domingo, 26 de diciembre de 2021
¿Por qué Bertolt Brecht pensaba que había que superar el heroísmo y la tragedia del teatro clásico?
miércoles, 22 de diciembre de 2021
El trap, un narcótico más para los nihilistas de siempre; Equipo de Bitácora (M-L), 2021
«Como era de esperar el aumento de fenómenos como el pluriempleo, la precarización o el desempleo −y con estos, el de la alienación sobre el pueblo y especialmente entre la juventud− han facilitado que muchos individuos se identifiquen fácilmente con sentimientos de desesperanza sobre su situación personal. Una reacción no sorprendente han sido las clásicas actitudes que pueden ser calificadas como evasivas o individualistas, pesimistas o descorazonadoras. En este caso, dentro de la «música urbana», el trap lejos de ser una manifestación artística que cause la «revolucionarización» del oyente, parece haber venido para aplastar con su apatía toda perspectiva de futuro al grito de «¡Tonto el último!». En plena consecuencia con su extremo pragmatismo, se recomienda al sujeto que para sobrellevar el infausto viaje de la nada hacia la nada, lo mejor es dejarse llevar en una vorágine de excesos y confusión, un espectáculo tan dantesco como peligroso. En una de sus variantes, el trap triunfante lo único que ofrece es el canto del nuevo rico, aquel que presume de haber salido del pozo mientras se ríe de los que se quedaron a medio camino. Aquí mostraremos muy brevemente los conceptos y hábitos de amistad, sexo, amor o consumo, los cuales no son ni mucho menos originales, sino una especie de prestamismos culturales de todos los movimientos previos. Véase el capítulo: «¿Es el movimiento trap una innovación espiritual o estética?» de 2021.
¿Qué referencias tiene el trapero promedio y a qué aspira?
Para entender el pensamiento del trapero común, lo mejor será observar cuáles son sus iconos de referencia, y para ello no podemos sino recurrir a PXXR GVNG, la banda icónica que ha popularizado el género en España:
«Scarface, Carlito, Casino pirris / Moviendo nieve for real, perico pirris / Hablan de putas, de carros, en barrios pirris. (...) Crecí pobre like a Chapo, o-o-oh / Gané rango like a capo, o-o-oh / Tengo al pueblo como Pablo, o-o-oh (...) Solo quiero cosas que coloquen / Me suda la polla, voy a morir joven». (PXXR GVNG; La Familia, 2015)
¿A qué aspira entonces el «trapero vulgaris»? Pues, aunque no sea muy novedoso, a intentar emular las biografías de gánsteres, narcos y kinkis −reales o ficticios−, ¿la razón? En muchísimos casos pueden contener escenas muy similares a vivencias de los artistas. Esperan hacer carrera para intentar ser el próximo Pablo Escobar y engatusar al pueblo presentándose como el «nuevo salvador», ese noble hombre que «regalaba» al barrio un campo de fútbol a cambio de atracos, matones a sueldo, soplones y coches-bomba cada semana, a la par que arruinaba a toda una generación con la droga. Un trato justo, ¿no? Bien, ¿y qué ocurre si esto nunca llega a culminarse? Bueno, si las ambiciones del trapero no pueden ser completadas y no se convierte en el próximo capo, lo que quedará entonces, según sus palabras, es «vivir rápido y morir joven», a ser posible por sobredosis en un bar de estriptis. ¡Un final también muy inesperado!
martes, 14 de diciembre de 2021
Engels sobre los jóvenes hegelianos y cómo creían «destruir» la política con su filosofía
«Antes de hablar del propio libro de Stirner, ya mencionado, deberemos trasladarnos al «viejo país romántico» y a los tiempos olvidados en que este libro vio la luz. Mientras que la burguesía prusiana, aprovechándose de las dificultades financieras del gobierno, empezaba a conquistar el poder político, en ese mismo momento, al lado del movimiento constitucional burgués, fue ampliándose de día en día el movimiento comunista entre el proletariado. Los elementos burgueses de la sociedad, que necesitaban aún el apoyo del proletariado para lograr sus propios fines, se vieron obligados en todas partes a hacerse pasar por partidarios de cualquier variedad del socialismo; el partido conservador y feudal tuvo también que hacer promesas al proletariado. A la par con la lucha del burgués y del campesino contra la nobleza feudal y la burocracia, la lucha de los proletarios contra el burgués; y, entre ellos, toda una serie de grupos socialistas intermedios que abarcan todas las variedades de socialismo: el socialismo reaccionario, el socialismo pequeñoburgués, el socialismo burgués. Y toda esta lucha, todas estas aspiraciones, se veían aplastadas, no podían manifestarse por la opresión de la violencia reinante, la censura, la prohibición de asociaciones y de reuniones. Tal era la situación de los partidos cuando la filosofía alemana festejaba sus mezquinos triunfos postreros. La censura obligó desde el primer momento a todos los elementos un tanto indeseables a elegir el modo de expresión más abstracto posible; este modo de expresión lo proporcionaba la tradición filosófica alemana, que había llegado precisamente entonces a la completa descomposición de la escuela hegeliana. La lucha contra la religión continuaba todavía. Cuanto más difícil resultaba sostener en prensa la lucha política contra el poder existente, con tan mayor celo se hacía bajo la forma de lucha religiosa y filosófica. La filosofía alemana, en su aspecto más diluido pasó a ser patrimonio común de los «instruidos», y cuanto más se convertía en patrimonio común, tanto más desleídas, incoherentes e insípidas se hacían las opiniones de los filósofos y tanto mayor era el prestigio que esta confusión insipidez les creaban entre el público «instruido».
El embrollo existente en las cabezas de los «instruidos» era espantoso y cada día mayor. Se trataba de una verdadera mezcolanza de ideas de origen alemán, francés, inglés, antiguo, medieval y moderno. La confusión era tanto mayor por cuanto todas las ideas se tomaban sólo de segunda, tercera y cuarta mano, debido a lo cual circulaban tan desfiguradas que era imposible reconocerlas. Compartían esta suerte no sólo los pensamientos de los liberales y socialistas franceses e ingleses, sino incluso las ideas de los alemanes como Hegel, por ejemplo. Toda la literatura de aquellos tiempos −en particular, como vemos, el libro de Stirner brinda innumerables testimonios de ello−, y la literatura alemana contemporánea padece hasta ahora fuertemente consecuencias de todo eso.
Con esta confusión, las ficticias batallas filosóficas pasaban por un reflejo de batallas verdaderas. Cada «nuevo viraje» en filosofía atraía la atención general de los «instruidos», que en Alemania se componen de incontables cabezas ociosas, candidatos a cargos de jueces y profesor, teólogos frustrados, médicos y literatos dedicados a otros menesteres etc. Para esa gente cada «nuevo viraje» significaba la superación y la liquidación definitiva de un peldaño determinado del desarrollo histórico. Bastaba, por ejemplo, con que un filósofo hiciera cualquier crítica del liberalismo burgués para que este último fuese considerado ya muerto, suprimido del desarrollo histórico y destruido también en la práctica. Lo mismo ocurría con el republicanismo, el socialismo, etc. Hasta qué punto habían sido efectivamente «destruidos», «superados» y «liquidados» estos peldaños del desarrollo se descubrió más tarde, durante la revolución, cuando pasaron a desempeñar el papel principal, mientras que se dio ya al olvido a sus destructores filosóficos.
La confusión de las formas y del contenido, la vulgaridad altanera y el absurdo grandilocuente, la trivialidad indescriptible y la miseria dialéctica, peculiares de esta filosofía alemana en su última fase, superan todo lo aparecido en cualquier momento en este terreno. Só1o puede compararse con ello la credulidad de la gente que toma en serio todo eso y lo considera la última novedad, «algo nunca visto». (Friedrich Engels; La consigna de abolición del estado y los «amigos de la anarquía» alemanes, 1850)
viernes, 3 de diciembre de 2021
¿Es el trap el nuevo punk?; Equipo de Bitácora (M-L), 2021
«Entrevistador: Con frecuencia hablas
de newpunk. Explícanos por favor qué significa este concepto, cuál es el
paralelismo entre la escena trap y el punk.
Kaixo: El newpunk es la forma que
tengo de definir mi forma de ver la música en este momento, pero desde un punto
de vista casi ideológico. El newpunk representa todos los paralelismos que
existen en mi música, como ser socialmente activo y a la vez un nihilista de
mierda, que no es capaz de ver un futuro a medio plazo al mundo, tal y como hoy lo
conocemos. (…) También su formato es muy parecido al trap: barato, rápido y
hacia adelante, al igual que como se está desarrollando en España, en salas
pequeñas, todo «self-made», cobrando a entrada, sin intermediarios, etc. Creo
aun así que ahora está cambiando, porque también se está normalizando: quizá el
trap ahora se parezca más al nuevo pop, o el nuevo rock ‘n roll. Cosa que no me
parece mal». (Jnsp; Kaixo: «El #newpunk es ser socialmente activo y a la vez un
nihilista de mierda», 5 de abril de 2017)
Entre dos géneros musicales relativamente cercanos en el tiempo lo difícil es que no haya similitudes. Eso que vaya por delante. Si somos astutos podríamos defender con argumentos que el punk ha tenido muchos hijos naturales y bastardos, pero por motivos de extensión solo nos centraremos en su comparativa respecto al trap. ¿Qué ofrece el movimiento punk en cuanto a lirismo?: a) cuenta con canciones que contienen una temática de descripción o crítica social que, cuanto menos, resultan interesantes dentro del círculo de banalidades que se suelen cantar; b) otras, tienen cierto tono político pero que, por lo general, se quedan en nada porque destilan el clásico anarquismo estéril; c) las hay que relatan de forma humorística ciertas escenas cotidianas causando la risa del oyente, pero sin mayor profundidad; d) también es frecuente encontrar alegatos donde se antepone el estilo sobre la sustancia, creyendo que mientras sean provocadoras todo vale; e) por último, y no menos importante, existen cantos desesperanzadores, que son rechazables y no queda más remedio que, en el mejor de los casos, compadecerse del autor pese a no compartir su visión pesimista, autodestructora o nihilista. No hablamos en pasado porque este género sigue teniendo vida, aunque no con la notoriedad de los 70 y 80.
Y bien, de todas estas posibilidades del viejo punk, ¿cuál rescata el trap y géneros parecidos? Pues bien, preminentemente toma como modelo las dos últimas tendencias, por no decir casi en exclusividad. ¿Es eso motivo de orgullo? Para algunos resulta que sí. Sin ir más lejos, Jarfaiter, representante madrileño del «rap kinki», siempre ha estado cercano a este nuevo género trap, hasta el punto de confundirse. ¿Pero cuáles son sus referencias musicales fuera del ámbito hip hopero? Él en sus entrevistas siempre se ha considerado heredero de la música punk de los 80, de Eskorbuto o Cicatriz. Bien, pondremos un resumen sobre qué se basaban estos grupos, para que quien no esté familiarizado pueda entendernos mejor.
a) Misantropía y apoliticismo:
«No hay amigos, ni enemigos / Lucha
necia, todos contra todos». (Eskorbuto; Antitodo, 1986)
b) Machismo:
«Voy a entrar en vuestras casas /
Destrozando las ventanas / Pa joder a vuestras furcias / A mordiscos y a
patadas». (Cicatriz; Fuck furcias, 1986)
c) Pesimismo:
«Perdida la
esperanza, perdida la ilusión / Los problemas continúan, sin hallarse solución
/ El pasado ha pasado y por él nada hay que hacer / El presente es un fracaso y
el futuro no se ve». (Eskorbuto; Cerebros destruidos, 1986)
Y más pesimismo:
«Esperando a que crezcamos / Para hablarnos del futuro / Yo no creo en el futuro / Vete a tomar por el culo». (Cicatriz; Fuck furcias, 1986)