«Término introducido por los denominados «neomarxistas». Para el marxismo-leninismo este término se trata de «categorizaciones» e intentos de los revisionistas por hacer creer que hay una burguesía «buena [o menos mala] y otra mala», pero como la historia y la dinámica capitalista ha demostrado la burguesía
[las diferentes capas de esta] independientemente del lugar que ocupa en la cadena productiva siempre busca el «máximo beneficio» que es el pilar fundamental de su sistema: el capitalismo, y para conseguirlo se dota de todas las formas de dominación política, económica y cultural posibles para garantizar sus intereses de clase; claro es que esto se traduce en acumulación de capitales en sus manos y en el empobrecimiento cada vez mayor de las clases trabajadoras. En el contexto latinoamericano el término se ha asociado a la «burguesía indígena» que opera por activa o pasiva en favor de potencias extranjeras pero no con la misma motivaciones y aspiración de la «burguesía compradora»; en otros términos, la lumpemburguesía en este contexto se comprende a si misma como una suerte de sirviente-facilitador de la explotación de su país por parte de «burguesías extranjeras», en contra parte: la «burguesía compradora» aspira a encadenar a su nación al mercado internacional pero con la aspiración de hacerlo en condiciones de «presunta igualdad» con otras burguesías bajo las reglas del «libre mercado», aunque en la práctica termina siendo un sirviente-facilitador de la burguesía global impuesto por la división internacional del trabajo en el que el poder se impone desde la «metrópolis». Es importante aclarar que no es el lumpemproletariado quién influencia culturalmente a la burguesía, sino que los vicios y forma de vida decadente de la burguesía influencian al lumpemproletariado, al defender lo contrario se estaría negando, como hacen los revisionistas, la influencia de la ideología en la superestructura, y estaríamos dando libertad total de actuación a la cultura y al pensamiento en nuestro análisis, estaríamos diciendo que los «procesos productivos no condicionan las relaciones sociales» sino que es la superestructura la que tiene «total libertad de actuación» sin reconocer que viene precedido de la base económica y de la clase que detenta el poder: la burguesía; estaríamos pues adoptando posturas de comprensión idealistas en tanto que enfrentadas al marxismo-leninismo. El lumpem y su cultura, recoge por tanto lo peor de la cultura burguesa». (Bitácora (M-L); Terminológico, 2013)
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