jueves, 6 de julio de 2017

La cuestión de las fuerzas productivas en el momento del triunfo y la conquista del poder político por el revisionismo; Equipo de Bitácora (M-L), 2016

Tito y Jruschov en 1963

 
«Mientras en la Yugoslavia de Tito al poco de tomar el poder y desenmascararse así mismo con la abierta promoción de sus políticas alejadas del marxismo, consiguió no solamente desviar a Yugoslavia de la construcción del socialismo, sino que impidió la industrialización del país, entonces más temprano que tarde como país no industrializado se condenó a una vida político-económica neocolonialista, a sufrir dependencia de los precios del mercado capitalista y a endeudarse con los créditos del exterior. En cambio la URSS que toma Jruschov es un país industrializado y la segunda potencia mundial del momento. Obviamente se ve que no fue el mismo caso de regresión y contrarrevolución el soviético que el yugoslavo –y aún así el caso soviético también acabó con que paulatinamente fuera subyugada económicamente a los imperialistas occidentales mucho antes de su caída–, es ahí el hecho de que diferencia la URSS de Yugoslavia: en la URSS los revisionistas tomarían el poder e implantarían sus ideas burguesas con un nivel de las fuerzas productivas mayor y esto no dejaba otra consecuencia posible que transformar al país en un país socialimperialista.

Habrá muchos que aludan a la mala economía y a la dependencia exterior de los últimos años de la URSS para decir que era imposible que fuese un país imperialista y agresivo. Nada que ver. Que la URSS acabara con una economía estancada, con deudas y dependencia comercial, es solo una consecuencia de una mala praxis y del desarrollo interimperialista, pero ello no altera las conclusiones del análisis, ya que esos hechos son de importancia secundaria y se explican por la competición entre las potencias imperialistas y sus luchas intestinas no antagónicas, además de que incluso en los mayores momentos de decadencia, la URSS económicamente tenía un desarrollo económico de las fuerzas productivas y actuaba en lo político como una superpotencia socialimperialista también en lo militar, y es que una potencia en decadencia utiliza más si cabe el militarismo como forma desesperada de conservar sus mercados cuando la explotación pacífica económica no es posible.

Esta cuestión también se ve en la comparativa entre la URSS y los ex países de democracia popular como Polonia, Hungría, RDA, Bulgaria y otros, los cuales debido al nivel de las fuerzas productivas por un lado, y a que su dirección política quedó no solo bajo lineamientos revisionistas sino bajo sumisión de Moscú, derivaron en la transformación de países dependientes neocolonizados por el socialimperialismo soviético. Por supuesto hubo conatos de rebelión, la lucha interna de las capas de la burguesía dio verdaderos problemas de cabeza a la dirigencia soviética en estos países: generalmente una u otra corriente chantajeaba al socialimperialismo soviético con un coqueteo y acercamiento a otras potencias para renegociar términos con la URSS, o directamente buscaban la secesión del bloque revisionista soviético para ligarse a una potencia que le ofreciese mejores condiciones, pero debido al nivel de fuerzas productivas, a los malos resultados económicos y al espíritu corto de ambiciones en las corrientes burguesas de los países del bloque soviético ni siquiera dio lugar una corriente que buscara la supremacía de la burguesía nacional y la conversión de su país en una potencia imperialista regional o mundial, sino que todas buscaban mejores términos con sus amos los socialimperialistas soviéticos o ligarse a otra potencia imperialista y avanzar a su sombra.

El lector debe comprender en estos casos históricos todos los factores de forma dialéctica: analizando por supuesto el papel de las ideas –de los líderes y su voluntad– pero sin ignorar la base material –fuerzas productivas del país y los resultados a nivel económico de cada época–, si hace esto comprenderá fácilmente los desarrollos dados en estos países y no sólo su regresión, sino porque ocuparon uno u otro rol políticamente y económicamente. Así debe proceder también con los temas de actualidad, no solo de los países capitalistas imperialistas o dependientes, sino de los socialimperialistas o dependientes bajo teorizaciones revisionistas, de otra forma es imposible entender de forma científica la geopolítica»(Equipo de Bitácora (M-L)Algunas cuestiones económicas sobre la restauración del capitalismo en la Unión Soviética y su carácter socialimperialista, 2016)

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