lunes, 25 de febrero de 2019

Los marxista-leninistas y la política de alianzas con otros grupos


«[Los marxista-leninistas] Asignan una importancia decisiva a la agrupación de las amplias masas populares en un frente. La experiencia histórica del Partido del Trabajo de Albania (PTA) en los años de la lucha antifascista de liberación nacional, nuestra revolución popular, también lleva a la misma conclusión.

«Al crear un amplio frente popular el Partido Comunista Marxista-Leninista no debe de ninguna manera poner sus esperanzas en las alianzas y la cooperación con los líderes de los diversos partidos políticos y organizaciones y centrar todos sus esfuerzos en ello. Sin descuidar este asunto, el deber del Partido, es que a través de un trabajo más amplio de ilustración y persuasión entre las masas, y especialmente a través de la organización de acciones concretas bien preparadas y bien consideradas, dedicarse a luchar desde abajo por la creación de la unificación del pueblo». (Enver Hoxha; Informes y discursos 1967-1968)

En este sentido, los partidos marxistas-leninistas no solo atribuyen importancia al establecimiento de organismos nacionales en los diversos frentes, sino sobre todo a la organización, propagación y funcionamiento de sus órganos comités, consejos, secciones, etc.  en base a la participación directa de las masas populares, como tribunos de la lucha y la acción revolucionaria de las masas.

Al tratar el problema de las alianzas y un frente común con otros partidos y fuerzas políticas, los partidos marxistas-leninistas no solo despliegan una feroz lucha para exponer los sermones de los revisionistas de todos los matices sobre una alianza con la burguesía, los partidos burguesas y las fuerzas reaccionarias, sino que también se expresan en contra de las alianzas y la cooperación con los mismos partidos revisionistas.

Básicamente, la línea del partido marxista-leninista es clara y completa hacia los revisionistas en todas las áreas, la línea de acercamiento y cooperación con ellos crea ilusiones dañinas entre las masas acerca de los revisionistas, conduce a actitudes centristas y oportunistas, cuyo resultado es la renuncia a la lucha contra el revisionismo.

Los partidos marxistas-leninistas también critican y rechazan las opiniones y actitudes extremistas y sectarias de aislarse y renunciar a cualquier cooperación y frente unido con otras fuerzas. Aquí se habla de fuerzas tales como los diversos partidos y organizaciones campesinas y pequeño burguesas de las ciudades, movimientos de carácter antiimperialista, patrióticos y democráticos, los llamados grupos, organizaciones y movimientos de izquierda. En lo que respecta a estos últimos, es necesario, sobre la base de un análisis concreto, que debe hacer una distinción clara entre organizaciones y grupos contrarrevolucionarios «izquierdistas», como trotskistas, anarquistas, terroristas y otros, contra los cuales los partidos marxistas-leninistas libran una lucha determinada, y los grupos pequeño burgueses de izquierda con sinceras inclinaciones revolucionarias, quienes, independientemente de sus debilidades, fluctuaciones y confusión ideológica que los caracteriza, son aliados potenciales de la clase obrera y su partido.

Sin embargo, los partidos marxistas-leninistas, al implementar la política de cooperación, alianzas y frentes comunes con otros partidos y fuerzas progresistas, siempre tienen en mente los intereses de la clase obrera, su papel principal y su objetivo final: la lucha por el socialismo. En consecuencia, mantienen su autonomía e independencia ideológica, política, organizativa y –en la lucha armada– militar. Al mismo tiempo, los partidos marxistas-leninistas no permanecen en la sombra y la cola de los acontecimientos, sino que luchan para asegurar su papel principal en el frente para que el frente único sirva a los objetivos revolucionarios de la clase trabajadora. Siguen una línea de unidad y lucha, buscando unir las fuerzas revolucionarias y progresistas con el fin de neutralizar la vacilación y aislar a los elementos incorrectos, divisores y saboteadores». (Agim Popa; Los partidos marxista-leninistas; la fuerza motriz del movimiento revolucionario actual, 1978)

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