domingo, 27 de septiembre de 2015

El idealismo inherente en el «Juche» quiebra cualquier intento de tomar un manejo serio en la revolución; Equipo de Bitácora (M-L), 2015


«Otra muestra de idealismo imperante que demuestra que al revisionismo coreano no se le puede tomar como una doctrina seria y científica:

«Por poseer independencia, espíritu creador y conciencia el hombre puede forjar su destino con sus propias fuerzas. Para un ente biológico, su destino depende de cómo se adapta al medio ambiente; puede afirmarse que es parte de la naturaleza. Al contrario, el hombre es el dueño y artífice del mundo; forja su destino por su cuenta y transforma el mundo conforme a sus necesidades». (Kim Jong Il; El socialismo es una ciencia, 1994)

Esto está en las antípodas de la concepción marxista-leninista de la naturaleza y sus leyes, mientras que para Kim Il Sung y Kim Jong Il el hombre puede saltarse todas las leyes objetivas de la naturaleza, para Iósif Stalin, el hombre sólo puede conocerlas y en base a sus conocimientos actuar para regularlas en la medida de lo posible –pues no todas son regulables–:

«El marxismo concibe las leyes de la ciencia –lo mismo si se trata de las leyes de las Ciencias Naturales que de las leyes de la Economía Política– como reflejo de procesos objetivos que se operan independientemente de la voluntad de los hombres. Los hombres pueden descubrir estas leyes, llegar a conocerlas, estudiarlas, tomarlas en consideración al actuar y aprovecharlas en interés de la sociedad; pero no pueden modificarlas ni abolirlas. Y aun menos pueden formar o crear nuevas leyes de la ciencia. ¿Quiere decir eso que, por ejemplo, los efectos de la acción de las leyes naturales, los efectos de la acción de las fuerzas de la naturaleza sean en absoluto ineluctables, que las acciones destructivas de las fuerzas naturales tengan siempre y en todas partes la fuerza inexorable de elementos que no se someten a la influencia del hombre? No, no quiere decir eso. Si excluimos los procesos astronómicos, geológicos y otros análogos en los que los hombres, incluso cuando han llegado a conocer las leyes de su desarrollo, son verdaderamente impotentes para influir en ellos, en muchos otros casos los hombres no son, en absoluto, impotentes para influir en los procesos naturales. En todos esos casos, los hombres una vez han conocido las leyes de la naturaleza, pueden, tomándolas en consideración y apoyándose en ellas, utilizándolas y aprovechándolas debidamente, reducir la esfera de su acción, encauzar en otra dirección las fuerzas destructivas de la naturaleza y hacer que rindan provecho a la sociedad. (...) ¿Quiere decir eso que los hombres abolieron de esta manera las leyes de la naturaleza, las leyes de la ciencia, que crearon nuevas leyes de la naturaleza, nuevas leyes de la ciencia? No, no quiere decir eso. La realidad es que todo lo que se hace para prevenir la acción de la fuerza destructiva del agua y para utilizar esa fuerza en interés de la sociedad, se hace sin violar en lo más mínimo, modificar o destruir las leyes de la ciencia, sin crear nuevas leyes de la ciencia. Al contrario: todo eso se hace basándose estrictamente en las leyes de la naturaleza, en las leyes de la ciencia, pues cualquier infracción de las leyes de la naturaleza, aun la más mínima, conduciría únicamente a estropearlo todo, lo frustraría todo». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Problemas económicos del socialismo en la Unión Soviética, 1952)

Es notable además, la diferencia entre los marxista-leninistas albaneses y los revisionistas coreanos, a la hora de valorar y aplicar el factor objetivo y el factor subjetivo en la lucha de clases, mientras que estos últimos se basaban en pensamientos que se saltaban las leyes y condiciones objetivas de cada suceso en que participaban, los marxista-leninistas albaneses tratan de conocer su base científica para así moverse con paso firme:

«La lucha de clases es una ley objetiva del desarrollo, pero el factor subjetivo juega un papel decisivo en el resultado de esta lucha. Esta lucha es un choque de fuerzas opuestas. Como en toda lucha, un lado gana y el otro pierde, la lucha que está sucediendo en la actualidad entre el socialismo y el capitalismo no está ni mucho menos coronada automáticamente con la victoria del socialismo, aunque en general, el tiempo está trabajando de lado del socialismo. El triunfo del socialismo en todos los países a escala mundial depende de la conciencia, la disponibilidad, la preparación, la organización y la movilización en la lucha de la clase obrera y las demás masas trabajadoras, las condiciones subjetivas del partido de la clase obrera, como el líder de la revolución prepara todo esto». (Nexhmije Hoxha; Algunas cuestiones fundamentales de la política revolucionaria el Partido del Trabajo de Albania sobre el desarrollo de la lucha de clases, 27 de junio de 1977)

Y sigue:

¿Cuál debería ser la relación entre el factor subjetivo al factor objetivo en la lucha de clases? El partido debe seguir una política revolucionaria en una lucha de clases construida sobre la base de su profundo conocimiento y aplicación de las leyes y las condiciones objetivas de esta lucha, debemos educar a las masas en una elevada conciencia socialista debemos preparar y organizar la lucha de clases en el nivel más alto posible, debemos librar la lucha con métodos revolucionarios, siempre junto con las masas, y mediante la autoridad de nuestro liderazgo aplicar sobre la base de las leyes y las condiciones objetivas. Cualquier soporte y acto no conforme con las leyes y condiciones objetivas derivaran inevitablemente, en actos de terrorismo o aventurerismo, en confusión o miedo, hay que tener siempre presente que la pérdida del rumbo en la lucha, la pasividad, o peor aún, la capitulación frente a la presión de los enemigos o las dificultades impuestas por las condiciones naturales de ese momento y sus directos obstáculos, son golpes mortales a la revolución, porque la derrota en la lucha de clases y la revolución, hacen posible que las fuerzas reaccionarias imperialistas, y el revisionismo ganen esta lucha a muerte». (Nexhmije Hoxha; Algunas cuestiones fundamentales de la política revolucionaria el Partido del Trabajo de Albania sobre el desarrollo de la lucha de clases, 27 de junio de 1977)

Cuando un revisionista como Kim Il Sung especula –negando el factor objetivo en la revolución, exagerando las condiciones nacionales específicas, negando las leyes generales de la revolución, o exagerando los cambios producidos en la sociedad–, es porque busca ansiosa y desbocadamente revisar el marxismo para satisfacer su hambre de clase burgués o pequeño burgués: porque una persona de concepciones proletarias y marxista-leninistas sabe que si no respetan estas leyes científicas –las etapas de la revolución, las características generales y específicas de la revolución, los aliados en la revolución, la clase dirigente en la revolución, el papel del partido en la revolución– divagara en mil caminos y direcciones pero jamás en el del socialismo y el comunismo:

«La revolución tiene sus leyes, que son generales y necesarias para cualquier país. La negación de estas leyes conduce al revisionismo. Especulando con los cambios que se operan en el mundo y con las condiciones nacionales específicas, los revisionistas han sustituido las verdades universales del marxismo-leninismo por sus tesis y conclusiones antimarxistas y contrarrevolucionarias. Pero no menos nocivas son las concepciones dogmáticas de los que pasan por alto las peculiaridades nacionales, rechazan hacer el análisis de la situación real, fabrican esquemas en los que intentan encajar la realidad de diferentes países, absolutizan la experiencia de un país y la dan por universal, hablan de una revolución continental y niegan la posibilidad de la victoria de la revolución en uno o en algunos países por separado». (Enver Hoxha; Informe en el VIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1971) (Equipo de Bitácora (M-L)El revisionismo coreano: desde sus raíces maoístas hasta la institucionalización del «pensamiento Juche», 2015)

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