sábado, 30 de mayo de 2015

Por el frente popular del trabajo, la libertad y la paz; Klement Gottwald, 1935

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Este discurso, registrado en forma escrita, es otro documento excepcional para estudiar las estrategias y tácticas antifascistas marxista-leninistas planteadas en el VIIº Congreso de la Komintern de 1935, esta vez el autor de la obra es el checoslovaco Klement Gottwald, el cual, sería uno de los focos mediáticos durante esos años por la frágil posición en la que se colocó a Checoslovaquia frente a las posiciones imperialista y chovinistas de la Alemania hitleriana.

Este discurso, como otros de ese congreso, desmitifican dos groseros mitos:

1) Que los marxista-leninistas no defendieron ni querían defender la república burguesa ni los derecho obtenidos por la clase obrera frente al peligro del advenimiento de la dictadura terrorista abierta de la burguesía, o sea del fascismo, porque eran partidarios de la democracia soviética y la dictadura del proletariado;

2) Su variante opuesta, en la que se apoyaron trotskistas contemporáneos y futuros revisionistas: que los comunistas habían rechazado la revolución proletaria, la dictadura del proletariado, la democracia soviética y que defendían el reformismo, la dictadura de la burguesía, la democracia burguesa.

Como Gottwald expresa, los marxista-leninistas de entonces que ponían toda la esperanza para sacar a su país de los males del capitalismo –desempleo, inflación, desigualdad social, racismo, pauperización de las masas trabajadoras, diferenciación entre cuidad y campo, hambrunas, etc.–, en el deseo de emular el socialismo victorioso de la Unión Soviética que tantos aplausos cosechaba a nivel mundial –el cual había eliminado la mayoría de estos males–. No teniendo pues, razones para abandonar los principios del comunismo, es más, estos logros ayudaban a los partidos marxista-leninistas como el checoslovaco para persuadir a las masas reformistas, anarquistas, etc., de la limitación de su doctrina, y de la necesidad de virar hacia el comunismo.

Como es de esperar: se registran las particularidades de Checoslovaquia que nos permiten entender las peculiaridades de la táctica comunista checoslovaca, pero hay temas a tratar en el documento como; el frente único del proletariado –que afecta al trato con los partidos con masa de elementos obreros como los socialdemócratas como a los obreros sin partido–, el frente popular antifascista –que afecta al trato con partidos con elementos pequeño burgueses antifascistas como los agraristas–, la lucha por la preservación del país para la no participación en la próxima guerra imperialista –que se traduciría en miseria, opresión nacional y muerte para las masas trabajadoras–, la cuestión de las minorías nacionales –a las cuales el fascismo local aniquilaría– o el internacionalismo con otros países socialistas –y el apoyo a su política exterior– que sirven de lecciones para los marxista-leninistas de hoy.

Pese a que la táctica marxista-leninista antifascista reportara grandes avances en la lucha contra el fascismo local, no pudo evitar que el nazi-fascismo alemán invadiera Checoslovaquia –algo en lo que jugaron otros factores que se explicaran en los próximos documentos de Gottwald– y que apenas se lograra resistencia. 

Hay que añadir de igual modo, que la táctica del frente popular antifascista si tendría un mejor final diez años después, cuando las condiciones internacionales en la Segunda Guerra Mundial sonrieran a los comunistas checoslovacos. 

Esta vez con el auge de los comunistas como primera fuerza del país, la resolución de las tareas democrático-burguesas –medidas de carácter antifascistas, antifeudales, etc.– y el tránsito al socialismo no podrían ser interrumpidos por una intervención imperialista exterior como la de Alemania en 1938 y 1939, debido a que en 1945 la presencia del Ejército Rojo Soviético y el propio fortalecimiento y experiencia del aparato militar del Partido Comunista de Checoslovaquia durante la guerra daban un panorama completamente diferente. Aún así quedaba la cuestión de que si el partido comunista checoslovaco sería capaz de triunfar sobre sus adversarios nacionales, pero desde luego tenía garantías que la revolución no saltaría por los aires por una nueva intervención extranjera. También habría que tener en cuenta que los marxista-leninistas checoslovacos desarrollaron conforme el nazismo alemán retrocedía de su país, el nuevo poder popular de los comités nacionales –soviets– que suponía una mayor eficacia también a la hora de movilizar a la población trabajadora reprimir a la contrarrevolución interna.

A partir de 1945 el frente sirvió como plataforma para agrupar a las fuerzas políticas antifascistas donde el partido comunista ganó la hegemonía frente a otros partidos antifascistas, pero a posteriori durante la construcción del socialismo, el frente serviría para organizar las organizaciones sindicales, femeninas, de la juventud, etc., sirviendo como puente entre el rol dirigente de la sociedad: el partido comunista, y estas organizaciones de masas. Es decir, de las experiencias en la táctica de frente los años 30, se pudo llegar a las tácticas de los años 40 donde el frente sirvió para el fin del fascismo, la toma de poder, y la construcción socialista.

El documento:


Klement Gottwald

Por el frente popular del trabajo, la libertad y la paz

Camaradas:

No es accidental que el VIIº Congreso de la Komintern proceda en medio de una excepcional atención de todo el mundo, tanto amigos como enemigos.

Esto es a causa de que nosotros estamos discutiendo y solventando las cuestiones más urgentes que afectan la vida diaria de todos los trabajadores de cada país. Es a causa de que, después de seis años de insólita crisis económica en los países capitalistas, coexistiendo simultáneamente junto a la victoria del socialismo en una sexta parte del mundo, todos están deseosos de escuchar la voz de quienes han obrado «tal milagro», la voz de los bolcheviques. Es a causa, finalmente a que nuestro congreso señala que es lo más esencial, que es lo decisivo, que debe realizarse para la realidad de hoy, para que las masas trabajadoras de uno u otro país puedan crear los requisitos que les permitirán lograr mañana ese mismo «milagro». Como ejemplo de ello, nuestro VIIº Congreso de la Komintern ha colocado en el centro de la política de los partidos comunistas la tarea de crear una unidad de acción entre el proletariado y un frente popular a escala nacional e internacional contra la ofensiva del capital, contra el fascismo, por la paz y contra la guerra imperialista.

Es normal que esto inevitablemente haya obligado a despertar la atención de todos; entre las cuales debemos contar:

1º La rabia de los fascistas y sus cómplices en todos los países por el hecho de que los comunistas se esfuerzan por el frente único de todos los oponentes al fascismo, sin tener en cuenta las diferencias que les separan de los elementos del campo antifascista provenientes de la pequeña burguesía;

2º El miedo de todos los elementos fascistas e imperialistas que desean llevar a cabo guerras depredadoras con el objetivo de poder dividir de nuevo el mundo entre fuego y polvo a expensas de las pequeñas naciones y de la Unión Soviética;

3º Las ansiedad entre todos los líderes reaccionarios de la socialdemocracia, quienes, a pesar de que las masas trabajadoras han vislumbrado la más que adversa experiencia de la política de colaboración de clases, desean seguir con esta política, rechazando el frente único del proletariado y manteniendo así, la división entre las filas de la clase obrera;

4º La esperanza entre todos los que esperan, con razón, la realización de la unidad de acción del proletariado y del frente popular a una escala nacional e internacional, ellos que esperan no pasar el calvario por el que el pueblo alemán está atravesando en estos momentos.

El VIIº Congreso de nuestra Komintern, y especialmente el discurso del camarada Dimitrov, muestran claramente que por nuestra parte no existen ni un solo obstáculo para la creación inmediata de la unidad de la clase obrera en cada país del mundo, que por el contrario, los comunistas estamos bajo la tarea de solventar todo lo que obstaculice este necesario proceso.

Hay personas en el mundo –a las cuales el camarada Dimitrov las apodó «gallinas políticas»– que se autoconvencen de que los comunistas han renunciado a sus principios o que están debilitados. ¡Sin duda ridículos! Una Komintern que es liderada por el partido que está construyendo el socialismo en una sexta parte del mundo mientras el mundo capitalista está retorciéndose bajo un caos desesperado y recayendo en el barbarismo medieval, una Komintern cuyos principios han sido puestos a prueba ante la historia precisamente en un periodo en que todos los sistemas de oposición, teóricos y tácticos han finalmente fallado, una Komintern que está convirtiendo con maestría las enseñanzas de Lenin y Stalin en hechos; tal Komintern obviamente no necesita cambiar nada de sus principios. Si hemos cambiado algo, es en cuanto a métodos y formas, para que en una situación que ha cambiado podamos usar nuestros principios básicos para penetrar aún más profundamente en las masas, para que nosotros creemos una unidad de acción entre la clase obrera que repulse y ataque a nuestro enemigo de clase. Y es fácil de esperar que estos señores muy pronto lo sientan en sus propias carnes.

El VIIº Congreso de la Komintern también ha levantado gran expectación en Checoslovaquia. ¡Algo que nos interesa gratamente! Para Checoslovaquia la cuestión de crear la unidad de acción de la clase obrera contra la ofensiva del capital, contra el fascismo, para la paz y contra la guerra imperialista es precisamente igual de urgente como es en otros países capitalistas.

Los ataques del capital sobre el nivel de vida de las masas trabajadoras continúa. En Checoslovaquia existen unos 800.000 desempleados. Las ayudas que reciben algunos desempleados son verdaderas miserias, y otra considerable sección de esos desempleados no recibe ayuda alguna. De igual modo, el ingreso de los trabajadores es bajo, mientras el nivel de vida sigue aumentando. Los campesinos y artesanos trabajadores están arruinados por los impuestos, deudas, intereses y la competencia del gran capital. En Checoslovaquia hay zonas enteras del país, como por ejemplo, los distritos alemanes, los Cárpatos-Ucrania, o Eslovaquia, donde el hambre prevalece. Todas las cargas de la crisis están siendo soportadas sobre las espaldas de los trabajadores. Por consiguiente; ¿cuál puede ser la preocupación más apremiante sino formar inmediatamente un poderoso frente único del trabajo y luchar en conjunto para imponer las cargas de la crisis a los propios capitalistas?

El peligro del fascismo está creciendo. En las elecciones al parlamento de mayo de 1935, la agencia de Hitler en Checoslovaquia dirigida por Konrad Henlein, conocida por el nombre del Partido Alemán de los Sudetes, ha empezado a hacerse un partido fuerte dentro del país. Es cierto que el fascismo checo no ha cosechado tantos éxitos como ellos esperaban, sin embargo sería un error subestimar el peligro fascista, sobre todo sabiéndose que la mayoría del aparato estatal está plagado en mayor o menor medida de elementos fascistas declarados o de elementos de los partidos burgueses de la coalición que están influenciados del ala reaccionaria que no toma distancia de los fascistas. Por consiguiente; ¿qué puede ser más urgente que incluir a todas las fuerzas antifascistas en un solo campo para que no tengamos que presenciar en Checoslovaquia lo ocurrido en Alemania?

El imperialismo alemán está amenazando a varios países. Entre los cuales, fija de manera más próxima a Checoslovaquia. El pueblo checoslovaco está amenazado con perder su independencia nacional. Los pueblos alemán, eslovaco, húngaro, ucraniano y polaco en Checoslovaquia están en peligro por la bota del fascismo alemán, húngaro y polaco. El pueblo trabajador de todas las nacionalidades de Checoslovaquia tiene un vital interés en mantener la paz y la cercana alianza con la Unión Soviética. Mientras tanto, sin embargo, las oscuras y reaccionarias fuerzas en Checoslovaquia, están tratando de intrigar para romper esa alianza que ha concertado Checoslovaquia con la Unión Soviética, intentando reconducir al país hacia la política de guerra de Alemania. Por consiguiente; ¿qué puede ser más importante que todos los amigos de la paz, y opositores a la guerra imperialista deban unirse en un frente único que luche contra el peligro de guerra de forma conjunta?

En efecto, no podemos perder un sólo minuto de valioso tiempo. Ya que ni Hitler ni los reaccionarios checoslovacos son indolentes. Hitler emplea sus fuerzas con el propósito de que a través de su agencia en Checoslovaquia; el Partido Alemán de los Sudetes, pueda acercarse a los círculos más reaccionarios de la burguesía checa, eslovaca, y húngara residente en nuestro país. Su primer objetivo es alterar la línea exterior de Praga, y hacerla una sucursal fiel de Berlín. Para los fascistas checos; los Preisses y Striburnys, para los elementos reaccionarios en los partidos agrarios y clericales; los Stoupals, Hkyjovslys y Staseks, para los reaccionarios eslovacos y húngaros; los Hlinkas y Eseterhazys, para todos ellos, las buenas relaciones existentes entre Checoslovaquia y la Unión Soviética suponen una piedra en el zapato. El odio común hacia todo lo socialista, proletario y progresista brinda a estas oscuras fuerzas un bloque reaccionario que se esfuerza por conseguir la completa esclavización de las masas trabajadoras checoslovacas bajo la dictadura fascista. Esta cuestión se muestra de la siguiente manera: si Checoslovaquia no debe ser conducida hacia el barbarismo fascista; si no debe sucumbir bajo la bota del fascismo alemán; si no debe ser llevada a una sangrienta guerra aventurera; si el pueblo checo no quiere ser conducido a una nueva batalla de montaña blanca –en referencia a la batalla de 19620–, y las otras naciones de Checoslovaquia no quieren pasar bajo el cuchillo de Hitler, Horthy y los fascistas polacos, entonces, es necesario trabajar con la mayor rapidez posible para que la unidad de acción de clase obrera sea llevada a Checoslovaquia, así como la formación igualmente, de un frente popular de todos los antifascistas, demócratas, y todos los elementos progresistas sin detenernos a mirar su nacionalidad o partido, un frente popular del trabajo, la libertad y la paz.

El Partido Comunista de Checoslovaquia ha luchado y seguirá luchando continuadamente para realizar tal unidad de acción de la clase obrera y tal unión en el frente popular de todos los elementos antifascistas y opositores a la guerra imperialista, para que así, de esta manera las masas trabajadoras checoslovacas puedan crear por sí solas los requisitos no sólo para su defensa, sino para lanzar su contraataque.

Los líderes reaccionarios de los diferentes partidos socialistas en el gobierno de Checoslovaquia, quienes trabajaban por cerrar su unión con la burguesía, eran y son –en detrimento de la causa de la clase obrera– opositores de la lucha por la unidad con los comunistas; ellos no han aprendido nada del desgraciado acontecimiento vivido en Alemania. Pero el asunto es distinto con las masas y bases de estos partidos. La lección de la victoria de Hitler, por un lado, y el ejemplo de la lucha del frente único antifascista en Austria, España, y Francia, de la otra, han ejercido una influencia en las masas de los obreros socialistas checoslovacos y ha intensificado sus esfuerzos por el frente único. Y si los fascistas checos en las últimas elecciones parlamentarias del 18 de mayo de 1935, no pudieron fortalecerse como esperaban, es a causa de la unidad en la lucha antifascista entre los obreros socialistas checoslovacos y los comunistas durante tales elecciones. Sobre todo, podemos registrar con alegría como la juventud socialista en su totalidad está empezando a acercarse a la juventud de obreros revolucionarios, lo que está contribuyendo así, a la creación del frente único del proletariado. ¡Cuanto más exitosamente podrían las masas trabajadoras checoslovacas defender sus intereses frente a sus enemigos de clase, cuanto más rápido y fácilmente se podría conseguir crear la más amplia unidad de acción si, la sección que controla el liderazgo reaccionario de los partidos socialistas no luchara con persistencia y virulencia contra sus propios obreros, contra sus esfuerzos del frente único!

Sin embargo, los enemigos del frente único en Checoslovaquia sienten que están siendo derrotados a la hora de argumentar contra el frente único. Esto se muestra por la expectación producida entre ellos por los procedimientos de nuestro congreso. Ellos correctamente sienten que las decisiones de nuestro VIIº Congreso de la Komintern serán un poderoso estímulo para la rápida creación de la unidad de acción del proletariado y de todos los antifascistas engrosados en un frente popular a escala nacional e internacional. Por esta razón, ellos recientemente, están escarbando para que todo lo que hasta ahora se ha presentado como un obstáculo, se enfoque entre la vanguardia revolucionaria y el resto de las masas trabajadoras checoslovacas.

En relación a la apertura de nuestro congreso, y los comentarios del camarada Pieck, el periódico «Pravo Lidu», del Partido Socialdemócrata Checoslovaco, escribía lo siguiente:

«Moscú, por fin hace posible una mejor y nueva colaboración entre socialdemócratas y comunistas; se remueve ese obstáculo, que consideramos como el mayor obstáculo para el establecimiento de una unidad avanzada entre la clase obrera la defensa de la democracia y la paz contra el fascismo». (1) («Pravo Lidu», 1935)

Así es «Pravo Lidu». Los comunistas de Checoslovaquia no ponen ningún obstáculo para el establecimiento del frente único, de modo que «Moscú» no necesita removerlos todos ellos –aunque no nos interese discutir sobre ello–. Debemos obviar además que «Pravo Lidu» en el mismo comentario en el cual dice que: «se remueve el mayor obstáculo», inventa nuevos probables obstáculos. Pero dejemos a un lado estas reservas. Mantengamos en este caso, las valoraciones positivas de este medio. Se dice que el mayor obstáculo para la unidad del frente único ha sido removido. Bien, luego, esta plataforma te propone una vez más: dejemos de retrasar las negociaciones para ello. Las ofertas que repetidamente hemos hecho no les han sido plenamente válidas. Igualmente, estamos listos para iniciar de inmediato nuevas conservaciones. Estamos listos para negociar las propuestas que hagan. Y si, como en el «Pravo Lidu» del 30 de junio del 1935 titulado: «No solo contra, sino también para», se vuelve a reprochar que nosotros continuamente estamos «en contra», y nunca «para», será una mentira.

Nosotros deseamos que los partidos socialistas establezcan la unidad de lucha con nosotros, en primer lugar, para poder cargar la crisis económica sobre las espaldas de los capitalistas. Nosotros abogamos, por ejemplo, por la confiscación del Zivno-Bank, el cual adquirió miles de millones ilegalmente de la cancelación de la moneda sin valor austriaca. Nosotros apostamos porque los capitalistas, quienes deben miles de millones de deudas fiscales, se sometan a la aplicación general del pago de esas deudas de miles de millones. Por otro lado, abogamos por anular todas las deudas e impuestos a las masas trabajadoras de campesinos y artesanos. Nosotros apostamos porque una enérgica tasa de impuesto que sea aplicada a los miles de millones de fondos de estabilización de los bancos y de las empresas privadas limitadas por acciones, a las cuales no se les cobran ningún impuesto por sus fondos. Nosotros apostamos por la confiscación de la propiedad y empresa capitalista a quienes desean evadir el pago de impuestos mediante el cierre de empresa y la expulsión y despido de los obreros. Nosotros abogamos porque los medios obtenidos por los pesados impuestos a los ricos sean utilizados para crear empleo entre los desempleados, para la inmediata asistencia del hambriento pueblo alemán de la zona oeste, y en general, para beneficio de las masas trabajadoras. Nosotros apostamos por acabar como decíamos, con las deudas de los campesinos pobres, artesanos y pequeños comerciantes contraídas por los terratenientes y bancos. Bien se sabe, que estamos en contra de que el salario de los obreros sea reducido, que el pago a los desempleados sea recortado, que los agentes judiciales sean enviados a los campesinos pobres, campesinos pobres, artesanos y pequeños comerciantes, que la usura sea practicada en medio de las inmediatas necesidades vitales que hay.

En segundo lugar, nosotros queremos que los partidos socialistas se junten en la lucha con nosotros para barrer del camino al fascismo. Si nosotros luchamos conjuntamente para desplazar la carga de la crisis a los responsables de ésta, los ricos; los obreros, campesinos, artesanos y pequeños comerciantes, intelectuales del pueblo, la juventud y todas las masas trabajadoras de las naciones no checas ven que la unidad socialista en lucha defiende sus intereses sociales con hechos firmes; hará que se pares los pies a la demagogia fascista. Luego ninguno de los Heleins, Stribrnys, Gajdas u otros fascistas tendrán éxito en la tarea de captar a los más incautos. Además, nosotros apostamos porque todos los burócratas y funcionarios de corte fascista sean removidos de los aparatos del Estado y el ejército, y que los soldados reciban derechos civiles. Abogamos por una acción conjunta para impedir a los fascistas tomar posesión en las actividades deportivas, los clubs de rifles, las organizaciones de paseo a caballo campesinas, etc. Nosotros abogamos por defender todos los derechos democráticos de las masas trabajadoras y luchar conjuntamente para extender estos. Muy ciertamente, estamos en contra de las organizaciones de la clase obrera que disuelven la unidad de ésta, que encarcelan a comunistas y absuelven a fascistas.

Finalmente, nosotros queremos que los partidos socialistas establezcan la unidad de lucha con nosotros para preservar la paz e impedir que Checoslovaquia caiga como nueva víctima de Hitler. Nosotros abogamos por estrechar la alianza de Checoslovaquia con la Unión Soviética. Estamos a favor de un apoyo constante a la política a de paz de la Unión Soviética. Nosotros abogamos por suprimir conjuntamente todo tipo de tendencia que desee hacer de Praga una rama de Berlín. Por ello, nosotros estamos en contra de que se encarcele a gente por gritar a los cuatro vientos: «¡larga vida a la Unión Soviética!», mientras que los fascistas checos quienes negocian con los agentes de Hitler y visitan a Goebbels son absueltos de todo pecado.

Si se mira, nuestra plataforma de frente único con los partidos socialistas es un hecho extremadamente positivo, este contiene no solo «en contra» sino también de «para». Y esto en materia conciernen varias cosas, las cuales no solamente han sido prometidas al pueblo antes de las elecciones en una forma u otra por los partidos socialistas, sino también incluso por los partidos agraristas. ¿Qué, por lo tanto puede impedirles a ellos luchar conjuntamente con nosotros «para» realizar en una forma u otra estas clausulas que miran en interés de las masas trabajadoras? Obviamente, nada excepto mirar por los intereses de los capitalistas.

No nos adherimos, por supuesto, al punto de vista socialdemócrata de que la participación de los líderes socialdemócratas en una coalición de gobierno con la burguesía, como, por ejemplo, en el actual caso de Checoslovaquia, es una barrera contra el fascismo. En este caso, es de apreciar las experiencias en otros países. Pero igualmente nosotros no ponemos como condición para el frente único que los partidos socialdemócratas tengan que abandonar su participación en el gobierno, deseamos nuestra unión con ellos, a pesar de su colaboración en el gobierno, para poder realizar las importantes demandas de la clase obrera y el resto de masas trabajadoras, sin que ello nos aparte una sola pulgada de nuestro punto de vista teórico respecto a la política de colaboración de clases con la burguesía y la participación en una coalición de gobierno burguesa. Sin cesar por un momento nuestro trabajo de compartir este punto de vista con la mayoría de las masas trabajadoras, nosotros decimos a todos aquellos que aún creen sinceramente en la unidad de participación de los líderes de la socialdemocracia en el gobierno burgués: vosotros sabéis que nosotros no compartimos vuestro punto de vista sobre la conveniencia de este paso, pero que así sea. Actualmente vuestros ministros están en el gobierno. Acordes con lo que ellos aseguran, ellos están totalmente dispuestos para defender allí los intereses del pueblo. Nosotros los comunistas también defendemos los intereses del pueblo. Bien, luego: ¿que nos impide defender esos mismos intereses de forma unida? Dejemos que los ministros socialdemócratas en el gobierno propongan medidas que tengan el objetivo de cambiar aunque sólo sea parte de la carga de la crisis sobre las espaldas de los capitalistas. Nosotros apoyaremos cualquier pequeño paso en este sentido en el parlamento y fuera de él. Dejemos a los ministros socialdemócratas que garanticen que las masas trabajadoras no sean privadas de la participación de sus derechos democráticos. Nosotros apoyaremos cualquier pequeño paso en este sentido en el parlamento y fuera de él. Dejemos a los ministros socialdemócratas que aseguren que la actividad de los fascistas, los agentes de los círculos más reaccionarios del capital financiero, no sean tolerados. Dejemos a los ministros socialdemócratas que especialmente insistan en que el ejército, junto al Estado, sean purgados de todos los elementos fascistas que hay entre los burócratas y funcionarios, y que se otorguen derechos civiles a los soldados. Nosotros apoyaremos cualquier pequeño paso en este sentido en el parlamento y fuera de él.

He oído sobre esto una objeción: «los socialdemócratas en el gobierno y los socialdemócratas y comunistas son minoría en el parlamento. Los partidos de la burguesía en el gobierno y el parlamento estarán en contra de tales o similares medidas, lo que no será una posición segura a mantener». A esto replicamos: «en este caso, el frente único del proletariado desde abajo, fuera del parlamento, en cada empresa, en cada localidad, en todo el país, es sólo tanto más que necesario. En este caso, es más que necesario llamar a las masas a la acción para que quienes están negociando con el enemigo de clase puedan ver de forma efectiva el hecho de que las amplias masas actualmente no están detrás de las demandas que ellos representan. Que no son representantes honestos de las masas trabajadoras, que no necesitan la ayuda de ninguno que ha negociado deshonestamente con el enemigo de clase. ¡Por el contrario! Si esos mantienen que sus intenciones eran sinceras y serias, su ayuda no será simplemente bienvenida como una más, deberá ser demostrada con gestos que lo prueben, y creemos que hay un tiempo adecuado para poner todo a prueba. Debido a la unidad de acción de parte de las masas trabajadoras lograremos ser capaces de ejercer presión sobre el enemigo de clase hasta el punto de verse obligado a cumplir una demanda tras otra sin necesidad de que nadie mire la proporción de asientos en el parlamento ni de ministerios en el gobierno de los partidos de esas masas.

El Presidium del Partido Nacional Socialista Checo, el partido socialdemócrata del primer ministro Edvard Beneš, ha aceptado y adoptado, como respuesta a todas estas cuestiones, los procedimientos de nuestro VIIº Congreso de la Komintern, en especial la resolución sobre la cuestión de la unidad de acción de la clase obrera. Los comunistas primero que todo debemos tener claro: «nuestra actitud hacia la democracia», como se dice en la resolución. Ahora, nuestra actitud es más que clarividente.

Todo el mundo sabe que nosotros, los comunistas, somos partidarios de la democracia soviética, de la democracia proletaria; de esta democracia que es mientras existan clases, la más amplia, es la que mejor responde a los intereses del pueblo trabajador. Por esta democracia luchamos nosotros. Pero si la democracia burguesa, si los derechos democráticos que esta democracia concede al pueblo trabajador y que el pueblo trabajador hubo de arrancar luchando duramente, se ven atacados por el fascismo, somos, naturalmente, partidarios de la defensa de estos derechos democráticos. Y si queréis que llamemos a esto defensa de la democracia, llamémoslo. Acerca del nombre que hayamos de darle, no vamos a discutir. Pero si nuestra favorable actitud hacia la democracia soviética supone un obstáculo para establecer juntos una lucha contra el peligro de amenaza fascista sobre la democracia burguesa, me gustaría explicar este punto de vista hacia los miembros de vuestro partido con la siguiente comparación:

Imaginemos a dos hombres encadenados. Uno de ellos «sólo» encadenado de pies; éste hombre vive bajo las condiciones de la democracia burguesa. El otro es encadenado de manos y pies y tiene una mordaza en la boca; este vive bajo las condiciones de la dictadura fascista. El primero de ellos se ve amenazado con caer en el peligro del segundo. Un comunista se acercaría y le dirías: «no permita que usted sea encadenado del todo, debemos agruparnos para luchar conjuntamente frente a este peligro». Un líder checoslovaco de la socialdemocracia, un opositor del frente único, empezaría a formular respuestas: «primero de todo se debe reconocer que es correcto que te encadenen los pies. Usted nunca debe demandar que se desencadenen dichos pies». Pero en contraste con esto, los comunistas aconsejan al hombre que «sólo» está encadenado de pies: «¿con qué fin, de todos modos, crees que te mantienen las manos libres? ¿sólo para que el esclavo trabaje con ellas para el maestro? ¿no se le ha ocurrido a usted que también esta libertad permite ser utilizada para quebrar los grilletes que encadenan los pies y coronar así el ser por fin libres completamente? (Aplausos interrumpen el relato)

Por lo tanto, decimos: no dejes nunca que tus manos sean también encadenadas. Déjennos luchar juntos contra él –fascismo– y a la primera oportunidad, usaremos la «libertad de nuestras manos» para que también podamos liberarnos de los «grilletes de los pies» –la democracia burguesa–. Entonces veamos, cuando realicemos esto último, si alguien se atreve a atacar a nuestras tácticas bajo acusaciones de oportunismo.

Sobre esto, en verdad, los líderes de los partidos socialdemócratas son consciente por eso comienzan a decir: «nosotros no comulgamos con esto. Nuestro punto de vista es: no podemos hoy luchar con los comunistas frente al fascismo y su peligro de «encadenaros por completo, ya que son personas que no es que quieran evitar solamente el encadenamiento por completo del fascismo, sino liberar toda cadena del cuerpo». Ahora, queridos amigos, ¿qué le dirías a un hombre así? No creemos que la respuesta de un obrero a este líder fuera precisamente agradable.

Otro ejemplo de las excusas utilizadas por la socialdemocracia es la de: «dejar claro primeramente la posición sobre la república actual». Esto es algo que reclaman mucho los opositores del frente único, ellos dicen y piensan que este punto es precisamente un obstáculo en el camino de acercar a los obreros socialistas y los comunistas. ¡Pero este asunto está también muy claro!

Queremos que esta república, en la que hoy domina la burguesía, se convierta en una república soviética, en una república socialista, en la que domine el pueblo trabajador. Esta es nuestra meta, y por esto luchamos. Pero si esta república democrático-burguesa se ve amenazada por el sangriento fascismo, defenderemos a esta república contra el fascismo, y para ello llamamos a todos los verdaderos socialistas, demócratas y republicanos al frente único, a la lucha en común para salvar a esta república de la mayor vergüenza y al pueblo trabajador de la mayor catástrofe: la sangrienta dictadura fascista. Y si estamos resueltamente en contra de que la república sea entregada como botín a las bandas de los hitlerianos checos, no menos resueltamente nos oponemos a que caiga bajo el látigo de los hitlerianos alemanes. Contra éstos y contra aquéllos nos aliamos con cualquiera, defendiendo la república contra los fascistas de dentro y de fuera. Pero la república debe darnos, camaradas, la posibilidad de hacerlo. Debe conceder plena libertad a las organizaciones de los trabajadores. Debe conceder la libertad al pueblo. No debe perseguir a los obreros. No debe meter en la cárcel a los comunistas y a los obreros revolucionarios. Si hace esto –y hasta ahora lo hace–, lo que resultará es imposibilitar ella misma su defensa.

Las masas trabajadoras checas están ansiosas por el destino de su independencia nacional. Los comunistas checos compartimos esta ansiedad del pueblo. Precisamente por esta razón de fuerza mayor nosotros decimos a los obreros, campesinos, artesanos e intelectuales del pueblo checo: ¡recordar la historia de nuestra propia nación! ¿Cuando nuestro pueblo ha obtenido la más elevada gloria? En los tiempos en que los husitas hicieron su revolución en el siglo XV, cuando los plebeyos ajustaron cuentas con sus señores. (Aplausos)

En ese tiempo el pueblo checo fue invencible e imprimió el miedo en los señores de toda Europa. ¿Cuando, por otro lado, se llegó al desastre de la batalla de Montaña Blanca de 1620? Está pasó cuando la contrarrevolución triunfó, cuando el pueblo checo estuvo una vez más bajo el yugo de los señores que recondujeron al país a la servidumbre nacional. Y precisamente para evitar que la historia se repita, es necesario atravesar el camino que apuntan los comunistas. No creo que nadie se persuada de la propaganda que dice que a los comunistas nos es indiferente el destino de nuestra independencia nacional, o que nuestra política precisamente conduce a perder ésta. ¡Todos sabemos que lo contrario es lo real. Es la política de la burguesía checa, los señores feudales checos, los Preisses, Hodacs y Striburnys los cuales siempre lideran al pueblo hacía nuevos desastres como el de Montaña Blanca!

Todo ello se ve precisamente en el ala fascista de la burguesía checa que incuba el peor odio a los socialistas y está intentado socavar la presente amigable relación entre Checoslovaquia y la Unión Soviética, aunque se sepa que la Unión Soviética es el mejor protector de la paz y apoyo posible para Checoslovaquia frente a la expansión del imperialismo hitleriano. Por ello los círculos fascistas de la burguesía checa están presionando para alterar la política exterior de Checoslovaquia en dirección de Berlín, aunque se sepa que esto costaría nada más y nada menos que la independencia nacional del país. Precisamente los círculos fascistas de la burguesía checa desean dirigir a Checoslovaquia a estar bajo el servicio de Hitler en la cruzada contra la Unión Soviética, aunque se sepa que esto signifique un inconmensurable terror y sufrimiento para las masas trabajadoras de toda Checoslovaquia. ¿No tiene, por lo tanto unas mil razones el pueblo checoslovaco para marcar como traidores a cada pandilla fascista?

Es sabido que los fascistas intentan persuadir a la gente de que los comunistas, como están en contra de la opresión de las otras nacionalidades en Checoslovaquia, suponen una amenaza para la propia independencia nacional de Checoslovaquia y su pueblo. ¡Pocas vergonzosas mentiras superan esta! ¿Quiénes son los mejores aliados en nuestro país de Hitler, Horthy y los fascistas polacos? ¿Quienes cometen crímenes contra el pueblo alemán, eslovaco, húngaro, ucraniano y polaco en Checoslovaquia? ¿Quienes quieren llevar a un Estado donde se prive de cualquier derecho y libertad elemental actual? Esta respuesta le corresponde al fascismo, a la burguesía checa, y más concretamente a su sección más reaccionaria. Los comunistas hemos declarado mil veces que estamos en contra de cualquier unidad que haga anexionarse una sola aldea al Tercer Reich de Hitler, la Hungría de Horthy o a la Polonia fascista. Pero así mismo sabemos que la mejor garantía contra tal unidad es prevenir la desaparición de la opresión nacional y social. Dando trabajo, pan, tierras y libertad al pueblo alemán, eslovaco, húngaro, ucraniano y polaco en Checoslovaquia, lo que significa erigir una firme barrera contra Hitler, Horthy y los fascistas polacos. ¿No está claro que las masas trabajadoras checas tienen un interés de primer orden en la creación de este tipo de asuntos? ¿No está claro, por el contrario, que la burguesía checa comete traición sobre los intereses nacionales del pueblo checo al mantener la opresión nacional y social? Por supuesto, que todo esto se muestra nítidamente.

Por lo tanto, a cualquier aspecto que nos acercamos, somos testigos de la posibilidad y necesidad de crear la unidad de acción de la clase obrera en Checoslovaquia. En ningún terreno se puede justificar la política que arengan los opositores del frente único, de quienes en interés de la armonía y colaboración con la burguesía, mantienen la división de la clase obrera.

La lucha unificada entre los comunistas y socialistas en Checoslovaquia haría de un solo golpe incrementar la significancia política y el poder de atracción de la clase obrera. La lucha unificada de los comunistas y socialistas; esto significa tres millones de votos de un total de ocho millones de votantes; significa un millón de obreros agrupados sindicalmente; esto significa un millón de obreros agrupados en cooperativas de consumo; esto significa cientos y miles de partidarios de las organizaciones obreras. Y si, como los comunistas proponen, todos los partidos mencionados adoptan un rápido curso para la unificación de los sindicatos, cooperativas y otras organizaciones de masas, luego estas organizaciones empezarán a ser los centros de atracción para todos los obreros desorganizados, quienes por una u otra circunstancia han sido seducidos por las organizaciones fascistas.

Semejante unidad de acción de la clase obrera tendría un marcado efecto en las filas del campesinado, los artesanos, los pequeños comerciantes y los intelectuales del pueblo, sobre las filas existentes en los miembros del Partido Agrario, el Partido Clerical del Pueblo, y el Partido de los Artesanos y Comerciantes. Esto sería las bases para la creación de un amplio frente popular.

¿Pero de hecho, que intereses tienen en común los campesinos sin tierra o los campesinos trabajadores, miembros del Partido Patria Agraria –organización de pequeños campesinos–, con el presente liderazgo del Partido Agrario y en especial de la camarilla de Stoupal, Kyjovsky y compañía? ¿No está claro que va en interés de los campesinos sin tierra y los campesinos trabajadores quienes se organizan en el Partido Agrario donde conviven con los grandes terratenientes, fabricadores de armas, destiladores y magnates del azúcar, que expulsen a este liderazgo de su organización, y que en alianza con los obreros y sus organizaciones defiendan sus intereses comunes? ¿No está claro que los artesanos y pequeños comerciantes agrupados en el Partido de los Artesanos y Comerciantes tienen reales intereses en que su liderazgo sea conducido por verdaderos representantes de los artesanos y comerciantes, quienes luchan en unión con la clase obrera y sus organizaciones contra el enemigo común, contra el gran capital, contra el banquero Jaroslav Preiss y compañía?

¿Donde está escrito que las masas checas y eslovacas adheridas a los partidos deben tolerar por siglos la política reaccionaria de Stasek Hlinka y permitir que estos los inciten contra sus hermanos de clase?

En todos estos partidos existen verdaderos elementos antifascistas. Y es a estos a los que los comunistas apelamos. A ellos nosotros ofrecemos la creación de un amplio frente popular contra la ofensiva capitalista, contra el fascismo, por la paz y contra la guerra imperialista, un frente popular del trabajo, la libertad y la paz.

Como siempre que la demanda de realización del frente único de los obreros socialistas y demócratas honestos es especialmente fuerte, los opositores del frente único han llevado adelante sus viejos argumentos en los periódicos de los diferentes partidos socialistas de Checoslovaquia, en esta ocasión también: «dejar entrar a los comunistas en la coalición de gobierno». ¿Se puede tomar tal propuesta como sería? ¡Ellos nos «invitan» en el gobierno y al mismo tiempo ellos nos encierran en las cárceles, ellos han emitido órdenes contra nosotros y nos han condenado a años de prisión; ¡la cosa nos es clara sobre esta proposición! Pero esto no significa evadir la seria cuestión de un gobierno.

Sí, los comunistas nos esforzamos por la unidad de acción del proletariado y el frente popular de todos los antifascistas y activistas de la paz, no sólo el pueblo trabajador puede defenderse contra los ataques del enemigo de clase, sino que también puede recoger sus fuerzas para un próximo y poderoso contraataque. Y cuando en este proceso de contraataque las posiciones de la burguesía se tambaleen en buen grado, y las posiciones del proletariado se hayan fortalecido también en buen grado, hasta el punto que la burguesía no está en posición de controlar a las masas que se suman al movimiento, entonces puede alzarse la cuestión de la creación de un gobierno de frente único o de frente popular, del cual el programa y el carácter ha hablado el camarada Dimitrov con toda claridad.

Sí, nosotros estamos por tal tipo de gobierno; por un gobierno que se apoyaría así mismo en un poderoso frente único de la clase obrera vinculado con un amplio frente popular que contaría con los campesinos trabajadores, los pequeños comerciantes y los intelectuales del pueblo; un gobierno que haría realidad la lucha contra el fascismo, erradicando a los elementos fascistas del aparato estatal y del ejército, desarmando y disolviendo las organizaciones fascistas, dotando de todos los derechos civiles a los soldados y dando plena libertad a las organizaciones antifascistas; siendo severos con los capitalistas, banqueros, y grandes terratenientes, imponiéndoles impuestos e introduciendo a los obreros en el control de la producción de las empresas; un gobierno que sin piedad penetraría en el bolsillo de los ricos para que el trabajo y el pan pudiera ser provisto para el pueblo; un gobierno que ayudaría a los campesinos trabajadores, artesanos y pequeños comerciantes a expensas de los grandes capitalistas y los grandes terratenientes; un gobierno que otorgaría a los alemanes, eslovacos, húngaros, ucranianos y polacos, trabajo, pan, igualdad de derechos y libertad para que estos pueblo puedan realmente sentirse como en casa en Checoslovaquia; un gobierno que sin piedad ajustaría cuentas con todo aquel que haya hecho tratos con la Alemania fascista y con todo aquel que haya querido entregar a Checoslovaquia al tutelaje del fascismo de Berlín, de igual forma a quién haya trabajado en servicio de una política de guerra; por un gobierno que estreche la alianza con la Unión Soviética y que conjuntamente con ella luche consecuentemente por la preservación de la paz internacional, sí, claro, que estamos dispuestos a participar en tal gobierno. Tal gobierno será apoyado con todas nuestras fuerzas.

Los comunistas de Checoslovaquia somos conocedores de nuestra responsabilidad nacional. Rodeado de Estados fascistas, deberemos por todos los medios evitar que Checoslovaquia sea engullida por la ola fascista, y hacer de Checoslovaquia una fortaleza del antifascismo y el antibelicismo en la Europa Central. Nos sentimos estrechamente ligados al proletariado de Alemania, Austria, Hungría y Polonia, y especialmente a nuestro partido hermano, el Partido Comunista de Alemania, que es liderado por nuestro camarada Thälmann. (Estruendosos aplausos)

Su causa es nuestra causa, su lucha es nuestra lucha. Y luchando en solidaridad con los respectivos partidos hermanos de Alemania, Austria, Hungría y Polonia no solo luchamos por proteger Praga del fascismo, sino que estamos ayudando a liberar Berlín, Viena, Budapest y Varsovia de la barbarie fascista. (Estruendosos aplausos de nuevo; gritan «¡Rot Front!» y «¡Hurrah!» en diferentes idiomas) (Klement GottwaldPor el frente popular del trabajo, la libertad y la paz; Informe en el VIIº Congreso de la Komintern, 7 de agosto de 1935)

Notas

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