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Este texto del marxista-leninista búlgaro, Vulko Chervenkov, quién a la muerte de Georgi Dimitrov en 1949 y Vasil Kolarov en 1950, intentó resguardar el legado de tales colosos del comunismo. Inicialmente logró tal propósito, pero para desgracia del pueblo búlgaro, a mediados de los 50 los cuadros sanos marxista-leninistas del partido –como Vulko Chervenkov o Anton Yugov– no lograron mantenerse firmes y retener el poder en el partido siendo sustituidos por cuadros jruschovistas como el infame Todor Zhivkov quiénes llevarían a Bulgaria por el camino del revisionismo soviético y la restauración capitalista.
Volviendo al texto en sí, aquí se refuta una de las más infames calumnias de los revisionistas del mundo –repetidas por los imperialistas–, dictada quizás para cubrir su propia conciliación con el revisionismo yugoslavo; nos referimos a la mentira propagada de que Dimitrov fue simpatizante de Tito. En realidad Georgi Dimitrov desde sus años en la Komintern –Internacional Comunista– ya mantuvo varias tiranteces con la actividad de Tito en su desempeño en el Partido Comunista de Yugoslavia.
He aquí un ejemplo de Dimitrov reprendiéndole por su actividad fraccionalista, engreída y burocrática:
«II. Opiniones e indicaciones del Camarada Dimitrov. «1) En el liderazgo del Partido Comunista de Yugoslavia existen fraccionalismos y usted es un fraccionalista. 2) Las cosas están en un estado muy pobre, en un estado podrido con usted. Tanto, como para darse cuenta uno mismo, que «usted no hará nada». (...) «Le dije a Walter directa y francamente que él no goza de la completa confianza del Comité Ejecutivo de la Komintern y que para obtener tal completa confianza necesitara demostrar en la práctica que está llevando a cabo concienzudamente las instrucciones del Comité Ejecutivo de la Komintern. Le dije a Walter: usted no es el líder central del Partido Comunista de Yugoslavia sino un oficial de enlace quién nos conecta con el proletariado yugoslavo y los activistas yugoslavos. Se necesita ayuda para establecer un liderazgo del partido en el país. Ahora tenemos que salvar el honor del partido y poner los asuntos del partido sobre una base más sana. Si usted ahora va Paris y clama y juegas el tipo rol de: «Yo soy el plenipotenciario del Comité Ejecutivo de la Komintern, puedo enviar a algunos a Estados Unidos y a otros Yugoslavia», usted habrá terminado. Es cierto que se requiere una purga. Pero no una llevada a cabo por uno solo hombre, líder del Partido Comunista de Yugoslavia: hay un grupo de camaradas en el país que se juntaran a usted, y es su deber discutir los asuntos con ellos y tomar en conjunto tales decisiones. Usted no tiene derecho a decidir sobre su única voluntad. Usted no eres un mandatario: el liderazgo interno del país decidirá». (Georgi Dimitrov; Registro de una conversación entre Dimitrov y Tito, 30 de diciembre de 1938)
Otra mentiras es esa que pretende que años después Dimitrov apoyó a Tito en la polémica yugoslavo-soviética y yugoslavo-kominformista. Mentira que se sigue difundiendo por la incapacidad y sobre todo por la desgana de los revolucionarios en el estudio de la obra del búlgaro. Georgi Dimitrov no sólo apoyo sin reservas la lucha contra el revisionismo yugoslavo a nivel exterior, sino que a nivel interior, dentro del partido, detectó la tendencia kostovista –actividad revisionista de Traicho Kostov– que Georgi Dimitrov se encargó personalmente de liquidar.
Cuando hablamos de Traicho Kostov nos referimos a una figura que fue desenmascarada durante los juicios de 1949 como confidente de la policía del Rey Boris tras su arresto de 1942, como agente británico durante la Segunda Guerra Mundial, y como enlace entre estos y Tito durante la guerra y posguerra. Esta pérfida influencia, como ocurrió en Albania con Koçi Xoxe, era fácil de demostrar sobre todo por el tipo de tendencias protitoistas que estos elementos albergaban: como querer diluir el partido en el frente, la subestimación de la fuerza de la clase obrera y su partido, la igualación de las relaciones entre un país socialista con el resto de país socialistas a las relaciones que mantiene con otros países socialistas, la suavización de la lucha de clases con las clases explotadoras nacionales, las actitudes antisoviéticas en distintos campos, etc. Algo que estos elementos protitoistas intentaban aplicar de igual modo en sus respectivos países. Hay que recordar que Traicho Kostov había formado parte de la tendencia izquierdista-sectaria, opuesta a Georgi Dimitrov y Vasil Kolarov, que dominó temporalmente el partido entre 1929 y 1930, tendencia que se acabaría reconociendo como la versión búlgara del trotskismo y que una vez derrotada, algunos como Traicho Kostov acabarían renegando de ella, aunque fuera solo formalmente.
El partido discutió la cuestión de Kostov a finales de 1948 –que había demostrado en las materias económicas actitudes antisoviéticas muy descaradas que suponían un paralelismo con Tito– dando como resultado su expulsión del Buró Político. Georgi Dimitrov le denunció públicamente dentro del partido durante el Pleno del Comité Central de enero de 1949 por cuestiones mayores; en junio fue detenido y confesó por escrito todas sus fechorías. Dimitrov muy enfermo en Moscú, envió esta carta al partido:
«En cuanto a lo de Kostov y los que piensan como él, el caso aún no se ha terminado. Después de leer las actas y la larguísima declaración de Traicho Kostov, he llegado a la conclusión de que se trata no sólo de un individualista intelectual y un arribista despiadado, sino de un astuto, traidor sin escrúpulos que no pueden permanecer en un partido que realmente sea bolchevique. Traicho Kostov se llena de odio base y oculta las piedras en su seno, con la esperanza de aprovechar cualquiera de las situaciones difíciles futuras en su favor con el fin de llegar a la cima de nuevo con sus intrigas y traiciones sin precedentes». (Georgi Dimitrov; Carta al Comité Central del Partido Obrero (comunista) Búlgaro, junio de 1949)
Durante el juicio Traicho Kostov negó ciertas partes de su declaración previa, y cuando fue condenado a muerte, volvió a reconocer su primera declaración con el objetivo de conseguir clemencia.
Este documento, no sólo confirma el apoyo al marxismo-leninismo de Georgi Dimitrov frente al revisionismo yugoslavo, sino que se alza como denuncia de la injerencia antimarxista yugoslava en tierra propia –como hicieran Zachariadis, Enver Hoxha, Rákosi, y otros dirigentes de otros partidos comunistas; sin olvidar que fueron muchas veces denuncias previas a la denuncia y condena pública colectiva del campo socialista sobre el revisionismo titoista–. Esto confirma, que la pugna soviético-yugoslava, húngaro-yugoslava, albano-yugoslava, o greco-yugoslava, no eran una casualidad, ni un invento paranoico de Stalin para satisfacer su «sed de sangre» como la historiografía burguesa presenta las purgas de los elementos titoistas, sino que es la consecuencia natural de las relaciones de Tito y su camarilla al tratar con sus vecinos, la adhesión de elementos nacionalistas-derechistas a conformar una alianza con elementos de igual significación ideológica, en resumen: la simple dialéctica de la lucha de clases, la unión del frente interno y el frente externo anticomunista.
La importancia histórica de Georgi Dimitrov no sólo radica en su comandancia de la Komintern y en sus análisis del fascismo o sus tácticas antifascistas de frente –hay algunos que no han pasado de leer su informe principal en el VIIº Congreso de la Komintern del 2 de agosto de 1935–, ahí no acaba su pensamiento como creen muchos de los actuales presuntos «marxista-leninistas» que lo intentan reivindicar –para postureo revolucionario–. Los escritos de Dimitrov de la experiencia de frente con los agraristas durante los años 20, su lucha para acabar con los conceptos premarxistas y antileninistas en los inicios del partido, la asistencia a los partidos comunistas y el subrayado sin titubeos de sus errores, sus teorizaciones sobre los cuadros en un partido comunista, la forma de tratar las etapas y alianzas de la clase obrera y su partido para transitar desde la etapa antifascista, antifeudal, antiimperialista hasta la etapa de construcción del socialismo, la explicación de cómo cambia el rol y las normas del frente en la etapa de construcción socialista, o sus escritos sobre la cultura proletaria, suponen excelentísimas aportaciones teórico-prácticas sobre la aplicación del marxismo-leninismo en situaciones variopintas.
Dejaremos la introducción a este documento de Vijay Singh –autor hindú que cuenta con interesantes críticas del revisionismo soviético, yugoslavo y chino– quién comenta, que uno de los factores que incrementan el mito de Dimitrov como protitoista es el hecho de que se censuraron sus críticas al revisionismo yugoslavo –y las alabanzas a Stalin– cuando se redactaron y reeditaron sus obras escogidas.
Volviendo al texto en sí, aquí se refuta una de las más infames calumnias de los revisionistas del mundo –repetidas por los imperialistas–, dictada quizás para cubrir su propia conciliación con el revisionismo yugoslavo; nos referimos a la mentira propagada de que Dimitrov fue simpatizante de Tito. En realidad Georgi Dimitrov desde sus años en la Komintern –Internacional Comunista– ya mantuvo varias tiranteces con la actividad de Tito en su desempeño en el Partido Comunista de Yugoslavia.
He aquí un ejemplo de Dimitrov reprendiéndole por su actividad fraccionalista, engreída y burocrática:
«II. Opiniones e indicaciones del Camarada Dimitrov. «1) En el liderazgo del Partido Comunista de Yugoslavia existen fraccionalismos y usted es un fraccionalista. 2) Las cosas están en un estado muy pobre, en un estado podrido con usted. Tanto, como para darse cuenta uno mismo, que «usted no hará nada». (...) «Le dije a Walter directa y francamente que él no goza de la completa confianza del Comité Ejecutivo de la Komintern y que para obtener tal completa confianza necesitara demostrar en la práctica que está llevando a cabo concienzudamente las instrucciones del Comité Ejecutivo de la Komintern. Le dije a Walter: usted no es el líder central del Partido Comunista de Yugoslavia sino un oficial de enlace quién nos conecta con el proletariado yugoslavo y los activistas yugoslavos. Se necesita ayuda para establecer un liderazgo del partido en el país. Ahora tenemos que salvar el honor del partido y poner los asuntos del partido sobre una base más sana. Si usted ahora va Paris y clama y juegas el tipo rol de: «Yo soy el plenipotenciario del Comité Ejecutivo de la Komintern, puedo enviar a algunos a Estados Unidos y a otros Yugoslavia», usted habrá terminado. Es cierto que se requiere una purga. Pero no una llevada a cabo por uno solo hombre, líder del Partido Comunista de Yugoslavia: hay un grupo de camaradas en el país que se juntaran a usted, y es su deber discutir los asuntos con ellos y tomar en conjunto tales decisiones. Usted no tiene derecho a decidir sobre su única voluntad. Usted no eres un mandatario: el liderazgo interno del país decidirá». (Georgi Dimitrov; Registro de una conversación entre Dimitrov y Tito, 30 de diciembre de 1938)
Otra mentiras es esa que pretende que años después Dimitrov apoyó a Tito en la polémica yugoslavo-soviética y yugoslavo-kominformista. Mentira que se sigue difundiendo por la incapacidad y sobre todo por la desgana de los revolucionarios en el estudio de la obra del búlgaro. Georgi Dimitrov no sólo apoyo sin reservas la lucha contra el revisionismo yugoslavo a nivel exterior, sino que a nivel interior, dentro del partido, detectó la tendencia kostovista –actividad revisionista de Traicho Kostov– que Georgi Dimitrov se encargó personalmente de liquidar.
Cuando hablamos de Traicho Kostov nos referimos a una figura que fue desenmascarada durante los juicios de 1949 como confidente de la policía del Rey Boris tras su arresto de 1942, como agente británico durante la Segunda Guerra Mundial, y como enlace entre estos y Tito durante la guerra y posguerra. Esta pérfida influencia, como ocurrió en Albania con Koçi Xoxe, era fácil de demostrar sobre todo por el tipo de tendencias protitoistas que estos elementos albergaban: como querer diluir el partido en el frente, la subestimación de la fuerza de la clase obrera y su partido, la igualación de las relaciones entre un país socialista con el resto de país socialistas a las relaciones que mantiene con otros países socialistas, la suavización de la lucha de clases con las clases explotadoras nacionales, las actitudes antisoviéticas en distintos campos, etc. Algo que estos elementos protitoistas intentaban aplicar de igual modo en sus respectivos países. Hay que recordar que Traicho Kostov había formado parte de la tendencia izquierdista-sectaria, opuesta a Georgi Dimitrov y Vasil Kolarov, que dominó temporalmente el partido entre 1929 y 1930, tendencia que se acabaría reconociendo como la versión búlgara del trotskismo y que una vez derrotada, algunos como Traicho Kostov acabarían renegando de ella, aunque fuera solo formalmente.
El partido discutió la cuestión de Kostov a finales de 1948 –que había demostrado en las materias económicas actitudes antisoviéticas muy descaradas que suponían un paralelismo con Tito– dando como resultado su expulsión del Buró Político. Georgi Dimitrov le denunció públicamente dentro del partido durante el Pleno del Comité Central de enero de 1949 por cuestiones mayores; en junio fue detenido y confesó por escrito todas sus fechorías. Dimitrov muy enfermo en Moscú, envió esta carta al partido:
«En cuanto a lo de Kostov y los que piensan como él, el caso aún no se ha terminado. Después de leer las actas y la larguísima declaración de Traicho Kostov, he llegado a la conclusión de que se trata no sólo de un individualista intelectual y un arribista despiadado, sino de un astuto, traidor sin escrúpulos que no pueden permanecer en un partido que realmente sea bolchevique. Traicho Kostov se llena de odio base y oculta las piedras en su seno, con la esperanza de aprovechar cualquiera de las situaciones difíciles futuras en su favor con el fin de llegar a la cima de nuevo con sus intrigas y traiciones sin precedentes». (Georgi Dimitrov; Carta al Comité Central del Partido Obrero (comunista) Búlgaro, junio de 1949)
Durante el juicio Traicho Kostov negó ciertas partes de su declaración previa, y cuando fue condenado a muerte, volvió a reconocer su primera declaración con el objetivo de conseguir clemencia.
Este documento, no sólo confirma el apoyo al marxismo-leninismo de Georgi Dimitrov frente al revisionismo yugoslavo, sino que se alza como denuncia de la injerencia antimarxista yugoslava en tierra propia –como hicieran Zachariadis, Enver Hoxha, Rákosi, y otros dirigentes de otros partidos comunistas; sin olvidar que fueron muchas veces denuncias previas a la denuncia y condena pública colectiva del campo socialista sobre el revisionismo titoista–. Esto confirma, que la pugna soviético-yugoslava, húngaro-yugoslava, albano-yugoslava, o greco-yugoslava, no eran una casualidad, ni un invento paranoico de Stalin para satisfacer su «sed de sangre» como la historiografía burguesa presenta las purgas de los elementos titoistas, sino que es la consecuencia natural de las relaciones de Tito y su camarilla al tratar con sus vecinos, la adhesión de elementos nacionalistas-derechistas a conformar una alianza con elementos de igual significación ideológica, en resumen: la simple dialéctica de la lucha de clases, la unión del frente interno y el frente externo anticomunista.
La importancia histórica de Georgi Dimitrov no sólo radica en su comandancia de la Komintern y en sus análisis del fascismo o sus tácticas antifascistas de frente –hay algunos que no han pasado de leer su informe principal en el VIIº Congreso de la Komintern del 2 de agosto de 1935–, ahí no acaba su pensamiento como creen muchos de los actuales presuntos «marxista-leninistas» que lo intentan reivindicar –para postureo revolucionario–. Los escritos de Dimitrov de la experiencia de frente con los agraristas durante los años 20, su lucha para acabar con los conceptos premarxistas y antileninistas en los inicios del partido, la asistencia a los partidos comunistas y el subrayado sin titubeos de sus errores, sus teorizaciones sobre los cuadros en un partido comunista, la forma de tratar las etapas y alianzas de la clase obrera y su partido para transitar desde la etapa antifascista, antifeudal, antiimperialista hasta la etapa de construcción del socialismo, la explicación de cómo cambia el rol y las normas del frente en la etapa de construcción socialista, o sus escritos sobre la cultura proletaria, suponen excelentísimas aportaciones teórico-prácticas sobre la aplicación del marxismo-leninismo en situaciones variopintas.
Dejaremos la introducción a este documento de Vijay Singh –autor hindú que cuenta con interesantes críticas del revisionismo soviético, yugoslavo y chino– quién comenta, que uno de los factores que incrementan el mito de Dimitrov como protitoista es el hecho de que se censuraron sus críticas al revisionismo yugoslavo –y las alabanzas a Stalin– cuando se redactaron y reeditaron sus obras escogidas.
El documento:
Introducción de Vijay Singh
Las siguientes partes del informe por Vulko Chervenkov sobre el fenómeno de Traicho Kostov constituye una evidencia formidable de la amarga lucha entre marxismo y el titoismo en Bulgaria a finales de 1940 y principios de 1950. Pero también hay información específica sobre el papel de Georgi Dimitrov para enfrentar la amenaza de la ideología de Tito, que había conseguido importantes puntos de apoyo en el partido y el Estado. Chervenkov cita dos extractos importantes del informe de Dimitrov al XVIº Pleno del Comité Central, que se celebró en julio de 1948, poco después de la correspondencia entre Stalin y Molotov con Tito y Kardelj, y también poco después de la resolución de la Kominform sobre Yugoslavia; documentos, que advertían las graves deficiencias de los dirigentes yugoslavos sobre cuestiones políticas y económicas. Aquí se pone de manifiesto las lecciones extraídas por Dimitrov sobre el impacto negativo de las actividades de los dirigentes yugoslavos y su influencia en la política de los comunistas búlgaros en relación con el Frente de la Patria y el aparato estatal.
Este material corrobora aún más la crítica hecha al grupo de Tito por Dimitrov en diciembre de 1948, durante el informe al Vº Congreso del Partido Obrero (comunista) Búlgaro; donde se denunció su lucha por la hegemonía en los Balcanes aprovechándose del viejo proyecto de Lenin y la Komintern para construir una Federación Balcánica [1]. Estos materiales proporcionan una prueba más de la absurda afirmación de que Dimitrov actuó como auxiliar de Tito y su partido en su lucha contra el Partido Comunista de la Unión Soviética, opinión vertida que como veremos no tiene ninguna base. Poco después de la muerte de Stalin el Partido Comunista de la Unión Soviética y el Partido Comunista de China restablecieron relaciones fraternales con los revisionistas yugoslavos [2]. Esto iba a ser el heraldo de la rápida introducción del nacionalismo y el «socialismo de mercado» al estilo yugoslavo, el cual había sido construido por Tito en Yugoslavia de una manera sistémica 1948-49, y sería introducido en las relaciones económicas y aplicado en la sociedad de la Unión Soviética y la China Popular después del XXº Congreso del PCUS de febrero de 1956 y el VIIIº Congreso del PCCh de septiembre de 1956. En la nueva administración política y como parte de la política de la eliminación de los comunistas de las posiciones de autoridad en la Unión Soviética y las democracias populares, Vulko Chervenkov se vio obligado a abandonar el puesto de Secretario General del partido en febrero de 1954, puesto que luego sería tomado por el revisionista Todor Zhivkov. Los escritos de Dimitrov fueron reeditados para corresponder a las necesidades del revisionismo moderno. Los comentarios críticos de Dimitrov en el XVIº Pleno del Comité Central de julio de 1948 respecto al titoismo fueron omitidos de las obras escogidas «autorizadas» para publicar en Bulgaria [3]. Las ediciones posteriores a los escritos de Dimitrov no llevaban este discurso en absoluto [4]. Por esos motivos es evidente, que la mayor parte de los escritos de Dimitrov publicados después de 1953 que están circulando a nivel internacional y han sido consultados por dos generaciones del movimiento comunista no puede ni ser considerados como selecciones representativas del corpus de su obra escrita ni pueden ser tratados como textualmente expresiones fiables de sus escritos reales.
Georgi Dimitrov y la lucha contra el titoismo en Bulgaria
El nacionalismo y las manifestaciones nacionalistas deben erradicarse allí donde se encuentren como una ideología hostil, ideología fascista, como el peor de los males.
El nacionalismo se revela en la hostilidad hacia la Unión Soviética, en el menosprecio de sus éxitos, en la negativa a reconocer y negar la experiencia histórica universal de la gran revolución socialista de octubre de 1917 como un ejemplo y modelo para todos los obreros y trabajadores en el todo el mundo en la subestimación de la propia fuerza y éxitos, en la subestimación de la fuerza y los éxitos de los demás, en la negación de la solidaridad proletaria internacional. El nacionalismo es la ideología de la traición al campo de la paz, la democracia y el socialismo, la constatación de la salida de este campamento y transferencia al campo del imperialismo, de la restauración, de la contrarrevolución bonapartista.
Nacionalismo significa la perversión del partido en un partido burgués, en un partido contrarrevolucionario. Nacionalismo significa la vuelta de Bulgaria a ser colonia del imperialismo. El nacionalismo es un golpe de muerte al patriotismo, al verdadero amor hacia la patria. Sin una lucha implacable hasta la muerte contra el nacionalismo, no puede haber ningún partido comunista.
El kostovismo es el nacionalismo búlgaro, la traición al socialismo, a Bulgaria. Tenemos que romper en pedazos la concepción vil y peligrosa del camino peculiar búlgaro, peculiar hacia el socialismo, de la superioridad de nuestro camino hacia el socialismo búlgaro sobre el camino soviético, de la posibilidad de que la lucha de clases sea suavizada en el periodo de transición del capitalismo al socialismo. Debemos confesar con franqueza que pagamos tributo a esta concepción bajo la influencia de las titoistas en el período en que todavía les consideramos como gente honesta. Esa nefasta influencia se reflejó en algunas actitudes en el momento de la reorganización del Frente de la Patria, o en el trabajo de algunos ministros. Pero lo podrido y traicionero que era el tablón en el que tratábamos de establecer nuestros pies, está ahora más claro que nunca. Tomamos medidas en el tiempo, pero a este respecto hay que agradecer al camarada Stalin, al Comité Central del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética, y a la resolución de la Kominform de junio de 1948.
Aún más con toda nuestra fuerza debemos fortalecer, ampliar y cuidar como a la niña de nuestros ojos la amistad búlgaro-soviética, y formar al partido en el espíritu del internacionalismo proletario –que en nuestro tiempo tiene su mejor y más clara expresión en la amistad enlazada con la Unión Soviética; la poderosa ciudadela del socialismo victorioso de la revolución internacional, en la lealtad y la devoción a la Unión Soviética, al Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética y al camarada Stalin no de palabra, sino con hechos que nos dejaran aún más enérgicamente entrenarnos y prepararnos para que el partido sea fiel y leal al internacionalismo proletario, a la Unión Soviética, al Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética, y al gran y querido maestro y guía el camarada Stalin– hasta el final y en todas las circunstancias.
Debemos ser fieles al legado del camarada Georgi Dimitrov.
En su discurso ante la XVIº Sesión Plenaria del Comité Central del camarada Georgi Dimitrov declaró:
«Con frecuencia perdemos de vista el hecho de que, aunque no existe la Komintern, los partidos comunistas forman un frente comunista internacional único bajo el liderazgo de los hombres más poderosos en las experiencia de la lucha contra el capitalismo y la construcción del socialismo: el partido de Lenin y Stalin; que todos los partidos comunistas tienen una teoría científica como su única guía para la acción –el marxismo-leninismo–, y que todos ellos tienen un maestro y guía general universalmente reconocido –el camarada Stalin– líder del partido bolchevique glorioso y la gran tierra del socialismo». (Georgi Dimitrov; Informe al XVIº Pleno del Comité Central del Partido Obrero (comunista) Búlgaro, julio de 1948)
Sobre el ejemplo yugoslavo sentenció:
«El ejemplo de Yugoslavia muestra con suficiente claridad que los que están a la cabeza de la dirección colectiva de sus partidos, sean quienes sean, deben sentir el control del partido. Nunca hay que olvidar que los líderes del partido pueden cambiar, pero el partido permanece, y seguirá permaneciendo. No es el partido que debe depender de los líderes, sino los líderes del partido, y serán los verdaderos líderes de los partidos en la medida en que se mantengan fieles a la invencible doctrina marxista-leninista y cumplan la voluntad colectiva de la voz del partido». (Georgi Dimitrov; Informe al XVIº Pleno del Comité Central del Partido Obrero (comunista) Búlgaro, julio de 1948)
Entorno a la autocrítica dijo en ese mismo informe:
«Si nosotros, los dirigentes del partido, siendo hasta el fin fieles discípulos de Lenin y Stalin, si como bolcheviques nosotros instantáneamente descubrimos, admitimos y rápidamente corregimos nuestros errores y debilidades, el peligro para nuestro grupo de una crisis como la crisis yugoslava estará descartado por completo». (Georgi Dimitrov; Informe al XVIº Pleno del Comité Central del Partido Obrero (comunista) Búlgaro, julio de 1948)
Cierto es que han existido problemas de similar esencia a la yugoslava:
«Pero, de hecho, hemos decidido permanecer fieles hasta la muerte al marxismo-leninismo, a la solidaridad comunista internacional, a nuestros maestros; Lenin y Stalin, y también haber demostrado aprender de ellos constantemente, sin descanso, siempre con más entusiasmo y competentemente». (Georgi Dimitrov; Informe al XVIº Pleno del Comité Central del Partido Obrero (comunista) Búlgaro, julio de 1948)
En el informe al Vº Congreso del Partido Obrero (comunista) Búlgaro, el camarada Dimitrov declaró:
«Nuestro partido tiene ante sí el gran ejemplo del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética, cuyo Comité Central, y su líder, el camarada Stalin, nos han prestado en varias ocasiones su inestimable ayuda mediante sus consejos. Nuestro partido, que toma una parte activa en la Kominform, está orgulloso de pertenecer a la gran familia del comunismo mundial, encabezado por el Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética y el líder de la humanidad progresista: Iósif Vissariónovich Stalin». (Georgi Dimitrov; Informe al Vº Congreso del Partido Obrero (comunista) Búlgaro, 19 de diciembre de 1948)
Este legado del camarada Georgi Dimitrov debemos cumplirlo sin condiciones y hasta el final.
Durante más de un año o más que hemos estado luchando para superar las deficiencias y debilidades en nuestro trabajo. Nosotros estamos teniendo ya éxitos notables, sobre todo desde el descubrimiento de la pandilla de Traicho Kostov, después del Pleno del Comité Central de junio. Sin embargo, a este respecto, hay una enorme cantidad de trabajo por delante para nosotros. Tenemos que superar las principales debilidades y deficiencias en nuestro trabajo. Por ello y con el fin de poner de manifiesto con claridad por qué no descubrimos la tendencia kostovista antes, en mi informe dibujé la máxima atención a nuestros defectos, debilidades y errores que existían en la víspera del descubrimiento y destrucción del kostovismo.
El actual pleno, sirve para extraer lecciones de la lucha contra el kostovismo, nos armara para la lucha en pro de superar con éxito nuestros propios defectos.
Segundo. Hay que tener cuidado con las generalizaciones incorrectas cuando se habla de las deficiencias de nuestro trabajo. Tales generalizaciones incorrectas nos llevaría a conclusiones erróneas y peligrosas. Uno o dos compañeros que han hablado intentando dibujar una imagen de lo ocurrido desde tiempo atrás, pero creo que mezclan sus colores demasiado, y temo que acabaran pintando imagen demasiado negra, extrayendo un concepto de que el conjunto de nuestro trabajo hasta el período de nuestro Vº Congreso aparezca ser casi totalmente equivocado. Eso es incorrecto. Eso es absolutamente incorrecto, camaradas.
La línea general de nuestro partido ha sido y es correcta. Los canallas kostovistas prepararon su conspiración en la cual deseaban derrocar al camarada Georgi Dimitrov, precisamente porque la política general y el trabajo de nuestro grupo era correcta.
Las cartas del Comité Central del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética al Comité Central del Partido Comunista de Yugoslavia eran y son de ayuda notablemente valiosa a los partidos comunistas. Ya sabéis cómo recibieron estas cartas los actuales líderes de Yugoslavia. Pero entre nosotros, el liderazgo de nuestro partido encabezado por el camarada Georgi Dimitrov, lo que sucedió fue todo lo contrario. Con todas nuestras fuerzas nos comprometimos a aplicar los consejos y recomendaciones que figuraban en esas cartas y, a la luz de todo lo sostenido, hicimos una justa y penetrante crítica a los titoistas, para revisar nuestro trabajo, para eliminar los errores admitidos, y tener cuidado con los pasos en falso.
¿Qué es lo que se desprende de este hecho? Este hecho es una demostración de que nuestra línea política era y es correcta, que gracias a ella hemos logrado varios resultados positivos importantes. Pero eso no quiere decir que no admitimos errores, que estábamos sin serias debilidades. Más bien este hecho demuestra que nuestros defectos y debilidades orgánicas no eran insuperables. Que ellos pueden, podían ser superados. En poco tiempo podemos superarlos, y los vamos a superar si sólo deseamos seriamente hacerlo. Creo que el actual Pleno del Comité Central desea hacer precisamente esto.
Así es como están las cosas. Por esa razón al criticar nuestros defectos, no debemos caer en los extremos. La crítica y la autocrítica que debemos desarrollar e inculcar en el partido por todos los medios, deben aumentar y cada vez más fortalecer la autoridad del Comité Central y de todo el partido como un partido bolchevique. Estoy profundamente convencido de que, como resultado de la aplicación sostenida de las decisiones de nuestro pleno, la autoridad del Comité Central y de todo el partido se incrementará.
Tercera. Algunos camaradas preguntan quién es personalmente responsable de nuestra adopción temprana de ciertos aspectos de la experiencia yugoslava que fueron tan negativos.
La respuesta es muy simple. En el momento de la guerra civil en Ucrania, como el camarada Stalin ha señalado, los obreros revolucionarios y marineros que perseguían a los bandidos blancos no muy lejos de Odessa decían: vamos sólo a llegar a Odessa, tomar la Entente y entonces ese será el final de todo nuestro sufrimiento y penurias.
Sobre la cuestión de la responsabilidad personal por nuestra adopción de la experiencia yugoslava negativa antes de la resolución de la Kominform, algunos camaradas están tratando de «tomar a la Entente».
La tarea es más complicada por desgracia. Hasta principios de 1948 todos nosotros en la dirección del partido no teníamos la suficiente vigilancia, éramos acríticos y ciegamente confiábamos en los titoistas. Esta circunstancia permitió a los imperialistas mandar desde Belgrado a los esbirros fascistas a espiarnos, para estudiarnos a fondo, para establecer nidos de conspiradores en nuestro país con la ayuda de sus compañeros espías como la banda de Traicho Kostov.
Sobre este punto, el camarada Georgi Dimitrov en su informe de la XVIº Sesión Plenaria del Comité Central:
«Como los vecinos más cercanos de Yugoslavia, destinábamos una colaboración cercana con los comunistas yugoslavos, lo que hizo que no exhibiéramos la vigilancia necesaria a estos dirigentes, hemos tenido una actitud acrítica hacia ellos, aunque algunos de ellos claramente nos dieron motivos para que adoptáramos una actitud crítica hacia ellos. No hemos seguido de cerca la política y la actividad de los dirigentes yugoslavos, con los que habíamos propuesto establecer una federación de los eslavos del sur. Es precisamente la ausencia de un estudio cuidadoso de las políticas llevadas a cabo por los dirigentes yugoslavos, y nuestra confianza ciega en ellos, lo que explica que entre nosotros hubiera una cierta influencia nociva de su política. Esa nefasta influencia se refleja sobre todo en la reorganización del Frente de la Patria y el aparato estatal. El traslado de los cuadros del partido en el aparato estatal y el Frente de la Patria se llevó a cabo de una manera tal que se produjo un indiscutible debilitamiento del liderazgo del partido». (Georgi Dimitrov; Informe al XVIº Pleno del Comité Central del Partido Obrero (comunista) Búlgaro, julio de 1948)
La culpa de nuestra adopción de los fallos de la experiencia yugoslava recae sobre todos nosotros, sobre todo el liderazgo del partido. Las del Comité Central del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética al Comité Central del Partido Comunista de Yugoslavia nos salvaron de un grave desastre.
Cuarta. El camarada Krustyu Stoychev encuentra que le criticamos porque él llevó a cabo las decisiones sobre la cuestión macedonia tomada en el Xº Pleno del Comité Central.
¿Es por eso que criticamos camarada Krustyu Stoychev? Si ese es el caso; ¿por qué criticamos solo al camarada Krustyu Stoychev? Si ese es el caso, en primer lugar debemos criticarnos a nosotros mismos.
El camarada Krustyu Stoychev está incurriendo en una desviación. Las decisiones de la Xº Sesión Plenaria del Comité Central sobre la cuestión macedonia fueron la línea del partido, durante el período comprendido hasta la traición de los titoistas, hasta la resolución de la Kominform.
¿Cuál es el punto en cuestión sobre el camarada Stoychev? Por qué debe usted responder? ¿Para la defensa de la línea del partido en ese período? ¡No! Como si un partido proletario podría ser llevado en orden con el simple hecho de defender la línea del partido!
La cuestión del camarada Stoychev, trata de algo bastante diferente. El punto es este. ¿Estaba el Comité Central de nuestro partido engañado por el entonces Comité de Distrito del partido en la región de Pirin cuando entró en relaciones con los kolishevistas? ¿Eran puestas las reuniones con ellos dispuestos sin el conocimiento del Comité Central? ¿Fue el camarada Georgi Dimitrov desacreditado en la región de Pirin, fueron sus retratos retirados a causa de ello? ¿A quién ciertos grupos de Septemvriiche toman el juramento; al camarada Dimitrov o a Tito? ¿En ese momento hubo un acuerdo entre usted y los titoistas detrás del conocimiento del Comité Central de nuestro partido?
Ese es el punto en cuestión. Por eso nos preguntamos: ¿está usted exculpado de toda manera de culpa en este asunto? ¿Sabía usted de estos hechos? ¿Sabía usted y advirtió al Comité Central de ello? ¿Acaso algún miembro del Comité Central en particular llegó actuar a espaldas del Comité Central; quién, dónde, cuándo? Les pedimos responder estos puntos y no otros. Pero a esto el camarada Krustyu Stoychev no nos dice nada al respecto. En mi opinión, ha dado un paso atrás de su propia autocrítica sobre esta cuestión en la XVIº Sesión Plenaria del Comité Central y ha incurrido en una desviación.
Notas
[1] Georgi Dimitrov; Informe al Vº Congreso del Partido Obrero (comunista) Búlgaro, 1948. Ver el capítulo Vº llamado: «La Federación eslava del sur y la cuestión macedonia».
[2] Ver el documento: Moni Guha; El revisionismo yugoslavo y el papel del PCUS y el PCCh, 1978 y Mao Zedong en la diplomacia; Ediciones en lenguas extranjeras; 1998.
[3] Georgi Dimitrov; Tom 14, mart 1948-yuni 1949; publicado por el POB; 1955.
[4] Georgi Dimitrov, Obras Escogidas, 3 volúmenes; 1972. Las publicaciones del Partido Comunista de la India de Dimitrov en este país siguieron esta tendencia. El grueso de la obra de Dimitrov disponibles en internet se ajusta a los intereses de la redacción revisionista.
[6] Todos los documentos editados por el equipo del Blog en el apartado BIBLIOTECA.
Vulko Chervenkov;
Lecciones fundamentales de grupo de Traicho Kostov
y lucha por su destrucción y las deficiencias en el trabajo del partido y nuestras tareas;
informe al Pleno del Comité Central del
Partido Obrero (comunista) Búlgaro,
16 de enero 1950
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