[Publicado originalmente en 2020. Reeditado en 2021]
«Los dirigentes de las organizaciones revisionistas no dedican la mayor parte del tiempo a elevar el nivel de conciencia general del pueblo, sino que gastan las energías de la militancia en actos rutinarios, burocráticos, aburridos y carentes de sentido. Gran parte de ellos están destinados a favorecer ese espíritu endogámico, ese culto a la autosatisfacción dentro de su círculo de adeptos. Todo el que haya militado allí sabrá que la mayor parte del tiempo se dedica a cuestiones baladíes o mal enfocadas. Reconstrucción Comunista (RC)-Frente Obrero (FO) no es la excepción, por mucho que sus jefecillos vendan la idea contraria, y por ello lo utilizaremos como eje de nuestra exposición. Si uno repasa las quejas de Lenin, estos grupos repiten los pecados que caracterizaron a los economicistas, mencheviques y oztovistas:
Tomemos el tipo del círculo [marxista] más difundido en los últimos años y examinemos su actividad. «Está en contacto con los obreros» y se conforma con eso, editando hojas que fustigan los abusos cometidos en las fábricas, la parcialidad del gobierno con los capitalistas y las violencias de la policía; en las reuniones con los obreros, los límites de estos mismos temas; sólo muy de tarde en tarde se pronuncian conferencias y charlas acerca de la historia del movimiento revolucionario, la política interior y exterior de nuestro gobierno, la evolución económica de Rusia y de Europa, la situación de las distintas clases en la sociedad contemporánea, etc.; nadie piensa en establecer y desenvolver de manera sistemática relaciones con otras clases de la sociedad. En el fondo, los componentes de un círculo de este tipo conciben al militante ideal, en la mayoría de los casos, mucho más parecido a un secretario de tradeunión que a un jefe político socialista. (...) Durante todo este tiempo, la redacción de Rabóchei Dielo ha dado de lado los problemas teóricos, a pesar de que preocupaban a todos los [marxistas] del mundo entero. (...) No significa sustituir una teoría con otra, sino liberarse de toda teoría íntegra y meditada; significa eclecticismo y falta de principios. (...) Y para [el marxismo ruso] la importancia de la teoría es mayor aún. (...) Nuestro partido sólo empieza a organizarse, sólo comienza a formar su fisonomía y dista mucho de haber ajustado sus cuentas con las otras tendencias del pensamiento revolucionario que amenazan con desviar el movimiento del camino justo. (...) Significa también que el movimiento incipiente en un país joven sólo puede desarrollarse con éxito a condición de que aplique la experiencia de otros países. Y para ello no basta conocer simplemente esta experiencia o limitarse a copiar las últimas resoluciones adoptadas; para ello es necesario saber enfocar de modo crítico esta experiencia y comprobarla uno mismo. (...) Sólo un partido dirigido por una teoría de vanguardia puede cumplir la misión de combatiente de vanguardia». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; ¿Qué hacer?, 1902)
Las formas fundamentales de agitación y propaganda
No se equivoquen, las labores de Reconstrucción Comunista (RC)-Frente Obrero (FO) no terminan en sus famosos desfiles ni en perder el tiempo agrediendo a sus exmilitantes en Valencia (*). Bien conocidos son los titánicos esfuerzos de elaboración y propagación de propaganda impuestas a la militancia. Carteles con la intención de alertar de su presencia en la zona, para «marcar territorio», que tras ser colocados duran menos de un día, bien porque esa es la duración media de vida que tiene este tipo de propaganda primitiva, bien por el rechazo generalizado que sufren por parte de casi todas las organizaciones antifascistas. Otro activismo «rompedor» consiste en engalanar las paredes de universidades y barrios con pintadas sobre su línea, la cual cambia de posición como el sol. Para variar, constan de eslóganes que no corresponden a las tareas reales del momento o que, directamente, son ridículos en su esencia, pues lejos de remover conciencias instan a la mofa. Obviamente, esta agitación visual está tan inspirada como sus plagios, basándose en mensajes manidos y en una estética que, en el mejor de los casos, causa una profunda indiferencia entre los trabajadores; en el peor, logran transmitir la imagen de ser un puñado de fanáticos.
Entre tanto, y en lo que respecta a su trabajo con la militancia de otras organizaciones, parece que todo se centra en retirar pancartas de otros sindicatos –como ha ocurrido recientemente en Elche (*), amenazar a los militantes del Partido Comunista de España (marxista-leninista) para que no asistían al acto conmemorativo del 27S, hacer graffitis en los domicilios de sus enemigos políticos (*), y un largo y ruin etcétera. ¡Todo un alarde de su capacidad de persuasión! ¡Seguro que así se ganan el respeto y a los mejores elementos del campo antifascista! También les gusta hacer pintadas en las sedes de otros partidos, escribiendo, por ejemplo: «Por el verdadero poder obrrrero. Por la repúblka popular y federal. Juventud Frerte obrero (sic)» (*). Cuánto recuerda esto a los neonazis que aún no han aprendido siquiera a dibujar una esvástica. Como dijimos, RC cree que se combate al reformismo a base de pintura, como hacen otros grupos, como podría ser el PCOE (*) o el P(m-l)T (*). Quizás piensan que solamente con los métodos gansteriles lograrán hegemonizar los espacios políticos, como si todas estas organizaciones no se cansasen de su actitud provocadora y acabasen rechazando y uniéndose cada vez más contra RC. Algunos dirán, ¿por qué RC tiene una política tan suicida entre la «izquierda»? ¿Por qué atacan de forma tan descarada si son minoría en comparación a otros grupos mucho más asentados? Porque la cúpula es sabedora de que por debates ideológicos y trabajo metódico nunca van a destacar más que el resto, por tanto, buscan darse publicidad. Además, tienen la misma mentalidad que la de los grupos nazis: presuponen que el resto de partidos y colectivos son solo morralla a barrer, «izquierda decadente» que solo cuenta con militantes pusilánimes en lo espiritual y físico, creyéndose que ellos son la «élite de la élite», unos «superhombres» que pueden aplastarlos como hormigas. A veces no son conscientes de que otros grupos nacionalistas, feministas, anarquistas y revisionistas, aunque efectivamente cuentan con muchos militantes pasivos y débiles de corazón, con otro puñado de equidistantes y gente que «no quiere problemas», también cuentan con militantes de «élite», gente abnegada que por mucho que esté tan engañada como ellos en muchas cuestiones, dan el todo por el todo, defienden con uñas y dientes su formación y su espacio, por lo que darán un escarmiento como RC saque los pies del tiesto. De hecho, no pocas veces sus jefes han tenido que retroceder y huir, empezando por su Secretario General y sus variadas mudanzas.
Para ellos es sumamente importante que durante los días señalados se haga acto de presencia. No sin razón los jefes creen que «enseñar musculo» en público es una de las principales tareas del partido. Así, ordenan a la militancia publicar en sus perfiles personales en redes sociales las «labores de la militancia» realizadas, todo sin ningún tipo de preocupación por la seguridad de la organización y facilitando la identificación de sus integrantes a amigos y enemigos. Recordemos que esta fue la «organización revolucionaria» que tuvo la feliz idea de subir una foto de su Comité Central a su web. En RC-FO también se caracterizan por subir a sus redes sociales oficiales con fotos «En apoyo a la huelga de X», engalanando las marquesinas de la ciudad con pegatinas con el logotipo de su organización o acudir a la manifestación «En apoyo a Palestina», lo mismo que hoy día hacen cincuenta mil grupos más como el PCOE, el PCTE, la «LR», o la Maza… pero esto no supone un «trabajo de elevación ideológica», un cambio cualitativo en el panorama, ni siquiera en las formas en qué lo hacen −porque es igual que todos−. En el caso de RC-FO han sido famosos por actos como convocar junto a otros grupos fascistas como Falange Española de las JONS (FE-JONS) manifestaciones bajo el lema «por la soberanía nacional» de España en el mismo lugar, como ocurrió el 22 de mayo de 2021 (*).
¿Y quién puede negar el afán sermoneardor de sus pintorescos militantes? Cual siniestros testigos de Jehová, o como los pobres universitarios que tienen que sacarse un dinero extra trabajando para las hipócritas ONG's, sus militantes te esperarán apostados en la salida del metro o cualquier zona concurrida (*), si cualquier incauto muerde el anzuelo y reconoce sentir confusión ideológica, si su vida política hasta ahora no ha tenido sentido, todo responde a la falta de algo, a que no ha tenido el placer de experimentar la «imperdible experiencia» que es militar en la secta, RC-Frente Obrero o, como rezan sus carteles: «La esperanza obrera». ¿Difícil resistirse, verdad? Dependiendo del transeúnte, se suelta un poco de verborrea nacionalista o un par de eslóganes contra el posmodernismo para atraer su atención, se le invita a las próximas charlas, se le pide el número y a pastar. ¿Han descubierto la panacea o están más desfasados que la música disco? Estos métodos no se diferencian en nada de lo que lleva años haciendo la UCE y cualquier secta maoísta similar (*).