domingo, 23 de marzo de 2014

Etapas del desarrollo del bloque de oposición; Stalin, 1926

«Lenin siempre nos decía que la política más acertada es la política basada en los principios». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; La desviación socialdemócrata en nuestro partido, 1926)


Camaradas: El primer punto que debe ser tratado en el informe es el relativo a la formación del bloque de oposición, a las etapas de su desarrollo y, en fin, a su disgregación, que ha comenzado ya. Este tema es, a mí, parecer, necesario como introducción a la esencia de las tesis sobre el bloque de oposición.

Ya en el XIV Congreso del partido, Zinóviev dio la señal para la concentración de todas las corrientes oposicionistas y su agrupación en una sola fuerza. Los camaradas delegados a la Conferencia recuerdan, seguramente, aquel discurso de Zinóviev. Está fuera de toda duda que tal llamamiento no podía por menos de encontrar eco entre los trotskistas, quienes sustentaban, desde el principio mismo, la idea de que, más o menos, debía haber libertad de grupos y de que éstos debían unirse más o menos para luchar contra la línea fundamental del partido, que, ya desde hace mucho, no satisface a Trotski. Este era, digámoslo así, el trabajo de preparación para formar el bloque.


Primera etapa

La oposición dio el primer paso serio hacia la formación del bloque durante el pleno de abril del Comité Central [2], en relación con las tesis de Rýkov sobre la situación económica. Entonces no existía aún una inteligencia completa entre la «nueva oposición» y los trotskistas, pero no se podía dudar ya de que, en lo fundamental, el bloque estaba hecho. Los camaradas que hayan leído las actas taquigráficas del pleno de abril comprenderán que esto es absolutamente cierto. En lo fundamental, ambos grupos habían llegado ya a un entendimiento, pero existían salvedades, que les obligaban a presentar para las tesis de Rýkov, en lugar de una sola serie de enmiendas, apoyadas por toda la oposición, dos series paralelas de enmiendas: una serie de enmiendas de la «nueva oposición», encabezada por Kámenev, y otra serie de enmiendas del grupo de los trotskistas. Pero es un hecho indudable que, en lo fundamental, ambos grupos perseguían el mismo objetivo y que el pleno dijo ya entonces que estaban restaurando el «Bloque de Agosto» bajo una, nueva forma.

¿Cuáles eran, pues, esas salvedades? He aquí lo que decían entonces Trotski: «Considero que el defecto de las enmiendas del camarada Kámenev es que, en ellas, parece como si la diferenciación del campo se plantease, hasta cierto punto, independientemente de la industrialización, mientras que el alcance y el peso social de la diferenciación campesina y de su ritmo quedan determinados por el crecimiento y el ritmo de la industrialización respecto al campo en su conjunto».

La salvedad es de no poca importancia. En contestación, Kámenev hace, a su vez, la siguiente salvedad respecto a los trotskistas: «No puedo –dice– adherirme a la parte –es decir, a la parte de las enmiendas de Trotski al proyecto de resolución de Rýkov– en que se hace una apreciación de la pasada política económica del partido, política que he defendido en un cien por cien».

A la «nueva oposición» no le gustaba que Trotski criticase la política económica que había dirigido Kámenev durante el período anterior. Por su parte, a Trotski no le gustaba que la «nueva oposición» desglosara de la industrialización las cuestiones de la diferenciación del campesinado.


Segunda etapa

La segunda etapa es el pleno de julio del Comité Central [3]. En este Pleno tenemos ya un bloque formalmente constituido, un bloque sin salvedades. Las salvedades de Trotski han sido retiradas y archivadas, lo mismo que han sido retiradas y archivadas las de Kámenev. Tienen ya una «declaración» común, que todos vosotros, camaradas, conocéis bien como un documento contra el partido. Tales son los rasgos característicos de la segunda etapa, del desarrollo del bloque de oposición.

El bloque se formó y cristalizó en este período, no sólo sobre la base de la renuncia mutua a las enmiendas, sino también sobre la base, de una «amnistía» recíproca. Durante este período tenemos la interesante declaración de Zinóviev acerca de que la oposición, su núcleo fundamental en 1923, es decir, los trotskistas, tenían razón en el problema de la degeneración del partido, esto es, en la cuestión principal de la actitud práctica del trotskismo, derivada de suposición de principios. Por otra parte, tenemos una declaración no menos interesante de Trotski diciendo que sus «Enseñanzas de Octubre», dirigidas especialmente contra Kámenev y Zinóviev como «ala derecha» del partido, que repetía ahora los errores de Octubre, constituyen un error; que el comienzo de la desviación de derecha en el partido y de la degeneración no hay que adjudicárselo a Kámenev ni a Zinóviev, sino, por ejemplo, a Stalin.

He aquí cómo se expresaba Zinóviev en julio de este año: «Decimos que ahora no puede haber ya duda alguna de que el núcleo fundamental de la oposición de 1923, como lo ha revelado la evolución de la línea directriz de la fracción –es decir, de la mayoría del Comité Central–, hizo bien al poner en guardia contra los peligros de una desviación respecto de la línea proletaria y contra el amenazador incremento del régimen del aparato».

En otras palabras: las recientes afirmaciones de Zinóviev y la resolución del XIII Congreso [4] acercar de que Trotski revisa el leninismo, de que el trotskismo es una desviación pequeñoburguesa, no han sido sino un error, un equívoco; resulta que el peligro no está en el trotskismo, sino en el Comité Central. Es la «amnistía» del trotskismo, con una carencia absoluta de principios.

Por otro lado, Trotski declaraba en julio: «Sin duda, en las «Enseñanzas de Octubre», yo asocié las desviaciones oportunistas de la política a los nombres de Zinóviev y de Kámenev. La experiencia, de la lucha ideológica en el Comité Central ha demostrado que eso era un craso error. Este error obedece a que yo no tenía la posibilidad de seguir la lucha ideológica en el grupo de los siete y establecer a tiempo que las desviaciones oportunistas partían del núcleo encabezado por el camarada Stalin contra los camaradas Zinóviev y Kámenev».

Esto significa que Trotski abjura públicamente de sus muy comentadas «Enseñanzas de Octubre» y que, de ese modo, «amnistía» a Zinóviev y Kámenev a cambio de haber sido «amnistiado» por Kámenev y Zinóviev.

Una componenda franca y pública, carente de principios. Así, pues, renuncia a las salvedades de abril y «amnistía» recíproca a expensas de los principios del partido: ésos son los elementos que han determinado la cristalización completa del bloque como bloque contra el partido.


Tercera etapa

La tercera etapa en el desarrollo del bloque consiste en las acciones manifiestas de la oposición contra el partido a últimos de septiembre y a comienzos de octubre de este año en Moscú y Leningrado; es el período en que los líderes del bloque, luego de descansar y acumular fuerzas en el Sur, vuelven al centro y emprenden un ataque directo contra el partido. Antes de pasar de las formas clandestinas de lucha contra el partido a la lucha declarada, los líderes del bloque resulta que dijeron aquí, en el buró político –yo no estaba entonces en Moscú–: «Ya os enseñaremos a vosotros lo que es bueno. Iremos a las reuniones de los obreros, y que los obreros digan quién tiene razón». Y se pusieron a recorrer célula por célula. Pero, como sabéis, los resultados de esta empresa fueron deplorables para la oposición. Ya sabéis que sus líderes fueron derrotados. Por la prensa se sabe que, tanto en Leningrado como en Moscú, tanto en las zonas industriales de la Unión Soviética como en las no industriales, las masas del partido dieron una enérgica repulsa al bloque de oposición. No repetiré, puesto que es conocido por la prensa, cuántos votos tuvieron ellos a su favor y cuántos obtuvo el Comité Central. Lo que está claro es que los cálculos del bloque de oposición salieron fallidos. Desde ese momento comienza el viraje de la oposición hacia la paz en el partido. Por lo visto, la derrota de la oposición había surtido sus efectos. Esto ocurrió el 4 de octubre, cuando la oposición presentó una declaración de paz en el Comité Central y cuando, por primera vez, después de las increpaciones y de las invectivas, escuchamos de la oposición palabras que recordaban las palabras de miembros del partido: es hora de poner fin a las «discordias en el seno del partido» y de establecer un «trabajo conjunto».

Así, pues, la oposición, al ser derrotada, tuvo que llegar a lo mismo que el Comité Central venía invitándola reiteradamente: a la paz en el partido. Es natural que el Comité Central, fiel a las directivas del XIV Congreso relativas a la necesidad de la unidad, accediera de buen grado a la propuesta de la oposición, aunque sabía que esta propuesta no era del todo sincera.


Cuarta etapa

La cuarta etapa es el período en que fue redactada la conocida «declaración» de los líderes oposicionistas, correspondiente al 16 de octubre último. Por lo general, se la califica de capitulación. Yo no la calificaré con dureza, pero está claro que la declaración no evidencia victorias del bloque de oposición, sino su derrota. No me detendré, camaradas, a exponer la historia de nuestras negociaciones. Han sido tomadas notas taquigráficas de ellas, y podéis informaros del asunto leyéndolas. Yo quisiera ocuparme sólo de un incidente. El bloque de oposición proponía que se dijera en el primer párrafo de la «declaración» que ellos se reiteraban en sus opiniones, que se reiteraban en su vieja actitud, y no así, sencillamente, sino «por entero». Tratamos de persuadir al bloque de oposición de que no insistiera en este punto. ¿Por qué lo hicimos? Por dos causas.

En primer lugar, porque si después de abandonar el fraccionalismo, habían renunciado también a la teoría y a la práctica de la libertad de fracciones, se habían desentendido de Ossowski, de la «oposición obrera», del grupo de Maslow-Urbahns, eso significaba que la oposición desistía no sólo de los métodos fraccionales de lucha, sino también de ciertas posiciones políticas. ¿Podía decirse, después de esto, que el bloque de oposición se reiteraba «por entero» en sus erróneas opiniones, en su posición ideológica? Naturalmente que no.

En segundo lugar, dijimos a la oposición que para ella misma era muy desventajoso afirmar a voz en grito que los oposicionistas se reiteraban –y, encima, «por entero»– en su anterior actitud, ya que los obreros dirían con todo fundamento: «se ve que los oposicionistas quieren seguir peleando; se ve que el vapuleo les ha sabido a poco; se ve que habrá que seguir zurrándoles». (Risas, voces: «¡Eso es!».) Sin embargo, no estuvieron de acuerdo con nosotros y sólo aceptaron la sugerencia de omitir las palabras «por entero», dejando en pie la frase de que se reiteraban en su anterior actitud. Que apechuguen ahora con el lío que ellos mismos se han armado. (Voces: «¡Muy bien dicho!».)


Lenin y la cuestión del «bloque» en el partido

Zinóviev decía hace poco que el Comité Central no tenía motivos para censurar el bloque de ellos, ya que Ilich aprobaba, en general, los bloques en el partido. Debo decir, camaradas, que estas palabras de Zinóviev no tienen nada que ver con el criterio de Lenin. Lenin jamás aprobó la existencia de cualquier bloque en el partido. Lenin defendió sólo los bloques revolucionarios, basados en los principios y dirigidos contra los mencheviques, los liquidadores, los otzovistas. Lenin combatió siempre los bloques carentes de principios, los bloques contra el partido formados en el seno de éste. ¿Quién ignora que Lenin luchó tres años contra el Bloque de Agosto formado por Trotski, hasta derrotarlo completamente, por ser aquél un bloque antipartido y carente de principios? Ilich jamás defendió la existencia de cualquier bloque. Ilich defendió sólo los bloques en el partido basados en los principios, en primer lugar, y, en segundo lugar, que se propusieran fortalecer al partido contra los liquidadores, contra los mencheviques, contra los elementos vacilantes. La historia de nuestro partido registra la existencia de un bloque de este carácter: el bloque de los leninistas y los plejanovistas –de 1910 a 1912– contra el bloque de los liquidadores, cuando se formó el Bloque de Agosto contra el partido, bloque éste al que pertenecían Potrésov y demás liquidadores, Aléxinski y otros otzovistas, y cuya cabeza visible era Trotski. Existía entonces un bloque, el Bloque de Agosto, dirigido contra el partido, un bloque sin principios, aventurero; y existía otro bloque, el bloque de los leninistas con los plejanovistas, es decir, con los mencheviques revolucionarios –entonces Plejánov era un menchevique revolucionario–. Este último bloque era del tipo que admitía Lenin, y todos nosotros admitimos también bloques de este carácter.

Si un bloque en el seno del partido es capaz de elevar la combatividad del partido y de hacerla avanzar, nosotros estamos en favor de ese bloque. Pero, respetables oposicionistas, ¿acaso vuestro bloque eleva la combatividad de nuestro partido? ¿Acaso es un bloque basado en los principios? ¿Qué principios os unen, por ejemplo, al grupo de Medvédev? ¿Qué principios os unen, por ejemplo, al grupo de Souvarine en Francia o al de Maslow en Alemania? ¿Qué principios os unen a vosotros mismos, a la «nueva oposición», que aun hace poco consideraba el trotskismo una variedad del menchevismo, con los trotskistas, que aun hace poco consideraban oportunistas a los líderes de la «nueva oposición».

Y, además, ¿acaso vuestro bloque está orientado hacia el partido y en favor del partido, y no contra él? ¿Acaso ha elevado la combatividad y el espíritu revolucionario de nuestro partido siquiera en un ápice? Ahora todo el mundo sabe que, durante los ocho o seis meses de vida de vuestro bloque, os habéis esforzado por arrastrar al partido hacia atrás, hacia la fraseología «revolucionaria» hacia el olvido de los principios, os habéis esforzado por descomponer el partido y conducirlo a la parálisis, a la escisión.

No, camaradas, el bloque de oposición no tiene nada que ver con el bloque que concertaran en 1910 Lenin y los plejanovistas contra el Bloque de Agosto de los oportunistas. Por el contrario, el actual bloque de oposición recuerda, en lo fundamental, el Bloque de Agosto formado por Trotski, tanto por su carencia de principios como por su base oportunista.

Al organizar un bloque de esa naturaleza, los oposicionistas se han apartado, por consiguiente, de la línea fundamental que Lenin se esforzaba en aplicar. Lenin siempre nos decía que la política más acertada es la política basada en los principios. La oposición, aglutinada en un grupo, ha resuelto, por el contrario, que la política más acertada es la política carente de principios.

Por eso, el bloque de oposición no puede subsistir mucho tiempo, e indefectiblemente habrá de disgregarse y descomponerse. Tales son las etapas del desarrollo del bloque de oposición.


El proceso de descomposición del bloque de oposición

¿Qué es lo que caracteriza el estado actual del bloque de oposición? Podría caracterizársele de estado de disgregación gradual del bloqueo, de estado en el que van desgajándose gradualmente del bloque sus elementos integrantes, de estado de descomposición del bloque. Es la única caracterización posible del actual estado del bloque de oposición. Y así debe ser, pues en nuestro partido no puede subsistir mucho tiempo un bloque carente de principios, un bloque oportunista. Sabemos ya a que el grupo de Maslow y Urbahns se desgaja del bloque de oposición. Ayer oímos ya que Medvédev y Shliápnikov han abjurado de los pecados cometidos y se apartan del bloque. Es sabido, además, que en el seno del bloque, o sea, entre la oposición «nueva» y la oposición «vieja», hay también rencillas, que deberán manifestarse en esta conferencia.

Resulta, pues, que han formado, sí, un bloque, y que lo han formado con gran pompa, pero que los efectos han sido contrarios a los que esperaban de él. Naturalmente, desde el punto de vista de la aritmética, debían haber obtenido un aumento, puesto que la adición de fuerzas arroja un aumento; pero los oposicionistas no han tenido en cuenta que, además de la aritmética; existe el álgebra y que en álgebra no toda adición de fuerzas arroja un aumento (risas), ya que la cosa no depende sólo de la adición de fuerzas, sino de los signos que tienen los sumandos. (Prolongados aplausos.) Les ha sucedido que, fuertes en aritmética; han resultado débiles en álgebra, y al sumar fuerzas, lejos de aumentar su ejército, lo han reducido al mínimo, lo han llevado a la disgregación.

¿En qué consistía la fuerza del grupo zinovievista?

En que luchaba resueltamente contra los fundamentos del trotskismo. Pero tan pronto como ha dejado de luchar contra el trotskismo, se ha castrado, por decirlo así, se ha privado de fuerzas.

¿En qué consistía la fuerza del grupo de Trotski?

En que luchaba resueltamente contra los errores de Zinóviev y Kámenev en octubre de 1917 y contra su recaída actual. Pero tan pronto como ha dejado de luchar contra la desviación de Zinóviev y Kámenev, se ha castrado, se ha privado de fuerzas.

Ha resultado una adición de fuerzas de castrados. (Risas, prolongados aplausos.)

Está claro que de todo esto no podía salir más que un vergonzoso fiasco. Está claro que, después de esto, las gentes más honradas del grupo de Zinóviev habían de abandonarlo, lo mismo que hubieron de abandonar a Trotski los mejores hombres del grupo trotskista.


¿Cuáles son los cálculos del bloque de oposición?

¿Cuáles son las perspectivas de la oposición? ¿Cuáles son sus cálculos? Yo creo que basan sus cálculos en un empeoramiento de la situación en el país y en el partido. Ahora recogen velas en su trabajo fraccional, porque los tiempos que corren son «difíciles» para ellos. Pero si no renuncian a sus opiniones de principio, si han decidido reiterarse en su anterior actitud, de eso se infiere que estarán a la expectativa, que esperarán «mejores tiempos», en que, después de acumular fuerzas, puedan actuar de nuevo contra el partido. De ello no puede caber la menor duda.

Hace poco, el obrero Andréiev, oposicionista que se ha pasado al lado del partido, dio cuenta de un hecho interesante relativo a los planes de la oposición, hecho que, a mi entender, es necesario señalar en la conferencia. He aquí lo que a este propósito nos contó el camarada Yaroslavski en su informe al Pleno de octubre del Comité Central y de la Comisión Central de Control: «Andréiev, que durante un período bastante largo había trabajado en la oposición, se convenció, al fin y al cabo, de que no podía trabajar más al lado de ella. A esta idea le llevó, principalmente, el haber oído a la oposición dos cosas: primera, que la oposición había chocado con un estado de ánimo reaccionario en la clase obrera; segunda, que la situación económica no había resultado tan mala como ellos creían».

Yo creo que Andréiev, antiguo oposicionista y hoy defensor del partido, ha revelado lo que la oposición oculta en su fuero interno y no se atreve a decir francamente. Por lo visto, se dan cuenta de que ahora la situación económica es mejor de lo que suponían y el estado de ánimo de los obreros no tan malo como quisieran. De ahí la política de recoger momentáneamente velas en su «trabajo». Está claro que si después se agrava un tanto la situación económica –de lo que están persuadidos los oposicionistas– y, con tal motivo, empeora el estado de ánimo de los obreros –de lo que también están persuadidos–, se apresurarán a desplegar el «trabajo», a desplegar sus posiciones ideológicas –a las que no han renunciado– y a entablar la batalla abierta contra el partido.

Esas son, camaradas, las perspectivas del bloque de oposición, que se disgrega, pero que todavía no se ha disgregado y que, posiblemente, no se disgregará pronto, si el partido no mantiene una lucha resuelta e implacable.

Ahora bien, puesto que ellos se preparan para la lucha y esperan «mejores tiempos» a fin de reanudar la batalla abierta contra el partido, tampoco éste debe cruzarse de brazos. De ahí las tareas del partido: sostener una resuelta lucha ideológica contra las erróneas opiniones en que se reitera la oposición, denunciar la esencia oportunista de esas ideas, cualesquiera que sean las frases «revolucionarias» que las encubran, e ir actuando de forma que la oposición haya de abandonar sus errores ante el temor de verse derrotada definitivamente.

Notas

[79] La XV Conferencia del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética se celebró del 26 de octubre al 3 de noviembre de 1926.

La conferencia examinó la situación internacional, la situación económica del país y las tareas del partido, el balance del trabajo y las tareas inmediatas de los sindicatos, el problema de la oposición y la situación en el seno del partido. La conferencia aprobó la política del Comité Central y adoptó unánime las tesis del informe de Iósif Stalin sobre «El bloque de oposición en el Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética, que caracterizaban al bloque de oposición trotskista-zinovievista de desviación socialdemócrata en las filas del partido bolchevique, de destacamento auxiliar de la II Internacional en el movimiento obrero internacional. La conferencia dio forma y expresión definitivas al pertrechamiento del partido con la idea del triunfo de la edificación del socialismo en nuestro país y llamó a sostener una lucha resuelta por la unidad del partido y por el desenmascaramiento del bloque trotskista-zinovievista.

[80] Se alude al Pleno del Comité Central del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética, celebrado del 6 al 9 de abril de 1926.

[81] Se alude al Pleno conjunto del Comité Central y de la Comisión Central de Control del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética, celebrado del 14 al 23 de julio de 1926.

[82] Se alude a la resolución «Sobre los resultados de la discusión y la desviación pequeñoburguesa en el partido», aprobada por la XIII Conferencia del Partido Comunista (bolchevique) de Rusia, confirmada por el XIII Congreso del Partido Comunista (bolchevique) de Rusia e incorporada a las disposiciones del Congreso (v. «El Partido Comunista de la Unión Soviética en las resoluciones y acuerdos de los Congresos y Conferencias y de los Plenos del Comité Central», parte I, págs.778-786, ed. en ruso, 1953).

1926

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