lunes, 9 de noviembre de 2015

La crítica y la autocrítica fortalecen al partido; Bolesław Bierut, 1948


«A pesar de las vacilaciones oportunistas y nacionalista del camarada Gomułka que fueron especialmente pronunciadas después de la Iº Conferencia de la Kominform de 1947, el Comité Central del partido elaboró una línea política correcta, custodiando los principios ideológicos marxistas del Partido Obrero Polaco y fortaleciendo los vínculos del partido con la clase obrera.

Como resultado de esta línea correcta, nuestro partido ha mejorado considerablemente su prestigio entre las masas, y, sobre todo, entre la clase obrera. Esto se reflejó en la campaña para las elecciones sindicales y comités de fábrica. Esto se vio reflejado en la masa de los campesinos en las elecciones de las cooperativas. Además, el rápido crecimiento de nuestras filas es una indicación de la creciente confianza de las masas en nuestro partido.

Sin embargo, sería un abandono de los principios del marxismo si nosotros, que estamos considerando la cuestión de la desviación derechista-nacionalista de en nuestro partido, no pudiéramos criticar las graves carencias y errores en todas las ramas principales de nuestro partido, empezando por la política del propio Buró Político.

Aquí debemos detenernos en tener en cuenta que las tendencias oportunistas y derechistas del camarada Gomułka no siempre se rechazaron con energía suficiente por la dirección del partido antes de que se convirtiera finalmente en una desviación. La experiencia de nuestro partido tiende a justificar plenamente la tesis avanzada hace diez meses de la declaración de la Kominform, la cual aludía que:

«El peligro principal que enfrenta la clase obrera en la actual coyuntura es la subestimación de sus propias fuerzas y la sobreestimación de las fuerzas del enemigo». (Andréi Zhdánov; Sobre la situación internacional; Informe en la Iº Conferencia de la Kominform, 22 de junio de 1947)

El Comité Central del partido no analizó la relación entre el crecimiento de las fuerzas del socialismo, la producción a pequeña escala y los elementos capitalistas en la economía de las zonas rurales, presentando así una falta de claridad en la política del partido. El Comité Central, del mismo modo, no era lo suficientemente fuerte para repeler las concepciones oportunistas sobre la convivencia y el desarrollo de los «tres sectores» en nuestra economía, ideas que se propagaron libremente y que se expresaron en las diferentes ramas del partido. Esto dio lugar a una actitud de tolerancia por parte de la dirección del partido a ciertos casos de abandono de la nítida lucha de clases en el campo la cual debe encargarse en su ejercicio teórico y práctico de frenar el crecimiento de elementos capitalistas en el campo. Todo esto sólo podría dar lugar a que las organizaciones del partido perdieran las vistas correctas de las perspectivas revolucionarias, a un debilitamiento de la militancia de clase en determinadas secciones, en teoría la muerte por la lucha de clases.

Un claro ejemplo de la subordinación derechista y la tendencia oportunista de pasar por alto las contradicciones de clase en el campo fue la introducción de un precio fijo para todos los campesinos de los servicios de maquinaria agrícola en las estaciones de maquinaría. Esto sólo podría dar lugar a una distorsión de la idea de que las estaciones de máquinas son un arma para proteger a los campesinos pobres, daba la impresión de que nuestro partido no tiene el coraje suficiente como para frenar la explotación del campesinado rico.

Una ausencia similar de diferenciación de clases también se reflejó en la materia de la apelación a los campesinos para dar asistencia de mutua vecindad.

Finalmente, el liderazgo del partido falló en no criticar su política rural en cuanto al establecimiento de los territorios liberados. En consecuencia, los campesinos ricos ganaron una posición privilegiada en la campaña de reasentamiento.

La actitud tolerante de la dirección del partido respecto a los errores derechistas-nacionalistas del camarada Gomułka especialmente a sus tendencias a diferencias el camino de la democracia popular de la ruta ya seguida por la Unión Soviética y, derivando de ello, al oportunismo de pasar por alto la nitidez de la lucha de clases en el desarrollo de la democracia popular, sólo pudo tener un efecto negativo en las actividades prácticas del partido y en la educación de sus miembros.

Hemos trabajado muy poco para familiarizar al partido con la experiencia de la construcción socialista en la Unión Soviética, y dicho estudio que se ejercía era pobre e insuficiente. Durante todo el período desde que la actual República Popular existe, no hemos hecho nada concreto para dar a conocer al partido sobre la vida en el campo socialista, para llevar a ella la verdad sobre la estructura de la granja colectiva y así dotar al partido de información para contrarrestar las invenciones de la reacción que se esfuerza en las condiciones actuales de formar una visión distorsionada del campo soviético.

Hemos hecho muy poco para que los logros del pensamiento marxista-leninista se introduzcan en el partido de forma severa y real, y nuestra obra de publicaciones en este ámbito ha sido muy pobre. Estamos interesados precisamente en el estudio para el partido de la historia del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética y de su papel de liderazgo en el movimiento obrero internacional.

La mala propaganda marxista-leninista en el partido fue de la mano con una actitud tolerante hacia la confusión ideológica dentro de la intelectualidad del partido en lo referente al estudio marxista de cuestiones de la literatura, el arte y la ciencia, que, por cierto, se acabaron mostrando desafortunadamente en la posición errada de la revista literaria «Kuznital». Esta mala actitud se levantó en el trabajo del partido y en el frente cultural y está afectando al trabajo de nuestras universidades bajo premisas ideológicas no marxistas, pseudocientíficas, que tienen influencia sobre todo en las ciencias humanas.

La actitud tolerante hacia los errores oportunistas y nacionalistas también dio lugar a una retirada de los principios del marxismo-leninismo en la cuestión del papel del partido. La dirección del partido no libró una lucha suficientemente enérgica en contra de la tendencia socialdemócrata de reclutar miembros en el partido sin discriminación. Esto significó un claro desprecio por los principios del leninismo que establecen que el partido es el destacamento organizado de los mejores elementos de la clase obrera, el destacamento de vanguardia de la clase obrera y la forma superior de organización de clase del proletariado.

El desconocimiento de estos principios y la ausencia de vigilancia cuando los nuevos miembros fueron aceptados en el partido, dio lugar a que el partido se esté sobrecargando con elementos socialmente extraños o de simples profesionales de carrera que vieron en su carnet del partido un trampolín para su promoción o como un medio de la obtención de otras ventajas.

Estas deficiencias se deben principalmente a la subestimación del papel dirigente del partido en todas sus secciones para la introducción de las reformas políticas, económicas y culturales en nuestra Polonia.

Hay que señalar sin miedo el mal estilo en el trabajo de la dirección del partido, su aislamiento de la actividad central donde se desarrolla todo, de los miembros del Comité Central, la falta de cooperación en la labor de las ramas del partido, la falta de atención prestada en la selección y promoción de los cuadros, la subestimación del papel de los sindicatos como la correa transmisora entre el partido y la clase obrera.

Nuestra gran preocupación es la escasez permanente y aguda de los cuadros, y la razón de esta escasez se encuentra en los aspectos negativos mencionados en la vida de nuestro partido. Pues la verdad fundamental del leninismo es que:

«El partido, como punto de concentración de los mejores elementos de la clase obrera, es la mejor escuela de formación de jefes de la clase obrera, capaces de dirigir todas las formas de organización de su clase». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Fundamentos del leninismo, 1924)

La aguda crítica y la autocrítica no causarán daño al partido. Por el contrario, lo fortalece ideológicamente. La ocultación de los errores sí es lo que puede debilitar al partido. Por otra parte, la defensa a ultranza de las posiciones equivocadas crea un grave peligro que, si no se toman medidas, puede dar lugar a una crisis aguda que causa enorme e irreparable daño no sólo al partido, sino a todo el país.

La posición antimarxista de los líderes del Partido Comunista de Yugoslavia es un ejemplo de una grave crisis por ejemplo, una crisis que está causando un daño irreparable a los pueblos de Yugoslavia, que está frenando los lazos ideológicos y de organización con la Unión Soviética y las nuevas democracias populares ya que está alentando a la agresión de los imperialistas a dichos países. Los líderes del Partido Comunista de Yugoslavia negaron a los partidos de la Kominform el derecho de criticar sus errores –derecho que habían ejercido con otros partidos hermanos–, evitando así el control ideológico de la organización internacional y poniéndose fuera de esta organización.

Después de discutir la situación en el Partido Comunista de Yugoslavia, el Pleno del Comité Central de julio de 1948 caracterizó los errores de este partido y su liderazgo, denunciando que dicha dirección ni siquiera dudó en dividir el frente único de la lucha revolucionaria contra el imperialismo en un momento en que el imperialismo está intensificando sus ataques agresivos en todo el globo. Desde entonces, los dirigentes yugoslavos celebraron su Vº Congreso del Partido Comunista de Yugoslavia en 1948, el cual se dedicó por completo a atacar a las democracias populares vecinas y a la Unión Soviética. Como hemos venido viendo, existen grandes cifras de yugoslavos que se oponen a esta política desastrosa seguida por la dirección del partido, siendo todas estas personas obligadas a guardar silencio por el terror, venganza y el asesinato sistemático utilizado por la dirección actual del partido yugoslavo.

¿Qué hay de comunista o democrático en un partido cuyos dirigentes desfibrados de arrogancia declaran que son el mejor partido y el más revolucionario, que se va a construir el socialismo más rápido y mejor que en los demás países, que no tiene errores y nunca los ha tenido, que no tolera reproche alguno? Nada. Todo lo que queda es una actitud de fanfarronería y hostilidad hacia los demás partidos que forman parte de la Kominform, en lugar de invocar a la solidaridad y al contacto ideológico de otros partidos marxistas. Tales son las consecuencias de la negación del método leninista de crítica y autocrítica en el marco de una organización ideológica a nivel internacional.

Por otro lado, y en un ambiente totalmente diferente, podemos ver por nosotros mismos con el ejemplo del reciente Pleno del Comité Central de nuestro partido los efectos beneficiosos de la abierta y franca crítica y autocrítica que tienen en el desarrollo de las fuerzas ideológicas del partido. Como resultado de esta abierta y franca crítica y autocrítica, el partido obtuvo la victoria en la batalla contra las vacilaciones ideológicas en la dirección del partido. Dicha arma, la crítica y autocrítica, ayudó a la dirección del partido a elevar considerablemente el nivel político, teórico e ideológico del partido, fortaleciendo y enriqueciendo a la dirección del partido ya que, sin duda, estas lecciones enriquecen a todo el partido con toda esta gran experiencia de lucha contra el peligro de desviaciones de la línea principal del partido. Esta arma ayudó a aumentar la militancia del partido y su vigilancia, a aumentar la actividad de los cuadros del partido y a acelerar la lucha contra las influencias ideológicas ajenas. Por lo tanto dicho ejercicio ha consolidado aún más el partido y le ha hecho aumentar su prestigio.

Nos enfrentamos a la importante tarea de superar esta desviación ideológica. Vamos a movilizar a todo el partido para hacer esto. Pero no vamos a permitir que la lucha contra la desviación derechista, la desviación nacionalista, que amenazó con destruir nuestros logros, sea llevada a cabo por la reactivación de las perniciosas prácticas sectarias izquierdistas.

Debemos atesorar, como la niña de nuestros ojos, los logros ideológicos valiosos del Partido Obrero Polaco, su espléndida y gloriosa tradición de lucha contra los invasores, su trabajo creativo para sentar las bases de la Polonia Popular para la cual miles de miembros de nuestro partido sacrificaron sus vidas o dieron generosamente su trabajo.

Nuestro partido tiene a sus líderes en alta estima, aprecia su contribución al trabajo y la lucha del partido y tiene confianza en ellos. Sin embargo, los considera sólo como ejecutores de la idea que guía el partido y la clase obrera. El partido pone la lealtad a la idea de la revolución y de la vigilancia hacia cualquier intento de contrabando de influencias ajenas nacionales o extranjeras, lo que es algo superior al apego personal a personas del partido. Ahí radica la fuerza de nuestro partido, que basará su trabajo no en el principio de líder, sino, sobre todo, de los esfuerzos colectivos de la población activa y todos los miembros.

Estamos luchando contra las desviaciones de derecha y nacionalistas en las condiciones difíciles de la embestida de la espontaneidad pequeño burguesa y del hostigamiento rabioso por parte de nuestros enemigos de clase que están trayendo en contra de nosotros todo su arsenal demagógico, el chovinista y de antisemitismo. Pero a pesar de las dificultades, estamos seguros de que el partido saldrá de esta lucha más fuerte y más consolidado que nunca, mejor preparado ideológicamente, endurecido contra las influencias oportunistas y madurado políticamente para la unificación de la clase obrera; para coronar la creación de un partido único de la clase obrera [3]».

Anotaciones de «Bitácora (M-L)»


[3] En Polonia, como la mayoría de países salvo raras excepciones, el partido comunista tenía la laboriosa tarea de unificar al proletariado en un sólo partido, librando a los obreros de las influencias anarquistas y reformistas. El búlgaro Georgi Dimitrov conocía bien esta misión histórica pendiente a realizar:

«Los intereses de la lucha de clase del proletariado y el éxito de la revolución proletaria imponen la necesidad de que exista en cada país un partido único del proletariado. El conseguirlo no es naturalmente tan fácil y sencillo. Exige una labor y una lucha tenaces y será necesariamente un proceso más o menos largo». (Georgi Dimitrov; La ofensiva del fascismo y las tareas de la Internacional en la lucha por la unidad de la clase obrera contra el fascismo: Informe ante el VIIº Congreso de la Komintern», 2 de agosto de 1935)

Pero sabía que a diferencia de una alianza temporal en una lucha antifascista, anticolonial, antiimperialista, etc. con los partidos socialdemócratas, la fusión del partido comunista con los partidos socialdemócratas en un único partido obrero bajo el marxista-leninismo, desechando toda herencia de reformismo, se debía dar bajo circunstancias y condiciones muy claras:

«Pero, si para establecer el frente único de los partidos comunista y partidos socialdemócratas basta con llegar a un acuerdo sobre la lucha contra el fascismo, contra la ofensiva del capital y contra la guerra, la creación de la unidad política sólo es posible sobre la base de una serie de condiciones concretas que tienen un carácter de principio. Esta unificación sólo será posible: primero, a condición de independizarse completamente de la burguesía y romper completamente el bloque de la socialdemocracia con la burguesía; segundo, a condición de que se realice previamente la unidad de acción; tercero, a condición de que se reconozca la necesidad del derrocamiento revolucionario de la dominación de la burguesía y de la instauración de la dictadura del proletariado en forma de soviets; cuarto, a condición de que se renuncie a apoyar a la propia burguesía en una guerra imperialista; quinto, a condición de que se erija el partido sobre la base de centralismo democrático, que asegura la unidad de voluntad y de acción y que ha sido constatado ya por la experiencia de los bolcheviques rusos. Tenemos que aclarar a los obreros socialdemócratas, con paciencia y camaradería, por qué la unidad política de la clase obrera es irrealizable sin estas condiciones. Con ellos debemos enjuiciar el sentido y la importancia de estas condiciones». (Georgi Dimitrov; La ofensiva del fascismo y las tareas de la Internacional en la lucha por la unidad de la clase obrera contra el fascismo: Informe ante el VIIº Congreso de la Komintern», 2 de agosto de 1935)

Y como se ha señalado en el presente documento, uno de los intentos de la desviación derechista y nacionalista del Partido Obrero Polaco, fue pretender una unificación mecánica en lo ideológico:

«Tampoco es una cuestión de casualidad que los portadores de la desviación derechista y nacionalista al mando del camarada Gomułka, quisieran privar a nuestro partido del papel de vanguardia de la clase obrera a través de la amputación de las tradiciones revolucionarias, proponiendo entre otras cosas a nuestro partido, unirse con el Partido Socialista Polaco sin que primero éste rompiera con el ala derecha del Partido Socialista Polaco, y sin poner como condición a la plataforma el reconocimiento del marxismo-leninismo». (Hilary Minc; Las democracias populares de Europa del Este, 1950)

Por ello los marxista-leninistas polacos condenaron el intento revisionista y oportunista de:

«La tendencia a realizar la unidad orgánica con el Partido Socialista Polaco en su conjunto, sin eliminar de él los elementos de derecha; el deslizamiento hacia un compromiso ideológico en la preparación de la unidad con el Partido Socialista Polaco, cerrando los ojos, al mismo tiempo, ante el peligro de las desviaciones nacionalistas y oportunistas en el futuro partido unificado». (Partido Obrero Polaco; Las desviaciones de derecha y nacionalistas en la dirección del partido; orígenes y medios de superarlas; Resolución del Comité Central del POP; 1948) (Bolesław Bierut; Para lograr la completa eliminación de las desviaciones derechistas y nacionalistas, 1948)

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