jueves, 14 de mayo de 2015

Los marxista-leninistas hacen comprender a las masas que no pueden delegar en sus métodos para sus reivindicaciones a la mera lucha del parlamentarismo burgués

Fotografía de Klement Gottwald, uno de los más importantes dirigentes de la Komintern en los años 30, y Secretario General del Partido Comunista Checoslovaco desde 1929 a 1953

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Cuan peligrosa es esta política –que consiste en sustituir la movilización independiente y las acciones de las masas por combinaciones parlamentarias–, se ve todavía más claro si enfocamos la cosa en el aspecto siguiente: los jefes reaccionarios del socialismo gubernamental basan su política de colaboración de clases en el siguiente engaño: los viejos medios de la lucha de clases –la huelga, las manifestaciones, el echarse a la calle, etc.– están anticuados. Hemos inventado medios de lucha de clases mucho más cómodos. ¡Obreros, votadnos en gran número para el parlamento, que tengamos muchos ministros, y estos se encargarán de librar por vosotros la «lucha de clases» desde arriba en los consejos de ministros! Podéis estaros tranquilos y no os dejéis perturbar y arrastrar a «acciones irresponsables», como lo son las manifestaciones y las huelgas; ya nos encargaremos nosotros de arreglarlo desde arriba, sin que vosotros necesitéis esforzaros ni arriesgar nada». Como es sabido, la clase obrera ha tenido y tiene todavía que pagar muy cara esta clase de política. Y no sólo porque con este modo de dirigir la «lucha de clases» el capital y la reacción han conseguido sus fines a costa del pueblo trabajador, sino también porque esta política ha sembrado y siembra la confusión en la conciencia de clase de las masas obreras, quebrantando su capacidad combativa. Naturalmente que la clase obrera debe utilizar todas las posiciones de que dispone en el parlamento, en los municipios, etc. Pero la fuente de donde tienen que tomar su fuerza los representantes de los obreros en estas instituciones y otras semejantes reside en la propia clase obrera, en sus organizaciones, en su capacidad de acción, en su voluntad de luchar de un modo efectivo por las reivindicaciones planteadas. Sin la movilización de las masas desde abajo, los mejores y más honrados representantes de la clase obrera en las instituciones burguesas están condenados a la impotencia. Por eso los comunistas no deben, en interés de la clase obrera, permitir que en su política se proyecte ni la sombra de aquella tendencia funesta a adormecer a las masas con la ilusión de que nada puede resolverse favorablemente para ellas «desde arriba», sin su acción independiente, sin su lucha de clases». (Klement Gottwald; Por la aplicación acertada de la línea del VIIº Congreso de la Komintern; Informe en el VIIº Congreso del Partido Comunista de Checoslovaquia1936)

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