jueves, 5 de noviembre de 2015

Las fuente de los errores de Gomułka; Bolesław Bierut, 1948


Władysław Gomułka

«Lo que caracteriza los errores del camarada Gomułka, que como se señala en la resolución del Pleno del Comité Central, no son errores aislados o accidentales, sino que son en definitiva el reflejo propio de los puntos de vista de un carácter derechista-nacionalista, debido a sus contradicciones internas.

Cada uno de nosotros debemos hacernos la pregunta: ¿cuáles son las fuentes de estos errores? ¿Cuáles son sus raíces y por qué han llegado plenamente a la superficie precisamente durante los últimos meses?

En su razonamiento, el camarada Gomułka está influenciado por un particularismo nacional, por un espíritu nacional que le limita, que le estrecha el horizonte político y no le permite ver el estrecho lazo que existe en la época actual entre las aspiraciones nacionales y las aspiraciones internacionales; por ello ha acabado en conclusiones políticas falsas y muy perjudiciales en la práctica.

He ahí la tendencia, en su valoración del movimiento de la clase obrera polaca, a separar la lucha por la independencia de la lucha del proletariado; de ahí la interpretación errónea de la naturaleza de la democracia popular, y de las transformaciones que se producen y deben producirse en su seno, de ahí también el deslizamiento a posiciones que justifican un «equilibrio» entre la democracia liberal burguesa y la democracia socialista.

He ahí, como se ha señalado en la resolución, dicha tendencia a pasar en silencio o traficar con la verdadera esencia del el camino polaco hacia el socialismo, que es la siguiente; a pesar de ciertas características, nuestro proceso no es algo cualitativamente diferente de la trayectoria general del desarrollo hacia el socialismo, sino que slo difiere en la forma de la trayectoria general de desarrollo, una diferencia que de por sí surge precisamente por la victoria previa del socialismo en la Unión Soviética, una diferencia que se puede basar en la experiencia previa de la construcción socialista en la Unión Soviética, teniendo en cuenta las posibilidades que ofrece el nuevo período histórico y de las condiciones específicas de la evolución histórica de Polonia.

He ahí que dentro de estos graves errores, el camarada Gomułka también falla en la comprensión de la esencia de las relaciones que unen a los países de democracia popular con la tierra del socialismo victorioso de la Unión Soviética, y que la profunda solidaridad permanente de intereses en sus relaciones que difieren sustancialmente de las existentes entre las democracias populares y los países capitalistas [2].

He ahí, la falta de comprensión de la esencia de la lucha por la soberanía polaca que se ve amenazada por la expansión por parte del imperialismo estadounidense y su agencia alemana.

Los errores emanan de una posición absolutamente falsa y antileninista en la cuestión nacional, del resultado también de una posición oportunista y absolutamente falsa en la cuestión campesina. Debemos prestar atención a que hay una analogía sorprendente en los fenómenos similares que no han sido frenados y que acabaron en un degeneración total para Yugoslavia. Los lazos de parentesco entre estos fenómenos no son fortuitos, porque son del mismo origen.

¿Cuál es la explicación plausible para el hecho de que estos errores se hicieron evidentes desde hace muy poco?

Mientras que nuestro partido estaba luchando contra las fuerzas fascistas reaccionarias que trataban con frecuencia restaurar el gobierno terrateniente-capitalista de forma violenta y directa, el oportunismo ideológico del pensamiento del camarada Gomułka obviamente no era evidente. Durante ese período, sin duda, el camarada Gomułka prestó un gran servicio al partido. Sin embargo, a medida que fueron aplastadas las fuerzas esenciales de la reacción fascista, la democracia popular en Polonia entró en una nueva fase de desarrollo.

Pero desde el momento en el que los capitalistas y los elementos especuladores sacaban provecho de las dificultades del período de posguerra y explotaban al campesinado pobre comenzando ellos a reforzarse, apareció una contradicción fundamental entre las fuerzas populares y profundamente democráticas, es decir entre los obreros y los campesinos trabajadores, de una parte, y las fuerzas capitalistas de la ciudad y el campo, de la otra.

La cuestión de la afilada lucha de clases contra los elementos capitalistas, especialmente en el campo, se hizo entonces el orden del día. Es en este momento que salen a la luz las grietas ideológicas del camarada Gomułka revelando su debilidad ideológica. Esta fuera de toda duda que no sólo en nuestro país, sino que también en todos los países de democracia popular –como lo atestigua elocuentemente la señal de alarma yugoslava– la contradicción entre las fuerzas capitalistas y anticapitalistas que existe en el régimen de democracia popular, toma cada vez más un lugar de primer plano, el más destacado, como así lo indica la última resolución de la Kominform de 1948.

Las fuerzas capitalistas querrían ver el «estancamiento» de las relaciones de fuerzas actuales, esperando una situación más propicia. Aspiran a una «estabilización» que mantendría al sistema de democracia popular en la misma medida actual, teniendo con ello posibilidades de desarrollo los elementos capitalistas porque cuentan con su flexibilidad y porque el capitalismo nace orgánicamente de la pequeña economía mercante, sin escatimar que además cuentan con un apoyo eventual del exterior.

A diferencia de las clases explotadoras, la clase obrera por el contrario, se esfuerza por lograr un mayor desarrollo de los elementos socialistas, de desalojar y eliminar todas las medidas capitalistas. En cuanto a los campesinos pobres y medios, quieren liberarse del yugo de la explotación kulak y de la abrumadora superioridad económica de los campesinos ricos en el campo. Esto ayuda a poner la alianza de obreros y campesinos en una base más firme.

Fue en esta situación donde se ponía de relieve las contradicciones entre las fuerzas capitalistas y anticapitalistas, y que permitió que el germen oportunista oculto en el grupo derechista en nuestro partido se hiciera evidente, y también su tendencia a bajar el tono de la lucha de clases para crear un clima adecuado para el kulak y el esfuerzo natural para la expansión económica y su inevitable corolario; la expansión política.

Como la experiencia del movimiento obrero nos enseña, el oportunismo como regla va de la mano con el nacionalismo, y sobre todo en la forma de «socialnacionalismo». Así es exactamente como dicha situación se plantea sobre nosotros e incluso sobre nuestro partido. Yo diría que aquí, más que en cualquier otro lugar, el oportunismo se entrelaza con el nacionalismo, utilizando para ello, como hasta ahora, todos los residuos de prejuicios nacionalistas todavía no enterrados; en este saco por supuesto también entran los sentimientos antirusos y ahora antisoviéticos que asiduamente son avivados por el enemigo de clase.

En vista de la creciente polarización de fuerzas a escala mundial entre el campo imperialista y antiimperialista, ahora más que nunca, la actitud hacia la Unión Soviética se convierte en la piedra de toque del genuino internacionalismo, de la lealtad a la causa del socialismo y, al mismo tiempo, la empresa y el único baluarte exterior de nuestra independencia y soberanía.

El contenido del oportunismo y del nacionalismo, es una u otra forma de acuerdo o acercamiento con la burguesía.

En 1915 Lenin, polemizando con el menchevique Aleksandr Potrésov, escribió:

«No hay duda alguna sobre el parentesco ideo-político e incluso la identidad entre el oportunismo y socialnacionalismo. (…) El llamado socialnacionalismo es una consecuencia del oportunismo y fue este último el que le dio la fuerza para alzarse. (…) Puede ser que los individuos de este tipo se consideren a sí mismos como «internacionalistas», pero las personas no son juzgadas por lo que piensan de sí mismas, sino por su conducta política, y la conducta política de esos «internacionalistas», la cual al verse que no es coherente ni decidida contra el oportunismo, siempre será en ayuda o apoyo a la tendencia nacionalista». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Bajo una falsa bandera, 1915)

¡Qué brillante previsión nos brindó Lenin!

¡Qué apropiado para nuestras condiciones son estas palabras!

¿No hace pensar que este análisis leninista debe aplicarse a la soberbia, vacía y falsa fraseología «internacionalista» de Tito?

¿No debería comprenderse la esencia de esta cuestión dando la voz de alarma para todo el partido?

¿No debería este entendimiento el inicio de una movilización para la lucha decisiva de todos los militantes leales a las buenas tradiciones de nuestro movimiento?

No hay duda alguna de que es precisamente de esta manera, que todo nuestro partido, que tiene una y otra vez demostrada su lealtad a los intereses e ideales de la clase obrera, reaccionaran y reaccionarán ante este peligro.

Sin lugar a dudas, el partido será ayudado en esto por la actitud de autocrítica que ha adoptado el camarada Gomułka durante el tercer día del Pleno del Comité Central. La autocrítica del camarada Gomułka que viene en respuesta a las críticas del Pleno del Comité Central vertidas por sus camaradas, que a pesar de que eran críticas fuertes, eran a su vez francas y sinceras, lo que ha hecho que se diera cuenta de que es esencial que reconsidere su posición que hasta ahora era fundamentalmente incorrecta».

Anotaciones de «Bitácora (M-L)»


[2] Andréi Zhdánov Relacionando la tendencia de algunos partidos comunistas a igualar la Unión Soviética con otros países capitalistas como los Estados Unidos: hablamos de barbaridades como equipararlos incluso en temas como el rol de sostenedor de la paz y aliados naturales de las clases populares de sus países –englobar a cualquier imperialismo en este saco ya es una herejía teórica–. Se decía que dicha tendencia tenía conexión con el miedo que algunos partidos tenían para decir abiertamente que apoyaban la política exterior soviética, y que esta coincidía con los intereses nacionales. A veces esa política de desconfianza era azuzada en muchos de estos partidos por elementos nacionalistas, que incluso destapaban su vena antisoviética en ciertas ocasiones como en Polonia era el caso de los revisionistas gomułkistas:

«Debido a que la Unión Soviética está a la cabeza de la resistencia a los nuevos intentos de expansión imperialista, los partidos comunistas hermanos deben proceder de la consideración de que, mientras que fuerzan la situación política en su país, al mismo tiempo bajo su mismo interés está el fortalecer el poder de la Unión Soviética como el principal bastión de la democracia y el socialismo. Esta política de apoyo a la Unión Soviética como principal fuerza por la lucha por una sólida y duradera paz, la lucha por la democracia, tiene que ser perseguido por los partidos comunistas hermanos con honestidad y franqueza. Debe ser enfatizado como firme y como posible que los esfuerzos de los partidos comunistas hermanos para fortalecer a la Unión Soviética, coinciden con los intereses vitales de sus propios países. Es imposible aceptar como correcta la constante destacada por determinados dirigentes de los partidos comunistas hermanos de su «independencia» de Moscú. No es una cuestión de «independencia», porque no ha puesto ni quiere poner a nadie en posición de dependencia. La deliberada enfatización de esta «independencia de Moscú», esta «renuncia a Moscú», significa, esencialmente, servilismo, dar arsenal, para todos aquellos para quién Moscú es el enemigo. Los partidos comunistas no deben tener miedo a proclamar en voz alta que apoyan la política de Moscú como amante de la paz y de la política democrática, ellos no deben temer declarar que la política de la Unión Soviética coincide con los intereses de los pueblos amantes de la paz». (Andréi Zhdánov; Sobre la situación internacional; Informe en la Iº Conferencia de la Kominform, 22 de septiembre de 1947)

Este tipo de desviaciones o al menos muy parecidas, no tardarían en verse en los propios yugoslavos, donde la Kominform replicaría de igual forma su actitud nacionalista-burguesa, y a la vez o después claro, en revisionistas de todos los sitios, incluyendo los polacos:

«Los dirigentes yugoslavos, orientándose mal en la situación internacional e intimidados, por la amenaza chantajista de los imperialistas, estiman que podrían ganarse la benevolencia de los Estados imperialistas mediante concesiones hechas a esos Estados, entenderse con ellos, sobre la independencia de Yugoslavia e inculcar poco a poco sobre el pueblo yugoslavo la orientación hacía esos Estados, es decir, la orientación hacia el capitalismo. Al obrar así, parten tácticamente de una tesis nacionalista burguesa bien conocida, según la cual «los Estado capitalistas presentan un peligro menor que la Unión Soviética para la independencia de Yugoslavia». Los dirigentes yugoslavos por lo visto no comprenden o quizá hacen como que no comprenden, que una tesis nacionalista semejante solo puede conducir a la degeneración de Yugoslavia en una República burguesa ordinaria, a la pérdida de la independencia de Yugoslavia y a su transformación en una colonia de los países imperialistas». (Kominform; Resolución: «Sobre la situación en el Partido Comunista de Yugoslavia»; Kominform, 28 de junio de 1948) (Bolesław Bierut; Para lograr la completa eliminación de las desviaciones derechistas y nacionalistas, 1948)

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