miércoles, 4 de noviembre de 2015

La supresión de la formación ideológica en el FSLN; Equipo de Bitácora (M-L), 2015


«En 1988 el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) a instancia de la dirigencia eliminó por completo la formación político-ideológica de la militancia de base. No hay que olvidar que en esta formación político-ideológica previa a 1988 de la que estamos hablando era una formación deficiente, mal organizada, una formación cuyo contenido de sobra se sabe que no era marxista-leninista, donde coexistían la promoción de obras «retocadas» de autores marxista-leninistas con las obras de autores revisionistas, pero podemos decir que al menos existía una cierta preocupación de conformar, aunque delgada y borrosa, una línea ideológica, pero a partir de la supresión de tal formación concluimos que el FSLN ya no es que no se preocupara de proporcionar al militante formación ideológica, sino que se llegó al punto de que la única preocupación era la absoluta adherencia de la militancia de base a las decisiones de la dirección máxima, decisiones que obviamente no podían analizar de forma nítida antes, con la paupérrima formación, pero que mucho menos podrían hacerlo después con la supresión total de cualquier formación.

Si analizamos en detalle observaremos que ya para este momento al FSLN le resulta difícil mantener la mascarada marxista-leninista ante la militancia y la masa, de alguna manera la dirigencia ve que la formación ideológica constituye un riesgo para sus planes burgueses y pequeño burgueses en desarrollo, aún cuando se trata de una formación clara y evidentemente deformada; de ahí que la solución de los revisionistas a tal situación fue retirar la referida formación y abultar aún más la propaganda, inventando y exaltando «virtudes» de la dirigencia. Este enaltecimiento de la dirigencia es el embrión idealista «kantiano» y «neokantiano» en que se apoya el mesianismo particular de Ortega que hoy domina el escenario nicaragüense; pero también es la vuelta al «culto a la personalidad» propio del revisionismo y del «caudillismo criollo» tradicional.

Desde ese momento la organización pasa a comportarse neta y claramente como una organización socialdemócrata al uso de cualquier partido burgués inmerso en un Estado democrático burgués. Y todo ello sería el preámbulo de una base de defectos que luego en las dispuestas internas de los 90 daría un buen arsenal para crítica de sus adversarios.

Esto está muy lejos de lo que tendría que haber hecho un partido de clase en el poder, pero no podemos pedir peras al olmo. Un partido comunista en el poder en Nicaragua debería haberse dejado la piel con publicaciones de traducciones al castellano de los clásicos del marxismo-leninismo, por ejemplo:

«La atención principal se centra ahora en la educación ideológica y política de nuestros miembros, que se está quedando peligrosamente atrás. (...) El Buró Político del partido tomó una serie de medidas para garantizar la educación marxista-leninista del personal dirigente y de los miembros de base. (...) Las principales obras marxista-leninistas están disponibles en idioma búlgaro. (...) El partido organiza conferencias y debates dedicados a los problemas del marxismo-leninismo. Por ejemplo, sólo en la región Gabrov se llevaron a cabo 694 conferencias durante los tres primeros meses de este año. Cientos de conferencias se llevan a cabo en Sofía y otras ciudades». (Vulko Chervenkov; El rol de liderazgo del Partido Obrero (comunista) Búlgaro en la construcción de la democracia popular, junio de 1948)

Pero también de documentos del propio partido que permitieran unir a los cuadros en una compresión del marxismo-leninismo frente a las tareas a las que se enfrentaban:

«[El Buró Político] Planteó como tareas inmediatas: «el estudio sistemático y el dominio de los principios del marxismo-leninismo mediante la ampliación y mejora de los círculos de estudio en las fábricas, las oficinas y las organizaciones de masas; la popularización de los conocimientos científicos sobre las leyes del desarrollo de la sociedad y naturaleza; explicar la cuestión de la lucha de clases durante la transición del capitalismo al socialismo demostrando que la lucha de clases se agudiza y es un factor esencial en la construcción de un orden socialista; un estudio concreto de la diferenciación de clases en el campo y la realización de una política firme para reunir a los campesinos pobres y medios para la lucha contra los kulaks y los elementos capitalistas del campo». (Vulko Chervenkov; El rol de liderazgo del Partido Obrero (comunista) Búlgaro en la construcción de la democracia popular, junio de 1948)

El hecho, es que nuevamente aquí estamos ante las deficiencias organizativas del FSLN que desembocaron en todas las desviaciones económico-políticas y organizativas de que hemos venido dando cuenta. Como ya hemos expresado hasta la saciedad, al no tener una organización de vanguardia, un verdadero partido de clase proletaria que condujera el proceso, nunca hubo formación marxista-leninista, nunca hubo planteamiento «de máximos», todas sus aspiraciones quedaron en propuestas y desarrollo de «mínimos» que además estaban imbuidos de tesis burguesas y pequeño burguesas que pueden ser vistas en cualquier revolución nacionalista-burguesa; por tal razón la organización nunca aspiró a formar ideológicamente a militantes y al pueblo en general en la teoría humana progresista para su liberación social: el marxismo-leninismo.

Hubo una disociación temprana, que luego se fue profundizando, entre la propaganda y lo práctico-teórico que concluyó con la creación continuada de mitos alrededor de una dirigencia que en todo momento le dio la espalda a las clases trabajadoras de Nicaragua.

Una reflexión de las tareas que hubiera resumido el papel de la vanguardia marxista-leninista desde la época de la lucha contra Somoza hasta su caída en esta cuestión, habría sido esta: la política de agrupación del pueblo trabajador en un frente contra Somoza, contra la injerencia extranjera, etc., sin que esto hubiera hecho olvidar al partido sus objetivos máximos: derrocar al capitalismo, acompañar a la práctica con el estudio consecuente y por tanto consciente de la aplicación de la teoría marxista-leninista para la construcción del socialismo:

«Al aplicar la política del frente popular contra el fascismo y la guerra, al desplegar acciones conjuntas con los demás partidos y organizaciones de los trabajadores contra el enemigo común, al luchar por sus intereses vitales y por sus derechos democráticos, por la paz y la libertad, los comunistas no pierden de vista la necesidad histórica del derrocamiento del capitalismo ya anacrónico, y de la edificación del socialismo, que lleva aparejada la liberación de la clase obrera y de toda la humanidad. Coordinar de manera justa la política del frente popular con la propaganda del marxismo, con la observación del nivel teórico de los cuadros del movimiento obrero, con la asimilación de la gran doctrina de Marx-Engels-Lenin, como una guía para la acción: eso es lo que tenemos que aprender y enseñar diariamente a nuestros cuadros y a las masas. No debemos admitir en ningún caso que «el árbol nos impida ver el bosque». No debemos permitir que la práctica se aleje de la teoría, que se produzca una ruptura entre el cumplimiento de las tareas actuales de nuestra época y la perspectiva y finalidades de la lucha de la clase obrera. No hay que olvidar que cuanto más se amplía el movimiento del frente popular, cuanto más complejos son los problemas tácticos del movimiento, tanto más necesario resulta un análisis verdaderamente marxista-leninista de la situación y de la correlación de fuerzas en lucha, tanto más necesario es tener en las manos la brújula de la teoría marxista-leninista». (Georgi Dimitrov; La unidad del proletariado internacional, imperativo supremo del momento actual, 1 de mayo de 1937)». (Equipo de Bitácora (M-L); ¿Qué fue de la «Revolución Popular Sandinista»?: Un análisis de la historia del FSLN y sus procesos, 19 de julio del 2015)

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