viernes, 22 de mayo de 2015

Sobre el manual de economía política de Shanghái; Rafael Martínez, 2006

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«La revisión de los principios del marxismo, con independencia de su orientación y la época histórica, subvierte las bases científicas del marxismo y se convierte éste en un conjunto dogmático de pensamientos y citas de textos sagrados, es decir, convierte a este sistema del pensamiento científico en una forma de doctrina religiosa, que supera la superestructura del sistema revisionista. De ser la ideología de las masas explotadas, este marxismo hueco se convierte en una herramienta de explotación. Llegados a este punto, el marxismo revisionista, antimarxista, en esencia, se puede dividir en diferentes herejías, en diferentes interpretaciones de lo que se convirtió en una especie de sagradas escrituras, ya que esas interpretaciones dejan de ser científicas y se moldea para adaptarse a las necesidades e idiosincrasia de las nuevas clases dominantes o a los que sirven a las viejas clases dominantes, de acuerdo con la situación histórica concreta». (Rafael Martínez, Sobre el manual de economía política de Shanghái, 2006)


Este documento se centrará en el análisis del revisionismo económico chino: concretamente en el repaso del conocido vulgarmente como Manual de economía política de Shanghái –llamado oficialmente: «Fundamentos de Economía Política» que fue publicado en 1974– y que desde la propaganda china y sus agentes se presentó siempre como continuador de las leyes económicas del marxismo-leninismo, a la vez que portador de una «innovación» y «superación» en la teoría del mismo.

El objetivo de depositar esta crítica en vuestras manos –entre otros claro– es desmitificar el pensamiento económico maoísta y ubicarlo fuera de la teoría económica marxista-leninista como corresponde hacer con cada pensamiento económico revisionista, sobre todo porque gran parte de los autodenominados «marxista-leninistas» se aprestan a santificar obras como el «Manual de Shanghái» que pese a contener consignas revolucionarias –como en casi cualquier teoría revisionista– esconden revisiones constantes del marxismo-leninismo. Por eso, intentamos ayudar desde esta divulgación a todo los revolucionario de nobles intenciones, desbrozando un mito –esta vez el económico– que rodea al maoísmo, que no solo es profundamente antimarxista, sino concretamente antileninista, especialmente en lo referente a la praxis económica desarrollada bajo la dirección de Iósif Stalin en la Unión Soviética.

El lector tendrá pues la oportunidad de ahondar en ese aspecto teórico del maoísmo a través de la lectura de los cinco capítulos de este documento, verá que tanto cuando reconocen su heterodoxia como cuando hablan de su supuesta «ortodoxia» en dicho manual económico, en realidad sus planteamientos acaban siendo de un revisionismo flagrante. Como se podrá comprobar dicho manual fue elaborado en 1974 en vida de Mao Zedong, y más importante: recoge tesis promulgadas por el propio Mao y otros dirigentes desde incluso antes que el Partido Comunista de China tomara el poder. Tesis que se han pretendido ,desde el seno del Partido Comunista de China, exportar a otros países como leyes de la construcción del socialismo cuando lo cierto es que no pasaban de ser leyes de como disfrazar capitalismo por socialismo, de crear una estructura económica pseudosocialista, de dar «gato por liebre». Como se tendrá la oportunidad de constatar, las tesis económicas del revisionismo chino no eran nuevas ni mucho menos, por mucho que algunas de ellas las presentaran como «aportes del Gran Presidente Mao», sino que se trató de la recuperación de tesis de revisionismos precedentes –bujarinismo, trotskismo, titoista, jruschovista, e incluso de otras corrientes antimarxistas como el anarquismo, el socialismo utópico, y demás–. Razón por la que el documento sirve como crítica a estas corrientes de modo indirecto. Hay que entender que tanto las tesis iniciales del maoísmo como su posterior desarrollo del pensamiento económico, han influido tanto a partidos en el poder como a partidos desprovistos del mismo, y especialmente a las organizaciones y movimientos atraídos por el «tercermundismo» que el maoísmo tanto propagó: hablamos tanto de los revisionistas argelinos, vietnamitas, coreanos, cubanos, nicaragüenses, eurocomunistas, y ahora los «socialistas del siglo XXI», claro que como el revisionismo chino en su día, tampoco estos se basan exclusivamente en un patrón económico –en este caso el chino– y «pican de un lado y de otro» para conformar su núcleo teórico económico.

En nuestra opinión es uno de los documentos fundamentales para entender el desarrollo económico del revisionismo chino, ya que el autor no solo expone con datos irrefutable su carácter, sino que como autor marxista-leninista hace un análisis de los datos que presenta y saca sus conclusiones. Recordemos que muchos estudiosos de la revolución china de 1949 si han aportado datos interesantes que luego han servido a otros marxista-leninistas para realizar sus críticas a China, pero en este caso contamos tanto con un recopilado de datos como de un análisis marxista-leninista.

Del mismo modo, nos hemos permitido hacer algunas anotaciones, las cuales recomendamos que se vayan leyendo tanto si se tuerce la lectura como si se quiere disponer de una visión más completa del revisionismo maoísta en el ámbito económico, pues aclarará variados aspectos al lector en estos temas que quizás resulten de difícil comprensión y para los más versados enriquecerá sus vastos conocimientos con nuevos datos que presuponía o conocía pero no con total certeza.

Notas: 

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jueves, 21 de mayo de 2015

El carácter de las bandas armadas guevaristas y filoguevaristas de los años 60 y 70 en Europa

Thorwald Proll, Horst Söhnlein, Andreas Baader y Gudrun Ensslin, miembros de la Fracción del Ejército Rojo (RAF)

«
[10] Posteriormente, y sobre todo tras el eco de la muerte del  «Che» Guevara en 1967, en Europa se empezaron a formar grupos armados de indudable inspiración guevarista. ¿Cómo se explica esto aparte de por la estela dejada por Guevara en su último intento tan valiente como infructuoso en Bolivia?  Es fácil: 1) el agotamiento del reformismo tras la Segunda Guerra Mundial; 2) la avalancha de nuevas tendencias revisionistas tras el XXº Congreso del PCUS de 1956 que fomentaban el «cretinismo parlamentario» y el respeto a la legalidad burguesa; 3) el descenso de algunas corrientes burguesas y pequeño burgueses como el trotskismo o el anarquismo debido a que la gente trabajadora más combativa se había persuadido de que tampoco solucionaban los problemas sociales inherentes del capitalismo; 4) pero sobre todo este fenómeno del guevarismo responde a la incapacidad de los marxista-leninistas ante esta situación de adueñarse la influencia en las clases explotadas ante el descrédito de tales fuerzas en decadencia, e incluso de la no comprensión de los mismos marxista-leninistas de la esencia del guevarismo de moda o el saludarlo incluso como marxismo-leninismo. 

Algunos ejemplos de organizaciones armadas que se inspirarían en las mismas desviaciones guevaristas de sus homólogos latinoamericanos: Brigadas Rojas italianas, el GRAPO español, la ETA vasca, la RAF alemana, etc. Estas organizaciones, como las propias organizaciones guevaristas de América, se fijarían mucho no sólo en el mito de Guevara, sino también como la propia Cuba en su día, en muchas de las revoluciones pseudosocialistas como la yugoslava, la china, la coreana, la cubana, la angoleña, la nicaragüense, la vietnamita, argelina, y copiarían sus métodos antimarxista-leninistas –nótese que en todos los casos fueron revoluciones democrático-burguesas con marcado carácter nacionalista-burgués que se intentaban teñir de socialista–.

En casi todos los casos de estas agrupaciones guevaristas o filoguevaristas no existía un partido que dirigiera a estas guerrillas, algunos decían que estaban pensando en la creación del partido comunista, o en el mejor de los casos si existían estos partidos pero no mandaban realmente a sus brazos armados, siendo estos autónomos o mandaban estos directamente al partido; pero como decíamos, lo normal en estas organizaciones era que las «guerrillas» dirigieran la política del resto de organizaciones con las que estaban conectadas, incluyendo organizaciones de masas y partidos que eran partidarios de estas organizaciones armadas o simplemente simpatizantes de ellas. Estos grupos eran muy afines a la creencia de que «la historia la hacen los héroes» y todas las desviaciones guevaristas que ya hemos presencia, y así lo expresaban en sus acciones. 

Por supuesto, sobra decir, que sin un partido que dirigiera a estos aventureros y pese a toda la parafernalia lingüística para aparentar tener influencia marxista, no existía una cohesión ideológica en estos grupos; el extremo faccionalismo y las escisión era el pan de cada día, ya que ni siquiera oficialmente se seguía una línea ideológica clara ni se regían por el centralismo democrático para garantizarlo. En el caso ideológico, ETA por ejemplo si observamos su progreso ideológico desde sus inicios, tanto el nacionalismo burgués, el socialdemocratismo, el trotskismo, el maoísmo, el anarquismo y el tercermundismo han estado presentes en toda su teórica y actuar y esto lo corrobora no solo sus estrategias y tácticas, ni siquiera todas las corrientes oficiales expulsadas a lo largo de su historia que evidencian tal existencia interna, sino la deriva actual tanto de ETA como de la izquierda abertzale que en algún momento ha sido afín a ETA. En el caso de las Brigadas Rojas italianas tenemos un caso similar de extremo fraccionalismo a causa de una mezcolanza ideológica no definida, facilitando la infiltración de elementos de todo tipo tanto de antimarxistas como de directos provocadores de la burguesía. Esta debilidad en el ámbito ideológico, hacía muy fácil que los servicios secretos de los países donde operaban se infiltraran en la organización: logrando o bien vender a sus dirigentes a la policía o utilizar a los elementos más volubles para azuzar desde dentro a que se sucedieran los actos aventureros de estas bandas para bien intereses de los gobiernos de turno u otras fuerzas burguesas, recordemos que el terrorismo ha jugado una baza fundamental en los gobiernos de Italia, España, Alemania en los últimos años para desviar la atención pública, criminalizar a los verdaderos marxista-leninistas y fortalecer la unidad de las fuerzas políticas burguesas. 

Tampoco hay que olvidar a las organizaciones inspiradas en el revisionismo chino como Sendero Luminoso, que crearon guerrillas y retomaron aunque a veces lo negaran, las mismas desviaciones de las guerrillas guevaristas latinoamericanas: como puede ser el poco énfasis e incluso abandono de su política en las ciudades con la excusa del número del campesinado o la extensión de métodos de terror individual sin conexión con las masas trabajadoras como secuestros, bombas en embajadas, asesinatos selectivos o coches-bomba, nada que no hicieran también otras organizaciones como las Brigadas Rojas, las RAF, los GRAPO o la ETA.

Pero en el caso de los grupos armados creado en Europa, copiaban el accionar de ciertas «guerrillas urbanas» guevaristas latinoamericanas como los Tupamaros. Como sabemos los grupos guevaristas estaban claramente caracterizados por sus tendencias a subestimar la lucha o bien en el campo o bien en la ciudad, y dotaban todo su actuar en uno y otro lado, considerando al contrario como innecesario o imposible en el que actuar. Este último pensamiento, estaba relacionado con la teoría de quedarse mejor solo en el campo o solo en la ciudad porque consideraban uno u otro medio como mejor para desarrollar sus actividades y así evitar que el «enemigo no desate el terror contra el pueblo». En general los grupos europeos como las RAF, ETA, Brigadas Rojas, viraban hacia la desviación de actuar solamente en el ámbito urbano, es decir, el de las ciudades, no prestando ninguna o casi ninguna atención al campo, sacando la vena guevarista de la unilateralismo del accionar de la guerrilla solo en un lado, pero recuperando entonces la vena anarquista de grandes atentados en las grandes ciudades y el no actuar en el campo:

«Las enseñanzas que se derivan de la experiencia de la estrecha vinculación de la lucha armada del pueblo en la ciudad y en el campo, sin menospreciar a ninguno de ellos, son de gran valor en la actualidad. Esta experiencia rechaza tanto las prédicas maoístas sobre el «cerco de la ciudad por el campo» que suponen dejar a un lado el papel de la clase obrera y las masas trabajadoras de la ciudad, como las prácticas de los diversos grupos de extrema izquierda y anarquistas que reducen la lucha armada a algunas esporádicas y menudo aventureras acciones aisladas en las ciudades». (Simon Ballabani; Las enseñanzas del partido y del camarada Enver Hoxha sobre la liberación del país y la defensa de la patria socialista, 1983)

Por todas las características que hemos venido observando en estas anotaciones, los partidos marxista-leninistas denunciaron el carácter incoherente y opuesto al marxismo-leninismo de estos grupos armados guevaristas o inspirados en el guevarismo. Las RAF eran otro ejemplo de grupo armado formada a partir del mito de Guevara, de hecho tal agrupación alemana se formó inspirada en los Tupamaros –guerrilla guevarista uruguaya–. Las RAF reunía las desviaciones básicas del guevarismo, razón por la cual era rechazada por los marxista-leninistas alemanes:

«Desde el principio, el partido –contrariamente a lo que a propósito mentirosamente ha difundido la prensa de Alemania Occidental– se ha distanciado de las RAF, por sus llamadas teorías: del uso del terrorismo expresado en intentos de asesinatos políticos sin conexión forma ajena con la lucha revolucionaria de las masas; de su blanquismo, que espera que la abolición para la humanidad de la esclavitud asalariada con la lucha de clase del proletariado es a través de la conspiración de una pequeña minoría de intelectuales; de su teoría del «impulso externo», la pequeña rueda de intelectuales revolucionarios que impulsa a la rueda grande, la clase obrera, para que funcione el engranaje; que establece que la clase obrera y los demás trabajadores, ya que son incapaces de elevarse a la lucha revolucionaria deben ser estimulados a través de acciones espectaculares; de su negación de la necesidad del partido marxista-leninista de vanguardia del proletariado y otras teorías oportunistas más. (…) El límite entre un revolucionario pequeño burgués y un contrarrevolucionario pequeño burgués obviamente se alcanza, donde sus acciones, sus ataques, su terror, se vuelve contra el pueblo. (...) La historia de las RAF es un ejemplo clásico de la desesperanza de terrorismo pequeño burgués, como su principio revolucionario acaba en acciones contrarrevolucionarias». (Ernst Aust; Educar a las masas para la revolución; Discurso del camarada Ernst Aust en la reunión del Buró Político, 5 de diciembre de 1977)

Enver Hoxha expresaría sobre el carácter de todos estos grupos:

«En los países capitalistas, además de las fuerzas revolucionarias que están dirigidas por el partido marxista-leninista, hay otras fuerzas que luchan y se enfrentan con la policía, la gendarmería, etc. Muchas acciones y enfrentamientos de estas otras fuerzas tienen un carácter terrorista, aventurero, anarquista, se presentan con toda clase de colores y etiquetas y están guiadas por diversas ideologías». (Enver Hoxha; El imperialismo y revolución, 1978)

Hay que recordar que históricamente, ha habido clases sociales que han cogido las armas contra otras clases sociales, y no significa que las que las empuñaran fueran la clase progresista de la época. Las revoluciones de la burguesía nacional en el siglo XIX y XX lo demuestran, la lucha armada no es sinónimo de que está dirigida por una clase explotada, y mucho menos por la clase obrera. Estos grupos como hemos explicado, nacían de la propia situación del sistema capitalista, sus contradicciones, de sus variantes ideológicas, del auge y caída de ciertas doctrinas burguesas y pequeño burguesas, y responden también, a una lógica de renovación del propio sistema para sostenerlo:

«Es el sistema capitalista que crea estas bandas, el que provoca la degeneración de sus miembros y les anima a operar bajo, etiquetas pseudoproletarias, pseudocomunistas y pseudorevolucionarias. Originalmente, muchos miembros de estas pandillas eran gente honesta, desempleados y sin hogar que han sufrido grandes dificultades, pero esta vida miserable y el capitalismo mismo los llevan a cometer actos de terrorismo, robo y asesinato. En algunos casos, estas pandillas son una vergüenza para el poder de la burguesía, pero sobre todo que sirven a la burguesía y es por lo que éstas aumentan continuamente y los deja libres para seguir actuando. Este es el ejército del fascismo con que el proletariado se ha enfrentado y siempre ha chocado cada vez que se levanta en la lucha revolucionaria. Estas bandas son las ayudas auxiliares del ejército, la policía y todos los órganos de coerción de la burguesía». (Enver Hoxha; Sólo bajo un genuino partido marxista-leninista se pueden conseguir los objetivos, 1979)

El marxista-leninista albanés explicaba porque estos grupos armados eran útiles para el Estado burgués, ya que bien por iniciativa de los métodos terroristas y aventureros de la ideología de los propios pseudomarxistas de estas agrupaciones, o bien por instigación de los agentes de los servicios secretos burgueses infiltrados en estas organizaciones, se buscaba que estas cometieran actos que llevaran al descrédito de las fuerzas realmente revolucionarias y comunistas que luchaban contra la burguesía. De hecho no deja de ser cierto que estos grupos por uno u otro estímulo, cometían verdaderas atrocidades terroristas contra las masas trabajadoras:

«Estas acciones a menudo son organizadas a instigación de los servicios secretos de los países capitalistas, son financiadas por ellos, y tienen por objeto, entre otras cosas, desacreditar a los partidos marxista-leninistas, atribuyéndoles tales acciones. Los elementos fascistas o los agentes secretos de la burguesía que organizan y dirigen frecuentemente estas acciones, se esfuerzan por sacar partida del descontento, la indignación y el coraje del proletariado, de los estudiantes, de la juventud etc., a fin de lanzar a los grupos y los diversos movimientos que forman estas masas a acciones que además de no tener nada en común con los movimientos revolucionarios reales, ponen en peligro los propios movimientos revolucionarios, creando la impresión de que el proletariado está en degradación, de que se ha transformado en lumpemproletariado». (Enver Hoxha; El imperialismo y revolución, 1978)

Había que resaltar entonces y hoy también, que pese al nombre que llevasen poco tenían en común con lo que decían representar:

«Todas estas corrientes y grupos se enmascaran con nombres atrayentes, como «proletarios», «comunistas», «brigadas rojas» y otros apelativos, que siembran una gran confusión. Las acciones de estos grupos no tienen nada que ver con el marxismo-leninismo, con el comunismo». (Enver Hoxha; Eurocomunismo es anticomunismo, 1980)

Por ello se insistía en que la labor con las masas y con los miembros que han pasado por estas organizaciones era, que:

«Los partidos marxista-leninistas, dedicando la debida atención a esta cuestión, deben, de una parte, hacer que las masas se convenzan por su propia experiencia de que las acciones revolucionarias tienen un carácter totalmente diferente de los actos terroristas y anarquistas y, de otra parte, deben luchar para separar y reconducir de las filas de los grupos terroristas y anarquistas a los elementos revolucionarios que han caído en su trampa, alejarlos también de la influencia que puedan haber recibido de los fascistas y los agentes secretos de la burguesía infiltrados en dichos grupos». (Enver Hoxha; El imperialismo y revolución, 1978) (Anotaciones de Bitácora (M-L) al documento de Enver Hoxha: «El puño de los comunistas marxista-leninistas también debe golpear enérgicamente al aventurerismo de izquierda, como engendro del revisionismo moderno» de 1968, 20 de febrero de 2015)

Las diferencias entre el estatismo de los países socialistas y el estatismo del los países capitalistas y fascistas


«La expresión del «socialismo de Estado» es imprecisa. Por este término entienden muchos el orden de cosas en que una cierta parte de las riquezas, parte a veces bastante considerable, pasa a manos del Estado o bajo su control, mientras en la inmensa mayoría de los casos la propiedad sobre los talleres, sobre fábricas y sobre la tierra sigue en manos de particulares. Así es como muchos entienden el «socialismo de Estado». A veces, se esconde detrás de este término el orden de cosas bajo el cual el Estado capitalista, en interés de la preparación o el mantenimiento de la guerra, se hace cargo de la financiación de una cantidad: de empresas privadas. La sociedad que nosotros hemos construido no puede llamarse en modo alguno «socialismo de Estado». Nuestra sociedad soviética es una sociedad socialista, porque en nuestro país se ha abolido y transformado en propiedad social la propiedad privada sobre los talleres, las fábricas, la tierra, los Bancos, los medios de transporte. La organización social creada por nosotros puede llamarse organización soviética socialista, no se acabada de construir todavía, pero que es en su raíz una organización socialista de la sociedad. La base de esta sociedad es la propiedad social: la propiedad del Estado, es decir, de todo el pueblo, y también la propiedad cooperativa de los koljoses. Ni el fascismo italiano ni el nacional«socialismo» alemán tienen nada que ver con esta sociedad. Ante todo, porque allí han dejado intacta la propiedad privada sobre los talleres y las fábricas, sobre la tierra, sobre los Bancos, sobre el transporte, etc., razón por la cual el capitalismo conserva en Alemania y en Italia todas sus fuerzas». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Entrevista al camarada Stalin por Roy Howard, 1936)

Enver Hoxha pretendiendo y refutando las teorías pequeño burguesas de los grupos anarquistas, guevaristas, luxemburguistas de antaño


«
[7] A Enver Hoxha no le temblaría la mano, como a muchos sentimentalistas que idolatraban a estos grupos armados, en criticar las teorías antimarxistas «izquierdistas» sobre la revolución y la toma de poder que en aquellos momentos abundaban en el mundo. De hecho, en el VIº Congreso del PTA de 1971 dedicó una buena parte a desmontar a las teorías que vanguardizaban varios movimientos pero sobre todo el guevarismo:

1) La teoría de que «la historia la hacen los héroes» –negando el papel de las masas en la revolución–:

«Mucha gente, entre la cual se cuentan revolucionarios sinceros, al haber rechazado el camino reformista de los revisionistas y haberlo criticado, han abrazado otros conceptos erróneos sobre la revolución y sus vías de desarrollo. Esto se relaciona con su posición de clase pequeño burguesa, con la ausencia de la debida formación ideológica marxista-leninista y con las influencias que ejercen sobre ellos los puntos de vista anarquistas, trotskistas y golpistas. Algunos de ellos conciben la revolución como un golpe militar, como obra de unos cuantos «héroes». (Enver Hoxha; Informe en el VIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1971)

2) Pero esta solo era una teoría que acompañaba a otras como la de que el «motor pequeño» que era el foco de la guerrilla ponía en funcionamiento el «gran motor» que era el proletariado –eludiendo las condiciones objetivas y subjetivas de la revolución–:

«Sobrestiman y absolutizan el papel de la «actividad subjetiva», y piensan que la situación revolucionaria, como condición para el estallido de la revolución, puede ser creada artificialmente por las «acciones enérgicas» de un grupo de combatientes que sirve como «pequeño motor» que pone en movimiento al «gran motor» de las masas. Según ellos el potencial revolucionario de las masas en la sociedad capitalista está en todo momento a punto de estallar, basta un impulso exterior, basta que se cree un foco guerrillero para que las masas lo sigan automáticamente». (Enver Hoxha; Informe en el VIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1971)

3) De que no era necesario analizar las condiciones objetivas, que estas se podían crearlas por el foco y sus guerrilleros –ignorando un análisis científico de la situación y de las leyes mismas de la revolución–:

«La lucha armada de un grupo de revolucionarios profesionales sólo puede ejercer influencia en el ímpetu de las masas cuando se coordina con otros objetivos políticos, sociales, psicológicos que determinan el surgimiento de la situación revolucionaria y cuando se apoya en las amplias masas del pueblo y goza de su simpatía y respaldo activos. De lo contrario, como demuestra la dolorosa experiencia en algunos países de Latinoamérica, la acción de la minoría armada, por heroica y abnegada que sea, choca con la incomprensión de las masas, se aísla de ellas y sufre derrotas. Las revoluciones maduran en la situación misma, en tanto que su victoria o su derrota depende, de la situación y del papel del factor subjetivo. Este factor no puede representarlo un solo grupo, por más consciente que sea de la necesidad de la revolución. La revolución es obra de las masas. Sin su convencimiento, preparación, movilización y organización, ninguna revolución podrá triunfar. El factor subjetivo no se prepara únicamente mediante las acciones de un «foco» guerrillero, ni tampoco tan sólo con agitación y propaganda. Para ello, como nos enseña Lenin y la vida misma, es indispensable que las masas se convenzan a través de su experiencia práctica». (Enver Hoxha; Informe en el VIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1971)

4) O la teoría de que «para preparar la revolución sólo es importante el trabajo clandestino» –negando el trabajo legal en la sociedad burguesa y en las organizaciones de masas–:

«El concepto sobre el papel decisivo de la minoría armada va acompañado también de los puntos de vista de que la lucha debe desarrollarse únicamente en el campo o sólo en la ciudad, de que se debe atener únicamente a la lucha armada y a la actividad clandestina. Ha adquirido también una amplia difusión la tesis trotskista que considera la revolución como un acto repentino y la huelga general política como la única forma de llevarla a cabo. El orientarse por la lucha armada no significa en lo más mínimo renunciar a todas las demás formas de lucha, no quiere decir concentrarse en el campo y abandonar la lucha en la ciudad viceversa, tampoco significa proponerse conseguir el objetivo final –la toma del poder– abandonando la «lucha pequeña» por las reivindicaciones inmediatas, económicas, políticas y sociales de los trabajadores, no quiere decir velar sólo por la organización de las fuerzas armadas y descuidar el trabajo entre las masas y dentro de sus organizaciones, trabajar y luchar únicamente en la clandestinidad y renunciar a aprovechar las posibilidades de actividad legal y semilegal, etc. Preparar la revolución no es cuestión de un día es una labor multilateral y compleja. Para ello se ha de trabajar y luchar en todas las direcciones y con todas las formas, combinándolas correctamente y cambiándolas a tenor de los cambios de la situación, pero siempre supeditándolas al logro del objetivo final». (Enver Hoxha; Informe en el VIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1971)  (Anotaciones de Bitácora (M-L) al documento de Enver Hoxha: «El puño de los comunistas marxista-leninistas también debe golpear enérgicamente al aventurerismo de izquierda, como engendro del revisionismo moderno» de 1968, 20 de febrero de 2015)

Entrevista al camarada Stalin por Roy Howard; 1936

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La siguiente entrevista, fue concedida por Iósif Stalin al periodista estadounidense Roy Howard en 1936; una época de grandes tensiones internacionales, pero también, de varios notables sucesos en la Unión Soviética, como se reflejará en la entrevista. Veremos en los análisis de Stalin sobre todos estos acontecimientos, una comprobación una vez más, de la lucidez del bolchevique a la hora de responder a las preguntas del entrevistador.

Esta entrevista además, sirve para comprobar la justeza de la línea soviética a nivel exterior; por ejemplo, como prometió Stalin en esta entrevista, la Unión Soviética estaba dispuesta a ofrecer su ayuda a la República Popular de Mongolia en caso de ser invadida por el imperialismo japonés, esta promesa se hizo realidad en 1939 en la batalla de Jaljin Gol, donde las fuerzas japonesas sufrieron una grave derrota frente a las fuerzas soviético-mongolas, derrota que haría que Japón no invadiera ninguno de los dos países durante la Segunda Guerra Mundial.

También, cuando le preguntan sobre los focos de guerra, el georgiano apunta que la guerra se podría iniciar o bien por el extremo oriente, por Japón y las políticas belicistas contra otros Estados, o en Europa, no tanto con Italia, sino más bien por Alemania. Igualmente, responde como marxista-leninista, que el peligro de la guerra, no reside solamente en el fascismo, sino también en otros Estados imperialistas no fascistas, ya que su naturaleza contradictoria, solo les deja la guerra como solución a sus descompensaciones internas.

En cuanto a las acusaciones a la Unión Soviética, de querer expandir el comunismo a fuerza de bayoneta, contesta, que nadie puede obligar a otro pueblo a hacer una revolución, por lo tanto los comunistas no exportan revoluciones, es deber de los pueblos, de saber lidiar contra su reacción, y hacer sus deberes.

De igual modo, se señala que la Unión Soviética podrá convivir pacíficamente con otros Estados capitalistas mientras llega la revolución en el resto de países, pero que no debe existir ninguna ilusión sobre la conversión de un sistema en otro, lo que por tanto descarta la introducción en la sociedad soviética de mecanismos políticos, económicos o culturales del mundo burgués y capitalista.

En cuanto a la política interior; se le pregunta si guarda relación las nacionalizaciones del nazismo alemán, o del fascismo italiano, con el estatismo soviético. Aquí correctamente, Stalin indica de forma llana y clara que en esos regímenes fascistas, por tanto capitalistas burgueses, existe una estatización de ciertos sectores de la industria, que se realiza para satisfacer una acción interesada de la burguesía capitalista por medio de la cual se establece el capitalismo de Estado, y que además, en esos países capitalistas, en otros sectores de la propia industria existe la propiedad privada individual, por no hablar ya del campo, donde la propiedad privada individual es mayoritaria; sin embargo, en el régimen socialista de la Unión Soviética, tanto en la industria como en la agricultura no existe propiedad privada, en la industria existe la propiedad estatal completa, y en el campo existe la propiedad colectiva –koljoses– y estatal –sovjoses–, y una progresiva transformación hacía esta última, y lo más importante; las diferencias en las relaciones de producción en las leyes socialistas con respecto a las leyes de economía capitalista de esos dos países fascistas.

Stalin en la última parte, reafirma de nuevo el axioma sobre el sistema socialista, explica, como hiciera igualmente en su obra de finales de 1936: «Sobre el proyecto de constitución de la Unión Soviética», que la Unión Soviética es ahora un país que ha construido el socialismo, y eliminado las clases explotadoras como los terratenientes, kulaks, burgueses, etc., y que también ha trastocado y transformado por tanto a las clases explotadas que quedan –debido precisamente al hecho de acabar con el poder económico de las clases explotadoras– como los propios obreros y campesinos del país, y que ahora además –gracias al control político del proletariado– en el país se nutre a la capa de la intelectualidad a partir de la clase obrera y sus principios. Por lo tanto, no puede tener un sistema de varios partidos como en la sociedad capitalista donde existen clases explotadas y explotadoras con sus contradicciones antagónicas de clase y sus partidos con sus respectivos intereses burgueses, pequeño burgueses, etc. Sino que en un país socialista debe existir un solo partido, el comunista, y que este representa los intereses del nuevo campesinado  y la nueva clase obrera –que tienen objetivos comunes–, y que es comandado todavía por esta última, ya que el campesinado todavía no es un todo –hay koljosianos y sovjosianos, pese a que se proletarizan poco a poco con estos últimos– y poseen todavía una mayor cantidad de prejuicios culturales pequeño burgueses.

En cuanto a los derechos de los ciudadanos soviéticos en las elecciones, se adelanta en esta entrevista que existirá garantía de igualdad de género –entre hombres y mujeres–, raza –entre los diferentes pueblos de la Unión Soviética–, clase social trabajadora –vale igual el voto de un obrero que el de un campesino–, voto directo y secreto –para salvaguardar la privacidad del votante, y elegir directamente a quién quiere elegir al cargo–. Se advierte de que, por si el entrevistador no lo sabe, en las elecciones votan todos excepto quienes tengan restricción de voto, y que pueden presentar candidaturas a éstas no solo los miembros del partido comunista sino de todas las organizaciones de trabajadores como sindicatos, asociaciones juveniles, de deporte, etc.

Dicho esto, cuando el entrevistador saca el tema de las libertades, el entrevistado coherentemente contesta que un país que no puede garantizar esto, ni la eliminación del paro, un buen servicio de calidad y gratuito de casa, trasporte, sanidad, y demás, para sus ciudadanos, de poca libertad puede alardear.

El documento:


Entrevista al camarada Stalin
por Roy Howard

HOWARD: ¿Qué consecuencias traerán, a su juicio, para la situación en Extremo Oriente los recientes acontecimientos del Japón?

STALIN: Por el momento es difícil decirlo. Disponemos de pocos materiales pasa ello. El cuadro no es suficientemente claro.

HOWARD: ¿Cuál será la posición de la Unión Soviética, caso de que el Japón se decidiese a un ataque serio contra la República Popular de Mongolia?

STALIN: Caso de que el Japón se decidiese a atacar a la República Popular de Mongolia, atentando contra su independencia, tendríamos que ayudar a dicha República. El sustituto de Litvínov, Stomoniakof, se lo ha hecho saber recientemente al embajador del Japón en Moscú, señalando las invariables relaciones de amistad que la Unión Soviética mantiene con la República Popular de Mongolia desde 1921. Ayudaremos a esta República lo mismo que la ayudamos en 1921.

miércoles, 20 de mayo de 2015

Sobre el pluralismo político en el socialismo, o el «multipartidismo en el socialismo», predicado por los revisionistas

Cartel de 1961 en el 20 aniversario de la fundación del Partido del Trabajo de Albania

«El Partido del Trabajo de Albania ha defendido y desarrollado adicionalmente el concepto marxista-leninista del sistema político de la dictadura del proletariado. De gran valor generalizador es especialmente su experiencia en la creación de un concepto más amplio y completo del partido en el sistema de la dictadura del proletariado como la única fuerza política del Estado y la sociedad. El hecho que en este sistema de partido de la clase obrera está en lo alto de la pirámide, como una afirmación particular del principio de que sin su liderazgo directo, solo e indivisible no hay ni puede haber ninguna dictadura del proletariado, representa no sólo una fundamental ley y demanda del marxismo-leninismo, sino también una garantía fundamental del contenido de clase de todo el sistema de dictadura del proletariado, de la existencia de la democracia en el Estado socialista.

Las teorizaciones de los revisionistas yugoslavos que conciben el partido como un «factor meramente ideológico» y no como un «factor de Estado» bajo el pretexto de que de lo contrario el papel decisivo de las masas de los productores sería negado, o la de los revisionistas soviéticos que declaran que en las condiciones del «socialismo desarrollado» el partido pierde su carácter de clase y se transforma en un «partido de todo el pueblo», no son otra cosa que ataques desde posiciones anarco-sindicalistas y antimarxistas al rol de liderazgo del partido proletariado en la sociedad clasista, los intentos de justificar la liquidación de la dictadura del proletariado.

Nuestro partido ha refutado el concepto burgués-revisionista del llamado «pluralismo político» en las condiciones del socialismo, que es predicado por los partidos revisionistas de occidentales opuestos a la tesis «stalinista» de partido único, bajo el pretexto de que pretendidamente está en contradicción con la democracia socialista, etc. En exposición de la falsedad de esta teoría, el camarada Enver Hoxha considera la existencia por mucho tiempo de partidos políticos en el sistema de la dictadura del proletariado como sin sentido, como absurda y oportunista, sobre todo después de la construcción de la base económica del socialismo por el hecho de que tal cosa solo serviría al enemigo, a los representantes de las clases explotadoras o sus restos, para compartir el poder del Estado entre sí y lograr la degeneración y liquidación de la dictadura del proletariado». (Jorgji SotaSobre la dictadura del proletariado y la lucha de clases en Albania, 1983)

martes, 19 de mayo de 2015

La disyuntiva entre régimen de tipo: poder soviético o poder parlamentario burgués


«Poder soviético
» o parlamento burgués, sea cual  fuere su rotulo Asamblea «Nacional» o «Constituyente»–. 

Así está planteada la cuestión por la historia en el mundo entero. Ahora esto puede y debe afirmarse, sin temor a pecar de exagerados. 

El «poder soviético» es el segundo paso, o la segunda etapa, de trascendencia histórica mundial, en el desarrollo de la dictadura del proletariado. El primer paso fue la Comuna de París. El análisis genial del contenido e importancia de la Comuna, hecho por Marx en su obra: «La guerra civil en Francia» de 1871, demostró que la Comuna había creado un nuevo tipo de Estado, el Estado proletario. Todo  Estado, comprendida la república más democrática, no es sino una máquina para el aplastamiento de una clase por otra. El Estado proletario es una máquina para el aplastamiento de la burguesía por el proletariado, y ese aplastamiento es necesario debido a la resistencia furiosa, desesperada, que le ofrecen, sin detenerse ante nada, los terratenientes y capitalistas, toda la burguesía y todos sus lacayos, todos los explotadores, cuando comienza su derrocamiento, cuando comienza la expropiación de los expropiadores. 

El parlamento burgués, aun el más democrático de la mas democrática república, en la que se mantiene la propiedad de los capitalistas y el poder de estos, es una máquina para el aplastamiento de millones de trabajadores por un puñado de explotadores. Los socialistas, que luchan por liberar a los trabajadores de la explotación, hubimos de utilizar los parlamentos burgueses como una tribuna, como una base para hacer propaganda y agitación, como una base para organizar, mientras nuestra lucha se circunscribía al marco del régimen burgués. Ahora, cuando la historia universal ha puesto a la orden del día la cuestión de destruir todo ese régimen, de derrocar y aplastar a los explotadores, de pasar del capitalismo al socialismo, circunscribirse al parlamentarismo burgués, circunscribirse a la democracia burguesa, pintar esta democracia de color de rosa, como «democracia» en general, velar su carácter burgués, olvidar que el sufragio universal será una de las armas del Estado burgués mientras exista la propiedad de los capitalistas significa traicionar ignominiosamente al proletariado, pasarse al lado de su enemigo de clase, de la burguesía, ser un traidor y un renegado». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Carta a los obreros de Europa y América, 24 de enero de 1919)