«La corriente errejonista: ha sido desde el principio la corriente más moderada en cuanto a planteamientos políticos, la más flexible en materia de programa y votantes, y la más «heterodoxa» comparada con el resto de fracciones. A sus inicios pudo pasar como casi inadvertida porque los pablistas concordaban con casi todas sus propuestas, de hecho, el Iº Congreso de Podemos de 2015, los medios registraban el triunfo de las tesis de Iñigo Errejon:
Errejón fue de aquellos que empezaron con el autonomismo –variante del anarquismo–, el trotskismo, el movimiento antiglobalización y los enamorados con el «socialismo del siglo XXI» de Evo Morales, Hugo Chávez e incluso el neoperonismo de Cristina Kirchner, y de la «centrabilidad del tablero» de Ernesto Laclau, desde su entrada a Podemos demostró que aspiraba a hacer un Podemos que no solo sujetase cien banderas sino mil banderas ideológicas. Hizo suyo el mensaje de «ganar transversalidad» con el objetivo de intentar que Podemos se abriese a todo tipo de votantes de todas las capas de la población, de ahí su lema «una máquina de guerra electoral».
Sobre el futuro de la organización se presenta un modelo de partido que siendo sinceros con la historia mantiene la esencia de la primera época de Podemos de no posicionarse a la izquierda del tablero, sino «superar la idea de izquierda-derecha», de no ser un partido de polémicas y ruidoso, sino silencioso y ambicioso electoralmente:
«No necesitan «domesticarnos», les basta con arrinconarnos y dejarnos una cómoda y folclórica existencia en la esquina izquierda del tablero, fuera e impotente ante su reconstrucción del sistema político. (...) Podemos no puede «cavar trincheras, protagonizar protestas y endurecerse» para tratar de resistir hasta que haya elecciones. Eso es lo que quieren el PP y el PSOE, a quien «nada ha asustado menos» que «las minorías ruidosas», la «izquierda folclórica e impotente». (Desplegar las velas: un Podemos para gobernar, 2017)
Mantienen que la coalición electoral con IU no es positiva, que viendo los resultados electorales se demuestra que:
«La confluencia con IU no pareció funcionar». (Desplegar las velas: un Podemos para gobernar, 2017)
Y ante la posibilidad de la fusión orgánica con IU creen que deben evitarse a toda costa:
«Podemos tiene que mantenerse como organización autónoma e independiente. Estas tareas son moradas y nadie las va a hacer por nosotros». (Desplegar las velas: un Podemos para gobernar, 2017)
Porque sería sellar su muerte política al encasillarse, pues ven la perspectiva de alianzas con otras organizaciones aunque no se autodenominen como tal:
«Nuestro objetivo es más ambicioso que la unidad de la izquierda, es la unidad popular y ciudadana en la que cabe la izquierda tradicional, pero va mucho más allá». (Desplegar las velas: un Podemos para gobernar, 2017)
Sobre la postura respecto al PSOE se dice que deben acercarse a él no confrontarlo, y olvidar su pasado –pese a estar lleno de traiciones–, alude que esta postura es más bien del sector de IU o de los pablistas –de herencia de los eurocomunistas y anguitistas–:
«Abordar la relación con el PSOE de manera inteligente y laica ha sido siempre mucho más productivo para Podemos que la negación obsesiva y choque frontal. Esta posición se ha caracterizado por confrontar con el PSOE en los momentos y por las cuestiones menos oportunas, y ha dado alas a los sectores más inmovilistas para atrincherar a su gente frente al cambio político. No es una cuestión ideológica, es una cuestión de habilidad política. La relación de Podemos con el PSOE debe ser hábil, pues no puede desconocer su importancia histórica pero tampoco tomar decisiones en base a su existencia. No puede obviarlo pero tampoco subalternizarse de forma sistemática por definirse en relación a el. La obsesión con el Partido Socialista tiene más que ver con las deudas pendientes de una parte de la izquierda de nuestro país que con las pretensiones y aspiraciones que Podemos debe tener en esta nueva etapa. A Podemos no le toca elegir entre dilemas del pasado, no tiene que decidir entre ser el PCE o ser el PSOE: Podemos nació con una hipótesis que pateaba esos dilemas, a pesar de que desde el 20D las decisiones le hayan hecho escorarse en mayor medida hacia una de esas dos opciones. Si algo nos enseñó el 15-M, es la importancia de librar la batalla contra los privilegiados en un terreno nuevo». (Desplegar las velas: un Podemos para gobernar, 2017)
Las caras más representativas del sector actual del errejonismo –que puede que con su derrota sigan los cambios de bando– son:
Pero también contamos con Rita Maestre: ex reportera del programa televisivo de Pablo Iglesias «La Tuerka» y representante de a conduce el actual y decadente feminismo burgués. También cuentan con Tania Sánchez: otra ex de Izquierda Unida y antigua pareja sentimental de Pablo Iglesias. Por otro lado tenemos a Luis Alegre, fundador de Podemos, primero de la corriente anticapitalista, luego pablista y ahora se le presenta como cercano a Errejón o más bien pablista pero enemigo de los pablistas, pues ha calificado a los pablistas bajo acusaciones de arribistas y conspiradores, advirtiendo a Pablo Iglesias de ello:
«Puede decirse que esto es lo que está pasando en Podemos. El actual equipo de Pablo Iglesias –que no conserva ya ni a una sola de las personas que le hemos acompañado desde el principio– entró en Podemos con un objetivo que sólo podía conducir a la destrucción del proyecto. Entraron tarde y entraron mal, con la intención de excluir a todos los que no formaran parte de su pandilla. No son más de 4 ó 5 personas, pero suficientes para dar al traste con todo. (...) No voy a negar que, desde mucho antes de que entraran en Podemos Rafa Mayoral, Irene Montero o Juanma del Olmo, ha habido comportamientos desleales contra Pablo. (...) Ahora, ya hay un partido –en guerra, pero un partido–, con sus inercias internas y sus dinámicas institucionales. (...) No querría reprocharme nunca haber estado callado mientras veía cómo un grupo de conspiradores estaba a punto de tomar el control de Podemos. Creo que esto es algo que va a ocurrir casi con seguridad, porque van a lograr parasitar a Pablo hasta destruir al organismo. Estoy seguro de que Pablo se dará cuenta un año o dos después de que le hayan matado los suyos, pero ya será tarde. No creo que este artículo cambie nada. Pero si las tareas imposibles nos paralizaran, no habría llegado nunca el día de montar Podemos. Y eso no va en el carácter de quienes comenzamos esta historia». (Luis Alegre; ¿Qué está pasando en Podemos?, 2 de febrero de 2017)