miércoles, 16 de septiembre de 2015

Los tres factores claves que aprovecharían los diversos elementos no marxista-leninistas del FSLN para hacerse pasar por revolucionarios bajo la verborrea sobre el marxismo-leninismo y la construcción del socialismo; Equipo de Bitácora (M-L), 2015


«Los diversos elementos no marxista-leninistas dentro del FSLN aprovecharían tres factores claves para hacerse pasar por marxista-leninistas: 1) el influjo inicial de gran parte de los miembros del FSLN que sin serlo se decían simpatizantes y seguidores de las experiencias socialistas y de los autores marxista-leninistas; 2) la muerte de grandes figuras revolucionarias y honestas como Ricardo Morales y compañía que ya no podían oponerse a la distorsión de las tesis marxista-leninistas de la revolución o la marcha de la gran mayoría de marxista-leninistas al MAP-ML; 3) el conocimiento de la gran popularidad a nivel mundial de la doctrina marxista-leninista y la solidaridad que cosechaba a su paso. Por ello pese a no declararse en sus inicios como marxista-leninistas, en adelante muchos dirigentes en la propaganda se autoproclamarían como tales, y se decoraría al país que había descrito siempre como una democracia burguesa y capitalista como un país de democracia proletaria y «socialista» –de «orientación socialista» para ser exactos–.

Poco después del triunfo de 1979 muchos de los dirigentes dirían que eran marxista-leninistas, que el FSLN también lo era:

«Sin sandinismo no podemos ser marxistas-leninistas y el sandinismo sin marxismo-leninismo no puede ser revolucionario, por eso van indisolublemente unidos y por eso nuestra fuerza moral es el sandinismo, nuestra fuerza política es el sandinismo y nuestra doctrina es el marxismo-leninismo». (Humberto Ortega; Discurso Ministro de Defensa en la Clausura de Reunión de Especialistas, 25 de agosto de 1981)

Si para mediados de los 80 esta sería la pose natural, y para la entrada de los 90 algo consumado:

«Definimos al FSLN como el destacamento de vanguardia, que aplica creadoramente los principios marxistas-leninistas». (Daniel Ortega; Informe Central de la Dirección Nacional del Frente Sandinista de Liberación Nacional, 19 de julio de 1991)

Pero esto era una mentira enorme. El propio Tomas Borge contradice durante los 80 tal afirmación de Daniel Ortega, clamando que pese a que Carlos Fonseca Amador y otros pocos se declararan marxista-leninistas, no era lo común del FSLN a finales de los 70 y en los 80:

«AOM: Los nicaragüenses que no están de acuerdo con esta revolución dicen que el sandinismo no sacó a relucir sus ideas marxistas-leninistas en la lucha contra Somoza.

TB: Carlos Fonseca, y usted puede leerlo en sus escritos, se confesó siempre marxista-leninista y amigo del socialismo. Ha sido más bien el desarrollo del proceso lo que le ha dado un sello muy nacional a la lucha revolucionaria de nuestro país. Ningún dirigente del frente Sandinista, salvo algunas excepciones que se han hecho contrapelo de la verdad, han dicho que son marxistas-leninistas. Decimos que tenemos una revolución dentro de las condiciones particulares de nuestro país, con sus propias características, con su sello individual, pero teniendo en cuenta las experiencias revolucionarias de otros pueblos». (Tomas Borge; Entrevista con Álvaro Osorio Mejía para el Diario «Semana», 3 de julio de 1983)

¡Lo curioso, es que años después, los Daniel Ortega, Humberto Ortega, Tomas Borge, etc. se presentaban ante el pueblo como marxista-leninistas y declararían que su objetivo siempre fue construir el socialismo en los 80! Objetivo al que sin temor ni vergüenza alguna ligaron con su programa de siempre que era: el pluralismo político, la economía mixta y el no alineamiento:

«La propuesta de un proceso hacia el socialismo que tendría como punto de partida el pluralismo político, la economía mixta y el no alineamiento, fue el nuevo elemento que surgió en esa etapa de lucha y que acercaba a los revolucionarios a la raíz de nuestra historia y por lo tanto a la realidad política, económica y social en el contexto latinoamericano». (Daniel Ortega; Informe Central de la Dirección Nacional del Frente Sandinista de Liberación Nacional, 19 de julio de 1991)

¿Qué cambiaba entonces en el programa del FSLN para poder decir que era un partido que «luchaba por el socialismo»? ¡Nada! Solo que ahora, el viejo programa socialdemócrata del pluralismo político, la economía mixta y el no alineamiento tenía que ser proclamado como el programa «socialista» de un pretendido FSLN «marxista-leninista»!

Algunos inocentes preguntaran: ¿por qué esta fraseología marxista sino lo eran? Muy sencillo: el marxismo se englobó en el movimiento obrero con resultados tan vastos en tan poco tiempo, y con una teoría científica demostrada en la praxis, que ha gozado de rápida y amplia influencia en la masas trabajadoras, por ello las clases explotadoras han intentado aparentar imitarlo para seguidamente distorsionarlo y arrebatarles la influencia a los verdaderos marxistas para así desactivarlo completamente como teoría y práctica emancipadora:

«La dialéctica de la historia era tal, que el triunfo teórico del marxismo obligó a sus enemigos a disfrazarse de marxistas. El liberalismo, podrido por dentro, intentó renacer en forma de oportunismo socialista». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Destino histórico de la doctrina de Karl Marx, 1913)

El FSLN se pasó gran parte de los 80 intentando convencer a la gente trabajadora que ellos «eran grandes marxista-leninistas»: cuando eran unos redomados revisionistas; que «el FSLN había sido siempre una organización marxista-leninista»: cuando no mantenía ningún rasgo del partido de nuevo tipo marxista-leninista; que ellos «seguían la estela de los muchísimos dirigentes iniciales que se declaraban marxistas y que eran grandes eruditos»: cuando en realidad habían pocos autodenominados marxistas, y como marxistas, sí es que puede llamárseles así, eran como mínimo «marxistas deficientes», que más bien estaban en formación; que ellos estaban «construyendo el socialismo»: cuando no estaban haciendo otra cosa que sentar las bases de la democracia burguesa nicaragüense que se extiende a nuestros días.

¿Era esta forma de actuar acaso un rasgo específico del revisionismo nicaragüense? ¿Es que ellos eran los únicos astutos y habían descubierto esta táctica? Como es obvio no, es la norma general de todos los revisionistas y oportunistas:

«Otro gran mal, pero no irremediable, es que los revisionistas modernos que tomaron el poder se aprovecharon del Estado de la revolución proletaria y la dictadura del proletariado y hay algunos que se los han convertido en superpotencias o grandes Estados, como es el caso de la Unión Soviética. Por otra parte, los partidos revisionistas, grandes o pequeños, abusivamente se apoyan en las luchas del pasado que el proletariado de su país encabezó bajo el camino marxista-leninista. Los revisionistas soviéticos siguen clamando a golpe de trompeta: «nosotros somos leninistas», «siempre querremos a Lenin», pero entonces ellos, y pese a estas consignas, pisotearon y traicionaron sus enseñanzas. Otros hacen lo mismo. Ellos buscan debilitar al proletariado buscando en el amor, el respeto y la confianza que tiene el proletariado en sus grandes líderes y en la doctrina revolucionaria pues, de Marx, Engels, Lenin y Stalin, y mediante esa táctica, intentan quitársela de encima». (Enver Hoxha; Informe al VIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1976)

Viendo esta cita se nos vienen a la mente muchas cuestiones. ¿No es cierto que el FSLN manipuló el pensamiento de Sandino y de Carlos Fonseca –que ni quiera pueden ser considerados marxista-leninistas– porque su legado entraba en contradicción con la política de sus sucesores como Ortega? ¿Acaso el FSLN no ha traicionado la lucha de Sandino contra el imperialismo estadounidense o la lucha contra el somocismo de Carlos Fonseca? Sabemos de sobra que el FSLN ha manipulado el pensamiento de sus inspiradores, que ha traicionado sus luchas, y que en realidad ni el nombre de sandinista debería llevar por simple vergüenza. La fraseología  bajo falsos tintes marxistas para la propaganda, para crear falsas esperanzas o calmar los ánimos, o la manipulación del pensamiento de viejos e históricos militantes ha sido nota común de los envilecedores y embaucadores.

Como se podrá concluir al final del documento, el FSLN se comportó como una guerrilla socialdemócrata y luego como un partido socialdemócrata pero manteniendo un discurso marxista-leninista que se agudizaba en según qué periodos. Es por este tipo de cosas que deben ser considerados como unos revisionistas más, ya que pese a haber sido siempre unos socialdemócratas, es decir, unos reformistas que quieren reformar el capitalismo y mejorarlo pero no destruir sus bases; por otro lado se relacionan y se proclaman oficialmente como marxista-leninistas afirmando que su proclama y su lucha es por el marxismo-leninismo, revisando en tal afirmación los principios del marxismo-leninismo. Este es un paralelismo común al de otros revisionismos. Es lo que ya quedó esclarecido cuando abordamos al «socialismo del siglo XXI», el cual es evolución en alguna medida del revisionismo nicaragüense del FSLN de los 80 y su ligazón con el revisionismo cubano, del que los revisionistas nicaragüenses del FSLN dicen que formar parte en la actualidad proclamándose como «socialistas del siglo XXI»:

«Seguramente a esta corriente se le podría denominar reformismo sin más, igual que a su «primo-hermano» el revisionismo eurocomunista, pero al igual que a este es justo denominarle «revisionismo», ya que utiliza todo el material teórico-práctico de éste, a la vez que el de los reformistas, intentando además posicionarse –como hacían los eurocomunistas– como continuador y superador del marxismo-leninismo, del socialismo científico. En ese sentido, no es difícil observar como entre sus conceptos surgen nuevamente el «socialismo» premarxista, el utópico, el idealista, el anarquista, el socialdemócrata, el de los Kautsky, y el de los Bujarin, el de los Tito y de los Mao Zedong, el de los Browder y de los Proudhon, el de los Togliatti y de los Berlinguer, también el de los Carrillo, e incluso el menchevismo trotskista, etc; al tiempo que niegan esencial y fundamentalmente al marxismo-leninismo». (Equipo de Bitácora (M-L); El revisionismo del «socialismo del siglo XXI», 2013) (Equipo de Bitácora (M-L)¿Qué fue de la «Revolución Popular Sandinista»?: Un análisis de la historia del FSLN y sus procesos, 19 de julio del 2015)

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