jueves, 28 de septiembre de 2017

La falsa pose en la cuestión de género: la misoginia y el machismo operante en Reconstrucción Comunista; Equipo de Bitácora (M-L), 2017


«Reconstrucción Comunista (RC) ha sido un nido de adolescentes aburguesados, inadaptados, skinheads, drogadictos y todo tipo de lumpens de distinta naturaleza, y como tal, era seguro que arrastrasen una cultura fuertemente patriarcal. Su líder Roberto Vaquero es la misoginia y el machismo personificado. Su forma de pensar y actuar ha influenciado directamente a los militantes de la organización tanto masculinos como femeninos. No menos importante es en esto los diversos casos de maltratos psicológico y físico entre parejas dentro de RC, siendo su postura conciliadora con los maltratadores un refuerzo en el pensamiento patriarcal generalizado dentro de la organización.

1) El caso del brigadista que viajó a Rojava Paco Arcadio y su ex pareja es bien notorio, en el cual la víctima acabó denunciando en público los malos tratos sufridos y la negativa de este a cambiar sus actitudes ni realizar una autocrítica pese a las promesas de Reconstrucción Comunista (RC). Fue un caso realmente impactante por el que muchos empezamos a abrir los ojos sobre la línea que RC tenía sobre las cuestiones de género:

miércoles, 27 de septiembre de 2017

Socialfascismo; Terminológico, 2017


«A esto hay que añadir una cuestión que normalmente se suele olvidar dentro del movimiento marxista-leninista: el régimen socialfascista –en este caso liderado por dirigentes oportunistas que dicen luchar por el socialismo, pero revisan los axiomas marxista-leninistas y establecen un régimen capitalista de tipo fascista–. 

En las experiencias en que el socialfascismo se ha hecho con el poder tanto en organizaciones revolucionarias como en gobiernos socialistas, encontramos como causa principal la infiltración de estos elementos y su ideario contrarrevolucionario en períodos de largo tiempo, a la par que otra de las clásicas causas de la desviación de las organizaciones revolucionarias: la relajación de principios y el decrecimiento de la vigilancia revolucionaria, en este caso contra las desviaciones nacionalistas y derechistas, lo que garantiza el afianzamiento de los socialfascistas hasta dar un golpe de gracia a la dirigencia y a las masas adormecidas. 

La burguesía revisionista, cuando accede al poder, generalmente se ha valido de métodos democrático-burgueses de dominación política, pero también muy autoritarios que recuerdan al fascismo clásico, sobre todo cuando necesitaba usurpar y purgar a los dirigentes revolucionarios de un partido marxista-leninista en el poder, o, cuando a su llegada al poder no podía mantener por más tiempo una forma de dominación más liberal y laxa. 

Esta variante se ha valido tanto del uso del monopartidismo, como la URSS de Jruschov o la Cuba de Castro, como del multipartidismo, como la Corea de Kim Il Sung o la China de Mao, siendo este último un multipartidismo que se diferencia del clásico en algo sustancial; y es que los partidos de oposición son tolerados siempre que no pongan en duda al partido gobernante en el poder. Esto significa que, por tanto, no hay cambios de partido en el poder ejecutivo, sino leves cambios de gabinete dirigente donde el resto de partidos pueden rozar el poder con un par de ministros en base a las simpatías que hayan logrado ganar entre los mandamases, en este caso, del «emperador» y su corte. Este poder político cumple con la paradoja que suele permitir asociaciones e ideas altamente reaccionarias, hasta religiosas, pero niega la conformación de asociaciones políticas y la publicidad de las ideas marxista-leninistas porque supondrían poner la primera piedra para el fin de su farsa. En China o Corea del Norte, ocurre una cosa muy curiosa que ya se dio en la antigua Alemania Oriental: es legal ser democratacristiano y tener representación de partidos religiosos y burgueses, pero es ilegal ser marxista-leninista, se arresta y se censura online todo material de este tipo que sea crítico con el gobierno.

Este régimen puede verse en la encrucijada de que, pese a toda la parafernalia que monta sobre el multipartidismo y el lema burgués del «pluralismo político», en realidad todo el mundo detecta que los poderes están concentrados en manos de una junta o de un caudillo. Suele valerse del ejército y favorecer la consolidación de una casta militar para asegurarse su fidelidad, es más, las fracciones burguesas en pugnan recurre a él tanto para resolver luchas de clanes como para reprimir a la clase obrera. A su vez este sistema no puede dejar de tener su reflejo en el resto de campos. Puede observase una fijación por contraer fuertes reivindicaciones territoriales a nivel internacional. También, dependiendo del grado de desarrollo de fuerzas productivas, observamos unas políticas económicas que tienden al belicismo y al socialimperialismo o que, pese a su verborrea, pregona una política entreguista de los recursos, convirtiéndose en una semicolonia más del montón. En el ámbito interno, se santifica la «economía mixta» y se lanza la clásica consigna reformista de que es necesario promover el entendimiento entre la burguesía y los obreros por el bien «bienestar colectivo de la nación», eje de su pensamiento nacionalista. Esta burguesía no solo proviene de la reactivación o rehabilitación de los restos de las viejas clases explotadoras previas a la «revolución nacional», sino también de las prebendas que han obtenido los gobernantes en el nuevo sistema, centrado, por encima de todo, por el sector estatal camuflado como «socialista», aunque opere con todas las leyes fundamentales del capitalismo. En la cultura se da la promoción de una filosofía abiertamente chovinista, mística e incluso racista, con una literatura y el arte enfocado a crear un relato ficticio sobre la historia nacional, alterándola sustancialmente, presentándola en un carácter mítico y fantasioso. 

El término socialfascismo sufrió una severa distorsión, especialmente durante 1929-34, en donde hubo ocasiones en que los comunistas llamaban de forma indiscriminada socialfascista, liberalfascista o anarcofascista a cualquier movimiento no comunista, incluso a sus miembros de base. Podemos calificar y utilizar este término como el de socialchovinista o socialimperialista, eso sí, siempre que sea con precisión. Socialfascista vendría a ser alguien, un movimiento u organización, que se presenta como marxista o cercano a un socialismo utópico, pero cuyas teorías y, sobre todo, sus acciones distan de serlo, adoptando formas de pensar y métodos más propios del fascismo o, en su defecto, colaborando y haciéndole el juego al mismo, no tanto por omisión como por conciencia, pese a toda la simbología y apariencia revolucionaria que pueda tener: el obrerismo populista, camorrismo terrorista, el nacionalismo chovinista, el asistencialismo demagógico y el apoyo sin complejos a las tradiciones y la mitología reaccionaria, estas suelen ser sus tretas y métodos de actuación característicos, pero pueden variar.

Esto no supone que este grupo o individuo mantenga en todos los campos una posición análoga. En España, un ejemplo sería el carrillismo, el cual utilizó sin piedad la calumnia y persecución contra sus competidores y disidentes, optando por llegar hasta al asesinato, y entre tanto, pactaba una salida política con el régimen franquista a la par que su programa político perseguía sin pudor la idea de establecer un régimen democrático-burgués. El carrillismo preparó al partido comunista para ser una máquina electoralista, pero sin abandonar estos métodos gangsteriles, los cuales, ha de decirse, no eran raros en el campo antifascista como forma de dirimir las divergencias. 

Esto indica la complejidad y evolución de los partidos, y la precisión con la que se tiene que hablar de fascismo; no es lo mismo una acción puntual o una coincidencia puntual con el fascismo que el mantener de forma permanente y fundamental una política fascista. En resumen, no es lo mismo tener ramalazos que ser en esencia fascista o socialfascista. Por eso los comunistas deben evitar el catalogar con una simple palabra a un partido, persona o régimen, deben evitar la reiteración de los mismos términos incluso aunque sean justos, dado que es mucho más pertinente una explicación detallada de su fisonomía que la simple síntesis, aunque ésta sea justa en su completud». (Equipo de Bitácora (M-L)Terminológico, 2017)

jueves, 21 de septiembre de 2017

Apoyo del PCE(r) a modelos de partido brezhnevistas-tercermundistas; Equipo de Bitácora (M-L), 2017


«En otros países, como ha quedado expresado, las organizaciones guerrilleras cumplen la función de destacamento avanzado de lucha, pero también a través de ellas se intenta la formación del partido proletariado. (...) En el curso de la lucha armada, o tras su culminación con la toma de poder –casos de Cuba, Angola y Nicaragua– se ha construido el partido marxista-leninista». (Partido Comunista de España (reconstituido); Temas de formación marxista-leninista, 1989)

He aquí las simpatías y apoyo del PCE (r) a régimen tercermundistas que posaron de socialistas. ¿Acaso Cuba, Angola o Nicaragua crearon el partido marxista-leninista o es que sencillamente se lo sacaron de la chistera? Para empezar pongamos en contexto al lector, como era el actuar de los revisionistas en estos países que llegaban al poder sin un partido de nuevo tipo.

viernes, 15 de septiembre de 2017

Sobre el carácter que deben tomar las discusiones

Enver Hoxha junto a Saturnino Paredes

«En el curso de la depuración revolucionaria del partido, vosotros, a nuestro conocimiento, habéis aplicado ciertas formas de trabajo revolucionarias, marxistas leninistas, que no sólo son justas para vosotros que estáis trabajando a preparar la revolución, sino que son hasta indispensables para nosotros quienes triunfamos y estamos ahora profundizando ese fortalecimiento. La revolución languidece si no se toma medidas para prevenir estos fenómenos, si no procede en la revolucionarización continua del partido. Pienso en particular en las tendencias de algunos de sus camaradas que, por lo que hemos oído, tienden a dirigir interminables discusiones en las organizaciones de base, olvidando los problemas esenciales del partido. Los debates impregnados de un espíritu mórbido no proceden de sentimientos y de ideas realistas verdaderamente marxistas leninistas, sino de sentimientos e ideas subjetivistas. El criticismo que parte de declaraciones poco saludables nunca es constructivo, por el contrario, desmoralizan a los revolucionarios y obstaculizan la revolución. Este fenómeno, aunque raro, también ocurre en algunas de las organizaciones de base de nuestro partido, donde también hay algún elemento que otorga más importancia a las cuestiones secundarias y a los problemas personales. Así, cuando alguien comete un error la discusión en la organización de base del partido no versa sobre este error, sino sobre los «bellos ojos» de este o aquel, cuando las discusiones prosiguen sin cesar de reunión en reunión y en un espíritu malsano, los grandes problemas esenciales de la organización entonces son descuidados forzosamente, los comunistas riñen entre ellos y se dividen en grupos y en camarillas. Cuando estos grupos o camarillas se presentan en principio quizás parezca que no tengan una naturaleza política, sino un carácter personal, porque ellos no se presentan al principio en contra del partido directamente. Sin embargo, yendo persona contra persona la discusión ya no se basa en principios, y los desacuerdos tienden a ampliarse, debilitando o poniendo en peligro al partido. Así pues, la organización básica del partido se divide en dos, los esfuerzos del partido para resolver los problemas que le preocupan comienza a disminuir, la gente solo está ocupada con los problemas personales y las discusiones sin importancia, mientras problemas esenciales se descuidan y la organización se debilita.

El partido nos enseña que las deficiencias y errores no deben permitirse en nuestras filas. Tan pronto como sean descubiertos ellos deben ser criticados y corregidos al tiempo de prevenir que ellos se extiendan hasta el punto de que se cree un cisma». (Enver Hoxha; Los objetivos se consiguen a través de acciones y no de discusiones estériles; De una conversación con el Secretario General del Partido Comunista de Perú Saturnino Paredes Macedo, 12 de julio de 1969)

Anotaciones de Bitácora (M-L):

Para la traducción hemos recurrido tanto a la versión inglesa como francesa para que fuese lo más rica y completa posible.

Por desgracia ni el llamado Partido Comunista Peruano - Bandera Roja fundado en 1964 como reacción al jruschovismo ni tampoco después el Partido Comunista de Perú (marxista-leninista) como reacción al maoísmo supieron extraer las lecciones de los consejos del líder albanés de este tipo de entrevistas. Estos partidos nacieron y se desarrollaron en condiciones muy complicadas, acentuadas todavía más por lidiar con unas desviaciones teórico-prácticas derivadas de su influencia del castrismo-guevarismo y el maoísmo, las cuales superaron a duras penas en algunas ocasiones, unas veces para volver a ellas tiempo después y otras para tomar otras diferentes. Nunca se llegaron a temblar como verdaderos partidos bolcheviques como se confirmaría poco después. 

El propio líder del partido Saturnino Paredes jamás hizo una autocrítica profunda del la influencia notable del maoísmo que introdujo en su programa, estrategia y tácticas hasta aproximadamente 1978; dicho líder no tuvo iniciativa en desmontar el maoísmo, simplemente se adaptó a las pruebas irrefutables que los marxista-leninistas albaneses y otros exponían en el exterior, lo que indica que la desmaoización del PC (m-l) de Perú fue más mecánica que consciente como en tantos otros casos:

«Muchos otros partidos en cambio se sumaron a la denuncia en coro del revisionismo chino por la evidencia de las pruebas históricas y presentes del revisionismo chino, pero negaron en cambio otra evidencia histórica: que el revisionismo chino había penetrado en su propio partido durante años, que muchos de sus miembros habían estado influenciados por sus conceptos y teorías –y eso incluía una denuncia superficial del revisionismo–. A veces no negaban pero si infravaloraban este pasado: con ello se logró que la incompleta incluso a veces falsa «autocrítica» maoísta de estos partidos, y en parte significó un factor que a la postre influenciaría en la degeneración de estos partidos e incluso en su liquidación. (...) Esto demuestra que el seguidismo incluso en cuanto a posiciones revolucionarias, no sirve de nada, coloca al partido o individuo en una posición correcta, sin ser consciente de porqué se ha llegado allí, el mismo fruto de azar que hoy le ha colocado allí le pueda mañana hacer desplazar a otra posición, ya que no sabe qué principios salvaguardar para seguir ahí». (Equipo de Bitácora (M-L); Las luchas de los marxista-leninistas contra el maoísmo: el caballo de Troya del revisionismo durante los 60 y 70 en el movimiento marxista-leninista, 1 de noviembre de 2016)

La confirmación vino al poco tiempo de la muerte de Enver Hoxha en 1985, cuando el PCP (m-l) empezó a reconciliarse con las antiguas corrientes que antes combatía como el maoísmo o el propio castrismo-guevarismo, hasta reducir su influencia en las masas y postrarse como una plataforma ideológica y no un partido como tal, como puede verse [aquí] con sus restos actuales. Grupo que además cumple con el fetiche revisionista de ocultar todos los documentos históricos del partido para que puedan ser estudiados, criticados o alabados por los revolucionarios del mundo.

Otro rasgo palpable del oportunismo más rancio al que ha llegado esta organización se refleja en participa en la internacional de la CIPOML, la misma que agrupa a los grupos que a finales de los 80 adoptaron métodos y tácticas reformistas de tipo socialdemócratas, renegando así del legado Enver Hoxha y el Partido del Trabajo de Albania (PTA). Muchos de ellos como sabemos renegaron abiertamente incluso, de identificarse con nada de su antiguo «periodo albanés», otros lo reivindican como formalidad.

Véase como no solamente Bandera Roja en Venezuela, sino también de otros restos de estos partidos históricos como el refundado PCE (m-l) de España o el PCE (m-l) de Colombia, hace largo tiempo que se han convertido en una vergüenza para el proletariado nacional e internacional, actualmente son grupos que pese a lo que digan los maoístas y brezhnevistas, no son «hoxhistas», es decir no son marxista-leninistas, sino que se han convertido en organizaciones podridas ideológicamente, donde sus reducida cúpula está compuesta por líderes pseudorevolucionarios igual de oportunistas que los propios maoístas-brezhnevistas, ya que precisamente han adoptado sus ideas y referentes.

martes, 12 de septiembre de 2017

Los trágicos acontecimientos de Chile, enseñanza para los revolucionarios de todo el mundo; Enver Hoxha, 1973

Recomendamos que esta lectura sobre el Partido Comunista de Chile (PCCh) se combine con la lectura sobre sus andanzas durante el periodo de 1922-52, solo de esa forma entenderemos que las desviaciones de los años 70 solo eran el coronario de una actividad que venía de lejos y que no se limitaron a afectar al PCCh, sino a todo el comunismo latinoamericano. Y, aunque parezca extraño, el PCCh no aprendió nada de la experiencia del Frente Popular (1936-41) y volvió a cometer todos y cada uno de los errores en la era de Allende y la Unidad Popular (1970-73), solo que en aquella ocasión el coste fue un baño de sangre. Véase el capítulo: «El frente popular chileno (1936-41)» de 2021.


«La tormenta contrarrevolucionaria en Chile continúa azotando furiosamente a las masas trabajadoras, a los patriotas y a los combatientes de ese país. Las fuerzas de derecha, que llegaron al poder por medio del golpe de Estado del 11 de septiembre, están imponiendo semejante terror que hasta los hitlerianos les envidiarían. La gente es asesinada y masacrada en plena calle, en los centros de trabajo, en todas partes, sin juicio y bajo cualquier pretexto. Incluso los estadios deportivos han sido transformados en campos de concentración. Está siendo pisoteada la cultura progresista y son quemados en las plazas, al estilo nazi, los libros marxistas. Los partidos democráticos, los sindicatos y las organizaciones democráticas han sido declarados fuera de ley, y un obscurantismo medieval envuelve a todo el país. Aparecen en la primera línea del escenario político las fuerzas más tenebrosas, los ultrarreaccionarios fanáticos, los agentes del imperialismo estadounidense. Las libertades democráticas, que el pueblo había conquistado con su lucha y con su sangre, desaparecieron en un solo día.  

Los acontecimientos de Chile afectan no sólo al pueblo chileno, sino a todas las fuerzas revolucionarias, progresistas y amantes de la paz en el mundo, por ello, corresponde extraer lecciones de ellos no sólo a los revolucionarios y a los trabajadores de Chile, sino también a los de los demás países. Aquí, naturalmente, no se trata de analizar los detalles y las circunstancias de simple carácter nacional, o bien los actos específicos de la revolución chilena, las deficiencias y los errores que no rebasan su marco interno. Nos referimos a aquellas leyes generales que ninguna revolución puede soslayar y que, por el contrario, toda revolución está obligada a aplicar. Se trata de enfocar y de apreciar a la luz de los acontecimientos chilenos los puntos de vista correctos y los erróneos en la cuestión de la teoría y de la práctica de la revolución, de verificar cuáles son tesis revolucionarias y cuáles oportunistas, de establecer cuáles son las posiciones y actuaciones que contribuyen a la revolución y cuáles a la contrarrevolución.  

Hay que decir en primer lugar que el período en que el gobierno de Allende permaneció en el poder no es un período que pueda ser fácilmente borrado de la vida del pueblo chileno, así como de toda la historia de América Latina. Constituyéndose en intérprete de las reivindicaciones y los anhelos de las amplias masas populares, el gobierno de la Unidad Popular emprendió una serie de medidas y puso en práctica una serie de reformas, encaminadas a la consolidación de la libertad y de la independencia del país, al desarrollo independiente de su economía.  

El gobierno de Allende golpeó duramente tanto a la oligarquía nacional como a los monopolios estadounidenses que tenían en sus manos todas las llaves y hacían la ley en el país. El inspirador de esta línea progresista y antiimperialista fue el presidente Salvador Allende, una de las figuras más nobles que América Latina ha dado al mundo, eminente patriota y combatiente demócrata. Bajo su dirección el pueblo chileno luchó por la realización de la reforma agraria, luchó por la nacionalización de las compañías extranjeras, luchó por la democratización de la vida del país y por arrancar a Chile de la influencia estadounidense. Allende apoyó enérgicamente los movimientos antiimperialistas de liberación en América Latina y convirtió su país en refugio para todos los combatientes por la libertad perseguidos por los reaccionarios y las juntas militares de América del Sur. Respaldó sin reservas los movimientos de liberación y antiimperialistas de los pueblos y se solidarizó consecuentemente con la lucha que libran los pueblos vietnamita, camboyano, palestino y otros.  

¿Podían los latifundistas chilenos perdonar a Allende esta línea y esta actividad, viendo que su tierra era distribuida a los campesinos pobres? ¿Podían soportarle los fabricantes de Santiago que habían sido expulsados de las fábricas al ser nacionalizadas? ¿O bien las compañías estadounidenses, que perdieron su poderío? Era seguro, que estos se confabularían un día para derrocarlo y restablecer sus privilegios perdidos. Pero aquí se plantea una pregunta lógica: ¿sentía Allende la atmósfera que le rodeaba, se daba cuenta de los complots que se tramaban contra su gobierno? Por supuesto que sí. La reacción actuaba abiertamente. Asesinaba a ministros, a funcionarios de los partidos gubernamentales y a simples empleados. A instigación de la reacción y bajo su dirección fueron organizadas las huelgas contrarrevolucionarias de los transportistas, de los comerciantes, los médicos y otras capas pequeñoburguesas. La reacción finalmente, incluso probó su fuerza con un golpe de Estado militar llevado a cabo en junio, pero que no alcanzó su objetivo. Fueron descubiertos algunos planes de la CIA para derrocar el gobierno legítimo.  

Estas embestidas de la reacción interna y externa debían haber sido suficientes para hacer sonar la alarma y para meditar bien las cosas. Deberían haber sido suficientes para poner en práctica la gran ley de toda revolución, es decir oponer a la violencia contrarrevolucionaria la violencia revolucionaria. Pero el presidente Allende no hizo nada, ni siquiera se movió. Desde luego, él no puede ser acusado de carencia de ideales. Amaba con toda su alma la causa por la que luchaba y estaba firmemente convencido de su justeza. No le faltaba valor personal y estaba resuelto a llegar, como efectivamente llegó, incluso, hasta el sacrificio supremo. Pero su tragedia radica en que confiaba en el recurso a la razón para convencer a las fuerzas reaccionarias de que renunciaran a su actividad y cedieran por las buenas sus antiguas posiciones y privilegios.  

En Chile se pensaba que las más o menos viejas tradiciones democráticas, el parlamento, la actividad legal de los partidos políticos, la existencia de una prensa libre, etc. representaban un obstáculo insuperable para cualquier fuerza reaccionaria que intentara adueñarse del poder por medio de la violencia. Pero la realidad confirmó lo contrario. El golpe de Estado de las fuerzas de derecha probó que la burguesía tolera algunas libertades en tanto que no resulten lesionados sus intereses esenciales, y que cuando ve éstos amenazados, entonces no tiene en cuenta ética alguna.

Las fuerzas revolucionarias y progresistas de Chile han sufrido ahora una derrota, que, aunque bastante grave, es también pasajera. Se puede derrocar un gobierno constitucional, se puede asesinar a miles de personas y crear decenas de campos de concentración. Pero el ansia de libertad, el espíritu rebelde de un pueblo no pueden ser asesinados ni encarcelados. El pueblo resiste y eso demuestra que las masas trabajadoras no se conforman con la derrota, que están resueltas a extraer enseñanzas de ella y a continuar avanzando por el camino revolucionario. La lucha de liberación contra la reacción y el imperialismo tiene sus zigzags y sus altibajos. No cabe duda de que el pueblo chileno, que tantas pruebas de elevado patriotismo ha dado, que ha manifestado tanto amor a la libertad y a la justicia, que tanto odia al imperialismo y la reacción, sabrá movilizar sus fuerzas, luchar medida por medida contra sus enemigos y garantizar la victoria definitiva.  

jueves, 7 de septiembre de 2017

Impresionismo; Equipo de Bitácora (M-L), 2017


«El impresionismo fue una corriente artística que triunfó a finales del siglo XIX, gracias entre otros a Monet, su máximo representante. Como tal, respondía a las ansias de un nuevo estilo burgués en el arte.

Esta corriente tiene raíces en el realismo y en los paisajistas. Conecta con el realismo en cuanto a pintar lo contemporáneo, y con los paisajistas en fijarse especialmente en paisajes que causasen una honda impresión.

No hacían distinción entre bello y feo: para ellos era bello aquello que estuviese bien pintado y tuviese sentido.

No les preocupaba el sujeto histórico, el ser social, sino la anécdota y en concreto el ambiente natural. Su intención era llamar la atención del espectador con una combinación espectacular y original para los sentidos.

Constituyeron la luz como personaje fundamental de sus obras. A consecuencia todo lo corpóreo, formal y táctil se fue diluyendo, habiéndose solamente rasgos parciales, ráfagas de luz, etc.

Los objetos en caso de estar presentes tienen vagas formas. Es una descomunal abstracción, empero opuesto a la abstracción geométrica, algo que en las siguientes corrientes posteriores como el cubismo donde se acentuará aún más.

El expresionismo como corriente vanguardista nacida en el siglo XX en Alemania, sería la evolución de dicha corriente, con la diferencia que en vez de centrarse en el paisajismo y en general en temática naturalista, se centraría mucho más en temas personales, subjetivos». (Equipo de Bitácora (M-L); Terminológico, 2017)

martes, 5 de septiembre de 2017

Aclaraciones pertinentes sobre el atentado yihadista en Barcelona [Recopilación documental]; Equipo de Bitácora (M-L), 2017


«El bombardeo de mentiras y ocultamiento de la prensa al respecto de las causas del atentado en Barcelona y del rol de la religión musulmana, tienen como objetivo la manipulación. Veamos punto por punto lo más importante a clarificar.

El análisis de los medios de comunciación sobre los atentados yihadistas

Tras los atentados del 17 de agosto de 2017 ha sido realmente bochornoso ver cómo los medios de comunicación burgueses hablan de este fenómeno. No buscan entender cuáles pueden ser los motivos que llevan a jóvenes menores de 25 años a radicalizarse y cometer un acto así, pasan de lejos por cuestiones elementales tales como: la inadaptación, el desempleo, la frustración, la discriminación, la falta de oportunidades, y un largo etc. que resultan de las relaciones capitalistas de producción que imperan y dan lugar a la exclusión, y que por lo demás redunda en el autoaislamiento subjetivo y cultural que se condensa en un proceso de «guetificación» que sufre buena parte de la inmigración y población musulmana, algo que se expresa en el sentimiento de «ellos y nosotros» en uno y otro lado. 

Tampoco se analiza qué argumentos pueden vender los imanes «salafistas» para convencer a estos jóvenes para que desarrollen una ideología antioccidental que muchas veces se solapa al «takfirismo» –es una corriente fundamentalista del islam que acusa a otros musulmanes de herejía al no tener una lectura fundamental y por tanto de enemigos de Alá y el islam–; que los lleva en definitiva a perpetrar atentados contra objetivos civiles. También pasa desapercibido para esos medios la colaboración de España en las aventuras de Irak o libia, o los vínculos con Israel y EE.UU.; los dos países que más daño causan a los pueblos musulmanes hoy en día, y que de hecho están en el punto de origen del «yihadismo moderno», cuestión que si analizamos concluiremos que da argumentos de sobra a los fundamentalistas para nutrir su propaganda de un «islam sitiado» y a la defensiva ante la embestida del «cruzado occidental». 

viernes, 1 de septiembre de 2017

El apoyo del PCE(r) a aventurerismo terrorista de las RAF; Equipo de Bitácora (M-L), 2017


«Precisamente, la RAF en Alemania declaraba sentirse inspirada en los Tupamaros como los GRAPO. Pese a las leves divergencias entre los dos grupos europeos siempre mantuvieron grandes relaciones, y como los GRAPO reconocían, era un grupo con el que se sentían identificados. ¡Faltaría más!:

«¿Qué tipo de relaciones mantienen con otras organizaciones europeas como el IRA o la RAF de Alemania?

Bueno, los medios de comunicación han estado especulando durante estos años sobre las supuestas relaciones de los GRAPO con otras organizaciones revolucionarias de Europa. ¿Qué podemos decir sobre estas especulaciones? Con el IRA no mantenemos ningún tipo de relaciones, aunque comprendemos y apoyamos su justa lucha nacional. ¿Con la RAF y otras organizaciones antifascistas e internacionalistas? pues que nos sentimos mucho más identificados, no hay por qué negarlo». (Entrevista a miembros de los GRAPO, 1990)

La RAF fue otro grupo denunciado por los marxista-leninistas alemanes por cometer las mismas desviaciones típicas de «bandas armadas»:

«Como comenzó todo esto es bien conocido. En la Alemania Occidental de 1972 querían comenzar la lucha armada, fiel a sus modelos a seguir: «Mao, Fidel, Giáp, Marighella», siendo la mayoría de ellos intelectuales provenientes en su mayoría del movimiento estudiantil revolucionario de finales de los años 60 que albergaban un odio justificado al imperialismo, los crímenes de guerra del imperialismo estadounidense en Vietnam y la dominación brutal del capitalismo. Se veían a sí mismos como una élite revolucionaria, que propagaba la guerrilla urbana según el modelo de América Latina –en ausencia de una situación revolucionario y negando estar bajo dirección de un partido marxista-leninista– por lo que estaban fracasando antes de empezar a luchar. Esto no dice nada de su valentía personal, de su compromiso revolucionario pero sí de su juicio político. (...) Desde el principio, el partido –contrariamente a lo que a propósito mentirosamente ha difundido la prensa de Alemania Occidental– se ha distanciado de la RAF, por sus llamadas teorías: del uso del terrorismo expresado en intentos de asesinatos políticos sin conexión, de forma ajena con la lucha revolucionaria de las masas; de su blanquismo, que espera que la abolición para la humanidad de la esclavitud asalariada con la lucha de clase del proletariado es a través de la conspiración de una pequeña minoría de intelectuales; de su teoría del «impulso externo», la pequeña rueda de intelectuales revolucionarios que impulsa a la rueda grande, la clase obrera, para que funcione el engranaje; que establece que la clase obrera y los demás trabajadores, ya que son incapaces de elevarse a la lucha revolucionaria deben ser estimulados a través de acciones espectaculares; de su negación de la necesidad del partido marxista-leninista de vanguardia del proletariado y otras teorías oportunistas más. (…) El límite entre un revolucionario pequeño burgués y un contrarrevolucionario pequeño burgués obviamente se alcanza, cuando sus acciones, sus ataques, su terror, se vuelven contra el pueblo. (...) La historia de la RAF es un ejemplo clásico de la desesperanza de terrorismo pequeño burgués, como su principio revolucionario acaba en acciones contrarrevolucionarias». (Equipo de Bitácora (M-L); Recopilación de citas de Ernst Aust sobre la cuestión alemana y sobre el revisionismo alemán, 15 de enero de 2016)

¿Por qué teorías se caracterizaban las RAF? Sabemos que tenían una visión tercermundista de la lucha internacional. Una de las organizaciones maoístas españolas, que admiran a las RAF, reconoce:

«La RAF tiene claro que el frente de batalla está entre las metrópolis y las periferias, entre los países imperialistas y los países imperializados –el llamado Tercer mundo–. En su concepción, son los habitantes de las periferias y no los de los centros quienes están llamados a llevar a cabo la revolución proletaria mundial y a terminar con el sistema de intercambio imperialista saqueador de plusvalía. Los combatientes de la RAF se ven a sí mismos únicamente como partisanos «que operan tras las líneas enemigas». (Iniciativa Comunista; La fracción del Ejército Rojo, 2016)

¿Y en qué capa de la sociedad fijaba sus esperanzas como vanguardia de la revolución? En un alegato maoísta de la época de la «Revolución Cultural», decían:

«En la República Federal y Berlín Occidental, corresponde al movimiento estudiantil: su lucha en las calles, sus incendios, su uso de la violencia, su entusiasmo, también, por lo tanto, sus exageraciones y su ignorancia, en definitiva: su praxis, reconstruir el marxismo-leninismo como teoría política, al menos en la conciencia de la intelectualidad, sin la cual no se pueden aprehender los hechos políticos, económicos e ideológicos y el modo en que aparecen, sin la cual no se pueden describir sus conexiones internas y externas». (Fracción del Ejército Rojo (RAF); Concepción de la guerrilla urbana, 1971)

Negaban así el papel predominante del proletariado en nuestra época. Suponemos que los admiradores de las RAF están en conocimiento de que estos intelectuales, pequeño burgueses y lumpens eran seguidores de una de las corrientes revisionistas del momento como era la Escuela de Frankfurt, conocidos por su negación de las leyes objetivas y de la previsión científica de cualquier fenómeno. La RAF también eran afines a tesis como las de Herbert Marcuse que negaban el proletariado en pro del estudiantado, pero quizás todo esto era un «detalle» sin más relevancia, como el hecho de que tomasen el foquismo, el guevarismo urbano de Marighella o el guerrillerismo espotaneista de Débray como estrategia militar a seguir. Honestamente, a la mayoría de seguidores de la RAF parece importarles muy poco todo esto, puesto que: «¡Al menos pegaban tiros, al menos hacen algo! ¿Al menos no son pacifistas verdad?». Ese es la máxima línea de defensa de estos pobres diablos. Un argumento tan viejo como inútil:

«2) El hecho de tomar las armas como sabemos no significa ser representante de la clase obrera, marxista-leninista, ni siquiera revolucionario. Pero la teoría de que al ser marxista-leninistas o al menos verdaderos revolucionarios hay que perdonar ciertas desviaciones del proceso, como dando a entender que «es lo mejor que hay», es lo más patético que puede escucharse, es la teoría del «mal menor». Los verdaderos marxista-leninistas no hacemos «la vista gorda» cuando vemos que un camarada o un partido hermano incurre en un error, no aludimos a su carácter marxista-leninista para pasarle uno, dos o más errores, al revés el perdonar o ser condescendientes con las desviaciones es lo que podría hacer perder el carácter revolucionario y marxista-leninista a nuestro camarada o partido hermano, por lo que jamás transigimos con ello, lo criticamos con educación y paciencia. Del mismo modo el internacionalismo proletario está reñido con el sentimentalismo, el compadrazgo, él no permite sino que presupone la crítica a todas las variantes antimarxistas del panorama internacional, usen las armas o no;

3) Sobre la acusación de que señalar las desviaciones antimarxistas de un movimiento político que se reivindica como marxista es caer en el teoricismo, el doctrinarismo y que no ayuda a nada, es un despropósito. De lo que se deberían preocupar estos elementos es de tener el suficiente nivel ideológico como para saber discernir si las críticas emitidas tienen algo de sentido, ya que de ser ciertas, el movimiento político que está siendo criticado está usando la bandera de una doctrina a la que está ensuciando. De hecho, de lo que adolece el movimiento marxista-leninista de hoy en día es de verdaderos teóricos que analicen los movimientos locales e internacionales, históricos o presentes, pues la inoperancia predomina por doquier, y lo que prima es el seguidismo y el sentimentalismo, que muchas veces conduce a apoyar a grupos y figuras antimarxistas. Además, los conocimientos teóricos son necesarios para que en la práctica de la estrategia militar de toma de poder no se caiga en desviaciones como el aventurismo o el terrorismo, o para que una organización armada que llegue al poder no sea usurpada por elementos oportunistas debido al bajo nivel teórico y que usen la victoria militar para implantar un régimen capitalista-revisionista. Hay que empezar a considerar de una vez por todas el marxismo-leninismo como una ciencia, y como dijeron los clásicos, respetarla estudiándola concienzudamente». (Equipo de Bitácora (M-L)Una reflexión necesaria sobre las FARC-EP, los acuerdos de paz y la historia de las guerrillas en Colombia, 2016) 

Entre las RAF también eran famosos por figuras como el guevarista-maoísta Ulrike Meinhof, conocida por sus comentarios antistalinistas que le hacían el juego a la URSS socialimperialista a la que apoyaban:

«Lo poquísimo que habían conseguido los intentos stalinistas de politización mediante la agitación y la propaganda. La ingenuidad con la cual se hablaba antes de la invasión de un socialismo democrático de nuevo tipo, de compromiso con la Iglesia, de política antiimperialista, de una nueva formulación del marxismo, sin decir material y exactamente en qué pensaba (...) Es probablemente un producto de la despolitización masiva por obra de la política stalinista». (Ulrike Meinhof; Der Schock muß aufgearbeitet werden; Publicado en «Konkret», 10/1968)

¿Que opinara el castro-maoísta de Hasél cuando se entere de estas declaraciones de su musa? Callará o desviará el tema como acostumbra cuando le dejan en evidencia.

¿Quién era el culpable de la degeneración del Partido Comunista Checoslovaco y la invasión socialimperialista de la Unión Soviética de Brézhnev, y sus satélites, de 1968? ¡Por supuesto de Stalin que había fallecido en 1953! Esta crítica en realidad se nota de lejos que es una reproducción de la que hicieron en su momento los autores de la Escuela de Frankfurt, que acusaban a los regímenes capitalistas como socialistas de poner la técnica por delante de los ideales, de obsesionarse con los fines sin preguntarse si los medios son lícitos, de no prestar atención a la educación en valores humanistas, o de dar una educación en pro del pragmatismo. Por supuesto, eso evidencia que «no conocían nada» de la teoría marxista sobre cómo concibe este la cultura, el trabajo, el humanismo, y demás cuestiones en las cuales el marxismo está muy lejos de un frio pensamiento insensible, de un modelo de sociedad de productores autómatas sin ideales e intereses, precisamente al socialismo no le beneficia ese tipo de modelo con ese tipo de personas porque unos trabajadores sin inclinaciones e intereses, sin cultura, sin la vigilancia revolucionaria no pueden sostener el democratismo proletario, es presa fácil de la influencia ideológica de la vieja sociedad y de la presión ideológica del exterior. 

En la URSS de Stalin, que es la figura que más demoniza esta pandilla de demagogos, se hizo hincapié en conocer de forma profunda los fundamentos de la economía más allá de superficialidades para que la propiedad colectiva no sufra robos ni sea usurpada. Instó a que los productores se implicaran en la vida política y pusieran en su sitio a los burócratas, a que se los criticase y se condenara su mala gestión y se votara en su contra incluso si eran miembros del partido comunista. Exhortó a condenar la vanidad y el intelectualismo teniendo paciencia con la gente que no sabía emitir una crítica completa e implacable por miedo, ausencia de conocimiento o falta de costumbre, aclarando que debe rescatarse la esencia positiva de la crítica camaraderil, y animarlos a que siga hablando y señalando errores por el bien de todos. 

Otro caso que demuestra ese carácter del marxismo-leninismo es el de Albania; en esta experiencia socialista sus líderes comunistas se interesaban por la cuestión medioambiental desde la óptica marxista, pero también de la necesidad de eliminar el formalismo y el compadrazgo en las reuniones y tomas de decisiones, de acabar con la herencia patriarcal o el misticismo religioso, amortiguar la desigualdad entre las diferentes regiones del país, entre el campo y ciudad, de promover que el intelectual y el gobernante no se quedasen anquilosados en sus tareas y ayudasen en labores de la producción físicas durante al menos una temporada una vez al año, había una preocupación y se actuaba en consecuencia para no caer en la desproporcionada diferencia entre salarios que crease una capa de privilegiados separados del resto, donde se fustigaba el desinterés y el espíritu de delegar en terceros las cuestiones políticas que te incumben a ti y tú familia; reminiscencias heredadas de la sociedad anterior. Esto demuestra que lo que han propagado los intelectuales pseudomarxistas de estas escuelas aburguesadas no tiene nada que ver con la realidad.

Otra cosa muy diferente es lo que ocurría en los países revisionistas-capitalistas donde la propiedad sobre los medios de producción fue establecida o restablecida, donde las diferencias salariales y de clase se ahondaban, donde la diferencia entre trabajo físico e intelectual se ampliaban, donde el burocratismo abarcaba todo el sistema, en cuya cultura el egoísmo, la avaricia, el indiferentismo, el idealismo religioso, la cultura decadente y las drogas se propagaban como la peste, en especial entre la juventud. Muchos de los autores de la Escuela de Frankfurt al evaluar la URSS no hacen diferencia entre la época de Lenin y Stalin, y la época de Jruschov y Brézhnev, ni sus sucesores lo hacen a la hora de evaluar la Albania de Enver Hoxha a la etapa final con Ramiz Alia, no ven un cambio cualitativo de un periodo a otro, sino que lo tratan como un todo uniforme, algo que precisamente hace casi cualquier historiador burgués para endosar errores de la etapa revisionista-capitalista a la etapa socialista, esa es una de las razones por las que sus críticas son desechables desde ese momento y por completo.

¿A qué nos recuerdan estas declaraciones de Ulrike? ¿Y las declaraciones de la banda trotsko-guevaristas del MIR de Chile?

«Nació en pleno periodo stalinista, cuando las libertades se hacían aparecer como antagónicas con el socialismo, cuando se reducía el socialismo a la planificación de la economía y al aumento de la producción en toneladas de acero, cuando ejercía el poder una capa de funcionarios y militares, la burocracia y no la clase obrera y el campesinado». (MIR; El MIR y los sucesos en Checoslovaquia, 1968)

¿No nos suena estas palabras a Mao Zedong, a Jruschov, a Tito?

¿Era acaso esto verdad? ¿Los «stalinistas» checoslovacos no proporcionaron una formación ideológica a su partido y su población? Tal parece que estos zopencos no han leído ningún texto de los «stalinistas» de la época como Klement Gottwald, Josef Horn, Alexej Čepička o Václav Kopecký para permitirse afirmar esas barbaridades, ni mucho menos los materiales del Partido Comunista de Checoslovaquia (PCCh) de aquel momento. ¿No será más bien culpa de los antistalinistas como Gustáv Husák, Ludvík Svoboda que habían sido expulsados o degradados del partido y luego readmitidos por los jruschovistas checoslovacos tras la muerte de Gottwald? ¿No fueron los jruschovistas los que eliminaron cualquier línea de demarcación entre sus teorías políticas, económicas y culturales revisionistas con las de la socialdemocracia?

A los maoístas, trotskistas, anarquistas, castro-guevaristas eso les da igual, la culpa siempre será de Stalin, para nosotros mejor, pues traza una línea objetiva entre marxista-leninistas de los farsantes:

«A pesar de todas las disputas y desacuerdos los revisionistas de distintas especies coinciden en desacreditar y calumniar a Stalin, desde los soviéticos, eurocomunistas, titoistas, maoístas, trotskistas, anarquistas, espontaneistas, etc. Encontramos en ello aquí un frente común con los imperialistas, los fascistas y la reacción mundial. En este sentido, la actitud en torno a Stalin es una cuestión fundamental, un criterio, una línea de demarcación que separa a los verdaderos marxista-leninistas de los revisionistas y oportunistas de todos los matices, los verdaderos revolucionarios de los contrarrevolucionarios. Si defendemos a Stalin, defendemos al marxismo-leninismo, las tradiciones revolucionarias del Octubre Rojo de 1917 y la experiencia del primer Estado socialista fundado por Lenin y Stalin de hace 30 años. Nuestro compromiso con el Camarada Stalin no debe ser sólo un servicio de palabra. Honremos mejor a Stalin, aprendiendo de él. Aprendiendo de sus ricas experiencias sobre la lucha de clases, su espíritu revolucionario de lucha, su compromiso marxista-leninista, sus métodos de trabajo, etc. Adquiramos su capacidad de mirar al marxismo-leninismo no como dogma sino como guía de acción». (Equipo de Bitácora (M-L); Recopilación de citas de Ernst Aust sobre la cuestión alemana y sobre el revisionismo alemán, 2016)

Pasemos al siguiente punto». (Equipo de Bitácora (M-L); Estudio histórico sobre los bandazos políticos oportunistas del PCE (r) y las prácticas terroristas de los GRAPO, 2017)