[Enlaces de DESCARGA del texto en PDF al final del documento]
Este discurso, registrado en forma escrita, es otro documento excepcional para estudiar las estrategias y tácticas antifascistas marxista-leninistas planteadas en el VIIº Congreso de la Komintern de 1935, esta vez el autor de la obra es el checoslovaco Klement Gottwald, el cual, sería uno de los focos mediáticos durante esos años por la frágil posición en la que se colocó a Checoslovaquia frente a las posiciones imperialista y chovinistas de la Alemania hitleriana.
Este discurso, como otros de ese congreso, desmitifican dos groseros mitos:
1) Que los marxista-leninistas no defendieron ni querían defender la república burguesa ni los derecho obtenidos por la clase obrera frente al peligro del advenimiento de la dictadura terrorista abierta de la burguesía, o sea del fascismo, porque eran partidarios de la democracia soviética y la dictadura del proletariado;
2) Su variante opuesta, en la que se apoyaron trotskistas contemporáneos y futuros revisionistas: que los comunistas habían rechazado la revolución proletaria, la dictadura del proletariado, la democracia soviética y que defendían el reformismo, la dictadura de la burguesía, la democracia burguesa.
Como Gottwald expresa, los marxista-leninistas de entonces que ponían toda la esperanza para sacar a su país de los males del capitalismo –desempleo, inflación, desigualdad social, racismo, pauperización de las masas trabajadoras, diferenciación entre cuidad y campo, hambrunas, etc.–, en el deseo de emular el socialismo victorioso de la Unión Soviética que tantos aplausos cosechaba a nivel mundial –el cual había eliminado la mayoría de estos males–. No teniendo pues, razones para abandonar los principios del comunismo, es más, estos logros ayudaban a los partidos marxista-leninistas como el checoslovaco para persuadir a las masas reformistas, anarquistas, etc., de la limitación de su doctrina, y de la necesidad de virar hacia el comunismo.
Como es de esperar: se registran las particularidades de Checoslovaquia que nos permiten entender las peculiaridades de la táctica comunista checoslovaca, pero hay temas a tratar en el documento como; el frente único del proletariado –que afecta al trato con los partidos con masa de elementos obreros como los socialdemócratas como a los obreros sin partido–, el frente popular antifascista –que afecta al trato con partidos con elementos pequeño burgueses antifascistas como los agraristas–, la lucha por la preservación del país para la no participación en la próxima guerra imperialista –que se traduciría en miseria, opresión nacional y muerte para las masas trabajadoras–, la cuestión de las minorías nacionales –a las cuales el fascismo local aniquilaría– o el internacionalismo con otros países socialistas –y el apoyo a su política exterior– que sirven de lecciones para los marxista-leninistas de hoy.
Pese a que la táctica marxista-leninista antifascista reportara grandes avances en la lucha contra el fascismo local, no pudo evitar que el nazi-fascismo alemán invadiera Checoslovaquia –algo en lo que jugaron otros factores que se explicaran en los próximos documentos de Gottwald– y que apenas se lograra resistencia.
Hay que añadir de igual modo, que la táctica del frente popular antifascista si tendría un mejor final diez años después, cuando las condiciones internacionales en la Segunda Guerra Mundial sonrieran a los comunistas checoslovacos.
Esta vez con el auge de los comunistas como primera fuerza del país, la resolución de las tareas democrático-burguesas –medidas de carácter antifascistas, antifeudales, etc.– y el tránsito al socialismo no podrían ser interrumpidos por una intervención imperialista exterior como la de Alemania en 1938 y 1939, debido a que en 1945 la presencia del Ejército Rojo Soviético y el propio fortalecimiento y experiencia del aparato militar del Partido Comunista de Checoslovaquia durante la guerra daban un panorama completamente diferente. Aún así quedaba la cuestión de que si el partido comunista checoslovaco sería capaz de triunfar sobre sus adversarios nacionales, pero desde luego tenía garantías que la revolución no saltaría por los aires por una nueva intervención extranjera. También habría que tener en cuenta que los marxista-leninistas checoslovacos desarrollaron conforme el nazismo alemán retrocedía de su país, el nuevo poder popular de los comités nacionales –soviets– que suponía una mayor eficacia también a la hora de movilizar a la población trabajadora reprimir a la contrarrevolución interna.
A partir de 1945 el frente sirvió como plataforma para agrupar a las fuerzas políticas antifascistas donde el partido comunista ganó la hegemonía frente a otros partidos antifascistas, pero a posteriori durante la construcción del socialismo, el frente serviría para organizar las organizaciones sindicales, femeninas, de la juventud, etc., sirviendo como puente entre el rol dirigente de la sociedad: el partido comunista, y estas organizaciones de masas. Es decir, de las experiencias en la táctica de frente los años 30, se pudo llegar a las tácticas de los años 40 donde el frente sirvió para el fin del fascismo, la toma de poder, y la construcción socialista.
El documento:
Este discurso, registrado en forma escrita, es otro documento excepcional para estudiar las estrategias y tácticas antifascistas marxista-leninistas planteadas en el VIIº Congreso de la Komintern de 1935, esta vez el autor de la obra es el checoslovaco Klement Gottwald, el cual, sería uno de los focos mediáticos durante esos años por la frágil posición en la que se colocó a Checoslovaquia frente a las posiciones imperialista y chovinistas de la Alemania hitleriana.
Este discurso, como otros de ese congreso, desmitifican dos groseros mitos:
1) Que los marxista-leninistas no defendieron ni querían defender la república burguesa ni los derecho obtenidos por la clase obrera frente al peligro del advenimiento de la dictadura terrorista abierta de la burguesía, o sea del fascismo, porque eran partidarios de la democracia soviética y la dictadura del proletariado;
2) Su variante opuesta, en la que se apoyaron trotskistas contemporáneos y futuros revisionistas: que los comunistas habían rechazado la revolución proletaria, la dictadura del proletariado, la democracia soviética y que defendían el reformismo, la dictadura de la burguesía, la democracia burguesa.
Como Gottwald expresa, los marxista-leninistas de entonces que ponían toda la esperanza para sacar a su país de los males del capitalismo –desempleo, inflación, desigualdad social, racismo, pauperización de las masas trabajadoras, diferenciación entre cuidad y campo, hambrunas, etc.–, en el deseo de emular el socialismo victorioso de la Unión Soviética que tantos aplausos cosechaba a nivel mundial –el cual había eliminado la mayoría de estos males–. No teniendo pues, razones para abandonar los principios del comunismo, es más, estos logros ayudaban a los partidos marxista-leninistas como el checoslovaco para persuadir a las masas reformistas, anarquistas, etc., de la limitación de su doctrina, y de la necesidad de virar hacia el comunismo.
Como es de esperar: se registran las particularidades de Checoslovaquia que nos permiten entender las peculiaridades de la táctica comunista checoslovaca, pero hay temas a tratar en el documento como; el frente único del proletariado –que afecta al trato con los partidos con masa de elementos obreros como los socialdemócratas como a los obreros sin partido–, el frente popular antifascista –que afecta al trato con partidos con elementos pequeño burgueses antifascistas como los agraristas–, la lucha por la preservación del país para la no participación en la próxima guerra imperialista –que se traduciría en miseria, opresión nacional y muerte para las masas trabajadoras–, la cuestión de las minorías nacionales –a las cuales el fascismo local aniquilaría– o el internacionalismo con otros países socialistas –y el apoyo a su política exterior– que sirven de lecciones para los marxista-leninistas de hoy.
Pese a que la táctica marxista-leninista antifascista reportara grandes avances en la lucha contra el fascismo local, no pudo evitar que el nazi-fascismo alemán invadiera Checoslovaquia –algo en lo que jugaron otros factores que se explicaran en los próximos documentos de Gottwald– y que apenas se lograra resistencia.
Hay que añadir de igual modo, que la táctica del frente popular antifascista si tendría un mejor final diez años después, cuando las condiciones internacionales en la Segunda Guerra Mundial sonrieran a los comunistas checoslovacos.
Esta vez con el auge de los comunistas como primera fuerza del país, la resolución de las tareas democrático-burguesas –medidas de carácter antifascistas, antifeudales, etc.– y el tránsito al socialismo no podrían ser interrumpidos por una intervención imperialista exterior como la de Alemania en 1938 y 1939, debido a que en 1945 la presencia del Ejército Rojo Soviético y el propio fortalecimiento y experiencia del aparato militar del Partido Comunista de Checoslovaquia durante la guerra daban un panorama completamente diferente. Aún así quedaba la cuestión de que si el partido comunista checoslovaco sería capaz de triunfar sobre sus adversarios nacionales, pero desde luego tenía garantías que la revolución no saltaría por los aires por una nueva intervención extranjera. También habría que tener en cuenta que los marxista-leninistas checoslovacos desarrollaron conforme el nazismo alemán retrocedía de su país, el nuevo poder popular de los comités nacionales –soviets– que suponía una mayor eficacia también a la hora de movilizar a la población trabajadora reprimir a la contrarrevolución interna.
A partir de 1945 el frente sirvió como plataforma para agrupar a las fuerzas políticas antifascistas donde el partido comunista ganó la hegemonía frente a otros partidos antifascistas, pero a posteriori durante la construcción del socialismo, el frente serviría para organizar las organizaciones sindicales, femeninas, de la juventud, etc., sirviendo como puente entre el rol dirigente de la sociedad: el partido comunista, y estas organizaciones de masas. Es decir, de las experiencias en la táctica de frente los años 30, se pudo llegar a las tácticas de los años 40 donde el frente sirvió para el fin del fascismo, la toma de poder, y la construcción socialista.
El documento:
Klement Gottwald
Por el frente popular del trabajo, la libertad y la paz
Camaradas:
No es accidental que el VIIº Congreso de la Komintern proceda en medio de una excepcional atención de todo el mundo, tanto amigos como enemigos.
Esto es a causa de que nosotros estamos discutiendo y solventando las cuestiones más urgentes que afectan la vida diaria de todos los trabajadores de cada país. Es a causa de que, después de seis años de insólita crisis económica en los países capitalistas, coexistiendo simultáneamente junto a la victoria del socialismo en una sexta parte del mundo, todos están deseosos de escuchar la voz de quienes han obrado «tal milagro», la voz de los bolcheviques. Es a causa, finalmente a que nuestro congreso señala que es lo más esencial, que es lo decisivo, que debe realizarse para la realidad de hoy, para que las masas trabajadoras de uno u otro país puedan crear los requisitos que les permitirán lograr mañana ese mismo «milagro». Como ejemplo de ello, nuestro VIIº Congreso de la Komintern ha colocado en el centro de la política de los partidos comunistas la tarea de crear una unidad de acción entre el proletariado y un frente popular a escala nacional e internacional contra la ofensiva del capital, contra el fascismo, por la paz y contra la guerra imperialista.
Es normal que esto inevitablemente haya obligado a despertar la atención de todos; entre las cuales debemos contar:
1º La rabia de los fascistas y sus cómplices en todos los países por el hecho de que los comunistas se esfuerzan por el frente único de todos los oponentes al fascismo, sin tener en cuenta las diferencias que les separan de los elementos del campo antifascista provenientes de la pequeña burguesía;
2º El miedo de todos los elementos fascistas e imperialistas que desean llevar a cabo guerras depredadoras con el objetivo de poder dividir de nuevo el mundo entre fuego y polvo a expensas de las pequeñas naciones y de la Unión Soviética;
3º Las ansiedad entre todos los líderes reaccionarios de la socialdemocracia, quienes, a pesar de que las masas trabajadoras han vislumbrado la más que adversa experiencia de la política de colaboración de clases, desean seguir con esta política, rechazando el frente único del proletariado y manteniendo así, la división entre las filas de la clase obrera;
4º La esperanza entre todos los que esperan, con razón, la realización de la unidad de acción del proletariado y del frente popular a una escala nacional e internacional, ellos que esperan no pasar el calvario por el que el pueblo alemán está atravesando en estos momentos.