jueves, 27 de septiembre de 2018

China como un «país pacífico que no se mete en asuntos externos»; Equipo de Bitácora (M-L), 2018


«Ahora, desde la concepción leninista, China es una potencia imperialista, acomete el imperialismo contra otros países. La única característica que China no posee con respecto a la ideología del imperialismo es la agresividad militar-colonial que Lenin endilgaba a esos países. Por ello, por su no militarización y lo «amistoso» de los convenios, y la no «injerencia en las políticas internas». (Manuel Sutherland; Comentarios, 15 de febrero de 2015)

Manuel Sutherland ha reconocido abiertamente que no sabe mucho sobre China y que por ello no acostumbra a hablar, así en las entrevistas recibidas en la TV china, sus comentarios solo versaron sobre Venezuela, pero no es debido al desconocimiento que tiene sobre la política del gigante asiático, sino al miedo de contrariar al medio chino. Pero en otras ocasiones aun sabiendo que desconoce la política histórica de China, se atreve a comentar con algunas pinceladas la naturaleza del régimen chino en círculos más informales, llegando a soltar comentarios ignorantes y verdaderas barbaridades que solo las habíamos visto a reconocidos agentes del socialimperialismo chino como es el caso de José Antonio Egido.

La voracidad imperialista de los políticos chinos ha demostrado que solo los necios o los traidores conscientes pueden afirmar que China no es una superpotencia socialimperialista. Los planes para convertir a China en lo que es hoy, puede vislumbrarse en la doctrina del revisionismo chino o Pensamiento Mao Zedong que expresaban: el chovinismo, la promoción de la burguesía nacional y el desarrollo del capitalismo como algo «bueno para el pueblo» y la idea de una alianza política con la potencia imperialista de los Estados Unidos para acometer la industrialización y modernización de China. Allí encontraremos respuesta a los interrogantes de como se ha acabado así. Hagamos un breve resumen del desarrollo del maoísmo sobre todo en lo concerniente a su aspiración y problemas a formarse como potencia regional y mundial:

En una primera etapa (1935-1953):

«En política interior se crea la teoría de la «nueva democracia», que bajo el lema de que «ningún partido o clase social puede hegemonizar la revolución», negaba el rol del proletariado y su partido en cualquier etapa de la revolución. En esta etapa se identifica el campesinado como clase social más revolucionaria, en detrimento del proletariado, siendo parte fundamental tanto en el partido como en el ejército. Se tiene una visión económica heredada de la vieja socialdemocracia de la II Internacional que bajo la teoría de las «fuerzas productivas» negaba la posibilidad de que China pasase al socialismo sin una etapa de un prolongado capitalismo, promoviendo pues el desarrollo del capitalismo durante un largo periodo, se identifica el «capitalismo como bueno para el pueblo». Se aplican teorías heredadas de la vieja filosofía china como el taoísmo, el budismo o el confucionismo que llevaban a análisis sobre la lucha de clases desde un prisma de mediación o conciliación entre clases explotadas y explotadora. (...)  Tras la disolución de la Komintern se agudizan los sucesivos coqueteos con el imperialismo estadounidenses reflejadas en declaraciones, entrevistas y obras en que se apoyaba la visión pacifista, progresista, altruista del imperialismo estadounidense, donde se le plantea incluso como mediador de conflictos del imperialismo del mundo, y donde se ve la visión megalómano de China, como otra potencia que debe regir los destinos del resto de pueblos. Siguiendo los esquemas del browderismo se teoriza que China debido a su atraso deberá pedir créditos a los Estados Unidos para su desarrollo. Se crea en 1946 la teoría de la «zonas intermedia», que considera que el mundo estaba dividido en tres categorías: los Estados Unidos, la Unión Soviética y el resto del mundo, esta es por tanto la teoría de los «tres mundos», y rompe con el esquema marxista-leninista de análisis de los países y las fuerzas sociales que imperan en ellos. La dirigencia china debido a presiones como la formación de la Kominform y la lucha contra el revisionismo, la crítica al Plan Marshall, rectifica oficialmente las tendencias pro estadounidenses debido a la denuncia internacional del browderismo en 1945 y después del titoismo en 1948 como nuevas variantes del revisionismo. (...) Finalmente el binomio Mao Zedong-Liu Shao-chi se consolida con el dominio del poder, en las tesis del partido del VIIº Congreso de 1945 Liu será tipificado sucesor de Mao Zedong en los estatutos, donde se añadirá que el pensamiento guía del partido es el «Pensamiento Mao Zedong». Se identifica al partido con el «Pensamiento Mao Zedong» que lo califican de «adaptación del marxismo-leninismo a las características chinas», esto viene precedido de varias campañas contra el llamado «cliché extranjero» que según dice adopta un servilismo hacia las ideas y métodos del extranjero, con ello se pretende crear una versión asiática o chinificada del marxismo, que exageraba las particularidades nacionales y negación de los axiomas marxista-leninistas». (Equipo de Bitácora (M-L); Las luchas de los marxista-leninistas contra el maoísmo: el caballo de Troya del revisionismo durante los 60 y 70 en el movimiento marxista-leninista, 1 de noviembre de 2016)

En una segunda etapa (1953-1966):

«Se crea la teoría de que la alianza con la burguesía nacional es permanente y que se la considera como «parte del pueblo» y la relación proletariado burguesía ocupa contradicción no antagónica, esquema que también se mantiene intacto en la etapa de construcción del socialismo. Se alude que debido a las condiciones de China existe la «posibilidad del tránsito pacífico de la burguesía al socialismo». Se propone para transitar al socialismo la no expropiación de la burguesía nacional, sino el respeto a su propiedad y su promoción o su inclusión como rentistas en empresas mixtas, lo que avivara la nueva y la vieja burguesía nacional. Se apuesta por una teoría que afirma que «las clases explotadoras persisten como clase en el socialismo» para justificar el trato a la burguesía, todo ello quedó sancionado en el VIIIº Congreso del Partido Comunista de China (PCCh) de 1956. (...)  La permisión del multipartidismo y la «coexistencia y supervisión mutua» del resto de partidos con el partido comunista se alude también a las condiciones especiales de China. Se producen tras la muerte de Stalin purgas bajo falsos cargos del marxista-leninista Kao Kang y sus allegados debido a las críticas por los métodos bujarinistas de trato a la burguesía nacional. Se consolida una concepción filosófica opuesta a la dialéctica materialista y su desarrollo progresivo en forma de espiral, se propone un desarrollo en forma cíclica premarxista. Se produce la campaña de las «cien flores y cien escuelas de pensamiento» que otorgaban el derecho de expresión política y cultural de la burguesía y pequeña burguesía bajo la excusa de que como parte del pueblo deben expresarse y resolver los conflictos sin métodos coercitivos. En lo económico bajo la teoría de «caminar sobre dos piernas», modelo que promueve mayor inversiones a la agricultura igualándolas a las de la industria se rompe con el modelo marxista-leninista, finalmente se expone a la agricultura como base de la economía, llevándose la mayoría de inversiones, imposibilitando así la industrialización del país. Se producen unas reformas salariales que aumentan la diferenciación salarial y de clase. Las reformas económicas descentralizadoras con la ley del valor como eje central; Se produce el fracaso y la crisis alimentaria causada por la campaña del Gran Salto Adelante de Mao, que es obligado a renunciar y ser sustituido por Liu Shao-chi como líder visible del partido. La idea de que «el campo debe cercar a la ciudad» se amplía al esquema mundial, de «los países subdesarrollados a los desarrollados». En esta etapa no existe una celebración regular de plenos ni congresos, etc. (...) La política exterior se caracteriza por la aceptación de las reformas políticas y económicas tomadas a toda prisa tras la muerte de Stalin en marzo de 1953 en la Unión Soviética, que sirven de inspiración. La rehabilitación de Tito y el revisionismo yugoslavo es impulsada por Jruschov en 1954 y es saludada por China, quién reconoce su adhesión formal a la denuncia de 1948. Se apoya y participación en la estafa neocolonial del Movimiento de los Países No Alineados en 1955. Se celebran y adoptan las tesis y resoluciones del XXº Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética de 1956 para el congreso de ese mismo año. La posición china en la Conferencia de Moscú de 1957 es a favor del reciente golpe de Jruschov contra los elementos antijruschovistas. Primeras divergencias con los revisionistas soviéticos debido a las cuestiones de la bomba atómica, territorios, etc. Se crea la teoría china de crear el «frente antiimperialista» junto al revisionismo soviético. China boicotea la denuncia del revisionismo soviético con la constante postura de «intentar hacer cesar la polémica» contra los revisionistas soviéticos. El viaje en 1964 de Chou En-lai a Moscú como intento de reconciliación de los líderes chinos con el revisionismo soviético tras la caída de Jruschov albergando ilusiones sobre Brézhnev. Albania denuncia en 1964 la cuestión de basar la lucha de China contra el revisionismo soviético en meras reivindicaciones territoriales y azuzar a otros revisionismos a lo mismo». (Equipo de Bitácora (M-L); Las luchas de los marxista-leninistas contra el maoísmo: el caballo de Troya del revisionismo durante los 60 y 70 en el movimiento marxista-leninista, 1 de noviembre de 2016)

En una tercera etapa (1966-1970):

«El inicio de la Gran Revolución Cultural Proletaria o simplemente Revolución Cultural, la cual es dirigida por Mao Zedong, este es el inicio de una lucha de Mao por recuperar el poder perdido. (...) Se produce una exaltación del culto a Mao Zedong que culmina con la creación del Libro Rojo de Mao, una recopilación de citas arregladas por Lin Piao para reforzar la idea un Mao combativo, multifacético, sabio e incluso poético. Se rechaza toda regla del centralismo democrático que hace operar con normalidad a un partido, en un esquema anarquista se anima a las masas a poner en duda a los miembros del partido y «liberarse solas» de la cultura precedente, ahora abiertamente es el mesianismo dirigente centrando en Mao quién dirige el partido. (...) Se produce en condiciones misteriosas la defenestración de Chen Boda y la muerte de Lin Piao alrededor de 1970 y el inicio de una política abiertamente pro estadounidense retomando la senda de los años 40. En la política exterior China se caracteriza por un aislamiento absoluto, apenas recibe delegaciones de ningún lado. Sus relaciones con otros partidos se basan en el reconocimiento de cualquier grupo como marxista-leninista siempre que sea adepto a la Revolución Cultural, de lo contrario no le interesa promocionar a ese grupo ni financiarlo. La tendencia de hacer concesiones y hablar bien de los regímenes capitalistas-revisionistas como Rumanía que tuvieran algunas contradicciones con el socialimperialismo soviético se agudiza con los choques fronterizos de 1968 y 1969. En la propaganda el culto a Mao y las expresiones y teorías tercermundistas en las publicaciones oficiales es la tónica común». (Equipo de Bitácora (M-L); Las luchas de los marxista-leninistas contra el maoísmo: el caballo de Troya del revisionismo durante los 60 y 70 en el movimiento marxista-leninista, 1 de noviembre de 2016)

En la cuarta etapa (1970-1976):

«En medio de esto se da la celebración del Xº Congreso del PCCh de 1973 donde se glorifica la Revolución Cultural, se esconden la gran cantidad de métodos y actos antimarxistas producidos durante ella y se pasa por alto por otras políticas antimarxistas que no han cambiado nada, se incita a los pueblos a llevar una política basada en el tercermundismo donde se incluye a China, para captar la simpatía de estos países y tenderles un puente para su próxima política socialimperialista. En lo económico se llega a la oficialización de las tesis económicas revisionistas del maoísmo recogidas en el Manual de economía de Shanghái de 1974. Chou En-lai anuncia la política de las «cuatro modernizaciones», abierta tendencia a convertir a China en una gran superpotencia socialimperialista apoyándose en los Estados Unidos en sus créditos, armas, comercio y tecnologías. (...) En la política exterior se rechaza asistir al VIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania (PTA) de 1971 debido a la crítica albanesa de la política exterior china. Ocurre la visita de Nixon a China en 1972 y el Comunicado sino-estadounidense donde se firma toda una serie de frases que embellecen y apoyan la política imperialismo estadounidense. La anunciación oficial de la «teoría de los tres mundos» en 1974 en el Congreso de la ONU, en un discurso pronunciado por Deng Xiaoping a petición de Mao Zedong. Se dice que existe el «primer mundo» con Estados Unidos y la Unión Soviética, en el «segundo mundo» con los países desarrollados aliados de éstos, y el «tercer mundo» con el resto de países subdesarrollados, finalmente se crea el esquema de un frente común de los Estados Unidos, el «segundo mundo» y el «tercer mundo» contra la Unión Soviética. De ahí se deriva la idea de que el «tercer mundo» es la «fuerza motriz de la humanidad». La teoría de que el imperialismo estadounidense «está en decadencia y solo desea el status quo» y que «el socialimperialismo soviético era la superpotencia más agresiva». El reconocimiento e incluso apoyo a países fascistas pro estadounidenses como el de Franco, Pinochet, Mobutu, Marcos o el Sha de Persia. El aumento del apoyo económico-militar a regímenes capitalistas-revisionistas con contradicciones con los soviéticos y tendencias pro estadounidenses como Tito en Yugoslavia o Ceaușescu en Rumanía. El aumento del apoyo a partidos revisionistas con divergencias con los revisionistas soviéticos, como el PCE de Carrillo, o el PCE de Berlinguer. El apoyo a países y líderes del «segundo mundo» como Francia. El apoyo a los movimientos pro estadounidenses del «tercer mundo» como el FNLA en Angola. La defensa abierta de la Comunidad Económica Europea (CCE) y la OTAN. Se sabotea de las relaciones económicas con Albania debido a la no aceptación de la política exterior china de los «tres mundos». La negativa china a ayudar o celebrar reuniones multilaterales con los partidos marxista-leninistas para debatir las divergencias se agudiza mientras se ayuda cada vez más abiertamente a los gobiernos reaccionarios y los partidos revisionistas locales de cada país creando un hondo descontento entre los revolucionarios. El lanzamiento en 1977 por Hua Kuo-feng del V Tomo de Obras Escogidas de Mao Zedong, que cubren el periodo de 1949-1957, retocadas pero que muestran perfectamente el carácter antimarxista del maoísmo. El lanzamiento en 1977 por Hua Kuo-feng del V Tomo de Obras Escogidas de Mao Zedong, que cubren el periodo de 1949-1957, retocadas pero que muestran perfectamente el carácter antimarxista del maoísmo». (Equipo de Bitácora (M-L); Las luchas de los marxista-leninistas contra el maoísmo: el caballo de Troya del revisionismo durante los 60 y 70 en el movimiento marxista-leninista, 1 de noviembre de 2016)

Este resumen de los sucesos y teorías fundamentales es más que suficiente para ilustrar la política maoísta de la época de Mao y de la que luego serían sus sucesores como Hua Kuo-feng y Deng Xiaoping. No nos extenderemos más, pues existen documentos al respecto en la colección online de Bitácora (M-L) que explican la evolución de la economía china en detalle como es el caso de la obra de Rafael Martínez; «Sobre el manual de economía política de Shanghái» de 2006.

Pasemos pues a desmontar las afirmaciones de Sutherland sobre China.

¿Cuál es la posición de los monopolios chinos comparado con el resto de monopolios de otras potencias imperialistas? ¿Más allá de sus propios flujos y reflujos en la economía en estos últimos años, que ha supuesto para China la última crisis general del sistema capitalista mundial en comparación con sus competidores?

«El primer año completo desde el inicio de la crisis económica ha reforzado de forma evidente el rápido ascenso del imperialismo chino, tanto en términos de nombre de sociedades como en término de clasificación de estas sociedades. No menos de 9 monopolios chinos han entrado en el ranking de 2009, lo que permite que China ocupe el tercer lugar por detrás de Estados Unidos y Japón. Mientras que en 2008 China solo tenía una empresa en el top 10 en novena posición, ahora tiene tres monopolios en 2009, donde la mejor ocupa el séptimo lugar». (Vincent Gouysse; El despertar del dragón, 2012)

Ello muestra que el proceso de monopolización en China es claro. El proceso de consolidación de sus empresas en el mercado internacional frente al resto de empresas extranjeras es otro rasgo indiscutible. Las diversas características propias de la economía china han colocado a China en una posición ventajosa frente a sus competidores imperialistas, y sin duda ha reavivado una fuerte lucha interimperialista:

«El imperialismo chino, diversificando su producción, rebasando las filas mercantes de las altas tecnologías,  elimina a sus competidores más poderosos en un número creciente de dominios. Con la búsqueda de nuevas fuentes de materias primas, la conquista de nuevos mercados de exportación de sus bienes y de capital, el imperialismo chino agrava las rivalidades interimperialistas a escala internacional. Al restringir aún más la proporción de las viejas potencias imperialistas en la economía mundial, al mantener una presión extremadamente fuerte sobre el mercado internacional en la venta de fuerza de trabajo humano y de materias primas, el imperialismo chino incita a sus competidores imperialistas a acciones cada vez más aventureras y arriesgadas en los países dependientes». (Vincent Gouysse; Imperialismo y antiimperialismo, 2007)

Las crisis político-económicas en Grecia, Gran Bretaña, Brasil o las guerras e intervenciones militares directas e indirectas del imperialismo en Libia, Mali, Siria, Ucrania, no son solamente consecuencias de la crisis general del capitalismo o de la decadencia de algunos de los países imperialistas en particular, sino también de la presencia de su competidor más dinámico y fuerte: China, que marca una presión cada vez mayor para sus competidores, lo que no puede dejar de provocar que el resto de imperialismos se esfuercen por conservar sus zonas de influencia o buscar recobrar algunas de las perdidas por la entrada arrolladora del gran dragón asiático.

¿Cuál es la influencia económica de China en América Latina? ¿Cuál es el nivel de Inversión Extranjera Directa de China en el mundo?

«En 2015, China invirtió $ 4,6 mil millones de dólares en nuevos proyectos de IED –inversión extranjera directa de tipo greenfield o IED greenfield– y $49,9 millones de dólares en fusiones y adquisiciones (F&A) en ALC. China es ahora la segunda fuente más grande de proyectos IED greenfield detrás de los Estados Unidos, y la tercera fuente principal de IED a través de fusiones y adquisiciones por detrás de los Estados Unidos y España. En cada tipo de IED, la inversión china está más fuertemente inclinada hacia los sectores primarios que cualquier otra inversión. (...) Entre fusiones y adquisiciones, aproximadamente tres cuartas partes de inversión china en los últimos cinco años se concentró en la extracción: petróleo, gas natural y minería. Esto se contrasta fuertemente con otras inversiones de manera F&A en ALC, casi las tres cuartas partes que han sido canalizadas hacia los servicios». (Boston University; Boletín Económico China-América Latina, 2016)

¿Y qué ocurre económicamente en Latinoamérica con el capital que China exporta? Si miramos las cifras del comercio y deuda establecida entre Bolivia y China, los datos son realmente incontestables:

«Los referentes numéricos revelan que nuestro principal proveedor entre enero y agosto del presente año fue China que nos abasteció con el 19 por ciento de los productos que consume el país, mientras Brasil lo hizo con el 18%, Estados Unidos con el 10%, Argentina con el 9% y Perú con el 1%. Se agrega que la importación de artículos chinos seguirá subiendo, a la par que sube la deuda externa con ese país oriental, en especial con el anunciado crédito de 7 mil millones de dólares que hará subir la deuda externa boliviana a cerca de 20 mil millones de dólares De otro lado, Bolivia ya tiene con China un elevado déficit comercial, pues entre enero y marzo pasados le compramos US$ 770 millones por importación de plásticos, textiles, zapatos y otros fungibles, mientras Bolivia le vendió solo US$ 275 millones en materias primas. Finalmente, haciendo referencia a las cifras principales, se debe agregar que en los últimos diez años, se importó de ese imperio más de US$ 10 mil millones, lo cual confirma el grado de dependencia económica que ahora tiene Bolivia con el imperio chino». (El Diario; El imperialismo chino en Bolivia, 2 de octubre de 2016)

Esto demuestra dos cosas. Primero, estos datos revelan que es falso como decía en la VIIº Cumbre de las Américas de 2015 el Presidente de Bolivia Evo Morales, que él fuera un hombre de «pensamiento antiimperialista, un pensamiento anticapitalista». Y segundo, evidencia que Bolivia no solo es capitalista, sino que tampoco es antiimperialista porque actualmente es una neocolonia del socialimperialismo chino. Estas cifras sirven tanto para desenmascarar a los apologistas del socialimperialismo chino como para los seguidores del falso antiimperialismo del «socialismo del siglo XXI». Véase nuestro documento: «Algunas reflexiones sobre los discursos en la VII Cumbre de las Américas» de 2016.

Para entender las dimensiones de la economía China, actualmente es el principal socio comercial y el principiar foco emisor de inversiones extranjeras de muchos países latinoamericanos:

«América Latina y el Caribe es la segunda zona que más recibe Inversión Extranjera Directa (IED) desde China con un 14% del total, luego de Asia, según los datos presentados por Uruguay XXI durante la Cumbre [China-Latinoamérica y el Caribe]. Según un informe del Foro Económico Mundial, China es el principal socio comercial de Argentina, Brasil, Chile, Perú y Uruguay, y el segundo de México». (El observador; Arremetida china en América Latina: ¿en qué países y sectores está invirtiendo más?, 7 de marzo de 2018)

Es bastante gracioso ver desde los ideólogos tercermundistas hasta los ideólogos derechistas en el poder como santifican las relaciones del socialimperialismo chino con los países latinoamericanos, cuando ni siquiera los propios empresarios chinos se cortan un pelo sobre porque invierten o compran en esos países.

Por comentar una anécdota: recientemente se ha hecho viral el video de cómo un jefe de la empresa china empujaba a una trabajadora mexicana, lo que ejemplifica muy bien que los socialimperialistas chinos no vienen a estos países a hacer amigos, ni a ayudar a ninguna revolución, sino a sacar beneficios por medio del sudor de los trabajadores indígenas, y no escatiman en golpes, amenazas verbales o sobornos de sindicatos y gobiernos para manejar a su antojo y obtener lo que busca.

Enver Hoxha, en muchas de sus reflexiones sobre la dirección revisionista del gobierno chino, ya explicó que toda su especial demagogia con los países del llamado «tercer mundo», no estaba destinado a otro fin que no fuera poder infiltrarse mejor en ellos para aprovecharse de sus recursos, para ello necesitaría de voceros dentro y fuera de China:

«El grupo que impera actualmente en China hace mucho hincapié en el «tercer mundo», en el cual incluye a la propia China, y esto no ocasionalmente y sin intención. El «tercer mundo» de los revisionistas chinos tiene un objetivo político bastante determinado. Forma parte de la estrategia que tiende a convertir China lo antes y lo más aceleradamente posible en una superpotencia. (...) China ha lanzado esta consigna demagógica y carente de contenido teórico con la esperanza de valerse de ella para lograr sus fines hegemonistas. Al principio pretende establecer su dominación en el llamado «tercer mundo» y luego manejar este «mundo» en función de sus intereses imperialistas. Por el momento, China trata de disimular esto con su reputación de país socialista. Especula con el hecho de que un país socialista no puede sustentar puntos de vista esclavizadores, ni tener a los demás agarrados por las narices, chantajearlos, combatirlos, oprimirlos y explotarlos.  (...) Para penetrar en el «tercer mundo»; para hacerse con los mercados, se necesitan capitales. Las clases dominantes, que detentan el poder en los países del «tercer mundo», reclaman inversiones, reclaman créditos y «ayudas». Pues bien, China no está en condiciones de ofrecerles «ayudas» en grandes cantidades, porque no cuenta con potencial económico suficiente. Precisamente ahora intenta crear este potencial con la ayuda del imperialismo estadounidense. En tales condiciones, la burguesía que ejerce su dominio en los países del «tercer mundo» tiene claro que por el momento no puede beneficiarse mucho de China ni desde el punto de vista económico y tecnológico, ni desde el punto de vista militar. Puede obtener mayores beneficios del imperialismo estadounidense y del socialimperialismo soviético, que poseen un gran potencial económico, técnico y militar. No obstante, China, al igual que todo país que tiene objetivos imperialistas, pugna, y pugnará aún más, por apoderarse de mercados extranjeros; se esfuerza, y se esforzará aún más, por extender su influencia y su dominación. Ahora estos planes ya son evidentes. Está creando sus propios bancos, no sólo en Hong Kong, donde los tiene desde hace tiempo, sino también en Europa y otros lugares. En especial, intentará crear bancos en los países del «tercer mundo» y exportar capitales hacia ellos. En este terreno, hoy por hoy, hace muy poco. La «ayuda» de China consiste en la construcción de alguna fábrica de cemento, de algún ferrocarril o de algún hospital, porque sus posibilidades no dan para más. Sólo cuando las inversiones estadounidenses, japonesas, etc., en China comiencen a dar los frutos deseados por ella, es decir, cuando se desarrolle la economía, el comercio y la técnica militar, China estará capacitada para emprender una verdadera expansión económica y militar en vasta escala. Pero, para lograr esto se necesita tiempo». (Enver Hoxha; El imperialismo y la revolución, 1978)

Más de treinta años después, cuando China ha ocupado un lugar entre las potencias imperialistas; ¿cuál es su peso en cuanto a comercio exterior e inversión extranjera en un continente como África conocido por las disputas entre las potencias imperialistas? Solo hay que mirar los negocios de China y sus empresas con los gobiernos de Camerún, Etiopia, Egipto, Congo, Senegal:

«Durante el periodo de 2000-2009, el volumen del comercio bilateral sino-africano aumento de 10,6 a 91,1 millones de dólares. En 2009, China representaba el 10% del volumen del comercio exterior de África. China se convirtió en el primer socio comercial de África. Para el primer semestre de 2010, el volumen del comercio bilateral sino-africano alcanzó los 61,2 millones de dólares y de no cambiar alcanzará la marca de 100 millones de dólares este año. Las inversiones no son menos. Durante el periodo de 2003-2008, el fijo de Inversión Extranjera Directa de China en África pasó de 0,5 a 7,8 millones de dólares. Hoy en día, más de 1.600 empresas chinas hacen negocios en el continente africano». (Vincent Gouysse; El despertar del dragón, 2012)

Nótese la importancia del peso económico de China en África, un continente conocido por albergar países productores de materias primas y receptores históricamente de los créditos e inversiones de los imperialismos. ¡¿Y todavía puede existir gente que no ve el carácter del socialimperialismo chino?! ¿No es esto una confirmación de las advertencias de Enver Hoxha sobre que la táctica y pose del «no alineamiento» y el «tercermundismo» de los revisionistas chinos era solo una estratagema para penetrar más fácilmente en los países subdesarrollados y consagrarse como potencia socialimperialista a nivel mundial?

¿Qué decir de los aliados «revolucionarios» de China?

Hace poco salió a las noticias de todos los medios el derrocamiento de Mugabe por el propio ejército –lamentablemente la vieja historia de los países africanos y los putschs–, así se ha dispuesto al viejo reaccionario amigo de China, pero no ha acabado en manos mucho mejores, rápido han salido unos y otros a hablar que los intereses chinos no están en peligro. ¿Cuál es el papel de China en Zimbabue mismo?:

«China es el cuarto socio comercial más grande de Zimbabue y su mayor fuente de inversión, con participaciones valoradas en miles de millones de libras en todo, desde la agricultura hasta la construcción. Zimbabue es el socio dependiente, ya que China proporciona el mayor mercado para sus exportaciones y un apoyo muy necesario para su frágil economía. (...) En 2016 el comercio entre los dos países ascendió a $ 1.1bn (£ 0.8bn), con China el mayor comprador de tabaco de Zimbabue y también la importación de algodón y diversos minerales. (...) El compromiso militar de China también se profundizó durante la era de Zimbabue «Mira hacia el Este». Se realizaron importantes compras, incluidos los aviones a reacción Hongdu JL-8, aviones de combate JF-17 Thunder, vehículos, radares y armas.». (BBC News; ¿Cuál es el alcance de la influencia de China en Zimbabue?, 20 de noviembre de 2017)

Queda bastante claro que China ha apoyado desde la época de Mao y sigue apoyando a cualquier camarilla reaccionaria si «le baila el agua» en lo político y económico:

«Pero detrás del reflejo de una imagen de perfección y armonía, como pudo suceder en la cumbre de Beijing de 2006 o en la de Sharm el Sheikh en 2009, se halla el consentimiento silencioso a la participación y presencia de líderes y presidentes corruptos y sanguinarios como puede ser el de los presidentes de Zimbabue, Robert Mugabe y de Sudán, Omar al-Bashir. Precisamente en la cumbre de 2006 China concentraba grandes esfuerzos para alcanzar una posición relevante en la industria petrolífera de Angola, hasta entonces dominada por EEUU, y por conquistar las exportaciones de petróleo de Guinea Bissau antes del cierre de acuerdos con países occidentales. La carrera por los recursos naturales africanos continúa, liderada por China». (María Ángeles Muñoz; La sombra china en África, 14 de junio de 2010)

Esto nos debe de quedar claro, pero si alguno duda de las compañías de los revisionistas chinos, solo hay que ver que desde que Mao reanudara las relaciones diplomáticas con España en 1973, los nexos del Partido Comunista de China en España se han establecido de forma cordial con los diversos gobiernos españoles, pero son conocidas muy especialmente sus relaciones interpartido con el Partido Popular, precisamente el partido fundado por Fraga, un ex ministro de Franco, eso ya lo expusimos en nuestro documento «Los vínculos del Partido Comunista de China con los recientes gobiernos españoles» de 2014, pero dejemos solo una muesca:

«La secretaria general del Partido Popular, María Dolores Cospedal, ha firmado esta mañana en la localidad china de Suzhou el Memorándum de entendimiento, intercambio y cooperación entre el Partido Popular de España y el Partido Comunista de China con Wang Jiarui, vicepresidente de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino y ministro del Departamento Internacional del PCCh. Según consta en el propio texto del acuerdo, la rúbrica «marca el inicio oficial del diálogo entre los dos partidos». (Partido Popular; Cospedal firma «el inicio del diálogo oficial» entre el PP y el Partido Comunista Chino, 2013)

Traducido al lenguaje popular, aunque el partido revisionista chino a veces hable de impulsar la lucha de los pueblos contra las injusticias y los gobiernos opresores, en la práctica no le importa arrejuntarse con uno de los partidos burgueses más podridos de toda Europa, un partido conocido mundialmente por sus casos de corrupción, por vaciar el contenido de libertades básicas y derechos laborales, por mantener una política chovinista que niega el derecho de autodeterminación mientras por otro lado una y otra vez veta toda propuesta de ley que signifique poner en marcha investigaciones y posibles condenas contra el franquismo como es el Partido Popular. Por algo será que se entienden tan bien ambos partidos.

¿Qué decir de China y su política medioambiental?

El socialimperialismo chino no solo ha demostrado maniatar y explotar económicamente los recursos de terceros países:

«Ecuador es un caso extremo de dependencia con China. Ecuador tiene comprometidos –bajo la forma de ventas anticipadas– más de 500 millones de barriles de petróleo a China a entregarse hasta 2024, que los debe conceder a cambio de recursos financieros que el gigante asiático ha desembolsado al país. Para colmo, China no se registra como compradora oficial del petróleo ecuatoriano sino que lo revende a Estados Unidos y otros países, creándose la argucia contable de que, oficialmente, China absorba menos del 5% de exportaciones ecuatorianas. A nivel de importaciones, la dependencia con China es más clara, llegando a casi el 20% del total. Pero lo más dramático es que China –en un proceso iniciado en 2012– devino en el principal acreedor de este pequeño país andino: más de 8 mil millones de dólares de deuda, el 30% del total de deuda externa; así como las ya mencionadas ventas anticipadas de petróleo que ni siquiera son registradas como deuda por las estadísticas oficiales.  A diferencia de EEUU que ejercía su dominación vía Consenso de Washington, China no busca conseguir el repago de sus créditos imponiendo medidas de austeridad económica, sino asegurándose el acceso a petróleo, minerales, y también pesca. Además, opera controlando que los recursos que presta se destinen a la contratación de empresas chinas, al punto que, muchas veces, los empréstitos nunca salen del gigante asiático». (El Diario.es; El asedio de China a las Islas Galápagos, 17 de septiembre de 2017)

La voracidad de China llega al punto de ser el imperialismo mundial que más daña el medioambiente. Tanto en su famosa política de contaminación ambiental –que incluye saltarse los acuerdos internacionales–:

«Los accidentes graves suelen atraer la atención de los medios de comunicación y aparecen reflejados en las noticias internacionales. Sin embargo, los graves problemas de contaminación que afectan a gran parte del territorio de este país son debidos a las actividades agrarias, industriales y urbanas cotidianas. Ellas son las principales responsables de que el 84% de los puntos de control de vertidos en ríos y lagos de China tengan niveles de contaminación superiores a los permitidos, de que más de 300 millones de personas no tengan acceso a agua corriente de calidad, o de que un tercio del territorio de China esté afectado por problemas de contaminación de SO2 y lluvia ácida. A finales de los 90, las grandes ciudades de China estaban entre las más contaminadas del planeta, lo que ha constituido la causa de graves problemas de salud. Algunos de estos problemas comienzan a trascender el territorio de China, manifestándose a escala global. Un caso recientemente estudiado es el aumento de las emisiones de NOx, relacionadas, junto con las de CO2 y SO2, con el creciente aumento del consumo de energía para la industria y el transporte, y que se extienden más allá del territorio de China, afectando a las dos Coreas y a Japón». (Ecologistas en acción; China y el medio ambiente global, 2006)

Como en materia de pesca, haciéndose famoso por la pesca ilegal como ha ocurrido recientemente con el escándalo del barco pesquero en las Islas Galápagos de Ecuador:

«La noche del 3 de agosto pasado se capturó el barco pesquero Fu Yuan Yu Leng 999. En el interior de esta embarcación estaban embodegadas 300 toneladas de pesca, fundamentalmente tiburones: más de seis mil ejemplares, adultos y neonatos, de tiburones Zorr, Silky y del protegido –y espectacular– tiburón martillo. En sacos de yute se hallaron también aletas de tiburón, obtenidas presuntamente por la abominable práctica conocida como «finning»: una vez capturado el tiburón, se corta su aleta en vivo y se devuelve el animal al mar, donde morirá. Cada año 73 millones de tiburones mueren para que 73 millones de aletas, a más de 500 dólares el kilo, lleguen al mercado mundial. China es el principal consumidor, debido al famoso plato de sopa de aleta de tiburón –reservado a un estatus económico muy alto– que puede llegar a costar 150 dólares. (....) Una gran flota pesquera china de unos 300 barcos estaría navegando en faenas de pesca alrededor de las Galápagos, agregando nuevas amenazas a esta maravilla de la naturaleza, (…) Con la mayor población del planeta, China demanda 46% de todos los minerales extraídos en la Tierra. En tres años –2011, 2012, 2013– ha empleado 1,5 veces más cemento que lo utilizado por EEUU en todo el siglo XX». (El Diario.es; El asedio de China a las Islas Galápagos, 17 de septiembre de 2017)

Al autor de uno de estos artículos no le falta razón cuando dice que:

«Así como en su momento la lucha contra el imperialismo norteamericano fue clave, hoy también lo es la lucha contra el imperialismo chino. Dentro de esa lucha, urge detener la depredación ambiental, tanto por soberanía como por la propia supervivencia humana. Un pequeño paso en ese sentido sería ampliar y garantizar la zona de exclusión para la pesca, englobando a Ecuador –y las Galápagos–, Panamá, Colombia y Costa Rica. Pero, hay que profundizar en el debate pues ante este reciente y preocupante expolio del imperialismo chino, urge que las normativas nacionales e internacionales que regulan la pesca de nuestros mares –como la CONVEMAR, Convención de las Naciones Unidas para el Mar–, prioricen la soberanía alimentaria, dando absoluto énfasis a una pesca local artesanal, sostenible y orientada a la alimentación popular y local. Lo que no entre en estos puntos debe vetarse, en cualquier milla marítima. En Galápagos, lugar que nos ha enseñado tanto sobre la evolución y la complejidad de la vida, se hace evidente que vivimos en el Capitaloceno, como ya utilizan muchos pensadores, una era o época geológica donde un sistema económico desesperado por movilizar mercancías lo más rápido posible a cualquier distancia a fin de generar y acumular dividendos, está acabando con tiburones, abejas, gorriones, rinocerontes, paisajes y medios de vida. Está exterminando la Vida» (El Diario.es; El asedio de China a las Islas Galápagos, 17 de septiembre de 2017)

¿Es verdad eso que dicen sus defensores, que China no es una potencia que haya sido agresiva? ¿Qué no busca la expansión de sus ejércitos por el mundo?

Nuestro amigo revisionista, el señor Sutherland, en su osada ignorancia dice que «China no se mete en asuntos internacionales», que no ejerce un papel agresivo en su política exterior. La invasión del Tíbet en 1950, la guerra sino-india de 1962 por reivindicaciones territoriales, las propias reivindicaciones territoriales de Mao Zedong sobre Mongolia exterior cargando la culpa una vez  más a Stalin, el apoyo a guerrillas pro estadunidenses como el UNITA en Angola, los créditos dados a Pinochet en 1974, el apoyo político-económico a los maoístas camboyanos, los «Jemeres Rojos», tanto durante su mandato como después junto con la CIA para contrarrestar la influencia del Vietnam favorable al socialimperialismo soviético. Las entrevistas entre Mao Zedong y Kissinger preguntando sobre la ayuda estadounidense en caso de una próxima guerra con la Unión Soviética. Sin olvidar los comentarios belicistas de los líderes chinos durante la década de los 70 clamando por una guerra de Europa y Estados Unidos contra la Unión Soviética sin sonrojo alguno. Las advertencias a los países de la OTAN para reforzarse militarmente e integrar a España y Portugal en la Comunidad Económica Europea de cara a la ya mencionada guerra contra la Unión Soviética en Europa. La intervención china de Vietnam en 1979, guerra que fue calificada por el líder revisionista chino Deng Xiaoping simplemente como una «guerra de castigo» contra los vietnamitas por haber derribado a su socio Polt Pot en Camboya. Podríamos continuar con los ejemplos pero lo estimamos innecesario dados los ya mencionados; es un hecho pues que la historia nos demuestra sin lugar a duda que la China revisionista no ha sido precisamente un país pacífico no injerencia sino todo lo contrario.

Se ve que aparte de no conocer sobre la historia de China Sutherland tampoco se molesta en consultar las noticias que nos llegan desde Asia o de África. Bien, quizás si preguntáramos a los vecinos de China no estuvieran tan de acuerdo con la opinión del revisionista venezolano:

«Desde hace décadas, el Mar de la China Meridional ha sido el escenario de varias disputas territoriales, algunas de ellas solapadas, entre China y los Gobiernos de Vietnam, Filipinas, Malasia, Brunei y Taiwán. Pese al insignificante tamaño de muchos de los islotes y arrecifes reclamados, la zona cuenta con abundantes recursos pesqueros y alberga una de las principales rutas de transporte marítimo mundial. Además, se cree que el subsuelo marino contiene importantes yacimientos de petróleo y gas natural. Hasta hace poco, los distintos Estados implicados habían optado por mantener el statu quo del conflicto, pero durante los últimos años Pekín ha empezado a expandir su control de facto sobre el área, provocando pequeñas refriegas marítimas y tensiones diplomáticas con los países vecinos. «El patrón de presencia constante y presión utilizado por China, y su evidente determinación, hacen que el país pueda convertir lentamente su control sobre el Mar de la China Meridional en un hecho consumado», comenta White. (...) El año pasado, una plataforma petrolífera china empezó a operar en aguas disputadas con Vietnam y, poco después, distintos botes pesqueros y de los guardacostas de ambos Estados colisionaron en alta mar, hasta que una nave vietnamita naufragó. Hanoi tildó el acto de «agresión», y la población del país salió a la calle para protestar contra China. Debido a los disturbios, el gigante asiático tuvo que evacuar a más de 3.000 de sus ciudadanos de Vietnam, y se quemaron distintas fábricas extranjeras, muchas de ellas de compañías taiwanesas. Finalmente, durante una visita oficial del primer ministro chino, Li Keqiang, en octubre de 2014, ambos países prometieron «resolver y controlar las disputas marítimas». Por otra parte, Filipinas decidió en 2013 llevar el conflicto al Tribunal Permanente de Arbitraje de La Haya, alegando que las aspiraciones territoriales chinas violan la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar. China, que siempre ha defendido la resolución de la disputa a través de negociaciones bilaterales, se ha negado a participar en el proceso judicial, afirmando que el caso no forma parte de la jurisdicción de la corte». (El Confidencial; Pekín acelera la construcción de islas artificiales para controlar el Mar de la China, 23 de febrero de 2015)

Los conflictos territoriales con India, otra potencia regional y nuclear como China, tampoco han censado pese a la guerra fronteriza de 1962:

«El hecho de que esté sucediendo en una de las regiones más remotas del mundo, en las cumbres del Himalaya, lejos de fotógrafos y televisiones, explica que apenas se haya hablado de ello: el pasado 16 de junio, un centenar de soldados del Ejército Popular de Liberación chino llegaron con excavadoras a la llamada Planicie de Doklam –o Donglang, según China–, un área fronteriza entre el Tíbet, el Estado indio de Sikkim y el reino de Bután. Su intención era modernizar y extender una carretera ya existente, expandiéndola hacia el interior del valle. Casi inmediatamente, una compañía de soldados indios cruzó la frontera y formó una cadena humana para impedir las obras, instando a los chinos a «desistir de cambiar el status quo». Desde entonces, el conflicto ha ido sufriendo altibajos, combinando los esfuerzos diplomáticos para reducir la tensión con la acumulación de topas de ambos países y una retórica bastante incendiaria en algunos momentos. Nadie quiere la guerra. Pero ninguno de los dos países parece dispuesto a ceder públicamente. En el origen de este desencuentro está la percepción radicalmente distinta sobre el estatus de Doklam: mientras India lo considera territorio de Bután, China nunca ha reconocido la soberanía butanesa sobre el área. Bután es un pacífico Estado de apenas un millón de habitantes que depende totalmente del ejército indio para su defensa, de modo que Nueva Delhi se ha sentido justificada para penetrar en Doklam y plantarle cara a Pekín. Aunque eso signifique entrar en otro país. «China argumenta que tiene soberanía incuestionable sobre Doklam a partir del tratado de 1890 entre China y Gran Bretaña que delimita la frontera entre el Estado indio de Sikkim y el Tíbet, así como el punto fronterizo con Bután. Dado que tanto India como China han aceptado este tratado, India no tiene razones legítimas para cruzar la frontera, y por lo tanto sus acciones constituyen una 'invasión' de territorio chino», explican los académicos Sameer Lalwani, Yun Sun y Liv Dowling en un artículo en la revista 'Foreign Policy' titulado significativamente «¿Por cuánto tiempo pueden China y la India evitar la guerra en el Himalaya?». «India admite que sus tropas han cruzado una frontera internacional, pero a Bután, no a China. La injerencia india está justificada por el tratado de amistad con Bután de 2007, y en el interés de ambos países en detener los intentos de China de revisar el status quo», señalan. (…) China, de hecho, parece empeñada en mostrarse beligerante. Dos recientes artículos publicados en el diario Global Times, controlado por el Gobierno chino, han agitado aún más las aguas. «China no permitirá que la confrontación militar entre China e India en Doklam dure mucho tiempo, y podría haber una operación militar a pequeña escala para expulsar a las tropas indias antes de dos semanas», afirma Hu Zhiyong, investigador del Instituto de Relaciones Internacionales de la Academia de Ciencias Sociales de Shanghái, en uno de los artículos. Además, un editorial del diario publicado este sábado asegura que, de producirse una guerra, «su resultado es obvio». «El primer ministro indio Narendra Modi debería ser consciente de la aplastante logística y potencia de fuego del EPL. Las tropas fronterizas indias no son rivales para nuestras fuerzas de campo. Si se extiende una guerra, el EPL es perfectamente capaz de aniquilar a todas las tropas indias en la región fronteriza», asegura el editorial». (El Confidencial; ¿Van a ir a la guerra China y la India en el Himalaya?, 7 de agosto de 2017)

El lenguaje belicista y altanero que muestran los medios chinos demuestra muy bien el carácter «pacífico y solidario con los pueblos» que China ofrece y que tanto nos insisten sus defensores.

Una prueba de que la política exterior china ha versado en los últimos años en torno a valorar las posibles intervenciones militares en favor de sus intereses económicos, es la cuestión de la apertura de bases militares en territorios que están a miles de kilómetros de China. ¿Y por qué valoran abrir una base tan lejos de su país? Pues como todo país imperialista, para asegurarse que pueden defender sus intereses económicos en la región. Es el caso de la base militar china en Yibuti que alberga unos 100.000 soldados, algo bastante más que los 70.000 de la misma base estadounidense en el país africano:

«China y Yibuti están conversando para instalar en el país del Cuerno de África una base militar, la primera que construirá el gigante asiático en el extranjero, ha confirmado un diplomático chino. «El centro de logística» le permite a Pekín «cumplir mejor con sus obligaciones internacionales y promover la paz y la estabilidad en la región y el mundo», ha dicho este viernes el portavoz de la Cancillería china, Hong Lei». (Hispan TV; Primera base militar extranjera de China estará en Cuerno de África, 27 de noviembre de 2015)

Ahora la cuestión se ha enfocado en Afganistán.

«Recientemente, Doulat Vaziri, portavoz del Ministerio de Defensa de Afganistán, comunicó a la agencia Fergana que una nueva base militar de China será construida en Badakhxan. Por su parte, Pekín se comprometerá a asegurar los suministros de armas y equipamiento militar necesarios para los afganos». (Izvestia; ¿Para qué quiere China una base militar en Afganistán?, 22 de enero de 2018)

Casualmente, una vez más, la cuestión militar va aparejada a cuestiones económicas:

«China, Afganistán y Pakistán lanzaron hoy un mecanismo de cooperación conjunta para promover la pacificación afgana y el desarrollo económico conjunto de esa región de Asia, en la que Pekín quiere lograr la reconciliación y favorecer su presencia económica. Así, Pekín e Islamabad van a estudiar incluir a Afganistán en el Corredor Económico China-Pakistán, una iniciativa que reúne proyectos de infraestructuras y transporte valorados en unos 57.000 millones de dólares, dijo el ministro chino de Asuntos Exteriores, Wang Yi, en una rueda de prensa». (La Vanguardia; China, Afganistán y Pakistán lanzan mecanismo para promover paz y desarrollo, 26 de diciembre de 2017)

¿Cómo puede actualmente una nación como China dominada por los monopolistas e inversores multimillonarios, junto a sus dirigentes políticas revisionistas y chovinistas salvaguardar la paz y la estabilidad de la región? Como vemos la altivez de los revisionistas chinos es altísima. Pretenden a través de su rancio chovinismo declarar que la base permitirá a China cumplir mejor sus obligaciones como nación elegida para salvaguardar la paz y la estabilidad del mundo. ¡Como si China o cualquier otra nación tuviesen el derecho salomónico de representar a otros países y decidir los conflictos internacionales!

¿De dónde nace ese chovinismo en sus relaciones internacionales y ese espíritu de gran Estado destinado a gobernar?

Esto es un viejo delirio maoísta que ya se manifestó en el VIIº Congreso del Partido Comunista de China de 1945, donde Mao enunció que China junto a Estados Unidos, la Unión Soviética, Gran Bretaña y Francia ejercerían el papel de mediadores de terceros países. Y de hecho es el reclamo de todos los imperialismos para justificar su militarismo:

«Las tres grandes democracias de Gran Bretaña, Estados Unidos, y la Unión Soviética se mantienen unidos. Las disputas entre estas democracias han existido y pueden existir en el futuro, pero la unidad a largo plazo va a reinar. Esta condición decisiva, ha sido finalmente demostrada en la Conferencia de Crimea. (...) Estamos en una situación totalmente nueva. Los problemas internacionales deben ser resueltos por conferencias a cargo de las tres o cinco naciones principales: los problemas internos de las distintas naciones tendrán que resolverse sin excepción, de conformidad con los principios democráticos. (...) Tal es el nuevo aspecto del mundo. Pero el que no puede ver las posibilidades de ciertas vicisitudes transitorias o incluso graves en la historia, o no entiende la aún considerable fuerza de los reaccionarios aislacionistas, quienes odian ver la unidad, el progreso y la liberación en su propio pueblo y otros pueblos y que no les gusta el nuevo orden mundial dirigido conjuntamente por Gran Bretaña, Estados Unidos, la Unión Soviética Unión, Francia y China, incurrirá en un error político. Sin embargo, la tendencia general de la historia está fijada y no puede ser cambiada. El mundo tiene un nuevo aspecto». (Mao Zedong; La lucha por la nueva china; informe al VIIº Congreso del Partido Comunista de China, 1945)

Lo cierto es que este patrón fue seguido por los revisionistas chinos en confabulación con los revisionistas soviéticos cuando en la Conferencia de Ginebra de 1954 vendieron los destinos de Vietnam y Corea –en representación de éstos– a los imperialistas estadounidenses. Ese tipo de política, ese chovinismo de gran nación, rompe con la política marxista-leninista, y de la propia Unión Soviética de Lenin y Stalin, que tipificaba que cualquier país, fuera grande o pequeño, tiene igualdad de derechos, y es un deber internacionalista respetarlo, y no aceptar como la de que un gran país debe hablar bajo la presunta representación de los países menores:

«Muchos no creen que puedan existir relaciones de igualdad de derechos entre una nación grande y una nación pequeña. Pero nosotros, los ciudadanos soviéticos, consideramos que semejantes relaciones pueden y deben existir. Los ciudadanos soviéticos consideran que toda nación grande o pequeña –lo mismo da– tiene sus particularidades cualitativas, su carácter específico, que le pertenecen sólo a ella y que no tienen otras naciones. Esas particularidades representan la aportación de cada nación al tesoro común de la cultura mundial, completándola y enriqueciéndola. En ese sentido, todas las naciones –tanto las grandes como las pequeñas– se encuentran en situación igual y cada nación es equivalente a cualquier otra nación». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Discurso pronunciado en la cena en honor de la Delegación del Gobierno de Finlandia, 7 de abril de 1948) (Equipo de Bitácora (M-L); Las perlas antileninistas del economista burgués Manuel Shuterland; Una exposición de la vigencia de las tesis leninista sobre el imperialismo, 2018)

4 comentarios:

  1. Estimados camaradas, siempre he admirado su trabajo, pero esta vez se les ha escapado un error tremendo. La nota que citan del diario mexicano "El Deforma" es falsa, aquel es un diario digital de noticias falsas. Tengan más cuidado a la hora de recabar datos. Saludos.

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  2. "desde la concepción leninista, China es una potencia imperialista, acomete el imperialismo contra otros países"

    Jajajaj, ¿comorrrrr?

    Otro que confunde no-ser con ser.

    https://www.youtube.com/watch?v=aAp96MJmy5s

    Para Parménides de Elea la realidad es única; no tiene relación con ninguna película o canción que escuches, porque la misión de estas es sumirte en ilusiones dentro de las ilusiones que ya de antemano tienes.

    El humano genérico está siempre en la ilusión de que el NO-SER, es.

    Pero lo que es, es, independientemente de lo que el humano genérico crea o quiera dar por cierto.

    Por otro lado, solo existe un único ahora, que contiene todo instante habido y por haber, y que contiene tanto lo real como lo ilusorio.

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    ES CON LA NATURALEZA CON QUE DEBEMOS DEDICARNOS A INTERACTUAR INTELECTUALMENTE, NO ENTRE NOSOTROS UNOS CONTRA OTROS.

    La raíz última y primera de TODO el drama humano radica en esto, porque mientras el sujeto tiene pensamientos, ideas, procedentes de creencias de que el NO-SER es y/o que el SER no es, esto es, procedentes de falacia, de confusión, de aturdimiento, de delirio, de distorsión, sus comportamientos, roles, obras, acciones, conductas son, necesariamente, dañinas, tanto para sí como para el entorno y los congéneres.
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    1. ¿Lo que el filósofo idealista Parménides de Elea tiene que ver con el análisis materialista histórica de China?

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«¡Pedimos que se evite el insulto y el subjetivismo!»