engañar a las masas e implantar el «pensamiento «Juche».

Pasando a limpio, después de más de medio siglo de régimen revisionista, los norcoreanos reconocen que no han hecho ningún trabajo destacable en cuanto a promoción del ateísmo y visión científica del mundo, siendo la dirigencia beneficiada de esta ignorancia que las masas trabajadoras adquieren a través de la religión:

«Los partidarios de Kim Il Sung van aún más lejos con su fiebre anticomunista, ellos felizmente declaran que «existe libertad de creencia y práctica religiosa», en particular de la religión budista, que hasta a día de hoy ha influido considerablemente en Corea del Norte, principalmente en las clases explotadas y oprimidas. El budismo es una «teoría» totalmente falsa, reaccionaria, anticomunista, que extensamente ha sido utilizada por las clases explotadoras asiáticas para explicar y justificar la deplorable vida y las miserables condiciones de trabajo a través de la invención de historias sobre supuestas «vidas pasadas» que determinarían la situación de cada persona en la vida presente». (Internacional Comunista Stalinista-Hoxhista; ¡Abajo el revisionismo coreano!, 2013)

Desde el nacimiento del marxismo, sus ideólogos han sido claro respecto al papel de la religión y sus consecuencias directas en la conciencia de la clase obrera. Lenin tampoco auguró ninguna duda sobre el carácter de la religión, y su tóxica influencia ideológica en la conciencia de las masas:

«La religión es una de las formas de opresión espiritual que gravita por doquiera sobre las masas abrumadas por el trabajo incesante en bien de otros, por la pobreza y la privación. La impotencia de todos los explotados en su lucha contra los explotadores, origina inevitablemente la creencia de una vida mejor, después de la muerte, del mismo modo que la impotencia del salvaje en su lucha con la naturaleza, da origen a la creencia en los dioses, los diablos, los milagros, etc. La religión enseña a aquellos que se debaten toda su vida en la pobreza a que sean resignados y pacientes en este mundo, y los consuela con la esperanza de la recompensa en el cielo. En cuanto a los que viven del trabajo ajeno, la religión les enseña a ser «caritativos», suministrándoles así un justificativo a su explotación y, por decirlo así, un billete barato para el cielo. «La religión es el opio del pueblo». La religión es una especie de tóxico espiritual en el que los esclavos del capital ahogan su conciencia y adormecen su anhelo de una existencia humana decente». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Socialismo y religión, 1905)

Las esperanzas de la guerrilla de acceso del poder reciclándose en la democracia burguesa parlamentarista; Equipo de Bitácora (M-L), 2016


«Las FARC-EP, como otras guerrillas de su país, han intentado desde hace décadas acercar posturas a los respectivos gobiernos colombianos a través de diversos medios. El más sonado fueron las negociaciones que llevaron a las promesas de reformas y al altos el fuego de 1984–, negociaciones para la dejada de armas y su integración política –que incluían la creación de la organización legal de la Unión Patriótica en 1985–, pero el resultado siempre ha sido el mismo:

«Las «buenas intenciones» de Belisario Betancur y su Comisión de Paz, no bastaron para que el Régimen adoptara una posición consecuente con lo pactado en La Uribe. La confabulación del militarismo con los sectores más regresivos del Establecimiento puso en marcha sin sonrojo la «guerra sucia» conjugada en una operación exterminio que apuntó contra la Unión Patriótica y el Partido Comunista Colombiano en principio, para luego extenderse a todos los sectores de izquierda, al movimiento sindical, a dirigentes liberales y conservadores progresistas, a defensores de derechos humanos y, en fin, a representantes y voceros populares, contando sin duda con la complicidad inocultable del Presiente Betancur Cuartas». (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia - Ejército del Pueblo (FARC-EP); El dialogo como alternativa de paz: una constante en la política de las FARC-EP, 29 de julio de 2007)

Respuesta al camarada Aleksandr Ilich Notkin; Stalin, 1952


21 de abril de 1952
Stalin

Camarada Notkin:

No me he apresurado a contestarle, porque no considero urgentes las cuestiones planteadas por Ud. y con mayor motivo cuando hay otras cuestiones, de carácter urgente, que, como es lógico, me han tenido apartado de su carta.

Contesto por puntos.

Primer punto

En las «observaciones» figura la conocida tesis de que la sociedad no es impotente frente a las leyes de la ciencia y que el hombre, una vez ha llegado a conocer las leyes económicas, puede utilizarlas en interés de la sociedad. Ud. afirma que esta tesis no puede hacerse extensiva a otras formaciones sociales, que sólo puede regir en el socialismo y en el comunismo, y que el carácter espontáneo de los procesos económicos bajo el capitalismo, por ejemplo, no permite a la sociedad utilizar las leyes económicas en interés de la sociedad.

jueves, 12 de enero de 2017

Sobre Carrillo y la Pasionaria


«Viendo ya en el siglo XXI la historia por sí sola como se ha desarrollado. ¿Quién es entonces señoras y señores, el «agente», «traidor», «liquidacionista», «titoista», y «canalla» en el Partido Comunista de España de los años 40 y 50? ¿Los miembros como Comorera, Trilla, Monzon y compañía que fueron verdaderos cuadros probados y a los cuales nunca se les probó los crímenes de los que se les acusó? ¿O lo era en cambio la persona de la que sí se demostró que todas estas acusaciones eran imputables a ella misma?

Queda clarísimo entonces, que poco a poco con el advenimiento de cierta información, documentos, y hechos, se ha descubierto que en realidad el mayor agente emboscado que ha tenido el movimiento comunista español; o sino al menos, el mayor traidor consciente a la clase obrera y al comunismo –que encima hizo un trabajo gratuito a la reacción– ha sido y es hasta el momento el «señor» Santiago Carrillo.

Ha quedado demostrado conforme pasaban los años y su actividad oportunista y renegada se amplificaba, que él es el principal culpable junto a Dolores Ibárruri de la degeneración ideológica tan atroz sufrida por el Partido Comunista de España, ha quedado demostrado que los cuadros condenados bajo su mando cuanto menos eran inocentes de las viles calumnias que se inventaba y que lejos de demostrarse se irían desmontando por la labor de viejos o exmilitantes –como Vicente Uribe y Enrique Líster– implicados en su día, aunque en realidad ya con su sola actuación en toda su carrera política, destapa sus propios crímenes, ya que al haber acusado a cuadros de lo que él mismo cometía o iba a cometer, sin necesidad de nada más, sólo con su hipocresía estaba retratando la fragilidad de sus viejas acusaciones hacia otros camaradas en el pasado. 

Todo intento de defender a Carrillo-Ibárruri son monsergas sentimentalistas que intentan salvar el honor de un partido que precisamente se perdió en su deriva revisionista a causa de la actividad de este binomio de víboras revisionistas». (Equipo de Bitácora (M-L); Unas reflexiones sobre unos comentarios emitidos en «Nuestra Bandera» en 1950 vistos a la luz de nuestros días, 2015)

La integración y aceptación del sistema político burgués; ¿final sorprendente o esperado?; Equipo de Bitácora (M-L), 2016


«No era inesperado que las FARC-EP, como guerrilla campesina, es decir de carácter pequeño burgués, tuviera este final que se está vislumbrado. Con los años ha ido avanzando y recolectando un variado abanico de ideologías en su interior, un eclecticismo ideológico que va desde el castro-guevarismo, el maoísmo, el tercermundismo, el viejo socialdemocratismo, hasta el «nuevo» y flamante «socialismo del siglo XX»–. Con esta línea ideológica tarde o temprano era normal que tuviera el mismo final que otras guerrillas rurales o urbanas de ideología pequeño burguesas del mismo tipo.

Al ser una guerrilla de origen rural, con la casi totalidad de elementos pequeño burgueses, con algún intelectual y con pocos elementos de la clase obrera –que quedan atrapados en esta influencia–, con la procedencia ideológica de partidos liberales y revisionistas, el carácter pequeño burgués de esta organización es más que evidente.

¿Cómo es este carácter pequeño burgués? ¿Qué ocurre cuando estos extractos de la sociedad no son vanguardizados por la clase obrera?:

«Ahora ya sabemos, amiga Reyes Bertral, donde ha terminado la Cataluña dirigida por los partidos políticos nacionalistas pequeño burgueses. Objetivamente, históricamente, no podía ocurrir otra cosa. Solo dos clases tienen calidad para dirigir la nación: la clase burguesa y la clase obrera. El estamento intermedio, o lo que llaman clases medias, deben ser dirigidas o por la burguesía o por la clase obrera. Y si por un conjunto de circunstancias determinadas devienen en dirigentes de la nación van a la deriva durante un tiempo, y a la postre, son uncidas por la reacción. Pues la pequeña burguesía, estamento intermedio, que por el sector más rico se liga a la burguesía y por el sector más pobre se acerca al proletariado, es vacilante, miedosa, contradictoria y en momentos de crisis huye despavorida de la revolución y opta por el compromiso. Por lo que los dirigentes políticos pequeño burgueses acaban sufriendo el reflejo burgués, asimilando las costumbres y vicios de la burguesía, tienden a considerar la política como un asunto de porvenir personal y, en el mejor ángulo, se pierden por los senderos de un romanticismo revolucionario estéril o de un intelectualismo especulativo, snobista, paralizador, si no se acercan o no se incorporan a la clase obrera en búsqueda de nuevas perspectivas de combate y de victoria». (Joan Comorera; Carta abierta a Reyes Bertal, 1948)

Bajo una línea ideológica pequeño burguesa, ecléctica y vacilante, su destino no podía más que: 1) acabar liquidada por sus propios referentes, programas y estrategias militares erradas como fue el caso del PRT-ERP en Argentina, las RAF en Alemania o las Brigadas Rojas en Italia... o; 2) abandonar la lucha en un compromiso deshonroso para integrarse en el aspecto político de la democracia parlamentaria democrático-burguesa como partido político, como los casos del FMLN en El Salvador, Sendero Luminoso en Perú, Tupamaros en Uruguay, el MIR en Chile o ETA en España. Así es la historia:

«No podemos dejar, en modo alguno, de tener presente que el revolucionarismo pequeño burgués, el izquierdismo, puede en determinados momentos causar graves daños a la causa de la revolución y al pueblo en general. El desencadenamiento de acciones prematuras, para las cuales no existen condiciones ni para realizarlas ni para hacer frente a lo esencial de sus consecuencias, el llevar a cabo actos de terrorismo, fuera del contexto de la lucha revolucionaria de masas. (...) El izquierdismo pequeño burgués que desvía a ciertos sectores de la lucha auténticamente revolucionaria, es el complemento natural del revisionismo moderno, ya que al no apoyarse en la lucha de masas, acaba siempre en los fracasos a que inevitablemente conduce el revolucionarismo y activismo pequeño burgueses, en un plazo más o menos corto, cayendo en compromisos sin principios con el revisionismo o abandonando la lucha». (Elena Ódena; Los revisionistas apoyan el izquierdismo y calumnian la política de principios de los marxista- leninistas, 1973)

En el caso de las FARC-EP todo indica que su final como estamos viendo ha sido y está siendo del todo lógico en un movimiento de su carácter: por un lado la claudicación y colaboración ante el revisionismo-reformismo, las desviaciones terroristas y finalmente ante su situación desesperada también el abandono de la lucha, lo que les lleva a la reintegración en la entre infinitas comillas «democracia colombiana» –una democracia burguesa con claros tintes de fascistización–. La historia se repite». (Equipo de Bitácora (M-L); Una reflexión necesaria sobre las FARC-EP, los acuerdos de paz y la historia de las guerrillas en Colombia, 2016)

Como se puede mejorar el proyecto de manual de economía política; Stalin, 1952


«Algunos camaradas han «arremetido» con excesivo celo durante la discusión contra el proyecto de manual, han increpado a sus autores por los errores y las omisiones, afirmando que el proyecto no vale. Eso es injusto. Naturalmente, el manual tiene errores y omisiones, cosa que ocurre casi siempre en todo trabajo importante. Pero, no obstante, la gran mayoría de los camaradas que han participado en la discusión ha reconocido que el proyecto puede servir de base para el futuro manual si se introducen en el algunas enmiendas y adiciones. En realidad, basta sólo comparar el proyecto con los manuales de economía política de que disponemos hoy, para llegar a la conclusión de que está a cien codos por encima de ellos. Eso es un gran mérito de los autores del proyecto de manual.

Yo pienso que para mejorar el proyecto de manual sería conveniente designar una comisión no muy numerosa, en la que deberían figurar no sólo los autores del manual y no sólo partidarios de la mayoría de los participantes en la discusión, sino también adversarios de la mayoría, furibundos críticos del proyecto del manual.

Sería bueno incluir también en la comisión a un estadístico experto, para comprobar las cifras del proyecto e introducir en el nuevos datos estadísticos, así como a un jurista experto, para comprobar la exactitud de las formulaciones.

Sería conveniente descargar provisionalmente de cualquier otro trabajo a los miembros de la comisión, dándoles todas las posibilidades materiales para que puedan dedicarse por entero a confeccionar el manual.

Haría falta, además, designar una comisión de tres personas, por ejemplo, para redactar definitivamente el manual. Eso es indispensable también para conseguir unidad de estilo, cosa que, lamentablemente, falta en el proyecto de manual.

El libro debe ser presentado al Comité Central dentro de un año». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Problemas económicos del socialismo en la Unión Soviética, 1952)

La enfermiza idealización, sumisión y mitificación del Líder y sus ideas; Equipo de Bitácora (M-L), 2015

Mao Zedong y Kim Il Sung, durante la visita de éste último a China en 1975

«
Este culto religioso, idealizado, de la figura del liderazgo o de un grupo de dirigentes, ha sido común en las estrategias empleadas por los revisionistas modernos para envilecer a las masas trabajadoras. Con ello quieren inocular entre la militancia que el partido, el socialismo, y todo lo bueno que anhelan solo se puede mantener o conseguirse gracias a la decisión y/o actuación de dicha figura o figuras idealizadas como invencibles, todopoderosas, perfectas:

«¿Qué resulta de la propaganda china en torno a este problema? «Mao Zedong es el sol que ilumina el mundo», «Mao Zedong es un gran genio sin parangón en la historia de la humanidad», «los pensamientos de Mao son el apogeo del marxismo», «Mao Zedong lo sabe todo», «Mao Zedong lo ha hecho todo», «quién quiera resolver cualquier problema, en cualquier momento y en cualquier lugar, que lea las obras de Mao Zedong, que se inspire en las ideas de Mao Zedong». Se trata de unos pocos calificativos que hemos anotado, pero en la prensa china se encuentran expresiones tan exaltantes y se mencionan tales gestos y sucesos que llevan a preguntarse: ¿estamos ante marxistas o ante creyentes? Por que en verdad, al juzgar por lo que vemos con ojos y escuchamos con oídos, en China se hace por Mao Zedong lo mismo que los cristianos hacen por Cristo». (Enver Hoxha; El culto a Mao Zedong: Reflexiones sobre China, Tomo I, 9 de agosto de 1966)

Esto llevará a los diferentes revisionismos a proclamar que las ideas de su líder, son las mejores, que su nueva doctrina es algo sin precedentes en la historia, en el caso del revisionismo «eurocomunista», reconociendo al marxismo-leninismo como herencia pasada positiva pero considerando a su vez su propia doctrina y sus líderes como superación de dicha herencia; en el caso del revisionismo chino, considerando el «Pensamiento Mao Zedong» como una etapa superior del marxismo-leninismo; ene el caso del revisionismo coreano, siendo la ideología «Juche» superior a las limitaciones del marxismo-leninismo, según ellos una doctrina ya precedente en la historia de la humanidad comparado con el Juche. Al final si se ven todos los casos existentes, siempre es lo mismo. ¡Siendo además, reprendidos todos aquellos que no se genuflexionen ante la nueva doctrina revisionista y la reconozcan como superior al marxismo-leninismo!:

«En la actualidad los camaradas chinos y la propaganda china plantean así el problema: «La época actual es la época del pensamiento de Mao Zedong, Mao Zedong es el más grande marxista de nuestro tiempo. Es el heredero de todos los clásicos del marxismo-leninismo, de la ciencia marxista-leninista y de la ciencia mundial, es el sol» etc. Por tanto el pensamiento de Mao Zedong debería dirigir el mundo y remitiéndonos a la «revolución cultural proletaria», ésta se desarrolla bajo la guía personal de Mao Zedong. Esto jamás se ha visto en la historia mundial. El que los camaradas chinos planteen o auto planteen de esta forma este gran problema no es correcto, no es marxista y no peca que digamos de sencillez. Pero lo que es más grave, más peligroso, es que quieren y utilizan también en el extranjero las formas y los métodos que utilizan dentro de su país, es decir que reclaman a los demás que reconozcan y apliquen sin discusión este planteamiento incorrecto y erróneo del problema en formas tan demagógicas, porque en caso contrario para los camaradas chinos, te pasas al otro lado de la barricada, al de los enemigos». (Enver Hoxha; Algunas opiniones previas sobre la «revolución cultural proletaria» china, 14 de octubre de 1966)

En China por ejemplo, para la «guardia roja», es decir el estudiantado que proclamaron vanguardia de la revolución china en los 60, Mao Zedong era un ser inmune al error, divino, mesiánico, y no utilizaban por ello el materialismo-dialéctico como piedra de toque, sino lo que dicha figura dijera y expresara:

«Si tú eres un revolucionario, un marxista-leninista, tu inevitablemente apoyarás al gran líder y presidente Mao Zedong y a su victorioso pensamiento: si tú eres un contrarrevolucionario, un antimarxista-leninista tú te opondrás inevitablemente al presidente Mao y a su pensamiento». (Pekín Informa: Vol.10, Nº46, 1967)

La devoción a una persona, significa la devoción a la variabilidad de esa persona, dichos en otros términos, si uno pone fe ciega en una persona y solo es fiel a ella y no a unos principios claros, concretos y objetivos; no sólo estará dejando a un lado cualquier método científico de ver el mundo, sino que se ata a la suerte de que esa persona degenere en un contrarrevolucionario y le vayas a seguir; eso con suerte de que no se haya convertido ya o que lo sea desde siempre, he aquí como los marxista-leninistas rechazan ese culto estúpido a las personas:

«Habla usted de su «devoción» hacia mí. Quizás se le haya escapado casualmente esta frase. Quizás, pero si no es una frase casual, le aconsejaría que desechara el «principio» de la devoción a las personas. Ese no es el camino bolchevique. Sed únicamente devotos de la clase obrera, de su partido, de su estado. Esta es una cosa buena y útil. Pero no la confundáis con la devoción a las personas, esa fruslería vana e inútil propia de intelectuales de escasa voluntad». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Carta al camarada Shatunovsky, agosto de 1930)

En Corea del Norte el culto a la personalidad fue promovido desde época muy temprana del partido para consolidar el liderazgo de Kim Il Sung:

«El comienzo del culto a la personalidad de Kim Il Sung comenzó tan pronto como en 1946, y es que ya en el Congreso Fundacional Kim fue laureado como «el líder de todo el pueblo coreano», el «héroe de la nación», el «gran líder», y cosas del estilo». (Charles K. Amstrong; La revolución norcoreana, 1945-1950, 2004)

Rasgo que sobre se enfatizó a inicios de los años 50 para protegerse de las otras fracciones internas del partido. Los epítetos vergonzantes de culto a la personalidad como denominar «amado líder» a Kim Il Sung no es una desviación de los revisionistas coreanos aparecida a inicios de los años 60 o 70 como dicen algunos, sino que tiene sus raíces en tiempos tempranos como ya hemos afirmado:

«Macuch hizo hincapié en el hecho de que los amigos de Corea siguen propagando ampliamente el culto a la personalidad. Macuch dijo que se alaba en exceso a Kim Il Sung por todas partes. A continuación, se refirió a un informe impreso en la prensa coreana del Xº Pleno del Comité Central del Partido del Trabajo de Corea, señalando que en este informe Kim Il Sung se menciona tres veces como «amado líder». (Informe de Kurdyukov a Mólotov, 11 de mayo de 1955)

Se ve que casualmente, estos «gigantes del marxismo», como lo califica la prensa con tendencia ecléctica de los partidos revisionistas de hoy en día, tampoco asimilaron estos conocimientos básicos del marxismo sobre lo nocivo e incompatible con el marxismo que es el culto a la personalidad:

«La unidad y la cohesión de nuestro partido se convirtieron en la unidad de todo el partido en ideología y propósito, reforzado por la moral y la lealtad, basada en la idea del Líder y basada en el Líder. A día de hoy, nuestro miembros del partido están armados sólidamente con la ideología monolítica de nuestro partido, con las ideas del Camarada Kim Il Sung; ellos saben que no existen otras ideas revolucionarias que las suyas». (Kim Jong Il; El Partido del Trabajo de Corea del Gran Líder Kim Il Sung, 2 de octubre de 1995)

¿Desean leer más barbaridades de este estilo?:

«La esencia de las cualidades ideológicas y espirituales de comunista, revolucionario, trabajador, es la verdadera lealtad y devoción al Líder, que nunca deben cambian, no importa cuáles sean las circunstancias». (Kim Jong Il; Mejoremos aún más el papel de los intelectuales en la revolución y la construcción, 20 de septiembre de 1990)

Además ha de saberse que este culto a la personalidad enfermizo puede interferir –como de hecho hace y reconocen los revisionistas coreanos– en la dirección colectiva del partido y sus órganos. Cabe decir que esa forma de tratar a las figuras de modo irreal ha sido condenado históricamente por todas las figuras marxista-leninistas, ya que entre otras cosas crea entre las masas la idea anarquista de que la «historia la hacen los héroes»:

«Estoy absolutamente en contra de la publicación de las «Historias de la niñez de Stalin». El libro abunda en una masa de inexactitudes de hecho, de alteraciones, de exageraciones y de alabanzas inmerecidas. (...) Pero lo importante reside en el hecho de que el libro muestra una tendencia a grabar en las mentes de los niños soviéticos –y de la gente en general– el culto a la personalidad de los líderes, de los héroes infalibles. Esto es peligroso y perjudicial. La teoría de los héroes y la «multitud» no es bolchevique, sino una teoría socialrevolucionaria». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Carta sobre las publicaciones para niños dirigida al Comité Central del Komsomol, 16 de febrero de 1938)

Así respondió en una entrevista Iósif Stalin, el hecho de como comprenden los marxistas el papel de los hombres en la historia cuando el entrevistador dijo que presuntamente el marxismo negaba el papel de los líderes:

«El marxismo no niega en modo alguno el papel de las personalidades eminentes, como tampoco niega que los hombres hacen La historia. En la «Miseria de la filosofía» y en otras obras de Marx puede usted hallar la afirmación de que son precisamente los hombres quienes hacen la historia. Pero, naturalmente, los hombres no hacen la historia obedeciendo a su fantasía, como les viene a la cabeza. Cada nueva generación encuentra condiciones determinadas, ya dadas cuando ella aparece. Y el valor que representan los grandes hombres depende de en qué medida saben comprender correctamente estas condiciones y cómo modificarlas. Si no comprenden estas condiciones y quieren modificarlas según les sugiere su fantasía, caen en la situación del Quijote. Así, pues, y exactamente según Marx, no se debe oponer los hombres a las condiciones. Son precisamente los hombres los que hacen la historia, pero sólo en la medida en que comprenden bien las condiciones dadas con que se encuentren y sólo en la medida en que comprenden cómo debe modificarlas. Así es, por lo menos, como comprendemos a Marx nosotros, los bolcheviques rusos. Y hemos estudiado a Marx durante decenios». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Entrevista con el escritor alemán Emilio Ludwig, 13 de diciembre de 1931)

Lamentablemente decimos, que los revisionistas coreanos, estaban lejos de comprender el papel de los líderes en la historia, y se acercaban más al concepto eserista, maoísta o anarquista de que «la historia la hacen los héroes»:

«Debemos entender completamente que el Líder juega el rol decisivo en la revolución y en la construcción. Al estar en el centro de la unidad y el liderazgo, él juega el rol decisivo en la configuración del destino de las masas populares. Esto es similar al rol que juega el cerebro de un hombre en sus actividades». (Kim Il Sung; Algunos problemas en la educación de la Idea Juche, 15 de julio de 1986)

No entendían pues, que el papel del colectivo prima sobre el individuo, eso incluye que el partido y todo lo que tiene detrás, tiene un papel de mayor relevancia que cualquiera de su mejor miembro individualmente:

«Marx ha condenado el culto a la personalidad como una práctica repugnante. En la historia, el individuo desempeña un papel, que incluso a veces es muy importante, pero para nosotros los marxistas, este papel es pequeño en comparación con el que juegan las masas populares, que son quienes hacen la historia, hacen la revolución, edifican el socialismo y el comunismo. El papel del individuo para nosotros, los marxista-leninistas, es asimismo pequeño en comparación con el gran papel del partido comunista, que está a la cabeza de las masas y las dirige». (Enver Hoxha; El culto a Mao Zedong: Reflexiones sobre China, Tomo I, 9 de agosto de 1966)

Estos métodos prácticas antimarxistas de los revisionistas chinos en el partido, no guardan ninguna diferencia como hemos visto hace unos instantes con las técnicas burocráticas del Partido del Trabajo de Corea, y muestran una vez más los nexos entre los dos revisionismos. Estos pobres estúpidos, no se dan cuenta, que al divinizar de esta forma a sus líderes, al hacerlos perfectos, sin posibilidad por ejemplo, de que puedan equivocarse o degenerar en sus ideas, están negando la dialéctica, están dibujando una figura idealizada, que están utilizando un método anticientífico, y se están colocando ellos solos en el club de los antimarxistas. Pero dejemos una última perla en el baúl de citas norcoreanas:

«Debemos darnos cuenta que el más grande digno y valor de la vida existe en la fiel ejecución de las tareas revolucionarias establecidas por el Líder, por confiar en él como un fuerte apoyo moral en todo momento, y tenemos que demostrar que somos infinitamente fieles al Líder a través de nuestras actividades revolucionarias poniendo en práctica su ideología y voluntad. El liderazgo del partido implica la orientación por el Líder, y el concepto y la actitud hacia el partido son, en esencia, idénticos al concepto y actitud hacia el Líder. (...) Nos referimos al Líder como el líder paternal y al partido como el líder maternal porque la organización del partido con el Líder en su centro es el órgano principal de nuestra integridad socio-política [nótese la teoría reaccionaria intrínseca de la sociedad capitalista y patriarcal norcoreana - Anotación de Bitácora (M-L)]. (...) Tener al líder paternal en alta estima y serle leal es una obligación moral para todos los coreanos. (...) Llamamos lealtad al Líder, la máxima expresión de moralidad comunista». (Kim Jong Il; Sobre el establecimiento del Juche en la revolución, 10 de octubre de 1987)

¡Los revisionistas coreanos llegan al punto de tener la desfachatez de hacer enervar la sangre al lector, clamando que la máxima expresión de moral y lealtad comunista, no es ser fieles a la doctrina; sino que en un alarde de altiva idiotez, declaran que para ellos, la máxima expresión de moral y lealtad comunista es ser fiel a un individuo, al Líder! ¿Cómo podemos dar algún voto de confianza a estos farsantes disfrazados bajo apariencias revolucionarias en cualquier otro tema serio? Los marxista-leninistas tenemos muy claro a que subordinamos nuestros esfuerzos y moral:

«Nuestra moral está enteramente subordinada a los intereses de la lucha de clases del proletariado. Nuestra moral se deriva de los intereses de la lucha de clase del proletariado». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Las tareas de las Ligas Juveniles: Discurso pronunciado en el IIIº Congreso de toda Rusia de la Unión de Jóvenes Comunistas de Rusia, 2 de octubre de 1921)

Olvidan también, las conclusiones básicas de los marxista-leninistas como Georgi Dimitrov sobre el partido y sus líderes –más que olvidar, dudamos que conozcan tales enseñanzas–:

«El ejemplo de Yugoslavia muestra con suficiente claridad que los que están a la cabeza de la dirección colectiva de sus partidos, sean quienes sean, deben sentir el control del partido. Nunca hay que olvidar que los líderes del partido pueden cambiar, pero el partido permanece, y seguirá permaneciendo. No es el partido que debe depender de los líderes, sino los líderes del partido, y serán los verdaderos líderes de los partidos en la medida en que se mantengan fieles a la invencible doctrina marxista-leninista y cumplan la voluntad colectiva de la voz del partido». (Georgi Dimitrov; Informe en el¡l XVIº Pleno del Comité Central del Partido Obrero (comunista) Búlgaro, julio de 1948)

Otro correctivo, esta vez del polaco marxista-leninista Bolesław Bierut para todo partido con tales deformaciones:

«Nuestro partido tiene a sus líderes en alta estima, aprecia su contribución al trabajo y la lucha del partido y tiene confianza en ellos. Sin embargo, los considera sólo como ejecutores de la idea que guía el partido y la clase obrera. El partido pone la lealtad a la idea de la revolución y de la vigilancia hacia cualquier intento de contrabando de influencias ajenas nacionales o extranjeras, lo que es algo superior al apego personal a personas del partido. Ahí radica la fuerza de nuestro partido, que basará su trabajo no en el principio de líder, sino, sobre todo, de los esfuerzos colectivos de la población activa y todos los miembros». (Bolesław Bierut; Para lograr la completa eliminación de las desviaciones derechistas y nacionalistas: Discurso en el pleno del Comité Central del Partido Obrero Polaco, septiembre de 1948)

Por supuesto no faltaran los agentes del revisionismo coreano, aquellos que en su vida se han formado al respecto del centralismo democrático, e intoxicados por la propaganda de los «juches», repitan como papagayos ¡que es otra cultura diferente, que somos eurocentristas si les juzgamos tan severamente! Pero dejando a un lado a estos insulsos pseudocomunistas, preguntamos al lector interesado en una visión objetiva del tema: ¿qué tipo de partido comunista es este que se dice querer construir una nueva sociedad socialista, galante de los mejores y más progresistas valores humanos, que rehúye de las enseñanzas de los clásicos del marxismo-leninismo sobre organización del partido para refugiarse en la estructuración patriarcal y reaccionaria de su país? ¿Sería lícito que los países europeos tomaran la religión en los estatutos del partido bajo la excusa y justificación de la cultura? ¿Sería justificable que los partidos marxistas europeos del siglo XIX tuvieran una figura líder al estilo coreano porque en sus sociedades el rol patriarcal era muy notable? ¿A nadie se le ocurriría tal necedad no? ¿A quién se le ocurriría introducir los vicios de la sociedad burguesa en el partido comunista cuando precisamente se les pretende derribar? Pues que no se deje convencer el lector por los revisionistas modernos de la excusa de la figura paternal en la sociedad asiática para justificar una organización caciquil bajo nombres y símbolos comunistas»(Equipo de Bitácora (M-L)El revisionismo coreano: desde sus raíces maoístas hasta la institucionalización del «Pensamiento Juche», 2015)

martes, 10 de enero de 2017

Lenin hablando sobre la inestabilidad y la ambivalencia de la pequeña burguesía


«Mientras impere el capitalismo, no hay para el pequeño propietario más que esta alternativa: o convertirse en un capitalista posibilidad que, en el mejor de los casos, sólo se abre ante el uno por ciento de los pequeños propietarios o convertirse en un hombre arruinado, en un semiproletario y después en un proletario. Lo mismo ocurre en política; los demócratas pequeño burgueses, sobre todo sus líderes, tienden a arrastrarse tras la burguesía. Los jefes de los demócratas pequeño burgueses consuelan a su masa con promesas y seguridades acerca de la posibilidad de llegar a un acuerdo con los grandes capitalistas. En el mejor de los casos, obtienen de éstos, durante muy poco tiempo, ciertas concesiones insignificantes para una pequeña capa superior de los trabajadores, mientras que en todas las cuestiones decisivas, en todos los asuntos importantes, los demócratas pequeño burgueses se han encontrado siempre a la zaga de la burguesía, como un apéndice impotente, como un instrumento sumiso en manos de los magnates financieros. La experiencia de Inglaterra y Francia ha confirmado esto muchas veces.

La experiencia de la Revolución Rusa, desde febrero hasta julio de 1917, en que los acontecimientos, sobre todo bajo la influencia de la guerra imperialista y de la profunda crisis provocada por ella, se desarrollaron con extraordinaria rapidez, ha confirmado palpablemente, con una evidencia asombrosa, la vieja verdad marxista de que la posición de la pequeña burguesía es inestable». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Enseñanzas de la revolución, 6 de septiembre de 1917)

miércoles, 4 de enero de 2017

No puede haber internacionalismo proletario fuera del combate para la defensa de la precisa aplicación del marxismo-leninismo


«El internacionalismo proletario es un componente del marxismo-leninismo y está indisolublemente ligado a el. Por lo tanto, no puede haber internacionalismo proletario fuera del combate para la defensa de la precisa aplicación del marxismo-leninismo. El marxismo-leninismo enseña a evaluar correctamente desde las posiciones marxista-leninistas las enseñanzas sobre las clases y la lucha de clases de nuestra época, a determinar correctamente cuales son las fuerzas y contradicciones principales del presente, cual es el enemigo principal, los aliados a los cuales debe unirse, a mantener la doctrina sobre el rol dirigente del partido revolucionario del proletariado, a preparar el proletariado y las demás masas trabajadoras para la revolución proletaria y el establecimiento de la dictadura del proletariado, a movilizar y conducirla a luchar por la construcción del socialismo y el comunismo, a apoyar a los verdaderos partidos marxistas-leninistas y la lucha revolucionaria del proletariado de las naciones oprimidas contra el imperialismo, el socialimperialismo y la reacción nacional e internacional. Cualquiera que se abstenga de todo esto, niega el internacionalismo proletario». (Radio Tirana; El internacionalismo proletario es la ideología y el arma del proletariado mundial para la victoria del socialismo y el comunismo, 1977)

martes, 3 de enero de 2017

El maoísmo siempre aboga por un pragmatismo debido a su espontaneísmo pequeño burgués


«La concepción maoísta de las relaciones entre la teoría y la práctica consiste en un pragmatismo plano. Detrás del culto a la «práctica» se esconde de hecho, la incomprensión de la posición materialista del marxismo-leninismo sobre esta cuestión. El maoísmo es incapaz de concebir la teoría como la generalización científica de la multitud de los hechos económicos, sociales y políticos, etc., que libra la vida en todos los dominios, donde ella confirma o invalida a cambio las tesis y las concepciones, para su desarrollo ulterior y la acción que se puede tomar para la transformación. Si los hechos son la base de toda teoría, ésta es científica sólo en la medida que se eleva a la generalización y la abstracción, donde se separa del aspecto singular, particular y contingente, inherente de los hechos, para comprender la universalidad. La teoría es entonces, y sólo entonces, guía verdaderamente la acción revolucionaria, por su rectitud y su alcance, porque ésta se vuelve entonces capaz de guiar la puesta en ejecución de los medios que permiten influir en los factores determinantes –en Francia actualmente y estratégicamente los factores subjetivos de la revolución–, para hacer posible la maduración de las condiciones de la revolución y la victoria de esta última. Sin base teórica, sin concepciones teóricas, sin visión estratégica y táctica, no sólo la práctica es ciega, sino que a pesar de que tenga algún contenido positivo, las contribuciones que se entregan ineluctablemente a la teoría –por la acumulación de experiencias directas a gran escala– no pueden ser a su vez generalizadas ni ser utilizadas para rectificar o enriquecer ni la teoría ni la práctica. Por lo tanto, fuera del movimiento obrero, el movimiento maoísta se confina a un menú practicista y mantiene la ignorancia en cuanto a los métodos y el papel esencial del trabajo teórico comunista». (L’emancipation; La demarcación entre marxismo-leninismo y oportunismo, 1979)

El falso antitrotskismo; Equipo de Bitácora (M-L), 2017


«Uno de los más sorprendentes fenómenos en los individuos que se dicen así mismos «revolucionarios» es el falso antitrotskismo. Explicar que significa esto se podría resumir en un par de líneas: básicamente no tener ni idea de cuales son los lineamientos del trotskismo a nivel histórico y criticarlo a base de oídas, pero lo interesante aquí es dar un par de pinceladas para recordar aspectos clave de esta tendencia que tantos quebraderos de cabeza ha dado.

¿Cuál es la característica del antitrotskismo formal?

No seremos nosotros simpatizantes de eso que hemos calificado tantas veces como «falso antitrotskismo», una tendencia caracterizada por vociferar inconscientemente contra los representantes oficiales del trotskismo en una forma reiterada y exaltada, pero sin llegar a comprender el carácter del mismo. Tales especímenes suelen llenar sus intervenciones de frases como «El trotskismo es la agencia del imperialismo», «El trotskismo es contrarrevolucionario», lo cual, si bien históricamente es correcto, pierde todo su sentido cuando se repite machaconamente como si de un catecismo se tratase, pero sin aportar nuevos indicios en la situación concreta de su tiempo. También es común que utilicen los términos «trotskista» o «trotsko» hacia cualquier sujeto que discrepe en una discusión, sea esta de mayor o menor transcendencia. Estos elementos no son conscientes que el uso abusivo de la retórica anti X sin mayor explicación es un boomerang que siempre se vuelve contra uno. Aquí se llega al punto en que los eslóganes y mofas no solo no realizan un verdadero trabajo de esclarecimiento y persuasión respecto a los peligros y efectos perjudiciales del trotskismo, sino que se crea la situación contraria: en la cual el que presencia esto comienza a sentir un rechazo hacia el antitrotskismo por este verse infantil y carente de argumentos. 

Los falsos antitrotskistas se suman a la denuncia del trotskismo por cuestiones meramente formalistas: desconocen su esencia, pero aun así lo condenan temerosos de parecer «poco revolucionario» o de ser tildados de trotskistas. Otra razón para denunciar al trotskismo es por mero seguidismo de otros: por hacer bandera común de lo que dicen otros, aunque no se haya investigado y comprendido debidamente. Todo esto deriva en actos tanto ridículos como patéticos de hablar y atacar al trotskismo mientras se tiene un pensamiento y se expone un discurso cargado de nociones trotskistas, e incluso cayendo en la defensa de figuras, organizaciones y regímenes que tienen una relación estrecha con el trotskismo, algo que veremos más tarde.