«Bandera Roja (BR) es un partido político nacido en 1970. Sus militantes, como Rafael Vanegas, venían en su mayoría del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), un partido fundado en 1960 influenciado sobre todo por el revisionismo cubano y las tesis foquistas, este a su vez era una escisión de Acción Democrática, partido clásico del bipartidismo en Venezuela durante todo el siglo XX. Otros de los miembros de BR, como Carlos Betancourt, venían del Partido Comunista de Venezuela (PCV) conocido por mantener tesis browderistas en los años 30, del «revisionismo del socialismo del siglo XXI» en la actualidad; así como por su simpatía, amistad y «adecuamiento» con las tesis del revisionismo cubano y soviético.
Al igual que en Colombia, Perú, Argentina y otros países de la región. En Venezuela, debido a los regímenes imperantes, partidos como el PCV o el MIR se veían casi obligados a mantener una praxis de lucha armada –en concreto guerrillera–, tratándose casi de una cuestión de sobrevivir. Debido a las tradiciones y corrientes de moda y al desconocimiento del marxismo, esta violencia armada adolecía en la mayoría de los casos de la falta de un partido marxista-leninista de vanguardia que dirigiese a la guerrilla, no tomaba en cuenta las condiciones objetivas y subjetivas, a veces falta de influencia en las masa se cimentaba sobre el voluntarismo que acaba en putschismo o en terrorismo sin relación con las masas, se focalizaba solamente la lucha en el campo o sólo en la cuidad, y así un sucesivo etcétera de desviaciones. A consecuencia de los cambios políticos, y del propio carácter vacilante y oportunista de estos partidos, siempre aprovecharon cualquier oportunidad para retractarse del uso de la violencia y reenfocar su estrategia y fuerzas al parlamentarismo y el legalismo burgués, aceptando la democracia burguesa y sus medios como «vía pacífica al socialismo», una fórmula del revisionismo de tipo reformista que opera a favor de la burguesía y por tanto del capitalismo:
«La importancia de destacar este aspecto de la vida política revolucionaria está en que permite desenmascarar a los revisionistas y socialreformistas PCV y MIR, quienes luego de llamar a las armas en 1960, ya en 1965 levantan las tesis de que la lucha armada no tenía vigencia en el país y comenzaron a dar los pasos para obtener su legalización renegando del correcto y justo camino revolucionario de la lucha armada y de la experiencia histórica que esta lucha representa positivamente para la revolución. Los dirigentes traidores del PCV-MIR impregnados de la influencia pequeño burguesa manejaron una concepción exclusivamente militar y cuyo propósito era provocar bajo el estímulo de las guerrillas urbanas y rurales los alzamientos de cuarteles, despreciando a las masas a abrigar ilusiones en un camino que se inspiraba en el golpe militar de oficiales considerados como demócratas y patriotas. De manera que otra no podía ser la conclusión de una lucha que llevaba al Movimiento Popular a un rumbo que nada tiene de revolucionario y que colocaba al proletariado a la cola de la burguesía, quebrándole sus ímpetus de combatividad y luchas». (Bandera Roja; Entrevista Concedida a la Revista CAUSA ML por Una Delegación del Comité Político Nacional del Partido Bandera Roja de Venezuela, 1979)
En los miembros de Bandera Roja, al haber militado en uno o varios partidos revisionistas, muchos de ellos aún mantenían unos conceptos, tesis y enfoques herencia de aquellas organizaciones:
«Al producirse la división del MIR por los efectos de la dura lucha ideológica librada en su seno contra el oportunismo y el revisionismo, los sectores marxista-leninistas quedaron con la dirección del Frente Guerrillero Antonio José de Sucre, de cuyo núcleo nace nuestro partido. De manera que Bandera Roja se forma partiendo de un frente armado en el preciso momento cuando se levantaban las tesis aventurero-foquistas en América Latina por parte de los revisionistas cubanos, quienes contraponen el «foco guerrillero» a toda posibilidad del partido marxista-leninista para dirigir la guerra revolucionaria de masas; colocando el aspecto militar por encima del político, donde el accionar de la vanguardia militar aislada de las masas y supuestamente bajo el influjo voluntarista conduciría a las masas explotadas a una lucha revolucionaria. La fundación del Partido Bandera Roja echa por tierra en el plano teórico y práctico las concepciones foquistas-revisionistas porque ellas se sustentaban en bases antimarxistas. Era inevitable, y hoy es un problema comprensible, que por la fuerte represión ejercida por la reacción burguesa contra el movimiento revolucionario en general, se hiciera presente en nuestro Partido la inestabilidad de dirección, lo cual limitó el desarrollo en profundidad del trabajo teórico para poder atender las inmediatas exigencias organizativas planteadas. A esto se agregan las limitaciones teóricas, nuestro aislamiento de la clase obrera; cosas que permitieron que en el Partido anidaran concepciones erróneas que para enfrentar el reformismo reinante en el país levantaran banderas foquistas, intentando desarrollar una línea aventurera y sectaria. Eran la reminiscencia del foquismo que despreciaba la acción política de las masas y la adecuación de nuestra táctica a la situación concreta del período que nos tocaba enfrentar». (Bandera Roja; Entrevista Concedida a la Revista CAUSA ML por Una Delegación del Comité Político Nacional del Partido Bandera Roja de Venezuela, 1979)
Fruto de esto Bandera Roja sufrió y vio manifestarse en su seno muchas de estas tendencias, creándose los primeros conflictos fraccionalistas:
«Esta concepción se combatía internamente hasta que se perfiló como fracción e intentó mediante un complot tomar la dirección del Partido en marzo de 1976, cuando se desarrollaba el IV Pleno Nacional de Cuadros del Partido. En esta ocasión fueron desenmascarados como una camarilla que negaba la concepción del partido leninista, además en el plano estratégico, táctico y en la caracterización de la revolución venezolana planteaban tesis opuestas a la realidad del país y a los postulados definidos por el Partido desde su fundación. Esta lucha ideológica interna culminó con la expulsión de los fraccionalistas. Ella sirvió para fortalecernos y profundizar en la formación integral marxista-leninista del Partido; consolidó la unidad entre la dirección y la base; permitió combatir otras tendencias expresadas en el sectarismo, afirmó los principios de la comprensión y correcta aplicación del centralismo democrático despertando un franco sentido crítico, autocrítico a todos los niveles y acerando la democracia y la disciplina, al mismo tiempo que se combatió el espíritu de fracción. Al expulsar a los fraccionalistas el Partido perdió su Frente Guerrillero Antonio José de Sucre el cual estaba bajo la dirección de esa fracción. El IV Pleno Nacional de Cuadros, máximo organismo consultivo de nuestro Partido, trazó la tarea de reconstruir nuestro ejército lo que logramos un año después. El cumplimiento de esta tarea ha sido una importante victoria político-militar que permitió movilizar interna y externamente con todas sus fuerzas la capacidad, con la experiencia y la convicción marxista-leninista del Partido y su vinculación con las masas campesinas. Hoy tenemos el Frente Guerrillero Américo Silva (FAS) que ha seguido dando continuidad a nuestra política militar. A grandes rasgos y expresado aquí de manera muy apretada hemos intentado señalar algunos elementos que explican nuestra contribución en el combate contra el revisionismo y el foquismo en nuestro país». (Bandera Roja; Entrevista Concedida a la Revista CAUSA ML por Una Delegación del Comité Político Nacional del Partido Bandera Roja de Venezuela, 1979)
Como vemos, el nacer con la influencia del revisionismo cubano, le valió a Bandera Roja una práctica foquista inicial, una polémica interna y después una expulsión con la consecuencia de que ese grupo expulsado se llevó tras de sí al brazo armado del partido. Casi nada. Esto nos evidencia lo importante que es desde la fundación de un partido estar libre de todo mito nacional o internacional revisionista:
«Es por ello, que si uno quiere ser consecuentes a la hora de «bolchevizar» cualquier estructura, no se puede eludir responsabilidades ideológicas. Llega por tanto a ser ridículo querer eclécticamente unir figuras tan dispares como Marx y Bakunin, Engels y Lassalle, Lenin y Rosa Luxemburgo, Iósif Stalin y León Trotski, o Enver Hoxha y Mao Zedong, y ponerlos a todos sobre la base de que «todos eran grandes revolucionarios» de los que «se pueden extraer cosas buenas», o equiparar los presuntos errores cometidos por los primeros a los errores de gran calado de los segundos, que obviamente no son errores casuales, sino errores graves y continuos que tocan los principios más elementales del tesoro de la teoría y praxis de nuestra doctrina. El comunista que acepta el materialismo dialéctico como tal, debe tener un pensamiento crítico científico y a consecuencia de ello, tampoco debe cubrir los errores de las figuras a estudiar; sean estas marxistas o no, no debe de hacer esto por más que guarde un sentimentalismo hacia esa figura para llegar al núcleo de la verdad histórica y objetiva. Es por ello que quién realiza tal acción de idealizar a las figuras que tiene en simpatía y disimula u oculta sus errores cae en el antimarxismo. Quién hace esto cae en el idealismo; pues idealiza positivamente a esa figura en su cabeza, estigmatiza al resto y evita ponerla en evidencia, y en la metafísica; a la hora de separar y ocultar su teoría errónea y no compararla con el marxismo-leninismo». (Equipo de Bitácora (M-L); Diferencias entre unidad entre marxista-leninistas y la unión ecléctica de pretendidos o simpatizantes de dicha doctrina, 2013)
En realidad, pese a las negativas consecuencias que Bandera Roja sufrió durante 1970-1976 por la influencia del revisionismo cubano, esta influencia nunca se barrió por completo –como veremos más adelante–, algo que recae como responsabilidad directa sobre sus líderes, bien por desconocimiento real de la doctrina marxista-leninista o por cobardía de enfrentarse a estos mitos de moda.
Sin salirnos del contexto, debemos apuntar que por aquel entonces el partido ya había perdido a gran parte de sus cuadros más importantes: Américo Silva, caído en combate en 1972, Jesús Márquez Finol, caído en combate en 1975, Vicente Contreras Duque, caído en combate en 1977, Tito González Heredia, asesinado en 1977. Como hecho: si miramos en el pasado de otras organizaciones de la época el resultado es similar. Esto demuestra «como se las gastaba» la burguesía y toda la reacción venezolana en el trato no solamente a los partidos y dirigentes marxista-leninistas, sino a cualquier revolucionario:
«Muchos destacados combatientes del movimiento marxista-leninista han sido bárbaramente asesinados por los criminales fascistas que están gobernando en muchos países, han muerto bajo la tortura policial, o siguen languideciendo en las oscuras mazmorras de la reacción. A través de su determinación, su coraje, su elevado espíritu de abnegación y su devoción a la gran causa del proletariado, se han convertido en brillantes faros para la lucha de las masas trabajadoras que trabajaban para la liberación nacional y social. (...) Su intachable imagen y vida revolucionaria vivirá en los corazones de todos los verdaderos patriotas y comunistas como un alto ejemplo de inspiración, de llamada a las armas en la lucha contra la burguesía sanguinaria y la reacción». (Enver Hoxha; Informe en el VIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1976)
Estas bajas estarían en el núcleo de los desarrollos «zigzageantes» del partido en los años siguientes, ya que cuando los cuadros se estaban templando acaban presos o asesinados, lo que imposibilitaba que el partido tuviera unos líderes fuertes y formados ideológicamente; esto además facilitaba la inclusión en la organización de elementos ajenos a lo que debe ser un partido marxista-leninista: refiriéndonos a oportunistas, arribistas, sentimentalistas, provocadores y demás». (Equipo de Bitácora (M-L); Bandera Roja y MVTC: Un repaso histórico a las posiciones ultraoportunistas de Bandera Roja, y una exégesis sobre la deserción del MVTC y su disolución en Bandera Roja, Enero 2017)
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