lunes, 23 de noviembre de 2015

Breves apuntes sobre Siria y la intervención imperialista; Equipo de Bitácora (M-L), 2015


«El actual conflicto sirio, y la incursión de los dos bloques imperialistas –Estados Unidos y sus aliados-lacayos como Francia por un lado, y del otro Rusia e Irán; China de momento solo está dando apoyo nominal–, se origina en la negativa del gobierno sirio a que por sus suelo discurra el oleoducto trazado por Qatar-Exxon que partiría de ese país, y que pasaría por Arabia Saudí, Jordania, Altos del Golán y entraría al Mediterráneo a través de Siria, entre otras cosas debido al papel central de las «monarquías árabes fundamentalistas» en el refuerzo de los también fundamentalistas «Hermanos Musulmanes» en el Norte de África y Oriente Medio. No obstante, la idea de este oleoducto nace de acuerdos entre Francia y Qatar: el trasfondo del mismo, considerando que Bulgaria debido a las sanciones de los Estados Unidos y de la Unión Europea a Rusia rechazó la construcción del oleoducto ruso Burgas-Alexandrópolis que tomaba como puerta de entrada a Grecia para así superar los problemas de distribución que plantea el oleoducto actual a su paso por Ucrania, el objetivo del mismo es arrebatar a Rusia su principal herramienta a la hora de tratar los temas geopolíticos con los Estados Unidos y la Unión Europea, pues Rusia en este momento es la principal fuente de hidrocarburos de esta última; en tanto, el oleoducto se traduce en que EEUU y la Unión Europea se quedan con las manos libres para redibujar tanto el mapa geopolítico de Oriente Medio como el de Europa del Este. En otra palabras: es un proyecto que tiene como meta final el aislamiento de Rusia al tiempo que afectar su economía. Es en ese contexto que debemos de entender que:

1) El bloque imperialista compuesto por los Estados Unidos, Unión Europea –y especialmente Francia–, la OTAN, Israel, y las monarquías árabes absolutistas-fundamentalistas quieren la derrota del gobierno sirio para sí poder desarrollar el proyecto oleoducto. Y es debido a eso que se han apoyado en las fuerzas político-militares que adversan a Bashar al-Asad, por la misma razón han hecho pasar ante la opinión pública como «moderados» a facciones fundamentalistas en la órbita de «Al Qaeda» como el caso del «Frente Al-Nusra» y en su momento del «Daesh» –Estado Islámico o ISIS–, aunque este último tenía su propia agenda como ya se ha demostrado, todos ellos englobados dentro del «Ejército Libre Sirio» quienes como detalle de sus intenciones portan la misma bandera que Siria tenía en el periodo colonial bajo dominio francés.

2) El imperialismo ruso, por el contrario, requiere que Bashar al-Asad mantenga el poder debido a que este es una garantía para seguir manteniendo el estatus actual, es decir, en Siria Rusia se juega el poder de negociación que posee en la actualidad, de perderlo ya no tendría un elemento económico disuasorio frente a la Unión Europea como lacayo de EEUU. Y es precisamente por esto que no ha intervenido militarmente en Ucrania –país que depende completamente de los combustibles fósiles ruso– y sí en Siria. Vale aclarar que Rusia ganó la «partida de Ucrania» –por llamarla de alguna manera– al quedarse con la joya ucraniana, Crimea; y lo hizo por ser esta una de las zonas de producción cerealera más importante del mundo, no por sus vínculos históricos, ni por la acción militar de las milicias gubernamentales y fascistas contra la población rusófona de Ucrania que aún sufre la embestida militar del nuevo gobierno de Kiev. 

3) En el caso de Turquía, miembro de la OTAN, caben unas palabras; ha sido uno de los países más beligerantes en el conflicto, de hecho ha prestado su territorio para el entrenamiento de las tropas del «Ejército Libre Sirio», es la puerta entrada de todo el material logístico que requieren los grupos armados, y además le ha dado cobertura militar en más de una ocasión al «Ejército Libre Sirio». Pero debido a la agenda propia del «Daesh», la OTAN –sus miembros– han pasado a apostar por un Estado Kurdo que puede desestabilizar todo la zona del Kurdistán y llevar a la creación de un Estado Kurdo, incluido la parte correspondiente turca. Y es por eso que este país está virando hacia Rusia como se ha expresado en la firma del tratado entre los dos países que permite la construcción de la alternativa al oleoducto que Bulgaria ha rechazado. Pero ocurre que Turquía es miembro de la OTAN y como tal debe de mantener sus obligaciones para con ese tratado militar, de ahí que resulte en que «nada a dos aguas».

4) El esquema geopolítico en Siria cayó en un impasse desde que Rusia inició a jugar un papel beligerante, y de hecho la retorica guerrerista de Occidente que apuntaban a eliminar al gobierno sirio se han ido apagando. No obstante, estás han virado completamente tras los atentados de Paris atribuido al «Daesh»: así hemos visto como se ha iniciado la cooperación militar de Francia con Rusia –por tanto con el gobierno de Bashar al-Asad– en la ofensiva que esta desarrolla contra el «Daesh».

5) Mucho se ha dicho respecto al ataque conjunto de Francia y Rusia contra la supuesta «capital» del «Daesh», Raqqa. En cuanto resulta preciso que comprendamos una cuestión esencial: sucede que el «Daesh» no es un Estado, sino más bien un minúsculo grupo guiados por una lectura fundamental de «texto sagrados» del islam, por tanto no tiene ni puede tener capital, lo que si tiene son áreas geográficas bajo su control; por tanto es preciso concluir que la acción militar de «venganza» se está apoyando en el bombardeo de área en donde hay población civil «secuestrada» por el «Daesh».

6) El gobierno de Bashar al-Asad no es ni antiimperialista ni revolucionario y mucho menos socialista. De hecho es el heredero del gobierno de Hafez al-Asad quién alcanzó el poder en 1970 a través de un golpe de Estado, dando continuidad a la serie de golpes militares de las décadas anteriores. Este nuevo régimen se apoyaría fuertemente en el socialimperialismo soviético, a cambio los revisionistas soviéticos siempre englobaban orgullosos a la Siria baazista dentro de la lista de «países en vía de desarrollo no capitalista» y de «orientación socialista» o también del llamado «socialismo árabe», es decir hablamos del clásico país dependiente de la Unión Soviética con fuertes lazos en lo económico, político y militar, que pivotaba en torno a la receta de la «economía mixta» y que permitía varios partidos burgueses y pequeño burgueses siempre que no pusieran en tela de juicio al partido prosoviético oficial, entre estos aliados sumisos estaría el triste Partido Comunista Sirio (PCS) que venía manteniendo actitudes jruschovistas y de apoyo a los líderes nacionalistas pseudomarxistas de la región como Nasser. El arquetipo de política, economía y cultura de este régimen puede verse en obras como la de Llambro Filo: «La «vía no capitalista de desarrollo» y la «orientación socialista», «teorías» que sabotean la revolución y abren las vías a la expansión neocolonialista», de 1985.

Tras la caída de la Unión Soviética en 1991 y su bloque revisionista-capitalista, el gobierno sirio asilado sin su principal aliado ahora debilitado empieza a desarrollar una serie de reformas liberales y se apoya cada vez más en Occidente en todos los ámbitos pero sin dejar de mirar a Rusia –como hacía la Libia de Gadafi–, es decir intentaba «sentarse en dos sillas» como se dice popularmente. En 2003 se volvería a demostrar el falso «antiimperialismo» de Siria cuando dicho país permitió el paso de tropas estadounidenses para atacar al Irak baazista de Saddam Hussein. En esta época, el nivel de deuda exterior, de desempleo alcanzan cuotas muy elevadas. En esta época los niveles de inversión de capital extranjero en el país por parte de Occidente aumentaron enormemente.

Ya con Bashar al-Ásad en el poder, y a raíz de los problemas que Siria siempre ha arrastrado desde su independencia, y sumado al espoleo de la llamada «Primavera árabe» se dan disturbios en varias de las ciudades sirias, que incluyen los primeros brotes de enfrentamientos armados que se organizan bajo el Ejército Libre Sirio. Con Bashar al-Ásad sucedería lo mismo que en su día con Saddam Hussein, de considerado un amigo en Oriente para Estados Unidos y la Unión Europea, pasa a ser vilipendiado en los medios de comunicación occidentales, preparando el terreno para una intervención directa o indirecta. Se pasa rápidamente de otorgar créditos al régimen a pasar a financiar, entrenar y apoyar a una oposición.

El gobierno sirio para intentar calmar los ánimos en el interior y en el exterior –en este caso intentando buscar la aprobación de las democracias burguesas occidentales– impulsa unas reformas políticas liberales, que se refleja en quitarse todos los disfraces y fraseologías «socialistas» y promueve la reforma de la constitución de 1973 creando una nueva constitución en 2012 inspirada en las democracias burguesas occidentales –aunque en la práctica deja fuera a la oposición que se ha levantado en armas y es apoyada por Occidente– donde se apuesta por los principios liberales del «pluralismo político» que amplían el marco de partidos e participar y se deroga el rol que aseguraba al Partido Baaz el liderazgo del país. Al verse presionado y agredido con la financiación de una oposición de mano de las grandes potencias occidentales, Siria vuelve a apoyarse fuertemente en los viejos aliados rusos e iraníes para contener la ola de opositores de distinto color –incluyendo a ramas de Al Qaeda como Frente Al-Nusra– y usa a estos dos países como as en la manga frente a las potencias occidentales. Desde entonces en medio de una guerra civil, su propaganda se ha apoyado en: 1) la injerencia de los imperialismos occidentales –con quienes desde inicios de los 90 había reanudado buenos lazos económicos-políticos– quienes han consolidación la oposición siria; 2) la lucha contra el Estado islámico quién ha ocupado territorios sirios –y la tibia postura contra él de Estados Unidos y compañía–; y 3) la cuestión de los territorios sirios ocupados por Israel –quien también apoya y financia a la mayoría de los grupos de la oposición–.

7) En cuanto al «terrorismo islamista» ha de saberse que este es un método de lucha imperialista desarrollado durante la «Guerra Fría», aunque de hecho hace parte de los métodos alumbrados en Argelia por la «contrainsurgencia imperialista de la escuela francesa». El terrorismo aparte de ser utilizado en siglos y décadas precedentes por grupos y bandas armadas premarxistas y pseudomarxistas –generalmente de extractos intelectuales y pequeños burgueses–, es también un método de lucha político-militar de la burguesía imperialista desarrollado tanto para justificar intervenciones imperialistas neocoloniales en terceros países, como para crear Estados policiales o militares en lo domésticos enmarcados en la lucha contra «lo otro» –en este punto vemos que se trata de una recuperación precisa de las tesis nazis que llevaron a la «solución final»–. Sin embargo, las filas del terrorismo se nutren de la marginalidad que el capitalismo genera tanto en la «metrópolis» como en la «periferia», del lumpemproletariado, además de las poblaciones afectadas por los conflictos imperialistas; esto supone que el mismo no puede ser derrotado a través de los métodos tradicionales de la guerra, sino que la democracia burguesa ha de desarrollar políticas encaminadas a reducir la marginalidad en el plano doméstico, y a reducir el militarismo en el internacional; pero esto significaría que caigamos en la trampa ilusoria del revisionismo-reformismo y que entendamos que «el capitalismo puede dejar de comportarse como capitalismo». Dicho de otro modo, el terrorismo y sus causas son intrínsecos al capitalismo en su etapa imperialista, por cuento solo pueden ser superados derrotando al capitalismo como sistema y sustituyéndolo por el socialismo.

Todo lo aquí expuesto puede ser resumido en que ninguno de los actores está defendiendo al pueblo sirio, sino que están centrados en la defensa de sus propios intereses de clase explotador. Dicho de otra manera: en Siria se sufren las consecuencias de la agudización de las contradicciones no antagónico interimperialista propias del capitalismo en su fase superior: el imperialismo, sin olvidar el hecho de que en la propia Siria domina una burguesía nacional. Esto hace que el proletariado sirio y todo el pueblo trabajador sirio no vaya a poner fin a sus problemas sino se organiza independientemente y se aleja de las influencias de las clases explotadoras del interior y del exterior. En el caso sirio se puede aplicar lo mismo que dijimos hablando de la cuestión palestina:

«Advertimos que sólo un genuino partido marxista-leninista y el socialismo puede dar solución a las contradicciones de nuestra época, como doctrina científica, incluida la cuestión palestino-israelí. Todo ensayo de «panarabismo», «socialismo árabe», «socialismo del siglo XXI», será como ha sido históricamente una máscara más de la burguesía para proteger la propiedad privada y acrecentar sus riquezas, la burguesía bajo un marco de este carácter no dudará en atizar las diferencias religiosas, culturales, y étnicas en la región, e incluso aliarse con el imperialismo que mejor se ofrezca, para mantenerse en el poder y mantener la explotación asalariada». (Equipo de Bitácora (M-L); Introducción al documento «A 20 años de los acuerdos de Oslo»,  14 de septiembre de 2014)

Esta máxima puede ser aplicada a Siria, ni los ensayos del «socialismo árabe» de los 70 y 80 ni el actual régimen modernizado y liberal van a dar solución a los problemas internos sirios, ni mantener una careta de antiimperialista para luego arribarse a los imperialismos, ni pintar a un bloque imperialista de garante de la paz y la seguridad va a salvar al pueblo sirio de sufrir la injerencia del exterior en los asuntos nacionales. La solución ya la hemos citado más arriba.


1 comentario:

  1. Vuestros artículos son sencillamente geniales, objetivos, claros y precisos. ¡Saludos!

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