Sin duda la Guerra Civil Griega (1946-1949) es otro capítulo histórico muy importante olvidado por los presuntos marxista-leninsitas de la actualidad, lo que ha llevado que toda la historiografía del tema esté basada en análisis socialdemócratas, trotskistas, anarquistas y demás, pero en cualquier caso abiertamente antistalinistas en su totalidad. Las desviaciones del Partido Comunista Griego durante la Segunda Guerra Mundial son evidentes, cayendo en un derechismo manifestado en ponerse al servicio del imperialismo inglés para liberar el país del nazismo –firmando el Pacto de Caserta en 1944 que ponía a todas las fuerzas griegas bajo mando británico–, y en las esperanzas de un tránsito pacífico al socialismo en la posguerra –como reflejan sus documentos–. Tras la exigencia británica de desarmar a la resistencia se dieron los llamados eventos de diciembre de 1944 –Dekemvriana en griego– donde los patriotas griegos fueron derrotados por los monárquicos y británicos en una lucha de casi un mes, como resultado se firmaría el Pacto de Varkiza de 1945 entre el líder de los comunistas Santos y el Ministro Sofianopoulos que incluía un desarme total solo para los ejércitos comunistas en promesa de unas próximas elecciones libres –bajo supervisión británica claro–. A partir de entonces se desató el terror blanco sin pudor, véase la obra de Wilfred G. Burchett: «Democracias populares» de 1951 que narra tales eventos. Ya bajo la dirección de Zachariadis, el partido en 1946 corrige gran parte de sus errores oportunistas, plantea una línea revolucionaria con la necesidad de una lucha tanto por métodos legales como ilegales para combatir la ocupación británica y el monarco-fascismo griego movilizando a gran parte de los comunistas y patriotas griegos. Pero debido a la falta de cuadros con sólidos conocimientos y a las pérdidas sufridas por los errores anteriores, esto fue un intento voluntarista más que otra cosa, cometiéndose además graves errores en el ámbito militar-político que impidieron la victoria sobre las colosales fuerzas enemigas, sin ignorar a la postre la total intervención estadounidense en 1947. Pese a sus errores, y en determinados momentos de tozudez y falta de autocrítica, Zachariadis tendría el honor de ser uno de los elementos que tras la muerte de Stalin se opondría al camino de Jruschov y sus ideas, cayendo en desgracia por ello, demostrando que pese a todo resultaba ser un revolucionario honesto, algo que después de 1953 no abundaría en la mayoría de direcciones comunistas.
En otra ocasión con documentos históricos en mano, retomaremos el tema para desmitificar muchos de los mitos de la Guerra Civil Griega que la historiografia burguesa y revisionista ha promovido. Recordemos que el tema griego fue comentado brevemente en nuestra obra: «La crítica al revisionismo en la Iº Conferencia de la Kominform de 1947» de 2015.
El documento:
CONFRONTACIÓN EN PRESENCIA DE STALIN SOBRE LOS DESACUERDOS DE PRINCIPIO ENTRE LA DIRECCIÓN DEL PARTIDO DEL TRABAJO DE ALBANIA Y LOS DIRIGENTES DEL PARTIDO COMUNISTA DE GRECIA. PARTICIPAN STALIN, MOLOTOV, MALENKOV, ENVER HOXHA, MEHMET SHEHU, NIKO ZACHARIADHIS Y MICHO PARTSALIDIS. SOBRE LA ESTRATEGIA Y LA TÁCTICA DEL EJÉRCITO DEMOCRÁTICO GRIEGO. VARKIZA. LA TÁCTICA DE LA DEFENSA PASIVA ES LA MADRE DE LA DERROTA. ¿POR QUÉ LAS DERROTAS DE VITSI Y DE GRAMOZ? EL PAPEL DIRIGENTE DEL PARTIDO EN EL EJERCITO. EL LUGAR Y EL PAPEL DEL COMISARIO. NIKO ZAZHARIADHIS EXPONE SU PUNTO DE VISTA. LA APRECIACIÓN DE STALIN.
En otra ocasión con documentos históricos en mano, retomaremos el tema para desmitificar muchos de los mitos de la Guerra Civil Griega que la historiografia burguesa y revisionista ha promovido. Recordemos que el tema griego fue comentado brevemente en nuestra obra: «La crítica al revisionismo en la Iº Conferencia de la Kominform de 1947» de 2015.
El documento:
CONFRONTACIÓN EN PRESENCIA DE STALIN SOBRE LOS DESACUERDOS DE PRINCIPIO ENTRE LA DIRECCIÓN DEL PARTIDO DEL TRABAJO DE ALBANIA Y LOS DIRIGENTES DEL PARTIDO COMUNISTA DE GRECIA. PARTICIPAN STALIN, MOLOTOV, MALENKOV, ENVER HOXHA, MEHMET SHEHU, NIKO ZACHARIADHIS Y MICHO PARTSALIDIS. SOBRE LA ESTRATEGIA Y LA TÁCTICA DEL EJÉRCITO DEMOCRÁTICO GRIEGO. VARKIZA. LA TÁCTICA DE LA DEFENSA PASIVA ES LA MADRE DE LA DERROTA. ¿POR QUÉ LAS DERROTAS DE VITSI Y DE GRAMOZ? EL PAPEL DIRIGENTE DEL PARTIDO EN EL EJERCITO. EL LUGAR Y EL PAPEL DEL COMISARIO. NIKO ZAZHARIADHIS EXPONE SU PUNTO DE VISTA. LA APRECIACIÓN DE STALIN.
Enero de 1950
Durante la conversación que tuve con el camarada Stalin en Sujumi, en Noviembre de 1949, me preguntó cuándo podíamos tener un encuentro con los representantes del Partido Comunista de Grecia con el fin de aclarar los desacuerdos de principio que existían entre nosotros y los dirigentes de ese partido. Pensamos que podría ser en el mes de enero, y después de que los camaradas griegos aprobaran la fecha, ésta quedó fijada. El encuentro tuvo lugar en el Kremlin a comienzos de enero de 1950, Se hallaban presentes por parte soviética el camarada Stalin, Molotov, Malenkov y otros funcionarios del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética. Nuestro Partido estaba representado por mí y por Mehmet Shehu, y por el Partido Comunista de Grecia asistían los camaradas Niko Zachariadhis y Micho Partsalidis. La reunión tuvo lugar en el despacho de Stalin.
Stalin, sencillo y amable, como de costumbre, se levantó de su escritorio y salió a recibirnos, se acercó sonriente y nos fue estrechando la mano a cada uno de los presentes. Inició la reunión preguntándome:
-Camarada Hoxha, ¿que tiene que decir en relación a los camaradas del Partido Comunista de Grecia?
Al mismo tiempo se dirigió a los camaradas griegos diciéndoles:
-Dejen que hablen primero los camaradas albaneses, luego viene su turno para que expresen sus opiniones sobre lo dicho.
Tomando la palabra dije:
-Camarada Stalin, hemos dirigido una carta al Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética informándole de nuestros desacuerdos de principio con el Partido Comunista de Grecia y en particular con sus principales dirigentes. Hemos pedido este encuentro con usted para que juzgue si nuestros puntos de vista son correctos o erróneos.
-Tengo conocimiento de los problemas que han planteado ustedes –dijo el camarada Stalin–, pero me gustaría que volviera a plantear las cuestiones que les inquietan aquí en presencia de los camaradas griegos.
-Naturalmente, voy a recordar aquí todas las cuestiones que nuestro Partido ha planteado en la carta que les hemos enviado.
Hemos planteado estas cuestiones también con los camaradas griegos, particularmente con el camarada Niko Zachariadhis, con el camarada Ioannides, con el general Vlantas, con Bardzotas, y otros camaradas de la dirección del Partido Comunista de Grecia. Quiero hacer hincapié desde un comienzo en que hemos tenido desacuerdos sobre toda una serie de cuestiones, aunque aquí solo me referiré a las más importantes.
-Así lo deseamos también nosotros –intervino Stalin–.
Y entonces comencé mi exposición:
«El primero de nuestros desacuerdos con los camaradas griegos está relacionado con la estrategia y la táctica de la guerra del Ejército Democrático Griego. Para el pueblo griego como para nosotros, los albaneses, la lucha contra los fascistas hitlerianos e italianos ha sido una lucha de liberación de la que dependía la suerte de nuestros pueblos. Esta lucha, debíamos unirla, como lo hemos hecho, a la heroica lucha del Ejercito Rojo de la Unión Soviética. Nosotros, los albaneses, estábamos convencidos desde un comienzo de que saldríamos victoriosos, ya que nuestro pueblo se había levantado en masa en una gran lucha de liberación, en la que contaba con el apoyo de la gran Unión Soviética, que destruiría al nazismo alemán.
«El primero de nuestros desacuerdos con los camaradas griegos está relacionado con la estrategia y la táctica de la guerra del Ejército Democrático Griego. Para el pueblo griego como para nosotros, los albaneses, la lucha contra los fascistas hitlerianos e italianos ha sido una lucha de liberación de la que dependía la suerte de nuestros pueblos. Esta lucha, debíamos unirla, como lo hemos hecho, a la heroica lucha del Ejercito Rojo de la Unión Soviética. Nosotros, los albaneses, estábamos convencidos desde un comienzo de que saldríamos victoriosos, ya que nuestro pueblo se había levantado en masa en una gran lucha de liberación, en la que contaba con el apoyo de la gran Unión Soviética, que destruiría al nazismo alemán.
Nuestro Partido apoyó la alianza soviético-anglo-norteamericana hasta el fin, porque la consideró como una coalición antifascista para aplastar a los nazis alemanes. Pero, al mismo tiempo, nunca creamos la ilusión de que los imperialistas anglo-norteamericanos iban a ser los amigos y aliados fíeles del pueblo albanés. Por el contrario, al apoyar esta alianza en su conjunto, siempre hicimos una distinción radical entre la Unión Soviética y los angloamericanos. Con esto quiero decir que nuestro Partido, nuestro ejército y su Estado Mayor no sólo no se sometieron en ningún momento al dictado de los ingleses y del Mando Aliado del Mediterráneo, sino que incluso el más mínimo consejo que permitíamos que nos dieran, lo recibíamos con gran cautela. Pedíamos armas a los ingleses, pero veíamos que nos mandaban muy pocas. Como ustedes conocen desarrollamos una guerra de guerrillas, para pasar luego a la creación de grandes unidades, hasta la formación de nuestro Ejército Regular de Liberación Nacional.
El pueblo griego ha luchado en las mismas condiciones que nosotros. Se ha sublevado contra los agresores fascistas italianos, los ha puesto en desbandada, los ha derrotado, e incluso ha entrado a la misma Albania. Aunque en aquella época nuestro Partido Comunista todavía no se había fundado, los comunistas y nuestro pueblo ayudaron a los griegos en su lucha contra la Italia fascista, y esto aún estando nuestro país igualmente ocupado. Pero después de la intervención del ejército hitleriano en la guerra contra Grecia, el ejército monárquico griego se vio obligado a replegarse sobre su propio territorio y fue derrotado. A partir de este momento nació la resistencia y la Lucha de Liberación Nacional del pueblo griego dirigido por el Partido Comunista Griego, el cual creó el E.A.M. organizó los destacamentos guerrilleros y más tarde otras unidades de mayor envergadura.
En el curso de su Lucha de Liberación Nacional, nuestros dos pueblos, se hermanaron aún más. Los vínculos de amistad entre el pueblo albanés y el pueblo griego han existido desde el pasado. Como es sabido muchos albaneses han participado en la revolución griega de los años veinte del siglo pasado, dirigida por Ypsilanti y han jugado un papel muy importante. De cualquier forma, esta vez, nuestras luchas tenían el mismo carácter y los pueblos de nuestros dos países tenían a su cabeza nuestros partidos comunistas. Hemos establecido relaciones mutuas, y nuestros destacamentos guerrilleros han organizado incluso operaciones militares comunes en el territorio griego contra los ejércitos alemanes. Por otra parte, tanto en Grecia como en nuestro país la reacción era fuerte y los ocupantes estaban muy bien organizados. También este era otro fenómeno común.
Por nuestra parte nos hemos esforzado en aislar a los cabecillas de la reacción, y ganarnos de sus filas a los elementos engañados, y en este sentido logramos algunos resultados. No podemos hablar con precisión de cómo se ha actuado en Grecia, pero hemos criticado a los camaradas de la dirección del Partido Comunista de Grecia porque el E.A.M. y ellos mismos cometieron un grave error de principios y político al subordinar la Lucha de Liberación Nacional del pueblo griego a la estrategia anglo-americana y colocarla, virtualmente, bajo la dirección del Estado Mayor del Mediterráneo. Hemos dirigido esta crítica personalmente al camarada Niko Zachariadhis. La persona que tuvo más responsabilidad de esta situación era Siantos, que en ausencia de Zachariadhis, deportado en aquella época en los campos de concentración alemanes, asumía las funciones de Secretario General del Partido Comunista de Grecia. Cuando, posteriormente señalamos esta cuestión al camarada Zachariadhis, no nos dio una respuesta clara y más bien se inclinó a pensar que no se había cometido ningún error. Yo he persistido en la opinión de nuestro Partido, y al fin, he dicho al camarada Zachariadhis que Siantos era un provocador, un agente de los ingleses. Si Siantos hubiese estado en nuestro país, dije al camarada Zachariadhis, nuestro Partido le hubiera hecho comparecer ante la justicia y lo hubiese sentenciado al castigo que mereciese, mientras que ustedes han actuado de un modo muy diferente. Naturalmente que este es un asunto suyo, pero sepan también cual es nuestra opinión al respecto».
Como conclusión, el camarada Niko Zachariadhis reconoció que Siantos no debió haber actuado así, que «los camaradas lo habían criticado pero no lo juzgaron, solamente lo expulsaron del Partido» dijo al final.
«Siguiendo con este tema, me gustaría señalar que con los camaradas dirigentes del Partido Comunista de Grecia hemos tenido una serie de conversaciones políticas, ideológicas y militares, ya que eramos dos partidos comunistas, y teníamos una estrategia común, la liberación de nuestros países de los ocupantes nazi-fascistas y de la burguesía reaccionaria. Observamos que, a pesar de la destacada valentía de los guerrilleros griegos y de sus comandantes, el camarada Niko Zachariadhis, después de ser liberado de los campos de concentración hitlerianos ocupó un puesto dirigente en la Grecia «liberada» con el ejército ingles estacionado en su suelo, en base a los acuerdos de Caserta y de El Cairo firmados anteriormente por los representantes del E.A.M. que fueron los que condujeron finalmente al acuerdo de Varkiza. Nuestro Partido desaprobó estos actos del Partido Comunista de Grecia, los consideró como un acto de subordinación de la Lucha Democrática Griega, como un fracaso de su política de liberación y una capitulación ante la reacción angloamericana. Es más, en un mitin de masas organizado en el estadio de Atenas, en el que fueron tomando la palabra todos los cabecillas de los partidos burgueses griegos, tomó también la palabra, como dirigente del Partido Comunista de Grecia, el camarada Niko Zachariadhis, el cual entre otras cosas declaró: «Si es que los demás partidos democráticos griegos reclaman la autonomía de Vorio-Epiro, el Partido Comunista de Grecia se unirá a ellos»; De inmediato, nuestro Partido protestó abiertamente y advirtió que combatiría implacablemente tales puntos de vista. Tras este acontecimiento, invitamos a un encuentro al camarada Niko Zachariadhis, al que critiqué duramente, considerando su declaración como una actitud anti-marxista y anti-albanesa, explicándole bien claramente que «Vorio-Epiro» es territorio albanés y jamas sería territorio griego. Quiero decir en esta ocasión, que el camarada Niko Zachariadhis reconoció su error, afirmó ante nosotros, que se había equivocado gravemente en este sentido y prometió corregir el error que había cometido.
Podemos estar equivocados, pero en nuestra opinión Marcos Vaphiades, al que ellos eliminaron mas tarde, era un buen comunista y un comandante capaz. Naturalmente, de cualquier modo, ésta es sólo nuestra opinión, que puede estar correcta o equivocada, por lo tanto nosotros no pretendemos juzgar esto, porque, en el análisis final, esta es una cuestión que no nos corresponde juzgar a nosotros sino al Partido Comunista de Grecia.
Nuestra oposición a la dirección del Partido Comunista de Grecia, con el camarada Zachariadhis a la cabeza está basada, en primer lugar, en Varkiza, donde el Partido Comunista de Grecia y el E.A.M. firmaron el acuerdo que no es otra cosa que una capitulación, una rendición para entregar las armas. El Partido del Trabajo de Albania describió este acto como una traición cometida contra el Partido Comunista Griego y el fraternal pueblo griego. No sólo nunca debió haber pasado lo de Varkiza, sino que esto que pasó debe ser intransigentemente condenado. Este punto de vista se lo expresé hace ya mucho a los camaradas Niko Zachariadhis y Mitsos Partsalides, quien fue uno de esos que firmaron el acuerdo. Nosotros guardamos respeto por estos dos camaradas dirigentes griegos, Zachariadhis y Mitsos Partsalides, pero esta acción, que ellos mismos han inspirado y llevado a cabo, es absolutamente errónea, y ha causado un grave daño al pueblo griego.
En relación a los acuerdos de Varkiza, Niko Zachariadhis ha sostenido una tesis contraria a la nuestra. Ha repetido continuamente que estos acuerdos no constituían ni una capitulación, ni una traición, sino que era «una acción que debía hacerse para ganar tiempo y permitirles tomar el poder». A propósito de estos acuerdos, pregunté al camarada Niko Zachariadhis por las razones de la condena y asesinato de Aris Veluhiotis, el cual después de firmarse los acuerdos, se dispuso a venir a Albania para tomar contacto con el Comité Central de nuestro Partido. Niko Zachariadhis me respondió: «Aris Veluhiotis, a pesar de ser un general valiente, era un rebelde y un anarquista, no había aceptado la decisión del Comité Central del Partido Comunista de Grecia sobre los acuerdos de Varkiza; por eso, nosotros nos limitamos a expulsarlo del Comité Central del Partido; en cuanto a lo que luego ha ocurrido con él, quién lo ha asesinado, etc, Nosotros no sabemos nada. Les aseguramos, añadió Zachariadhis, que no somos nosotros los autores del asesinato». Le he hecho saber al camarada Niko Zachariadhis que, sin querer inmiscuirnos de ninguna forma en sus asuntos internos, ni conocer tampoco personalmente a Aris, sólo teniendo en cuenta que ha sido un valeroso combatiente del pueblo griego, opinamos que no debía de haber sido condenado. En cuanto a su muerte, le dije, creemos lo que nos han dicho, pero en este punto, también nosotros tenemos algunas contradicciones con ustedes, porque nosotros somos congruentes en la cuestión de Varkiza.
Como marxistas-leninistas, nosotros lo sentimos mucho por el pueblo griego, con quien hemos colaborado durante la Guerra Antifascista de Liberación Nacional, por tanto después, en los momentos en los que ellos se enfrentaron otra vez a la cuestión de ser libres o esclavos, nosotros quisimos continuar con esta colaboración.
No quiero hablar aquí del respaldo y el apoyo internacionalista que hemos dado al Partido Comunista de Grecia y a la Lucha de Liberación Nacional Griega, no obstante las condiciones tan difíciles que atravesaba nuestro país apenas liberado de los ocupantes. Que los camaradas griegos hablen ellos mismos de esto. A pesar de nuestra pobreza, cuando llegó el momento, dimos todo lo que podíamos para alimentar y dar alojamiento a los refugiados griegos que penetraron en nuestro territorio. El que Albania fuese un país amigo liberado dónde el pueblo y el Partido del Trabajo de Albania estaban en el poder, constituía una gran ayuda para el Ejercito Democrático Griego, ya que tenía bien seguros y defendidos los flancos nororientales.
Después de la capitulación de Varkiza, la Lucha de Liberación Nacional Griega fue reanudada. El Comité Central del Partido Comunista Griego convocó un pleno donde también fueron invitados delegados de nuestro Partido. En esta ocasión tuvieron lugar algunos cambios en su dirección, de cualquier modo esas eran cuestiones internas del Partido Comunista de Grecia. Nosotros simplemente nos alegrábamos y alentábamos los duros golpes que, por toda Grecia se les estaba asestando a los monarco-fascistas, los cuales viéndose en peligro, después de apoyarse en los ingleses pidieron la ayuda de los norteamericanos. Los Estados Unidos de Norteamérica enviaron a Grecia al notable general Van Fleet, a quien consideraban un estratega consumado, para comandar su ejército en Grecia.
Nosotros hemos tenido divergencias con Zachariadhis, Bardzotas y Ioannides en cuanto al carácter de la lucha que debía desarrollar el Ejército Democrático Griego contra las numerosas fuerzas regulares de la reacción griega, las cuales habían sido equipadas por los imperialistas norteamericanos con los medios militares más modernos. Existe, evidentemente, entre nuestros dos partidos una divergencia de principios en torno a este problema. En base a la experiencia de nuestra Lucha de Liberación Nacional considerábamos que la Lucha Democrática Griega no debía transformarse en una guerra de posiciones, sino que debía conservar el carácter de guerra de guerrillas, dando la lucha con pequeñas y grandes unidades. De esta manera, las fuerzas superiores de Van Fleet no sólo no hubieran logrado liquidar al Ejercito Democrático Griego, sino que por el contrario, hubiera sido este quién las habría hostigado, golpeado por todas partes, mediante la táctica de la guerra de guerrillas, desgastándolas y debilitándolas gradualmente, hasta para prepararse para la contraofensiva. Sosteníamos la tesis de que la guerra de guerrillas en Grecia debía tener su apoyo en el pueblo y las armas debían ser arrebatadas al enemigo.
Los puntos de vista en torno a la estrategia que mantenía Zachariadhis estaban en oposición a los nuestros. Los camaradas de la dirección del Partido Comunista de Grecia calificaron la reagrupación de las fuerzas guerrilleras de liberación nacional que habían podido conseguir, de ejército «regular» y «moderno», pretendiendo haber dotado a este ejército de la estrategia y la táctica de guerra de posiciones propia de un ejército regular. Pero en realidad, tal como nosotros pensábamos, esta reagrupación de fuerzas no pasa de ser un ejército guerrillero, el cual ni adoptó la táctica de guerra de guerrillas ni tampoco la táctica de combate de un ejército regular. Por otro lado, en sus operaciones militares, los camaradas griegos, siguieron la táctica de la defensa pasiva, que es la madre de la derrota. Esto, a nuestro juicio, era un grave error por parte de los camaradas dirigentes del Partido Comunista de Grecia, los cuales se han guiado por el falso principio de que la guerra de guerrillas no tiene un objetivo final, es decir que no conduce a la toma del poder. De las conversaciones que hemos sostenido con los camaradas griegos, hemos sacado la conclusión de que ellos conciben la guerra de guerrillas como una guerra de pequeños grupos de 10 a 15 personas, de unidades aisladas que, según ellos, no tienden a desarrollarse ni a llegar a brigadas, divisiones, ejércitos, etc. Esto es algo incorrecto. Como prueba la experiencia de todas las guerras de este tipo, como lo ha probado también nuestra Lucha de Liberación Nacional, la guerra de guerrillas a base de destacamentos pequeños, si es correctamente dirigida, crece gradualmente con el propio desarrollo de la lucha, conforme la energía revolucionaria de las masas reúne «ímpetu», y llega de esta forma hasta la etapa de la insurrección armada general, y la creación de un Ejército Regular Popular. Pero los camaradas de la dirección del Partido Comunista de Grecia defendieron tercamente sus puntos de vista y excluyeron categóricamente la necesidad de ampliar y fortalecer la guerra de guerrillas en Grecia. Nosotros no hemos aceptado ni aceptaremos sus puntos de vista. Permítanme que les exponga nuestra opinión acerca de cómo se presentó la situación en la época en que el Partido Comunista de Grecia pasó a la clandestinidad y tuvo que recomenzar la lucha. En ese tiempo, las unidades, del E.L.A.S. habían depuesto las armas, sus bases estaban destruidas, carecían de ropas, de alimentos, armas; la moral del E.L.A.S. habla decaído, el movimiento estaba en retroceso. Desde el comienzo el Partido Comunista de Grecia describió precisamente a esas fuerzas reagrupadas como un ejército «regular» y «moderno», el cual según ellos, basándose en la estrategia y la táctica del ejército moderno, podía adoptar una guerra frontal y abierta, y combatir a un enemigo diez veces superior. Por nuestra parte, pensamos que este ejército guerrillero tenia que combatir según la táctica guerrillera, según las enseñanzas de nuestros maestros Marx, Engels, Lenin y Stalin. ¿Cómo podía considerarse ejército regular a ésta reagrupación de fuerzas guerrilleras que organizo el Partido Comunista de Grecia, cuando no disponía de los cuadros necesarios, ni de tanques, aviones, artillería, comunicaciones, avituallamiento ni incluso de las armas ligeras más indispensables? Estimamos que estos puntos de vista de los camaradas griegos son incorrectos.
Mientras que la dirección del Partido Comunista de Grecia, consideraba a esta reagrupación de guerrilleros como ejército regular dotado, según ellos, de la «estrategia y la táctica de la guerra de un ejército regular» –estrategia y táctica que en realidad nunca fueron aplicadas–, no se preocupó seriamente, ni reflexionó de manera marxista de como abastecer a este ejército. Los camaradas griegos decían: «Es imposible quitar las armas al enemigo». Pero creemos que estas concepciones están en oposición a las enseñanzas de Lenin, que decía que en ningún caso deberías tu de esperar la ayuda del exterior o del cielo, sino que todo lo debemos conseguir apoyándonos en nuestras propias fuerzas, que no se debe renunciar jamás a organizar o reorganizar destacamentos so pretexto de que faltan las armas, etc. Los camaradas dirigentes griegos, subestimando al enemigo, han pensado que el poder se podía conquistar fácilmente sin necesidad de recurrir a sangrientas y prolongadas batallas y sin necesidad de una organización amplia y sólida. Estos puntos de vista de los camaradas griegos entrañaban amargos desenlaces y fueron los que originaron su ultima derrota, pero lo asombroso del caso es que ellos los han considerado correctos en todas nuestras conversaciones, incluso en las que hemos llevado a cabo en los últimos tiempos.
Así pues, la táctica y la estrategia de guerra que sostiene el camarada Niko, según nuestra opinión que está basada en hechos, es errónea. En la conversación que he tenido con él, el camarada Zachariadhis ha argumentado que a las unidades del Ejército Democrático Griego, no pudo penetrar en el interior del territorio griego, porque los monarco-fascistas y Van Fleet incendiaban las aldeas y obligaban a la población a abandonarlas, de tal forma que según él, todos los centros habitados estaban desiertos. Yo le he dicho que si bien algo de esto podría suceder, no creía que fuera en las proporciones que él pretendía. Esta era mi opinión basada en la lógica de los hechos, pues se sobreentiende que es imposible que los monarco-fascistas y el ejército norteamericano fuesen a evacuar a la población de todas las zonas habitadas de Grecia. Del mismo modo, no estamos de acuerdo con las reclamaciones y las posiciones expresadas en una carta del Buró Político del Partido Comunista de Grecia dirigida al Buró Político de nuestro Partido, en la cual los dirigentes griegos, queriendo evitar profundizar en el análisis de sus errores y tratando de ocultarlos, argumentan que sus derrotas han sido causadas por no haber sido abastecidos con armas, municiones y ropa en cantidades suficientes y que el enemigo había dominado por aire y tierra y era ampliamente abastecido por los angloamericanos. La verdad, estaba mucho mejor abastecido y tenía una fuerza superior en hombres y en material. De cualquier forma, en tales casos, cuando estas desarrollando una guerra contra la reacción interna y la intervención militar extranjera, el mejor método es que el enemigo se convierta en la más grande fuente de suministros. El Ejército Democrático Griego debió haber capturado sus armas del enemigo, pero esas armas no podían ser capturadas siguiendo la táctica de guerra defensiva, de defensa pasiva. De cualquier modo, nosotros pensamos que la cuestión básica no es la de como abastecerse. Pensamos que, al rechazar las tácticas de la guerra de guerrillas y su desarrollo hasta la insurrección general armada y la toma del poder, la dirección del Partido Comunista de Grecia ha aplicado una táctica defensiva y pasiva que es inaceptable tanto en la guerra de guerrillas, como en una guerra frontal con ejércitos regulares. Al seguir tal táctica, el Ejército Democrático Griego, aparte de otras cosas, se privó a sí mismo de la posibilidad de extenderse a otras áreas del país donde seguramente encontraría una fuente inagotable de recursos humanos en los hijos e hijas del pueblo, y asimismo de privó a sí mismo de la posibilidad de capturar sus armas del enemigo, a través de incesantes, rápidas y bien reflexionadas acciones, llevadas a cabo donde menos las espera el enemigo. El marxismo-leninismo nos enseña que no debemos jugar a la insurrección armada y la historia de tantas guerras ha confirmado que la defensiva significa muerte para cualquier levantamiento armado. Y si sigue a la defensiva el levantamiento es rápidamente aplastado por un enemigo más poderoso y mejor equipado.
Esto se ha visto confirmado igualmente, según nuestra opinión, en la táctica que han seguido los camaradas griegos. El grueso de las fuerzas vivas del Ejército Democrático Griego permaneció inmovilizado en el sector fortificado de Vitsi y Gramos, Estas fuerzas fueron entrenadas para una guerra de trincheras y de carácter defensivo y una guerra frontal contra las fuerzas del enemigo les ha sido impuesta al antojo de la dirección y ellos lo aceptaron.
Los camaradas griegos pensaron que tomarían el poder por medio de la guerra pasiva y defensiva. Estimamos que el poder no se podía tomar atrincherándose en Gramoz. La única vez que la dirección del Partido Comunista de Grecia supo emprender una maniobra –y esto bajo la presión de las circunstancias–, fue en la batalla de Gramoz en 1948, donde los guerrilleros griegos resistieron heroicamente durante 70 días consecutivos, infringiendo al enemigo graves pérdidas humanas, pero finalmente dejaron Gramoz para escapar del cerco y del aniquilamiento, y pasaron a Vitsi. De cualquier forma esto todavía estaba muy lejano a la toma del poder. El Ejército Democrático Griego debía emprender ataques para ocupar las ciudades, sin embargo no lo hizo. Los camaradas griegos decían, ya en esa época, que no tenían fuerzas suficientes. Esto es verdad, a ellos quizás les faltaban fuerzas, pero el problema es ¿por qué les faltaban fuerzas y dónde podían ellos encontrarlas? Los camaradas griegos no lo han analizado ni resuelto ni en esa época ni posteriormente, en la vía marxista-leninista. La táctica de los camaradas griegos, como indica la carta de su Buró Político dirigida al Buró Político de nuestro Partido, consistía en mantener a cualquier precio Vitsi y Gramoz, bases que les servirían para desarrollar su lucha, y juzgaban que el éxito de esta lucha dependía exclusivamente del abastecimiento, pero sin encontrar la vía justa para asegurarlo mediante la lucha.
Entonces, el Ejército Democrático, al sufrir derrota tras derrota, se vio obligado a reprender la retirada y ocupar de nuevo las zonas de Vitsi y Gramoz atrincherándose ahí. Esta fue una fase muy crítica, tanto para el Ejército Democrático Griego como para nuestro país. Durante este período nosotros seguimos las actividades de los camaradas griegos con gran atención. Antes de la gran ofensiva de los monarco-fascistas contra el Ejército Democrático de Grecia, los camaradas dirigentes griegos eran de la opinión que su situación política y militar era excelente, mientras que la de los enemigos, según ellos era desesperada. Ellos decían: «Vitsi esta fortificada al máximo y es inexpugnable; si el enemigo ataca, firmará su propia condena de muerte. Vitsi sera la tumba de los monarco-fascistas. El enemigo se ve obligado a desencadenar esta ofensiva, porque no encuentra otra salida, está al borde del abismo. Que el ejército monarco-fascista y Van Fleet ataquen cuando quieran, nosotros los derrotaremos».
El camarada Vlantas sostenía que era Gramoz y no Vitsi donde el enemigo iba a lanzar su ataque principal, y esto porque «Gramoz está menos fortificado y está situado en la frontera con Albania y el enemigo después de derrotarnos ahí, se volvería para atacarnos en Vitsi, porque piensa que ahí nos puede aniquilar, porque está en la frontera con Yugoslavia. Después de luchar en Gramoz y ocasionarle graves pérdidas al enemigo, hemos de maniobrar con nuestras fuerzas de Gramoz, para atacar las fuerzas enemigas por la retaguardia en Vitsi». Pero poco antes del ataque final, nosotros habíamos informado a los camaradas griegos que el enemigo desencadenaría su ataque el 10 de agosto en Vitsi y no en Gramoz. Esta información permitía a los camaradas griegos no ser cogidos por sorpresa y tomar a tiempo las medidas requeridas. Pero incluso después de esto, ellos persistieron en creer que el ataque principal seria dirigido contra Gramoz. Según ellos era indistinto que el enemigo atacara a Vitsi y no a Gramos. Ellos pensaban: «Esto no cambia nada para nosotros. Hemos tomado todas las medidas necesarias tanto en Vitsi como en Gramoz, Vitsi es inconquistable», «este lugar esta extremadamente fortificado, todos los caminos por donde el enemigo puede intentar pasar, son infranqueables. El enemigo no puede traer sus armamentos pesados a la zona de Vitsi, la victoria es nuestra». Éstos eran los puntos de vista de los camaradas griegos dos días antes del ataque del enemigo contra Vitsi. Los monarco-fascistas en un solo día alcanzaron la tercera línea de defensa de Vitsi y ésta había caído en cosa de dos o tres días. Hubo muy poca lucha y resistencia. Esto fue para nosotros una gran sorpresa. Sin embargo nosotros ya habíamos frenado todas las medidas para la defensa contra un eventual ataque de los monarco-fascistas en nuestro territorio. Los camaradas griegos, y el camarada Partsalides que se encuentra aquí presente, no estaban convencidos realmente de la necesidad de las medidas defensivas que tomamos y las calificaron como precipitadas por parte nuestra. Los camaradas griegos no fueron realistas. Muchos refugiados, entre ellos también combatientes demócratas, que habían huido tras su derroca, se vieron obligados a cruzar nuestra frontera. ¡¿Que podíamos hacer?! Los recibimos y los instalamos en lugares apropiados.
El análisis que el Buró Político del Partido Griego hizo de la derrota en Vitsi no nos satisfizo. Consideramos que éste análisis debía hacerse más a fondo, puesto que allí se habían cometido graves errores. Después de la retirada de Vitsi, el camarada Zachariadhis fundó sus esperanzas de la victoria en Gramoz. «Gramoz, decía, nos es más favorable que Vitsi, los tanques que fueron el elemento decisivo de la victoria de los monarco-fascistas en Vitsi no pueden maniobrar en Gramoz».
Cabe señalar que en esa época la traición de Tito ya era conocida públicamente. Más tarde, Zachariadhis afirmó que, «los únicos que han dado asilo a los refugiados griegos fueron los albaneses, porque los yugoslavos no solo no les permitieron entrar en su territorio, sino que hasta les dispararon por la espalda» Posiblemente esto pasó, no podemos decir nada acerca de esto.
En una conversación con el camarada Zachariadhis sobre la retirada de Vitsi, una vez más toqué la cuestión de sus errores y de la falta de una visión objetiva de la situación por parte del Partido Comunista de Grecia y en particular por parte del general Viandas, responsable del mando de Vitsi. «Sus ideas», le dije a Niko, «han probado ser erróneas. La prueba está en el hecho de que el Ejército Democrático Griego no ha estado en condiciones de defender Vitsi».
Niko Zachariadhis me contradijo. Afirmó que la caída de Vitsi se debió a un error de cierto comandante, que no había emplazado su batallón en la parte del frente que se le había asignado y no apareció en su posición a la hora del combate. Así pues, este comandante, según él, había sido la causa de la derrota de Vitsi, por eso, me dijo, «hemos tomado medidas y lo hemos condenado». Ésta era una explicación muy simplista para una derrota tan grande, la que nos daba el camarada Niko. Yo le dije de manera franca que no podía creerle. «Lo creas o no lo creas esto fue lo que ocurrió» me respondió Niko. «No obstante» contesté, «¿que van a hacer ahora?» «Combatiremos» «¿Pero donde van ustedes a combatir?» pregunté. «En Gramoz que es una fortaleza inexpugnable». «Entonces» le pregunté, «¿piensan reagrupar allí todo el Ejército Democrático Griego?» «Sí» respondió Niko Zachariadhis, «allí lo reagruparemos». Le dije que ellos conocían sus asuntos y eran los que debían decidir, pero que en nuestra opinión Gramoz ya no podía resistir, y por lo tanto no se debía sacrificar a todos esos valerosos combatientes del Ejército Democrático Griego, que él tenía bajo su mando. Ustedes manejan sus propios asuntos como mejor les parece, sin embargo, en cuanto que camaradas y amigos suyos que somos, nos gustaría que llamara al camarada Bardzotas, el comandante de las tropas griegas en Gramoz, y discutiera con él esta cuestión. Niko rechazó esta idea mía y me dijo que eso era imposible. Ya sabemos lo que ocurrió más tarde. Gramoz fue la derrota definitiva del Ejército Democrático Griego.
Las fuerzas de Gramoz fueron derrotadas en cuatro días. Allí en nuestra opinión, la guerra no estuvo bien organizada. Se actuó totalmente a la defensiva y de forma pasiva. No excluimos que pudo haber encarnizados combates en algunos lugares tales como Polje y Kamenik, donde algunos soldados del Ejército Democrático Griego resistieron con heroísmo. Toda la retirada de las fuerzas de Gramoz, a excepción de las de Kamenik, se llevó a cabo en desorden, tal como había ocurrido en Vitsi. Entre los oficiales y soldados del Ejército Democrático Griego se murmuró sobre las erróneas tácticas defensivas que fueron aplicadas en Gramoz. Esto nos lo ha confirmado también el camarada Zachariadhis.
Pensamos que los camaradas dirigentes griegos no han tenido en cuenta, en las batallas de Gramoz y de Vitsi, los principios marxistas-leninistas de la guerra popular. Las columnas monarco-fascistas llegaron a las posiciones que previamente se habían marcado, con toda rapidez y sin ser molestadas en su marcha. Cruzaron veloces las crestas de las montañas, cercaron a las fuerzas democráticas que se habían refugiado en las trincheras sin contraatacar; y finalmente, se lanzaron al ataque, desalojaron a los guerrilleros de sus trincheras y ocuparon las fortificaciones. El mando democrático griego que había repartido sus fuerzas en posiciones fortificadas, no utilizó sus reservas para contraatacar y desbaratar los excesivos ataques y maniobras rápidas, la ofensiva del enemigo. Estimamos que son los puntos de vista erróneos de los camaradas dirigentes griegos sobre la táctica de la guerra los que han originado la derrota. Las fuerzas de este ejército estaban a la altura de la situación, eran viejos guerrilleros probados en el fragor de la lucha, dotados de una moral elevada y con un heroísmo ejemplar en el combate.
Por otra parte, aplicando su táctica de defensa pasiva, la dirección del Partido Comunista de Grecia permitió que el ejército monarco-fascista se reagrupara y se reorganizara; no atacó para frenar los preparativos del enemigo, para frustrar sus ofensiva o al menos debilitarla a fin de permitir a las fuerzas activas del Ejército Democrático Griego maniobrar a larga escala y acosar sin cesar y por todos los flancos a las fuerzas del enemigo. Estas son a juicio nuestro algunas de las causas de las últimas derrotas en Gramoz y Vitsi. En su análisis acerca de la derrota de Vitsi, el Buró Político del Partido Comunista de Grecia afirma que «una grave responsabilidad recae sobre la dirección», pero no indica en absoluto en que consiste esta responsabilidad y luego pasa a diseminar ésta responsabilidad en todas las direcciones. Nosotros pensamos que éste no es un análisis marxista-leninista. Para desarrollar victoriosamente su lucha, los camaradas griegos no debieron haber aplicado la táctica de la defensa pasiva, sino aplicar como era debido los principios marxistas-leninistas sobre la insurrección armada. Estimarnos que la táctica a seguir debería haberse encaminado a dañar al enemigo en varias direcciones y de forma sistemática, no darle ni un minuto de tregua obligarle a dispersar sus fuerzas, sembrar el pánico y el terror en sus filas y hacerle imposible controlar la situación. De esta manera la lucha revolucionaria del pueblo griego no habría cesado de crecer, al principio habría hostigado al enemigo, luego le habría hecho perder el control de la situación, habría liberado regiones y zonas enteras, y así hasta realizar su último objetivo, la insurrección general y la liberación de todo el país, En tal caso la guerra de guerrillas en Grecia hubiera tenido perspectivas de desarrollo.
A menudo, en las conversaciones que hemos tenido con los camaradas griegos, les hemos dicho en un espíritu de camaradería, que el Ejército Guerrillero Griego debía arrebatar las armas al enemigo mediante la lucha debía combatir con las armas del enemigo y aprovisionarse de víveres e indumentaria que les dé el pueblo con el cual y por el cual luchara. Hemos dicho a nuestros camaradas griegos que antes que nada, el Ejército Guerrillero debe estar ligado al pueblo, del cual se había separado y sin el cual no podía existir. El pueblo debe habituarse a combatir junto con el ejército y a ayudarlo y quererlo como libertador suyo. Esta es una condición indispensable. El pueblo debe aprender a no rendirse al enemigo y a engrosar las filas de su ejército con hombres y mujeres, jóvenes de uno y otro sexo, salidos de su seno, de la propia Grecia. Hemos dicho asimismo a los camaradas griegos en un sano espíritu de camaradería, que el papel dirigente del partido en el seno del Ejército Guerrillero Griego, debía estar mejor asegurado; que el comisario político de cada compañía, batallón, brigada y división, debía ser el verdadero representante del partido y, como tal, debía tener las mismas atribuciones de mando, que el propio comandante. Hemos hecho hincapié, y más de una vez hemos puesto en evidencia, que los camaradas griegos no consideran correctamente el papel dirigente del partido en el ejército. Ya le he hablado en otra ocasión al camarada Stalin de lo que piensa nuestro Partido acerca de este problema y de lo mismo tratamos en la carta que le hemos dirigido. La incomprensión del papel dirigente del Partido en el ejército, pensamos, fue una de las principales razones que condujo a la derrota del Ejército Democrático Griego. Siempre hemos partido de la enseñanza del marxismo-leninismo según la cual el comandante y el comisario político constituyen una unidad que dirige las operaciones militares y la educación política de los destacamentos, que los dos por igual son responsables de la situación de su destacamento desde cualquier punto de vista, que los dos en conjunto, comandante y comisario, dirigen sus unidades, sus destacamentos en el combate. Sin los comisarios políticos no hubiésemos tenido el Ejército Rojo, nos enseña Lenin. Nosotros hemos aplicado estos principios en nuestro Ejército de Liberación Nacional y los estamos aplicando también en nuestro Ejército Popular. El comandante y el comisario, como mando conjunto, han existido en el Ejército Popular de Liberación Griego, pero en la práctica esto no era aplicado debidamente. La presión de los erróneos puntos de vista burgueses de los oficiales de carrera que no soportaban tener a su lado, en el mando a hombres firmes del Partido, ha hecho que en esa época, el papel del comisario en el mando del Ejército Democrático Griego fuera disipándose y quedara relegado a un segundo plano. Esto es el resultado de las concepciones de los dirigentes del Partido Comunista de Grecia sobre el «ejército regular». Los camaradas dirigentes griegos trataban de justificar la eliminación del papel del comisario político, tomando como ejemplo el tipo de ejército de algún otro país, pero estimamos que en ésta cuestión los camaradas griegos no han sido realistas.
Este tipo de errores los hemos advertido también cuando el Ejército Popular de Liberación Griego reanudó la lucha. Desde que salió el general Markos, este ejército no ha tenido comandante en jefe. Estimamos que una situación así no podía hallar ningún tipo de justificación. En nuestro país el Secretario General del Partido ha sido y sigue siendo al mismo tiempo Comandante en Jefe del Ejército. Pensamos que esto es correcto. En tiempo de paz, podría ser diferente, podría haber un Ministerio de Defensa, pero en las condiciones del Ejército Democrático Griego, en plena guerra debía haber un comandante en jefe del ejército y nosotros siempre hemos mantenido y seguimos manteniendo, basándonos en nuestra experiencia, que esta función política y militar, corresponde al Secretario General del Partido. Esto se lo hemos expresado muchas veces a los camaradas griegos. Los argumentos que nos han dado para justificar por qué no actuaron de esta forma, no nos convencen en absoluto. Los camaradas griegos nos han dicho: «el camarada Zachariadhis es muy modesto» o «tenemos una amarga experiencia con Tito que era a la vez Secretario General, Primer Ministro, y Comandante Supremo del Ejército». Nos parece que aquí no se trata de una cuestión de modestia; tampoco viene al caso aludir a Tito, detrás de lo que nosotros tenemos la impresión de que se hace alguna insinuación.
Nos hemos sorprendido ante una serie de formas secretas de organización que utilizaban los camaradas griegos, pero veíamos que en la práctica todo cambiaba por completo, Esto, no podemos explicarlo excepto con nuestra impresión de que entre los camaradas griegos había confusión, oportunismo, falsa modestia, y el querer ocultar el papel dirigente del Partido. Puede ser que el Secretario General del Partido no tenga que ser necesariamente el Comandante en Jefe del ejército, pero un ejército en guerra sin comandante en jefe, como ha sido el caso del Ejército Democrático Griego después de la destitución de Markos, esto nos ha parecido y nos sigue pareciendo un error.
Los camaradas griegos no responsabilizan a nadie de esta situación ni de los fracasos sufridos, reparten responsabilidades atribuyéndosela tanto a los que son culpables como a los que son inocentes. Achacan los errores a todos los miembros del Partido, lo que no es en absoluto correcto, puesto que los miembros del Partido Comunista de Grecia han luchado y luchan con heroísmo. Creemos que los camaradas dirigentes griegos temen hacer un profundo análisis de estos errores que nosotros consideramos que son graves, temen poner el dedo en la llaga. Somos también de la opinión de que en algunos camaradas dirigentes griegos falta el espíritu de crítica y autocrítica, llegando a protegerse el uno al otro, de un «modo fraternal» por los errores que han cometido.
Los camaradas dirigentes griegos se han opuesto a las opiniones que les hemos dado, como camaradas y comunistas internacionalistas que combatirnos por la misma causa, que tenemos grandes intereses comunes, y que sentimos en lo mas hondo la causa de la lucha del pueblo griego. Ellos no han recibido bien nuestras críticas. El camarada Niko Zachariadhis nos ha suscitado muchas cosas desagradables, que nosotros naturalmente hemos rechazado. Es conocida, por ejemplo, la declaración acerca del «Vorio-Epiro» que al principio he mencionado. Tuvo además una disputa con nosotros acusándonos de haber, supuestamente, requisado los camiones griegos que se usaron para transportar a los refugiados y sus pertenencias, y pidió que pusiéramos también nuestros camiones a su servicio. Es totalmente cierto que hemos utilizado dichos camiones para el transporte de los refugiados a los lugares donde debían ser albergados. Hemos instalado a los refugiados griegos en el Norte de Albania, donde, pese a nuestras propias dificultades, los hemos abastecido de víveres, compartiendo con ellos, el pan de nuestra propia mesa. En cuanto a nuestros medios de transporte, nuestros camiones disponibles eran muy pocos y los necesitábamos para mandar suministros a todos los sitios de Albania.
Los camaradas griegos también nos critican el no haber dado prioridad al desembarco de las ayudas materiales como ropa, víveres, tiendas, mantas, etc, que llegaron a nuestros puertos destinados a los refugiados griegos antes de que estos dejaran Albania. Esto no es verdad. Resulta, que las ayudas que venían por mar del extranjero para los refugiados griegos se encontraban debajo del material y de las mercancías destinadas para nosotros. Se sobrentiende que en tales casos primero debía quitarse el cargamento que estaba en la parte superior, no se podía hacer de otra manera; no conocemos ningún método para descargar un barco comenzando por abajo.
Como quiera que sea, estos eran pequeños desacuerdos que podían ser superados, tal como sucedió. Las cuestiones decisivas han sido las referentes a la linea política y militar del Partido Comunista de Grecia durante los años de la guerra, de lo cual hablé anteriormente.
Los camaradas griegos no solo han rechazado nuestros puntos de vista u nuestras críticas, sino que tenemos la impresión de que los han tomado a mal, y de verdad, en su carta que dirigieron hace algún tiempo, comparando de manera impermisible y anti-marxista nuestras actitudes de principios con los puntos de vista de los titistas. Al distorsionar los puntos de vista expresados por nuestra delegación acerca de las batallas de Vitse y Gramoz, para adaptarlos a sus razonamientos incorrectos, los camaradas dirigentes griegos, opinamos nosotros, tienen como objetivo esconder los errores que han cometido. Comprendemos los momentos difíciles que ha atravesado la dirección del Partido Comunista de Grecia después de la derrota de Vitsi y de Gramoz y los momentos de nerviosismo que han vivido, pero estas graves e infundadas acusaciones son inadmisibles para nosotros y deberían haber sido bien medidas y sopesadas antes de ser formuladas, sobre todo por el Buró Político del Partido Comunista de Grecia. Después de estas acusaciones, que nuestro Buró Político ha juzgado con serenidad, nosotros pensarnos que la salida de Albania del pequeño grupo de refugiados demócratas griegos que todavía manteníamos, se hacía aún más indispensable.
Que el camarada Stalin nos diga si los puntos de vista y las actitudes que hemos mantenido han sido justos e injustos, nosotros estamos dispuestos a reconocer todo posible error de nuestra parte y hacernos autocrítica.
El camarada Stalin me interrumpió diciendo:
-No hay que rechazar a un camarada cuando está caído.
-Tiene razón, camarada Stalin –respondí–, pero yo le aseguro que a los camaradas griegos jamás los hemos rechazado. Las cuestiones que pusimos a discusión revestían una gran importancia tanto para el Ejército, como para nosotros. El Comité Central de nuestro Partido no podía permitir que la dirección del Partido Comunista de Grecia estableciera su centro de actividades en Albania, ni tampoco podía permitir que en nuestro país se organizaran y se entrenaran sus tropas para reanudar la guerra en Grecia. Yo le dije esto de una forma sincera al camarada Niko Zachariadhis, que desde hacía tiempo había pedido que los refugiados griegos se fueran a otros países, como de hecho lo hicieron la mayoría de ellos. Pero de lo que se trataba era del pequeño número de refugiados que se encontraba en nuestro país. Jamás hemos dado pie para que se pensara que queríamos que se fueran los refugiados de nuestro país. Sin embargo, la propia lógica no forzó a llegar a la conclusión de que en las actuales circunstancias, incluso los que quedaban debían necesariamente dejar Albania. Estos son, camarada Stalin, los problemas que deseaba plantear, problemas que por otra parte ye hemos tratado tanto con los camaradas griegos, así como en la carta que ya antes le hemos enviado a usted.
-¿Terminó ya, camarada Enver?.
-Sí, he terminado.
Entonces le concedió la palabra al camarada Zachariadhis.
Éste se puso a defender los acuerdos de Varkiza, apuntando que la firma de estos acuerdos no era un error de su parte y profundizando esta tesis. Eran los mismos puntos de vista que me había expuesto en otra ocasión. A fin de explicar las razones de su derrota, Zachariadhis planteo entre otras, la siguiente cuestión:
«Si hubiésemos sabido ya en 1946 que Tito traicionaría, no hubiéramos comenzando la lucha contra los monarco-fascistas».
Luego añadió otras «razones» para explicar la derrota, repitiendo que carecían de armas, que los albaneses pese a que compartieron su pan con los refugiados griegos, les habían creado algunos obstáculos, etc, etc. Así fue planteando el camarada Zachariadhis algunos problemas secundarios como si se tratara de problemas de principio. Luego mencionó nuestra demanda –que también él la había planteado antes– sobre la sal ida de los refugiados demócratas griegos que aun se encontraban en Albania. Según él, esto ponía fin a la Lucha de Liberación Nacional Griega.
«Si hubiésemos sabido ya en 1946 que Tito traicionaría, no hubiéramos comenzando la lucha contra los monarco-fascistas».
Luego añadió otras «razones» para explicar la derrota, repitiendo que carecían de armas, que los albaneses pese a que compartieron su pan con los refugiados griegos, les habían creado algunos obstáculos, etc, etc. Así fue planteando el camarada Zachariadhis algunos problemas secundarios como si se tratara de problemas de principio. Luego mencionó nuestra demanda –que también él la había planteado antes– sobre la sal ida de los refugiados demócratas griegos que aun se encontraban en Albania. Según él, esto ponía fin a la Lucha de Liberación Nacional Griega.
Quiero expresar en esta ocasión mis impresiones sobre el camarada Niko Zachariadhis. Era muy inteligente y culto, pero no un marxista como se debía ser. A pesar de la derrota sufrida, se puso a defender la estrategia y la táctica seguidas por el Ejército Democrático Griego, insistiendo en que esta estrategia y esta táctica hablan sido correctas y que no se podía actuar de otra manera. En esta cuestión se detuvo ampliamente. Así pues, cada uno de nosotros se mantuvo en sus propias posiciones.
Estas fueron en esencia las tesis de Niko Zachariadhis. Su exposición fue tan larga o más que la mía.
El camarada Stalin y los otros camaradas dirigentes soviéticos le escucharon atentamente.
Una vez que Niko finalizó su intervención, el camarada Stalin preguntó a Micha Partsalidis:
-¿Tiene algo que decir acerca de lo que han expuesto los camaradas Enver Hoxha y Niko Zachariadhis?
«No tengo nada que decir fuera de lo que ya ha expuesto el camarada Niko», respondió Partsalides, y añadió que esperaban que los camaradas soviéticos y el Partido Bolchevique dieran su opinión sobre estas cuestiones.
Entonces Stalin comenzó a hablar en el tono familiar y tranquilo, que le conocimos en cada uno de nuestros encuentros. Se expresó en términos extremadamente claros, simples y directos. Afirmó que el pueblo griego había librado una lucha heroica, en la que habían mostrado gran valentía, pero que también había habido errores.
-En lo que se refiere a Varkiza, los albaneses tienen la razón, señaló Stalin –y después de analizar este problema, agregó–. Deben comprender, camaradas griegos, que los acuerdos de Varkiza han sido un grave error de su parte. No debían haberlos firmado ni deponer las armas, esto ha causado un gran daño a la lucha del pueblo griego. En cuanto a la apreciación de su estrategia y de su táctica en la guerra democrática griega, a pesar de que esta lucha ha sido heroica, pienso que aquí otra vez los camaradas albaneses tienen la razón. Ustedes debían haber desarrollado una guerra de guerrillas, y luego, de esta etapa de la guerra debían haber pasado a una guerra de frentes. He criticado al camarada Enver Hoxha diciéndole que no hay que rechazar a un camarada cuando esta caído, pero por lo que hemos podido oír aquí, resulta que los camaradas albaneses han observado una actitud correcta hacia vuestros puntos de vista y vuestros actos. Las circunstancias y las condiciones que se habían creado en Albania eran tales, que ustedes no podían permanecer ahí, ya que esto podía poner en peligro la independencia de la República Popular de Albania. Hemos satisfecho su petición de que todos los refugiados demócratas griegos se trasladaran a otros países y en la actualidad ya todos lo han hecho. Todo lo demás, incluyendo las armas, municiones, etc, que los camaradas albaneses han recibido de los combatientes demócratas griegos que han pasado la frontera y entrado en Albania, pertenecen a este país –Stalin enfatizó–: por lo tanto, esas armas deben permanecer en Albania porque al aceptar a los soldados democráticos griegos, aún habiéndolos desarmado, ha puesto de todos modos en peligro su propia independencia. En cuanto a su opinión, según la cual, «si ustedes hubieran previsto ya desde 1946 que Tito iba a traicionar, no habrían comenzado la lucha contra los monarco-fascistas», es errónea –Stalin señaló–. Porque ustedes deben luchar por la libertad del pueblo aún estando cercados. Sin embargo ustedes deben reconocer que no se encontraban cercados, porgue en uno de sus flancos, al norte, tenían a Albania y a Bulgaria; todos respaldaban su justa lucha. Esta es nuestra opinión –concluyó el camarada Stalin–. ¿Qué dicen ustedes, camaradas albaneses?
-Estamos de acuerdo con usted en todas sus opiniones.
-¿Y ustedes camaradas griegos?¿Qué dicen?
-Usted nos ha dado una gran ayuda, ahora comprendemos que no hemos actuado correctamente y nos esforzaremos por rectificar nuestros errores, etc, etc.
-Muy bien –dijo Stalin tomando de nuevo la palabra–. Entonces éste asunto está resuelto.
Antes de levantarnos, intervino Molotov diciéndole a Niko Zachariadhis:
-Tengo algo que decirle, camarada Niko. El comité central del Partido Comunista de la Unión Soviética ha recibido una carta de uno de sus camaradas, en la que el escribe que «Niko Zachariadhis es un agente de los ingleses». A nosotros no nos corresponde aclarar esta cuestión, pero no podemos mantenerla en secreto sin informarle a usted de su contenido, tanto más si se hacen acusaciones contra un camarada dirigente del Partido Comunista Griego. Aquí está la carta. ¿Qué puede usted decir?
-Puedo explicar este asunto –replicó Niko Zachariadhis y dijo–: cuando las tropas soviéticas nos liberaron del campo de concentración, me presenté al mando soviético para que se me enviase a Atenas cuanto antes, ya que allí estaba mi lugar. Eran momentos decisivos y yo tenia que encontrarme en Grecia. Pero en ese momento su mando no disponía de medios de transporte para llevarme. Entonces me vi obligado a dirigirme al mando inglés, donde les pedí que me devolvieran a mi patria. Los ingleses me subieron en un avión y es así como regresé a Grecia. Ese camarada considera que, como he llegado a mi país por medio del mando inglés, soy un agente de los ingleses, lo que es falso.
Stalin intervino y dijo:
-Está claro, esta cuestión también esta resuelta. ¡Hemos terminado la reunión!
Stalin se puso de pie, y después de habernos estrechado la mano a cada uno, nos dispusimos a salir. La sala era larga y en el momento en que estábamos alcanzando la puerta de salida, Stalin nos llamó:
-¡Un momento camaradas!¡Abrácense, camarada Hoxha y camarada Zachariadhis!
Nos abrazamos.
Ya estando fuera Micho Partsalidis dijo:
-No hay otro como Stalin, se ha comportado como un un padre con nosotros. Ahora todo está claro.
Así terminó esta confrontación en presencia de Stalin». (Enver Hoxha; Con Stalin, 1981)
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