Fidel Castro y János Kádár en los 80 |
«Todas estas reformas no son ni siquiera «novedosas» dentro del mundo de los países revisionistas-capitalistas:
«Los dirigentes húngaros han llegado por ese camino, en efecto, a autorizar, mediante el decreto en el Parlamento y del Gobierno de enero de 1982, la posibilidad para cualquier ciudadano de formar empresas industriales o comerciales privadas que explotan mano de obra asalariada, hasta 150 obreros, recurriendo para su formación, a créditos de la banca aunque sea extranjera, o la emisión de bonos –acciones– que pueden adquirir los particulares, entrando en relaciones directas con los monopolios extranjeros y en libre competencia capitalista entre ellos. Igualmente el partido revisionista húngaro anunció que regulará por ley que los salarios de los trabajadores se pagarán de acuerdo con la productividad de cada uno y que se distribuirán los puestos de trabajo en toda la industria con arreglo a criterios de rendimiento en el trabajo, mientras que se congelaran los salarios de los obreros de las empresas deficitarias, las cuales tienen libertad de despido. (…) Actualmente centenares de restaurantes, hoteles, bares, taxis, talleres, pequeñas empresas, bufetes de abogados, etc. Funcionan con arreglo a esas normas que pusieron en práctica los revisionistas húngaros desde que se puso en marcha la reforma económica de 1978 y cuyo fin declarado es para el gobierno y el partido revisionista, el fomento de la iniciativa privada». (Documentos del IVº Congreso del Partido Comunista de España (marxista-leninista), 1984)
Por eso analizando las economías de la «izquierda latinoamericana», dijimos hace tres años sobre la deriva de Cuba:
«La verdad de todo esto es que la promoción del cuentapropismo –crear la pequeña propiedad privada y pequeño burgueses– es la receta desesperada capitalista dentro del mismo capitalismo de los regímenes revisionistas que andaban moribundos para intentar salir de los quebraderos de cabeza y pérdidas económicas que le creaban la propiedad capitalista monopolista de Estado en varias de sus ramas económicas por la naturaleza liberal y capitalista de actuación en su base, por ello buscaban el estímulo económico de los pequeño burgueses, véase sino las reformas económicas de János Kádár en Hungría en los 70, la única diferencia es que los revisionistas húngaros no lo llamaban «cuentapropismo». Por supuesto, todo defensor del revisionismo cubano es por extensión un pseudomarxista defensor de la principal figura de la restauración del capitalismo en Hungría, y seguro que lo saludan como «un gran dirigente comunista» y a sus reformas como «ambiciosas reformas socialistas» pero eso nos da bastante igual, los hechos son los hechos, verdad científica solo hay una, y se quedaran solos defendiendo a estas figuras que han reptado a los pies de las clases explotadoras nacionales e internacionales». (Equipo de Bitácora (M-L); El revisionismo del «socialismo del siglo XXI», 2013)
Al César lo que es del César, el castrismo ni es revolucionario ni es original en sus postulados económicos revisionistas. Ya hubo teóricos como Trotski, Bujarin, Varga, Voznesensky, Browder, Tito, Mao, Nagy o Kádár que plantearon su modelo a seguir». (Equipo de Bitácora (M-L); Reflexiones sobre el VIIº Congreso del Partido «Comunista» de Cuba y su línea económica, 13 de agosto de 2016)
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