lunes, 24 de septiembre de 2018

¿Cómo procesan las organizaciones revisionistas la crítica interna y externa? ¿Cómo influye en su militancia de base?


«Para Reconstrucción Comunista (RC) estos «debates» internos o externos no han sido nada productivos porque no tiene capacidad para sacar provecho de ellos. Si se producen en el seno de la organización, incluso los militantes de más bajo nivel ideológico pueden ver como los líderes se ponen nerviosos y demuestran un vago nivel de respuesta ante la crítica de las deficiencias. Así, cuando se encuentran contra las cuerdas, tratan de solucionar la cuestión descalificando a los sujetos críticos con epítetos monstruosos o con un golpe de mando, zanjando el tema aludiendo a que por «falta de tiempo» no se puede extender más el debate. En caso de insistir en el debate, estos elementos críticos, o acaban expulsados o ellos deciden marcharse, y poco tiempo después se hace circular la afirmación categórica de que eran «infiltrados» o «claudicadores». 

En los debates externos esto se hace mucho más común; ante la abrumadora falta de nivel para contraargumentar, algo de lo que es consciente Roberto y su camarilla, RC intenta defenderse de la crítica del adversario presentando acusaciones indemostrables como que aquellos que critican la organización son «agentes» y «provocadores» a sueldo del Estado, en resumidas cuentas, los clásicos cuentos de terror para los niños crédulos que aceptan cualquier historia fantasiosa.

Precisamente Marx fue acusado de espía y de mil cosas más por Herr Vogt. Lenin fue tachado de agente alemán y traidor de la nación por los eseristas y mencheviques en el momento de mayor auge de los bolcheviques. Durante los debates de Stalin con los trotskistas estos últimos hicieron circular el rumor de que Stalin era un viejo agente de la Ojrana, la policía secreta zarista. En España Elena Ódena como líder del PCE (m-l) sería acusada tanto por los enemigos de dentro del partido como de fuera de ser una agente provocadora, como así hicieron los hermanos Diz de la fracción de 1976 o los revisionistas de poca monta como Arenas del PCE (r). Como se ve, más allá de rumores y acusaciones sin fundamento, los oportunistas a lo largo de la historia se han caracterizado por intentar difamar a sus adversarios para eludir el debate político, pero la historia no les ha recordado nunca como los vencedores de la polémica ni tampoco por ser figuras de relevancia para el movimiento obrero, incluso a la postre se ha revelado que quienes tenían contactos de dudosa moral con el enemigo de clase eran ellos, en cambio sus opositores, los marxistas, sí han transcendido en la historia por llevar razón en dichas polémicas y por confirmar la mayoría de sus previsiones, o en el peor de los casos, por llevar una vida revolucionaria digna y consecuente.

Es más, cuando los revisionistas solamente responden a las críticas externas con rumorología y acusaciones sin pruebas pretendiendo ignorar la montaña de críticas argumentadas de sus rivales, al final los simpatizantes y militantes de la propia organización dudan de la capacidad de sus líderes, de sus debilidades en el debate, es entonces cuando su halo mitificado de líderes infalibles sufre una brecha, y al tiempo, el mito cae por sí solo. Poco a poco se van dando cuenta que para la dirección no es importante solventar los errores de la organización que se denuncian y se van acumulando, sino que todo es un teatro donde lo importante es la apariencia, donde el show, la farsa debe continuar pase lo que pase para que los jefes siempre puedan seguir sintiéndose importantes en su pequeño mundo, pero sobre todo porque quieren seguir aprovechándose del rédito que sacan a esta estafa que han montado, de la cual se aprovechan de las cuotas y de todos los ingresos extra que cobran a la militancia. 

Cuando este punto de inflexión ocurre –y tarde o temprano siempre ocurre entre los más avanzados–, algunos elementos empiezan a ver que las críticas externas no son tan descabelladas, y cuando finalmente abandonan la organización, son conscientes de que lo que advirtieron en su momento, tanto las críticas internas como externas, eran del todo razonables, arrepintiéndose de no haberlas hecho caso antes. Ya hemos visto casos históricos donde muchos elementos por culpa de no querer ver la realidad y de sus vacilaciones, cuando la evidencia ha superado todo lo soportable para ellos y han querido desmarcarse de formar parte de un movimiento degenerado y contrarrevolucionario, ha sido demasiado tarde como para no haber sido cómplices absolutos y conscientes, algo que incluso les deja secuelas por su cobardía y problemas en que se han metido. He por ello que los marxistas cuando se dirigen a las organizaciones revisionistas, deben realizar las criticas y promover el esfuerzo de autocrítica entre los militantes de base para que se den cuenta de que si se consideran a sí mismos revolucionarios honestos, no tienen nada que hacer en estos lugares donde no van a poder lograr sus propósitos. Decimos esto ya que, por supuesto, los jefes de estos movimientos no ejecutarán este ejercicio autocrítico, porque no está en su mentalidad, para ellos la crítica solo sirve de herramienta para deshacer rivales y competidores internos o externos, y la autocrítica solo se recuerda como eslogan, pero jamás se aplica en la praxis. Normalmente el militante podrá ser testigo como de la primera, la crítica, es utilizada indiscriminadamente sin atenerse en la realidad, simplemente todo se reduce a desacreditar a sus rivales internos y externos de la organización con cuestiones secundarias. La segunda, la autocrítica, si por alguna razón extraordinaria la cúpula se ve obligada a tener que usarla, será en alguna ocasión excepcional de crisis para intentar salir del paso sin sufrir muchos daños ante la militancia, eludiendo asumir la mayoría de las responsabilidades fundamentales y negándose a investigar las causas reales de los errores». (Equipo de Bitácora (M-L)Antología sobre Reconstrucción Comunista y su podredumbre oportunista, 2017)

Anotaciones de Bitácora (M-L):

Un ejemp
lo de la mella que hizo la crítica de Bitácora (M-L) sobre el revisionismo de RC o el PCE (r), se vería reflejado en las dudas y posteriores abandonos entre sus militantes o simpatizantes con alto grado de criticismo, véase:

Conversación con un reciente ex militante de RC de Llíria, sobre los últimos fenómenos de la organización; Equipo de Bitácora (M-L), 2019


Autocrítica de Siker, músico y antiguo simpatizante de las ideas del PCE (r); Siker, 2018

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