«No cabe duda de que la figura de Évald Iliénkov (1924-1979) se ha convertido en el fetiche recurrente de varios individuos y grupos presuntamente «marxistas». Esto se puede ver, por ejemplo, en colectivos ideológicamente eclécticos como Ediciones Edithor o la Editorial Dos Cuadrados −que lo mismo rescata a Robinson Rojas, Bettelheim, Kámenev, Preobrazhenski, Trotski, Bujarin o Karel Kosík, ¿alguien da más?−. Pero, ¿quién era el señor Iliénkov? ¿Qué supuestos aportes realizó en el campo filosófico como para que las presuntas «editoriales revolucionarias» promocionen sus obras por delante de las de otros «marxistas ortodoxos»? ¿Tiene sentido considerar a Iliénkov como filósofo «outsider» de la línea del revisionismo soviético, e incluso como un disidente del régimen de Jruschov y Brézhnev, como insinuaron discípulos suyos como Mareev?
Para desvelar el misterio, nos valdremos de varias fuentes: en primer lugar, por supuesto, los escritos del propio Évald Iliénkov; en segundo lugar, las actas, textos de archivo y comentarios sobre su polémica en la compilación de Elena Illesh «Pasión por las tesis sobre filosofía 1954-1955» (2016); en tercer lugar, el libro del simpatizante de Iliénkov, David Bakhurst, titulado «Conciencia y revolución en la filosofía soviética. De los bolcheviques a Évald Iliénkov» (1991); en cuarto lugar, al artículo de A. Casta «Contra el materialismo vulgar» (2023), divulgador de las tesis de Iliénkov; y, en último lugar, en el intercambio epistolar que mantuvo con nosotros en mayo de 2022 un asiduo lector de Bitácora (M-L), también admirador del filósofo soviético.
La obra de este pensador, como la de tantos otros, no suele conocerse bien −o peor, se condiciona su estudio− por la publicidad de terceros. Ello suele tener como consecuencia que: a) o bien se termine reproduciendo las críticas −imperfectas o inexactas− de sus detractores y se evalúe injustamente el desempeño del autor en cuestión; b) o bien se acabe incurriendo en una sobrevaloración −e incluso endiosamiento− de la figura, todo, en base a unos méritos que no solo no han sido comprobados, sino que son creídos por una fe ciega en lo que afirman sus admiradores. Nosotros, como en otras ocasiones, al ser falibles también podremos incurrir en tales defectos, pero cualquier crítica, la cual es bienvenida, deberá diferir de una crítica erística y basada en argumentos sentimentales, algo que jamás hemos aceptado y aquí no será la excepción.
Nuestro objetivo no es, ni mucho menos, analizar en profundidad todos los entresijos de la obra de Iliénkov, ni siquiera todos los pormenores de la polémica de 1954-55, lo cual sería un ejercicio tan soporífero como estéril, sino que la tarea es otra mucho más pragmática y fructífera: recoger el origen de los defectos típicos de su obra inicial y demostrar su conexión con sus producciones posteriores. En suma, criticar los defectos típicos de este tipo de filósofos soviéticos de los años 60 y desmontar el aura que se ha creado en torno a Iliénkov como pensador «innovador» y «combativo», demostrando que las supuestas aportaciones de este filósofo, no esclarecen, sino que contribuyen a perpetuar la confusión sobre los principios de nuestra filosofía.
Evidentemente, que varias de las teorías de Iliénkov y sus discípulos se realicen en aparente o paralela crítica al «materialismo vulgar» y el «biologicismo», contra el «neokantismo» y el «neopositivismo»; o contra el «tecnocratismo» y el «cientificismo», nos es indiferente, ya que su resultado sigue siendo errado, por mucho que aseguren que sus armas apuntan contra «X» o «Y». Este tipo de discursos son peligrosos especialmente cuando se lanzan comenzando con una aceptación de las tesis marxista-leninistas que, a continuación, casualmente son «corregidas» y «mejoradas» trayendo trastos viejos ya refutados por la ciencia.
Esta vez, los subcapítulos constarán del siguiente listado:
a) ¿Cuál es el objeto de estudio de la filosofía marxista-leninista?;
b) Las categorías lógicas a debate;
c); Los defectos del «Círculo de Iliénkov-Koróvikov»: «metodologicismo», «anticientificismo» y otras cuestiones;
d) ¿Por qué los implicados se esforzaron tanto en reescribir la historia?;
e) La cuestión de los «ideales» y los «aportes» de Iliénkov;
f) ¿Existen diferencias entre los «fenómenos materiales» y los «fenómenos ideales»?;
g) ¿Es correcto hablar de «identidad» entre «ser» y «pensamiento»?
h) ¿Se puede afirmar en serio que Iliénkov era la esperanza para el verdadero «marxismo-leninismo»?