VI asamblea especial de las ONU de 1974 donde se acuño el término «nuevo orden económico mundial» |
«Claro es, que era normal que los revisionistas coreanos y yugoslavos pidieran la colaboración, apoyo y unión a Estados donde existían clases explotadoras y explotadas, sus regímenes tenían esa misma estructura, por lo tanto no podíamos pedirles lo contrario de cara al exterior. Creemos que ellos comprendían perfectamente las aspiraciones nacionalistas de todos estos líderes, sobre todo de los líderes disfrazados bajo «rojos ropajes»:
«Tito califica a su teoría, una «teoría universal», alrededor de la cual deben agruparse todos los Estados «no alineados», con sus contradicciones, con sus diferentes gobiernos de no importa que tipo y con sus distintos regímenes; alrededor de ella se deben unir para afrontar las cuestiones políticas urgentes e instaurar un nuevo orden económico mundial. En otras palabras, deben vivir en paz, en coexistencia pacífica, y según Tito, es conveniente hacer una repartición más equitativa de las riquezas mundiales». (Enver Hoxha; Tito «saluda» a Mao Zedong en el mausoleo; Reflexiones sobre China, Tomo II, 30 de agosto de 1977)
También esta reivindicación de un mundo donde «se repartan mejor las riquezas», sin más, sin hacer alusión a remplazar al régimen de producción capitalista en sí, es un slogan que la burguesía a nivel mundial recuperó en su día con el fenómeno de la llamada «globalización», y muchas teorías «tercermundistas» comprimidas en el «socialismo del siglo XXI»:
«El Movimiento de Países No Alineados debe concentrar sus esfuerzos en empacar el establecimiento de una estrategia conjunta en un intento de contrarrestar los desafíos de la «globalización». Esto deberá levantar una estrategia básica para hacer frente a los efectos negativos de la «globalización», para fortalecer las relaciones económicas entre los países en vía de desarrollo, organizando las acciones de cooperación entre sur-sur de acuerdo con las cambiadas circunstancias, desarrollarlas más ampliamente y vigorosamente. El gobierno de la República Popular Democrática de Corea va en el futuro a permanecer fiel a la idea básica y objetivo del Movimiento de Países No Alineados, y realizar contribuciones activas al logro de la causa humana de la independencia bajo la dirección sabia del Secretario General Kim Jong Il». (Agencia Telegráfica Central de Corea, Pyongyang, 9 de mayo de 1998)
Como vemos, los revisionistas coreanos no llegaron a entender nunca, o bien disimulaban no haber entendido la máxima de que en el caso, sobre todo, de países dependientes la política de:
«Cada Estado capitalista, grande o pequeño, que forma parte del mundo de los «no alineados», aplica una política exterior acorde con lo que recibe del que le financia, del que le apoya y al que ha atado sus destinos». (Enver Hoxha; La política del «no alineamiento», una política construida sobre un castillo de arena; Las superpotencias, 16 de marzo de 1980)
Vincent Gouysse atizaría así además, estas especulaciones sobre la búsqueda de la «independencia»:
«La revolución antiimperialista –socialista– se centra en la independencia económica como condición para mantener la independencia política y se caracteriza por la prioridad dada a los medios de la industria de producción de medios de producción, mientras que la revolución anticolonial –democrático-burguesa– espera disfrutar de una mayor –o más «justa»– integración en la división internacional del trabajo». (Vincent Gouysse; Imperialismo y antiimperialismo, 2007)
Entonces, se comprende, que cuando países capitalistas-imperialistas hablaban de los países a los que maniataban económicamente de la búsqueda de un «nuevo orden económico», lo hacían para tranquilizar a los pueblos de estos países cansados de su explotación en beneficio de las camarillas locales y los países del extranjero, del mismo modo que cuando estos países capitalistas dependientes de las grandes potencias imperialistas declaraban y abogaban por efectivamente un «nuevo orden económico», se entiende que se referían, a que o bien exigían que los imperialismos que aflojaran el nudo que les subyugaba pidiendo un mejor reparto de los mercados o más ayudas económicas, bien adoptaban esta postura de cara al pueblo para calmar los ánimos de las masas trabajadoras y posar como antiimperialistas que buscaban soluciones a su crisis económica interna, o simplemente lanzaban tal consigna como representantes burgueses de un país capitalista en alza que buscaba convertirse en potencia y directora del dichoso nuevo orden económico en su región o a nivel mundial. Pero este eslogan era falso, que como los marxistas saben, el único «nuevo orden económico» posible que dará solución a los problemas intrínsecos del capitalismo es el sistema económico socialista:
«Los representantes del gran capital mundial hablan mucho sobre la necesidad de cambiar el actual sistema de relaciones económicas internacionales y de crear un «nuevo orden económico mundial», que también es respaldado por los dirigentes chinos. Según ellos, este «nuevo orden económico» servirá de «base para la estabilidad global». Por su parte, los revisionistas soviéticos hablan de crear una pretendida estructura nueva en las relaciones económicas internacionales. Todo esto son esfuerzos y planes de las potencias imperialistas y neocolonialistas, las cuales quieren mantener vivo y prolongar el neocolonialismo, y conservar la opresión y la expoliación de los pueblos. Pero, las leyes de desarrollo del capitalismo y del imperialismo no obedecen a los deseos ni a las invenciones teóricas de la burguesía y de los revisionistas. Como Lenin ha señalado, para resolver estas contradicciones es necesaria la lucha consecuente contra el colonialismo y el neocolonialismo, la revolución». (Enver Hoxha; El imperialismo y la revolución, 1978)
Precisamente uno de los impulsores del tercermundismo, el no alineamiento y el nuevo orden económico ha sido el revisionismo cubano:
«Sugiero lo siguiente: que América Latina necesita un período de gracia de aproximadamente diez a veinte años como mínimo en términos de sus obligaciones de deuda externa, incluido el interés». (Fidel Castro; Sobre la deuda impagable de América Latina y sus consecuencias imprevisibles y otros temas de interés político e histórico; Entrevista concedida a la Agencia EFE, 1985)
Castro habló durante ese año en varias entrevistas y conferencias con un lenguaje que le englobaba claramente dentro de los abanderados de esta corriente del «nuevo orden económico»:
«Se ha creado una situación tan grave que los países del tercer mundo se ven obligados a pensar, unirse y buscar soluciones, independientemente de sus posiciones políticas y ideologías, como una cuestión elemental de supervivencia». (Fidel Castro; Entrevista realiza en el Militante, de mayo a junio de 1985)
Es más él pensaba que la tarea de los pueblos no era la lucha por la revolución socialista: la cual precisamente es la única que podría solucionar de raíz el problema del endeudamiento, de la baja productividad, del modelo agrario y monocultivo de la economía, la inflación, de la anarquía productiva y del evidente uso egoísta y especulador de la producción y distribución nacional para fines estrictamente egoistas de enriquecimiento de las parásitas clases explotadoras. Pero él más bien sino pensaba que la tarea realmente importante era preservar la «independencia nacional» volcando todos los esfuerzos a consagrar el «nuevo orden económico» dejando a un lado la cuestión social, de clase:
«En este momento hay algo más importante que el cambio social y esa es la independencia de nuestros países. (...) La independencia y la lucha por el nuevo orden económico internacional se han convertido en el principal problema para los países latinoamericanos y otros subdesarrollados». (Fidel Castro; Entrevista con la revista mexicana Excelsior, 21 de marzo de 1985)
Algo bastante absurdo si tenemos en cuenta que son las mismas burguesías nacionales que han llevado a esos países al endeudamiento extremo y han contraído acuerdos económicos, políticos y militares con el imperialismo, pero según creía Castro propone que ellas pueden liderar una lucha antiimperialista consecuente y que deben unirse para luchar contra ese mismo imperialismo, como si no fuesen a salir las rivalidades entre las burguesías regionales, o como si no fuesen a claudicar y vender de nuevo la soberanía nacional ante la primera amenaza imperialista.
También este romántico reformista propuso de forma idealista que las superpotencias de la época destinasen el dinero de su carrera armamentística para paliar el hambre en el mundo, ¿se imaginan propuesta más hippiesca e irreal?:
«Como medida inmediata propuso que las grandes potencias dediquen para el desarrollo del Tercer Mundo el dinero que puedan ahorrar si llegan a un acuerdo sobre desarme nuclear. Castro expresó su confianza en que las actuales negociaciones entre Estados Unidos y la Unión Soviética concluyan con un acuerdo que permita «el fin de la carrera armamentista y la eliminación de las armas nucleares», y añadió que si las grandes potencias «se libran de la pesadilla del holocausto nuclear, sería legítimo que los pueblos del Tercer Mundo vean desaparecer la pesadilla del holocausto por hambre». Fidel Castro dijo que el mundo gasta anualmente un billón de dólares en armamentos y que en los últimos 13 años se han dedicado 17 billones de dólares a la compra de armas. Según Castro, bastaría dedicar esas cantidades al desarrollo del Tercer Mundo, «bastaría sustituir lo tracional por lo racional», para modificar la situación actual. Advirtió, finalmente, que «si es cierto que sin paz no habrá desarrollo, también es cierto que sin desarrollo no habrá paz». (El País; Fidel Castro insiste en la eliminación total de la deuda externa del Tercer Mundo, 21 de abril de 1987)
Esto es exactamente la misma propuesta ilusa que Browder hizo en los años 40, lo primero pintar que los países imperialistas son altruistas y van a estar dispuestos de reducir sus superganancias en solidaridad con el sufrimiento de los pueblos del mundo; y lo segundo decir a los subdesarrollados que abriesen de par en par sus puertas al capital extranjero para su ulterior «desarrollo», como si eso comportase una pérdida de la soberanía nacional, y como si los problemas de los países subdesarrollados fuese la falta de inversión externa. Castro demostró ya en esta época que no tenía ni idea del carácter del imperialismo, de la relación en la etapa monopolista del capitalismo con la consecuente necesidad de mayor militarización de la economía. En definitiva mostró que es un charlatán, que su antiimperialismo es un gran bluf, y como ha demostrado la historia que Cuba no ha sido nunca un ejemplo de política económica independiente ni libre de deudas.
Al igual que otros partidos marxista-leninistas de la época, el PC de C-ML analizando a mediados de los 80 el rol de Cuba en la región en la Conferencia de la Habana sobre la deuda exterior se denunciaba a Castro como «bombero de la revolución» por sus declaraciones en la conferencia de «no promover cambios revolucionarios». Los por entonces marxista-leninistas colombianos dijeron:
«Esta es una magnífica reflexión de cómo los cubanos piensan que los partidos revisionistas y las organizaciones castristas y guevaristas de la región, considerándolos como inútiles para realizar la revolución, pero adecuados para lograr la conciliación con la burguesía». (Partido Comunista de Colombia (marxista-leninista); En apoyo del imperialismo y la burguesía, 4 de agosto de 1985)
En su momento este partido denunciaba las conferencias internacionales en América Latina como un engañabobos de la burguesía para desviar la atención de los problemas internos y calmar los ánimos de las masas trabajadoras:
«Un nuevo orden económico internacional es una tesis burguesa tercermundista, que aspira a la integración económica de las burguesías de América Latina con el fin de «defenderse» de la «injusticia» del imperialismo. Se busca un respiro para las burguesías nativas ante la posibilidad de estallidos sociales. Esto verifica la verdad de nuestra etiqueta de los revisionistas y socialdemócratas como agentes de la burguesía en el movimiento obrero». (Revolución, Edición del 15-18 de julio de 1985)
Precisamente el abandono del PC de C-ML de esta lucha contra el castrismo y otros movimientos nacionalistas-tercermundistas a finales de los 80 y la reconciliación con este tipo de ideologías y otras nuevas como el socialismo del siglo XXI, es lo que ha llevado a estos partidos al desastre debido a que se ven obligados a comulgar con unos análisis internacionales eclécticos y sin orientación clara». (Equipo de Bitácora (M-L); El revisionismo coreano: desde sus raíces maoístas hasta la institucionalización del «pensamiento Juche», 2015)
Precisamente uno de los impulsores del tercermundismo, el no alineamiento y el nuevo orden económico ha sido el revisionismo cubano:
«Sugiero lo siguiente: que América Latina necesita un período de gracia de aproximadamente diez a veinte años como mínimo en términos de sus obligaciones de deuda externa, incluido el interés». (Fidel Castro; Sobre la deuda impagable de América Latina y sus consecuencias imprevisibles y otros temas de interés político e histórico; Entrevista concedida a la Agencia EFE, 1985)
Castro habló durante ese año en varias entrevistas y conferencias con un lenguaje que le englobaba claramente dentro de los abanderados de esta corriente del «nuevo orden económico»:
«Se ha creado una situación tan grave que los países del tercer mundo se ven obligados a pensar, unirse y buscar soluciones, independientemente de sus posiciones políticas y ideologías, como una cuestión elemental de supervivencia». (Fidel Castro; Entrevista realiza en el Militante, de mayo a junio de 1985)
«En este momento hay algo más importante que el cambio social y esa es la independencia de nuestros países. (...) La independencia y la lucha por el nuevo orden económico internacional se han convertido en el principal problema para los países latinoamericanos y otros subdesarrollados». (Fidel Castro; Entrevista con la revista mexicana Excelsior, 21 de marzo de 1985)
Algo bastante absurdo si tenemos en cuenta que son las mismas burguesías nacionales que han llevado a esos países al endeudamiento extremo y han contraído acuerdos económicos, políticos y militares con el imperialismo, pero según creía Castro propone que ellas pueden liderar una lucha antiimperialista consecuente y que deben unirse para luchar contra ese mismo imperialismo, como si no fuesen a salir las rivalidades entre las burguesías regionales, o como si no fuesen a claudicar y vender de nuevo la soberanía nacional ante la primera amenaza imperialista.
También este romántico reformista propuso de forma idealista que las superpotencias de la época destinasen el dinero de su carrera armamentística para paliar el hambre en el mundo, ¿se imaginan propuesta más hippiesca e irreal?:
«Como medida inmediata propuso que las grandes potencias dediquen para el desarrollo del Tercer Mundo el dinero que puedan ahorrar si llegan a un acuerdo sobre desarme nuclear. Castro expresó su confianza en que las actuales negociaciones entre Estados Unidos y la Unión Soviética concluyan con un acuerdo que permita «el fin de la carrera armamentista y la eliminación de las armas nucleares», y añadió que si las grandes potencias «se libran de la pesadilla del holocausto nuclear, sería legítimo que los pueblos del Tercer Mundo vean desaparecer la pesadilla del holocausto por hambre». Fidel Castro dijo que el mundo gasta anualmente un billón de dólares en armamentos y que en los últimos 13 años se han dedicado 17 billones de dólares a la compra de armas. Según Castro, bastaría dedicar esas cantidades al desarrollo del Tercer Mundo, «bastaría sustituir lo tracional por lo racional», para modificar la situación actual. Advirtió, finalmente, que «si es cierto que sin paz no habrá desarrollo, también es cierto que sin desarrollo no habrá paz». (El País; Fidel Castro insiste en la eliminación total de la deuda externa del Tercer Mundo, 21 de abril de 1987)
Esto es exactamente la misma propuesta ilusa que Browder hizo en los años 40, lo primero pintar que los países imperialistas son altruistas y van a estar dispuestos de reducir sus superganancias en solidaridad con el sufrimiento de los pueblos del mundo; y lo segundo decir a los subdesarrollados que abriesen de par en par sus puertas al capital extranjero para su ulterior «desarrollo», como si eso comportase una pérdida de la soberanía nacional, y como si los problemas de los países subdesarrollados fuese la falta de inversión externa. Castro demostró ya en esta época que no tenía ni idea del carácter del imperialismo, de la relación en la etapa monopolista del capitalismo con la consecuente necesidad de mayor militarización de la economía. En definitiva mostró que es un charlatán, que su antiimperialismo es un gran bluf, y como ha demostrado la historia que Cuba no ha sido nunca un ejemplo de política económica independiente ni libre de deudas.
Al igual que otros partidos marxista-leninistas de la época, el PC de C-ML analizando a mediados de los 80 el rol de Cuba en la región en la Conferencia de la Habana sobre la deuda exterior se denunciaba a Castro como «bombero de la revolución» por sus declaraciones en la conferencia de «no promover cambios revolucionarios». Los por entonces marxista-leninistas colombianos dijeron:
«Esta es una magnífica reflexión de cómo los cubanos piensan que los partidos revisionistas y las organizaciones castristas y guevaristas de la región, considerándolos como inútiles para realizar la revolución, pero adecuados para lograr la conciliación con la burguesía». (Partido Comunista de Colombia (marxista-leninista); En apoyo del imperialismo y la burguesía, 4 de agosto de 1985)
En su momento este partido denunciaba las conferencias internacionales en América Latina como un engañabobos de la burguesía para desviar la atención de los problemas internos y calmar los ánimos de las masas trabajadoras:
«Un nuevo orden económico internacional es una tesis burguesa tercermundista, que aspira a la integración económica de las burguesías de América Latina con el fin de «defenderse» de la «injusticia» del imperialismo. Se busca un respiro para las burguesías nativas ante la posibilidad de estallidos sociales. Esto verifica la verdad de nuestra etiqueta de los revisionistas y socialdemócratas como agentes de la burguesía en el movimiento obrero». (Revolución, Edición del 15-18 de julio de 1985)
Precisamente el abandono del PC de C-ML de esta lucha contra el castrismo y otros movimientos nacionalistas-tercermundistas a finales de los 80 y la reconciliación con este tipo de ideologías y otras nuevas como el socialismo del siglo XXI, es lo que ha llevado a estos partidos al desastre debido a que se ven obligados a comulgar con unos análisis internacionales eclécticos y sin orientación clara». (Equipo de Bitácora (M-L); El revisionismo coreano: desde sus raíces maoístas hasta la institucionalización del «pensamiento Juche», 2015)
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