Enrico Berlinguer, Santiago Carrillo y Georges Marchais durante 1976 |
«Como se ve, para «razonar» sus puntos de vista revisionistas, Berlinguer, Carrillo, Marchais y otros presentan ideas bastante confusas sobre la democracia y el Estado. Tales razonamientos que no se apoyan en las relaciones de clase existentes en la sociedad burguesa, están al margen de las relaciones entre la base económica y la superestructura capitalista, al margen de la realidad y de toda lógica, tienen por objeto demostrar que la verdadera democracia no sería la que instaura la dictadura del proletariado, la democracia de la gran mayoría de las masas explotadas sobre la minoría capitalista explotadora o sobre sus remanentes, sino que sería la democracia a lo Marchais a lo Carrillo, es decir; «la democracia para todos, donde todos convivan en paz y en armonía de clase». Pero la historia ha comprobado que no hay ni puede haber democracia burguesa fuera de la dictadura burguesa, al igual que no puede haber democracia socialista fuera de la dictadura del proletariado. Los derechos y los deberes de los ciudadanos están en relación directa con la dominación de la clase que está en el poder. Allí donde domina la clase capitalista existen derechos para la burguesía y limitación de los derechos, opresión y denigración de las masas, en cambio allí donde domina la clase obrera hay derechos y libertades para los trabajadores y limitación de los derechos y coerción para la minoría que dominaba y explotaba, así como para los enemigos del socialismo.
Los eurocomunistas no son los primeros oportunistas en negar la necesidad de la revolución como medio único y fundamental para derrocar el capitalismo y edificar el socialismo. Antes de ellos ha hecho lo mismo Pierre-Joseph Proudhon, que fue desenmascarado por Marx, lo han hecho Eduard Bernstein y sus compañeros, que acabaron siendo los abiertos defensores del sistema capitalista». (Enver Hoxha; Eurocomunismo es anticomunismo, 1980)
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