jueves, 23 de abril de 2020

El fanatismo religioso de los maoístas hacia sus líderes...


«¿Qué resulta de la propaganda china en tomo a este problema? «Mao es el sol que ilumina el mundo», «Mao es un gran genio sin parangón en la historia de la humanidad», «los pensamientos de Mao son el apogeo del marxismo», «Mao lo sabe todo», «Mao lo ha hecho todo», «quien quiera resolver cualquier problema, en cualquier momento y en cualquier lugar, que lea las obras de Mao, que se inspire en las ideas de Mao». Se trata de unos pocos calificativos que hemos anotado, pero en la prensa china se encuentran expresiones tan exaltantes y se mencionan tales gestos y sucesos que llevan a preguntarse: ¿estamos ante marxistas o ante creyentes? Porque en verdad, a juzgar por lo que vemos con los ojos y escuchamos con los oídos, en China se hace por Mao lo mismo que los cristianos hacen por Cristo. Las apreciaciones sobre Mao, hechas por chinos o extranjeros, por gente honesta o por aduladores, por personas sencillas y sinceras o por hipócritas, son erigidas en teoría por la propaganda china y difundidas por medio de un coro detestable. (...) Entonces cabe preguntarse: Los comunistas del mundo, aún sin mucha experiencia y a los que nos esforzamos por inspirar correctamente con nuestra actividad, ¿cómo pueden comprender y admitir esto? ¿Y por qué los camaradas chinos permiten tal desarrollo de una cosa semejante? Como se ve, esta propaganda desenfrenada ha adquirido proporciones alarmantes para nosotros, los marxista- leninistas, sobre todo a partir del inicio de la Revolución Cultural». (Enver Hoxha; Sobre el culto a Mao; Reflexiones sobre China, Tomo I, 9 de agosto de 1966)

Anotaciones de Bitácora (M-L):

El culmen del fanatismo maoísta se resumiría en este tipo de escritos:

«Lo que nuestros guardias rojos aman por encima de todo es leer las obras del Presidente Mao Zedong y seguir sus enseñanzas, su amor por el pensamiento de Mao Zedong es más que ardiente. Llevan consigo copias de citas del Presidente Mao Zedong. Ellos toman como obligación primordial el estudio, la difusión, aplicación y defensa del pensamiento de Mao Zedong. (...) Los guardias rojos son la fuerza de choque de la gran revolución cultural proletaria». (Pekín Informa; Vol.9, Nº39, 1966)

«Si tú eres un revolucionario, un marxista-leninista, tu inevitablemente apoyaras al gran líder y presidente Mao Zedong y a su victorioso pensamiento: si tú eres un contrarrevolucionario, un antimarxista-leninista tú te opondrás inevitablemente al presidente Mao y a su pensamiento». (Pekín Informa; Vol.10, Nº46, 23 de septiembre de 1967)

«El Presidente Mao Zedong es el genio más grande. Sus instrucciones son clarividentes y grandes previsiones científicas. Al principio con frecuencia no entendemos plenamente muchas de estas instrucciones o incluso estamos muy lejos de entenderlas». (Pekín Informa; Vol.11, Nº11, 15 de marzo de 1968)

Esto demuestra que:

«El curso de los acontecimientos demostró que la Gran Revolución Cultural Proletaria no era ni revolución, ni grande, ni cultural y, sobre todo, que no era en absoluto proletaria». (Enver Hoxha; Imperialismo y revolución, 1978) 

Pese a que en 1966 el Partido del Trabajo de Albania todavía no había roto relaciones con el revisionismo chino, la «Revolución Cultura» acentuó sus sospechas:

«El desarrollo caótico de la Revolución Cultural y sus resultados reforzaron aún más nuestra opinión, todavía no bien cristalizada, de que en China el marxismo-leninismo no era conocido ni aplicado, de que, en el fondo, el Partido Comunista de China y Mao Zedong no sostenían puntos de vista marxista-leninistas, independientemente de su fachada y de los slogans que solían emplear». (Enver Hoxha; Imperialismo y revolución, 1978)

Incluso en aquella época, Enver Hoxha ya advertía a su partido que debía combatir las pretensiones de los líderes chinos:

«La «guardia roja», es decir que la «revolución cultural proletaria» había estallado y el culto a Mao Zedong subió con ella al cielo de modo repugnante y artificial tal como sabéis. (...) El culto a Mao Zedong, a quienquiera que sea, debe ser combatido y en nuestro país todo debe marchar como antes, por el camino marxista-leninista. En esto ni la más mínima concesión, ni el más mínimo oportunismo. Ante las justas posiciones de nuestro partido, los camaradas chinos deben tener clara esta cuestión. Incluso, sino la tienen clara o si les molesta, nosotros no podemos actuar de otro modo». (Enver Hoxha; Algunas opiniones previas sobre la «Revolución Cultural Proletaria» china; Reflexiones sobre China, Tomo I, 14 de octubre de 1966)

Esto no excluye que el PTA y otros partidos cometiesen graves errores y concesiones a la hora de enfrentarse al maoísmo hasta romper definitivamente con él. De hecho, como se ve especialmente en el Tomo I de 1962-1972 de «Reflexiones sobre China», el criticismo hacia la línea política china es muy contundente, pero Enver Hoxha se refiere todavía a los líderes chinos como «camaradas», como «marxista-leninistas», considera a China pese a sus desviaciones como «país socialista e internacionalista», teniendo fe en que los errores se rectifiquen prontamente, pese a que él mismo confiesa ser testigo de ellos desde su visita a China en 1956. Algunas de las denuncias de Hoxha son expuestas en público, pero muchas otras muy importantes no serán expuestas hasta tiempo después ahondando mucho más en el análisis del maoísmo y descubrimiento su cariz oportunista desde su propio nacimiento. Todo esto, objetivamente retrasó el desenmascaramiento del maoísmo durante décadas. Esto tendría profundas consecuencias. Véase nuestra obra: «Las luchas de los marxista-leninistas contra el maoísmo: el caballo de Troya del revisionismo durante los 60 y 70 en el movimiento marxista-leninista» de 2016, o el capítulo: «El PCE (m-l) y su tardía desmaoización» de 2019.

1 comentario:

  1. Disculpad, como puedo acceder a los documentos que usais como fuentes de las citas? No consigo encontrarlos. Un saludo.

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