«Los defensores burgueses y revisionistas del Estado capitalista presentan la nacionalización de ciertos sectores económicos, del transporte, etc., como un signo de «transformación» del sistema capitalista. Según ellos, este proceso de «transformación» puede ir aún más lejos si el proletariado se vuelve «razonable» y «moderado» en sus reivindicaciones, si obedece a los partidos políticos traidores y a los sindicatos manipulados por éstos. Estos «teóricos» son reformistas porque, a través de las reformas, pretenden transformar el Estado capitalista en Estado socialista. El capital ha introducido reformas estructurales en diversos países capitalistas, revisionistas imperialistas, pero ellas no han conducido a la victoria de la revolución y de los revolucionarios, al contrario, han creado precisamente la situación que ha salvado el capital de su destrucción y ha protegido a la clase explotadora de sus sepultureros.
El revisionismo moderno ha puesto en el orden del día el reformismo, que constituye la esencia de sus concepciones, teorías y prácticas. El reformismo se opone a la ideología marxista-leninista y a la demolición del capitalismo mediante la revolución violenta. El motor de la revolución proletaria es la implacable lucha de clases, la lucha del proletariado y de sus aliados, el campesinado pobre las demás capas oprimidas, contra la burguesía, el capital monopolista de Estado, el capital financiero, mientras que el reformismo niega la lucha de clases, la revolución socialista y la dictadura del proletariado.
Así pues, el reformismo es el sepulturero de la revolución, es la antítesis del marxismo-leninismo, por eso lo han abrazado los partidos revisionistas de diversos países a partir de la Unión Soviética, Yugoslavia, China, los antiguos países socialistas, y los partidos revisionistas de todos los países y continentes del mundo. Con la finalidad de sofocar la revolución y deformar las tesis fundamentales del marxismo-leninismo, algunos partidos, que se hacen llamar «eurocomunistas», echaron por la borda sin tapujos la teoría marxista-leninista. Estos partidos, con el Partido «Comunista» de España a la cabeza, han abandonado el leninismo. El Partido «Comunista» de España ha llegado hasta el punto de suprimir el nombre de «leninista» para dar a entender a la burguesía que ya se había superado el período cuando el proletariado pretendía subvertir el capitalismo y tomar el poder mediante la violencia, que los partidos revisionistas se encuentran en la fase de su transformación en partidos de la burguesía y están dispuestos a dar cualquier prueba para ganar la confianza del capital nacional e internacional.
Tampoco la cuestión del progreso tecnológico y científico puede confundirse con la transformación revolucionaria de la sociedad, con la liberación del proletariado y de todos los trabajadores del viejo sistema de explotación ni con la transición al nuevo sistema socialista. La tecnología y la ciencia avanzadas son el fruto del ingenio de los hombres, de los obreros y los intelectuales, pero en los regímenes sociales explotadores, la técnica y la ciencia se ponen al servicio de las clases dominantes para reforzar sus posiciones económicas, políticas e ideológicas dentro y fuera del país. El desarrollo de la ciencia y la técnica y el aumento del número de especialistas, no pueden sanar las heridas del capitalismo, como lo pretenden los ideólogos de la burguesía y del revisionismo. La experiencia demuestra que, como quiera que sea el desarrollo de las fuerzas productivas y el progreso de la ciencia y la técnica, la revolución socialista violenta para pasar del capitalismo al socialismo continúa siendo insustituible. Nuestra teoría marxista-leninista ha demostrado con la máxima claridad que es imposible ir a la sociedad socialista no rompiendo los marcos del régimen capitalista, que esa meta se alcanza destruyendo hasta sus fundamentos ese régimen y sus instituciones, instaurando el poder del proletariado, dirigido por su vanguardia, el partido comunista marxista-leninista.
La política de nuestro Partido y nuestro Estado defiende a los oprimidos que se levantan en revolución y combate a los opresores, destinados a desaparecer como clase. Nuestro Partido dice abiertamente que la supresión de los explotadores sólo puede realizarse mediante la lucha, mediante la revolución violenta y no mediante reformas, sean de estructura o de superestructura. Para lograr la completa y verdadera liberación de la clase obrera y de todos los trabajadores del mundo, es preciso subvertir el viejo poder e instaurar en su lugar el nuevo poder, el poder del proletariado». (Enver Hoxha; La democracia proletaria es la democracia verdadera; Discurso pronunciado en la reunión del Consejo General del Frente Democrático de Albania, 20 de septiembre de 1978)
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