martes, 12 de noviembre de 2019

Engels sobre la Primera Republica Española (1873)


«En primer lugar, ha quedado destruido el embrujo que hasta hoy envolvía el concepto de república. Tras los precedentes de Francia y España, sólo un Karl Blind puede permanecer atado a la superstición de los maravillosos efectos de la república. Esta se manifiesta, por fin también en Europa, como lo que, conforme a su esencia, es efectivamente en América, como la forma más acabada de dominación de la burguesía. (...) A partir de ahora, la clase obrera no puede sufrir más engaños acerca de lo que es la república moderna: la forma de Estado en la que el dominio de la burguesía recibe su última y más acabada expresión. (...) En otras palabras: si la república moderna es la más acabada forma de la dominación burguesa, es, a la vez, la forma de Estado en la que la lucha de clases se libra de sus últimas cadenas y que prepara el campo de batalla para esa lucha. La moderna república no es otra cosa que este campo de batalla. (...) En lugar de repetir la farsa sangrienta de la revolución anterior, en lugar de realizar insurrecciones aisladas, siempre reprimidas con facilidad es de esperar que los obreros españoles aprovechen la república para unirse entre sí más firmemente y organizarse con vistas a una próxima revolución, una revolución que ellos dominarán. El gobierno burgués de la nueva república busca sólo un pretexto para reprimir el movimiento revolucionario y matar a balazos a los obreros, como lo hicieron en París los republicanos Favre y consortes. Ojalá los obreros españoles no les den ese pretexto». (Friedrich Engels; La República Española, 1873)

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