«La teoría del conocimiento es otro dominio de la filosofía que a propósito Mao Zedong y los actuales revisionistas chinos han especulado intentando falsificar la filosofía marxista-leninista.
Según los revisionistas
chinos, Mao Zedong, como en otras cuestiones, habría aportado su «importante
contribución» a la cuestión de la teoría del conocimiento, y habría permitido
un «profundo desarrollo» de ésta. Sus teorías y sus tesis serían
«desarrolladas» en obras como: «Sobre la práctica» de 1937, y «¿De dónde
provienen las ideas correctas»? de 1963.
El análisis de las concepciones teóricas
maoístas sobre el problema de la teoría del conocimiento y, sobre todo, la
nociva acción de su puesta en práctica, muestra claramente que estos conceptos
están al servicio de los intereses de clase de la pequeña burguesía y de la
burguesía china. Sirvieron pues, a los objetivos pragmáticos del grupo
dominante en el poder.
Los conceptos maoístas de la teoría del conocimiento están alejados de la teoría materialista dialéctica del conocimiento. Existe un contraste radical de principio entre ellas. Mao Zedong trató la teoría del conocimiento a partir de posiciones subjetivistas, metafísicas y mecanicistas, eclécticas y pragmáticas.
a) Mao Zedong falsificó la noción marxista-leninista de proceso del conocimiento
En las obras: «Sobre la práctica» de 1937, y «¿De dónde provienen las ideas correctas»? de 1963. Mao Zedong se detiene sobre los problemas del proceso del conocimiento, pero los trata a partir de posiciones metafísicas.
a) Mao Zedong falsificó la noción marxista-leninista de proceso del conocimiento
En las obras: «Sobre la práctica» de 1937, y «¿De dónde provienen las ideas correctas»? de 1963. Mao Zedong se detiene sobre los problemas del proceso del conocimiento, pero los trata a partir de posiciones metafísicas.
Como fenómeno social, el
conocimiento es un proceso complejo que comprende numerosos eslabones y grados,
y se desarrolla constantemente haciéndose más profundo. El conocimiento se
granjea a través de las relaciones orgánicas establecidas entre sus elementos
sensibles y racionales. Así, los sentidos y la razón trabajan juntos en el
curso de este proceso exprimiendo mucho más la diferencia entre las sensaciones
y las percepciones humanas y las animales. Cuando el hombre recibe estímulos
por la percepción, su razón no pasa inactiva en el proceso. Por otra parte,
cuando razona, el hombre piensa a partir de los datos abastecidos por sus
órganos sensitivos. Sobre esta base y gracias a la práctica, el conocimiento se
profundiza gradualmente, y del conocimiento empírico viene el conocimiento
teórico, enriqueciendo las teorías existentes y creando las nuevas teorías.
Dividir el único proceso del
conocimiento en empirismo y racionalismo, es decir en el hecho de considerar
unilateralmente como absolutos los datos de los sentidos o los del pensamiento
abstraído en el curso de este proceso, constituye una característica clásica de
la filosofía premarxista. Los fundadores de la filosofía marxista-leninista
trataron de manera materialista-dialéctica el proceso único del conocimiento,
criticando los conceptos idealistas y metafísicos. Lenin caracterizó así este
progreso dialéctico:
«De la intuición viva al pensamiento abstracto, y de éste a la
práctica: tal es el camino dialéctico del conocimiento de la verdad, del
conocimiento de la realidad objetiva». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin;
Cuadernos filosóficos, 1915)
En oposición total con la
dialéctica marxista, Mao Zedong escinde de manera metafísica el proceso
dialéctico del conocimiento en dos etapas a las cuales atribuye una existencia
independiente, en sí. Esta división es de hecho una vuelta al diseño filosófico
premarxista, aunque los revisionistas chinos hubieran proclamado que se trataba
de un «descubrimiento» de Mao Zedong.
Según éste, el primer grado
del conocimiento es el de la «percepción sensible», «sensaciones y
representaciones». Según Mao Zedong, la sensación, la percepción existen, pero
sin la razón. En cuanto al concepto leninista de: «intuición viva», no lo
identifica con las sensaciones, las percepciones, las representaciones, pero
ello representa la propia unidad dialéctica y orgánica del elemento sensible y
del elemento racional.
Mao Zedong llama al segundo
grado del conocimiento el de los conceptos, los juicios y las deducciones. Este
grado también tiene la existencia de un concepto maoísta independiente. En este
concepto, la razón, el pensamiento abstracto constituye en sí mismo un cierto
grado de conocimiento:
«La expresión de la Crónica de los tres reinos: «Frunció el
entrecejo y le vino a la mente una estratagema», o la del lenguaje corriente:
«Déjeme reflexionar», significan que el hombre, empleando conceptos en el
cerebro, procede al juicio y al razonamiento. Esta es la segunda etapa del
conocimiento». (Mao Zedong; Sobre la práctica, 1937)
De esta manera, el
sentimiento, el conocimiento sensible se separa de la razón, del conocimiento
racional. Esta es una distorsión de la esencia del proceso de conocimiento, una
negación de su carácter social.
Cuando el hombre conoce las
cosas, los fenómenos, la realidad objetiva, adquiere un saber. Sin saber, no
hay conocimiento. Pero la formación del saber, su formulación, su fijación y su
expresión se efectúan tratando la experiencia sensible por medio de los métodos
y las formas de la lógica. Lenin dijo que la forma del reflejo de la materia en
el conocimiento humano, eran justamente los conceptos, las leyes, las
categorías, etc.:
«El hombre no puede captar = reflejar = [reproducir] la naturaleza
como un todo, en su integridad, su «totalidad inmediata»; sólo puede acercarse
eternamente a ello, creando abstracciones, conceptos, leyes, una imagen
científica del mundo, etc». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Cuadernos
filosóficos, 1915)
Precisamente es porque el
hombre obra con la razón que puede comprender las cosas, los objetos o los
fenómenos que siente y percibe. Los datos que le abastecen sus órganos
sensitivos constituyen el contenido de saberes de diferentes niveles. Así, el
concepto materialista-dialéctico no escinde el proceso único del conocimiento
en conocimiento sensible de una parte, donde la razón estaría ausente, y en
pensamiento abstracto por otra parte, de donde lo sensible sería excluido. Esto
no significa que con la existencia de grados de conocimiento, los niveles de
conocimiento se nieguen. El saber va haciéndose más profundo y ensanchándose
sin cesar. No hay que confundir pues el proceso único del conocimiento con el
nivel del saber alcanzado en un momento dado o una etapa determinada de este
proceso. Para Mao Zedong al contrario, la unicidad del proceso del conocimiento
es formal, ya que para él de hecho en su primera fase inferior, el conocimiento
solo es sensible, y se vuelve racional solo en su segunda fase superior:
«En la etapa inferior, el conocimiento se manifiesta como
conocimiento sensorial y, en la etapa superior, como conocimiento lógico, pero
ambas son etapas de un proceso cognoscitivo único. (...) La sensación sólo
resuelve el problema de las apariencias; únicamente la teoría puede resolver el
problema de la esencia». (Mao Zedong; Sobre la práctica, 1937)
Lamentablemente para Mao
Zedong, la sensación es separada de la razón y las dos trabajan de manera
diferente e independiente la una de la otra.
Sabemos que el conocimiento
se hace más profundo sobre el camino que lo conduce desde los fenómenos hasta
la esencia de las cosas y de los hechos. El fenómeno y la esencia precisamente
constituyen momentos determinados del conocimiento. Pero esto no significa de
ningún modo que el conocimiento del fenómeno por las sensaciones no apele a la
razón, o que la razón sola permita conocer la esencia sin los datos de los
órganos de los sentidos. Este corte en dos del proceso de conocimiento es una
forma de metafísica:
«La esencia aquí es que tanto el mundo de los fenómenos como el
mundo en sí son momentos del conocimiento de la naturaleza por el hombre,
etapas, alteraciones o profundizaciones –del conocimiento–». (Vladimir Ilich
Uliánov, Lenin; Cuadernos filosóficos, 1915)
Este concepto leninista del
proceso del conocimiento es dialéctico. Lenin no considera de ningún modo la
aprehensión del fenómeno como que es la obra de las solas sensaciones o
percepciones sin intervención de la razón, ni considera la aprehensión de la
esencia de las cosas o hechos como algo separado de la razón. Lenin contempla
la adquisición de datos sobre los fenómenos así como la aprehensión de la
esencia de las cosas o de los hechos como la obra del conocimiento como unidad
del elemento sensible y del elemento racional, los cuales toman su origen en la
práctica social material. Así es como el conocimiento se hace más profundo
continuamente.
Mao Zedong separa de manera
metafísica el fenómeno de la esencia, se esfuerza por enlazar lo sensible y lo
racional intercalando entre ellos un salto. En efecto, llama «salto» al paso de
lo sensible a lo racional. Luego según él, cuando se pasa a la práctica, otro
«salto» se efectúa. Así el proceso del conocimiento se resume según Mao Zedong
en el esquema siguiente: sensible - salto - racional - salto - practica -
salto, etc. y así sucesivamente, sin fin:
«Al acumularse cuantitativamente este conocimiento sensitivo se
producirá un salto y se convertirá en conocimiento racional, en ideas. (...)
Después de las pruebas de la práctica, el conocimiento de la gente realizará
otro salto, que es más importante aún que el anterior». (Mao Zedong; ¿De dónde
provienen las ideas correctas?, 1963)
La escisión metafísica y
mecanicista del proceso único del conocimiento conduce a Mao Zedong a que lo
considere como un proceso por saltos. De hecho, él mismo confunde la cuestión
de la fuente del saber y el problema del proceso del conocimiento. Es verdad
que la sensación y la percepción, las formas del reflejo sensible, difieren de
formas del reflejo racional, tales como los conceptos, los juicios y el
raciocinio. Pero el conocimiento es un proceso que no puede realizarse separando
las formas del reflejo sensible en sí de las formas del reflejo racional.
Cuando el proceso del conocimiento se hace más profundo, el conocimiento sufre
cambios cualitativos, se enriquece del contenido del saber y de las verdades
objetivas, las viejas teorías desaparecen y se crea una teoría nueva. En el
proceso del conocimiento, los saberes se vuelven siempre más profundos y más
completos. Pero este saber no puede granjearse bajo formas del reflejo sensible
separadas de las formas del reflejo racional y no directamente atadas a la
práctica. El concepto maoísta elimina la base, el fundamento, la fuente del
conocimiento, la fuerza que lo provoca y la empuja a seguir sin más adelante:
la práctica. En la concepción maoísta, el yo sensible, el pensamiento abstracto
y la práctica se separan. El hecho es por lo tanto, negar los elementos que
realizan el conocimiento sensible y racional con la práctica como base. Pese a
que es así como se realiza el conocimiento, que se verifica el saber, que se
alcanza la verdad objetiva.
La verdad, dice Lenin, es un
proceso. De la idea subjetiva el hombre alcanza la verdad objetiva por medio de
la práctica. Pero precisamente, la separación de manera metafísica y
mecanicista lo sensible de lo racional, las formas del reflejo sensible de las
formas del reflejo racional, el fenómeno de la esencia, conduce a que Mao
Zedong separe el conocimiento de la práctica. Cuando Mao Zedong llama primer
grado del conocimiento al grado de las sensaciones deja en el olvido la
práctica. La separación del proceso del conocimiento efectuado por Mao Zedong
se posiciona irreversiblemente en contradicción con la tesis de la filosofía
marxista-leninista sobre la práctica como la base del conocimiento. De hecho
esta escisión maoísta es la negación de esta tesis esencial del
materialismo-dialéctico.
Mao Zedong trata el proceso
del conocimiento de modo completamente vulgar. En su obra ya citada: «¿De dónde
provienen las ideas correctas?» de 1963, formula la idea que el primer grado
del conocimiento es el del paso:
«Que conduce de la materia objetiva a la conciencia subjetiva, de
la existencia a las ideas». (Mao Zedong; ¿De dónde provienen las ideas
correctas?, 1963)
Y considera luego el segundo
grado como el del paso:
«Que conduce de la conciencia a la materia, de las ideas a la
existencia». (Mao Zedong; ¿De dónde provienen las ideas correctas?, 1963)
Se resumiría su concepto
propio de este modo:
«Al comienzo, el conocimiento es puramente sensitivo. Al
acumularse cuantitativamente este conocimiento sensitivo se producirá un salto
y se convertirá en conocimiento racional, en ideas. Este es el proceso del
conocimiento. Es la primera etapa del proceso del conocimiento en su conjunto,
la etapa que conduce de la materia objetiva a la conciencia subjetiva, de la
existencia a las ideas. (...) Luego se presenta la segunda etapa del proceso
del conocimiento, la etapa que conduce de la conciencia a la materia, de las
ideas a la existencia». (Mao Zedong; ¿De dónde provienen las ideas correctas?,
1963)
Mao Zedong opera pues con los
conceptos hegelianos de «materia objetiva» y «espíritu subjetivo», apuesta como
Hegel a: «la transformación de la materia en espíritu» y del «espíritu a
materia». Este concepto maoísta es una deformación del problema del objeto y
del sujeto del conocimiento. Todo esto traduce la ignorancia filosófica de Mao
Zedong, la mezcla ecléctica que efectúa con las principales corrientes
filosóficas.
Para el
materialismo-dialéctico el objeto del conocimiento no es la materia en general,
la realidad objetiva en general, sino solo la parte de la realidad objetiva de
las cuales se aplica la práctica social. Por el contrario, el sujeto del
conocimiento no es la conciencia, el espíritu subjetivo, sino el hombre, la
sociedad humana. Por otra parte el conocimiento es el reflejo por el lado
subjetivo del conocimiento, teniendo como base la práctica, los lados o las
relaciones de la realidad objetiva. En este reflejo son producidos bajo
la forma de figuras ideales las cosas, su carácter y sus relaciones objetivas.
El concepto maoísta de: «transformar la materia en espíritu» es de hecho una
deformación vulgar del concepto materialista-dialéctico del reflejo.
La conciencia y el
conocimiento están indisolublemente atados pero no son la misma cosa. En la
conciencia del hombre, el saber constituye el núcleo. Pero en la estructura de
la conciencia humana existen también otros elementos. De ese modo, la
identificación por Mao Zedong del «espíritu» con conocimiento niega esta
diferencia y al mismo tiempo deforma el mismo concepto propio del conocimiento
y su contenido.
Para dejarlo claro, según la gnoseología
marxista-leninista, el conocimiento es el resultado de la acción recíproca del
sujeto y del objeto del conocimiento teniendo como base la práctica. En esta
cooperación, el sujeto del conocimiento adquiere saber sobre el objeto del
conocimiento, reflejándolo. Pues no existe la menor: «transformación de la
materia en espíritu» ni «del espíritu en materia», pero se produce el reflejo
de las propiedades, los aspectos, las características, los lazos de las cosas y
de los objetos. Por otra parte, realmente se produce un cambio en el curso del
proceso del conocimiento, pero se trata del paso del conocimiento de los
fenómenos al de la esencia de las cosas o de los hechos dados. Este cambio no
es súbito y el conocimiento de la esencia de las cosas o de los hechos es un
proceso que se hace más profundo constantemente de un grado al otro. Es así, en
la dialéctica del conocimiento según Lenin:
«El pensamiento humano se hace indefinidamente más profundo, del fenómeno a la esencia de la esencia de primer orden por así decirlo, a la esencia de segundo orden, y así hasta el infinito». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Cuadernos filosóficos, 1915)
b) Mao Zedong deforma el concepto marxista-leninista de la práctica y de la unidad teoría-práctica
En los escritos y el discurso de Mao Zedong, la noción de práctica es utilizada abundantemente y la exigencia del lazo entre la teoría y la práctica es mencionada. En la práctica, ha tomado prestado de la filosofía marxista-leninista la tesis según la cual: la práctica debe ocupar el primer sitio, que es la base del conocimiento, la fuente del conocimiento y el criterio de la verdad. Pero la cuestión no debe ser vista de manera formal, como un eslogan. Es especialmente importante aclarar lo que Mao Zedong entendía por la práctica. El análisis de este problema indica claramente que el concepto maoísta de práctica proviene del materialismo espontáneo y vulgar entrelazado por el idealismo subjetivo y el pragmatismo.
b) Mao Zedong deforma el concepto marxista-leninista de la práctica y de la unidad teoría-práctica
En los escritos y el discurso de Mao Zedong, la noción de práctica es utilizada abundantemente y la exigencia del lazo entre la teoría y la práctica es mencionada. En la práctica, ha tomado prestado de la filosofía marxista-leninista la tesis según la cual: la práctica debe ocupar el primer sitio, que es la base del conocimiento, la fuente del conocimiento y el criterio de la verdad. Pero la cuestión no debe ser vista de manera formal, como un eslogan. Es especialmente importante aclarar lo que Mao Zedong entendía por la práctica. El análisis de este problema indica claramente que el concepto maoísta de práctica proviene del materialismo espontáneo y vulgar entrelazado por el idealismo subjetivo y el pragmatismo.
Para Mao Zedong, la práctica
es una acción operada por la voluntad humana. Reduce la práctica a la
experiencia personal del hombre, a la actividad individual, denegándole así
todo carácter objetivo y social en sí. Este concepto concibe primero la
práctica como una actividad subjetiva del hombre, es decir, como para Hegel, la
realización de la idea. Identificando práctica y experiencia personal e
individual, Mao Zedong contempla la práctica como una actividad individual,
como una actividad subjetiva, como la realización de las ideas humanas y de la
voluntad. Esta opinión constituye una negación abierta del carácter objetivo,
material y social de la práctica. Para Mao Zedong, en el curso del proceso del
conocimiento, todo está bajo la dependencia de la experiencia personal y es la
experiencia personal e individual la que sirve de base para conocer, para
alcanzar la verdad, «para volverse revolucionaria». Aun cuando a partir de los
contenidos de la práctica menciona la actividad productiva, la actividad
política y la experimentación científica social, Mao Zedong reduce la práctica
a una acción particular, a una experiencia personal de un individuo o a una
acción definida de un grupo particular. El hombre o el grupo determinado son concebidos
en este caso de manera abstracta, el hombre no es visto como un ser social,
como miembro de una sociedad y de una clase determinada. El hombre social que
actúa sobre la realidad objetiva adquiere una experiencia individual. Esto no
puede ser negado, pero el hombre es ante todo un ser social, un portador de
relaciones sociales determinadas. En la sociedad dividida en clases no hay
hombre que se sitúe por encima de las clases o aparte de las clases. De ese
modo, la práctica es la actividad material y social de hombres y de las clases
determinados para transformar la naturaleza y la sociedad.
La práctica y el conocimiento
son atados orgánicamente de manera dialéctica. Pero la práctica está en la base
de esta relación dialéctica, es la base del conocimiento, la fuente del saber,
la fuerza que empuja adelante el conocimiento. Es por eso que Lenin subraya
que:
«La práctica es superior al conocimiento –teórico–, porque posee,
no sólo la dignidad de la universalidad, sino también la de la realidad
inmediata». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Cuadernos filosóficos, 1915)
El conocimiento no puede
obtenerse aparte de la práctica, mientras que Mao Zedong opone el uno al otro y
niega el lazo dialéctico entre ellos:
«Practicar, conocer, practicar otra vez y conocer de nuevo. Esta
forma se repite en infinitos ciclos». (Mao Zedong; Sobre la práctica, 1937)
Esta, es una división
mecanicista de la práctica y del conocimiento. Primero, la práctica como
actividad material objetiva para nada es instintiva. La práctica es una
actividad social y consciente de los hombres. De ese modo, la actividad
material, la práctica social no está libre del conocimiento. Es un aspecto de
la cuestión.
Por otra parte, la práctica y
el conocimiento no constituyen dos dominios absolutamente separados que se
sucederían en el espacio y el tiempo repitiéndose constantemente. Mao Zedong
separa de hecho la práctica y el conocimiento en el espacio y el tiempo. Para
él, al principio hay una práctica que libera al conocimiento, luego la práctica
se termina y empieza el conocimiento, luego el conocimiento se termina y la
práctica empieza de nuevo y el ciclo prosigue así sin fin. Esta es una forma
mecanicista, un prima metafísico del concepto de la relación
práctica-conocimiento.
Es verdad que la práctica
social material es la base del conocimiento, la fuente del saber, el objeto del
conocimiento, el dominio de aplicación del conocimiento y que, según este
concepto se sitúa más alto que el conocimiento, que la teoría, que es el
reflejo sintetizado por la práctica. Pero la teoría no sigue con ceguera a la
práctica. Tiene una independencia relativa. Va y debe ir a la delante de la
práctica. La oposición maoísta entre práctica y conocimiento no tiene en cuenta
este aspecto importante de la relación. En el concepto maoísta la teoría no va
a la delantera de la práctica. El diseño maoísta tampoco no tiene en cuenta
otro aspecto esencial de la relación entre práctica y conocimiento. Pues la
práctica y el conocimiento, en el concepto materialista-dialéctico no van
unidos de modo externo y temporal, cíclico. La práctica encuentra
constantemente al conocimiento, a cada uno de sus grados, a cada una de las
etapas de su desarrollo. Teniendo como base la práctica nace el saber, se hace
más profundo el conocimiento, se constituyen las teorías; teniendo como base la
práctica se verifican y son corregidos el saber, las teorías; en la práctica se
aplican éstas y a través de la práctica se efectúa el perfeccionamiento
continuo del saber, del conocimiento, de la teoría. El conocimiento profundo de
la realidad objetiva, el saber teórico, el paso del fenómeno a la esencia, el
conocimiento de la necesidad y de las leyes tienen como fundamento la práctica.
Mao Zedong ve en cuanto a el el paso del conocimiento a la práctica y de la
práctica al conocimiento como que es el paso del espíritu a la materia y de la
materia al espíritu, como el ensayo cíclico e infinito de esta transformación:
«A menudo sólo se puede lograr un conocimiento correcto después de
muchas reiteraciones del proceso que conduce de la materia a la conciencia y de
la conciencia a la materia, es decir, de la práctica al conocimiento y del
conocimiento a la práctica». (Mao Zedong; ¿De dónde provienen las ideas
correctas»? 1963)
De este modo, la materia se
identifica con la práctica y el conocimiento con el espíritu –la conciencia–.
La noción filosófica de materia tiene en verdad un contenido diferente de la
noción de práctica. La noción de materia designa la realidad objetiva, que
existe independientemente de la conciencia humana, mientras que la noción de
práctica designa la actividad material de los hombres para conocer y
transformar la naturaleza y la sociedad. La práctica es efectivamente objetiva,
pero es la actividad social de los hombres como seres de razón. Mientras que la
materia objetivamente existe, por fuera e independientemente de la conciencia
del hombre.
Mao Zedong entonces deforma el contenido de la teoría marxista-leninista del conocimiento. Completamente en oposición de sus «teorizaciones» está entonces la teoría marxista-leninista del conocimiento, que como parte indisociable de la filosofía marxista-leninista posee un contenido muy vasto. Se debe incluir dentro de esta teoría el problema de la fuente y de la base del conocimiento que es la práctica, el problema del proceso dialéctico del conocimiento, el de la verdad objetiva, absoluta y relativa, el de la práctica como criterio de la verdad, etc.
c) Mao Zedong deforma el concepto marxista-leninista de la verdad objetiva, la relación entre la verdad absoluta y relativa, y el problema del criterio de la verdad
El concepto de Mao Zedong de la verdad, de su fuente y de su contenido es una forma de negación de la verdad objetiva. Según la dialéctica-materialista, la verdad objetiva es el saber, que coincide con la realidad objetiva, que no depende ni del hombre ni de la humanidad y se verifica en la práctica. Para Mao Zedong al contrario, el contenido del saber es subjetivo. Para él, la verdad depende de fines que se fijan los hombres, el interés y el provecho que obtienen. Para Mao Zedong, son verdad la teoría, el plan, la directiva que «conduce al fin fijado», que «provocan el éxito», que «producen los resultados esperados». La verdad según él no tiene un contenido objetivo independiente del hombre. Depende del sujeto, los fines y los intereses de los hombres o de los grupos sociales determinados. Este es un concepto pragmático de la verdad, una negación de su carácter objetivo.
c) Mao Zedong deforma el concepto marxista-leninista de la verdad objetiva, la relación entre la verdad absoluta y relativa, y el problema del criterio de la verdad
El concepto de Mao Zedong de la verdad, de su fuente y de su contenido es una forma de negación de la verdad objetiva. Según la dialéctica-materialista, la verdad objetiva es el saber, que coincide con la realidad objetiva, que no depende ni del hombre ni de la humanidad y se verifica en la práctica. Para Mao Zedong al contrario, el contenido del saber es subjetivo. Para él, la verdad depende de fines que se fijan los hombres, el interés y el provecho que obtienen. Para Mao Zedong, son verdad la teoría, el plan, la directiva que «conduce al fin fijado», que «provocan el éxito», que «producen los resultados esperados». La verdad según él no tiene un contenido objetivo independiente del hombre. Depende del sujeto, los fines y los intereses de los hombres o de los grupos sociales determinados. Este es un concepto pragmático de la verdad, una negación de su carácter objetivo.
Tratando de manera metafísica
la relación entre la verdad y el error, Mao Zedong concibe la verdad como
producto y resultado de los errores sobrevenidos en el proceso del
conocimiento:
«Siempre existirán contrarios como lo correcto y lo erróneo. (...)
La verdad se desarrolla en lucha con la falsedad». (Mao Zedong; Discurso ante
la conferencia nacional del partido comunista de china sobre el trabajo de
propaganda, 1957)
Intentando justificar esta
idea, Mao Zedong utiliza su concepto filosófico de: «transformación en su
contrario» de cada cosa. El conocimiento, el saber y la verdad son así, según
él, el resultado de la acumulación cuantitativa ininterrumpida de errores que,
en un momento determinado cuando se acumulan muchos se transforman en su
contrario; es entonces como nace la verdad para él:
«Cuando se ha cometido demasiados errores, necesariamente las
cosas pasan a su lado opuesto. Esto es marxismo. Una cosa se convierte en su
contrario cuando llega al extremo; cuando los errores se han amontonado, no se
hará esperar la llegada de la luz». (Mao Zedong; Algunas experiencias en la
historia de nuestro partido, 1956)
Así según su concepto la
verdad nace del error. Es verdad que los errores son una lección para el
hombre, pero eso es otra cuestión. La fuente del saber del hombre es la
práctica, la realidad objetiva. En el proceso del conocimiento, el hombre
adquiere saber, que tiene el valor de la verdad relativa. El ahondamiento del
proceso del conocimiento tiene como consecuencia el enriquecimiento del
contenido de la verdad. Hay pues una relación dialéctica entre como diría
Lenin:
«La relatividad de todo saber y el contenido absoluto de cada paso
adelante del conocimiento». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Cuadernos
filosóficos, 1915)
En su obra: «Materialismo y
empiriocriticismo» de 1908, Lenin planteó el problema de la relación entre la
verdad absoluta y la verdad relativa:
«1) ¿Existe una verdad objetiva, es decir, puede haber en las
representaciones mentales del hombre un contenido que no dependa del sujeto,
que no dependa ni del hombre ni de la humanidad? 2) Si es así, las
representaciones humanas que expresan la verdad objetiva ¿pueden expresarla de
una vez, por entero, incondicionalmente, absolutamente o sólo de un modo
aproximado, relativo? Esta segunda cuestión es la cuestión de la correlación
entre la verdad absoluta y la verdad relativa». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin,
Materialismo y empiriocriticismo, 1908)
Lenin subraya el carácter
objetivo de la verdad absoluta y de la verdad relativa. Concibe la relación
entre los dos de manera dialéctica. Así como criterio de la diferencia y, al
mismo tiempo, del lazo que existe entre ellas, Lenin toma el ahondamiento, el
grado del resultado del saber, es decir si el saber refleja la verdad objetiva
de golpe, de manera absoluta, o aproximadamente, de manera relativa.
Mao Zedong por otro lado se
coloca sobre las posiciones del relativismo subjetivo. Él se acaba entregando a
una interpretación metafísica del proceso del conocimiento, veamos un apunte:
«En realidad, el único planteamiento teóricamente justo de la
cuestión del relativismo es el hecho por la dialéctica materialista de Marx y
de Engels, y el desconocer ésta conducirá indefectiblemente del relativismo al
idealismo filosófico». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Materialismo y empiriocriticismo,
1908)
Por ello es, que Mao Zedong
cae en el idealismo, y deforma el concepto leninista de la relación entre la
verdad relativa y la verdad absoluta:
«La suma total de las incontables verdades relativas constituye la
verdad absoluta». (Mao Zedong; Sobre la práctica, 1937)
Mao Zedong reemplaza pues, la
relación dialéctica por un lazo externo, no orgánico, o más exactamente divide
esta relación de manera metafísica: para Mao Zedong, la verdad absoluta es una
suma aritmética de las verdades relativas. ¿Cómo Lenin pone y concibe esta
cuestión?:
«De la suma de verdades relativas en el curso de su desarrollo se
forma la verdad absoluta». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin, Materialismo y
empiriocriticismo, 1908)
Subrayando Lenin lo de: «en
el curso de su desarrollo», Lenin exprime el concepto dialéctico del proceso
del conocimiento, de la relación entre la verdad absoluta y la verdad relativa.
El objetivo del conocimiento y su desarrollo sin fin apuntan pues al
ahondamiento y al cumplimiento siempre empujado por la verdad relativa. Este
concepto dialéctico del proceso del conocimiento, de la relación entre la
verdad absoluta y la verdad relativa, está ausente por el contrario en el
concepto maoísta. Al mismo tiempo, Lenin subraya otro aspecto de la unidad de
la verdad absoluta y de la verdad relativa:
«Las verdades relativas son imágenes relativamente exactas de un
objeto independiente de la humanidad; tales imágenes llegan a ser cada vez más
exactas: cada verdad científica contiene, a despecho de su relatividad,
elementos de verdad absoluta». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin, Materialismo y
empiriocriticismo, 1908)
Distinguiéndose del concepto
maoísta; subjetivista, pragmático y metafísico, el concepto leninista concibe
pues, el saber relativo como la verdad objetiva admitiendo la unidad orgánica y
dialéctica de la verdad absoluta y de la verdad relativa.
Lenin subrayaba que no había
la verdad abstracta y que la verdad siempre es concreta. Mao Zedong especula
también sobre ello. La deformación maoísta de esta tesis del
materialismo-dialéctico vuelve a salir claramente de la interpretación
metafísica de lo concreto, del absolutismo del individuo en relación general.
Proclama que el individuo es fundamental, lo transforma en general a todo,
donde arrastra a otros individuos, colocando así a la gente en general bajo la
dependencia completa de lo concreto, del individuo. Mao Zedong considera lo general
como algo abstracto, sin contenido. Por lo tanto de este concepto viene a
afirmar que: «toda cosa extranjera debe ser rechazada», que la experiencia de
otros, generalizada y sintetizada en los libros y en las teorías determinadas
«no es válida». De ese modo, Mao Zedong utiliza sus propios principios
filosóficos erróneos para justificar el curso revisionista seguido tanto en su
política interior como en su política exterior para disimular su alejamiento
total del marxismo-leninismo.
Mao Zedong deforma también la
tesis de la filosofía marxista-leninista sobre la práctica como el criterio
objetivo de la verdad. En su obra: «Sobre la práctica» de 1937, recuerda que la
práctica es el criterio de la verdad, pero solamente hay que subrayar que Mao
Zedong aprecia esta cuestión a partir de posiciones pragmáticas. Para él, la
realidad concreta es siempre tal como el hombre la produce, para él, la
realidad está sometida a la voluntad, a la fuerza humana. Por otra parte, como
criterio destinado a probar si el saber es la verdad o no, si coincide con la
realidad objetiva o no, Mao Zedong utiliza para este fin: el provecho, la
utilidad, el éxito. Este punto de vista maoísta es idéntico al del pragmático
estadounidense William James que decía que: «la verdad es lo que es útil». Así,
según Mao Zedong, para distinguir la verdad de la no verdad, hace falta:
«Aplicar la teoría a la práctica y ver si conduce a los objetivos
planteados». (Mao Zedong; Sobre la práctica, 1937)
Por tanto, es claro que Mao
Zedong niega totalmente la objetividad de la verdad.
La práctica, como criterio
objetivo de la verdad, demuestra si los conocimientos adquiridos coinciden o no
con los propósitos y la realidad objetiva. Como decía Marx: «es en la práctica
donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y el
poderío, la terrenalidad de su pensamiento». Pero según Mao Zedong, que el
conocimiento sea verdadero o no, esto no es determinado por el hecho de que
coincida con la realidad objetiva o no, sino por el hecho de que conduzca: «a
los éxitos deseados». La comprobación de los conocimientos por Mao Zedong
consiste en el hecho de saber si:
«Estas ideas, teorías, planes o proyectos a la práctica del mismo
proceso objetivo alcanzan los objetivos planteados». (Mao Zedong; Sobre la
práctica, 1937)
Afirma que si logramos el
éxito que esperábamos –independientemente del hecho de que los conocimientos
fueran verdaderos o no–, las ideas, teorías, planes o proyectos etc. entonces
eran ciertos, verdad. Pero, una ideas, teorías, planes o proyectos determinados
pueden ser deseables y útiles para un hombre determinado o un extracto social
determinado y no ser verdad ni tener un carácter objetivo. De igual modo que
una teoría verdadera puede no dar a lugar en un punto a resultado útil para un
hombre o una clase determinada, y aun así esto no probaría que los
conocimientos, teorías, y demás seguidos no hubieran coincidido con la realidad
objetiva. Esto puede ser probado por la práctica. Por todo esto la lógica
pragmática de Mao Zedong es una forma de justificación para sus
«teorizaciones», así como también por otro lado, de sus prácticas contrarrevolucionarias
frente a las clases explotadoras. Esto se encuentran en su política oportunista
y pragmática seguida por él y que hoy en día es seguida aún por la dirección
revisionista china.
Cuando los conocimientos, la
teoría, un punto de vista determinado refleja correctamente la realidad
objetiva, cuando la práctica prueba la veracidad de su contenido, entonces el
éxito en la actividad humana sobreviene de este modo:
«Para el materialista, el «éxito» de la práctica humana demuestra
la concordancia de nuestras representaciones con la naturaleza objetiva de las
cosas que percibimos». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Materialismo y empiriocriticismo,
1908)
Mientras que para Mao Zedong
el «éxito» es el criterio que distingue lo verdadero de lo falso:
«En general, los que resultan bien son adecuados, y los que
resultan mal son erróneos». (Mao Zedong; ¿De dónde provienen las ideas
correctas?, 1963)
Para Mao Zedong, los hechos
cobran una gran importancia como portadores de la verdad. Lo que produce un
resultado, como dice, que contiene la verdad. Si se juzga de esa manera, hay
que entonces suponer que para el mismo objeto, el mismo fenómeno o la misma
acción existen varias verdades. Es pues una barbaridad y una conclusión errónea
contraria a lo que prueba la vida y la ciencia, contrario al análisis de la
filosofía marxista-leninista sobre la verdad y la práctica, y su criterio
único.
El concepto maoísta de esta
cuestión se refleja en todo su esplendor en la línea política de los
revisionistas chinos que toman por criterio de la verdad las ideas de Mao
Zedong. Según ellos, cada tesis, cada acción que no coincide con las ideas de
Mao Zedong no es justa, no es marxista, es contrarrevolucionaria. Así, la
cuestión se pone de esa manera: conocimientos, tesis, puntos de vista son
verdad si corresponden a las ideas de Mao Zedong; son erróneos cuando son
contrarios. Para los revisionistas chinos:
«La actitud a adoptar hacia las ideas de Mao Zedong, su aceptación
o negativa, ese hecho a favor o en contra, constituyen una piedra de toque que
distingue a los verdaderos revolucionarios de los contrarrevolucionarios, el
marxismo-leninismo del revisionismo». (Jifanjibao; el 7 de junio de 1966)
Tomemos otro ejemplo:
«Aprobamos y sostenemos, todo lo que concuerde con las ideas de
Mao Zedong». (Hongqi, n° 8; 1967)
¡Según ellos, aquel que
sostiene las ideas de Mao Zedong, aquel que sostiene la política y la actitud
china: «está sobre la vía justa» y tiene la verdad de su lado!
Las ideas de Mao Zedong no
tienen nada en común con marxismo-leninismo, con la verdad. Es más, como
llevamos comprobando desde hace ya rato, son opuestas. Esto es un aspecto de la
cuestión. El concepto de los revisionistas chinos que presentan las ideas de
Mao Zedong como el criterio de la verdad es subjetivista, es una negación
abierta de la tesis materialista-dialéctica sobre el criterio objetivo de la
verdad, sobre la práctica como el criterio de ésta, así lo expresaba
magníficamente Marx:
«Es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad,
es decir, la realidad y el poderío, lo terrenal de su pensamiento. El litigio
sobre la realidad o irrealidad de un pensamiento que se aísla de la práctica,
es un problema puramente escolástico». (Karl Marx; Tesis sobre Feuerbach, 1845)
Las ideas, las teorías no
pueden servir como criterio de la verdad. Provienen de la práctica y se
verifican en la práctica. Es cierto que este último no puede probar la
veracidad de la representación humana en un momento dado, pero al final sigue
siendo el criterio absoluto de la verdad. Mejor dicho el criterio objetivo de
la práctica como diría Lenin es un medio poderoso para:
«Sostener una lucha implacable contra todas las variedades del
idealismo y del agnosticismo». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Materialismo y
empirio-criticismo, 1908)
El criterio de la verdad
sufre una clara distorsión entre manos de los revisionistas chinos, a la hora
de la evaluación de las ideas y posiciones particulares no sólo en la actitud
hacia el pensamiento de Mao Zedong, sino también con respecto a China, al
Partido Comunista de China, así como con respecto a aquellos a los que China
llama sus enemigos, incluso si son solo temporales. Para Mao Zedong y los
revisionistas chinos pensamiento actual o acción correcta es la que expresa su
pleno apoyo al grupo maoísta, en resumen al Partido Comunista de China. Tal
criterio demuestra el pragmatismo insistente de Mao Zedong y los dirigentes
chinos actuales que siempre aspiraron a la hegemonía y a la expansión, a las
alianzas y a los compromisos oportunistas contrarrevolucionarios, con el fin de
la transformación de China en una gran superpotencia.
Subrayemos para concluir que
no hay nada de nuevo nada original en la teoría maoísta del conocimiento, que
está en desacuerdo completo con la teoría marxista-leninista del conocimiento.
La «teoría» maoísta del conocimiento ha sido amontonada uniendo de manera
ecléctica conceptos extractos prestados: de la teoría marxista-leninista del
conocimiento, del materialismo premarxista, de la filosofía idealista y del
pragmatismo. No hay que asustarse pues, que estas ideas anti-marxistas
sirvieran en su día y continúen sirviendo hoy también a los revisionistas
chinos para su política contrarrevolucionaria interior y exterior». (Vasillaq Kureta; La esencia antimarxista de
las concepciones filosóficas del pensamiento Mao Zedong, 1984)
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