sábado, 13 de junio de 2015

La cuestión del Estado burgués a la luz del leninismo


«Lenin nos dice en su obra: «El Estado y la revolución» de 1917 que la mayoría de maquinarias estatales tienen como características institucionales, a la burocracia y el ejército permanente. Estos cuerpos están asociados con la clase dominante, la burguesía, y Lenin dice:

«La experiencia de todo obrero revela estos vínculos de un modo extraordinariamente evidente y sugeridor. La clase obrera aprende en su propia carne a comprender estos vínculos, por eso, capta tan fácilmente y se asimila tan bien la ciencia del carácter inevitable de estos vínculos, ciencia que los demócratas pequeño burgueses niegan por ignorancia y por frivolidad, o reconocen, todavía de un modo más frívolo, «en términos generales», olvidándose de sacar las conclusiones prácticas correspondientes». (Vladimir Ilich Uliánov; Lenin; El Estado y la revolución, 1917)

¿Qué evidencias de veracidad podemos encontrar en las palabras de Lenin en el pleno desarrollo de la sociedad y la historia de los últimos meses? Los lacayos en Italia, las criaturas instruidas el asesinato en Francia y el derramamiento de sangre de la clase obrera a cuenta de una policía que protege el sistema de las democracias occidentales. En Inglaterra, el autodenominado «gobierno de los trabajadores» prohíbe la celebración de la fiesta de todos los trabajadores de todo el mundo celebrada el primero de mayo, y los héroes que se manifiestan hoy para una cosa tan terrible como la «paz», son dispersados a golpes bastones policiales, y son conducimos a la cárcel.

Lenin comentaba que:

«A través de todas las revoluciones burguesas vividas en gran número por Europa desde los tiempos de la caída del feudalismo, este aparato burocrático y militar va desarrollándose, perfeccionándose y afianzándose. En particular, es precisamente la pequeña burguesía la que se pasa al lado de la gran burguesía y se somete a ella en una medida considerable por medio de este aparato, que suministra a las capas altas de los campesinos, pequeños artesanos, comerciantes, etc., puestecitos relativamente cómodos, tranquilos y honorables, que colocan a sus poseedores por encima del pueblo. (...) Y en particular el imperialismo, la época del capital bancario, la época de los gigantescos monopolios capitalistas, la época de transformación del capitalismo monopolista en capitalismo monopolista de Estado, revela un extraordinario fortalecimiento de la «máquina del Estado», un desarrollo inaudito de su aparato burocrático y militar, en relación con el aumento de la represión contra el proletariado, así en los países monárquicos como en los países republicanos más libres». (Vladimir Ilich Uliánov; Lenin; El Estado y la revolución, 1917)

Estas persecuciones del proletariado, y en especial su vanguardia consciente, el partido Comunista, se lleva a un ámbito diferente y diferentes formas. (...)

Teniendo en cuenta la evolución sólo en los últimos meses, no podemos menos que admirar, la experiencia de post-febrero de la revolución en 1917 en Rusia, donde Lenin concluye:

«De aquí la necesidad, para todos los partidos burgueses, incluyendo a los más democráticos y «revolucionario-democráticos», de reforzar la represión contra el proletariado revolucionario, de fortalecer el aparato de represión, es decir, la misma máquina del Estado. Esta marcha de los acontecimientos obliga a la revolución «a concentrar todas las fuerzas de destrucción» contra el poder estatal, la obliga a proponerse como objetivo, no el perfeccionar la máquina del Estado, sino el destruirla, el aplastarla». (Vladimir Ilich Uliánov; Lenin; El Estado y la revolución, 1917)

Esto nos lleva a la cuestión de si el proletariado necesita el Estado, cuáles son sus formas y funciones. Este problema se resuelve con claridad en la teoría y Lenin: 

«Las clases explotadoras necesitan la dominación política para mantener la explotación, es decir, en interés egoísta de una minoría insignificante contra la mayoría inmensa del pueblo. Las clases explotadas necesitan la dominación política para destruir completamente toda explotación, es decir, en interés de la mayoría inmensa del pueblo contra la minoría insignificante de los esclavistas modernos, es decir, los terratenientes y capitalistas». (Vladimir Ilich Uliánov; Lenin; El Estado y la revolución, 1917) (Josef Horn; Discurso en la Asamblea Nacional de la República de Checoslovaquia, 17 de mayo de 1950)

Anotación de Bitácora (M-L):

A la última frase de Lenin, podríamos añadir la reflexión que le sigue en la obra:

«Los demócratas pequeño burgueses, estos pseudosocialistas que han sustituido la lucha de clases por sueños sobre la armonía de las clases, se han imaginado la transformación socialista también de un modo soñador, no como el derrocamiento de la dominación de la clase explotadora, sino como la sumisión pacífica de la minoría a la mayoría, que habrá adquirido conciencia de su misión. Esta utopía pequeño burguesa, que va inseparablemente unida al reconocimiento de un Estado situado por encima de las clases, ha conducido en la práctica a la traición contra los intereses de las clases trabajadoras, como lo ha demostrado, por ejemplo, la historia de las revoluciones francesas de 1848 y 1871, y como lo ha demostrado la experiencia de la participación «socialista». (Vladimir Ilich Uliánov; Lenin; El Estado y la revolución, 1917) 

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